Capítulo 10: Mentira
blanca: —No sé, siento como si nosotros ya
nos hubiéramos visto en otra parte. Como si nuestro destino era volvernos a
encontrar.
—¡Argggg!
—¿Te
puedes quedar quieto? Ya casi acabo…
E
|
n
realidad, los ángeles y demonios al ser seres sobrenaturales prácticamente no
se podían lastimar con nada, pero habían ciertas excepciones que se aplicaban a
algunos casos: Ser herido por otro ser sobrenatural, ser herido por algo propio
de la naturaleza de la tierra o ser herido por sí mismo.
Por
lo que en estos momentos, en uno de los tantos juegos que se le habían ocurrido
al ángel para querer imitar a los humanos, el demonio sin querer se había
tropezado y se había lastimado en uno de sus brazos con la parte inferior de su
ala, haciéndole un rasguño más o menos considerable. Jaejoong de inmediato había
corrido a socorrerle y ahora se encontraban en medio del bosque, con un sobre dramático
Yunho quejándose al ser auxiliado por su Ángel.
En
verdad a Yunho no le gustaba mostrarse como el pobre mártir dañado por unos
simples rasguños de su ala, pero el dolor ya le estaba empezando a fastidiar y
la manera en que lo ayudaba Jaejoong en realidad no lo calmaba mucho que
digamos.
—Ya
Yunho, quédate quieto, no te comportes como una niña —Jaejoong se le burlo
cariñosamente mientras que con sus manos trataba de limpiar la herida que se le
había formado.
Yunho
bufo molesto. —No estoy siendo como una niñita, solo que tú eres muy torpe para
esto.
—¿Torpe?
Yo no fui el que me caí y me lastime con mi propia ala.
Jaejoong
se rio y Yunho rodo los ojos, fastidiado de verse vulnerable ante el ángel.
Normalmente Yunho siempre se mostraba como el fuerte y cool de los dos, por lo que esta vez no podía tolerar ser el frágil
a quien tenían que ayudar con una sencilla herida en el brazo.
Yunho
siguió haciendo mala cara, negándose a mirar al ángel pero una acción por parte
del menor lo hizo enrojecerse y mirar hacia abajo, donde estaba su herida. Jaejoong
le estaba besando el brazo, con besos cortos pero tiernos, tratando de así
curar el “dolor” del demonio.
—¿Así
está mejor, Yunho? — el ángel pregunto inocentemente y el demonio solo pudo
asentir moviendo la cabeza, de alguna manera sonrojado por la ternura del
Ángel.
Jaejoong
sonrió por la respuesta y se acomodó al lado del demonio, siguiéndole
acariciando el brazo —Ves, ya sé cómo cuidarte.
—¿A
qué te refieres?
—Que
siempre que te beso pareces ponerte de buen humor y olvidar todas tus preocupaciones.
Yunho
bajo la mirada, negándolo —No es así.
—¡Si
es así! —Refuto el Ángel —Yo ya te conozco Yunho y ya se todo sobre ti.
El
demonio miro la cara sonriente del Ángel pensando que aunque en parte eso fuera
cierto, al Ángel todavía le faltaba saber mucho sobre su naturaleza. Sobre su
carácter y su verdadera personalidad. Con el Ángel podría ser un poco más
blando, porque Jaejoong de alguna extraña manera lo había vuelto así, pero con
los demás, Yunho estaba seguro que seguía siendo el mismo. El mismo demonio que
siempre había sido…O bueno eso era lo que se trataba de convencer.
Además
él no le había dicho aun al Ángel la verdadera razón del porque se le había
acercado y estaba seguro que si se la contaba, el Ángel se alejaría y nunca más
querría saber sobre él.
Así
que por lo pronto eso no estaba entre sus planes.
De
hecho, ese pequeño engaño nunca saldría de su boca.
—Yunho
—Jaejoong paso una mano sobre el rostro del demonio, verificando su atención —¿Me
estas poniendo cuidado?
—S-sí.
¿Qué decías?
El
Ángel suspiro, haciendo un puchero —Te decía que yo te conozco como si te
hubiera conocido toda mi vida…
—¿Qué?
—el demonio se sintió perdido.
—No sé, siento como si nosotros ya nos hubiéramos visto en otra parte. Como si nuestro destino era volvernos a encontrar.
Yunho
frunció las cejas, no comprendiendo para nada al ángel —Pero yo nunca había
visto a un ángel como tú ni mucho menos hablado con él. Bueno, me había
encontrado antes con ángeles guardianes pero con un ángel del cielo…jamás.
—Lo
sé —Jaejoong se rio, un poco incómodo por el tema —Yo tampoco me había
encontrado con un demonio hasta que te conocí a ti, pero no me refiero
exactamente a eso… me refiero a que quizás nosotros nos conocimos en otra vida.
—¿Otra
vida?
—Sí.
Yunho
volvió a hacer una mueca —explícate.
—Bueno…
—Jaejoong se acomodó en su lugar, empezando —Los ángeles pueden tener varios
orígenes. Pudieron ser siempre ángeles habitando en el cielo o pudieron ser
humanos que por diferentes razones murieron, y gracias a su bondad se
convirtieron en ángeles —Jaejoong se detuvo, tomando una breve respiración —Tal
vez yo termine siendo ángel por la ultima razón. Quizá yo si viví aquí en la
tierra, pero por alguna circunstancia morí y me convertí en un ángel.
—¿Tú
fuiste un humano antes, Jaejoong?
—No,
no es lo que quiero decir. Es decir no estoy seguro, la verdad desde que tengo
memoria siempre he sido un ángel, pero… ¿Puede ser una posibilidad, no?
Yunho
lucio confundido—¿Y eso que tiene que ver conmigo?
—Pues
que de pronto tú también pudiste ser un humano y ambos nos conocimos aquí en la
tierra ¿No?
Ante
eso, Yunho miro a Jaejoong. ¿Ese ángel se había terminado de volver loco? Desde
que recuerda, Yunho siempre había sido un demonio, no tenía ninguna memoria de
que hubiera sido un humano alguna vez. Tal vez Jaejoong si podría haber sido un
humano antes y que quizá él lo hubiera visto en su forma de demonio, pero Yunho
sin duda recordaría haber visto una cara como la de Jaejoong. Además, si eso
fuera cierto, Jaejoong no se acordaría de él, ya que obviamente los humanos no
pueden ver a los demonios.
¿Entonces
que era?
¿Él
había sido antes un humano?
No,
eso no era posible. Los humanos al pecar y morir van al infierno como almas a
sufrir por el resto de la eternidad, nunca podrían convertirse en demonios. A
menos que…
—No,
Jaejoong, estas equivocado. Un humano no puede convertirse en un demonio, así
que yo nunca he sido humano. Te estas confundiendo. —le contesto frio, tratando
de retirar todos esos pensamientos tontos de la mente del Ángel.
—Oh
—el Ángel contesto desanimado —Bueno, solo era una teoría.
Jaejoong
se levantó de su lugar, mirando hacia el cielo —Solo olvídalo —le contesto para
luego ponerle una mirada cariñosa —¿Ya estas mejor? —Jaejoong pregunto de
pronto, tocándole el brazo.
Yunho
solo movió la cabeza en señal de afirmación.
—Bien,
¡Sigamos jugando! —como si nada el Ángel salto y volvió a mostrar su cara feliz
—Cuando llegues a 50, vas a buscarme ¿Ok?
Yunho
levanto una ceja —No voy a jugar otra vez después de esto. Además ya sabes que
no me gustan esos estúpidos juegos de humanos.
—¿Qué,
tienes miedo de volverte a caer? —el Ángel le reto.
—No.
—Entonces
juega conmigo, ¡Es fácil! solo tienes que quedarte aquí, cerrar los ojos,
contar hasta 50 y luego salir a buscarme.
El
demonio rodo los ojos, a él en realidad le molestaban ese tipo de
comportamientos infantiles, pero con tal de tener al Ángel complacido él haría
lo que fuera. —¿Y qué pasa si alguien te encuentra? Sabes que no me gusta
quitar mi vista de ti.
—No
me va a pasar nada —Jaejoong se rio —no voy a salir del bosque, no es como si
fuera a ir a la cabaña de Changmin…
De
inmediato Yunho se puso en alerta —¿Changmin? ¿Iras a donde Changmin? ¿Por qué?
—no pudo evitar no sentirse nervioso por la mención del humano.
—¿Eh?
¿Acaso me estas escuchando? Dije que no voy a ir a donde Changmin…aunque
—Jaejoong hizo una pausa, jugando con la tierra debajo de sus pies —No vendría
mal ir a visitarlo una vez ¿No crees? —Jaejoong pregunto con cautela. Era
comprensible su preocupación ya que al haber estado “cuidando” al humano por
semanas, él solo se interesaba por su
bienestar. Él quería averiguar en qué
estado se encontraba su humano y pese a sus sentimientos anteriores, él no
tenía otras intenciones con eso; el amor que sentía antes por Changmin
lentamente se iba borrando por la presencia de Yunho.
Aun
así, el demonio lo dudo, tratando de disipar esos llamados celos que lo
carcomían desde su interior. Él no pensaba que Jaejoong sintiera algo por el
humano, pero al ver al ángel tan preocupado y pendiente por él, su envidia
comenzaba a florecer. A veces él sentía que su posesión por Jaejoong era tan
inmensa, que no soportaba si quiera ver a Jaejoong hablando con otro ser.
Tales
eran los celos que hasta incluso en muchas ocasiones se había llegado a
imaginar poder encerrar a su ángel en una bolita de cristal para tenerlo para
sí mismo siempre, pero por supuesto la sola idea era absurda.
No
obstante, él quería seguir siendo el único centro del ángel.
—No,
no aun ¿Entendido? No quiero que vayas donde él, no por ahora —Yunho le
respondió serio después de unos segundos.
Jaejoong
noto algo extraño en la respuesta del demonio pero lo dejo pasar, acercándose a
él—Está bien, no voy a ir. Pero no te pongas bravo, no me gusta verte así
—Jaejoong le respondió mimado y se colgó del cuello del demonio, mirándolo con
dulzura.
La
anterior preocupación del demonio quedo en el olvido cuando los tiernos labios
del ángel lo besaron y sus manos revolvieron el cabello de la parte posterior
de su nunca. Diablos, Jaejoong no solo lo calmaba con sus besos, ahora también
había descubierto la manera de controlarlo.
—¿Entonces
jugaras conmigo?
—Si
—respondió Yunho, aun embobado por la caricia.
—Bien
—Jaejoong salto en su lugar —No hagas trampa y búscame cuando termines de
contar hasta 50 ¡Adiós! —dijo para después salir corriendo por el bosque.
Yunho
se sentó en un pedazo de tronco, rodando los ojos y empezando a contar de mala
gana.
“Oh las cosas que hago
por ti”
..
Jaejoong
corrió y corrió por el bosque, buscando el mejor lugar para esconderse. Desde
esa vez que vio a unos niños jugando en la calle esté juego, realmente quiso
intentarlo, pero no lo había podido hacer gracias a su labor con Changmin y a
que él usualmente trataba de pasar inadvertido con los demás ángeles de la
tierra. Ahora con Yunho a su lado, verdaderamente podía hacer cosas que siempre
quiso, oh que lindo era el amor.
Jaejoong
siguió pensando en su juego y no se dio cuenta cuando por detrás, alguien le
tapó la boca, arrastrándolo a unos pocos metros de allí. Jaejoong trato de
liberarse juguetonamente, pensando que era Yunho quien lo había encontrado pero
cuando el agarre se hizo más fuerte, él realmente se asustó.
Liberándose
con todas sus fuerzas, Jaejoong se volteo hacia su opresor, abriendo los ojos
cuando se dio cuenta de quien se trataba.
—Junsu…
—el ángel susurro incrédulo.
—¡Jaejoong
al fin te encuentro! ¡He pasado días enteros buscándote! —Junsu se arrojó
emocionado hacia Jaejoong abrazándolo con efusividad pero Jaejoong no le
devolvió el gesto, tan solo se quedó ahí estático con ambos brazos cayendo
sobre sus lados. —Lo siento por lo de ahorita, no te quise asustar; solo que
como te vi corriendo como un loco trate de atraparte, además tenemos que tener
cuidado acabo de ver demonios en este bosque —Junsu le susurro esto último,
como si tuviera miedo de que lo escucharan.
“¿Demonios? Yunho…” —¿Dónde?
—Muy
cerca de aquí. El primero estaba sentado en un tronco, recitando algo que no
pude entender…y el otro, se encontraba vagando cerca de un rio, casi al
principio del valle.
—¿El
otro?
—Sí,
el segundo. Ellos no se veían tan feos ni monstruosos como me los había
imaginado, como nos lo habían relatado, sin embargo hay que tener cuidado,
tenemos que salir de aquí. Además me debes una gran explicación.
—Junsu,
—Jaejoong lo detuvo —¿Por qué estás aquí? ¿Por qué me estás buscando?
—¿Cómo
que porque te estoy buscando? El que debería responder tu pregunta de porque me
encuentro aquí deberías ser tú. Has desaparecido por semanas y en el cielo ya
están desesperados. Allí también te andan buscando.
Jaejoong
recordó entonces el incidente con el arcángel y todo el revuelo que eso le
había provocado.
—Ven
aquí, deja de jugar y vamos al cielo —Junsu tomo el brazo de Jaejoong,
alistándose para volar junto a él, pero Jaejoong se mantuvo anclado a la
tierra, negándose a seguirlo.
—No
Junsu, no me puedo ir.
—¿Qué?
¿Porque no?
Jaejoong
negó con la cabeza, abrazándose a sí mismo —No, no puedo. Simplemente no puedo.
—¿Jaejoong,
que te pasa? ¿Por qué escapaste del cielo? ¿Qué andas haciendo aquí?
—No
te lo puedo decir Junsu —Jaejoong susurro bajito —Vuelve al cielo, no te
preocupes por mí.
—¡¿Qué
vuelva al cielo sin ti?! ¡No lo entiendes Jaejoong! No puedo volver sin
ti…ellos te atraparan. Dijeron que te desterrarían por escapar del cielo y el
también menciono otra cosa…
¿Desterrar? ¡No podía ser posible! Él no podía
ser desterrado. Él no quería dejar de ser un ángel —¿Qué… más dijeron?—pregunto
intranquilo, ya estaba comenzando a caer de nuevo en la seriedad de la
situación.
—Bueno
él menciono que tu…que tú te habías aliado con un demonio —dijo Junsu, como si
las palabras no quisieran salir de su boca —¿Es eso cierto Jaejoong? Dime que
no es cierto, por favor.
Jaejoong
se mordió la boca, incapaz de contestar la pregunta. Él no quería mentirle a
Junsu, él no quería mentir de nuevo sin embargo él tampoco podía decir la
verdad tan tranquilamente.
—¡¿Es
cierto Jaejoong?! ¡¿Estas con un demonio?! —Junsu se tomó la cabeza, intentando
procesar las cosas. Por el rostro culpable de su amigo y debido a su falta de
respuesta, Junsu entendió que tal vez era así. Él se recostó en un árbol,
tapándose el rostro como si quisiera llorar. Esa era la peor traición que un
ángel podía cometer a sus semejantes, era lo peor que un ángel podía hacer.
Jaejoong no tenía salvación. —¡¿Por qué Jaejoong?! ¡¿Por qué lo hiciste?! ¡¿Por
qué nos traicionaste así?! Yo te defendí en el cielo, dije que no eras un ángel
malo…pero creo que me equivoque.
Jaejoong
se sintió dolido cuando las palabras de su ángel amigo lo atravesaron sin
piedad. El no soportaba verlo llorar y hacerlo decepcionar, tampoco soportaba
que le dijeran que era malo. Nadie lo entendía, nadie lo podía entender, él no
estaba haciendo nada malo…el solo estaba amando.
Todo
lo que hacía Jaejoong en su vida era amar y por eso siempre le iba mal.
—No,
Junsu, no es así. No es cómo crees —Trato de excusarse pero Junsu no lo
escuchó, estaba tan metido en su sufrimiento que cualquier palabra que le
dijera el Ángel no tendría ningún efecto en él.
—Basta
Jaejoong, creo que si es mejor que te quedes aquí y nunca regreses.
—No,
no Junsu. No lo entiendes.
—¡¿Qué
no entiendo?!
—Yo…yo
lo amo —Jaejoong dijo de pronto.
Junsu
se helo por un momento —¿Qué? —logro musitar segundos después de la confesión
de su amigo. Esto no podía ser posible. —¿Me estás diciendo que estás enamorado
de un demonio? ¿Eso es lo que quieres decir? ¡¿Qué me estas tratando de decir?!
Jaejoong
miro cabizbajo a Junsu, viendo como la cara de su amigo se volvía cada vez más
roja. “Dios, ¿Por qué siempre hablo sin
pensar?”.
—¡Eso es aún peor Jaejoong! ¡¿Cómo
puedes amar a un demonio?! ¡Enamorarte de un demonio! ¡¿Qué no lo sabes?! Ellos
son bestias infernales que solo provocan el mal, ellos no pueden amar, ninguno
te correspondería.
—Pero,
pero Junsu…
—¡Los
demonios y los ángeles no se pueden amar! ¡Eso es imposible! ¡Somos enemigos
desde el principio de los tiempos!
—Pero…
—¡¿No
ves que ellos son los que nos roban las almas de los humanos?! ¡¿No ves que
están en contra nosotros?!
Jaejoong
se quedó callado, incapaz de refutarle a Junsu. El tenia miles de argumentos en
la cabeza, sin embargo, no sabía cómo poder explicarle a Junsu sin parecer un
traidor.
Junsu,
derrotado y cansado de gritar se recostó de nuevo sobre el árbol, hablando con
voz ahogada —¿Por qué eres así Jaejoong? ¿Cuándo te descarriaste? ¿Cuándo
soltaste…la mano de Dios? —pregunto para luego sollozar, perturbado por todo lo
que pasaba. Él amaba a su amigo pero aun así no podía dejar pasar tan falta de
Jaejoong. —Lo mejor es que dejes de ser un ángel.
Jaejoong
también comenzó a llorar bajito, herido por todo lo que decía Junsu. Él no
quería lastimar a nadie, le dolía lastimar a alguien…él no podía permitir que
Junsu pensara eso de él.
—Te
equivocas Junsu —Jaejoong se limpió las lágrimas luego de unos segundos —Yo no
estoy enamorado de un demonio.
—¿Ah
no?
—No.
—¿Entonces?
Jaejoong
cerró los ojos, preparado otra vez para ocultar la verdad —Estoy enamorado de
un humano.
—¿Qué?
—Su
nombre es Shim Changmin, un joven estudiante. Él vive cerca de aquí, en la
cabaña ubicada en el valle.
Junsu
frunció las cejas, tratando de comprender lo que escuchaba. No negaría que
sintió un alivio inmenso de que Jaejoong no estuviera enamorado de un demonio,
pero aun así estar enamorado de un humano tampoco era una cosa buena. Aunque
con toda seguridad era mucho mejor que estarlo de un demonio.
Él
dejo escapar un suspiro cansado.
—Yo
vine a la tierra porque lo vi una vez y quise seguirlo. Luego al descubrir que
no contaba con un ángel de la guarda quise ser su protector, quise cumplir con
ese papel —continuo Jaejoong, tratando de hablar con seriedad —es por eso que
me he quedado aquí. Es por él que no he vuelto a la tierra…—Jaejoong bajo la
cabeza —…porque lo amo profundamente.
Jaejoong
sabía que tal vez esta pequeña mentirita
blanca lo metería en aprietos más adelante, pero por ahora, él solo quería
tranquilizar a Junsu, no dejar que Junsu pensara lo peor de él. Además así le
sería más fácil tratar de negociar con su amigo puesto que si Junsu hablaba lo
del demonio, los demás ángeles estarían mucho más motivados de lograrlo separar
de Yunho. Y la condena seria por supuesto mucho mayor, no tendrían piedad.
Él
realmente empezaba a odiar las mentiras… pero no tenía otra solución. Aunque
pensándolo bien, esta era una verdad que había sido más o menos cierta por lo
que él no estaba mintiendo completamente ¿No?
—Pero
sabes que no nos tienen permitido enamorarnos de los humanos —Junsu,
visiblemente más calmado, volvió a hablar.
—Lo
sé, por eso lo oculte.
—Tú
debes dejar esos sentimientos Jaejoong. Debes dejarlos y regresar a casa,
conmigo, con los demás ángeles.
—Lo
sé pero no puedo —Jaejoong se quebró, otra vez sus lágrimas floreciendo —Yo
debo estar con él.
—Jaejoong
si te quedas, los Ángeles mayores te castigaran. Dios te castigara.
Recapacítalo, por favor.
—Junsu
siento que no hay vuelta atrás, yo ya me he enamorado.
Ante
la respuesta Junsu suspiro de nuevo, intentando comprender —¿Y el demonio? ¿Tú
estabas con un demonio?
Jaejoong
alzo la vista — S-sí. Pero él no importa, él no importa nada.
—¿Él
no tiene nada que ver en esto?¿No estas aliado con él?
—Para
nada. Solo fue un tropiezo que me encontré por el camino —musito.
Junsu
se calló y miro entonces al cielo como si esperara recibir alguna respuesta de
que hacer. Su amigo se había enamorado ingenuamente de un humano, no era un
acto atroz sin embargo estaba prohibido. Las reglas de los Ángeles lo prohibían
y las reglas estaban ahí para ser cumplidas.
—Jaejoong…
—Junsu lo llamo suave —Como tu amigo te puedo comprender, no obstante sé que
los Ángeles mayores no tendrán esa misma compasión. Yo no dejare que sufras y
seas expulsado, por eso, he decidió darte una semana más para que decidas que hacer, si quedarte o
irte conmigo y olvidarlo todo. Te daré una semana y si no recibes mi oferta…me
temo que no podré hacer nada por ti.
Jaejoong
lo miro.
—Hasta
pronto. Nos vemos en una semana, Jae.
Junsu
alzo vuelo, desapareciendo entre los árboles, elevándose de nuevo al cielo
mientras dejaba a Jaejoong con el corazón totalmente desolado. Al momento en
que se fue, el Ángel oprimió su pecho, pensando en que debería hacer. Él no
quería abandonar a Yunho, su amor por él no se lo permitía. Él de verdad sentía
que las cosas ya estaban relativamente bien…¿Por qué arruinarlo todo? ¿Por qué
apartarse de alguien que lo hacía feliz? Jaejoong no lo entendía.
Además,
él tampoco deseaba alejarse por completo del humano a quien tanto había querido
y vigilado por semanas.
Aun
así, él no podía renunciar a su vida y abandonar su naturaleza como Ángel. Él
no quería deshonrar a sus compañeros ni a su Dios. El cielo por siempre seria
su hogar, por mucho que a veces lo olvidara, el cielo por siempre seria su
primer hogar.
“¿Qué voy a hacer?”
—Un,
dos, tres, te encontré.
Una
voz le susurro en el oído y Jaejoong se volteo completamente sobresaltado. ¿Por qué todo el mundo tenía esa fea
costumbre de sorprenderlo de esa forma?
—Yunho
me asustaste —dijo aliviado Jaejoong cuando vio al demonio en frente a él, pero
a pesar del tono juguetón que había empleado en la frase anterior, Yunho no se
veía de ese modo. Más bien estaba serio, totalmente erguido mirando al Ángel
con una expresión severa.
El
Ángel se sintió nervioso.
—¿Quién
era?
—¿Eh?
—¿Quién
era él? —lo repitió más claro.
—Oh,
es un amigo del cielo. Junsu. —Jaejoong menciono —pero no tienes por qué
preocuparte, él no va a decir nada de mi paradero, él no está en contra de mí.
Yunho
no dijo nada por la respuesta y en cambio comenzó a caminar dándole la espalda
al ángel. —Sígueme, vamos a la cueva —le dicto sin mirarlo y continúo
caminando, alejándose lentamente de Jaejoong.
Jaejoong
se sintió ansioso, un poco confundido por la expresión del demonio.
¿Acaso había escuchado
su conversación con Junsu?
Inseguro,
el ángel comenzó a seguirlo, con un gesto de incertidumbre en su rostro.
..