jueves, 28 de enero de 2016

Lady Marmalade - Cuarta entrega


Cuarta entrega

“Usando tacones altos, recibiendo amor de los  hombres,
Una chica mala del Moulin Rouge”
—Lady Marmalade


Y
unho acomodó unas cuantas sabanas amarradas a estructuras que le servían como telones para su espectáculo, instalándolas luego en una esquina de la calle. Todo transcurría de modo normal y no había indicios de que eso fuera a cambiar.

—Muy buenos días Jóvenes, veo que ya están preparando todo. —Una voz masculina los sorprendió, haciendo que ambos voltearan. Se trataba del jefe de policía de la zona, acompañado de dos hombres más. Yunho ya tenía historia con la policía. Varias veces había tenido altercados con ellos cuando los abordaban alegando que los shows espontáneos en la calle estaban prohibidos. De alguna forma (Y  gracias al encanto innato de Yunho), el moreno siempre conseguía engatusarlos  para que no se los llevaran. Se había vuelto un experto en tratar con ellos.  

—Buenos días Oficial Lemoine ¿Ha venido a ver el show? —preguntó Yunho, dejando notar algo de sarcasmo en su voz. Él sabía que cuando la policía venía a ellos no era precisamente para pasar el rato.

—Que gracioso joven Jung, pero lamento decirle que no venimos a ser parte de su público.

—¿Ah no? Qué pena, el espectáculo de hoy va a estar genial. —Yunho hizo un puchero.

—No, de hecho no va a haber espectáculo.

Yunho rodo los ojos, sabiendo que otra vez tenía que tratar con este tipo de inconvenientes. —¿Ahora qué es? Me dijeron que en esta zona podía trabajar…

—Recibimos varias quejas de que ustedes estuvieron obstaculizando el tráfico y alterando el orden público.

—¿Pasa algo? —Junsu se acercó al ver que había problemas.

—Solo fue un pequeño incidente Oficial Lemoine, —Yunho les dio la espalda, continuando con la labor de acomodar los “telones” —Le prometo que no va a volver a suceder.

—Exactamente, no volverá a suceder porque le temo decir que sus cosas serán confiscadas en este mismo instante.

—¿Qué? —Yunho arrugó el entrecejo —¿Solo por unas cuantas quejas? Oficial, ni siquiera fue tan grave…

—Fueron ordenes que me mandaron a ejecutar y las tengo que cumplir. Así que si nos disculpa... —El oficial les hizo una seña a sus oficiales subordinados y estos de inmediato empezaron a levantar los artefactos que utilizaba el dúo para hacer sus trucos, números y demás cosas.

—¡Esperen, esperen! —Yunho los obligó a detenerse —¿No creen que están exagerando?

—Son órdenes que me dictaron.

—¿Quién? —Yunho ya estaba comenzando a sospechar algo.

—Eso, a usted no le interesa señor Jung, así que si nos permite tenemos un trabajo que hacer.

—Pero yo tengo derecho a saber quién está perpetrando esto. —Sin importar si eso lo pondría en problemas, Yunho les arrebató bruscamente a los oficiales una caja donde llevaba sus artificios y la protegió con su cuerpo, negándose a entregarla hasta que le dieran razones válidas de porque estaban haciendo eso.

Al instante, Junsu decidió intervenir, pensando que si no lo hacía, las cosas se iban a poner peor. —Esperen, podemos arreglarlo hablando, no tenemos que ir hasta los extremos.

—No, Junsu —Yunho lo interrumpió, manteniendo aun su pose a la defensiva —No podemos permitir que nos confisquen nuestras cosas sin que se nos diga una razón convincente del porqué. Están cometiendo un atropello contra nosotros.

—Señor Jung, por favor deje el drama y entréguenos sus cosas. No tenemos todo el tiempo del mundo.

—¿Quiénes le dieron quejas de nosotros?

—Ya le dije que eso no le interesa.

—¿Quiénes fueron? —Yunho estaba decidido a no dejar olvidar el tema.

—Señor Jung entréguenos las cosas o estaremos obligados a usar la fuerza para conseguirlas.

—¿No fueron “Quienes”, verdad? ¿Fue una sola persona, no es cierto? —Yunho se atrevió a preguntar, hablando lo que había en su mente. Aunque hubiera tenido muchos altercados con la policía antes, nunca ninguno había llegado hasta el punto de tener que confiscarles sus cosas. Esta situación solo habría sido posible de ser provocada por alguien…y él ya tenía en mente quien presuntamente era el responsable. —¿No será que “alguien”  los mando a decomisar mis cosas?

El oficial pasó saliva. —No sé de lo que está hablando y honestamente ya estoy perdiendo la paciencia así que si no me da…

—¿Les pagó no es cierto? —Yunho lo interrumpió —Déjeme adivinar, les propuso una gran suma de dinero a cambio de que hicieran esto.

—¿Esta insinuando que aceptamos un soborno?

—Puede ser. La policía no se caracteriza precisamente por ser la entidad más transparente que se conozca y los ricos como él no se caracterizan por arreglar las cosas sin que haya dinero de por medio. Créame, lo digo por experiencia propia.

—Está bien, es suficiente. No voy a aceptar que manche el buen nombre de la policía de Paris. Oficiales quiétenles las cosas. —Harto de tratar de conciliar con el obstinado de Jung, el oficial le ordenó a sus subordinados quienes tomaron a Yunho de los brazos y le arrebataron la caja justo como el moreno había hecho momentos antes. Pero Yunho no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente, por lo que usando su destreza, él recupero su caja agrediendo en el proceso a los dos hombres. Cuando los oficiales intentaron de nuevo arrebatársela, Yunho los empujó a ambos y cuando fue el oficial mayor quien  intentó hacerlo, fue este el que recibió uno de los fuertes empujones del moreno, haciendo que perdiera el equilibro y se precipitara hacia atrás.

—¡Calma, calma Yunho! —Como de costumbre Junsu intervinó, tratando de controlar a Yunho con sus manos; luciendo nervioso y exaltado a la vez. —¡Vas a hacer que nos arrastren!

La gente alrededor empezó a detenerse, curiosa por saber qué era lo que estaba sucediendo.

—¡Ciudadanos! ¡Observen como la policía comete atropellos contra los más desfavorecidos! ¡¿Qué podemos esperar de nuestros oficiales si en vez de estar atrapando delincuentes, se dedican a complacer los caprichos de un millonario detestable?! —Yunho ya no pensaba, su enojo lo consumía tanto que ya estaba gritando cualquier barbaridad.

—¡¿Yunho te has vuelto loco?! ¡¿Qué estás haciendo?! —Le gritaba Junsu al lado.

—¡Suficiente! —El oficial se puso de pie decidido a acabar con ese bochornoso escándalo de una buena vez por todas. —¡No vamos a permitir que se burle de nosotros! ¡Señor Jung Yunho, Usted queda arrestado por resistirse a un decomiso, levantarse físicamente contra la policía y esparcir calumnias sobre esta!

Dicho esto los dos oficiales que lo acompañaban tomaron a Yunho y lo esposaron mientras este no hacía más que retorcerse y resistirse al arresto. Junsu también fue detenido, acusado de cómplice y los dos fueron metidos a una patrulla, llevados inmediatamente a una unidad policial.


..



—Qué bien Yunho, ahora estaremos todo el día metidos aquí ¿Alguna vez piensas en las consecuencias?

En una celda, Junsu le recriminaba una y otra vez, mientras que el peli negro solo rodaba los ojos, cansado de escuchar la misma pataleta con la que Junsu le había estado jodiendo desde hace más de una hora.

—Ya Junsu, no es tan grave.

—¡¿Qué no es tan grave?! ¡Por poco y nos expulsan de la ciudad!

Yunho suspiro profundo pensando en lo exagerado que a veces su amigo podía ser. En realidad, su arresto solo era una medida preventiva, por lo que duraría solamente 24 horas. Lo que lo tenia mas preocupado en esos momentos era el decomiso de sus instrumentos de trabajo debido a que sin ellos no podría realizar ningún espectáculo, lo que se traducía a no conseguir dinero para su subsistir. Y ahora con el escándalo que había protagonizado contra la policía era más que seguro que no le devolverían sus cosas de buena manera. Tal vez Junsu era un exagerado pero había algo en lo que Yunho también concordaba con él: Esta vez la había cagado y muy hondo.

Pero obviamente no todo era su culpa.

—Ahora no me imagino como nos dejaran trabajar después de esto. ¡Tendremos que salir de incognito!

—Junsu, ¿Puedes dejar de quejarte, por favor? Yo también estoy pasando por un mal momento y lo que más rabia me da es que estemos aquí por culpa de ese prepotente ricachón.

Junsu se acercó. —¿Crees que fue él?

—Pues obvio que fue él, Junsu. No hay razones para creer que haya sido alguien más. Estoy completamente seguro que lo hizo por la vergüenza que le hicimos pasar que día.

—¡¿Ves?! ¡Te dije que no debías meterte con él! Tu dijiste que no pasaría nada ¡Incluso me dijiste que no acabaría enredado en esto!

—Calma Junsu, He estado en situaciones peores créeme.

Yunho le contesto y aunque pareciera que luciera tranquilo y que sobrellevaba la situación con calma, en su interior estaba a punto de explotar. —No podemos dejar que esto nos afecte, no podemos dejar que sus jueguitos nos derrumben. —le dijo, más contestándose a él mismo que a Junsu.

—Señor Lemoine, que gusto verlo el día de hoy.

De repente, una voz resonó en el lugar, una voz que a Yunho ya se le estaba haciendo demasiado habitual y que sinceramente tarde o temprano había estado esperando escuchar allí. Acercándose a la reja, Yunho trato de dar un vistazo hacia la puerta que se encontraba medio abierta y que daba a la oficina del oficial mayor. Él pudo ver una silueta; la cual vestía un elegante traje color negro. Era obvio, sería demasiado idiota si no reconocida de quien se trataba.  

—Veo que cumplió lo que pactamos…

Escuchó murmurar a través de la puerta y solo pudo negar al comprobar el nivel de cinismo que las personas podían tener. El sujeto salió de la oficina y fue ahí cuando sus ojos se encontraron, conectándose de una forma intensa más sin embargo no amigable.

—Oh Buenos días Yunho, no espere encontraste por aquí. —Le saludo de forma burlona, acercándose a pasos lentos a las rejas.

Yunho no le dijo nada y en su lugar solo le sostuvo la mirada, sintiéndose en desventaja por el hecho de estar encerrado allí como si de un perro se tratara. Él penso defenderse, pero no sabía si era su rabia contenida o la humillación de encontrase allí, las que no le permitían hablar.

—¿No dirás nada? Qué raro viniendo de ti, tan insolente que eres…

—Vete y déjanos en paz. Ya no queremos problemas contigo. —Junsu se aventuró a decir, cansado ya de toda la situación.

Jaejoong lo miro de pies a cabeza, despreciándolo. —No tengo porque recibir órdenes de alguien como tú. Además, esto es algo entre él y yo por lo que agradecería que no te metieras.

—Me meto porque es mi amigo y ya estas llevando muy lejos esta situación.

—Pues él mismo se lo busco, le dije que no se metiera conmigo.

Junsu estuvo dispuesto a decirle algo más pero Yunho lo detuvo, diciéndole con la mirada que él mismo arreglaría esto. Por mucho que odiara las palabras prepotentes de Jaejoong, había algo en lo que tenía razón y es que en esta pequeña guerra entre los dos, Junsu no tenía cabida. No podía permitir que su amigo se amargara por cosas que le correspondían a él solucionar.

—Dime, ¿A qué has venido? ¿A burlarte de mí mientras me ves tras unas rejas?

—En realidad no sabía que los habían arrestado. Supongo que fue mejor de lo que pensé.

Yunho hizo una mueca, no dando crédito al nivel de descaro que tenía ese hombre. —Entonces, dime Jaejoong ¿Cuál es tu plan? ¿Hacer que decomisaran mis cosas para quedarme sin trabajo? Felicidades, ya lo lograste, ¿Ahora qué sigue?

Jaejoong puso sus manos en la reja y acerco su cara, susurrándole. —Yunho, ¿Qué no lo ves? Es tiempo que dejes de jugar a retarme y te largues. Te dije que yo podía poner el mundo en tu contra y esto es una pequeña prueba de lo que puedo hacer.

—¿Crees que me asustas con esto? —Yunho se rió. —Por favor, tus pequeños planes no me van a hundir, es más, me dan la motivación para seguir retándote.

—¿Cómo puedes ser tan obstinado?

—Y tú tan insoportable.

Jaejoong respiró hondo, controlando su mente para no hacerlo perder el control. Su rostro y el de Yunho estaban tan cerca, tan cerca como para sentir la corriente de tensión que emanaban sus dos cuerpos a pesar de que una reja los estuviera separando.  

—¿Sabes lo que pienso Jaejoong? Cuando te veo a los ojos, no veo a nada más que un niño asustado que tiene que satisfacer sus caprichos para no sentirse insignificante. Y cuando alguien se le entromete en el camino, no utiliza nada más que bajas artimañas para hacerlo caer, porque sabe que por sí solo no podría contra él.

Jaejoong se alejó de la reja pero en vez de tener una expresión furiosa en el rostro más bien lucia nervioso, como si Yunho hubiera leído una parte de él que ni él mismo conocía.

Con tan solo mirarlo a los ojos.

—Púdrete Yunho —Masculló y salió dando un portazo por la misma oficina por la que había entrado.

A su salida Yunho dejo caer todo el peso de su cuerpo contra las rejas que lo sostenían, escondiendo su cabeza en el proceso. Estaba agotado. Al parecer, discutir con Jaejoong ya no le parecía una idea tan divertida.

—Yunho ¿Estás bien? —Junsu preguntó a su lado, posicionando una mano en su hombro a modo de consuelo.

El más alto levanto la cabeza. —Si —le respondió con una media sonrisa que Junsu no se la pudo creer.

Volviendo a la banca donde originalmente habían estado sentados, Yunho se recostó y pensó. Pensó en algo que pudiera hacer puesto que él no iba a dejar que las cosas se quedaran así.

—Tengo una idea Junsu. —Dijo después de un buen rato, buscando la mirada de su mejor amigo para encontrar complicidad. —Esto ya es personal.

Junsu suspiró, pensando en que no importaba lo que dijera, su terco amigo no se iba a rendir jamás y no iba a dejar esa tonta idea de enfrentársele a Jaejoong. Si así estaba la situación entonces quizá lo mejor era unírsele.

—¿Cuál es?


..


La pelirroja admiró el hermoso vestido que tenía entre sus manos y se lo probó por encima, demostrando que aunque no se lo probara totalmente, aun se veía hermoso en ella. Como todo lo que se ponía.

Esa mañana un regalo había sido dejado en la puerta del Molino rojo. Leyendo el papel que venía con este, el portero hizo la labor de llevarlo  hacia donde pertenecía: A Lady Marmalade. Emocionada, la chica abrió el regalo encontrando dentro de él un vestido largo color rojo, el cual tenía una abertura por uno de los lados de la pierna. La tela no parecía barata y cuando reviso la etiqueta, pudo comprobar que en efecto no era una pieza para nada modesta. Pertenecía a la diseñadora de moda entre la alta sociedad parisina; Coco Chanel.

“Para la chica de cabello rojo, un hermoso vestido para una hermosa Mujer.
K.J”

La chica sonrió tontamente al leer la tarjeta y continúo luciendo el vestido.

—¡Se te ve hermoso! —Oyó murmurar a una de sus compañeras, la cual se encontraba recargada en su puerta junto a otras tantas que solo habían ido a chismosear.

—Lo sé. —ella contestó con arrogancia. Sabía que ese comentario no era sincero, de hecho, ninguna interacción entre ellas era sincera.

Eran solo unas “Queda bien”. 

—Eres muy afortunada de tener tal admirador. —agregó otra.

—Bueno siempre he tenido la facilidad de impresionar a hombres adinerados. No tengo la culpa de que me obsequien cosas bonitas.

—Bueno al menos con ese vestido ahora si tendrás razones para creerte de la alta sociedad, en vez de estarlo fingiendo todo el tiempo.

Soltó con acidez una más de sus compañeras provocando una disimulada risa por parte de las otras. Lady Marmalade volteo a mirarla, arrojando dagas con sus ojos. Nunca faltaba lo que ella clasificaba como comentarios envidiosos. Sacándolas bruscamente de su habitación, Lady Marmalade cerró su puerta, no permitiendo que esas pesadas le arruinaran su momento de alegría. 

A continuación y luego de haberse calmado un poco, ella escuchó ruidos provenir desde afuera de su ventana. Curiosa, ella intentó acercarse pero fue ahí cuando un hombre alto entro por la ventana, haciendo que ella casi se tropezara por la impresión. Se trataba de Yunho, ese hombre al que tanto le gustaba observar en las noches del molino rojo.

—¿Q-que haces aquí? —Preguntó asustada pero al mismo tiempo emocionada de que él estuviera ahí. —¿Cómo lograste entrar?

—Tengo mis trucos. —Él respondió con una sonrisa mientras intentaba recomponerse de tal singular entrada.

Luego de haber sido liberados después de las 24 horas exigidas, Junsu acepto ayudar a Yunho en el plan que este tenía preparado y ambos fueron a dar al Molino Rojo. Junsu entretuvo a los guardias en la puerta mientras que Yunho se escabullía por una reja, intentando pasar lo más desapercibidamente posible. Luego, rogando que acertara, Yunho escalo hasta el segundo piso donde estaban los dormitorios de las chicas y busco el de lady Marmalade. Afortunadamente, la suerte estuvo de su lado y en la primera habitación en la que se metió, fue exactamente la que estaba buscando.

—Vaya Yunho, Tu siempre vienes con sorpresas. —le dijo y tomó el vestido entre sus manos, colocándolo cuidadosamente en un perchero.

—Déjame adivinar, te lo regalo él ¿No? —preguntó al notar el vestido.

—¿Celoso? —Ella sonrió.

Yunho se le acerco. —Sí.

Riéndose, ella se apartó de Yunho, jugando con él como si lo estuviera tentando. —Pues deberías hacer algo al respecto, ya que has venido hasta aquí.

—Bien, para empezar yo no tengo necesidad de impresionarte con regalos costosos. —Él tomo su mano y con habilidad hizo que ella diera una vuelta, quedando frente a frente. —Porque no necesito eso para ocultar mi falta de carácter.

Ella se volvió a reír, dando otra vuelta que los hizo alejarse.

Yunho continúo. —Además yo tengo más cosas para ofrecer, cosas que pueden resultar mucho más interesantes.

—¿No te subestimas, no?

Yunho alzo las cejas,  solicitando una explicación.

—Me refiero a que cualquiera se sentiría intimidado de alguien con tanto dinero como Kim Jaejoong. A ti en cambio te importa poco lo que él haga o me ofrezca, tú confías en que lo puedes superar.

—Bueno siempre he pensado que alguien con dinero no vale nada si no es capaz de sobresalir como persona. Cualquier idiota puede tener una gran riqueza… pero no muchos tienen una gran personalidad. Y hablando con honestidad, para mí el dinero ocupa el último lugar en mi lista de prioridades.

Marmalade miro a los ojos de Yunho, sintiéndose sutilmente atraída por sus palabras. Para ser sincera, ella nunca les prestaba atención a los hombres que no tuvieran tras de sí una gran fortuna. Normalmente los evitaba. Pero había algo en Yunho y su manera de ver la vida que de alguna forma le atraía y le hacía olvidar por un momento su lado ambicioso. Y Quizá este tenía razón. Quizá con Jaejoong podría tener lujos y poder, pero con Yunho tendría diversión y esa propuesta también sonaba bastante tentadora.

—Hablas de él como si ya lo conocieras.

—Hemos tenido algunos encuentros. Muy desagradables por cierto.

—Y hasta pareces odiarlo.

Yunho levanto los hombros. —Algo.

—Bueno bien dicen que uno odia con la misma intensidad con la que ama. —Ella se le colgó a los hombros, mirándolo intensamente. Yunho quedo perdido por unos segundos; la frase retumbando en sus oídos. ¿Ese sentimiento se había vuelto tan fuerte como para ser comparado con el…amor? Era una comparación hasta insultante, pero de alguna u otra forma tenía sentido. —Aun no me has dicho porque has venido aquí… —ella susurro seductoramente recorriendo con detalle la cara del moreno.

—¿Huh? —Yunho aún se encontraba desubicado.

—¿A qué has venido, Jung Yunho?

Cerrando sus ojos, ella acercó su rostro al de él y cuando estuvo a punto de juntar sus labios, su respuesta la dejo a medio camino. —He venido a buscar trabajo —él mascullo.

Ella abrió los ojos, sintiéndose un poco confundida. —¿Qué? —preguntó con desagrado, definitivamente esa no era la respuesta que había esperado escuchar.

—Tuve algunos problemas con mis shows y necesito un trabajo. Algo temporal tranquila. Estoy seguro que los inconvenientes que tuve no duraran mucho.

La mujer aun no lo podía creer. ¿Él había ido hasta allí solo para pedirle trabajo? —¿Y porque crees que yo te daría trabajo?

—Tu no hermosa, Tu jefe. —Yunho pincho una de sus mejillas. —Necesito que lo convenzas para que me deje trabajar aquí, así sea por poco tiempo.

—Bueno y de ser así, ¿De qué crees que podrías trabajar aquí? Por lo que veo no eres una chica.

—No, pero… —De repente Yunho la abrazo por la espalda, sorprendiéndola—Tu y yo haríamos un excelente espectáculo ¿No crees? ¿O crees que sería riesgoso para tu audiencia?

Ella mantuvo silencio, gustándole lo que sus oídos escuchaban. —Quizá, depende de lo que quieras hacer. ¿Quieres ponerlos celosos?

—Tal vez.

—¿Quieres poner celoso específicamente a alguien?

Yunho sonrió. —Sí.

Ante la respuesta, Lady Marmalade dejo escapar una risa, viendo a donde llegaba todo esto. Oh, que excitante era que esos dos hombres se tuvieran  la guerra declarada por ella. Solo por ella. Era obvio lo que Yunho quería, y sabiendo que lo que este tenía pensado pondría irracionalmente enojado a Jaejoong, ella iba a cooperar solo por verlos pelear nuevamente por conseguirla.

—Lo hablare con mi jefe. No creo que le agrade mucho la idea pero, como veras, yo tengo un gran poder de convencimiento en los hombres. —Recalcó esto último.

—Eso no lo dudo.

Dejando esto en claro, ella se alejó y se sentó en su tocador, dándole la espalda. —Si eso es lo único que viniste a decirme, creo que te puedes marchar ya. No es conveniente que estés tanto tiempo en esta habitación. —declaró sonando inusualmente fría y aunque espero que Yunho se negara, él solo le hizo una reverencia y fue hacia la ventana donde había entrado, dispuesto a marcharse.

—¡Espera! —Ella se levantó —Te tendré una respuesta mañana por la mañana.
El asintió con la cabeza. —Bien, fue un gusto visitarte Lady Marmalade. —Tomo su mano y le beso el dorso con gentileza.

—Tiffany. —Ella corrigió.

—¿Qué?

—Quiero que me llames Tiffany.

Él sonrió, colocando un pie en el alfeizar de la ventana. —¿Es Tiffany tu verdadero nombre?

—No, pero puedes llamarme así.

—¿Y por qué no me dices tú verdadero nombre en vez? ¿No confías en mí? — Yunho preguntó mientras hacia un puchero. 

—Debes ganarme para poder decírtelo.

Entonces tomando ventaja de su posición, Yunho se balanceo hacia al frente, alcanzando su oído. —Entonces eso hare. —Dedicándole una última sonrisa, él bajo hábilmente por la ventana, llegando hasta el piso y escabulléndose como lo había hecho minutos atrás.

Junsu lo esperaba en una esquina y en cuanto lo vio corrió hacia él,  envolviendo su brazo sobre su cuello.

—¿Y bien como te fue? —Le pregunto.

—Algo me dice que el espectáculo de mañana será muy interesante.

Fue lo único que respondió antes de salir corriendo para que Junsu juguetonamente lo alcanzara.



..
  



sábado, 23 de enero de 2016

Lady Marmalade - Tercera entrega


Tercera Entrega


P
aris despertaba con un clima agradable ese día, y Jaejoong aprovecho la oportunidad para salir a dar un paseo en su reluciente coche Renault 40 CV. Algo inusual para un personaje de vida nocturna como Jaejoong. Generalmente como no movía ni un dedo ya que no tenía que preocuparse por trabajar, el heredero se quedaba casi todo el día durmiendo en su cama, recuperándose de cualquiera resaca producto de alguna borrachera que hubiera tenido la noche anterior, para, por la noche, volver a emborracharse de nuevo. Eso era su rutina de todos los días, por lo que parecía extraño que justo ese día hubiera tenido ganas de salir de su escondite diurno, aunque quizá todo eso se debía al buen humor con el que estaba el muchacho.

Y es que desde esa noche que Jaejoong había “ganado” en su disputa con el “muerto de hambre” de Yunho,  sus ánimos de hacer cualquier cosa habían rejuvenecido.  Jaejoong tenía que admitir que lo que más les satisfacía no era el hecho de que lady marmalade hubiera quedado impresionada por su regalo, sino el hecho de que había ridiculizado a Yunho y lo había derrotado en la primera contienda que tenían.

“No será fácil tratar conmigo, Jung Yunho”  pensó sonriente mientras miraba desde la ventana del coche a los citadinos caminar por las calles.

—¿No le pareció gracioso la manera en que ese don nadie se quedó mirando luego del regalo que le di a Lady Marmalade?

El guardaespaldas Yoochun, quien estaba a su lado volteo, un poco sorprendido por la pregunta de su jefe, ya que esté pocas veces le dirigía la palabra a no ser que fuera para ordenarle alguno de sus caprichos.

—No lo sé, no me di cuenta. —respondió seco, casi no le gustaba tratar con él.

—Pues se lo perdió, fue muy gracioso. —Jaejoong comentó con una sonrisa, siguiendo con su mirada fija en la ventana.

Llego un momento de silencio pasajero hasta que Yoochun se atrevió a romperlo, preguntando algo que no sabía muy bien si debía preguntar. —¿Por qué le regalo esa joyería tan costosa?

Jaejoong arrugo el entrecejo. —Para conquistarla, obviamente. Las mujeres aman las joyas.

—¿Pero usted no desea conquistarla…o si?

El peli castaño se volteo a mirarlo. —Claro que sí, ¿Por qué cree que me preocuparía si esas no fueran mis intenciones?

—Porque parece que lo estuviera haciendo más bien para complacer a alguien.

—¿Qué quiere decir?

—Que su padre tal vez tiene mucho que ver con esto. —Yoochun comento, obviamente ignorando lo imprudente que estaba siendo.

—¿Y usted con qué derecho viene a decirme esto? No es asunto suyo ni le pedí su opinión. Así que agradecería que mantuviera su bocota cerrada.

Yoochun obedeció y se quedó callado, no sin antes murmurar un leve “Bien, pero ni siquiera usted puede negar que no tiene ni el más mínimo deseo de estar con esa chica” provocando que Jaejoong lo encarara y le exigiera repetir lo que había dicho. Pero antes de que el asunto pasara a mayores, el chofer los interrumpió, diciéndole a Jaejoong que el transito estaba lento porque al parecer había una multitud reunida en algún punto de la calle. Exasperado al ver que no conseguía avanzar ni un centímetro, Jaejoong se bajó del auto, con ansias de averiguar qué era lo que trancaba el tráfico.

—¡Damas y caballeros, están a punto de presenciar el acto de magia más impresionante de todo parís, más bien, de todo Europa!

Jaejoong se abrió paso entre los transeúntes y cuando estuvo en la fila de enfrente de la multitud, él pudo comprobar que las casualidades no eran exclusivamente cosas de la ficción. Era nada más ni nada menos que Jung Yunho quien lideraba el espectáculo acompañado de su amigo de la noche anterior. Genial, no solo tenía que lidiar con él en el molino rojo sino que también ahora se lo encontraba en la calle.

Haciendo un acto de ilusión, Yunho comenzó con un truco sencillo, utilizando dos jarras de metal llenas de agua que parecían cambiar de volumen de contenido cada vez que pasaba el agua de una a otra. Luego cuando estuvo a punto de verter el contenido sobre los espectadores, el agua misteriosamente desapareció, dejando a todos los asistentes atónitos, para luego él mostrar que las dos jarras estaban completamente vacías y bromeando que quizás el agua había escaseado como escaseaba normalmente en las tuberías de París.  Yunho no solo tenía talento para los trucos de magia, también tenía un carisma innato, una chispa que le permitía conectarse con su público, y por consiguiente obtener más propinas.

—¡Gracias! ¡Gracias!—Yunho hacia leves reverencias al público mientras que Junsu caminaba alrededor, recogiendo el dinero en un sombrero. Paso en frente de Jaejoong pero no pudo reconocerlo ya que este ni siquiera hizo el amago de querer depositar alguna contribución. En su lugar, el peli castaño se quedó ahí con los brazos cruzados y la mirada fija, viendo como la gente vociferaba y quedaba encantada con otro truco, mientras que Yunho se vanagloriaba de las alabanzas que recibía. Jaejoong se mordió la boca, odiaba ver como otra persona se llevaba toda la atención y con mayor razón, si esa persona se trataba de Jung Yunho.

—¿Ya termino con sus jueguitos? Esta obstaculizando toda la calle. —Lleno de envidia e importándole poco lo que la gente diría, Jaejoong comentó, haciendo que tanto Yunho como los espectadores voltearan a mirarlo.

Y contrario a lo que hubiera esperado, al verlo Yunho solo le dedico una sonrisa confiada, retornando su atención de nuevo a su público.

—Para mí próximo truco necesitare un voluntario —comenzó a hablar, ignorando totalmente al otro —y creo que alguien ya se está ofreciendo. —De la nada, Yunho saco de su manga una gran cadena de pañuelos amarrados y la lanzo hacia la muñeca de Jaejoong, amarrándose fuertemente alrededor de está como si de verdadera magia se tratara. Luego él jalo los pañuelos haciendo que Jaejoong trastabillara y se precipitara al centro del escenario, justo al frente de Yunho.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —Jaejoong susurró amenazadoramente mientras intentaba desatarse del agarre.

—Solo te estoy volviendo parte del show ¿No quieres ser el centro de atención?

Le preguntó y Jaejoong solo arrugo la cara, visiblemente molesto. Yunho lo haría el foco de atención de la peor manera posible y él lo sabía.

—¡Todos denle un fuerte aplauso a mi voluntario el día de hoy, el guapo heredero Kim Jaejoong!

La multitud vociferó mientras Yunho hacia que Jaejoong levantara el brazo jalando los pañuelos, manejándolo a su antojo como si de una marioneta se tratara.  Jaejoong intentó resistirse pero era tal la fuerza de Yunho que poco podía hacer ante sus jalones.

—Tal vez no muchos de ustedes lo sepan, pero él es el autoproclamado hombre más rico de todo París. Ahora, ¿Por qué un hombre de tal alcurnia estaría de asistente en un show callejero como este? ¿Qué, incluso la clase alta de este país también tiene que rebuscárselas cómo puede? ¿O es que el hombre no es tan rico después de todo? —Yunho lo estaba ridiculizando ante la audiencia, quizá sacándose la espinita que tenía clavada desde la última noche que se encontraron.  —Le voy a pedir muy amablemente a mi voluntario que me entregue su billetera para la realización del siguiente truco.

—¡No te voy a entregar nada! —Jaejoong de inmediato respondió, luchando contra la cadena de pañuelos que lo mantenía amarrado a Yunho.

—Oww parece que nuestro voluntario necesita algo de motivación —Yunho animo al público provocando que toda la audiencia comenzara a exigirle a Jaejoong colaborar con el truco. El castaño obviamente no tenía ni la mínima atención de hacerlo, es más él ni siquiera debía estar en esa situación tan bochornosa.

“¿Dónde carajos está Yoochun?” pensó para sí mismo cuando no pudo encontrar a su guardaespaldas y se maldijo mentalmente en que haya sido tan descuidado de no salir con más guardaespaldas (o al menos con guardaespaldas más eficientes) que lo sacaran de ese aprieto.

—Oh parece que no va a ayudar…entonces tendremos que hacer algo al respecto.

La voz de Yunho lo volvió a la realidad y antes de poder evitarlo, su otra mano ya se encontraba apresada de la misma manera en que estaba la otra, dejándolo ahora a merced completamente del más alto. En definitiva, algo que no podía negar Jaejoong era la habilidad que tenía Yunho para hacer esas artimañas de magia.

“¿Y esto como sucedió?”

—Junsu, Por favor.

Y como si Junsu supiera exactamente lo que quería Yunho, este fue hacia donde Jaejoong y comenzó a requisarlo de abajo hacia arriba, causando que Jaejoong se retorciera para no permitirle sacarle nada. Yunho afianzo su agarre en las muñecas de Jaejoong, inmovilizando. Realmente estaba disfrutando tenerlo así: sometido y completamente a su disposición.

—¡La encontré! —Junsu grito y alzo la billetera sobre su cabeza, entregándosela inmediatamente a Yunho. Con agilidad, Yunho tomo con una mano ambas cadenas de pañuelos con los que inmovilizaba a Jaejoong y con su mano libre recibió la billetera, empezando a requisarla una vez estuvo en su poder.

—¡Espera! ¡No puedes hacer eso, es un delito!

El moreno hizo caso omiso a las quejas y comenzó a sacar uno por uno los muchos billetes de todas las denominaciones que Jaejoong tenía en su billetera.

—Wow, parece que nuestro invitado en realidad si tiene mucho dinero.

A Jaejoong le provoco burlarse. —¿Asombrado de todo el dinero que nunca podrás tener, Jung Yunho? Apuesto que nunca habías tenido entre tus manos tal suma.

Yunho volteo a ver a Jaejoong, a encarar esos ojos desafiantes con una sonrisa. —En realidad no lo necesito. Ya saben lo que dicen: Hombre con gran billetera, es porque algo le falta ¿Acaso tratas de compensar algo de lo que escaseas? —Yunho echo su chiste de doble sentido mientras lo miraba de arriba a abajo. La multitud se rió discretamente  y Jaejoong solo se mordió los labios. Ese Yunho ahora si estaba yendo demasiado lejos.

—Veamos, ¿En que podría gastar toda esta cantidad de dinero? Ya sabemos que a los ricos les encanta gastar en estupideces...como pagarle a un pobre diablo por dejar de acercarse a una mujer por ejemplo. —Se burló —No sería diferente si en vez de eso, yo simplemente lo…quemara —Tomando un puñado entre sus dedos, Yunho hizo aparecer una llama de fuego, reduciendo lo que antes eran billetes a simples cenizas.

A Jaejoong casi le da un paro . —¡¿Qué crees que estás haciendo?!

—O podría regalarlos. —tomando otro puñado, Yunho los lanzo hacia la multitud exaltada que muy eufóricamente recibía el dinero.

—¡Detente, detente! ¡¿Quién te crees que eres?!

—O sencillamente podría desintegrarlos —con sus dedos froto los billetes restantes hasta hacerlos desaparecer. —¿Ves? El dinero se puede ir de las maneras más tontas posibles.  Realmente solo es un pedazo de papel que tiene el valor que nosotros queremos darle y que se utiliza para comprar cosas que incluso nosotros subestimamos su verdadero valor.

—¡¿Qué es esto?! ¡¿Alguna especie de moraleja!? ¡Suéltame ahora mismo y devuélveme mi dinero! —Logrando al fin liberarse del agarre de Yunho, Jaejoong se quitó las vendas de sus manos y se colocó en frente a este, tratándose de recomponer. —¡Entrégueme mi dinero en este mismo instante! —Estiró su mano. Su cuerpo titilando de ira.

—Yo no tengo tu dinero.

—No estoy para sus juegos, ¡Deme mi dinero!

—Te he dicho que ya no lo tengo.

—¡Y yo te he dicho que me lo entregues! ¡No puedo creer que haya sido robado en frente de toda esta gente! ¡Eres un ladrón!

Completamente enojado, Jaejoong se dispuso a salir de ese lugar pero antes de que pudiera hacerlo la voz de Yunho lo detuvo, haciendo que se quedara.

—¡Espera! Yo no tengo tu dinero porque tú lo tienes ahora. Revisa tu bolsillo. —Yunho ordenó y Jaejoong le obedeció, verificando con incredulidad como su billetera efectivamente si estaba dentro de su bolsillo. —Si quieres puedes comprobar que todo tu dinero este ahí dentro. Como dije antes, no tengo necesidad de quedármelo.

Los aplausos del público no se hicieron esperar y Yunho solo pudo responderles con una leve reverencia y con su característica gran sonrisa. Jaejoong, evidentemente humillado, se giró decidido a por fin dejar el escenario.

—Wow, creí que un voluntario como usted dejaría algo de propina. No pensé que fuera tan avaro teniendo tanto dinero. —Sin dar esto por terminado Yunho remató, provocando que Jaejoong se volteara y le arrojara en la cara un billete de 500 francos (la denominación de más grande existente en la época).

—Por lo menos deme las gracias que podrá comer algo decente hoy. —Sin agregar nada más, el peli castaño se abrió paso entre la multitud y se subió a su costoso coche, abandonando el lugar en un santiamén.

Sin dejar que eso le afectase, Yunho siguió haciendo reverencias a su audiencia mientras que esta se disipaba y volvía a sus actividades normales. Luego de que ya no hubo más gente en el lugar, Yunho se sentó en una especie de caja de madera que había en su escenario y se dispuso a relajarse; tomando agua y aflojando sus músculos. Ese había sido un show muy agotador.

—Creo que te pasaste un poco de la raya. —Junsu le comento sentándose a su lado, tomando también un sorbo de agua. 

—¿De qué hablas? Solo le jugué un par de bromitas tontas, nada más. —le respondió, tratando de actuar inocente. Dentro de sí, él también sabía que quizá si se había pasado un poco. Tan solo un poco.

—¿No crees que pueda tomar repercusión por esto?

—Tal vez, pero sea lo que haga no me dejare intimidar.

Junsu chasqueo la boca. —Se ve que no le tienes ni una pizca de miedo.

—¿Y porque lo tendría? —Yunho se rio. —Ese tipo no es más que un mocoso dándose ínfulas de poderoso. He tratado con hombres así. Sé que no hay porque temerles.

—Bueno puede ser que su personalidad no sea tan poderosa como intenta reflejar, pero un hombre con dinero siempre va a ser de cuidado. Nunca sabes lo que pueden hacer para conseguir lo que desea.

—Es por eso que son la peor clase de persona. —Yunho suspiro, sacando de su bolsillo un cigarro.

Unos minutos de silencio pasaron. Junsu aprovecho para arreglar su pequeño escenario improvisado preparándolo para el siguiente show, no quitándole la vista a su amigo. Todo este asunto con el ricachón de Jaejoong le parecía innecesario. Innecesario e infantil. ¿Qué razones tenia Yunho para enfrentársele así? Junsu sabía muy bien que aunque Lady Marmalade fuera una mujer exuberante, Yunho no tenía mayores intenciones con ella. Más bien todo eso lo hacía para amargarle el momento a Jaejoong, tomando eso como un juego más que otra cosa. Pero ¿Realmente valía la pena?

—Solo te voy a decir algo Yunho —Junsu hablo segundos después cuando tuvo el escenario casi listo para la próxima presentación —cuida muy bien tus palabras y tus acciones. No sabes lo que puedes provocar.

—¿Todavía sigues con ese tema? Creí que ya lo habías olvidado.

—No lo puedo olvidar porque me siento intranquilo. Soy tu mejor amigo desde hace años y sé lo obstinado e imprudente que puedes llegar a ser. Y eso te podría afectar. Y cualquier cosa que te afecte a ti, podría afectarme a mí.

Yunho se levantó de su asiento, botando su cigarrillo lejos y encarando al menor que tenía una seria expresión de preocupación en su rostro. —No te agobies Junsu, esto es entre él y yo, no debes porque estar involucrado. —A continuación Yunho le ofreció un abrazo amistoso a su compañero, tratando de alejar su ansiedad.

Pero Junsu aún se sentía intranquilo. —¿Cuáles son tus razones para hacer esto Yunho? ¿Es solo para no dejarlo ganar o en verdad si estás enamorado de esa mujer?

Yunho respiro profundo, mirando hacia al frente. —No me gusta cuando las personas malas obtienen lo que quieren, más aun si son personas egocéntricas que creen que por tener dinero pueden hacer lo que se les venga en gana.

—Bueno, pero eso no es de tu incumbencia después de todo.

—Se convirtió de mi incumbencia cuando el estúpido llego a ofrecerme dinero. Él fue el que se lo busco.

—Aun así creo que te estas involucrando demasiado y no deberías.

Yunho rodo los ojos ante la enésima advertencia de su amigo. No entendía porque Junsu se preocupaba tanto si a la final esto no era más que un simple pasatiempo para él. Molestar a Jaejoong era de cierta forma entretenido por lo que no veía nada de malo continuar hasta donde pudiera. Además, al momento que se llegara a aburrir simplemente lo dejaría, por lo tanto estaba seguro que esto era completamente pasajero.

—Junsu, —hablo una vez más, intentando con esto callar todos los pensamientos angustiosos de su amigo —Yo sabré cuando parar así que relájate, estás haciendo una tormenta en un vaso de agua. En realidad no es nada importante. —Palmeo el hombro de su amigo y se dispuso a continuar ordenando lo que su amigo había dejado inconcluso —Mejor ve y alístate. Tenemos un show que continuar.



..



Noche festiva en el Molino rojo.

Las chicas agrupadas en línea bailaban el célebre Can Can, ondeando sus aparatos vestidos y realizando patadas altas que dejaban chismosear a los espectadores tanto sus piernas como su atrevida ropa interior. Una parte del público, eufórico, también bailaba, contagiado por la alegría de las bellas bailarinas, mientras que la otra parte tan solo aplaudía mientras se seguían emborrachando con costosas bebidas de alcohol. Había risas, purpurina, luces por todas partes, sin embargo, Jaejoong desde su exclusivo balcón tan solo permanecía ahí…anclado a una silla bebiendo tranquilamente su copa de champagne. Él echo un vistazo a su alrededor; hasta sus guardaespaldas parecían más emocionados con el show.

Jaejoong lucia indolente, ajeno al ambiente y ni el mismo sabia porque. ¿Había sido su desagradable encuentro de la mañana con el artista callejero que lo tenía así? ¿O era la falta de motivación quizá? No, no podría ser eso. Lady Marmalade no le había quitado la vista de encima y de vez en cuando le mandaba besos voladores o miradas picaras desde el escenario donde bailaba con sus demás compañeras. Era bastante notorio que la bailarina también sentía un interés por él, por lo que un cuarto del trabajo estaba hecho. Como lo había previsto, él no tendría la necesidad de esforzarse mucho por obtenerla, pero…. ¿Realmente era lo que quería?

—¿Pero usted no desea conquistarla…o sí?

Los recuerdos de la conversación que había tenido con su guardaespaldas en la mañana invadieron su mente.

“Claro que lo deseo, ella es una mujer hermosa” su mente respondió mientras miraba a la joven divertirse en el escenario. Su gran vestido, su piel blanca y su cabellera deslumbrante…todo en ella parecía brillar. En verdad, sobresalía entre las demás.

“Lo deseo…La deseo” en su cabeza repetía, tratando de convencerse.

—Porque parece que lo estuviera haciendo más bien para complacer a alguien.

—Mi padre…—de repente murmuró, lo suficientemente bajo para que solo fuera audible para él mismo.

Aunque lo intentara negar, su padre era el que había sido el de la idea en primer lugar y también era él el que lo orillaba a conseguir su propósito. Por más que se convencía no podía ocultar ese hecho, pero Jaejoong estaba tan ensimismado en la idea de agradarle a su padre, que hasta las aspiraciones de él las tomaba como suyas.

—Si mi padre desea eso, entonces yo también lo deseo.

Dijo. Esta vez fuerte y claro. Tan fuerte que su guardaespaldas Yoochun lo escucho pese a toda la algarabía que había en el lugar.

—¡Silencio, silencio todos! —La voz de marmalade resonó en el sitio, haciendo que el sonido de la música, las risas y murmullos mermaran al instante —Hoy quiero brindar por un invitado muy importante que siempre acude a nuestra casa, el molino rojo, todas las noches sin falta. Quizá algunos de ustedes lo conozcan, quizá la mayoría no sepa de quien se trate, pero sin duda él se está ganando un lugar muy especial en el corazón del molino rojo… ¡Todos alcen sus copas por el guapo heredero Kim Jaejoong!

Esa entrada que se le había hecho muy similar a una que había escuchado ese mismo día inundo los oídos de Jaejoong. De pronto, Su vista se vio enceguecida cuando el reflector de luz lo ilumino y él pudo ver como todos los asistentes voltearon su rostro para verlo a él.

—¡Salud! —con una copa en la mano ella brindo y todos la imitaron, quizá lo bastante borrachos para no importarles por quien es que estaban brindando.

—¡Salud!

Las voces se mezclaron en un unísono y Jaejoong estaba tan confundido que no pudo ver como Lady marmalade dejo de verlo a él y dirigió su atención a un lado, a un hombre que tenía exactamente la misma sonrisa de ella. Ellos compartieron miradas, cómplices.

—Salud. — Jaejoong repitió cuando al fin reaccionó y tomo un gran sorbo de champagne, enfocando su vista luego, en la multitud que aún lo observaba.

Él inspecciono los cientos de rostros, buscando a alguno que se pareciese al artista. No lo encontró. Yunho no había ido esa noche y quizá, solo quizá, esa era una de las razones del porque se encontraba tan aburrido.




..

Nota: Si, se que Jaejoong es algo pesado en este Fic, pero me gusta escribirlo asi porque creo que no habia escrito un Jaejoong malo por decirlo de alguna forma en alguno de mis anteriores historias.

Espero comentarios y gracias por leer.