sábado, 22 de noviembre de 2014

Entre el bien y el mal - Capitulo 20 (Final)

Capítulo 20 Final — Tu ángel de la guarda: —¿Y cómo seré feliz si no te tengo a ti?





Desde la punta de un poste ubicado al pie de un pequeño camino de tierra, el arcángel alisto sus alas doradas, mirando en dirección al cementerio.

—Parece que después de tanto tiempo, al fin llegó el momento…

Susurro para sí mismo, esperando un poco más, esperando que el alma llegara hasta él.

—…Aun así, solo él tendrá el poder de decidir, si esta historia continua o aquí se acaba.


..



“NO, NO, NO”

El alma se fue hacia atrás cuando el acumulo de recuerdos de ambas vidas abrumaron indiscriminadamente su cuerpo. Todo había sido tan rápido pero a la vez tan lento, todo había sido tan irreal pero al mismo tiempo tan perturbadoramente real. Fue como si retrocediera en el tiempo, como si viera su vida desde otro punto de vista, como si se hubiera convertido en un testigo omnipresente de los hechos que habían causado el estado actual de su condición.

Él miro su brazo: las letras marcadas no eran coincidencia, significaban algo, o más bien alguien, el cual prometió nunca olvidar y al cual le había fallado…hasta ahora.

Sobresaturado con miles de emociones asfixiantes, el alma de túnica blanca se levanto de la tumba, tambalandeandose, corriendo fuera del cementerio en dirección al campo de flores multicolor donde yacía aquella mancha oscura, la cual significaba la muerte del demonio.

Llegando por fin al sitio y cayendo de rodillas, el alma comenzó a sollozar fuerte, mirando al cielo con esperanzas de que alguien oyera sus suplicas. —¡Lo he recordado, he recordado todo! ¡¿Y ahora qué puedo hacer?! ¡¿Cómo podre remediarlo?! —grito con los ojos aguados, perdiendo la fuerza en su voz.

Y si, el alma en pena de Jaejoong por fin había recordado todo…quizá más de lo que quería saber. Él se había acordado no solo de su vida como ángel sino también de su vida como humano. Aquellas épocas en donde solo era un muchacho común, un chico rodeado de amigos y familiares, sin ninguna preocupación seria en su vida. Aquellas épocas en donde conoció por primera vez al pequeño Jung Yunho por culpa de una pelota de beisbol que se le desvió…








..









“Desde ese primer encuentro Jaejoong se había sentido interesado por Yunho. Lo había persuadido de ir a visitarlo todos los días y pese a la resistencia del otro al principio, ellos lograron convertirse en mejores amiguitos, a pesar de estar siempre separados por una reja. A Jaejoong le parecía simpático Yunho. Casi nunca hablaba y era de los de escuchar, por lo que Jaejoong podía hablar y hablar y hablar sin nunca ser silenciado. A veces se había sentido tentado de cruzar el otro lado de la reja para estar con el moreno sin embargo Yunho lo había detenido, argumentando que no era necesario que estuvieran los dos en un lado. Jaejoong se preguntaba si Yunho le decía esto para evitar estar frente a frente.

Por su personalidad silenciosa, se podía decir que Yunho era un misterio. Jaejoong no sabía muchas cosas de él y cuando compartían juntos, Yunho casi nunca expresaba nada por lo que Jaejoong dudaba si a Yunho verdaderamente le gustaba estar con él. Debido a esto, muchas veces llego a pensar si Yunho solo iba a visitarlo por la comida que él le daba y se sentía ansioso, pensando en que si él dejaba de compartir su lonchera, quizá Yunho nunca volvería a visitarlo.

Cuando este fue a su casa la primera vez, Jaejoong noto en sus ojos un brillo particular al jugar con sus juguetes y sin pensarlo mucho, le regalo uno de sus favoritos, un set de Soldaditos de plomo que su padre le había traído de uno de sus viajes de Japón. Luego él se sintió dolido cuando Yunho le conto en voz muy baja, que los juguetes los había perdido y se preguntó si Yunho realmente había valorado su regalo.

Yunho jamás le conto el incidente con su madre.

La secundaria entonces llego y Jaejoong vio como una oportunidad para conocer más de Yunho el que ellos dos hubieran terminado en la misma escuela. Desafortunadamente no fue así, ya que cada vez que Jaejoong intentaba integrar a Yunho en sus planes con sus demás compañeros siempre obtenía un “no” como respuesta.

—Yunho-yah… Los chicos de nuestra clase van a tener un partido con los chicos de otra escuela y estará interesante. Ven con nosotros.
—No tengo ganas de ir a ver a todas esas personas, me iré a casa.
—Pero…
Yunho se negaba y Jaejoong se quedaba con la palabra en la boca, viendo una vez más a Yunho alejarse por la puerta. Incluso, cuando ellos dos estaban juntos, Yunho tendía a irse cada vez que algún compañero venía a hacerles la plática. Y es que alejarse funcionaria si solo ellos dos existieran en el mundo, pero Jaejoong era un ser sociable y solo quería que Yunho también lo fuera, que aprendiera a relacionarse más y a tenerle más confianza.

“Quizá a él le gusta estar solo. Quizá eso lo hace más feliz”  Jaejoong llego a la conclusión un día después de que Yunho rechazara la invitación a sus planes por milésima vez. Jaejoong había pensado que Yunho estaría más feliz si salía más con los de su grupo pero al parecer Yunho estaba cómodo comportándose así como era, por lo que el pelinegro desistió a su idea, creyendo tal vez que si insistía más, Yunho terminaría por aborrecerlo.

Aun así, él no se alejó por completo y siguió atendiendo a Yunho, ayudándolo cuando él otro lo necesitaba y ofreciéndole su cariño de vez en cuando. Lentamente él comenzó a notar una mejoría en la actitud del Yunho y una amabilidad hasta ahora casi inexistente hasta que un día Yunho volvió a cambiar.

Más precisamente desde que apareció Changmin en sus vidas.

Este era un chico callado (Como Yunho) pero a diferencia del mencionado, Changmin parecía ser un poco más proclive a expresar sus sentimientos y pensamientos, por lo que había congeniado al instante con Jaejoong. Fue tan rápido el desarrollo de su amistad, que Jaejoong no dudo en invitarlo al viaje que sus padres le habían regalado como celebración de su cumpleaños número 17. Y aunque pensó también en invitar a Yunho, Jaejoong se retractó, imaginando que lo único que recibiría del moreno serian unas frías palabras de negación. 

—¿Por qué no me lo dijiste?

Por eso, fue una total sorpresa para él cuando Yunho se mostró dolido al enterarse de que no había sido invitado.

“¿Y aquellas veces en que me moleste en invitarte y no quisiste aceptar mi oferta? ¿Por qué es diferente ahora?”

Jaejoong quiso decir pero se calló, sintiéndose de alguna forma culpable. No le quedo más que responder con la verdad.

—Bueno, suponía que no te agradaría la idea, ya que como nunca sales con nosotros…

—Pero me hubiera gustado ir contigo.

Quizá ahí estaba la respuesta de todo pero Jaejoong no lo capto. Era tan joven. Invadido por un sentimiento de culpa y arrepentimiento, Jaejoong prometió a Yunho viajar los dos luego de que regresara de su viaje, sintiendo que tal vez había sido demasiado brusco su desplante. No obstante esa promesa nunca se cumplió. A Jaejoong se le paso el tiempo y Yunho nunca le volvió a hablar de eso, por lo que el pelinegro pensó que tal vez a este se le había olvidado.

—Yunho…Lo lamento tanto, te juro que no quería hacerte sentirte mal, solo creí que no te divertirías en un viaje de esos. Perdóname.

—No es nada, no estoy enfadado por eso.

—¿Estás seguro?

—Sí…

Y como siempre Yunho mentía, no dejándole ver a Jaejoong que era lo que sentía. Que era lo que su corazón quería decir.

Luego las cosas entre ellos empezaron a empeorar poco a poco. El niño tímido y un tanto asustadizo que conoció en su infancia había desaparecido y en su lugar, se encontraba una persona totalmente distinta, casi como un extraño, a quien saludaba aleatoriamente. El moreno faltaba más a clases por lo que a Jaejoong cada vez le era más difícil poder comunicarse con él. Era como un ciclo; Jaejoong se alejaba por que Yunho se alejaba y Yunho se alejaba porque Jaejoong lo hacía.

Circulaban muchos rumores, rumores malos de que Yunho estaba metido en delincuencia y demás cosas, y aunque Jaejoong no quisiera creer de antemano en eso, tampoco tenía las pruebas suficientes como para negar su veracidad. Yunho era un misterio para él y cabía la posibilidad de que el muchacho si se hubiera desviado, y que por tal razón su actitud hubiera cambiado. Podría averiguarlo todo tan solo preguntándole al susodicho, pero estaba seguro de que si se atrevía a hacer eso, Yunho no le diría nada, se guardaría las cosas y por enésima vez no confiaría en él.

“Tal vez él encontró otros amigos fuera de la escuela, unos más maduros como él”

“Él nos ve como unos niños, él me ve como un niño”

La mente adolescente de Jaejoong había comenzado a formar miles de historias en su cabeza e inevitablemente se había entristecido por eso, pensando en lo mucho que había querido ayudar a Yunho en el pasado. Luego sus pensamientos se dirigieron a las épocas en las que él compartía su comida, cuidaba a Yunho cuando estaba enfermo y lo ayudaba con sus tareas, y pensó que quizá, debido a que él eventualmente había dejado de hacer eso, Yunho se había sentido desinteresado por su amistad. Como si solo lo que le ofrecía fuera el lazo que los había mantenido unidos por tanto tiempo. Claro, Jaejoong nunca había esperado nada a cambio porque cuando se enfermaba sus padres lo cuidaban, cuando no tenía comida sus otros amigos le ofrecían, al igual que con sus tareas, pero a pesar de tener toda la atención del mundo, dentro de sí, él había esperado la ayuda de UNA sola persona, la cual casi nunca se había manifestado. La única vez que recordaba, fue aquella tarde en que su amigo lo había defendido de un matón, pero fuera de eso, Yunho rara vez había mostrado algún tipo de generosidad hacia él.

La universidad llego más tarde y Jaejoong creyó que no volvería a ver a Yunho jamás, concluyendo que quizá eso era lo más saludable. Para ambos. Aun así, Yunho logro entrar a su misma universidad (Pese a su pésimo rendimiento académico en la escuela) y Jaejoong no pudo evitar sentir una leve felicidad al saber la noticia. No obstante, Yunho seguia comportándose distante y aunque Jaejoong hubiera tenido muchas veces el deseo de acercársele de nuevo, su corazón se sentía inseguro. Estaba seguro que si lo hacía, Yunho, con su actitud cambiante y silenciosa lo alejaría de nuevo, impidiendo no poder aproximársele. Era frustrante, era frustrante el poder hablar con todos menos con él. El poder acercarse a todos menos a él. Sentía temor solo de pensar intentarlo… ¿Qué podía hacer?

—¿Jaejoong te llevo?

Y cuando Yunho se acercó un día ofreciendo llevarlo en su nueva moto, Jaejoong se sintió confundido al darse cuenta que aun Yunho lo tenía presente. Confundido de ver a Yunho ofrecerle algo, ya que eso rara vez había sucedido en su pasado como amigos.

—Wow, Yunho, no te hubieras molestado.

—No, no es una molestia. Por ti no es una molestia.

Y pese a que Jaejoong hubiera dudado al principio, él acepto. Acepto el que Yunho tuviera que esperar hasta 4 horas para poder llevarlo a casa, acepto que tuviera que recorrer la ciudad y luego irse de vuelta a pesar del tráfico, el gasto de dinero y tiempo. Jaejoong pensó que ese gesto ayudaría a que los dos volvieran a ser amigos, pero su relación con Yunho no avanzaba, por lo que él decidió invitar a Yunho a cenar en su casa algunas veces, con ánimos de que esto los hiciera compartir un poco más y como una muestra de gratitud por las molestias tomadas.Y aunque Yunho aceptaba su invitación cada vez que la ofrecía, este no se quedaba mucho, yéndose una vez que hubiese terminado su comida.

—Omma, —Jaejoong entro en la cocina, recostándose en el borde de la puerta. Su madre cocinaba algunas verduras —¿Por qué crees que Yunho no se queda más tiempo cuando lo invito a quedarse?

Ante ese nombre, la señora Kim se tensó pero luego volvió a la normalidad, cortando las verduras en trocitos. —No lo sé…quizá tenga cosas más importantes que hacer…

—¿Mas importantes?

—Sí, o tal vez solo le interese venir a llenarse el estómago. —su madre se burló. No lo hizo con malicia pero si hubo algo de brusquedad en su voz.

—Yo lo hago como una forma de agradecerle por traerme todos los días de la universidad, no quiero ser una carga… —Jaejoong susurro unos segundos después, hablando con la cabeza gacha.

—Pues entonces deberías no dejar que te traiga. Te daré dinero para un taxi o te comprare un carro en cuanto pueda. Es extraño que ese muchacho te esté trayendo así de la nada, de hecho ese muchacho por si solo es extraño. Debe estar esperando algo a cambio.

Jaejoong se cruzó de brazos, pensando en lo que decía su madre. Efectivamente era extraño que después de tanto tiempo, Yunho hubiera querido ofrecerle ese favor. Tal vez se sentía en deuda por los favores recibidos en el pasado o tal vez solo le había ofrecido un día y él se había tomado el atrevimiento de creer que sería para todos los días, por lo que Yunho se había visto obligado a cumplirle, guardando silencio para no incomodar a Jaejoong. Debido a eso, el pelinegro empezó a sentirse como un aprovechado, como si él no requiriera de la ayuda de Yunho tomando como ejemplo lo que su madre le decía. Él siempre podía tomar un taxi o irse en auto para no tener que incomodar al otro. Era extraño, era extraño como a Jaejoong  siempre le gustaba ayudar pero se sentía mal ser ayudado, sobre todo por Yunho. Nuevamente, su mente había comenzado a divagar, creando miles de historias inciertas en la cabeza.

Por lo tanto cuando Changmin recibió su nuevo auto, Jaejoong pensó que sería mejor para los dos que Changmin lo llevara en vez de Yunho, así el moreno no tendría que preocuparse en esperarlo o en gastar en gasolina.

—¡Yunho, Yunho! Tengo buenas noticias. Como ahora Changmin tiene carro y él vive más cerca de mí, ya no tienes que llevarme a mi casa todos los días. ¿No es eso genial?

Jaejoong le dijo alegre, imaginado que la noticia sería un alivio para Yunho, aunque lo que sus sentidos no notaron, fue la tristeza presente en el rostro del otro.

Después los días pasaron sin ninguna novedad, hasta que Yunho volvió a hablarle, pidiéndole que lo acompañara al funeral de su padre. Vaya, Yunho estaba haciendo lo que en sus días de escuela nunca había hecho. Jaejoong le había dicho que sí y cuando estuvo a punto de salir de su casa en rumbo a la estación de gasolina en donde Yunho lo recogería, su madre lo había detenido, ordenándole que no fuera.

—Pero omma, su padre acaba de morir…

—Sí, lo vi en las noticias locales. Al parecer su padre no andaba en negocios buenos, por eso te pido que no vayas. Esa familia no parece ser buena y no quiero que te arriesgues, ese chico no es buena influencia para ti…

—Pero Omma tú no lo conoces.

—¿Y tú sí?

Jaejoong guardo silencio, sabiendo que él no tenía la respuesta a eso. De nuevo, Yunho era un total misterio para él. 

—Jaejoong no quiero ser tu enemiga, pero soy tu madre y yo solo quiero lo mejor para ti. Así que no me desobedezcas y hazme caso. Invite a Changmin y su familia hoy a cenar, espero que los recibas y que ambas familias se unan aún más, ya que ustedes dos han empezado una relación. —Ella paso un brazo por sus hombros y él respondió un débil “Si, omma” no queriendo llevarle la contraria.

Y cuando las noticias del accidente de Yunho llegaron a sus oídos, él no dudo en correr hacia el hospital, arrepentido de haberle fallado a la única petición que el otro le había hecho.

—¡No me importa quien pague, solo espero que no me vuelvan a molestar con estas nimiedades ¿Entendido?! Y recuerda Yunho que ya no soy responsable de ti, así que para la próxima que no me llamen.

La madre de Yunho había aparecido en escena y Jaejoong sintió un retorcijón en su corazón al oír los reclamos crueles que le había hecho a su hijo malherido.

“Ahora ya entiendo por qué nunca me invitaste a tu casa”

—Yo no sirvo en este mundo, yo no sirvo en esta vida. Tal vez necesito otra.

Y su corazón retorcido, se rompió al ver a Yunho sollozar, viéndolo por primera vez tan vulnerable en su vida.

—No, Yunho, no digas eso me haces sentir triste…

—¿Qué sabes tú sobre la tristeza Jaejoong? ¿La has experimentado alguna vez?

“No, tal vez no seriamente…pero ¿Y tú sí? Porque no me lo cuentas, ¿Por qué no me dices lo que te pasa? ¿Por qué es tan difícil para mí leer tus sentimientos?”

—Cuando lloras me siento así.

—Claro, como me has visto llorar tantas veces…apenas y tengo suerte de que me dirijas la palabra por tu propia cuenta.

“¿Y tú me has visto a mi llorar? ¿Cuántas veces te salude o te incluí en mis planes y tú te alejabas? ¿Qué es lo que quieres Yunho? ¿Quieres estar conmigo? ¿Si deseas mi amistad?...te comportas tan amablemente a veces pero tu actitud en general me confunde terriblemente.”

Jaejoong trato de silenciar a sus pensamientos acusatorios que le echaban la culpa a Yunho, Ya que, muy dentro de sí, él sabía que también tenía parte de la culpa.

—Me empujas Jaejoong. Me empujas lejos de ti y no puedo hacer nada. No me importaría si fuera alguien más, pero tú…
¿Por qué eres así conmigo? ¿Por qué lo haces sin intención no permitiendo que me enoje?


Y ante esas palabras, Jaejoong se dio cuenta de todos sus errores. Quizá el debió ser más persistente, quizá el debió dar más en su amistad porque Yunho parecía ser una persona incapaz de expresar sus sentimientos debido a problemas externos. Bueno eso no lo sabía, pero ahora que Yunho se había sincerado con él a medias por primera vez, Jaejoong hizo una promesa consigo mismo de tratar de remediar su amistad perdida y de dar todo de sí para no volver a fallarle a Yunho.

No importaba, no importaba si él no recibía nada a cambio, él volvería a ser el soporte y la ayuda de Yunho, porque él era apto, porque él no tenía problemas graves y estaba lleno de amor de otras personas. Su mente trato de creer que él no necesitaba la atención de Yunho, que el que él le brindara las atenciones a Yunho sería suficiente para volver a restablecer su relación.

—Lo siento, siento no haberte avisado y que hallas tenido que ir a mi casa…Pudiste haber muerto y todo esto es mi culpa, mi culpa.

Jaejoong se quebró al instante, sintiéndose tan arrepentido y tan malvado por haberle hecho caso a su madre. Las pequeñas preocupaciones de su mente relacionadas con Yunho se habían agrupado y lo habian atacado en conjunto, haciéndolo vulnerable a su efecto. Y fue ahí por primera vez que Jaejoong pudo decir que experimento la tristeza de verdad.

Y los días pasaron, y a diferencia de la anterior promesa fallida, esta si se cumplió. Jaejoong había visitado casi todos los días a Yunho desde su salida del hospital, y su propósito de re enmendar su amistad había comenzado a tomar forma. Yunho parecía ahora un poco más inclinado a mostrar su verdadera personalidad, lo que hacía que para Jaejoong fuera más fácil poder entrar en su vida. De la manera en que siempre lo había deseado. Y aunque Yunho aun ocultara muchas cosas íntimas, como por ejemplo lo referente a su familia, Jaejoong estaba seguro que con el tiempo, el moreno se sinceraría completamente con él.


—Yunho, ¿Por qué no te gusta estar con la gente?
—Quizá…les temo.
—¿Temes a qué?
—A que me hagan daño.


Yunho… el moreno confeso mientras bailaban en la azotea del inquilinato.

—Yunho…eres muy apuesto.

Siempre lo había pensado pero nunca había encontrado la oportunidad para decirlo.

Y de pronto cuando sus bocas se encontraron por inercia, Jaejoong sintió un fuego en su interior, como si alguien le hubiera electrizado el cuerpo. Él se alejó un poco, riéndose, sin saber porque había hecho eso. Y Cuando levanto la mirada de nuevo, Jaejoong no dudo en volver a besar a Yunho, sintiendo algo que jamás había experimentado ni siquiera cuando besaba a Changmin. Se sentía como magia.

Confundido, atemorizado y un tanto entusiasmado, Jaejoong tenso sus dedos colocados en los hombros de Yunho, los cuales estaban temblando por la acción.

—¿Esto solo es un juego Yunho, cierto? ¿Solo estamos jugando, cierto?

Él se aventuró a preguntar, poniendo a prueba a Yunho, tratando de minimizar lo que había hecho. Tenía miedo de que Yunho se enojara por haberle besado, a pesar de que él sintió que el otro había cooperado con el acto.

—Claro.

Y Yunho le había respondido con un simple “Claro” como si estuviera de acuerdo con la pregunta. Riéndose con incomodidad, Jaejoong se recostó en el cuello de Yunho, sintiéndose vagamente decepcionado. No sabía porque pero le había gustado ese beso, aun así, se sentía confundido, nervioso, porque no sabía que era lo que le estaba pasando.

“¿Y si me gusta Yunho? ¿Y si siempre me ha gustado?”

El pensamiento se le paso por la cabeza pero Jaejoong trato de olvidarlo, pensando que era estúpido el tan solo imaginarlo. Si con Yunho era difícil mantener tan solo una amistad, estaba seguro que Yunho jamás podría enamorarse de él. Sintiéndose indefenso ante el pensamiento del impenetrable Yunho, Jaejoong le agradeció por su recuperada amistad, sintiendo que quizá eso era más que suficiente.

Y Durante las siguientes semanas, Jaejoong trato de olvidar el incidente en la azotea, convenciéndose de que sería mejor tratar de preservar su amistad con Yunho que echarla a perder por un sentimiento equivocado. Además, él se sentía culpable por haber besado a Yunho estando aun con Changmin, por lo que su mente se encontraba decidida a dejar ese suceso atrás.


—¡Oh Yunho, ven! Changmin y yo iremos a tomarnos un café al pueblo después de clase, me pregunto si quieres venir con nosotros.


Jaejoong invito a Yunho una mañana de enero en el piso último de la universidad. Sorprendentemente y para felicidad de Jaejoong,  Yunho había aceptado aun sabiendo que esa invitación nunca se cumpliría. Que ese día la vida de los tres cambiaria abruptamente. 

—Jaejoong…¿Tu estas muy enamorado de Changmin?

Y esa pregunta había tomado con la guardia baja a Jaejoong, el cual le había estado diciéndo a Yunho lo mucho que esperaba que en el futuro los tres pudieran volverse más cercanos.

—Creo que si…¿Se nota mucho? La verdad no estoy muy seguro.

Jaejoong respondió con nerviosismo, no estando completamente convencido de sus palabras. Claro, Changmin y él habían sido buenos amigos durante mucho tiempo, congeniaban bien y se la pasaban genial…¿Pero de ahí a estar enamorado? No, no lo creía. Changmin era solo su novio de juventud, alguien a quien quería y apreciaba, pero no hasta el grado de estar enamorado. 

—¿Por qué te enamoraste de él?
—No lo sé. Tan solo fue así. Creo que es lo bonito del amor, que uno nunca sabe de quien se va a enamorar…solo lo haces…naturalmente.


Hacia final de la frase, Jaejoong se perdió completamente en los ojos filosos de Yunho, sintiendo verdaderamente esas palabras. Uno nunca sabe de quien se puede enamorar.

—Jaejoong, Bajare al último piso por mi morral, así que te veo en un rato en la entrada.

De repente, Changmin lo saco de su ensimismamiento, regresándolo a la realidad. Despidiéndose con un beso, Jaejoong vio a Changmin en dirección al elevador, pero cuando observo a Yunho detenerlo, Jaejoong sintió que sería el momento perfecto de dejarlos a solas para que pudieran hablar así fuera al menos una vez.

Y sus pies alcanzaron el elevador, y su dedo apretó el botón, y su vida se encontró al borde de un hilo cuando el ascensor se precipito hacia abajo estrellándose fuertemente en la planta baja del edificio. Su historia en la tierra había terminado y quizá, si Yunho hubiera esperado un poco más, si hubiera dejado pasar el tiempo, Jaejoong y él habrían podido descubrir sus sentimientos y encontrado la felicidad juntos. Pero no, no fue así, y su historia momentáneamente había terminado, hasta que como ángel y demonio se volvieron a encontrar, para retomar lo que había quedado pendiente.

Y efectivamente, ese amor que había quedado sin desarrollarse en su anterior vida, se había completado en esta nueva vida, había logrado emerger pese a todas las dificultades. En esta ocasión Yunho no era el que se escondía y se alejaba, él era el que presionaba, el que no dejaba al ángel respirar, el que pícaramente besaba y coqueteaba sin importar las consecuencias. Jaejoong no tenía que forzar nada, era el demonio que lo causaba. Y Jaejoong ahí logro finalmente conocer lo que se trataba el verdadero amor, de sufrir y sacrificar, y dejar atrás todo lo que causaba duda.

Como ángel y demonio ellos habían logrado por fin estar, aunque hubiera tenido al mismísimo cielo e infierno en su contra.”







..







—¡¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?! —el alma en pena de Jaejoong siguió lamentándose, retorciéndose en el piso como si se tratara de un gusano.

Todo era tan triste, tan desolador… se sentía tan culpable.

Jaejoong no tuvo tiempo de llorar mas ya que ante sus ojos un esplendor de  luz se postro, encegueciendo por un momento sus sentidos. Era el arcángel Siwon. Postrándose en el aire a unos pocos centímetros del suelo, el arcángel detallo al alma, mirándolo con tristeza y determinación al mismo tiempo.

—Arcángel Siwon, —Jaejoong se limpió las lágrimas, recordando a su superior —¿Qué hace usted aquí?

—Te dije que nunca tenías que olvidar ¿lo recuerdas? Y aunque lo hiciste, volviste a evocar todas tus memorias, incluso las de tu vida como humano, cuando todo era más simple. Cuando tenías el amor de una familia, de amigos y un futuro prometedor.

Jaejoong se encogió en su puesto, tratando de tranquilizarse. —¿Tu lo sabias?

—Sí, Kim Jaejoong, lo sé porque en esos tiempos yo era tu ángel guardián, el ángel que te cuidaba y guiaba tu camino hacia el bien. —Siwon declaro y el alma abrió la boca, totalmente sorprendido por la confesión.  —Aún recuerdo la primera vez que me asignaron a ti, a un pequeño bebe quien nació en un poblado del sur de corea. Siempre di mi mayor esfuerzo para que no te sucediera nada, para que fueras feliz, para que los demonios no tuvieran oportunidad de acercarte a ti…pero lamentablemente mi esfuerzo no valió lo suficiente, porque ese chico desviado Jung Yunho inevitablemente entro en tu camino. En nuestro camino. Cada vez que lo veía mi sexto sentido de ángel me advertía, que algo no estaba bien, que si lo dejaba acercarse demasiado quizá las cosas no saldrían bien, y en parte, estaba en lo correcto, porque tu falleciste a causa de su error y yo deje de ser tu ángel guardián.

Hizo una pausa, tratando de tomar aliento.

—Y el cielo estuvo a punto de perderte, ya que Yunho rompió su trato y el diablo cobro tu alma como venganza. Durante tu estancia en el hospital después del accidente, tuve que luchar para que no se llevara tu alma, para que no perecieras el resto de tu eternidad en el infierno. No era justo,  tu no pertenecías ahí y por su error  no podías pagar por eso. Cuando llego el noveno y ultimo día, el diablo y yo llegamos a un trato, tú irías al cielo como ángel pero tú no serias feliz, te sentirías inapropiado, deprimido y preocupado, siendo tu condición la causante de tu desobediencia y tus mentiras que ocurrirían después. También por esa razón buscaste auxilio en la tierra, desencadenando los hechos que te harían conocer al humano y demonio de nuevo. Yo dejaría el puesto como ángel guardián, convirtiéndome en un ángel común y corriente, pero afortunadamente Dios intervino, y debido a mi lucha por no dejar que tu alma fuera al infierno, el me premio convirtiéndome en un arcángel, teniendo misericordia de mi alma.

El alma se llevó una mano al pecho, abrumado por todo lo que el arcángel decía. ¿Él estuvo a punto…de ir al infierno? ¿El diablo había maldecido su alma de ángel? Ahora sabía porque su vida como ángel siempre estuvo llena de inquietudes. La razón del porque no se sentía como un ángel de verdad.

—Cuando te vi por primera vez con el demonio, en verdad no te recordé, porque había estado intentando suprimir los recuerdos de mi fallida labor como ángel guardián. Aun así, luego de días de buscarte, mi mente recordó, al igual que la tuya ahora, y me propuse a tratar de remediar las cosas. Desafortunadamente otra vez volví a fallar, permitiendo que cayeras en esta condición…de alma en pena.

Jaejoong miro su cuerpo, observando sus manos y su vestimenta rota. Se encontraba pálido, sucio y desnutrido, como si hubiera vivido 1000 años en agonía. —¿Cuánto tiempo…ha…pasado? —se las arregló para preguntar, con temor a la respuesta.

—Ya es un nuevo milenio en el mundo de los humanos. El catorceavo año, exactamente 26 años, 6 meses y 12 días desde que el demonio pereció y tu dejaste de ser un ángel.

Jaejoong abrió los ojos sorprendido, incapaz de creer. —¿Han pasado 26 años desde que me separe de Yunho? ¿26 años viviendo sin conciencia?

—Si ángel, aunque pareciera como si hubiera sido ayer que te encontrabas con él en este mismo campo de flores.

Ante eso, el alma tuvo unas ganas inmensas de llorar, pensando en todo el tiempo perdido, sin embargo, ahora no había espacio para sentirse triste. Ahora tenía que ser fuerte. —¿Y qué sigue? ¿Qué es lo que debo hacer? Tú me dijiste que tenía que recordar…y ya lo he hecho.

—Si joven alma, pero ahora debes decidir qué es lo que quieres para ti.

—¿Cómo?

—Jung Yunho fue una alma manchada, que sucumbió ante el mal, que causo desgracia a personas inocentes en sus dos vidas. Mis presentimientos como ángel guardián no estaban del todo tan errados. Yunho no fue bueno para ti, porque te causo problemas, me causo problemas a mí y a los que te conocieron y amaron. Después de todo, Yunho no es un ser bueno…

—¡No, te equivocas! —Jaejoong alzo la voz, interrumpiéndolo —Yunho solo fue una víctima de las circunstancias. Él no tuvo la culpa de nacer en una familia que no lo quería, el no tuvo la culpa de ser incapaz de relacionarse con los demás. Él se convirtió en una persona oscura porque el mundo lo obligo. Y Aun así, a pesar de todos sus problemas, él no sucumbió completamente ante el mal, él fue capaz de amarme y de arrepentirse al final por el sentimiento bueno que tenía por mí. —Jaejoong hizo una pausa, llevándose ambas manos al pecho mientras bajaba la mirada. —Yo en cambio tuve una vida amorosa, yo era más fuerte, más estable, más feliz… pero fui ciego y no lo ayude como debí…Yo soy el malo aquí, yo soy el que no merece ser perdonado.

Ante el discurso del ángel, Siwon se sintió dolido, sin dar crédito a lo que escuchaban sus oídos. —Y aun así, fuiste tú él que tuviste de las de perder en todo esto.

Jaejoong alzo la mirada —¿Mmm?

—Mírate alma, te encuentras solo, acabado y desolado, algo que tu no merecías. Yunho acabo con tu vida dos veces: como humano haciendo ese inútil pacto que por poco te hizo ir al infierno, y como ángel haciendo que tú te arriesgaras por él para tratar de salvar su alma. Él, con sus acciones  té alejo de todos los que te quisieron y a todos los que tu querías.

Jaejoong recordó entonces a todas las personas que pasaron por su vida, todos a los que nunca había vuelto a ver “Omma, appa…Changmin, Junsu…” —Pero él nunca tuvo tanta gente que lo quisiera…Quizá yo soy el que tengo que sufrir ahora.

—¿Sufrir más de lo que ya lo has hecho? —el arcángel bajo un poco más, acercándose al cuerpo de rodillas del alma —como ángel no eras feliz por la maldición que satanás puso sobre ti, luego sufriste por un amor no correspondido y cuando lo encontraste al fin en los brazos del demonio, él se descontrolo, matando a una chica buena y orillando a la muerte al humano que cuidabas con cariño. Por sus acciones, tú tuviste que bajar hasta el propio infierno y caíste prisionero, sufriendo por días, hasta que te logramos rescatar, pero entonces tu corazón bueno lo logro perdonar y fue ahí cuando tu alma se condenó a vagar por la eternidad. Tú ya has sufrido bastante, no te mereces sufrir más.

—¿Y Yunho si? A pesar de todos sus errores, él tuvo la capacidad de arrepentirse. A pesar de su condición como demonio, él pudo amar, èl me ayudo a salir del inframundo y luego fue destrozado vivo por ello. ¿Quién vela por él entonces? ¿Acaso él tuvo un ángel guardián?

Por la pregunta, Siwon respiro fuerte, mirando firme desde su posición. —No.

—¿Y porque no lo tuvo y yo sí? ¿Por qué el universo fue tan injusto con él?

—Es complicado de decir. Como veras el mal cada vez ganas más fuerzas y son pocas las almas que llegan a estar en el cielo como ángeles. También son poco los ángeles que tienen la aptitud necesaria para poder cumplir las labores de un ángel guardián por lo que no hay suficientes guardianes para cubrir el rápido crecimiento de la población humana. —Siwon se inclinó, tomando al ángel de la barbilla, haciendo que lo mirara. —Tú fuiste afortunado Kim Jaejoong, tú me obtuviste a mi como tu ángel de la guarda. Ni siquiera tu amigo Changmin ni su novia Seohyun tuvieron uno, por lo que le fue más fácil al demonio acercarse a ellos.

Jaejoong le devolvió la mirada, bañado en lágrimas. —Pero yo no necesitaba un ángel guardián. Yo tenía el amor de mis padres, de mis compañeros, de mis amigos, de Yunho…en cambio él…

—Lo se alma, son cosas que no se logran entender…aun así él te tuvo a ti.

—Pero yo no fui lo suficiente. Yo no supe quererlo y ayudarlo como lo debía hacer. Si hubiera sabido el infierno que él vivía cada día…

—Exacto, si hubieras sabido, pero no lo supiste; no tenías ningún poder para saberlo, no obstante, tu no eras el único en la vida del joven Jung. Había otras personas; su familia, compañeros y conocidos los cuales nunca le prestaron atención…y luego apareciste tú, la única persona que se le acercó y le ofreció su amistad sin esperar nada a cambio. Tú fuiste el unico que fue capaz de dejar a un lado todos los prejuicios y querer a un chico atormentado. No subestimes tu valor Jaejoong, eres un alma buena, que siempre sin importar que, pertenera al cielo.

Por enésima vez, Jaejoong se limpió las lágrimas, hablando con voz bajita. —¿Entonces tu no quieres que Yunho este conmigo? ¿Tú piensas que Yunho es malvado sin importar que?

—No, joven alma, yo no pienso eso. Yo solo quiero que razones las cosas, que veas los hechos desde dos puntos de vista, y que tomes tu decisión con base en ello.

¿Qué decisión podía tomar?

Levantándose lentamente del suelo, Jaejoong agarro su pecho con fuerza, tambaleando en el proceso —Yo…yo… Yo quiero volver a Yunho, quiero que él sea feliz porque al parecer nunca lo fue totalmente. Yo en mi vida como ángel también lo hice sentirse triste cuando le oculte mis sentimientos y le deje creer que amaba a Changmin de esa manera.

Oh, ahí faltaba la otra pieza de este rompecabezas. —¿Y en todo esto…Qué piensas ahora de tu relación con Shim changmin?

—Yo a Changmin…lo quiero mucho. Él fue un buen amigo en mi adolescencia. Él era muy afín a mi…sin embargo no creo haberlo amado tanto como amo a Yunho. Como ángel, por causalidad yo lo vi y sentí un reflejo de mi cariño cuando era humano, aun así…yo nunca estuve enamorado de él.

—¿Y ahora Yunho? ¿Qué hay de él?

Jaejoong se preparó para hablar lo que había en su alma, tomando aire con su boca. —Siempre quise ser cercano a Yunho…a pesar de todo. Había algo en él que me atraía y me gustaba, pero desafortunadamente, como humano nunca lo pude averiguar. En mi vida como ángel, Yo pude ver realmente a Yunho a pesar de su naturaleza como demonio, y me entrego felicidad, me hizo sentir completo, amado…fue como si completará lo que faltaba en mi vida como ángel y lo que no sabía que no tenía en mi vida como humano. A pesar de los problemas, yo logre amar a Yunho y el logro amarme a mí, sin importar que.



—Lo sé, pero quiero. Yo quiero estar aquí contigo…¿Sabes porque Yunho? Porque te amo….¿tú me amas a mi Yunho?

—Sí, yo también te amo.



—¿Ahora lo ves, Jaejoong? —el arcángel pregunto de pronto, confundiendo al más pequeño —El amor no es algo que te encuentras a la vuelta de la esquina y surge así de la nada. El amor el cual se dice utópico, el amor a primera vista…ese tipo de amor no existe. Tu relación con Changmin siempre fue vista con buenos ojos, fue fácil, sin dolor, por otra parte tu relación con Yunho fue prohibida, en las dos vidas. Sus condiciones hicieron que fuera difícil, como dos polos opuestos, la cual les hizo sufrir y llorar intensamente. Aun así ese tipo de amor fue el que pudo salir a flote, a pesar de todos los inconvenientes en el camino. —Siwon aterrizo en tierra colocándose frente al alma con su cetro —El amor Jaejoong, hay que trabajarlo, construirlo, hacerlo fuerte para que pueda traspasar todas las tempestades y nunca ser derribado. Yunho y tú se ayudaron mutuamente como ángel y demonio, compartieron, discutieron y se consolaron, ustedes dos lograron formar un vínculo que como humanos no alcanzaron a realizar.

Ante eso, Jaejoong dejó escapar una sonrisa melancólica, recordando las épocas cuando estaba con Yunho. —¿Entonces él y yo podremos estar juntos?

—¿Tú crees que merecen estar juntos? ¿Tú crees que él te merece a ti y tú te mereces a el? —Siwon le pregunto finalmente, poniendo a prueba al alma. Sus palabras podrían realizar un milagro, solo si Jaejoong las decía.  Al parecer estas dos almas podrían tener su final feliz.

Entonces Jaejoong alzo la cara, hablando con determinación, más decidido que nunca —Ambos cometimos errores en el pasado, nos hicimos daño el uno al otro, a mayor o menor escala. Sin embargo aunque los errores de Yunho fueron peores, él siempre estuvo en desventaja frente a mí. Yo conocí el amor de todas las formas posibles, nunca pase necesidades y siempre fui muy feliz, incluso como ángel, con todas mis inquietudes encima, tuve amigos como Junsu y gente que velaba por mí. —Jaejoong miro a Siwon y este le devolvió una sonrisa —Yunho por otra parte, fue infeliz y estuvo solo casi toda su existencia. Sufrió maltrato y desamor lo que lo obligo a ver el mundo de una manera negativa. Sin embargo, una luz nació dentro de su interior, su alma aún no estaba perdida y él pudo comprobar que él todavía guardaba bondad en su corazón. Que el merecía ser amado. Yunho y yo merecemos estar juntos porque…hemos pasado tanto y aun nos queremos, yo estoy seguro que no podre ser feliz si él no está a mi lado y lo mismo pasa con él…donde quiera…que él este…—Jaejoong finalizo, quebrándose al decir esas últimas palabras.

—Bien Jaejoong, te has dado cuenta de lo bueno que tenía el demonio en su interior. ¿Quieres que te diga algo? —Siwon puso una mano en su hombro y se inclinó, susurrándole al oído —Bien dicen que hierba mala nunca muere y puede ser que el escurridizo de Yunho haya logrado entrar también en este mundo, a su manera.

—¿Qué? —A Jaejoong casi se le salieron los ojos de sus orbitas al eso.

—Ve, búscalo y tráelo aquí, creo que ya sabes quién es.

—Pero…pero —el alma intento buscar en su mente alguna respuesta de lo que le estaba diciendo el arcángel, hasta que recordó el alma de vestimenta negra al cual se había encontrado en el cementerio hacia tan solo unas horas. Sin despedirse del arcángel, el alma salió corriendo en dirección al lugar, haciéndolo tan rápido como sus pies se lo podían permitir.

Cuando por fin llegó, vio al ser de pie frente a la última tumba que habían visitado. Sin pensarlo, Jaejoong corrió hacia él y lo abrazo pero la otra alma lo empujo, ofendido por su acción.

—¡¿Qué te pasa alma?! ¡¿Por qué haces eso?!

Sin prestarle cuidado, Jaejoong arranco la tela que cubría parte de la cara del otro ser, descubriendo su rostro el cual tenía unas características cicatrices negras que iban desde su lagrimal hasta el borde de sus mejillas. Sin duda, era él. De inmediato, el alma trastabillo hacia atrás, sintiendo como lágrimas de alegría y tristeza inundaban sus ojos.

—Eres tu…—susurro, acunando la cara del otro con sus manos —Yunho.

—¿De qué hablas? Tú eres el que te llamas Yunho —Dijo mientras se apartaba con brusquedad pero Jaejoong negó suavemente, mirándolo con dulzura.

—Vamos, tenemos que ir hasta donde el arcángel Siwon. —Con apuro, el alma tomo la mano del otro y lo obligo a correr junto a él, devuelta a la mancha negra en donde había estado hablando con Siwon.

Sin embargo cuando llegaron, el arcángel ya no se encontraba ahí y Jaejoong sintió como su alegría de hace un momento se iba convirtiendo en un sentimiento de preocupación. Luego noto un peso extra en su mano y cuando volteo a su lado para ver lo que sucedía, él vio al alma de vestimenta negra echada en el piso, retorciéndose. No tuvo mucho tiempo de reaccionar, porque un resplandor inmenso se formó frente a sus ojos y cuando pudo por fin abrirlos, la mancha y el alma habían desaparecido y en su lugar se encontraba un ángel con alas blancas encima de unas flores recién florecidas.

El Ángel levanto el rostro y Jaejoong pudo jurar que era el ser más hermoso que había visto jamás.

—Yunho —Él se arrodillo para quedar a su altura, adorándolo con su vista.

El demonio ahora era un Ángel, su pasado oscuro había muerto y un futuro nuevo había nacido. Uno mejor. Su apariencia también había cambiado. Ahora sus facciones eran más amables, sus ojos un poco más claros y su cabello negro se había teñido de café, creciéndole hasta los hombros. Por supuesto, sus rasgos de demonio ya no estaban y en su lugar una bella aureola y unas lindas alas hacían juego con su túnica.

—Jaejoong —El Ángel hablo, su voz también era más suave —¿Qué te paso? —pregunto con preocupación, acariciando el rostro acabado del Ángel.

—Nada, nada…solo que ya no soy bello, no importa…

—No, no. Tu siempre serás bello para mí. —Yunho lo consoló y Jaejoong se sintió derretir por la delicadeza de esas palabras.

—Yunho, ahora que eres un Ángel puedes ir al cielo. No te preocupes por mí, puedo quedarme aquí…y me puedes visitar cuando quieras. —dijo con tristeza, ocultando sus ojos en el proceso.

Yunho negó con la cabeza, sujetando al alma fuerte entre sus brazos. —No, no puedo permitir eso. No puedo permitir que te quedes aquí.

—Pero es tu tiempo de ser feliz Yunho, de no sufrir más…

—¿Y cómo seré feliz si no te tengo a ti?

Las palabras hicieron a Jaejoong sonreír, convencido de haber hecho lo correcto.

—Jaejoong —oyeron a sus espaldas, observando a la corte de arcángeles levitando en el aire formando una especie de U con sus posiciones. —Cumpliste la misión que te dimos, lograste devolver el alma de Yunho al paraíso al recordar todas las cosas buenas que hizo por ti. Por tal razón, tú dejaras de ser un alma en pena y volverás a ser un Ángel.

Ante eso, Jaejoong miro emocionado a Yunho, sonriéndole con felicidad.

—Y por realizar el milagro de restaurar el alma de un demonio, la comunidad de arcángeles ha decidido convertirte en un Ángel de la guarda, como siempre quisiste serlo. Tendrás la oportunidad de guiar a un recién nacido que llegue a la tierra, y de cuidar y velar por su bienestar. Sera un humano cualquiera, él que tu escojas, él que tu creas necesario que tenga un Ángel guardián. —Dicto el líder, el arcángel Leeteuk.

Los ojos luminosos de Jaejoong de pronto se fueron apagando, imaginando lo que vendría. —¿Pero eso significa qué me tendrá que apartar de Yunho?

—Bueno, Yunho es ahora un Ángel normal, debe quedarse en el cielo.

Suspirando con pesadez, Jaejoong abrazo el cuello de Yunho, mirando a los arcángeles con decisión. —Entonces no puedo aceptar su oferta. Agradezco inmensamente la oportunidad pero ahora solo quiero estar con Yunho, no quiero nada más. Nosotros, esperaremos pacientemente hasta que nos toque nuestro turno y juntos podamos ir a cuidar un alma desprotegida, pero por ahora, Yo solo deseo ser el ángel guardián de Yunho.

Los arcángeles se tensaron un poco al oírlo pero luego se tranquilizaron, comprendiendo totalmente las razones del alma.

—Está bien Jaejoong, respetamos tu decisión.

—Jaejoong —Yunho; quien había estado callado lo llamo desde su lado, haciendo que lo mirara —Lo lamento tanto…lamento haberte ocultado cosas, lamento no haber tenido confianza en ti y siento tanto haberte quitado la vida…alejándote de tu futuro y tu familia. Espero que te vuelvas a encontrar con tus padres algún día y hasta entonces, espero que mi amor compense el amor de ellos, para que no tengas que sentir tristeza.

Jaejoong solo pudo responderle asintiendo con la cabeza, conmovido hasta el corazón.

—También lamento lo de Changmin y seohyun, y las cosas que cause siendo un demonio. No fue justo para ti.

—Basta —Jaejoong puso un dedo en la boca de Yunho para evitar que siguiera hablando —yo también tengo que decirte cosas que espero sean perdonadas. Lo siento por no haberte brindado todo mi amor, por creer que estabas bien y no ver tu sufrimiento. Lamento las cosas que dije e hice como Ángel que pudo haberte afectado, en serio no tenía intención de herirte. Te amo tanto Yunho, lamento no haberme dado cuenta antes. —Recostándose en el hombro del otro, Jaejoong dejo que Yunho lo acariciara, sintiéndose débil ante el tacto de un ser tan celestial.

Todo, absolutamente todo, había sido aclarado. Sus errores habían sido perdonados y una nueva oportunidad había aparecido en el horizonte, para que juntos, los dos, pudieran verdaderamente ahora ser completamente felices. Ya nada podría separarlos, si no lo hizo ni el cielo ni la tierra ni el infierno, entonces nada podía causarlo ahora.

—El día está hermoso, parece que Dios ha bendecido su amor pero es tiempo de que todos partamos. —El arcángel líder dijo y envolviendo a los dos seres en una nube, fue elevándose por el aire hasta los cielos, mientras que Jaejoong se convertía de nuevo en el ángel que había sido.

El arcángel Siwon por su parte se quedó en la tierra, sonriendo mientras miraba el tumulto de flores brillantes las cuales ya no estaban marchitas sino que ahora estaban pintadas de un tenue color blanco, dando así indicio, de que una alma buena en la tierra había logrado por fin subir a los cielos.





Fin







..



Nota: Bueno y se acabo esta historia. Y si, se que quedo demasiado cursi con eso de "¡El amor lo puede todo! o ¡El bien siempre triunfa sobre el mal!, pero asi habia ideado terminarlo desde el principio.

Y bueno me gustaria que comentaran en general como les parecio el fic, que escriban "Oh fue genial" o "Uhh fue una mierda", bueno lo que sea, e invito a las personas que leyeron pero que nunca comentaron, para que tambien digan, para saber su opinion. 


Habra un EPILOGO asi que esperenlo. 


..




martes, 11 de noviembre de 2014

Entre el bien y el mal - Capitulo 19

Capítulo 19 —La reja: —Porque tú eres malo, feo, despreciable y nunca serás nada más que un cruel ser.





La rutina era la misma. Todos los días sin faltar. El alma no lo notaba.

Por la mañana abría sus ojos y rodeaba los pastizales verdes que en ocasiones se llenaban de flores; amarillas, rojas, azules de todos los colores, las cuales contrastaban con su grisáceo espíritu. Luego paseaba un poco por el bosque, sin adentrarse realmente ya que no estaba seguro si encontraría el camino de nuevo para regresar. En ocasiones, iba a aquella vieja casa ubicada al lado del campo, aquella casa de la que se escuchaban tantos rumores, como ese de que hace años en ese lugar se había cometido un horrendo asesinato y que un fantasma merodeaba la zona, aunque él en realidad nunca había visto alguno por allí.

Normalmente su espíritu era solitario y solo algunas pocas veces recibía la visita de un tierno ángel con risa tan encantadora, aunque al alma siempre se le olvidaba el rostro y el nombre de ese bello ángel…

¿Junchan? ¿Junsa?

Ni idea, las almas en pena no tenían la característica de recordar y si lo hacían, lo hacían de forma monótona, como automática sin estar conscientes en realidad porque y para que recordaban. También existía otro ángel, uno más hermoso y magnifico, con alas doradas y un cetro, quien lo observaba a la distancia pero nunca se le acercaba. El alma no sabía porque.

Al ocultarse el sol y caer la noche, el alma siempre volvía al mismo sitio, siempre al mismo lugar…a esa oscura mancha negra ubicada en medio del pastizal de flores, que parecía perturbar con la uniformidad de todo el lugar. No lo entendía pero acurrucarse y oler las flores marchitas y quemadas, lo hacían sentirse en paz, casi como si recordara un aroma familiar y hogareño. Era un tanto irónico que unas cuantas flores dañadas lo hicieran sentirse de esa manera. A veces soltaba lamentos, lloraba, pero no entendía porque, era como si hubiera perdido algo pero no recordara exactamente que había sido. Nunca encontraba consuelo, por años no había experimentado ningún alivio que le calmara su espíritu, así que después de todo esta si era un alma en pena.

Y hoy era otro día, otro día gris, en el cual la vieja alma demacrada y esquelética volvía a repetir su rutina. Como todos los días…parecía que su destino era estar condenado a vagar por el mundo sin propósito alguno, sin tener la capacidad de poder superar algo y siempre llevar la incertidumbre en su espalda.

Con sus ojos caídos levanto la mirada al cielo y se incorporó de su lecho, avanzando con sus pies pálidos por la espesa pradera. De repente, a los lejos en un área cercana al pueblo, el alma vio una sombra negra que transitaba por el lugar. Parecía ser la silueta de otra alma. Un poco atraído por la sombra, el alma camino hacia la dirección, adentrándose lentamente en el sitio con aroma a tristeza en la que se encontraba el otro ser.
Algunas paredes de cemento, estatuas, flores, tumbas…se trataba de un cementerio, un cementerio vacío y sin vida el cual estaría completamente solo… si ellos dos no estuvieran ahí. 

El alma siguió buscando al dueño de la sombra, transitando por los lúgubres pasillos de tal cementerio hasta que una tumba en especial, lo hizo parar y desistir de su búsqueda. Era una tumba sencilla que estaba algo maltratada, como si a propósito la hubieran dañado sin que les importara ofender la memoria de quien fuera que estuviera allí enterrado.

El alma leyó el nombre tallado en la piedra.


Shim Changmin

Fecha de muerte — 18 de febrero de 1988

Shim Changmin…

—Fue un asesino que murió condenado a morir en la silla eléctrica hace ya varios años.

Hablo de repente la otra alma, sobresaltando a la primera. Vestía una túnica negra, un gran sombrero negro y una especie de tapabocas, que le cubría casi todo el rostro. Apenas y se le podían notar los ojos. Ante eso el alma con túnica blanca trastabillo hacia atrás, observando con detenimiento y curiosidad al recién llegado. Era inusual encontrarse con otra alma en pena y era aún más inusual poder comunicarse entre sí, ya que por lo general, las almas se comportaban un poco incoherentes a la hora de relacionarse con otros seres.

—¿Entonces por eso esta tumba esta tan maltratada? ¿Por qué fue una persona que fue capaz de cometer tal acto? —se aventuró a preguntar.

—¿Ves esa casa de allí? —el alma de vestimenta negra señalo hacia la casa a la distancia, la misma a la cual la otra alma solía frecuentar —Allí, hace un par de años, el hombre se volvió loco y acorralo a su joven novia, 27 puñaladas fue más de lo necesario para acabar con su vida.

El alma paso saliva, mirando ahora con miedo la tumba a sus pies —¿Cómo sabes eso?

—Lo escuche de los humanos. Al parecer el amor te puede llevar a cometer locuras…y en este caso, tal vez, fue por una locura de amor.

El alma se abrazó los brazos, dándole una última mirada a la cripta mientras se desplazaba a la siguiente. Ya no quería estar ahí. —¿Cuál es tu nombre? —pregunto en cuanto se detuvo en la otra tumba que a diferencia de la anterior, estaba llena de rosas, flores, peluches y cualquier objeto de amor que pudiera caber allí. 

—Alma, me llamo alma. —le respondió el alma con vestimenta negra mientras lo seguía a esa tumba.

—¿Alma? Eso no es un nombre…

—¿Cómo es el tuyo entonces? —inquirió el otro.

Él se detuvo un momento, pensando en la pregunta. Mirando el nombre tallado en su brazo, el alma le respondió. —Yunho, me llamo Yunho.

—Yunho…—susurro —Significa, maravilloso hijo mayor, según los caracteres hanja.

—¿Y cómo sabes eso?

El alma de color negro resoplo, contestando de nuevo “lo escuche de los humanos”.

Unos cuantos segundos de puro silencio pasaron después, la brisa les movía sus desgastadas túnicas mientras el ambiente grisáceo y oscuro seguía matizando el lugar. Lo único colorido era aquella tumba en frente, aquella tumba tan diferente a las demás.

—La persona de esta tumba debió ser alguien a quien querían mucho. —dijo de pronto el alma quien se hacía llamar Yunho, mientras melancólicamente acariciaba el borde de la cripta.

—Debió serlo para que después de tantos años le sigan dejando flores en su lecho de muerte… —le respondió el alma de color negro, agachándose y leyendo el nombre inscrito en el cemento.


A nuestro amado Kim Jaejoong, papa y mama nunca te olvidaran.
Fecha de muerte — 4 de febrero de 1986


—…Alguien lo debió amar locamente. —soltó de repente, alejándose del lugar, dejando a la otra alma con un sentimiento de incertidumbre en su ser. —Mira aquí hay una con tu nombre —Dijo en cuanto llego a la tumba más alejada de todas, ubicada en una de las esquinas del cementerio. De inmediato, el alma con túnica blanca fue hacia donde estaba el otro, mirando ahora una tumba abandonada, olvidada entre la maleza y la vegetación. Al contrario de las dos últimas tumbas, esta no parecía despertar ningún tipo de sentimiento hacia la persona que se encontraba allí enterrada, es más ni siquiera lucia ser parte de ese cementerio.

Jung Yunho
Fecha de muerte — 6 de febrero de 1986

Era lo que estaba escrito en aquella lapida. Dejándose caer de rodillas, el alma de túnica blanca rozo con sus dedos el nombre de la cripta, tal vez el único que se había detenido en aquella tumba. Luego, con la misma mano, rozo igualmente la cicatriz en su antebrazo, sintiendo que lentamente las cosas empezaban a tener sentido. De repente, tuvo el impulso de voltear su mirada hacia el alma de vestimenta negra que lo acompañaba de pie a su lado, mirando sus oscuros ojos en el proceso.

—Y a esta persona nadie le debió importar realmente. —él escucho.














..














“Él sinceramente odiaba las peleas, de verdad las detestaba. Su padre había llegado borracho otra vez a su casa y se la había emprendido contra su madre, quien le había reclamado por el evidente estado en que se encontraba. Los gritos, insultos y golpes no se hicieron esperar y Yunho no espero para salir de su casa, intentando huir del infierno que ahí comenzaba. 

Usualmente en esas escapadas, él iba a un parque cerca de su casa que se encontraba casi en la salida del pueblo. Botaba piedras, jugaba con las ramas o simplemente esperaba a que las cosas en su hogar volvieran a la normalidad. Esa vez no había sido la excepción y Yunho había llegado al sitio, visualmente molesto por todas las cosas que pasaban en su hogar. Por todas las cosas que pasaban en su vida.

El empezó a caminar por el lugar y no se dio cuenta cuando de la nada una pelota de beisbol salió volando directo a su cabeza, pegándole en el proceso.
—¡Ahhh, maldita sea! —Yunho echo una maldición siguiendo el ejemplo del vocabulario de su padre en su casa. Se tomó la cabeza y la apretó contra su cuerpo, intentando con esto disminuir el dolor —¡Auuu! —el chillo de dolor sintiendo como un chichón se formaría en el lugar.

—¡Niño, Niño, ¿Qué te paso?! ¡¿Dónde está la pelota?!

Yunho alzo el rostro y vio a través de una reja ubicada en un la parte lateral del parque, a un niño como de su edad de tez pálida y cabello negro quien lo observaba preocupado, sosteniendo las rejas con sus dos manos.

—¡¿Es tuya esta pelota?! —Yunho se agacho y tomo la pelota en su mano, preguntando con enfado.

—¡Si, si! —El otro niño asintió enérgicamente, extendiendo sus brazos a través de la reja —Por favor, dámela, si no la llevo me castigarían.

Yunho tuvo el impulso de lanzar la pelota y estrellarla contra la cara de ese niño, pero se contuvo de hacerlo y en lugar de eso, camino hacia la reja, entregándole de mala gana la pelota.

—¡Gracias! —dijo el otro entusiasmado dejando escapar una sonrisa de su boca. Él observo como Yunho seguía presionando fuertemente su cabeza así que sin meditarlo una vez, extendió sus brazos y jalo a Yunho hacia la reja, haciendo que se inclinara para poder revisar su cabeza. El moreno se sorprendió de sobremanera por la acción y trato de alejarse del agarre, sin embargo este era persistente, y no lo dejaría hasta que revisara que si su cabeza estaba bien.  —Uhh se ve muy mal… —susurro arrugando sus pequeñas cejas para luego con sus dedos acariciar tenuemente el chichón de la frente. Luego de una pequeña mochila que tenía colgada a un lado, saco unas curitas, poniendo una justo donde estaba la herida. Yunho no dijo nada, tan solo se quedó viendo lo que el niño le hacía.

—Listo. Ahí está. —menciono el niño emocionado mientras que se las arreglaba para, a través de las rejas, poder depositar un tierno beso pequeño en la herida del otro. Yunho de inmediato se apartó, no gustándole lo que el otro había hecho.

—¿Así está mejor, Yunho?...Ves, ya sé cómo cuidarte.
No sabía que sus besos tuvieran tales poderes curativos.

—Lo siento por golpearte con la pelota, prometo que la próxima vez seré más cuidadoso.

Ante la disculpa, Yunho solo asintió con la cabeza y se volteó dispuesto a irse de nuevo a casa.

—¡Espera! —el pelinegro lo tomo del brazo, impidiendo que se fuera —Nunca te había visto por aquí, ¿Eres del pueblo?

—S—sí.

—¿Cómo te llamas?

Él bajo la cabeza, respondiendo entre dientes. —Yun-ho. —Normalmente el no solía hablar con otros chicos, desde esa edad era realmente un antisocial.

—Yunho —repitió el otro —Bien, mi nombre es Jaejoong —extendió su mano esperando que le devolviera el gesto, pero Yunho solo lo ignoro, observando detenidamente la mano extendida en su dirección.

—¡Jaejoong!¡Jaejoong! —Ambos escucharon los llamados de una señora a la distancia y el pelinegro se sobresaltó en su puesto, alejándose levemente de la reja para volver a donde tenía que estar. —Me tengo que ir. Pero prométeme que nos veremos otro día ¿Si?—el pelinegro pregunto  pero el otro no le respondió nada, y sin ni siquiera darles las gracias por la cura que le había puesto, salió huyendo como venado despavorido por el bosque, regresando de nuevo a casa.

El joven Jaejoong se quedó mirando el camino que había trazado Yunho y luego se rio con ternura, pensando en lo gracioso que había sido el otro niño.

Y así fue, como por primera vez, se conocieron Jung Yunho y Kim Jaejoong a la tierna edad de 8 años…y todo por medio de una reja.


..


Las otras veces que había ido al parque, se había encontrado de nuevo a Jaejoong y aunque al principio se hubiera sentido un poco incómodo por la presencia del otro niño, lentamente el miedo iba desapareciendo y el sentimiento de amistad se iba forjando. Se había enterado que las rejas que lo separaban de Jaejoong eran propiedad de una escuela primaria, una escuela costosa del pueblo. Ese fue el primer indicio que le dijo a Yunho que probablemente Jaejoong no era un niño como él y que de hecho, la vida de Jaejoong era completamente distinta a la suya.

Nacido en una familia acomodada, Jaejoong era el único hijo de una pareja de esposos provenientes de la ciudad. Era un niño alegre, tierno, hablador, que le gustaba jugar y compartir con los niños de su edad…muy diferente a Yunho. En ocasiones y cuando se encontraba aburrido, Yunho se escapaba de clases e iba hacia la escuela de Jaejoong, encontrándose con el susodicho por medio de la reja llena de arbustos, misma en la que se habían encontrado por primera vez. Ahí jugaba y escuchaba todos los disparates que él otro le decía, entreteniéndose por las ocurrencia del pelinegro. También, de vez en cuando, Jaejoong compartía su comida de la lonchera con él,  debido a que casi siempre los padres de Yunho lo mandaban a la escuela sin nada para comer.

Muchas veces, Yunho se había metido en un montón problemas por ir a visitar a Jaejoong y se había tenido que aguantar los golpes que su madre le había propinado cada vez que se enteraba de las quejas de las profesoras del menor debido a sus escapadas. Yunho sabía que su madre no le pegaba para disciplinarlo, él sabía que su madre le pegaba de pura frustración, de puro odio…como una forma de desquitarse con él por la vida que le había tocado. Porque él fue uno de los errores que ella había cometido y que nunca pudo borrar.

Los padres de Yunho se habían casado por obligación, ya que su padre había dejado embarazada a su madre cuando ella tan solo tenía 15 años. Ingenua, había creído que las cosas con un hombre mayor serian mejor, que él la sacaría de la pobreza y que tendría una vida más estable y más feliz, pero se había equivocado. El hombre resultó ser un fracaso, tanto en el dinero como en su relación, además de un alcohólico y un abusador. Ella se había tenido que aguantar, ya que no tenía a donde ir pero en secreto lo odiaba…tanto a él como al hijo que compartían, porque Yunho era una de las razones que la mantenían atada a ese matrimonio. Por tal razón, el hogar de los Jung era un caos, las peleas era el pan de cada día y el joven Yunho siempre terminaba como el perjudicado en todo el asunto. Por eso prefería escaparse unas cuantas horas para verse con su amiguito Jaejoong…aunque fuera al menos a través de esa reja.


..



La primera vez que fue a la casa de Jaejoong fue alrededor de después de un año de conocerse, a pesar de que Jaejoong lo había invitado incluso pocas veces después de que se habían visto por primera vez.

La casa no era tan grande como se había imaginado, pero era bonita y se notaba que los padres de Jaejoong tenían la estabilidad económica suficiente para sustentar una casa de aquellas cualidades. En cuanto entrabas una agradable atmosfera se comenzaba a sentir y la palabra “hogar” realmente se ajustaba a su descripción. La habitación de Jaejoong, por otra parte, era grande y tenía un montón de cosas que Yunho pensó nunca podría llegar a poseer. Carros, muñecos, figuras de acción…todo era como estar en el paraíso de un niño.

—Deberíamos encontrarnos un día para jugar con nuestros juguetes favoritos, tal vez en tu casa la próxima vez. —Dijo entusiasmado Jaejoong mientras deslizaba algunos carros en el piso.

—Si…—le respondió Yunho sin ganas, pensando que no quería que Jaejoong fuera a su casa, porque comparada a la casa de Jaejoong, la suya parecía una pocilga. Además, no es que poseyera tantos juguetes, y la mayoría estaban tan viejos y descuidados que le daría vergüenza tan solo mostrarlos.



—Joongie amor, ¿Quién es tu amiguito?

Y en esa ocasión, también fue la primera vez que conoció a los padres de Jaejoong. Su madre era una señora de hogar que se vestía y se arreglaba como si fuera una mujer de negocios. Su padre lucia como alguien respetable, bien uniformado y lustroso, aun así parecía ser cálido con Jaejoong, sin duda el trabajo no le era impedimento para compartir con su hijo.

—Es del colegio. —Jaejoong respondió a la pregunta en voz baja mirando con el rabillo del ojo a Yunho. Seguramente si les decía que Yunho era un niño de estrato bajo a quien había conocido en la calle, sus padres no aceptarían su amistad.

—Qué raro nunca lo había visto. —La señora Kim hablo mirando por sobre el hombro a Yunho. —¿Eres nuevo en la escuela?

Yunho le devolvió la mirada a Jaejoong, sintiéndose nervioso. —S—sí.

—¿En que trabajan tus padres?

El menor se mordió los labios, no queriendo revelar eso a la impecable madre de Jaejoong —Mi mama….mi mama no trabaja y mi papa trabaja en un taller mecánico —dijo, esperando una reacción de ella.

—Veo. —ella le respondió después, recorriéndolo de arriba hacia abajo.  Algo en su mirada intimido a Yunho y aunque el resto de la tarde ella fue amable, él pudo percibir algo de hostilidad de su parte, como si ella presintiera que él no era adecuado para su hijo.




—Vaya Jaejoong tienes tantas cosas bonitas…nunca podría tener nada de esto. —le dijo Yunho a Jaejoong cuando la hora de marcharse estuvo cerca. 

—No es nada, hay muchas cosas con las que no juego ya.

—Ya veo.

Jaejoong pudo notar el tono de tristeza en la voz de otro y sin pensarlo mucho, fue hacia su colección de soldaditos de plomo, misma con la que habían estado jugando las últimas horas y que a Yunho le había gustado mucho, según lo que había llegado a percibir.

—Toma. —Extendió sus brazos mostrándole el regalo a Yunho —para ti.

—¿Para mí? —Yunho abrió los ojos, sin poder creérselo. Jamás había recibido un obsequio tan valioso.

—Sí, quiero regalártelos. La verdad es uno de mis favoritos pero no importa si lo tienes tu…puedes llevarlos a la reja para que juguemos juntos.

Con sus manos temblorosas, el pequeño Yunho tomo el juguete en sus manos, admirando el fino material con el que las figuritas estaban hechas. —Gracias. —dijo de forma casi inaudible mientras que una tenue sonrisa se curvaba en su rostro. Gesto que casi nunca sucedía.


..


Por desgracia, aquellas figuritas no duraron mucho en sus manos porque en cuanto su madre las descubrió, se las arrebato y las quemo en la estufa, alegando que no era posible que Yunho tuviera aquella clase de juguetes caros y que probablemente el menor se los había robado. Luego, con la misma llama de la estufa con la que había quemado las figuritas, tomo las manos de Yunho y las metió en el fuego, dándole así un escarmiento por haber supuestamente hurtado el juguete.

Cuando la pesadilla termino, Yunho fue corriendo a su pequeño cuarto, encerrándose en él, echándose en su cama y llorando con todas sus fuerzas. No era justo. No era justo que el regalo que había recibido de Jaejoong le hubiera sido arrebatado de esa manera. Su madre era malvada, definitivamente la estaba comenzando a odiar.

—La gente es mala, toda, toda. —Yunho sollozo en su cama mientras frotaba sus manos, tratando de curarlas.

Él cerró los ojos, intentando imaginar estar en la casa de Jaejoong. Era deprimente el pensar como allí había tenido buena comida, muchos juguetes y la más placida de las compañías, mientras que ahí, en su hogar, solo tenía dolor, sufrimiento y hambre.

—Los odio, los odio a todos…—Yunho abrió los ojos de nuevo, sosteniendo un soldadito chamuscado que había logrado recuperar del fuego —Menos a ti.



..



Yunho fue feliz cuando en secundaria, Jaejoong y él terminaron en la misma escuela. No había muchas en su pueblo de todos modos, por lo que era de alguna manera predecible que estarían juntos esos años. Ahora podrían verse todo el tiempo sin que una reja los separara. Aun así, no  es como si de verdad pudieran estar TODO el tiempo juntos ya que para desgracia de Yunho, Jaejoong se había convertido en un muchachito popular, poseedor de muchas amistades mientras que Yunho cada vez se había vuelto más hostil con las personas, prefiriendo estar solo o a solas únicamente con Jaejoong. Por tal razón, Yunho se había ganado la imagen de extraño frente a sus otros compañeros, ya que el moreno destilaba por cada poro de su ser, una atmosfera antipática y hasta a veces sombría.

—Yunho-yah —Jaejoong alcanzo a Yunho, quien caminaba cabizbajo por uno de los corredores de la escuela. —Los chicos de nuestra clase van a tener un partido con los chicos de otra escuela y estará interesante. Ven con nosotros. —Jaejoong tomo la mano de Yunho pero este la retiro, respondiéndole con voz severa.

—No tengo ganas de ir a ver a todas esas personas, me iré a casa.

—Pero…—Jaejoong se quedó con la palabra en la boca mientras observaba alejarse a Yunho por los pasillos. Y a pesar de que Yunho hubiera preferido decir “No vayas con ellos Jaejoong, ven conmigo a casa” algo dentro de si no se lo permitió, algo dentro de sí le dijo que Jaejoong escogería estar con ellos por sobre él. 



..



—Dame el dinero de tu almuerzo. —el matón del curso acorralo a Jaejoong en los casilleros y lo estrello contra ellos, tomándolo de su ropa fuertemente, casi que levantándolo del suelo.

—¡No, no! —Jaejoong intento zafarse pero la fuerza con la que el matón lo apretaba era mucho mayor de la que él tenía para alejarse. 

—Dámelo o te rompo la cara. Tú eliges.

Jaejoong cerró fuertemente los ojos cuando vio como él que lo acorralaba levanto el puño en dirección a su cara pero otro brazo lo detuvo de hacerlo, mandándolo lejos en el acto. Era Yunho, y pese a que él normalmente no se metía en ese tipo de peleas, de solo ver como casi lastiman a Jaejoong, algo dentro de si se activó. Un sentimiento protector que nunca había sentido antes hacía alguien.

—Vete rata o no respondo de mis actos. —Yunho saco valentía de donde no tenía y le grito al otro chico, recibiendo un golpe de regreso.

—¡Yunho! —Jaejoong se aproximó a su lado cuando el matón se escabullo por los pasillos luego de darle una tanda de golpizas a Yunho. Quizá no había sido el superhéroe que había intentado ser, pero por lo menos Jaejoong estaba a salvo y eso era todo lo que importaba. —Fuiste muy valiente, gracias. —Jaejoong le acaricio la cara y acto seguido lo abrazo contra su cuerpo, sintiendo como Yunho se tensaba por su acción.

Eso…se sintió tan bien. Tener a Jaejoong en sus brazos se sintió tan bien, que a Yunho no le importó y le devolvió el abrazo, aspirando el aroma del cabello de Jaejoong con su nariz.

Después de todo, había valido la pena la golpiza que había recibido.



..



Luego de eso y de unas cuentas cosas más, Yunho había comenzado a ver de una forma diferente a Jaejoong. Ya no solo disfrutaba de su compañía, lo extrañaba a horrores cuando se encontraba en su casa o cuando Jaejoong estaba con sus demás amigos de la secundaria. En clase, había comenzado a desconcentrase más de la cuenta, ya que siempre se mantenía admirando a Jaejoong desde su puesto, viéndolo reírse, hablar, estudiar o simplemente mirar atentamente al tablero. Los simples toques que Jaejoong le daba de vez en cuando lo hacían sentirse nervioso y sus ojos observando los suyos lo ponían a sudar más de lo necesario. Y es que los gestos de Jaejoong hacia él tampoco ayudaban a aligerar el repentino flechazo que había comenzado a sentir por su amigo. Mientras que las demás personas solo lo trataban con indiferencia y rechazo, Jaejoong siempre se mantenía atento de él, cuidándolo cuando estaba enfermo, ayudándolo cuando tenía dudas sobre algún tema, ofreciéndole su almuerzo cuando Yunho no tenía nada para comer…definitivamente Jaejoong era un ángel. Jaejoong era el tipo de persona que podía dejar de lado todos los prejuicios y ayudar a alguien a quien los demás consideraban “malo” o “raro”. Ver más allá de lo que las apariencias le decían. Eso era sin duda encantador.

—Jaejoong ¿Te ayudo con tus libros? —Y Yunho se encontraba a si mismo siendo más amable con Jaejoong, queriendo complacer todo lo que necesitaba Jaejoong si con eso lograba sacar una sonrisa del muchacho.

Oh todo era tan momentáneamente perfecto. A pesar de que los problemas en su casa persistían y las cosas en la escuela no es que fueran del todo bien, sentirse enamorado hacia Jaejoong era tan emocionante y tan aliviador al mismo tiempo.

Nada podía arruinarlo…

…hasta que una persona tiro todo su mundo hacia abajo de nuevo.

Shim Changmin, un nuevo estudiante proveniente de la ciudad llego para nunca volver a irse. Él era un muchacho tranquilo, inteligente pero no muy sociable, aun así parecía caerle bien a todo el mundo a pesar de que no era del tipo de persona graciosa y ocurrente con la que la demás gente prefería estar. Jaejoong y él se habían vuelto amigos en muy poco tiempo, y lentamente el cariño que antes el pelinegro manifestaba por Yunho, ahora comenzaba a trasladarse al recién llegado. Y Yunho lo odiaba. Odiaba cuando Jaejoong ya no notaba que estaba enfermo debido a Changmin, odiaba cuando Jaejoong ya no pasaba tanto tiempo con él y que sus atenciones amorosas ya no era dirigidas hacia él.

No entendía. No entendía por qué Changmin era amado siendo un muchacho callado cuando él toda su vida había sido así y nadie aparte de Jaejoong, se le había acercado. Era deprimente. Quizá la razón era porque Changmin provenía de una familia de bien, una familia de recursos que encajaba con todo el ambiente social en que se movían. Tal vez era eso. Changmin parecía ser un muchacho sin problemas en su vida mientras que Yunho ya estaba manchado por el maltrato que había recibido a lo largo de su existencia. Tal vez era eso.

Que injusto.



..



—¿Oíste eso? Para el cumpleaños de Jaejoong oppa, sus padres le ofrecieron que podía llevar a 5 amigos para pasar el fin de semana en la isla de jeju. 

—¿Enserio? Qué envidia. Los padres de oppa son muy generosos.

—Sí que lo son.

Yunho escucho hablar a unas compañeras en el pasillo y se sintió sorprendido de saber que Jaejoong aún no le había comentado eso. ¿5 amigos, eh?

Aprovechando que Jaejoong se encontraba sacando las cosas de su casillero en el mismo pasillo, Yunho fue hacia él, queriendo averiguar qué tan ciertos eran los chismes que había escuchado de sus dos compañeras.

—¿Así que te vas de viaje el próximo fin de semana?

—¿Eh? —Jaejoong hizo una mueca, un poco desubicado por la pregunta. —Ah, si…mis padres me ofrecieron un viaje…ya sabes por mis 17 años.

—Ya veo. —Yunho se mordió la boca. —Espero que te vaya bien, a ti y a tus padres…

—Ah, no, no voy con mis padres —Jaejoong lo interrumpió, tratando de no mirar a Yunho directamente a los ojos —ellos dijeron que podía invitar a unos amigos. Iré con Changmin y con otros amigos…

Eso fue como recibir una cubeta de agua fría en la cabeza. ¿Jaejoong había invitado a personas que había conocido hace poco más de un año y a su amigo de la infancia lo había dejado de lado? Y no es que le interesara ir a compartir con los amigos de Jaejoong unas vacaciones de lujo, pero le dolía que Jaejoong no lo hubiera tenido en cuenta en su invitación.

—¿Por qué no me lo dijiste? —Yunho se las arregló para preguntar, intentando que la ira y tristeza que sentía en esos momentos no se notara en su voz.

—Bueno, suponía que no te agradaría la idea, ya que como nunca sales con nosotros…

—Pero me hubiera gustado ir contigo.

Jaejoong se quedó callado cuando vio la decepción latente en los ojos de Yunho, y cuando estuvo dispuesto a decir algo, Changmin apareció en escena, diciéndole a Jaejoong que se tenían que apurar para terminar la tarea de matemáticas que había quedado pendiente.

—Oh, Hola Yunho, ¿Cómo estás? —Changmin saludo cortésmente a Yunho, ofreciéndole la mano para que la estrechara pero Yunho no lo correspondió y en lugar de eso, solo le mostro una mueca de fastidio por haber interrumpido su conversación con Jaejoong.

—Yunho, no seas grosero. Salúdalo. —Jaejoong le hablo entre dientes, un tanto avergonzando con Changmin por la actitud del otro. Sin poderlo soportarlo más, Yunho se alejó caminando apresuradamente por el pasillo en dirección al baño, empujando a Changmin con el hombro en el proceso. Cuando entro en él, se encerró en un cubículo y apretó sus puños, intentando que las lágrimas de frustración no escaparan de sus ojos. Pero era tarde y en menos de un santiamén, toda su cara ya se encontraba bañada de agua. Él había aprendido a esconder sus emociones, desde pequeño cuando recibía maltrato de sus padres, él había aprendido a no llorar y a intentar ser fuerte, pero ahora no lo podía soportar más. El desplante de Jaejoong había sido lo suficientemente cruel como para hacerle romper esa regla.

—¡Yunho! ¡¿Yunho, estas ahí?! ¡¿Estas bien?! —Jaejoong llego unos minutos después, luego de que la calma por fin llegara a Yunho. —Por favor, ábreme —Jaejoong suplico golpeando la puerta del cubículo, haciendo que Yunho limpiara sus lágrimas restantes y saliera apresuradamente de él, ubicándose en frente del tocador del baño.

—Yunho…—Jaejoong se acercó a su lado, notando como el otro había estado llorando. —Lo lamento tanto, te juro que no quería hacerte sentirte mal, solo creí que no te divertirías en un viaje de esos. Perdóname. —Abrazo a Yunho por la espalda, recostando su cabeza en la parte trasera del hombro de este.

Yunho se mordió los labios, luchando con el impulso interno de voltearse y abrazar a Jaejoong entre sus brazos. —No es nada, no estoy enfadado por eso. —Mintió.

—¿Estás seguro?

—Sí, seguramente si fuera a ir, te aburrirías conmigo…

—Eso no es así.

Hizo el intento de creerle pero sabía que eso no era verdad.

—¿Sabes qué? —Jaejoong hablo alejándose momentáneamente del cuerpo del más alto —Cuando regrese te prometo que viajare contigo a alguna parte. No será a la isla de Jeju, pero será a algún lugar que tenga playa…solo nosotros dos.

—¿De verdad?

—Sí.

—¿Me lo prometes? —Yunho pregunto emocionado, sus ánimos repentinamente mejorados.

Jaejoong asintió con la cabeza.

Ante eso, Yunho esbozo una pequeña sonrisa desde el fondo de su corazón, pese a que algo en la proposición no dejaba de saber a lastima. Aun así, no le importó y abrazo a Jaejoong por los hombros, aun teniendo presente lo que le había hecho Jaejoong antes. La triste verdad era que él para Jaejoong tan solo era un simple amigo, mientras que Jaejoong para él podía significar todo su mundo.



..



A pesar de haberle hecho una promesa, Jaejoong nunca le cumplió a Yunho y el resto del año escolar para el moreno se había convertido en una auténtica pesadilla. Jaejoong ahora andaba más distante con él y la única comunicación que tenían ahora era apenas el saludo. Debido a eso, Yunho había caído en una depresión profunda; faltaba más a clases, se encerraba todo el tiempo en su casa y las peleas con sus padres se habían vuelto cada vez más serias. Incluso en el colegio, varios rumores circulaban entre profesores y alumnos, acerca de que Yunho era una persona mala, que era un criminal o que incluso era alguien de quien se tenía que tener cuidado, porque en cualquier momento explotaría y sabe dios que llegaría a ocurrir. Y eso no estaba tan alejado de la realidad. Su odio por las personas había incrementado tanto, que hasta le fastidiaba intensamente ver a alguien reír o hablar. Sentía envidia, sentía celos de que todos fueran normales excepto él.

Se había enterado además como los mismos amigos de Jaejoong hablaban mal de él y le reclamaban a Jaejoong de por qué lo saludaba, y aunque Yunho sabía que Jaejoong no compartía su opinión, también sabía que él no hacia mayor esfuerzo para defenderlo.

Para el mundo Yunho era una manzana podrida, un chico sin futuro que terminaría metido en una cárcel.

Y ahí fue, producto de su aislamiento de la sociedad, que Yunho comenzó a inmiscuirse en cosas pocas sanas. Cosas ocultas y malévolas, cosas que no eran de este mundo. Para él ya no existía un Dios, Dios lo había abandonado y él haría lo mismo con él. Empezó a coger gusto por las cosas paranormales; la brujería, el ocultismo, ritos que tenían que ver con seres del más allá. Su apariencia también fue cambiando con el tiempo. Se dejó crecer el cabello hasta los hombros y la ropa oscura se convirtió en su vestir diario.

Para él las cosas bonitas y felices no existían en este mundo, excepto una, una luz radiante que en ocasiones hacia derretir su oscuro corazón. Y es que a pese a que Jaejoong hubiera cambiado con él, Yunho seguía tan enamorado de Jaejoong…era un fascinación que casi rayaba en la obsesión. Era mortificante y masoquista pensar que Jaejoong no lo amaba de la misma manera pero no le importaba, con tan solo recibir una mirada de su amor, Yunho se contenía de hacer tantas cosas malas que tenía en mente.

Era como si Jaejoong fuera una cadena de iluso amor, que contenía a la bestia que habitaba en el interior de Yunho.



..



La graduación de pronto llego y sus caminos inevitablemente se separarían… a menos de que él hiciera algo. Cuando cumplió 18 años, Yunho no espero para largarse de su casa y empezar a vivir solo, alquilando un pequeño cuarto en un edificio de apartamentos. Sus padres no le dijeron nada, quizá también estaban deseosos de deshacerse de él de una vez por todas. Para poder mantenerse, comenzó a trabajar como asistente en un taller de mecánicos, el cual servía para cubrirle las necesidades básicas: Transporte, comida y alquiler.

Se enteró que tanto Jaejoong como Changmin tenían planeado entrar a la misma universidad, una universidad algo costosa, ubicada no muy lejos de donde vivían. Yunho no lo podía permitir, no podía permitir que los dos estuvieran juntos y que él no pudiera volver a ver a Jaejoong nunca más. Por tal razón, él se propuso una meta: Conseguir una beca para esa universidad, costara lo que costara. Así que motivado por el deseo de estar siempre con Jaejoong, Yunho empezó a estudiar, estudiar como nunca lo había hecho, día y noche, para poder pasar el examen de la beca el cual sería el boleto de ingreso a la universidad. Sabía que sería difícil, él nunca había sido bueno en los estudios y habían estudiantes que obviamente estaban mucho mejor preparados que él, pero Yunho no se rendiría. Su espíritu competitivo empezaba a salir a flote.

Y lo logro. Logro pasar el examen y aplicar para la beca, ingresando a la universidad al mismo tiempo que Jaejoong y Changmin lo hicieron. Incluso Jaejoong lo había buscado para felicitarlo por su logro, abrazándolo cálidamente como hace mucho tiempo no lo hacía. Ese gesto fue como la recompensa suficiente para que Yunho dijera que el esfuerzo entregado había valido la pena. 



..



Pero a pesar de su espíritu anormalmente optimista, las cosas en la universidad no habían cambiado mucho. Jaejoong y Changmin se la pasaban de arriba a abajo pegados todo el día, y hasta habían rumores de que ellos dos estaban saliendo, aunque Yunho nunca quiso creerlo hasta que lo comprobara con sus propios ojos.

Como nunca tenía tiempo de compartir con Jaejoong, Yunho había desarrollado la extraña costumbre de espiar al pelinegro: cuando estaba en clases, en las horas de receso y cuando salía a tomar transporte hacia su casa. Yunho no soportaba ver como Jaejoong tenía que embutirse en algunos de esos buses para lograr llegar a su destino, por lo que considero que tal vez, conseguir un medio de transporte para Jaejoong, sería un gesto lindo y útil para el pelinegro. Algo que los haría acercarse después de todo ese tiempo de nula relación.

Empezó a ahorrar, a ahorrar de la plata que no tenía, a pasar hambre y necesidades solo para poder conseguir aquella moto que había visto en una venta de segunda mano. Podía ser vieja y usada, pero cumplía su propósito y gracias a la perseverancia de Yunho, no tardo mucho hasta que pudo estar en sus manos.

—¿Jaejoong te llevo?

Fue una tarde cuando Yunho encontró el valor para mostrarle a Jaejoong su nueva moto y ofrecerle llevarle a su casa todos los días.

—Wow, Yunho, no te hubieras molestado.

—No, no es una molestia. Por ti no es una molestia.

Y Jaejoong había aceptado, y ahora todas las tardes Yunho se sentía dichoso al sentir a Jaejoong recostarse en su espalda, envolviéndolo con sus brazos mientras transitaban por la ciudad con destino a la casa de Jaejoong. En ocasiones, tenía que esperar hasta 3 o 4 horas hasta que Jaejoong terminara clases, pero no le importaba con tal de que el pelinegro llegara cómodo a su hogar. Si estaba de suerte, Jaejoong lo invitaba a cenar en su casa, sin embargo la mirada extraña que le propiciaba la madre de Jaejoong, era algo poco acogedor, por lo que siempre se terminaba marchando antes de lo que deseaba.

Poco a poco sentía como su relación con Jaejoong iba volviendo a ser lo que era, hasta que Shim Changmin volvió a arruinarlo todo de nuevo. Una tarde, Yunho había llegado a la puerta con su moto para descubrir a un montón de gente amontonada sobre el carro nuevo del estudiante Shim, el cual sus padres le habían regalado por sus buenas calificaciones en la universidad. El carro se veía caro sin embargo se podía ver la cara de  incomodidad de Changmin al tener toda esa gente reunida ahí. Él era del tipo de personas sencillas, que a pesar de tener recursos le gustaban las cosas humildes, por lo que llamar la atención con su regalo no era algo que precisamente le gustara.

—¡Yunho, Yunho! —Llego corriendo de repente Jaejoong, saliendo de entre toda la gente —Tengo buenas noticias. Como ahora Changmin tiene carro y él vive más cerca de mí, ya no tienes que llevarme a mi casa todos los días. ¿No es eso genial?

Yunho no alcanzo a responder, tan solo soltó una mueca de incredulidad mientras veía a Jaejoong despedirse animadamente de él con su mano.

—¡Ya cállate! ¡No puedo creer que prefieras a un insulso humano en vez de a mí! ¡Yo soy más poderoso, yo soy más fuerte….Yo soy mucho mejor que él! ¡Yo soy mejor que él!

Sin nada que hacer, Yunho se montó en su moto, detestando ahora el pedazo de chatarra que había conseguido con tanto sacrificio.



..




La noticia de la muerte de su padre había llegado alrededor de un mes después. Se especulaba que lo habían asesinado debido a negocios turbios, pero nada se había confirmado aún y la policía no parecía tener intenciones de aclarar el asunto.

Pese a que la relación con su padre había sido igual de mala que con la de su madre, Yunho no pudo evitar sentir un sentimiento de melancolía ante la noticia de su muerte. Sabía que tenía que ir al velorio al menos a despedirse del hombre con el que había compartido 18 años de su vida y ya que no quería afrontar ese momento solo, le había pedido a Jaejoong que lo acompañara. Jaejoong le dijo que sí y acordaron encontrarse en una gasolinera para partir juntos en la moto de Yunho al sitio de la velacion.

Sin embargo, ese día, Jaejoong no apareció y Yunho se preocupó pensando que quizá algo malo le había ocurrido. En la noche llegando a la casa de Jaejoong para revisar su estado, Yunho comprobó con sus ojos lo que sus oídos no habían querido creer. Changmin y Jaejoong se besaban en las afueras de la casa de Jaejoong, y a Yunho casi le da un paro cardiaco al tener que presenciar esa cruel escena.

Esto no podía ser posible.

Trastabillando un poco, Yunho se escondió en unos arbustos ubicados en el lugar, mirando con decepción y tristeza como la única fuente de amor en su vida, le daba a alguien más lo que tenía que ser para él. No paso mucho antes de que la pareja entrara a la casa y en un ataque de rabia, Yunho los siguió detrás, golpeando la puerta, decidido a enfrentar de una vez por todas a Jaejoong.

La puerta de pronto se abrió ante sus golpetazos pero la persona que lo recibió no era la que esperaba.

Era la madre de Jaejoong.  

—¿Se puede saber qué hace aquí joven? ¿Golpeando la puerta a esta hora como si fuera un loco?

—Necesito hablar con Jaejoong.

—Lo siento, él está ocupado.

—Si ya lo sé, pero necesito hablar con él.

La madre de Jaejoong respiro profundo y miro hacia atrás, cerciorándose de que nadie los estuviera viendo. Luego cerró la puerta tras de sí y miro a Yunho con ojos severos, cruzándose de brazos.

—Mire joven Jung, no crea que no se dé usted y que clase de persona es usted. En el colegio se decían muchas cosas, muchos rumores acerca de su familia y sus andadas, y en realidad yo no confió en usted. Yo no confió que usted sea bueno para mi hijo.

Yunho no dijo nada ante las palabras, sabía que no tenía con que defenderse.

—Cuando ingresaron a la universidad pensé que al fin libraría a mi hijo de usted pero para mí mala fortuna, usted llego a parar a la misma universidad, frustrando todos mis planes.

—¿A qué quiere llegar señora?

La señora Kim tomo aire, imponiéndose ante el muchacho —Quiero que se aleje de Jaejoong, porque usted no es buena compañía, usted es un muchacho desviado y extraño, malo, que no le traerá nada bueno a Jaejoong si sigue con usted. Por favor, váyase de mi casa y no vuelva más. 




—Porque tú eres malo, feo, despreciable y nunca serás nada más que un cruel ser.



Ante las palabras, Yunho trago saliva duro, evitando derrumbarse frente a la mujer. Sin nada más que decir, él se dio medio vuelta, volviendo a su moto, sabiendo que una parte de las palabras que le habían dicho eran ciertas.

Con una última mirada de advertencia, la madre de Jaejoong cerró la puerta, volviendo a su mundo de comodidad al lado de su hijo. Por otra parte, Yunho, con el alma y el corazón hecho añicos, tomo su moto y empezó a caminar junto a ella por una avenida vacía, mientras los carros alumbraban el camino intermitentemente cada vez que pasaban.

Con sus lágrimas rodeando su cara y su pecho respirando entrecortadamente, él se dio cuenta lo que su corazón había intentado ocultar:

Él no era digno para Jaejoong.

Jaejoong nunca lo escogería a él y por más que se esforzara, Jaejoong nunca seria para él.

—Oh que tenemos aquí a un universitario con su moto…

Sin verlos antes, un grupo de 4 muchachos se le atravesó en el camino,  trayendo consigo no muy buenas intenciones. Exigieron que le entregaran la moto y Yunho no opuso resistencia, ya no tenía ganas de nada, ni siquiera de defenderse. Aun así, los maleantes, no complacidos de robar a un pobre chico, empujaron a Yunho hacia la avenida justo cuando un bus de servicio público venia en su dirección.

El bus lo atropello y los maleantes se marcharon riéndose con la moto en sus manos.

Yunho pudo comprobar de nuevo como este mundo estaba completamente podrido.


..


Tuvo suerte. Una llanta del bus que lo estrello solo paso por una de sus piernas, fracturándola, aun así el resto de él permaneció intacto, no sufriendo ninguna lesión de gravedad. Definitivamente tuvo suerte. 

Se había despertado en el hospital alrededor de 4 horas después del accidente y hoy se cumplía el segundo día, y nadie lo había visitado aun. Ni siquiera sus padres. Hasta las enfermeras se extrañaron de eso, preguntándose entre sí porque nadie había venido ya a preguntar por el muchacho. Desganado, adolorido y muy deprimido Yunho se recostó una vez más en la camilla, pensando que daba igual si hubiera muerto o no. A nadie le importaba.

—¿Puedo pasar? —Escucho una voz familiar fuera de su recamara y no estuvo seguro de reconocerla hasta que su rostro apareció por la puerta, sosteniendo un ramo de flores.

Era Jaejoong y aunque Yunho quisiera odiarlo en esos momentos, fue difícil evitar que su corazón no palpitara ante el rostro preocupado de su amigo.  

—Yunho…¿Qué te paso? —en cuanto dejo el ramo de flores en una mesa cercana, Jaejoong se precipito hacia la cama, acariciando levemente el cuerpo malherido del más alto. Yunho desvió la mirada, no permitiendo que la debilidad por rendirse por Jaejoong lo atacara. —Dime que no es nada serio.

—No lo es —Yunho respondió con frialdad —Solo me rompí la pierna.

—¿Cómo paso esto? ¿Por qué…que estabas haciendo?

El moreno lo miro fijo. —El viernes, por la avenida, mientras volvía de tu casa.

Jaejoong se mordió la boca, recordando como había faltado a su cita y le había fallado a Yunho. No tuvo el valor para encararlo, por lo que bajo la cabeza, mirando cómo se entrelazaba los dedos.

—Yo…

De repente, alguien azoto la puerta casi rompiendo el vidrio de la entrada. Se trataba de la mama de Yunho la cual traía consigo un papel en las manos. Jaejoong se inquietó en su puesto, sintiendo la ira de la madre de Yunho recorrer su cuerpo.

—¡Lo que me faltaba! ¡Primero tu padre y ahora tú! ¡Pero que hice yo para merecer esto!

Ella se acercó a la cama, botándole el papel casi en la cara —¡Me llego una cuenta a la casa de 100.000 won por gastos de hospitalización! ¡Incluso fuera de casa sigues causando problemas!

Jaejoong no podía creer que la razón del malgenio de la señora Jung fuera a causa de un recibo del hospital, en vez de la noticia de que a su hijo casi lo había matado un bus. Nunca había visto a la madre de Yunho así pero ahora que lo recordaba pocas veces se había encontrado con la madre de Yunho. Yunho casi nunca le hablaba de ella, solo le había comentado que tenía una personalidad difícil, pero esto, sin duda, no era una personalidad difícil. Parecía como si a la señora Jung ni siquiera le importara el estado en que se encontraba Yunho.

—¡No creas que pagare por esto, ahora que tu padre no está y que me dejo con un poco de deudas, esto es lo menos que necesitaba! ¡Y como ya eres un hombre mayorcito, es hora de que pagues por tus cosas! ¿Entendiste?

—Yo pagare por esto señora. —De repente Jaejoong se levantó, intentando con eso parar el escándalo.

—¡No me importa quien pague, solo espero que no me vuelvan a molestar con estos nimiedades ¿Entendido?! —ella camino hacia la puerta, volteándose por última vez —Y recuerda Yunho que ya no soy responsable de ti, así que para la próxima que no me llamen. —diciendo esto último, ella cerró la puerta, tan fuerte como la había abierto.

En shock por lo sucedido, Jaejoong se llevó una mano al pecho, respirando con agitación. Volteo a mirar a Yunho y se sorprendió al ver la cara casi que inexpresiva del otro, como si este ya estuviera acostumbrado a ese tipo de reclamos.

—Hubiera sido mejor si hubiera muerto. —Yunho soltó de repente mirando a la nada.

Ante eso, Jaejoong se aproximó de nuevo hacia él, acunando su rostro. —Por favor, no digas eso.

—Yo no sirvo en este mundo, yo no sirvo en esta vida. Tal vez necesito otra. —Sollozo, sus lágrimas mojando tanto sus mejillas como las manos de Jaejoong.

—No, Yunho, no digas eso me haces sentir triste…

—¿Qué sabes tú sobre la tristeza Jaejoong? ¿La has experimentado alguna vez?

Jaejoong apretó la boca, mirándolo fijamente. —Cuando lloras me siento así.

Yunho se quiso burlar. —Claro, como me has visto llorar tantas veces…apenas y tengo suerte de que me dirijas la palabra por tu propia cuenta.

—Yunho, ¿Pero qué dices?

—Me empujas Jaejoong —susurro, casi ahogándose —Me empujas lejos de ti y no puedo hacer nada. No me importaría si fuera alguien más, pero tú…

—No entiendo lo que dices, yo no…—Jaejoong se detuvo, sintiendo como también tenía ganas de ponerse a llorar.

—¿Por qué eres así conmigo? ¿Por qué lo haces sin intención no permitiendo que me enoje? —Yunho le reclamo, su voz sonando como una súplica.

De repente y sin que Yunho pudiera evitarlo, Jaejoong empezó a llorar histérico, abrazando a Yunho con todas sus fuerzas. —Lo siento, siento no haberte avisado y que hallas tenido que ir a mi casa…Pudiste haber muerto y todo esto es mi culpa, mi culpa. —dijo entre sollozos. Yunho lo arropo entre sus brazos, sintiendo el cuerpo de Jaejoong palpitar tan rápido y sus lágrimas mojar el camisón del hospital.

—No, no llores…—Yunho trato de consolarlo, sintiéndose de pronto culpable por haber hecho entristecer a Jaejoong.  Parecía como si él fuera lo único que provocaba tristeza en el mundo de felicidad de Jaejoong, mientras que tratándose de él, era todo lo contrario. Y Pese a que Yunho intento de todo para que Jaejoong recobrara la compostura y dejara de sollozar, Jaejoong no paro en toda la noche.



..



—¿Puedo pasar? Traje comida.

Dos semanas habían pasado desde su accidente. Jaejoong lo había ido a visitar a su habitación casi todos los días. Las cosas estarían más que bien si su mente no reprodujera a cada segundo, el beso que habían compartido Changmin y Jaejoong. Era una imagen que quería borrar, pero que lastimosamente no lo había podido lograr.

—Si sigue. —Yunho se acomodó para abrir la puerta, permitiéndole el paso al más bajo.

—Gracias, ¿Te acabas de levantar?

—Sí. —Yunho mintió. En realidad había estado despierto desde hace como una hora arreglando su habitación para que Jaejoong no se sintiera como si estuviera en una prisión. Además sus libros de ocultismo y demás cosas relacionadas no podían estar a la vista. No quería que Jaejoong se enterara de qué tipo de cosas le gustaba hacer en su tiempo libro. No quería asustarlo.

—Ven vayamos a la azotea, traje kimbap y un poco de soju para compartir. —Jaejoong lo tomo de la mano y juntos subieron por las escaleras, entrando a la azotea que estaba inundada con el frio de la noche. Ellos se acomodaron en una esquina, recostando sus espaldas en una pared de cemento y mirando hacia las estrellas, observando la vista. Yunho se sintió de pronto incomodo, pensando en lo horrible que se veía su barrio desde el punto en que estaban, pero a Jaejoong no le pareció importar, sus ojos estaban clavados al cielo.

—Qué lindo es, ¿No? A veces quisiera tener alas para recorrerlo. —Jaejoong suspiro, anhelando el firmamento encima de sus cabezas.

—¿Alas? —Yunho repitió —¿Cómo un ángel?

Jaejoong lo volteo a mirar. —Si, como un ángel.

“Si, de verdad pareces un ángel” Yunho pensó, admirando el perfil de Jaejoong.

—Como dos Ángeles. —Jaejoong hablo después, interrumpiendo el ensimismamiento de Yunho en su persona.

—¿Dos?

—Cuando fallezcamos, ambos seremos Ángeles. Y podemos pasear por el cielo.

“No” Yunho pensó, Jaejoong estaba equivocado, él no podía ser un ángel. Ni siquiera creía en ellos. Un ser tan inadaptado y extraño como él no podía si quiera a imaginar convertirse en un ángel, en cambio Jaejoong…Jaejoong  era incluso ya un ángel al creer que Yunho podría convertirse en uno.

—¿Y Changmin? —Yunho pregunto de pronto, tratando de desviar el tema. 

—¿Qué pasa con él?

—¿Changmin no estaría contigo también, siendo un ángel?

—Ah sí, Changmin también…los tres.

Por la respuesta Yunho bajo la cabeza, pensando que aunque le doliera admitirlo, Changmin tenía más cualidades para llegar a ser un ángel que él. El siempre honrado y humilde Changmin…y siempre detestable a su vista.

—¿Yunho escuchas? Es música —Jaejoong hizo un gesto con la mano, tocándose la oreja.

Yunho agudo su oído y escucho la prominente música vals que provenía de alguno de sus vecinos, quizá alguno que estuviera lo suficientemente sordo como para darse cuenta que todo el vecindario estaba escuchando su alboroto.

—¿Tu pierna está bien? —le pregunto incorporándose y antes que pudiera responderle, Jaejoong ya lo había levantado posicionándolo en frente a él, tomando ambas de sus manos. 

—Espera —Yunho hizo el amago de alejarse, comprendiendo ahora las intenciones de Jaejoong —No se bailar.

—No importa, yo te enseñare. ¿No fuiste acaso a nuestra graduación?
Yunho desvió la mirada. —No tenía con quien. Además, no me gusta ese tipo de eventos.

—Mmm —Jaejoong murmuro mientras guiaba a Yunho con sus pies lentamente, esperando a que el más alto se ajustara su ritmo —Yunho, ¿Por qué no te gusta estar con la gente? —vino su pregunta segundos después, provocando una reacción seria de parte del mayor.

—Quizá…les temo. —le respondió con honestidad, sin inmutarse en ocultar sus miedos.

—¿Temes a qué?

—A que me hagan daño.

El pelinegro lo pensó por un momento. —Yo nunca te haría daño.


—Porque mi ser es tan contradictorio… Sin querer yo podría lastimarte.
—Yo nunca quisiera lastimarte, Yunho.


 Aun así lo haces.

Yunho detuvo sus pasos, pensando en lo triste que podían llegar a ser esas palabras. Jaejoong lo lastimaba sin proponérselo y él no lo podía culpar por eso. Lo lastimaba cuando prefería a otros, lo lastimaba cuando no lo escogía, lo lastimaba cuando amaba a Changmin. Jaejoong parecía ser la única persona que le provocaba sentimientos de felicidad y tristeza al mismo tiempo. Yunho estuvo a punto de detener el baile y salir corriendo cuando la repentina invasión de sus negativos pensamientos atacaron su mente, pero las manos de Jaejoong lo detuvieron, acariciándole la cara, llevando su andrajoso pelo hacia atrás.

—Yunho…eres muy apuesto. —Jaejoong susurro con cariño y Yunho casi se sintió explotar por el acumulo de emociones que esas simples palabras le hicieron sentir.

—De...de que hablas…Yo no soy…
—Es todo este pelo que no deja ver tu cara. —Con sus manos, el menor traslado todo el pelo hacia tras, sujetándolo con una coleta —así está mejor.

—No deberías decir eso cuando no es verdad.

—Pero es la verdad.  Para mí…


—Basta…No me describas así, yo no soy así. Yo solo soy un demonio. Nadie considera hermoso a un demonio.
—Yo lo considero así. Para mis ojos lo eres.

…tú pareces ser hermoso hasta en el interior.


…es la verdad.

Ante eso, Yunho soltó una breve sonrisa, terriblemente tocado. Nadie nunca le había dicho eso y oírlo de la boca de Jaejoong era una satisfacción que sería difícil de superar.

—Yunho…—Jaejoong suspiro —significa maravilloso hijo mayor, de acuerdo a sus caracteres hanja.

—¿Ah sí? No lo sabía.

—Pues es así…eres mejor de lo que crees.

Yunho le devolvió la caricia a Jaejoong en su cara, sintiéndose ahora más cómodo con su presencia.—Tú ya eres mejor de lo que crees.

—¿Si?

—Sí.

De repente, el tiempo se detuvo, solo la música siguió sonando al fondo mientras que sus pasos se acoplaron a un ritmo tranquilo, casi que coordinadamente. Sus ojos fijos y la brisa helada, Yunho solo cayo en cuenta de lo que pasaba cuando sintió los suaves labios de Jaejoong en su boca, chupando dulcemente, robando todo su aliento.

—Lo siento, creo que estoy mareado…—Jaejoong se alejó, riendo con  picardía. Luego sus ojos se volvieron a encontrar y el acto se repitió por unos segundos más hasta que Jaejoong volvió a separarse, incapaz de controlar su risa. Se encontraba demasiado nervioso.

—¿Esto solo es un juego Yunho, cierto? ¿Solo estamos jugando, cierto?

—Claro.

Jaejoong se volvió a reír, descansando su rostro en el cuello del más alto, cerrando sus ojos mientras continuaban bailando lentamente con la música. 

Y ahí fue cuando inicio el principio del fin. Yunho lo había probado, había probado el cielo con Jaejoong y estaba seguro que esa clase de sensación no la volvería a experimentar jamás en su vida. No importaba, no importaba si Jaejoong estaba con alguien más, no importaba si Jaejoong no lo amaba de la misma manera. Jaejoong seria para él y en eso no había discusión. Lo conseguiría, costara lo que costara.

Así tuviera que pasar por encima de quien fuera.

—Estoy feliz de que volvamos a ser amigos. Como en los viejos tiempos—Escucho hablar a Jaejoong en su cuello y Yunho solo le acaricio la cabeza, cambiando su mirada, planeando lo que tendría que hacer para que Jaejoong fuera suyo…

Esta vez para siempre.



..



A situaciones desesperadas, medidas desesperadas…eso dicen.

Luego de probar la boca y el cariño de Jaejoong, Yunho estuvo más que convencido que tenía que hacer algo. Tenía que hacer algo para cambiar su destino. Ya no solo bastaba que Jaejoong fuera su amigo como en los viejos tiempos, ya no, él quería algo más y no estaría satisfecho hasta que lo consiguiera. No quería pasar el resto de su vida sufriendo por un amor no correspondido y puesto que Jaejoong no se enamoraría de él así de la nada, él tendría que forzar las cosas. Debía actuar pero primero debía ocuparse de algo. O más bien de alguien.

Y claro está, él no se mancharía las manos.

Organizando el espacio para el ritual, Yunho estuvo listo para recibir la visita. La visita del ser que sería la solución a todos sus problemas. Agitado pero sin miedo, su espíritu estaba tan decidido que no le importaba lo que tendría que pasar o ver para hacer el pacto que lo llevaría a la felicidad.

Y así fue, ayudado por un libro antiguo y por sus conocimientos recogidos en los últimos años, Yunho invoco a ese ser. A esa criatura de las profundidades del abismo, temida por siglos y respetada por muchos. El diablo.

No tardó mucho en aparecer y no fue tan aterrador como pensaba, ya que su mente se volvió débil y sus ojos se nublaron ante la presencia. Lo único que podía ver con claridad era su garra derecha, grande y robusta, esperando ser estrechada.

—Dime Jung Yunho, ¿Para qué me has invocado?…¿Acaso es para hacer un trato?
—Quiero su amor, el amor de Kim Jaejoong, quiero que me ame con locura y que solo yo sea la única persona que exista para él. —empezó sin rodeos, hablando sin temor.

Amor eso es lo que casi todos piden…—se burló el diablo, dejando escapar su voz carrasposa. —Está bien lo tendrás, pero debes darme un sacrificio, una vida buena que pueda cobrar.

—Lo tengo —Yunho sonrió —Shim Changmin, de 20 años, él es el sacrifico que ofrezco.

El diablo se volvió a burlar, atando los cabos de esta historia. —Y bien Yunho ¿Qué harás tu a cambio?

—Yo…—Yunho trago saliva, tratando de mirar al frente a pesar de lo borroso de su vista —Te serviré cuando muera, por el resto de mi existencia. Yo seré tu sirviente, tu secuaz…un demonio.

Si, tal vez era ofrecer demasiado, pero para Yunho nada era demasiado cuando se trataba de Jaejoong. Cuando se trataba de tener la atención de Jaejoong. Además convertirse en demonio tampoco sonaba como una mala idea. Los demonios causaban sufrimiento… ¿Por qué él no podía causarlo si siempre lo había recibido? Quería estar al otro lado de la mesa.

Ante la determinación del muchacho, el diablo se irguió en su puesto mostrándole a Yunho ahora su verdadera forma. Extendió su mano y Yunho la tomo, sellando así su destino. —Está bien, Jung Yunho. El 26 de enero Kim Jaejoong se enamorara de ti y Shim Changmin perderá su vida. Yo te daré eso y a cambio tú te convertirás en mi demonio. Si incumples este trato, yo cobrare un alma y tú te convertirás directamente en mi sirviente. ¿Es todo esto lo que quieres?

Yunho se inclinó, mostrando toda su obediencia. —Sí, amo.

Y cuando se selló el pacto, Yunho oficialmente perdió la cabeza. El sabor de los labios de Jaejoong había sido un veneno, intoxicándole el alma y condenándolo para siempre. Yunho se había vuelto loco, tan loco para impedir darse cuenta que el diablo no tiene ese nombre de pura coincidencia. El diablo es viejo y sabio, pero también cochino, y Yunho comprobaría el juego sucio que le haría cuando llegara ese día, el domingo 26 de enero de 1986. 


..



Un mañana anormal para tener clases. Definitivamente lo era. Debido a la perdida de clases la última semana, los estudiantes habían tenido horario un domingo de enero, cuando la nieve apenas y se estaba comenzando a derretir.

Yunho estaba nervioso, nervioso y ansioso por lo que vendría, no podía esperar para que su futuro se cumpliera. Jaejoong y Changmin compartían comida en una banca del último piso del edificio, y Yunho los miraba a la distancia, esperando el suceso. Jaejoong se reía lindamente viendo a Changmin imitar a un conejo, y Yunho sonrió al ver la expresión de felicidad de su amor.

—¡Oh Yunho, ven! —Jaejoong lo llamo de pronto, descubriendo su ubicación. Yunho no tuvo más remedio que obedecer el llamado de su amigo.

—Changmin y yo iremos a tomarnos un café al pueblo después de clase, me pregunto si quieres venir con nosotros. —le comento luego de que Yunho llegara a sentarse a su lado. Changmin se retiró por un momento, yendo a beber a un bebedero que estaba cerca.

—B—bien, iré con ustedes. —dijo sin saber con exactitud que responder, era extraño ser invitado a planes.

—Bien, en serio quiero que Changmin y tú se relacionen mejor. Los dos son muy especiales para mí y deseo que en el futuro puedan ser buenos amigos.

Yunho aparto su mirada. —Si, en el futuro…

—Quizá en el pasado las cosas no hayan salido como lo esperaba pero ahora las cosas serán mucho mejor, mucho mejor. Contigo y con Changmin a mi lado, nada podrá salir mal.

Observando el entusiasmo en el rostro de Jaejoong, algo dentro de Yunho sintió moverse fuertemente. ¿Habría tomado la decisión correcta? —Jaejoong… —titubeo por un momento, sin estar seguro de preguntar lo que iba a preguntar —¿Tu estas muy enamorado de Changmin?

Ante la pregunta, el rostro de Jaejoong enrojeció, apretando las manos —Creo que si…¿Se nota mucho? La verdad no estoy muy seguro.

—¿Por qué te enamoraste de él? —Yunho volvió a preguntar, du mente curiosa de saberlo todo.

—No lo sé. Tan solo fue así. Creo que es lo bonito del amor, que uno nunca sabe de quien se va a enamorar…solo lo haces…naturalmente.

Eso…eso fue como una bofetada en la cara.

Cayendo en cuenta de sus acciones, Yunho paso saliva, meditando lo que iba a pasar. Forzaría a Jaejoong a enamorarse de él por causas externas, Jaejoong no se enamoraría de él por su personalidad o por sus acciones, Jaejoong se enamoraría por un maldito pacto conseguido por la sangre derramada de una persona inocente. No era justo, no era justo quitarle la felicidad a su amor con tal de tener la suya. Jaejoong merecía seguir siendo feliz, pleno y bello, junto a la persona que amaba.

¿Por qué?

Porque Jaejoong verdaderamente era un ángel. Una persona buena, cariñosa y amable que a pesar de no poseer alas ni una aureola, tenía las cualidades de un verdadero ángel.

Él no podía arrancarles las alas a su ángel. No tenía derecho.

—Jaejoong, —Changmin se acercó —Bajare al último piso por mi morral, así que te veo en un rato en la entrada. 

—Bien, no te demores —Jaejoong se despidió con un beso y Changmin camino en dirección al ascensor, apretando el botón de bajada. De repente, un terrible mareo azoto el cuerpo de Yunho, el presentimiento de que la fase 1 de su pacto estaba por comenzar invadió su corazón.

Corriendo hacia él, Yunho detuvo a Changmin cuando este estuvo a punto de subir al elevador, argumentando que necesitaba aclarar unos temas y que tenían que devolverse al salón. Tan ensimismado estaba Yunho tratando de convencer a Changmin que no se dio cuenta cuando Jaejoong se montó al elevador, gritando que entonces el iria por el morral del Changmin.

Yunho sintió su alma salir.

—¡No! —Casi que resbalando, Yunho se precipito hacia las puertas, tratando de impedir que se cerraran pero era tarde, las puertas ya se habían cerrado y el ascensor ya había comenzado su recorrido en dirección al primer piso. —¡No, No!¡Jaejoong! —Yunho gritaba mientras golpeaba con furia las puertas del ascensor.

Esto no podía estar pasando.

—Yunho, ¿qué te pasa? ¿Por qué te comportas así? —Changmin lo retuvo pero Yunho lo alejo, tirándose al piso.

Luego hubo un bajón de energía, el sonido del ascensor cayendo estrepitosamente hizo eco por todo el edificio y finalmente, un gran estallido resonó al final, haciendo temblar el piso. El Ascensor había fallado y había caído hasta el primer piso, con Jaejoong dentro de él.

Oh, Yunho había incumplido con la primera parte del trato al detener a Changmin y el alma que el amo había cobrado no era nadie más que la de su amor, Jaejoong.



..



9 días pasaron pero Jaejoong no lo logro. A pesar de permanecer en estado crítico luego del accidente del ascensor y que pese a la gravedad de sus heridas hubiera logrado salir con vida, el noveno día, el 4 de febrero de ese mismo año, Jaejoong murió. Yunho ni siquiera tuvo fuerzas para ir a su velorio y durante su estancia en el hospital, no se pudo ni acercar a él. La madre de este no lo había dejado, parece que su instinto maternal sospechaba algo.

Completamente destrozado, Yunho se había refugiado en su cuarto, adolorido por haber perdido lo único que le importaba en su vida.

—No puedo, no puedo vivir sin ti…—Yunho sollozo sosteniendo una foto de Jaejoong en las manos, sintiendo toda la culpa por su perdida. —¿Y si tal vez aun estas por ahí? ¿y si tal vez aun pueda verte? —Yunho entonces miro un lazo en su cuarto, pensando que si moría y se convertía en demonio, quizá podría buscar a Jaejoong en la otra vida. Jaejoong convertido en un ángel, como siempre lo había sido.

Dos días después de la muerte de Jaejoong, Yunho se colgó en su cuarto en la tarde del 6 de febrero. Su cuerpo no lo encontraron sino hasta después de 3 días y al contrario del funeral de su amor, lleno de personas, amor y cariño, el suyo fue muy discreto, solo fue su madre y algunos pocos familiares que él nunca conoció en vida. Changmin también estuvo presente, a pesar de todo.

Y así fue como el Yunho demonio nació ese día, un Yunho mejor, un alter ego de su persona, un ser más poderoso. El Yunho demonio no era como aquel muchachito callado y extraño que fue en vida, no señor, el Yunho demonio era fuerte, respetado y temido por otros demonios, el Yunho demonio no tenía miedo de nada ni de nadie, el Yunho demonio había logrado lo que el Yunho humano nunca había conseguido.

Enamorar al ángel Jaejoong.

Porque Jaejoong se habida convertido en un Ángel y había regresado a tierra, guardando consigo parte de su pasado encadenado a su alma a pesar de que no pudiera recordar nada. Al igual que Yunho.

Y si, el demonio había vuelto a encontrar al Ángel pero Shim Changmin otra vez se había entrometido sin proponérselo en el camino, como siempre lo había hecho. Afligido por la perdida de Jaejoong, el humano se había refugiado en una cabaña cerca a la pradera, una humilde como de su estilo, y se había enamorado de una muchacha de cabello negro llamada Seohyun, quien le enseño a creer de nuevo en el amor.  Y Jaejoong se había sentido atraído hacia él por sus sentimientos del pasado y había jurado cuidarlo, pero nada le pudo advertir que Yunho cambiara sus sentimientos, que ese ser le mostraría un lado que él nunca conoció en su vida como humano y que lograra que sus emociones ocultas del pasado salieran a flote.

Por eso cuando Yunho descubrió que Jaejoong aun “amaba” a Changmin y pese a que todo lo que había hecho, el Ángel seguía guardando sentimientos por el humano, él reaccionó violentamente. Sus sentimientos del pasado y presente se acumularon y lo hicieron explotar en rabia e ira. Porque Changmin siempre fue esa molesta piedra en el zapato que Yunho nunca pudo sacar.

Y bueno, después de todo, Yunho logro deshacerse de Changmin al hacer que matara a su novia y luego provocar su muerte dos años después de que había abandonado el mundo en su forma humana. Logro manchar por siempre su reputación, dejarle como un asesino, probar que el “amable y recto” Changmin no era lo que se especulaba. Porque sin querer admitirlo, él siempre tuvo celos del otro, puesto que Changmin sabia ser una persona buena y correcta, y el no. Él siempre estuvo desviado, por culpa de sus padres, él siempre estuvo desviado.

Por eso Changmin se merecía el amor de Jaejoong mas que él, porque aunque le doliera, él nunca había podido ser lo suficiente digno para Jaejoong. Aunque viviera mil vidas, Yunho nunca seria digno del amor de Jaejoong, porque le había causado desgracia tanto en su vida humana como en su vida espiritual.

Jaejoong siempre un Ángel y él siempre un demonio.

Sin embargo, él se había arrepentido al final de sus vidas y había tratado de enmendar las cosas para que Jaejoong estuviera con el correcto. En su vida humana, evitando que Changmin subiera al ascensor en camino a su muerte y como demonio, devolviéndole el alma del humano a Jaejoong luego de que este hubiera ido a parar al infierno. Yunho había demostrado tener bondad y arrepentimiento en sus dos vidas, pero…

¿Eso era suficiente para estar con Jaejoong?

¿Yunho era lo suficientemente bueno para Jaejoong?

Y no, el amo no le había cumplido. Cuando le dijo que él había cumplido su parte del pacto señalando a Jaejoong y Changmin, el amo mentía porque aunque Jaejoong si se hubiera enamorado de Yunho y Changmin eventualmente hubiera muerto, eso no lo había hecho el amo, lo había logrado Yunho por su propia cuenta. Sin trucos, Yunho derritió el corazón del tierno Ángel y consiguió que lo amara a pesar de su naturaleza. El pacto se había roto hace mucho tiempo, cuando Yunho impidió la muerte de su sacrificio.

Pero ahora las cosas habían terminado mal para los dos, por su amor a Yunho, Jaejoong había terminado como un alma en pena y el espíritu de Yunho se había extraviado. Y volvían como al principio, como siempre lo habían estado, separados por una reja que no les permitía estar juntos, en su vida humana por sus diferencias sociales y sus personalidades, como Ángel y demonio por pertenecer a dos mundos completamente diferentes y ahora, por perderse el uno al otro, sin posibilidad de volver a encontrarse. 

La reja del principio, cuando niños, en realidad nunca había desaparecido y ellos estarían condenados a estar sin el otro, hasta que se probara que pudieran estar juntos.

Que su amor seria lo suficientemente fuerte como para romper esa barrera y que esta vez, pudieran lograr su unión para siempre.”






..









Recobrando sus sentidos, el alma de túnica blanca abrió sus ojos, completamente en shock por todo lo que había visto.

Él miro a su lado.

El alma de vestimenta negra había desaparecido.


..






Nota: Uff, capitulo largo. Pido perdón por no actualizar antes, pero es que no tenía ganas de escribir y además tenía muchas cosas que hacer. Aun así, la espera valió la pena ¿No es así?
Les cuento que el capítulo que viene ya es el capítulo final y aún quedan cosas por descubrir así que espérenlo, en ese no demorare.

Espero que les haya gustado y que hayan entendido todo (también que les haya tocado su corazoncito T.T), las cosas en este capitulo sucedieron rápido pero era como un flashbak mas que nada. Espero recibir comentarios.

Ah y pongan un comentario si captaron el guiño de las fechas…jajajaja y ¿ustedes creen que Yunho si merece el amor de Jaejoong?

Gracias por leer.