Capítulo 18 — La corte
de arcángeles: La verdad seria la llegada a su
alivio espiritual, pese a que esta también sería su condena.
“Yunho, Yunho, Yunho….
—¡Jaejoong….No te preocupes por mi…
vete!
Yunho, ¿Dónde
estás?... ¿qué te ha hecho?
—¡¡¡Jaejoong vuela!!!”
El
ángel se despertó sobresaltado e hizo una mueca cuando la fría pero acogedora
brisa le estrello en las mejillas. Un tanto desorientado, Jaejoong alzo su
rostro lentamente y su mente se activó ante el ambiente resplandeciente que lo recibió
esa mañana. Luego, con los sentidos ya alerta, el ángel se percató de estar en
una silla dorada, sentado en ella. Él quiso moverse de su lugar, pero sus
extremidades no le respondieron, era como si estuvieran atadas por lazos
invisibles. Luego el miro su cuerpo. No había ningún rastro de maltrato,
suciedad ni heridas. Sus alas también parecían estar en perfecto estado así que
al parecer los ángeles lo habían curado.
Dirigiendo
su mirada al frente, Jaejoong vio a los arcángeles reunidos en una mesa dorada,
mirándolo fijamente. Al contrario de sentirse asustado, Jaejoong solo dejo
escapar un suspiro de resignación, sabiendo que este día vendría. Que el día
que tendría que responder por sus travesuras y sus actos osados de estos últimos
meses, al fin había llegado.
—Creo
que ya sabes porque te encuentras aquí, Joven ángel —Inicio el arcángel
Leeteuk, hablando con voz prominente.
—Si…—Respondió
Jaejoong bajando la cabeza.
—Has
tenido unos días muy agitados estas últimas semanas ¿No ángel?
Jaejoong
no respondió nada, tan solo se limitó a esconder la cabeza, en un signo claro
de vergüenza.
—Ángel,
sabemos una parte de tu historia, pero queremos oírla de tu boca. Queremos oír
tus razones de cometer tal desobediencia. Así que sin más preámbulos,
comencemos. Adelante, te escuchamos.
El
arcángel líder se cruzó de brazos y los demás arcángeles se inclinaron
levemente hacia adelante, con ansias de escuchar lo que diría el pequeño ángel al
frente.
Sin
quererlos mirar a los ojos, Jaejoong se mordió la boca, inhalando aire una y
otra vez, como si eso le diera el coraje para poder hablar. Y aunque le
resultara difícil contar todos los detalles de su historia de algo estaba
seguro: él no quería decir mentiras de nuevo. No quería seguir en este círculo
vicioso de deshonestidad.
La
verdad sería la solución a todos sus problemas.
La
verdad seria la llegada a su alivio espiritual, pese a que esta también sería
su condena.
—Yo
baje a la tierra por curiosidad. Quise ver la vida humana y experimentar lo que
los ángeles guardianes experimentaban —Jaejoong empezó, lento y bajo, sin
permitirse levantar el rostro —y conocí a un humano en el proceso. Shim
Changmin.
El
arcángel Siwon, presente en el juicio como todos los demás, apretó los labios
ante la mención del nombre, pensando en lo escurridizo que el destino podría
ser.
—Él
no contaba con un ángel guardián, por lo que para pasar más tiempo con él, yo decidí
ser su ángel guardián contra todas las reglas…
—¿Por
qué razón ángel? —pregunto el líder.
Jaejoong
escondió aún más su cara (si eso era posible) y tomo una larga respiración
antes de confesar su primer gran delito.
—Vamos,
Jaejoong, hazlo. Solo así podrás quitarte ese peso de encima —Escucho a hablar
a su amigo Junsu, que se encontraba a unos pocos metros de su lado, actuando
como testigo.
Incitado
por los ánimos de su amigo, el ángel prosiguio. —Porque me enamore de él. —Jaejoong
admitió y Los arcángeles se tensaron al escucharlo. Claro, ya lo sabían, Junsu
les había dicho la vez anterior, pero escucharlo de la boca del joven Ángel era
la confirmación que necesitaban.
—Pero
esperen hay mas —interrumpió de repente Jaejoong cuando uno de los arcángeles
se proponía a hablar. —También hay un demonio.
Oh,
esa era la parte que faltaba. La parte que aún no habían escuchado y que
seguramente sería la más escandalizante de todo el relato. Siwon se ajustó en
su asiento, recordando la primera vez que había encontrado al ángel con el
demonio, complacido que después de todos esos meses, al fin escucharía la verdad
que había estado esperando…pese a que su mente ya había comenzado a sospechar
que era lo que se trataba.
—Cuéntanos
ángel, cuéntanos del demonio. —Tomo la palabra el líder otra vez, tratando de
hablar lo más tranquilamente que podía.
—Es
un demonio que se acercó a mí en una noche…y luego jamás se volvió a ir. Su
nombre es Yunho y durante mi estancia con Changmin, el me acompaño todos los
días, alegando que quería ser mi amigo.
—¿Un
demonio queriendo ser amigo de un ángel? Eso no tiene sentido.
—Lo
se señor arcángel, y también pensé que era extraño, pero yo, siendo tan solo un
ángel inocente del cielo, no supe ser más precavido…y acepte ser su amigo.
Los
arcángeles arrugaron la mirada por varios segundos, pensando en lo extraña que
se ponía esta historia. —Y bien ¿Qué sucedió?
Jaejoong
entrelazo sus manos con nerviosismo, temeroso de continuar con su declaración.
Si los arcángeles se habían tensado por escuchar su confesión de amor hacia un
humano, no sabía cómo iban a reaccionar por lo siguiente que iba a decir.
—Pues…yo…yo
y él….yo…
—¿Ustedes
qué?
—Yo…—De
repente, Jaejoong se quedó mudo, no logrando articular palabra alguna. Eso alarmo
a los presentes.
—Jaejoong,
¿Qué sucede? —Junsu se acercó cuidadoso, tratando de no sobrepasar el límite
que los arcángeles le habían impuesto para poder quedarse en el juicio —¿Acaso
ese demonio te hizo algo malo?
—No,
No…—el ángel negó, intentando controlar sus emociones —es que es muy duro de
decir….realmente esto es duro de decir. Yo cometí algo malo…mi corazón cometió
algo malo.
—¿A
qué te refieres?
El
ángel estiro su rostro, tratando de tomar una respiración que le ayudara a testificar
de una vez por todas —Mi corazón comenzó a amar a ese demonio también. Mi
corazón se enterneció con los gestos amables que Yunho me dedico…y no lo pude
evitar.
—¿Tu
entonces te enamoraste del demonio? —pregunto el arcángel Siwon.
—Sí,
Así es.
“Entonces lo
consiguió” Pensó el
arcángel Siwon al oír la declaración del pequeño ángel en la silla “Ese busca problemas de Jung Yunho lo
logro”
—¿Qué?
¡Pero tú me dijiste que no te habías enamorado de un demonio! —Interrumpió
Junsu, reclamándole al ángel —¿Me mentiste?
“Supongo que ni la
muerte lo pudo evitar”
—Si
lo hice, Junsu. Mentí más de una vez…pero ya estoy cansado de hacerlo. Quiero
dejar de mentir. Lo siento Junsu, siento no habértelo dicho antes.
—Pero
porque…yo…no sé qué decir —Junsu trastabillo hacia atrás, con una mueca que
mostraba decepción y tristeza a la vez. Entonces él había estado en lo cierto
la vez que se encontró a Jaejoong en el bosque. Jaejoong efectivamente si se
había enamorado de un demonio.
—Lo
siento Junsu —escucho repetir de nuevo a Jaejoong mientras el ángel volvía a dirigir
la mirada hacia la corte que lo juzgaba —También pido perdón al cielo, porque
no debí…pero no pude evitarlo.
—¿Comprendes
que eso es un pecado, no Jaejoong? —dijo el ángel Leeteuk.
—Si,
por eso pido perdón, ahora y a ustedes. —Jaejoong paso saliva duro, continuando
con su declaración —Pronto los sentimientos que creía sentir por Changmin se
fueron esfumando convirtiéndose en sentimientos de amor por Yunho…y el me correspondió.
El me abrazo y me acobijo dejando de lado sus sentimientos perversos…aun así,
una parte de él seguía siendo maligna. O tal vez todo de él, no lo sé, este es
el momento en que no sé qué creer.
—¿Por
qué?
—Porque
él me mostro su verdadero yo cuando se enteró de mis sentimientos ya casi
olvidados por Changmin. Él lo malinterpreto y se quiso vengar haciendo que
Changmin matara a su novia, convirtiéndolo en un pecador.
—¿Entonces
el alma del humano que sostenías cuando te rescatamos es inocente?
—Sí,
yo lo condene porque deje que las cosas se salieran de control. Changmin
siempre había sido un humano ejemplar, amable y bueno, pero fue por los celos
de Yunho que lo hicieron perder la cabeza y cometer tal barbaridad. Yunho lo
poseyó completamente, uso toda su fuerza…Changmin no pudo negarse. No pudo
resistirse ante el mal. —Jaejoong se detuvo en seco, tratando de tomar aliento
ya que había estado hablando sin parar —Fue ahí cuando decidí remediar las
cosas e ir al infierno por su alma, pero termine equivocándome, termine cayendo
en la trampa de otro demonio y termine
en las manos del mismo diablo. —el ángel cerro los ojos al recordar todo el
horror que había vivido allí abajo —Les pido por favor que no lo condenen, que
lo dejen entrar al cielo porque él no tiene la culpa de nada. Por favor.
Leeteuk
suspiro, tratando de mantener su mente fría—¿Y qué hay de ti ángel? ¿Vas a
rogar la misma petición para ti?
—Yo…de
verdad…no lo sé…
—¿Por
qué no?
—Porque…
yo no estoy arrepentido del todo.
—¿A
qué te refieres?
—Porque,
porque…yo creo que aún sigo enamorado del demonio —Jaejoong admitió, no solo a
los arcángeles sino también a su corazón. Decir que el acto que había hecho
Yunho por el: de ir contra su voluntad, enfrentarse a su amo, entregarle a
Changmin y finalmente liberarlo; no lo había tocado, sería un total engaño.
—Pero
el demonio causo todo esto, causo toda tu desgracia ¿No es así, ángel?
—Sí,
pero él también fue a rescatarme. A pesar de que sus intenciones al principio
no eran buenas, a pesar de que me hizo creer cosas…yo…no lo sé, yo siento que
él actuó con honestidad. Algo dentro de mí me dice que él también se enamoró de
mí y que realmente se arrepintió de lo que me causo. Mi sexto sentido me lo
dice.
Y
si aunque el corazón de Jaejoong fuera ingenuo e inocente, también podía ser
muy certero.
—Pero
eso no puede ser posible, un demonio no es capaz de amar ni de sentir aquella
clase de sentimientos, su espíritu no está diseñado para eso —Argumento el arcángel
Donghae.
—Pero
tal vez pueda cambiar, su alma puede cambiar por la acción de un ángel —refuto
el arcángel Kangin.
—¿Entonces
el alma de un demonio puede convertirse en buena así de la nada? —pregunto otro
arcángel.
—No,
¡Eso es una calamidad!
Los
arcángeles comenzaron a discutir de repente, soltando argumentos, preguntas o
negaciones del porque era o no posible que un demonio fuera contra su
naturaleza del mal.
¿Acaso lo era?
—¡Silencio,
Silencio! —Interrumpió entonces al fin el arcángel Leeteuk, decidido a poner
orden y continuar con el juicio —no estamos discutiendo eso en este momento, así
que no viene a colación este tema.
—Pero
señor —intervino el arcángel Siwon, inusualmente callado entre todo el alboroto
—puede ser que el alma de un demonio pueda recuperarse de todas formas si es
capaz de sentir amor.
—Tal
vez pero aún falta saber muchas cosas, cosas que faltan de esta historia —el arcángel
volvió a mirar a Jaejoong, dirigiéndose ahora hacia él —Ángel necesito que me
respondas algo y quiero que lo hagas con total honestidad. ¿Tú fuiste íntimo
con el demonio?
Ante
la pregunta Jaejoong se sonrojo, imaginando lo que significaba —¿Qué?
—¿Yunho
y tu consumaron su supuesto amor?
El
ángel abrió los ojos, comprendiendo al instante las intenciones de la pegunta.
Bajando la cabeza, apretando los ojos y dando un tímido asentimiento de cabeza,
Jaejoong dejo saber lo que sus labios no querían decir. Ante la afirmación, los
arcángeles dejaron escapar un suspiro compartido de asombro y desaprobación.
Esto era lo último que faltaba para condenar aun más al ángel.
—Entonces
tú y el demonio pecaron…de esa forma…
—Sí,
así es. —musito el ángel bajito, casi entre dientes.
—Jaejoong…¿Es
eso cierto? ¿Tú cometiste eso? —susurro
el joven Junsu desde un lado, terriblemente impresionado por todo.
—Sí,
Lo siento.
Leeteuk,
Siwon y los otros arcángeles volvieron a compartir una mirada, sabiendo que las
cosas para Jaejoong no iban a ser buenas. Quizá podrían perdonar que Jaejoong haya
escapado del cielo y se haya otorgado un título de ángel que no le correspondía;
quizá podrían dejar pasar el ingenuo enamoramiento del ángel por un humano, pero
definitivamente el que el ángel se haya dejado engatusar por un demonio y
realizado actos impuros con él, era algo que no tenía discusión. Era como una
traición a sus semejantes, Una burla a los parámetros divinos establecidos en
el cielo. La deslealtad más grande que un ángel podía cometer.
Aun
así…
—Ángel
Jaejoong —Hablo segundos después el arcangel Leeteuk, interrumpiendo el
silencio acusatorio —¿Dónde está ese demonio, donde esta él?
Jaejoong
levanto el rostro, recordando el destino del pobre demonio. Por la interrupción
de los ángeles, él no había podido ver lo que finalmente le había sucedido a
Yunho, pero por la ira y crueldad del ser supremo de los demonios, el ángel
podía llegar a imaginar el final aterrador que el demonio había tenido. Aunque
cabía la posibilidad que dentro de todo el alboroto, Yunho hubiera logrado
escapar. Jaejoong esperaba que fuera así. —Yo no lo sé. Él fue a liberarme del
encierro, pero resulto completamente herido y su amo lo castigo cruelmente por
llevarle la contraria.
—¿Ese
demonio se interpuso a su amo, por intentar liberarte?
—Si…pero
él nunca debió hacerlo. —Susurro, sus lágrimas de nuevo agolpándose en sus ojos
—él se sacrificó por mí bienestar y no estoy muy seguro de que paso con él. Por
tal razón, siento que mi deber es ir a ayudarlo…yo debo ir a ayudarlo. —Jaejoong
dicto determinante, sin molestarse en pensar las consecuencias.
—¿Estás
diciendo que a pesar de todo lo quieres ayudar?
—Sí.
—¿Te
das cuenta de lo que dices Jaejoong? ¿Te
das cuenta que esto te perjudica aún más frente a nuestros ojos?
Jaejoong
cerró los ojos. —Sí.
Ante
la afirmación, los arcángeles supieron que era tiempo de dar un veredicto. Casi
que comunicándose con sus mentes, ellos discutieron entre sí, para decidir cuál
sería el destino del pobre ángel descarriado. Ellos sabían que Jaejoong no era
un Ángel malo, que por sus palabras y sus acciones, Jaejoong era un ángel más
que misericordioso al querer perdonar a un demonio que le había causado
problemas, aun así, las reglas existían y existían para todos, por lo que no
podían simplemente actuar como si nada hubiera sucedido.
Jaejoong,
por otra parte, tan solo se mantenía con la cabeza gacha, lanzando miradas a la
corte y a su amigo Junsu de vez en cuando. El estar atado a una silla, con ojos
mirándolo acusatoriamente y esperando un juicio, lo hacían sentir como el peor
maleante del universo, pero a pesar de aquello, su mente solo se dedicaba a
pensar en el destino de Yunho. Tal vez era patético y demasiado crédulo el
preocuparse, considerando que su mismo bienestar corría peligro en esos
precisos momentos, pero sinceramente, él prefería sacrificar su destino ahora
mismo si con eso conseguía saber del estado del demonio.
No
cabía duda que Jaejoong era, a pesar de todo, un ángel. Un angel incapaz de
sentir rencor pese a todos los sucesos.
—Bien,
hemos tomado una decisión —dicto el arcángel Leeteuk cuando la corte al fin se
pudo poner de acuerdo. Siwon mostraba una cara de terrible preocupación, pero
confiaba en que la decisión que habían tomado era la correcta y que tal vez, a
la larga, sería beneficiosa para el ángel.
—Jaejoong,
ángel del cielo, la corte de arcángeles te hemos encontrado obviamente culpable
de traición a la comunidad celestial y al reglamento establecido por el
supremo. Bajaste del cielo sin permiso, te hiciste pasar por un ángel de la
guarda, te enamoraste de un humano y un demonio, y por último, cometiste un
acto carnal indebido con él. Por tales razones y de acuerdo a nuestros códigos,
tu condena será ser desterrado del paraíso y se te quitaran todas las
condiciones de ser angelical que ahora posees.
Jaejoong
bajo la cabeza, escuchando con sumisión las consecuencias de sus acciones.
—Aun
así…hay una oportunidad, hay una oportunidad para que tu alma y la del demonio
puedan salvarse.
De
inmediato, Jaejoong volteo a mirarlo con un dejo de esperanza en su ser.
—Según
tu relato, ese demonio es algo inusual. Pese a su naturaleza como criatura del
inframundo, el demonio desarrollo un supuesto afecto hacia ti y se aventuró a
rescatarte, yendo contra los deseos de su amo. Eso prueba que el demonio tiene
aún algo de bondad en su corazón y que su alma puede ser rescatada. —El
arcángel Leeteuk de pronto se levantó de su sitio, apuntando al ángel con su
cetro —Como ángel debes probarnos que eres fiel a nosotros, así que tu misión
será devolver el alma de Yunho al paraíso. Si lo logras, tus pecados serán
perdonados y seguirás siendo un ángel hasta el fin de los tiempos, si no, tus
poderes serán revocados y se te condenara a vivir como un alma en pena por el
resto de tus días.
¡¿Alma en pena?!
Oh
no, convertirse en un alma en pena era lo peor que le podía suceder a un ser,
puesto que era existir sin existir realmente. Las almas en pena eran almas que
no pertenecían al cielo ni al infierno. Seres vagando sin rumbo por el mundo,
sin un lugar a donde ir ni un propósito que cumplir, sin estar siquiera
conscientes de su existencia.
Si
aceptaba la oferta de los arcángeles, Jaejoong sabía que se arriesgaría a
mucho, sin embargo…
—¿Entonces
si logro que Yunho entre al paraíso, él y yo podemos estar siempre juntos?
—Así
es.
…ese
era el riesgo que tenía que correr para poder alcanzar la felicidad.
—Entonces
acepto —dijo el ángel decidido, más decidido de lo que había estado nunca.
—Bien,
libérenlo.
A
continuación, Jaejoong sintió como las cadenas invisibles que lo apresaban a la
silla lentamente se esfumaban y él se pudo poner de pie, listo para cumplir con
su cometido.
—Yo
te acompañare ángel, por si el demonio intenta hacerte daño de nuevo —le dijo
Siwon mientras se acercaba a él y le ponía su mano amistosamente en el hombro.
El menor le respondió con una leve sonrisa valiente.
—Ángel
Jaejoong, tienes una misión, y los arcángeles y yo esperamos que tengas éxito
en la misma. Recuerda que el precio a pagar si fallas es muy alto. —sentencio
el líder de la corte.
—Lo
sé.
—Bien,
si no hay nada más que decir, les permito que salgan y vayan en busca de ese
demonio. Que el bien los acompañe. —Sentencio Leeteuk para luego extender su
cetro en dirección hacia las puertas del cielo, dando la señal de salida tanto
al arcángel como al ángel. Los demás miembros de la corte hicieron lo mismo,
imitando a su líder con sus cetros en la mano.
Antes
de salir, Jaejoong se aproximó hacia Junsu, viendo al pequeño ángel sentado en
una nube, con su cuerpo recogido y sus brazos acobijando su cuerpo.
—Junsu,
—Jaejoong lo tomo del rostro —Sé que estas decepcionado de mí y que tal vez ni
me quieras hablar en este momento, pero solo quiero que sepas que te quiero y
que estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por mí. Eres el mejor amigo
del universo. —le confesó para luego darle una abrazo reconfortante, dejando
escapar unas cuentas lágrimas en el proceso.
—Jaejoong,
estoy molesto contigo, sin embargo no quiero que te suceda nada malo. Si te
conviertes en un alma en pena quizá nunca más te pueda volver a ver. —le
respondió Junsu inquieto, dejándole saber todas sus preocupaciones.
Ante
eso, el ángel tan solo le dedico una sonrisa y se inclinó para darle un beso
suave en la frente, con ansias de calmarlo —No te angusties. Estoy seguro que
encontraremos la manera.
Dándole
unas últimas palabras de adiós, Jaejoong se despidió de Junsu y junto a Siwon,
emprendió vuelo hacia abajo, en busca del alma en desgracia del demonio Yunho.
..
Arrastrándose
débilmente por el piso, el demonio se percató de que se encontraba en el campo
de flores cerca al bosque donde había estado con Jaejoong los últimos meses. En
el pasado, realmente odiaba ese campo, todas esas flores con sus aromas dulces
y sus colores vivos lo mareaban, pero ahora, honestamente no había lugar en
donde quisiera estar más que ese campo. La suavidad de los pétalos rozando
contra su alma herida era reconfortante y el aroma agradable lo hacía recordar
tanto pero tanto a Jaejoong.
Porque
estar con Jaejoong era como sentir aquellas sensaciones reconfortantes y
agradables en su cuerpo.
—Si
tan solo pudiera volver a verte… aunque fuera solo por ultima vez —el demonio se
susurró a sí mismo, luchando para que su voz pudiera escucharla al menos el
mismo. Su estado era completamente deplorable, su amo lo había lastimado hasta
el grado que ya ni siquiera podía mantenerse de pie. Se sentía como si se
estuviera literalmente rompiendo por dentro.
Quemándose
por dentro.
—¡Yunho, Yunho…! —el demonio se rio ante
las burlas de su mente cruel, la cual reproducía sin cesar la voz celestial del
tierno ángel.
Como
si Jaejoong estuviera ahí mismo con él.
—Quizá
mi castigo es perecer solo…por todo el daño que le hice.
—¡Yunho!
El
demonio escucho a la distancia y se dio cuenta de que no era su mente la que le
reproducía la voz de Jaejoong en su cabeza, sino que era èl mismo Jaejoong
quien venía volando hacia él de manera desesperada. El ángel aterrizo y se
arrodillo a su lado, sosteniéndolo boca arriba con sus dos brazos.
—Oh
dios, mira como estas…—el ángel sollozo bajito observando los retazos de los
cuernos y alas destrozadas que habían quedado en el demonio. —lo lamento tanto.
—Jaejoong,
—Yunho se las arregló para hablar, incrédulo por la aparición del ángel —¿Por
qué…estas aquí? ¿Qué… haces…aquí?
—No
es obvio…he venido a ayudarte, Yunho. —Explico el ángel —¿Cómo lograste
escapar?
—En
todo el alboroto…yo pude escapar…me las arregle…para salir por el túnel…
—Oh
me alegro tanto de que lo hayas hecho. —Jaejoong consoló a Yunho dejando
sutiles besos en su cara, recordado como en el pasado, sus besos eran la curación
para Yunho —No te preocupes Yunho, todo estará bien. Te recompondrás de tus
heridas y muy pronto volverás a estar sano. Quizá no vuelvas a tener las alas
que tenías…pero yo haré que las mías sirvan para los dos.
—¿Qué?
¿Por qué…dices…eso? ¿Por qué…eres tan dulce conmigo? …pensé que me odiabas…
Jaejoong
se quedó mirando a Yunho, sus ojos nublándose. —No. Soy incapaz de odiarte. Soy
incapaz de hacerlo…yo simplemente no puedo.
—Jaejoong…no
seas así…no seas así conmigo. Debes odiarme…yo te hice daño. ¿No lo
recuerdas…acaso?
—Claro
que sí, sin embargo yo ya te perdone. Ya te he perdonado.
No,
no era posible tanta misericordia. Jaejoong era tan bueno, él de verdad no se
lo merecía. —Jaejoong vete…por favor. Ve al… cielo y no mires atrás… no te
preocupes por mí.
—No,
no puedo hacerlo Yunho. Yo debo estar contigo. Te curare y todo saldrá bien ¿De
acuerdo? —Jaejoong acuno entre sus brazos el rostro malherido del demonio,
susurrándole al oído —Te hare una cama de flores para que descanses y curare
las cicatrices de tu cara. Nada volverá a salir mal porque yo te enseñara a ser
bueno, te enseñare a ser bueno, te
enseñare a ser bueno Yunho —Jaejoong repetía, repetía y repetía una y otra vez,
como si tan solo con decirlo, se fuera a convertir en realidad.
Los
ojos de Yunho se quedaron mirando el rostro amable del ángel, que parecía que
se iba a quebrar una vez más. —¿Por qué? ¿Porque lo haces…? Arggg…no deberías.
Jaejoong
lloro débil, acariciando las marcas rojas en las mejillas del demonio. —Lo sé,
pero quiero. Yo quiero estar aquí contigo…¿sabes porque Yunho? Porque te amo….¿tú
me amas a mi Yunho? —pregunto Jaejoong entre sollozos con la ansiedad
palpitando en sus labios.
¿Jaejoong lo amaba? Entonces…
Yunho
entonces cerró los ojos, tomando una breve respiración mientras los abría y
soltaba con las fuerzas que le quedaban:
—Sí, yo también te
amo.
Ante
la respuesta, Jaejoong dejo salir una sonrisa enternecedora, la sonrisa más
linda que había soltado en su vida mientras que sus lágrimas seguían lavando su
cara. Luego, su sonrisa se transformó en una mueca de preocupación cuando noto
al demonio ponerse cada vez y cada vez más rojo, aumentando su temperatura
corporal.
—¡Ahh!
—Jaejoong dio un chillido cuando la piel del demonio le comenzó a quemar las
manos y se alejó un poco del cuerpo que parecía desprender humo. —¡¿Qué pasa?!
¡¿Qué pasa Yunho?! —pregunto Jaejoong atemorizado, sus manos y su cuerpo
temblando.
—Esto…esto…es
lo que hablaba el amo. Mi cuerpo se comienza a derretir, derretir por dentro…es
por eso que mis lágrimas…me lastimaron…yo…efectivamente…no estoy hecho…para
amar…
—¿Qué?
No te entiendo.
—Jaejoong…voy
a….desaparecer. Dejar de existir.
—¡Pero
tú dijiste que los demonios no podían morir!
—No
ángel, no es morir. Es solo un método de autodestrucción—Siwon, quien había estado
mirando la escena desde la distancia, se acercó lentamente al ángel, explicando
lo que ahora sucedía con el demonio. —El demonio Yunho ha dejado su ser
maligno, él ahora puede amar, pero su naturaleza no se lo permite. Por eso debe
destruirse para evitar manchar el honor a un demonio.
—¿Qué?
Entonces…eso significa —Jaejoong se
dirigió a Yunho —¡Yunho, Deja de amarme! ¡Deja de amarme y ódiame si eso
significa que no desaparezcas por favor!
—Lo
siento ángel… ya es demasiado… tarde. Todo mi ser… ya te está amando.
Jaejoong
cerró los ojos de impotencia, empuñando sus manos. —¡No! ¡No!
—Jaejoong…tu
siempre has sido un Ángel…no importa que… —fue lo último que alcanzo a decir
Yunho antes de que su cuerpo comenzara a prenderse en llamas y su piel
comenzara a convertirse en ceniza, dejando una espesa capa negra alrededor de
lo que antes era su cuerpo.
Era
todo él se había ido y su existencia había desaparecido con él.
El
ángel miro con desdicha las cenizas que el demonio había dejado pero no alcanzo
a reaccionar completamente cuando sintió como un dolor le comenzó a recorrer su
columna vertebral, dejándolo completamente debilitado.
—¿Qué…pasa
ahora? —Jaejoong se las arregló para decir, observando al magnifico arcángel de
pie a su lado.
—Tu
misión no se completó Ángel. El demonio Yunho ya no existe y por lo tanto, tus
oportunidades de regresar al cielo tampoco.
Temo que tu condena se hará realidad.
—No…¡Ahhh!
—Jaejoong gimió cuando sintió como piel comenzó a pegarse literalmente a sus huesos, y
su cabello y sus manos empezaron a perder color, tornándose en un tono cada vez
más grisáceo.
—Angol,
Ángel escúchame por favor —Siwon tomo de los hombros a Jaejoong, haciendo que
lo mirara y no perdiera la concentración —Aun hay una salvación pero no es
fácil. No debes olvidar, no debes olvidar al demonio y el amor que compartían, no
debes olvidar el último acto de bondad que el demonio cometió por ti, tal vez
eso pueda salvar a ambos…
Jaejoong
ya no escuchaba bien, tan solo sentía como sus labios se partían y su piel se
hacía áspera. Sus alas también comenzaron a desintegrarse, perdiendo plumas con
cada ráfaga de brisa que el viento soplaba. Su aureola finalmente se apagó.
—No olvides, no
olvides…
Entre
el dolor, la confusión y el miedo de dejar de ser un ángel, Jaejoong tomo una
de las largas uñas que habían quedado reposadas en el monto de cenizas del
demonio, y estiro sus brazo derecho, observando como su túnica de angel también
comenzaba a agujerarse.
—No
olvidare, no te olvidare Yunho —susurro Jaejoong mientras que con la garra comenzaba
a tallar letra por letra el nombre del demonio en su antebrazo, haciéndole
gemir por el dolor que esto le causaba.
Y U N…
Una por una, mientras sus
fuerzas desaparecían.
… H O
Cuando
terminó la última letra y observó como la marca que se había hecho se tornó de
un color negro, Jaejoong cerró los ojos, teniendo en mente que nunca pero nunca
debía olvidar.
Que
el nombre tallado en su brazo lo haría algún día recordar.
..
Nota: Cuanto habia esperado por fin escribir esta ultima parte de este capitulo. Muy triste y desgarrador :( pero las cosas pueden mejorar....tal vez.
Del siguiente capitulo aun no tengo escrito casi nada asi que se demorara un poco....supongo.
Dejen sus comentarios, por favor.
Gracias por leer.