Cuarta entrega
“Usando tacones altos, recibiendo amor de los hombres,
Una chica mala del Moulin Rouge”
—Lady Marmalade
Y
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unho acomodó unas cuantas sabanas
amarradas a estructuras que le servían como telones para su espectáculo,
instalándolas luego en una esquina de la calle. Todo transcurría de modo normal
y no había indicios de que eso fuera a cambiar.
—Muy buenos días Jóvenes, veo que ya
están preparando todo. —Una voz masculina los sorprendió, haciendo que ambos
voltearan. Se trataba del jefe de policía de la zona, acompañado de dos hombres
más. Yunho ya tenía historia con la policía. Varias veces había tenido
altercados con ellos cuando los abordaban alegando que los shows espontáneos en
la calle estaban prohibidos. De alguna forma (Y
gracias al encanto innato de Yunho), el moreno siempre conseguía
engatusarlos para que no se los llevaran.
Se había vuelto un experto en tratar con ellos.
—Buenos días Oficial Lemoine ¿Ha venido
a ver el show? —preguntó Yunho, dejando notar algo de sarcasmo en su voz. Él sabía
que cuando la policía venía a ellos no era precisamente para pasar el rato.
—Que gracioso joven Jung, pero lamento
decirle que no venimos a ser parte de su público.
—¿Ah no? Qué pena, el espectáculo de
hoy va a estar genial. —Yunho hizo un puchero.
—No, de hecho no va a haber
espectáculo.
Yunho rodo los ojos, sabiendo que otra
vez tenía que tratar con este tipo de inconvenientes. —¿Ahora qué es? Me
dijeron que en esta zona podía trabajar…
—Recibimos varias quejas de que ustedes
estuvieron obstaculizando el tráfico y alterando el orden público.
—¿Pasa algo? —Junsu se acercó al ver que
había problemas.
—Solo fue un pequeño incidente Oficial
Lemoine, —Yunho les dio la espalda, continuando con la labor de acomodar los
“telones” —Le prometo que no va a volver a suceder.
—Exactamente, no volverá a suceder
porque le temo decir que sus cosas serán confiscadas en este mismo instante.
—¿Qué? —Yunho arrugó el entrecejo
—¿Solo por unas cuantas quejas? Oficial, ni siquiera fue tan grave…
—Fueron ordenes que me mandaron a
ejecutar y las tengo que cumplir. Así que si nos disculpa... —El oficial les
hizo una seña a sus oficiales subordinados y estos de inmediato empezaron a
levantar los artefactos que utilizaba el dúo para hacer sus trucos, números y
demás cosas.
—¡Esperen, esperen! —Yunho los obligó a
detenerse —¿No creen que están exagerando?
—Son órdenes que me dictaron.
—¿Quién? —Yunho ya estaba comenzando a
sospechar algo.
—Eso, a usted no le interesa señor
Jung, así que si nos permite tenemos un trabajo que hacer.
—Pero yo tengo derecho a saber quién está
perpetrando esto. —Sin importar si eso lo pondría en problemas, Yunho les
arrebató bruscamente a los oficiales una caja donde llevaba sus artificios y la
protegió con su cuerpo, negándose a entregarla hasta que le dieran razones válidas
de porque estaban haciendo eso.
Al instante, Junsu decidió intervenir,
pensando que si no lo hacía, las cosas se iban a poner peor. —Esperen, podemos
arreglarlo hablando, no tenemos que ir hasta los extremos.
—No, Junsu —Yunho lo interrumpió,
manteniendo aun su pose a la defensiva —No podemos permitir que nos confisquen
nuestras cosas sin que se nos diga una razón convincente del porqué. Están
cometiendo un atropello contra nosotros.
—Señor Jung, por favor deje el drama y entréguenos
sus cosas. No tenemos todo el tiempo del mundo.
—¿Quiénes le dieron quejas de nosotros?
—Ya le dije que eso no le interesa.
—¿Quiénes fueron? —Yunho estaba
decidido a no dejar olvidar el tema.
—Señor Jung entréguenos las cosas o
estaremos obligados a usar la fuerza para conseguirlas.
—¿No fueron “Quienes”, verdad? ¿Fue una
sola persona, no es cierto? —Yunho se atrevió a preguntar, hablando lo que había
en su mente. Aunque hubiera tenido muchos altercados con la policía antes,
nunca ninguno había llegado hasta el punto de tener que confiscarles sus cosas.
Esta situación solo habría sido posible de ser provocada por alguien…y él ya tenía
en mente quien presuntamente era el responsable. —¿No será que “alguien” los mando a decomisar mis cosas?
El oficial pasó saliva. —No sé de lo
que está hablando y honestamente ya estoy perdiendo la paciencia así que si no
me da…
—¿Les pagó no es cierto? —Yunho lo interrumpió
—Déjeme adivinar, les propuso una gran suma de dinero a cambio de que hicieran
esto.
—¿Esta insinuando que aceptamos un
soborno?
—Puede ser. La policía no se
caracteriza precisamente por ser la entidad más transparente que se conozca y
los ricos como él no se caracterizan por arreglar las cosas sin que haya dinero
de por medio. Créame, lo digo por experiencia propia.
—Está bien, es suficiente. No voy a
aceptar que manche el buen nombre de la policía de Paris. Oficiales quiétenles
las cosas. —Harto de tratar de conciliar con el obstinado de Jung, el oficial
le ordenó a sus subordinados quienes tomaron a Yunho de los brazos y le arrebataron
la caja justo como el moreno había hecho momentos antes. Pero Yunho no estaba
dispuesto a rendirse tan fácilmente, por lo que usando su destreza, él recupero
su caja agrediendo en el proceso a los dos hombres. Cuando los oficiales
intentaron de nuevo arrebatársela, Yunho los empujó a ambos y cuando fue el
oficial mayor quien intentó hacerlo, fue
este el que recibió uno de los fuertes empujones del moreno, haciendo que
perdiera el equilibro y se precipitara hacia atrás.
—¡Calma, calma Yunho! —Como de
costumbre Junsu intervinó, tratando de controlar a Yunho con sus manos;
luciendo nervioso y exaltado a la vez. —¡Vas a hacer que nos arrastren!
La gente alrededor empezó a detenerse,
curiosa por saber qué era lo que estaba sucediendo.
—¡Ciudadanos! ¡Observen como la policía
comete atropellos contra los más desfavorecidos! ¡¿Qué podemos esperar de
nuestros oficiales si en vez de estar atrapando delincuentes, se dedican a
complacer los caprichos de un millonario detestable?! —Yunho ya no pensaba, su
enojo lo consumía tanto que ya estaba gritando cualquier barbaridad.
—¡¿Yunho te has vuelto loco?! ¡¿Qué
estás haciendo?! —Le gritaba Junsu al lado.
—¡Suficiente! —El oficial se puso de
pie decidido a acabar con ese bochornoso escándalo de una buena vez por todas.
—¡No vamos a permitir que se burle de nosotros! ¡Señor Jung Yunho, Usted queda
arrestado por resistirse a un decomiso, levantarse físicamente contra la
policía y esparcir calumnias sobre esta!
Dicho esto los dos oficiales que lo
acompañaban tomaron a Yunho y lo esposaron mientras este no hacía más que
retorcerse y resistirse al arresto. Junsu también fue detenido, acusado de cómplice
y los dos fueron metidos a una patrulla, llevados inmediatamente a una unidad
policial.
..
—Qué bien Yunho, ahora estaremos todo
el día metidos aquí ¿Alguna vez piensas en las consecuencias?
En una celda, Junsu le recriminaba una
y otra vez, mientras que el peli negro solo rodaba los ojos, cansado de
escuchar la misma pataleta con la que Junsu le había estado jodiendo desde hace
más de una hora.
—Ya Junsu, no es tan grave.
—¡¿Qué no es tan grave?! ¡Por poco y
nos expulsan de la ciudad!
Yunho suspiro profundo pensando en lo
exagerado que a veces su amigo podía ser. En realidad, su arresto solo era una
medida preventiva, por lo que duraría solamente 24 horas. Lo que lo tenia mas
preocupado en esos momentos era el decomiso de sus instrumentos de trabajo debido
a que sin ellos no podría realizar ningún espectáculo, lo que se traducía a no
conseguir dinero para su subsistir. Y ahora con el escándalo que había
protagonizado contra la policía era más que seguro que no le devolverían sus
cosas de buena manera. Tal vez Junsu era un exagerado pero había algo en lo que
Yunho también concordaba con él: Esta vez la había cagado y muy hondo.
Pero obviamente no todo era su culpa.
—Ahora no me imagino como nos dejaran
trabajar después de esto. ¡Tendremos que salir de incognito!
—Junsu, ¿Puedes dejar de quejarte, por
favor? Yo también estoy pasando por un mal momento y lo que más rabia me da es
que estemos aquí por culpa de ese prepotente ricachón.
Junsu se acercó. —¿Crees que fue él?
—Pues obvio que fue él, Junsu. No hay
razones para creer que haya sido alguien más. Estoy completamente seguro que lo
hizo por la vergüenza que le hicimos pasar que día.
—¡¿Ves?! ¡Te dije que no debías meterte
con él! Tu dijiste que no pasaría nada ¡Incluso me dijiste que no acabaría
enredado en esto!
—Calma Junsu, He estado en situaciones
peores créeme.
Yunho le contesto y aunque pareciera
que luciera tranquilo y que sobrellevaba la situación con calma, en su interior
estaba a punto de explotar. —No podemos dejar que esto nos afecte, no podemos
dejar que sus jueguitos nos derrumben. —le dijo, más contestándose a él mismo
que a Junsu.
—Señor Lemoine, que gusto verlo el día
de hoy.
De repente, una voz resonó en el lugar,
una voz que a Yunho ya se le estaba haciendo demasiado habitual y que sinceramente
tarde o temprano había estado esperando escuchar allí. Acercándose a la reja,
Yunho trato de dar un vistazo hacia la puerta que se encontraba medio abierta y
que daba a la oficina del oficial mayor. Él pudo ver una silueta; la cual vestía
un elegante traje color negro. Era obvio, sería demasiado idiota si no reconocida
de quien se trataba.
—Veo que cumplió lo que pactamos…
Escuchó murmurar a través de la puerta
y solo pudo negar al comprobar el nivel de cinismo que las personas podían tener.
El sujeto salió de la oficina y fue ahí cuando sus ojos se encontraron,
conectándose de una forma intensa más sin embargo no amigable.
—Oh Buenos días Yunho, no espere encontraste
por aquí. —Le saludo de forma burlona, acercándose a pasos lentos a las rejas.
Yunho no le dijo nada y en su lugar
solo le sostuvo la mirada, sintiéndose en desventaja por el hecho de estar
encerrado allí como si de un perro se tratara. Él penso defenderse, pero no
sabía si era su rabia contenida o la humillación de encontrase allí, las que no
le permitían hablar.
—¿No dirás nada? Qué raro viniendo de
ti, tan insolente que eres…
—Vete y déjanos en paz. Ya no queremos
problemas contigo. —Junsu se aventuró a decir, cansado ya de toda la situación.
Jaejoong lo miro de pies a cabeza, despreciándolo.
—No tengo porque recibir órdenes de alguien como tú. Además, esto es algo entre
él y yo por lo que agradecería que no te metieras.
—Me meto porque es mi amigo y ya estas
llevando muy lejos esta situación.
—Pues él mismo se lo busco, le dije que
no se metiera conmigo.
Junsu estuvo dispuesto a decirle algo más
pero Yunho lo detuvo, diciéndole con la mirada que él mismo arreglaría esto. Por
mucho que odiara las palabras prepotentes de Jaejoong, había algo en lo que tenía
razón y es que en esta pequeña guerra entre los dos, Junsu no tenía cabida. No
podía permitir que su amigo se amargara por cosas que le correspondían a él
solucionar.
—Dime, ¿A qué has venido? ¿A burlarte
de mí mientras me ves tras unas rejas?
—En realidad no sabía que los habían
arrestado. Supongo que fue mejor de lo que pensé.
Yunho hizo una mueca, no dando crédito
al nivel de descaro que tenía ese hombre. —Entonces, dime Jaejoong ¿Cuál es tu
plan? ¿Hacer que decomisaran mis cosas para quedarme sin trabajo? Felicidades,
ya lo lograste, ¿Ahora qué sigue?
Jaejoong puso sus manos en la reja y
acerco su cara, susurrándole. —Yunho, ¿Qué no lo ves? Es tiempo que dejes de
jugar a retarme y te largues. Te dije que yo podía poner el mundo en tu contra
y esto es una pequeña prueba de lo que puedo hacer.
—¿Crees que me asustas con esto? —Yunho
se rió. —Por favor, tus pequeños planes no me van a hundir, es más, me dan la
motivación para seguir retándote.
—¿Cómo puedes ser tan obstinado?
—Y tú tan insoportable.
Jaejoong respiró hondo, controlando su
mente para no hacerlo perder el control. Su rostro y el de Yunho estaban tan
cerca, tan cerca como para sentir la corriente de tensión que emanaban sus dos
cuerpos a pesar de que una reja los estuviera separando.
—¿Sabes lo que pienso Jaejoong? Cuando
te veo a los ojos, no veo a nada más que un niño asustado que tiene que
satisfacer sus caprichos para no sentirse insignificante. Y cuando alguien se
le entromete en el camino, no utiliza nada más que bajas artimañas para hacerlo
caer, porque sabe que por sí solo no podría contra él.
Jaejoong se alejó de la reja pero en
vez de tener una expresión furiosa en el rostro más bien lucia nervioso, como
si Yunho hubiera leído una parte de él que ni él mismo conocía.
Con tan solo mirarlo a los ojos.
—Púdrete Yunho —Masculló y salió dando
un portazo por la misma oficina por la que había entrado.
A su salida Yunho dejo caer todo el
peso de su cuerpo contra las rejas que lo sostenían, escondiendo su cabeza en
el proceso. Estaba agotado. Al parecer, discutir con Jaejoong ya no le parecía
una idea tan divertida.
—Yunho ¿Estás bien? —Junsu preguntó a
su lado, posicionando una mano en su hombro a modo de consuelo.
El más alto levanto la cabeza. —Si —le respondió
con una media sonrisa que Junsu no se la pudo creer.
Volviendo a la banca donde
originalmente habían estado sentados, Yunho se recostó y pensó. Pensó en algo
que pudiera hacer puesto que él no iba a dejar que las cosas se quedaran así.
—Tengo una idea Junsu. —Dijo después de
un buen rato, buscando la mirada de su mejor amigo para encontrar complicidad.
—Esto ya es personal.
Junsu suspiró, pensando en que no importaba
lo que dijera, su terco amigo no se iba a rendir jamás y no iba a dejar esa
tonta idea de enfrentársele a Jaejoong. Si así estaba la situación entonces
quizá lo mejor era unírsele.
—¿Cuál es?
..
La pelirroja admiró el hermoso vestido
que tenía entre sus manos y se lo probó por encima, demostrando que aunque no
se lo probara totalmente, aun se veía hermoso en ella. Como todo lo que se
ponía.
Esa mañana un regalo había sido dejado
en la puerta del Molino rojo. Leyendo el papel que venía con este, el portero hizo
la labor de llevarlo hacia donde pertenecía:
A Lady Marmalade. Emocionada, la chica abrió el regalo encontrando dentro de él
un vestido largo color rojo, el cual tenía una abertura por uno de los lados de
la pierna. La tela no parecía barata y cuando reviso la etiqueta, pudo
comprobar que en efecto no era una pieza para nada modesta. Pertenecía a la
diseñadora de moda entre la alta sociedad parisina; Coco Chanel.
“Para la chica de cabello rojo, un hermoso vestido para una
hermosa Mujer.
K.J”
La chica sonrió tontamente al leer la
tarjeta y continúo luciendo el vestido.
—¡Se te ve hermoso! —Oyó murmurar a una
de sus compañeras, la cual se encontraba recargada en su puerta junto a otras
tantas que solo habían ido a chismosear.
—Lo sé. —ella contestó con arrogancia. Sabía
que ese comentario no era sincero, de hecho, ninguna interacción entre ellas
era sincera.
Eran solo unas “Queda bien”.
—Eres muy afortunada de tener tal
admirador. —agregó otra.
—Bueno siempre he tenido la facilidad
de impresionar a hombres adinerados. No tengo la culpa de que me obsequien
cosas bonitas.
—Bueno al menos con ese vestido ahora
si tendrás razones para creerte de la alta sociedad, en vez de estarlo
fingiendo todo el tiempo.
Soltó con acidez una más de sus
compañeras provocando una disimulada risa por parte de las otras. Lady Marmalade
volteo a mirarla, arrojando dagas con sus ojos. Nunca faltaba lo que ella
clasificaba como comentarios envidiosos. Sacándolas bruscamente de su
habitación, Lady Marmalade cerró su puerta, no permitiendo que esas pesadas le
arruinaran su momento de alegría.
A continuación y luego de haberse
calmado un poco, ella escuchó ruidos provenir desde afuera de su ventana.
Curiosa, ella intentó acercarse pero fue ahí cuando un hombre alto entro por la
ventana, haciendo que ella casi se tropezara por la impresión. Se trataba de Yunho,
ese hombre al que tanto le gustaba observar en las noches del molino rojo.
—¿Q-que haces aquí? —Preguntó asustada
pero al mismo tiempo emocionada de que él estuviera ahí. —¿Cómo lograste
entrar?
—Tengo mis trucos. —Él respondió con
una sonrisa mientras intentaba recomponerse de tal singular entrada.
Luego de haber sido liberados después de las 24 horas exigidas, Junsu acepto ayudar a Yunho en el plan que este tenía
preparado y ambos fueron a dar al Molino Rojo. Junsu entretuvo a los guardias
en la puerta mientras que Yunho se escabullía por una reja, intentando pasar lo
más desapercibidamente posible. Luego, rogando que acertara, Yunho escalo hasta
el segundo piso donde estaban los dormitorios de las chicas y busco el de lady Marmalade.
Afortunadamente, la suerte estuvo de su lado y en la primera habitación en la
que se metió, fue exactamente la que estaba buscando.
—Vaya Yunho, Tu siempre vienes con
sorpresas. —le dijo y tomó el vestido entre sus manos, colocándolo
cuidadosamente en un perchero.
—Déjame adivinar, te lo regalo él ¿No?
—preguntó al notar el vestido.
—¿Celoso? —Ella sonrió.
Yunho se le acerco. —Sí.
Riéndose, ella se apartó de Yunho,
jugando con él como si lo estuviera tentando. —Pues deberías hacer algo al
respecto, ya que has venido hasta aquí.
—Bien, para empezar yo no tengo
necesidad de impresionarte con regalos costosos. —Él tomo su mano y con
habilidad hizo que ella diera una vuelta, quedando frente a frente. —Porque no necesito
eso para ocultar mi falta de carácter.
Ella se volvió a reír, dando otra
vuelta que los hizo alejarse.
Yunho continúo. —Además yo tengo más
cosas para ofrecer, cosas que pueden resultar mucho más interesantes.
—¿No te subestimas, no?
Yunho alzo las cejas, solicitando una explicación.
—Me refiero a que cualquiera se
sentiría intimidado de alguien con tanto dinero como Kim Jaejoong. A ti en
cambio te importa poco lo que él haga o me ofrezca, tú confías en que lo puedes
superar.
—Bueno siempre he pensado que alguien
con dinero no vale nada si no es capaz de sobresalir como persona. Cualquier
idiota puede tener una gran riqueza… pero no muchos tienen una gran
personalidad. Y hablando con honestidad, para mí el dinero ocupa el último
lugar en mi lista de prioridades.
Marmalade miro a los ojos de Yunho,
sintiéndose sutilmente atraída por sus palabras. Para ser sincera, ella nunca
les prestaba atención a los hombres que no tuvieran tras de sí una gran
fortuna. Normalmente los evitaba. Pero había algo en Yunho y su manera de ver
la vida que de alguna forma le atraía y le hacía olvidar por un momento su lado
ambicioso. Y Quizá este tenía razón. Quizá con Jaejoong podría tener lujos y
poder, pero con Yunho tendría diversión y esa propuesta también sonaba bastante
tentadora.
—Hablas de él como si ya lo conocieras.
—Hemos tenido algunos encuentros. Muy
desagradables por cierto.
—Y hasta pareces odiarlo.
Yunho levanto los hombros. —Algo.
—Bueno bien dicen que uno odia con la
misma intensidad con la que ama. —Ella se le colgó a los hombros, mirándolo
intensamente. Yunho quedo perdido por unos segundos; la frase retumbando en sus
oídos. ¿Ese sentimiento se había vuelto tan fuerte como para ser comparado con
el…amor? Era una comparación hasta insultante, pero de alguna u otra forma
tenía sentido. —Aun no me has dicho porque has venido aquí… —ella susurro
seductoramente recorriendo con detalle la cara del moreno.
—¿Huh? —Yunho aún se encontraba
desubicado.
—¿A qué has venido, Jung Yunho?
Cerrando sus ojos, ella acercó su
rostro al de él y cuando estuvo a punto de juntar sus labios, su respuesta la
dejo a medio camino. —He venido a buscar trabajo —él mascullo.
Ella abrió los ojos, sintiéndose un poco
confundida. —¿Qué? —preguntó con desagrado, definitivamente esa no era la
respuesta que había esperado escuchar.
—Tuve algunos problemas con mis shows y
necesito un trabajo. Algo temporal tranquila. Estoy seguro que los inconvenientes
que tuve no duraran mucho.
La mujer aun no lo podía creer. ¿Él había
ido hasta allí solo para pedirle trabajo? —¿Y porque crees que yo te daría
trabajo?
—Tu no hermosa, Tu jefe. —Yunho pincho
una de sus mejillas. —Necesito que lo convenzas para que me deje trabajar aquí,
así sea por poco tiempo.
—Bueno y de ser así, ¿De qué crees que podrías
trabajar aquí? Por lo que veo no eres una chica.
—No, pero… —De repente Yunho la abrazo
por la espalda, sorprendiéndola—Tu y yo haríamos un excelente espectáculo ¿No
crees? ¿O crees que sería riesgoso para tu audiencia?
Ella mantuvo silencio, gustándole lo
que sus oídos escuchaban. —Quizá, depende de lo que quieras hacer. ¿Quieres
ponerlos celosos?
—Tal vez.
—¿Quieres poner celoso específicamente
a alguien?
Yunho sonrió. —Sí.
Ante la respuesta, Lady Marmalade dejo
escapar una risa, viendo a donde llegaba todo esto. Oh, que excitante era que
esos dos hombres se tuvieran la guerra
declarada por ella. Solo por ella. Era obvio lo que Yunho quería, y sabiendo
que lo que este tenía pensado pondría irracionalmente enojado a Jaejoong, ella
iba a cooperar solo por verlos pelear nuevamente por conseguirla.
—Lo hablare con mi jefe. No creo que le
agrade mucho la idea pero, como veras, yo tengo un gran poder de convencimiento
en los hombres. —Recalcó esto último.
—Eso no lo dudo.
Dejando esto en claro, ella se alejó y
se sentó en su tocador, dándole la espalda. —Si eso es lo único que viniste a
decirme, creo que te puedes marchar ya. No es conveniente que estés tanto
tiempo en esta habitación. —declaró sonando inusualmente fría y aunque espero
que Yunho se negara, él solo le hizo una reverencia y fue hacia la ventana
donde había entrado, dispuesto a marcharse.
—¡Espera! —Ella se levantó —Te tendré
una respuesta mañana por la mañana.
El asintió con la cabeza. —Bien, fue un
gusto visitarte Lady Marmalade. —Tomo su mano y le beso el dorso con gentileza.
—Tiffany. —Ella corrigió.
—¿Qué?
—Quiero que me llames Tiffany.
Él sonrió, colocando un pie en el
alfeizar de la ventana. —¿Es Tiffany tu verdadero nombre?
—No, pero puedes llamarme así.
—¿Y por qué no me dices tú verdadero
nombre en vez? ¿No confías en mí? — Yunho preguntó mientras hacia un
puchero.
—Debes ganarme para poder decírtelo.
Entonces tomando ventaja de su posición,
Yunho se balanceo hacia al frente, alcanzando su oído. —Entonces eso hare. —Dedicándole
una última sonrisa, él bajo hábilmente por la ventana, llegando hasta el piso y
escabulléndose como lo había hecho minutos atrás.
Junsu lo esperaba en una esquina y en
cuanto lo vio corrió hacia él, envolviendo
su brazo sobre su cuello.
—¿Y bien como te fue? —Le pregunto.
—Algo me dice que el espectáculo de
mañana será muy interesante.
Fue lo único que respondió antes de
salir corriendo para que Junsu juguetonamente lo alcanzara.
..