lunes, 21 de agosto de 2017

Niños de Ciudad: Capitulo IX

Capitulo IX: Él no podía ser el hijo de ese hombre y no lo iba a aceptar.

Todo debía tratarse de una confusión.

De una horrible y fea confusión.



―¡De ninguna manera lo hare y no hay nada que puedas hacer para convencerme!

Yoochun declaró decidido al colocar los platos de su cena en el fregadero y voltearse para enfrentar a su Hyung. La idea de Jaejoong de irse de la ciudad junto a Yunho era una locura. ¿Desde cuándo Jaejoong aceptaba dejar tan tranquilamente su pandilla? Lo más importante: ¿Desde cuándo Jaejoong estaba tan comprometido con ese chico Yunho? ¿Tanto así era el… “amor” que se decían tener? Dios, Yoochun no podía entender como Jaejoong había cambiado tanto de parecer desde que conoció a Yunho. Ahora parecía otra persona.

―Por favor Yoochun no te lo pido, te lo ruego, tienes que venir con nosotros. ―Jaejoong le suplicó mientras entraba a la cocina, acompañado por un muy callado Junsu, quien había optado por quedarse en silencio ante la discusión de sus hyungs. Esto no parecía llegar a una solución temprana.  

―¿Y a dónde iremos Hyung? A chicos como nosotros no nos dan trabajo, no podremos pagar ni siquiera una habitación para los cinco. ¿Dónde piensas que viviremos?

―Yunho dijo que él conseguiría una posada. Él es de Gwanju, si no supiera lo que está diciendo no me lo habría propuesto.

―¡Ni siquiera lo conozco! Ni Junsu ni yo hemos convivido con Yunho para confiar en él, mucho menos para dejar todo y escapar a otra ciudad por su capricho.

―¡No es un capricho! Y yo si lo conozco y sé que debo confiar en él. Por favor Yoochun, debes creer. Si no confías en él, por lo menos confía en mí. Tú eres como un hermano para mí.

―Yo confió en ti y te conozco también, lo suficiente para saber lo precipitado que a veces eres. ―Yoochun explicó y se giró para lavar el plato que había dejado anteriormente. ―No entiendo porque la necesidad de irnos. Aquí estamos bien, comemos tres veces al día, tenemos agua y un techo para dormir en la noche…

―Por favor Yoochun aquí no estamos bien. Trabajamos día a día y no podemos disfrutar ni la mitad del dinero que conseguimos. Si vamos con ellos quizá nuestra vida mejore.

―¿Mejore para qué? ¿Para vivir en la calle? No seas iluso Jaejoong, hemos podido subsistir gracias a la ayuda que nos da el jefe.

―Eso es una mentira y tú lo sabes bien. El jefe no nos acobija para hacer su buena acción del día, solo nos quiere para recaudar el dinero que él no se esfuerza en ganar.

―¿Y desde cuando piensas así del jefe? ¿No eras tú el que lo alababa y lo defendía cada vez que podía?

―¿Y no eras tú el que lo despotricaba a cada rato? ¿No eras tú el que se vivía quejando de él?

―Estas cambiando de tema Jaejoong. Tal vez el jefe no sea santo de mi devoción, pero aun así puedo reconocer que desde que estoy con él mi vida ha sido mucho más fácil. Ahora, respóndeme lo que te pregunte: ¿Desde cuándo cambiaste de opinión?

―Desde que me di cuenta que el jefe solo es… un mentiroso. ―Jaejoong de repente cerró la boca, recordando todas las veces que el jefe le había dicho lo especial que era o lo mucho que lo quería. Todas esas palabras de afecto solo fueron tácticas para mantenerlo a su lado. Nada de eso fue verdad, por años había estado engañado. Pero ya no más. Ya no estaba dispuesto a caer en sus manipulaciones.

―Jaejoong-ah…

De repente Junsu habló detrás de él, colocando una mano en su hombro para que se girara a verlo. ―¿Tu ya no sientes nada por el jefe?

Jaejoong bajo la cabeza. ―No Junsu, ya no. Ahora solo quiero irme de su lado.

―Pero tú estabas tan enamor…

―Junsu no quiero recordarlo, por favor.

―Y hablando del jefe… ¿él sabe de esta loca idea tuya? ―Yoochun volvió a retomar la conversación, no prestando mucha atención a la extraña intervención de Junsu.

―¡Claro que no! ―Jaejoong abrió los ojos como platos. ―Si se entera de que queremos irnos no nos dejara. Puede ser que nos encierre o… que intente algo contra Yunho.

―Pues no se enterara porque no haremos nada. Me quedare aquí, Junsu se quedara aquí, y todos nos quedaremos aquí. No seré parte de este estúpido plan.

Dando punto final a su disputa, Yoochun salió de la cocina dejando a un muy malhumorado Jaejoong, quien solo suspiró profundo y conto hasta diez para que la frustración se le pasara. Sabía que convencer al cabeza dura de Yoochun no iba a ser tarea fácil, sin embargo nunca se imagino que fuera así de complicado. Si a la larga no podía persuadirlo, el plan que tenia con Yunho no podría realizarse puesto que, como se lo había dicho, eran todos o ninguno. Por años Junsu y Yoochun habían sido sus amigos, sus compañeros de aventuras, sus hermanos. No podía ser capaz de irse y dejarlos solos. Eso era impensable.

Pero Yoochun tampoco cooperaba.

Esto se estaba convirtiendo cada vez más en un dolor de cabeza.

―Jaejoong…

Junsu lo llamó algunos minutos después y Jaejoong intentó calmarse, devolviéndole la mirada. ―¿Qué pasa Junsu?

―Yo no creo que la idea sea una estupidez. En realidad me parece lo más conveniente que podemos hacer ahora. ―Dijo con cuidado, como si tuviera miedo de hacer estresar mas a Jaejoong.

―Gracias, me alegra que tu si lo puedas entender. ―Jaejoong le respondió con una sonrisa tibia y extendió su mano para acariciar la cara de su amigo. ―En verdad no quería ponerlos en esta situación, pero las cosas van a salirse de control y es mejor que estemos fuera de todo esto.

―Supongo. ―Reflexionó Junsu. ―Aunque no puedo negar que me da algo de miedo. Lo que Yoochun dice es verdad; ahora tenemos un hogar porque el jefe nos deja quedar en esta casa, pero si vivimos por nuestra cuenta…

―Junsu-ah, no tienes de que preocuparte. Yunho y yo trataremos de trabajar duro para que no tengamos que dormir en la calle. Veras lo bueno que será vivir juntos, sin nadie que nos limite ni nos diga que hacer. Solo estaremos los cinco: Yunho, Changmin, Yoochun, tú y yo… ¡ah! y Yunjae. ―Jaejoong le reconfortó y luego se aproximo para envolverlo en sus brazos, apretándolo con fuerza para que las angustias de Junsu cesaran. Debía admitir que al principio también se sintió algo escéptico de seguir con ese plan, sin embargo las palabras de Yunho le habían asegurado que todo saldría bien.

Nada podría interponerse en su camino.

A no ser que…
El reconfortante abrazo terminó cuando el jefe entró a la cocina para cerciorarse que todos los chicos hubieran dejado limpio su plato de la cena. Odiaba con fervor la suciedad, claro, cuando no la tenía que limpiar él. ―¿Qué es esto? ―Preguntó al señalar los platos de Jaejoong y Junsu que aun no habían sido lavados.

―En seguida señor.

Junsu se dirigió con rapidez al fregadero y Jaejoong solo se quedo de pie, algo resistente de querer cumplir tan diligentemente la orden. Observó como el jefe se le acercó y puso su mano sobre su hombro.

―Joongie no te note en la cena, estuviste muy callado.

Jaejoong permaneció en silencio. No quería cruzar palabra con el sujeto.

―¿Qué dices Joongie? ~ ¿Quieres dormir conmigo en mi habitación hoy? ―El jefe le susurró al oído provocando que Jaejoong temblara e inevitablemente recordara el beso de aquella noche en la habitación.

Una corriente fría le recorrió la espalda.

―No… ―Alejándose de su toque, Jaejoong se situó al lado de Junsu y comenzó él también a lavar su plato, con ansias de verse ocupado para que el jefe no tuviera oportunidad de seguir molestándolo. Junsu terminó primero y cuando esperó que Jaejoong lo hiciera para poder subir ambos al dormitorio, el jefe se interpuso entre él y su hyung, diciéndole: “Ve a dormir Junsu, necesito un tiempo a solas con Joongie”.

Junsu lució algo vacilante, sin embargo no objeto nada y se marchó, no sin antes voltear a ver a su hyung quien parecía no querer que lo dejaran solo. En cuanto Junsu salió de la cocina, Jaejoong sintió la mano fría de su jefe acariciarle la espalda por debajo de su remera. Intentó eludirlo pero el hombre se le acercó más, no dejándole escapatoria esta vez.

Sin querer permitir que eso avanzara, Jaejoong se volteo y coloco una mano en el estomago del jefe para crear distancia entre sus cuerpos. ―¿Qué es lo que quiere conmigo? ―Preguntó firme aunque por dentro se estuviera muriendo de los nervios.

El jefe, quien había estado con su usual sonrisa ladina, de repente se puso muy serio. ―Creí que tú eras el que quería algo conmigo.

¿Eh? ¿El jefe se acordaba? ―¿Acaso recuerda... lo que le dije esa noche?

―Si lo recuerdo Joongie. Lo recuerdo muy bien.

―Usted se burlo de mí.

―Estaba borracho.

―Aun así… ―Jaejoong cayó en cuenta que no tenía sentido tener esa discusión; así que se giró de nuevo, terminó de lavar su plato y se dispuso a irse. ―Disculpe. ―Se excusó y cuando estuvo a punto de marcharse, el jefe lo acorraló contra el mesón y lo tomo de sus mejillas para volver a besarlo.

“Oh no, no de nuevo” Jaejoong apretó su boca, no queriendo que el hombre volviera a hacer de las suyas, y cuando pensó que los labios del jefe aterrizarían sobre los suyos, una pequeña cosa hizo que la atención del jefe se desviara de su boca a su cuello.

“Ese collar”

Con brusquedad el jefe tomó la cadena que Jaejoong llevaba puesta y la miró con una incredulidad en sus ojos que hizo confundir al más pequeño. ―¿Por qué tienes esto? ―Le reclamó ahora con un tono de voz más grave. El “seductor” hombre de hace unos segundos había quedado en el olvido.

Jaejoong se aclaro la garganta. ―Lo encontré. ―Mintió. Por supuesto no podía decir que era un regalo de Yunho.

―¿Dónde?

―Estaba tirada en la calle.

El jefe se lamio su labio, indicio de que estaba pensando profundamente. Jaejoong pensó que el jefe dejaría el asunto ahí, mas sin embargo lo que paso después fue que el hombre le arranco la cadena del cuello y se la guardo en el bolsillo superior de su camisa de rayas.

Jaejoong gritó por esa acción. ―¡Oiga! ¡¿Qué hace?!

―Sabes que todo lo que tengan, así lo encuentren, deben dármelo a mí.

―¡Pero no es justo, yo la encontré!

―¡Son las reglas Jaejoong, tú no puedes tener esto!

―¡No!

Sin importarle que fuera su jefe, Jaejoong se le abalanzó e intentó sacar la cadena de su bolsillo. Ese era un regalo muy especial de Yunho que además había pertenecido a la difunta madre de este; no se lo iba a dejar quitar. Su jefe no ganaría esta vez.

―¡Jaejoong, detente!

―¡No, devuélvamelo! ¡Es mío!

Jaejoong trató de amortiguar al hombre, pero antes de que pudiera hacerlo, el más grande lo tomo de su remera y le dio una fuerte cachetada, haciéndole perder el equilibrio y aterrizar sobre una pila de platos que estaban acumulados uno sobre otro en el borde del mesón. El cuerpo de Jaejoong reboto contra los platos, provocando que estos cayeran al suelo y se rompieran en mil pedazos.

Algo aturdido por el golpe, Jaejoong se levanto del piso, dirigiendo la mirada a su mano. Un pedazo de cerámica lo había alcanzado a cortar. Estaba sangrando. En todos sus años de vivir junto al jefe, este nunca se había atrevido a golpearlo. Lo hacía con otros chicos… pero no con él.

Nunca con el más especial.  ―¡¿Por qué es tan cruel?! ―Jaejoong le gritó con furia reprimida. Estaba a una gota de explotar.

―¿Cruel? ¿Crees que soy cruel? ―El jefe soltó una carcajada. ―No soy cruel, yo te salve la vida Jaejoong. Yo te rescate de las calles, yo me encargue de ti cuando eras solo un pequeño. Nadie más te quiso, solo yo. Me debes la vida por eso. ―El jefe remarcó esas últimas palabras como si en verdad creyera que Jaejoong debía rendirle gratitud por su inmenso “sacrificio”. ―No entiendo porque te estás comportando así, pero sea lo que sea, nunca debes olvidar que ahora estas aquí por mi ayuda.

Sin mí, tú no eres nadie.

Jaejoong se mordió la lengua ante esas palabras. La parte más débil de si mismo le decía que era cierto.

Pero su parte más fuerte proclamaba que no debía creer en sus humillaciones.

―Deberás trabajar el doble para pagar esos platos que acabas de romper, por ahora quiero todo recogido y ni una palabra de esto a los demás ¿Entendido? ―Azotando la puerta, el jefe dejó a Jaejoong de pie, con los puños marcados y con la rabia queriendo salir de su interior.

A continuación, el jefe subió las escaleras y cuando llego a su habitación lo único que hizo fue apoyarse contra su tocador, sintiendo una sensación de incertidumbre en su cuerpo que no había sentido en mucho tiempo. 

“¿Cómo? ¿Cómo es que ese chiquillo tenia…?” El jefe meditó en su cabeza al sacar de su bolsillo la cadena que le había quitado. No era posible; no era posible que después de tantos años Jaejoong tuviera aquel regalo que él le había dado a aquella mujer hace tanto tiempo. Jamás se la había visto antes, esta era la primera vez que lo veía con esa cadena. Debió haberla conseguido recientemente y de ser así, entonces… ¿Se había visto con ella? No, debía tratarse de una coincidencia. Si, tal vez Jaejoong decía la verdad y se la había encontrado tirada en la calle. Después de todo ¿Qué probabilidad había de que hubiera encontrado con ella? ¿Con esa mujer? Ninguna.

Algo más relajado por esa suposición, el jefe metió la cadena en un cofre que mantenía en su tocador, y se sentó en su gran sillón, prendiendo otro de sus cigarros; no queriendo dejar que sus paranoias le amortiguaran la cabeza.

Sin embargo había algo que no podía negar: la imagen de Jaejoong con la cadena puesta de aquella mujer, fue como si hubiera abordado un tenebroso viaje al pasado.

Como si la hubiera visto una vez más.


..



La mañana siguiente Jaejoong trató de esquivar a Yunho tanto como le fue posible. No quería que se diera cuenta que no tenía la cadena de su madre y por consiguiente, se enojara por eso. Se sentía culpable; culpable de no haber sido más cuidadoso o más insistente de haberla recuperado. Si hubiera sido más precavido, el jefe no habría visto la cadena. Si hubiera sido más fuerte, la habría podido recuperar. Que idiota había sido.

Su plan de esconderse no duro mucho porque Yunho de inmediato noto que no tenía la cadena al acorralarlo en la esquina de un callejón para una rápida sesión de besos.

―¿Quién te la quito?

Fue lo primero que Yunho preguntó. Sabía que no podía ser posible que Jaejoong hubiera sido solamente descuidado y la hubiera perdido. Si no la tenía seguramente era porque alguien se la había arrebatado.

―El jefe. ―Jaejoong confesó luego de un rato.

Al oír eso Yunho tomó una respiración profunda y paso su mano por entre las fibras de su cabello. Definitivamente ese hombre se estaba metiendo en terreno peligroso. ―¿Por qué lo hizo?

―No nos deja tener cosas valiosas. Ni siquiera algo mínimo. Cree que todo debe ser de su propiedad.

―¡Misera…!

―Pero ya sé cómo recuperarla. ―Jaejoong interrumpió.  

Yunho frunció el ceño. ―¿Cómo?

Jaejoong miró a ambos lados, cerciorándose que nadie los estuviera vigilando. ―El jefe nunca está en la casa en el día. Podemos entrar a su habitación, buscar la cadena y tomarla de nuevo.

―¿Tienes permiso de entrar a su habitación?

―Por supuesto que no. Es prohibido, pero si él no está, no se dará cuenta.

Ok, había algo de este plan que no sonaba bien para Yunho. Quizá presentía que no sería del todo seguro, pero nada más podían hacer si querían recuperar la cadena y restituir el honor de Jaejoong. Tenían que arriesgarse para poder ser ellos quienes se burlaran de la insolencia de ese hombre. A Yunho no le quedaba de otra que aceptar. ―Bien, ¿Cuándo iremos?

―Ahora mismo.

Tomando su mano, Jaejoong no le dio tiempo a Yunho de asimilar la propuesta porque de un solo jalón lo llevo por entre las calles hasta la puerta principal de su residencia. Antes de entrar, se aseguraron primero de que la casa estuviera vacía y para su suerte, hoy era un día muy agitado, por lo cual no había posibilidad de que alguno de los demás chicos estuviera en casa.

Teniendo luz verde, entraron a la residencia y no esperaron en subir por las escaleras que conducían a la habitación principal. Luego, utilizando un alambre, abrieron la puerta del dormitorio y se metieron de inmediato a esta.

Al entrar en la habitación del jefe Yunho no pudo evitar sentir un malestar en el estomago. Esa habitación definitivamente no era la de una persona pobre, de hecho ni parecía ser parte de la misma casa. Mientras que los chicos debían conformarse con una vivienda digna de un mendigo; el jefe vivía como un rey. Tecnología de alta gama, sillones recubiertos de terciopelo, un televisor gigante… era como si en el mismo lugar convivirían dos mundos opuestos: el de la miseria y el de la acumulación. Yunho no podía creer como existía alguien tan egoísta, sabiendo que los que lo rodeaban aguantaban necesidad.

―Esto es absurdo.―Yunho expresó al recorrer la habitación.―En serio no puedo creer como tiene a tantos chicos bajo su mando. Como los tiene idiotizados.

Jaejoong llego a su lado. ―Yo era así, yo estaba idiotizado por su encanto.

 “¿Encanto?” Yunho pensó.

―Me refiero a que… yo creía que él era la persona más buena del mundo por ofrecerme su ayuda. Creía que era alguien a quien debía ofrecerle mi mayor lealtad. Pero ya no es así. Ya no voy a seguir en su juego.

Con una decisión que Yunho nunca le había visto en los ojos, Jaejoong se dirigió al baño y tomo el balde que en anteriores veces había usado para lavarle los pies a su jefe. Recolectó un poco de agua en el y luego se dirigió al televisor. Lo que sucedió después fue que Jaejoong vertió todo el contenido del balde sobre el aparato.

Yunho abrió los ojos. ―¡¿Qué haces?! ―Inquirió mientras se le abalanzaba para detenerlo. ¿Acaso había perdido la cabeza?

Jaejoong se comenzó a reír. ―¿No sería gracioso que el jefe llegara y encontrara todas sus cosas dañadas?

―Nada de eso, vinimos por la cadena.

―Yunho pero no es justo. No es justo que él siga disfrutando de las cosas que consiguió con nuestro esfuerzo.

―¿Y qué planeas hacer, eh? ¿Destrozar la habitación?

Ante la pregunta, Jaejoong se mordió el labio, mostrando esa sonrisa de picardía que a veces usaba cuando tenía una idea en mente. Dejo el balde a un lado, tomando esta vez unas botellas de loción y rociándolas sobre el equipo de sonido. Luego agarró uno de los cojines de la cama y lo comenzó a estrellar contra una pared, provocando que se salieran todas las plumas y que por lo tanto toda la habitación quedara hecha un chiquero. Desocupo envases y restregó el contenido sobre las cortinas. Finalmente pintó con sus dedos un mensaje insultante en uno de los espejos de piso. 
Jaejoong no recordaba la última vez que se hubiera divertido tanto haciendo una de sus diabluras. Tal vez había madurado tanto viviendo la dura vida en las calles que ya no sentía esa efusividad que los chicos de su edad debían sentir.

Desde que Yunho llegó a su vida había aprendido de nuevo a divertirse.  

―Jaejoong-ah tenemos que buscar el collar, debemos apurarnos. Además, entrar sin permiso a la habitación es una cosa, pero esto ya es demasiado. ¿Qué pasaría si se entera que fuiste tú?—Yunho advirtió rato después sintiéndose un tanto alarmado por el comportamiento revoltoso de Jaejoong. Sabía que Jae estaba herido, pero no se imagino que sería capaz de hacer todo eso. Si seguía así, no saldrían de ahí sino hasta llegada la noche.

Pero Jaejoong no iba a parar. Tanto tiempo se había pasado el descaro de su jefe que ya no iba a ceder más. La noche anterior el jefe se había atrevido a golpearlo, a tratarlo de menos; hoy se las cobraría. ―No hay prisa Yunho-yah, hoy es viernes, el jefe no llega sino hasta pasada la media noche. ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo que nos descubra en su habitación? ―Jaejoong saltó a  la cama, sentándose sobre sus pantorrillas. ―♩♬ Yunho tiene miedo, Yunho tiene miedo ♩♬ ―Canturreó, disfrutando enormemente la cara de disgusto que Yunho ponía por sus burlas.

―No le tengo miedo, ni un poco.

―Demuéstramelo. ―Jaejoong se cruzo de brazos. ―¿Qué serias capaz de hacer?

Yunho no dijo nada, en su lugar se acercó a la cama y se sentó al lado de Jaejoong quien ya estaba completamente acostado sobre el colchón. ―¿Qué serias tu capaz de hacer? ―Le devolvió la pregunta.

Jaejoong sonrió vagamente. ―¿Una travesura de verdad?

―¿Qué clase de travesura?

―Pues… ―Dudoso, Jaejoong tomo el borde de la camisa de Yunho, incitándolo a que se recostara encima. ―¿Un beso?

Yunho suspiró profundo. ―Bien. ―Acercando su rostro, el moreno tomó los labios de Jaejoong y los chupo de tal manera que hizo que al otro estremecerse por el contacto. Aunque ya se hubieran besado miles de veces, la sensación seguía siendo emocionante.

Pero más emocionante era lo que Jaejoong tenía en mente. ―Yunho, ¿Y si…?

Por su expresión, Yunho pudo suponer a que se quería referir. ―¿Quieres que…?

―Solo una vez, ¿Si?

―No, no Jaejoong, ya te dije que no debemos demorarnos.

―No seas aburrido. Nadie se va a enterar. ¿No sería divertido? Tu… haciéndome el amor mientras yo gimo… sobre esta cama…

Yunho no podía negar que la propuesta era tentadora. El jefe no estaba, la habitación estaba a su disposición… sería como una especie de venganza. Por todo lo que le había hecho a Jaejoong. Por la intranquilidad que le había causado a él. ¿Qué mejor forma de  hacerlo si no era en su cama? Sería como una humillación, una burla y ellos dos lo disfrutarían.

Ambos se le burlarían en su territorio.

―Ok, pero solo una vez ¿De acuerdo?

―De acuerdo. ―Jaejoong asintió feliz y no espero para bajarse los pantalones, bajándole los pantalones a Yunho en el proceso. Luego se acomodo sobre los numerosos cojines de la cama y abrió las piernas. Si iban a hacerlo tenía que ser rápido, no había tiempo para juegos previos. Yunho se coloco enfrente de él sobre sus rodillas y miro ese agujero apretado que anteriormente había reclamado como suyo.

La realización de lo que iban a hacer lo golpeo como una ola. —¿Enserio quieres hacer esto… aquí? ¿Justo aquí? —Le preguntó con una sonrisa, ahora más divertido que preocupado.  

Jaejoong se lamio el labio. —Solo házmelo.

—Estás loco. —Yunho le planto un beso en la boca, volviéndose a posicionar entre sus piernas. Miró otra vez el agujero rosado, sintiéndose algo indeciso. A pesar de que luego de su primera vez lo habían hecho un par de veces más, aun Yunho no estaba seguro de cómo follar a Jaejoong sin lastimarlo. Esta vez, pese al apuro, quería ser más cuidadoso.

Queria que Jae disfrutara al máximo.  

Dirigió su mirada entonces a una de las mesas de noche, notando que había una especie de ungüento puesto en ella. Suponiendo que serviría, Yunho la cogió y la esparció tanto en la extensión de su pene ya erecto como en la entrada de Jaejoong. Jaejoong se rió agitado al sentir los dedos largos de Yunho masajeando su ano. Esa sensación de cosquillas, incomodidad, ansiedad, lujuria y vergüenza volvieron a él.

Hacer el amor era tan extraño.

Pero tan emocionante a la vez.

―Vamos metete Yunho. ―Jaejoong suplicó mientras pasaba sus brazos por debajo de sus rodillas para elevar su trasero. Quería experimentar de nuevo la sensación de ser penetrado y el movimiento de su cuerpo rebotando contra el de Yunho.

Lento pero seguro, Yunho se apoyo en los muslos posteriores de Jaejoong y empezó a enterrar su pene, deteniéndose cuando por fin estuvo todo dentro. Jaejoong jadeo por la intrusión, luchando contra su cuerpo para poder relajarse y por ende, poder sentir más placer.

El vaivén comenzó luego de unos minutos; primero despacio y luego tomando un ritmo constante. El colchón se hundió con el peso de los cuerpos, la cama rechinó y tanto Yunho como Jaejoong gimieron por el placer que estaban sintiendo. Yunho abrazo completamente  a Jaejoong para poder penetrar más rápido y este lo recibió entre sus brazos, ubicando sus manos en los glúteos del más alto para poder alentarlo.

―Yunho, mas fuerte… ―Le susurró al oído. Yunho aumento de velocidad. ―Me siento tan lleno…uhm…

―Jae… se siente tan rico…

―Umh si…

―¿No quieres a nadie… más cierto?

―No…

―¿Ni a él? ―Yunho preguntó de la nada. Ni sabia porque preguntaba eso, tal vez el hacer el amor lo tenía tan embriagado que ya no pensaba lo que decía.

Jaejoong abrió la boca. ―¿Qué?

Sin preocuparse en explicarle, Yunho lo atrapo en un beso largo, profundo y mojado, el cual hizo que Jaejoong olvidara aquella extraña pregunta.   

A minutos de llegar al clímax, Yunho cambio de posición y ahora estaba de pie penetrando a Jaejoong por detrás mientras este descansaba boca abajo en el borde de la cama. La manera en la que se movían había dejado de ser cuidadosa, infantil; realmente ahora eran solo dos chicos adolescentes enfocados en liberar su libido.

Jaejoong se corrió al sentir como Yunho tocó unas cuentas veces su próstata y Yunho lo hizo después, sacando el pene del cuerpo de Jaejoong para poder chorrear su semen en la espalda baja de este. Al terminar, Jaejoong se volvió a acostar en la cama y comenzó a dar vueltas en esta, riéndose por su osadía de haberlo hecho ahí. Yunho, en cambio, busco algo con que limpiar los rastros de semen, ya que al parecer Jaejoong no tenía indicios de querer borrar la evidencia de su sexo.

―¡Mierda!

Jaejoong escuchó a Yunho maldecir cuando este boto sin querer un cofre que estaba puesto en el tocador de la habitación. El pelinegro se arrodillo para ayudar a recogerlo y sin esperarlo, el collar de la madre de Yunho apareció entre las cosas que habían salido disparadas por la caída. Emocionado, Jaejoong alzo la cadena y cuando quiso decirle a Yunho que la había encontrado, su entusiasmo quedo opacado cuando vio que Yunho estaba sentado en el piso, mirando muy fijamente una fotografía que también había caído del cofre. Sus labios se veían secos; sus pupilas congeladas como si hubiera visto un fantasma.

Había algo en esa foto que a Yunho lo dejo perplejo, sin habla. Algo que removió un sentimiento muy dentro de sí.

―No puede ser… ―Yunho susurró totalmente asombrado, no dando crédito a lo que sus ojos veían.

―¿Qué pasa? ―Jaejoong se ubico a su lado y echo un vistazo a la foto. Sus ojos se abrieron de par en par al ver a una joven mujer la cual traía puesta la cadena que él tenía en su mano. ―¿Ella es…?

―Es mi madre.

―Pero… ―Jaejoong detalló al hombre que estaba al lado de ella. ―¡Es el jefe! ¿Por qué…?

Y en efecto, en aquella fotografía estaban dos personas abrazadas; una de ellas era el jefe de Jaejoong y la otra persona era… la madre de Yunho. La fallecida madre de Yunho. La foto estaba desgastada y descolorida, probablemente era de años atrás. Muy posiblemente había sido tomada durante el tiempo en el que Yunho estuvo en gestación, ya que se podía ver la barriguita en su vientre.

Volteando la foto, Yunho leyó lo que estaba escrito en la parte trasera:

“Para la sonriente mariposa traicionera y el bebe que crece en sus entrañas. Jisung, Seojin y nuestro bebe.

1986”

Yunho soltó la foto.

1986 era el año en el que él había nacido.

Él nunca conoció a su padre. Ni siquiera sabía quién era.

Según su madre, su padre era un bastardo…

Todo encajaba, todo parecía concordar.

Su padre… ¿Era el jefe de Jaejoong?

―Tenemos que irnos, ahora. ―Levantándose del piso, Yunho busco con urgencia su pantalón y el de Jaejoong, y se dispuso a irse de la habitación. Ya ni siquiera importaba que hubieran dejado la habitación hecha un desastre, él tenía que irse de ahí. Obedeciendo, Jaejoong se coloco su pantalón y salió del dormitorio de su jefe junto a Yunho, no olvidándose del collar.    

Cuando estuvieron fuera de la residencia, lejos de peligro, Yunho se recargo contra una pared de un callejón y resbalo en ella hasta caer sentado en el suelo. Jaejoong se inclinó a su lado. ―Yunho ¿Qué pasa? ―Le preguntó preocupado. En realidad no entendía que carajos estaba sucediendo. 

Pero Yunho no quería decirlo, no estaba dispuesto ni siquiera a reconocerlo. ¿Él era el hijo de aquel repugnante sujeto? ¿Su madre, su hermosa y pura madre se había metido con semejante desgraciado? No, definitivamente debía ser una equivocación. Debía estar interpretándolo mal, quizá la foto quería referirse a otra cosa y él estaba sacando conclusiones premeditadas. Él no podía ser el hijo de ese hombre y no lo iba a aceptar.

Todo debía tratarse de una confusión.

De una horrible y fea confusión.

Levantándose del piso, Yunho no hablo más del tema y en su lugar le dijo a Jaejoong que debían seguir con sus respectivas labores del día, como si lo que hubiese pasado hace unos minutos no tuviese importancia. Jaejoong quedo aun mas desconcertado cuando vio a Yunho alejarse y de su cuerpo desprenderse la fotografía que había quedado anclada a su pantalón.

Recogiendo la foto, Jaejoong la analizó.

Realmente Yunho no había se había equivocado aquella vez que le dijo que se parecía a su madre, porque la mujer que estaba ahí sonriendo y acariciando su barriguita de embarazada ciertamente era… como su exacta fotocopia.



..



Yunho se levanto la mañana siguiente con una presión en el pecho.

Aparte del desasosiego que aun llevaba por descubrir esa misteriosa fotografía, había algo que lo tenía angustiado y no sabía por qué.

Algo referente a Jaejoong, algo referente a su futuro juntos.

Levantándose de la cama, Yunho bajó hasta la rudimentaria cocina que su pandilla había armado y se sirvió un vaso de agua. Tal vez solo había dormido mal o tenido una pesadilla, y eso era la causa de porque esa terrible sensación en su corazón. Aflojando sus músculos, Yunho meditó que quizá sería bueno dormir un poco más para controlar sus ansias, pero en el momento en que se dispuso a subir de nuevo por las escaleras, la puerta del edificio se abrió.

―¿Qué…?

La persona que había entrado era Jaejoong, y en sus manos estaba el perrito Yunjae envuelto en una capa de sangre.




..

Nota: Ok en este capitulo se revelo algo del misterio de este fic, pero no todo, asi que todavía hay mucho mas que descubrir. Uhm, como les dije este fic sea dividido en dos partes, el capitulo final de la primera parte sera el siguiente. Esperenlo. 

Dejen sus comentarios.


10 comentarios:

  1. hay no de seguro fue obra del desgraciado jefe y eso por vengarse de Jae por dejar su cuarto así de desastroso y quitar su cadena que el mismo le robo ahora como le ira a Jae si Yunho no lo saca de ahí se las cobrara con Jae y quien sabe que horrores le ara a el pagar
    Gracias

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  2. Oh no no
    Por que con yj por que con el!!
    Pobre del yj ahora que van hacer
    Estuvo impactante este cap
    Gracias
    Esperó el otro cap

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  3. OMG!! El jefe es el padre de Yunho k horror y encima se abra enterado que fue Jaejoong el que daño su habitación por que a lastimado al pobre YunJae.
    Estuve muy bueno el capítulo gracias por la actualización.

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  4. oohhhh por dios!!! seguro fue el jefe de jae, pero que desgraciado, porque hacerle eso al pobre perrito, ahhhhhhh, no puedo creer que ese hombre tan asqueroso sea el padre de yunho y para colmo jae estaba enamorado de el , kyaaaaaa, y lo peor es que ej jefe esta utilizando a jae y quien sabe que le pueda hacer a nuestro jae

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  5. El jefe era el padre de Yunho!!
    Ya se están creando teorías locas en mi cabeza, pero de todas estas solo espero que el gran parecido de la madre de Yunho con Jae sea solo una simple coincidencia.
    Gracias por continuar la historia
    Nos leemos en el siguiente capítulo.

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  6. Ohhh por Dios!! No puedo creer que Yunho sea hijo de ese maldito. Y mato al perrito. T_T

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  7. Sigo creyendo que Jae es el hijo y Yunho lo adoptó su mamá, quizá creyendo que era su hijo. Ahora que habrá pasado porque Jae llega con sangre?

    Gracias!!!

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  8. Ese tipo!! X-( bastardo es poco! Yunho ha de sentirse horrible ante este descubrimiento.

    Ay noo!! El pobre perrito!!

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  9. Que pequeño y jodido a veces es el mundo, en verdad, pero la historia cada vez es mejor... gracias <3

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  10. Wo lo que mas me preocupa es el parecido de Jae con la mama de Yunho.....pobre Yunho que hará frente a este descubrimiento........que le paso a yunjae gracias

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