Yo me opongo (One shot)
A
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justándome
la corbata en el cuello, miré mi reflejo en el espejo de madera colocado en el borde
de la habitación. “Perfecto”, fue el
primer pensamiento que se me apareció. No es que yo fuera muy presumido con mi
propia apariencia, pero en realidad si me veía bastante bien.
Y
como no verme bien en el que se supone era el día más feliz de mi vida.
Tenía
puesto el viejo pero no por eso menos presentable smokin que mi padre había
utilizado en su día especial. Cuando se enteró de la noticia, no dudo en
regalármelo y decirme que desde ese dio en adelante, obsequiar ese traje sería
una tradición familiar de los Jung. Aprecié el gesto y supe que para que mi
padre hubiera realizado un acto así, debía estar muy dichoso de mí.
Las
risas de mi madre y unas cuantas tías provenientes de la habitación contigua,
me hicieron desprenderme de mi reflejo e inclinarme para ojear por la puerta. Ellas
estaban aún arreglándose, acomodándose los vestidos mientras se reían y comentaban
en voz baja los detalles de la ceremonia. Mi madre tenía una sonrisa
resplandeciente en su rostro, me imagino que la felicidad y orgullo la tenían
casi saltando de una pierna.
Por
un momento desee que me contagiara esa felicidad.
—¿Preparado?
—Mi hermana, ajena a la conversación familiar, se acercó a mí con una rosa la
cual encajó en el bolsillo externo de la parte superior de mi smokin.
—Algo…
creo que sí. —Le respondí no muy seguro de mis palabras. Sé que debí sonar más
decidido, pero probablemente mi inseguridad se debía a los nervios, mezclados
con la ansiedad, mezclados además con la confusión… y algo que no quería
confesar.
—Esa
respuesta no fue muy convincente. —Dijo levantándome una ceja.
—Estoy
nervioso, eso es todo.
Ella
se mordió los labios, bajando la mirada en un gesto claro de que no estaba
satisfecha con mi respuesta. Fue a mirarse al espejo, arreglándose su largo
cabello lacio y alisándose con las palmas el vestido elegante color turquesa
que le había regalado justo para esta ocasión. Se veía preciosa.
—Yunho…—Murmuró.
—¿Si?
—¿Eres
feliz?
..
La
usual y característica marcha de boda comenzó a sonar, y yo no podía dejar de
sentir como si mi garganta se fuera a cerrar o el corazón salir de mi pecho.
Habíamos
establecido en un mutuo acuerdo entre mi familia y la suya, que la ceremonia se
celebraría primero en una iglesia, de la forma moderna y luego en un festejo al
estilo coreano, más tradicional y solo con algunas de las personas más
cercanas.
La
decoración era algo ostentosa, pero no podía negar que el sitio se veía
magnifico. Muchas flores por aquí y allá, listones, estatuas, uno que otro
detalle para completar y finalmente una gran alfombra roja que empezaba desde
la entrada de la iglesia y terminaba al pie del altar. El lugar estaba a
reventar. Di un rápido vistazo a todos los asistentes que muy contentos me
miraban con ojos luminosos desde sus respectivos asientos.
De
un lado de la tribuna estaban mis invitados: Personal de la SM, miembros de otros
grupos, familia, amigos de la infancia, personas invitadas por mis padres a
quien vagamente reconocía… voltee al otro lado. Con algo de dificultad solo
pude reconocer a su familia más cercana y algunos de sus amigos, a nadie más.
Miré
entonces a las personas que se encontraban frente a mí: Changmin, mi padrino de
bodas, tan elegante y formal, me miraba con ojos tranquilos, tratándome de
inyectar algo de su calma al notar que probablemente yo estaba sudando más de
lo que necesario. Los otros padrinos, un poco más vivaces, me devolvían una
mirada de cariño.
Todo
el mundo me miraba como si yo fuera lo más especial del mundo… me estaba
comenzando a molestar.
De
repente, ella llegó de la mano de su padre, quien me la entrego como si fuera
su tesoro más valioso. Se colocó frente a mí y yo le retire el velo de la cara,
colocándoselo por detrás de la cabeza.
Era
la chica con la que me casaría.
La
que mis padres habían aprobado, la que la sociedad había aprobado.
Estaba
más linda de lo que usualmente se veía. El vestido blanco, aunque se podría
decir que común, era hermoso y tan largo que a cada paso que daba por lo menos
5 personas debían estar atrás de ella, cargándolo.
Su
nombre era Cho Miryeong y la había conocido por medio de mis amigos de mi club
85. Sabía desde el principio que ella tenía interés en mí y luego de darle
vueltas y vueltas al asunto, por fin la había aceptado y habíamos comenzado a
salir. Desde el principio la relación fue buena, ella además era linda,
graciosa y en cuanto la presente a mis padres, ellos la adoraron. El tiempo fue
pasando y no sé muy bien como esto del compromiso se dio, pero así fue.
Mis
padres fueron los más felices al recibir la noticia, diciendo que su hijo mayor
al fin se casaría y como buen hombre, tendría una familia. No pasó mucho antes
de que mis amigos se enteraran, luego los directivos de la SM, unos cuantos
conocidos más, hasta que finalmente todo Corea supo que U—Know Yunho contraería
nupcias. De un momento a otro me vi inundado de felicitaciones, palmaditas en
el hombro y gente que me decía una y otra vez “Estamos muy orgullosos por tu compromiso, al fin has encontrado a tu
media naranja”.
Media
naranja… No estoy seguro si se pueda llamar así. Hace mucho tiempo deje de
creer en eso de la media naranja o el alma gemela, o alguna otra frase cursi
que la gente usa cuando creen que han encontrado al indicado. Ella era una
buena persona, nos llevábamos muy bien, pero considerarla como mi otra mitad,
era ya mucho decir. Yo estaba seguro de que la quería sin embargo… sentía que
algo no estaba bien. Lo dudaría dos veces antes de decir que estaba completamente
enamorado.
Yo
no fui quien le propuse matrimonio, más bien fue algo que una vez hablamos y
decidimos acordar. Aunque yo lo había aceptado, a veces sentía que esto de la
boda era más para complacer a la gente, que para complacerme a mí mismo.
—Queridos invitados, nos
encontramos aquí presentes para celebrar la unión de esta hermosa Joven y este
apuesto caballero…
El
maestro de ceremonias dio inicio a la ceremonia, sacándome por un momento de
mis pensamientos. La vi a ella quien felizmente sostenía un ramo de rosas
blancas en sus manos. Me hizo un gesto con la cara, como si me preguntara si
todo estaba bien, tal vez había notado la expresión perturbada en mi rostro. Le
devolví una sonrisa tranquilizándola.
—Permiso,
disculpe…
Escuché
voces provenir desde la primera fila de asientos y me sentí de alguna forma
emocionado al ver que Junsu y Yoochun habían llegado a mi boda. Sin embargo,
alguien faltaba ahí.
Cuando
les envié las invitaciones, no estaba muy seguro de que las responderían,
incluso no estaba seguro de si era prudente invitarlos en primer lugar. Aun así,
ellos habían sido una parte muy importante de mi vida y no invitarlos a un
momento tan significativo como este, sería como negar mi pasado junto a ellos.
Me esforcé al máximo para apártales asientos al frente pese a los alegatos de
mi madre, quien me decía que esos lugares eran únicamente para miembros de la
familia. No me importaba, a pesar de todo, ellos eran como miembros de mi
familia.
Se
acomodaron finalmente y me enviaron un tímido saludo con la mano. Yo les
devolví el saludo, levantando sutilmente la mano.
Aunque
me sentía feliz de que hubieran venido, el dolor atacó mi corazón cuando vi que
él no había llegado con ellos. Si, lo sé, era cruel invitarlo al día de mi boda
sabiendo todo lo que habíamos pasado, pero pensé que sería aún más cruel
invitarlos a todos menos a él.
Aunque
entiendo porque decidió no venir, el desplante hizo que mi corazón se estrujara
un poco más.
Si
yo lo veía tal vez…
Regresé
mi atención a ella. Vestida de novia y con su sonrisa deslumbrante, estaba seguro
que nos veíamos como la pareja perfecta en el altar.
Ella
era lo correcto. Ella es lo correcto.
La
nuera ideal de mis padres, la esposa maravillosa para mí, la madre ejemplar
para mis hijos.
Mi
vida con ella sería feliz, mi vida con ella no tendría ningún problema, yo
trataba de convencer a mi mente de lo que estaba a punto de hacer, que el paso
que estaba a punto de dar era lo mejor para mí.
Lo
mejor para los dos.
Lo
mejor para mis padres y los padres de ella.
Lo
mejor para todos.
—Y
si hay alguien que se oponga a esta boda, que hable ahora o calle para siempre…
—¡Yo
me opongo!
Fue
un grito que resonó en toda la iglesia. Hubo un suspiro comunal de sorpresa y
un giro casi que coordinado de todos los presentes hacia el centro de la iglesia.
Yo
miré con estupefacción a la persona que había acabado de entrar, la cual tenía
el traje a medio poner, el cabello desordenado y la respiración agitada, como
si hubiera corrido calles y calles hasta llegar aquí.
Era
Jaejoong.
—Detengan
un momento la boda… —Dijo con voz exhausta, clavando su cansada mirada en mí.
Mis
padres se levantaron de inmediato de su asiento, previendo lo peor. En el
pasado, siempre quisieron ocultar del mundo la relación que tuve con Jaejoong, pero
ahora Jaejoong parecía estar dispuesto a revelarlo todo frente a todas las
personas de las cuales mis padres siempre quisieron esconderlo.
—Joven
si tiene algún problema, es mejor que lo discuta con la novia a solas. —Dijo el
maestro de ceremonias.
—Pero
yo no vine por la novia… —Mencionó. —Vine por él.
La
gente de inmediato empezó a murmurar, mirándose unos a otros con caras
asombradas, sin poder dar crédito a lo que pasaba. Vi a Jaejoong estremecerse
un poco, tal vez afectado por todas las miradas de
rechazo y los cuchicheos acusatorios que lo rodeaban.
—Yunho
¿Qué pasa? —Me preguntó Miryeong inquietada, su voz temblaba y su cuerpo
también, pude notar en sus ojos preocupación, como si presintiera que su boda
ideal se iba a arruinar por completo. Yo nunca le había hablado sobre mi
relación con Jaejoong, nunca lo hice y nunca planeaba hacerlo, era obvio que
estuviera confundida.
Me
separé de ella decidido a darle frente a la situación —Jaejoong. —Lo llamé
suavemente. —Tienes que…
—¡No!
—Él me interrumpió. —Tienes que escucharme.
—No
ahora…
—Yunho
por favor.
—Pero…
—Déjame
hablar por favor y luego, si quieres, puedo desaparecer por completo de tu
vida.
Di
un largo suspiro por eso. No podía discutir cuando su rostro parecía que en
cualquier momento se iba a quebrar. Tal vez a Jaejoong le estaba costando mucho
hacer esto, su osada interrupción era una muestra de que había necesitado mucho
valor para venir hasta aquí y hablarme frente a toda esta gente, sabiendo que sería
odiado por eso.
Mire
a mí alrededor: Mis padres aterrados, los padres de mi novia confundidos, mi
novia tensa, los invitados atónitos, Junsu, Yoochun y Changmin reflejando una
muestra de sentimientos que no pude reconocer. Viendo todas las diferentes
reacciones pensé que quizá no era conveniente dejarlo hablar, pero yo sabía que
no podía ser tan cruel, y me mentiría si dijera que no estaba por lo menos un
poco curioso de saber lo que me tenía que decir.
—Habla.
—Dije alto, sabiendo que me estaba echando la soga al cuello.
Él
se aclaró la garganta, cerrando los ojos antes de empezar a hablar: —Sé que no debí
venir aquí de esta manera, a interrumpir el que tal vez sea el día más hermoso
de tu vida. Tal vez me estés odiando en este momento y sé que no merezco que si
quiera me escuches, pero esto que tengo en mi corazón no puedo reprimirlo por más
tiempo.
—¡Cállenlo,
cállenlo! ¡Yunho por favor, haz algo! —Gritó mi padre.
—Papa,
déjalo. —Le respondí con calma. De verdad quería saber lo que Jaejoong diría.
—Cuando
me entere que te casarías, realmente quise que no me importara. Me mentía a mí
mismo diciendo que las cosas serían mejor así y que no debía afectarme porque yo
te había olvidado… pero como lo dije, era una vil mentira para engañar a mi
mente y mi corazón.
Soltó
un audible suspiro, tomándose el pecho. A Jaejoong de verdad le estaba costando
trabajo hacer esto.
—Cuando
me desperté esta mañana, supe entonces que te perdería para siempre. Que no
tendría esa ilusión de estar de nuevo contigo y fue cuando me di cuenta, que no
podía dejarte ir sin que supieras lo que aun siento por ti. —Hubo otra pausa.
Jaejoong miró a todos a su alrededor, declarando lo que diría a continuación: —Esto
es malo decirlo pero aun así… te amo, no lo he dejado de hacer desde que nos
separamos. Aunque muchas veces traté de arrancarte de mi corazón nunca pude
lograrlo, mi amor por ti es tan fuerte que arrancarte de mi corazón seria como
arrancarme el corazón mismo.
Al
escuchar esas palabras sentí como mi defensa empezaba a debilitarse. Oh no, los
sentimientos por él me estaban comenzando a atacar de nuevo, pero yo no podía
permitir que se apoderaran de mi cuerpo. Estaba a punto de casarme, había
tomado una decisión y no podía echarme hacia atrás así como así.
Aunque…
—Nuestro
amor siempre fue como un veneno. Era hermoso pero al mismo tiempo dañino para
nosotros y para los que estuvieran cerca de nosotros. Muchos tal vez no lo
puedan entender, muchos tal vez piensen que es asqueroso, pero yo
verdaderamente te amo. En serio, lo hago.
—Sin
embargo, —Se calló por unos segundos y yo pude ver como en sus ojos comenzaban
a agolparse lagrimas. —No vine aquí para esperar que dejes todo atrás y vengas
conmigo. Puede parecer contradictorio pero aparte de decirte lo que siento, yo
vine aquí a… desearte felicidad. A desearte que en tu vida solo exista eso y
nada más. Cuando te veo ahí con la que será tu futura esposa… yo… solo pienso que
se ven tan bien… juntos y que conmigo nunca conformarías una imagen tan… ideal.
Sus
lágrimas por fin cedieron, bajando una a una por las mejillas de su cara y
mientras más caían, más sentía que mi propio corazón se rompía. Nunca me gusto
verlo llorar y menos cuando yo era él que lo provocaba.
Sentí
el agarre de mi novia. —Yunho ¿Qué está diciendo? Acaso tú y él… Tu eres…
—Yunho…
¿Nunca has escuchado esa frase que dice que si amas a alguien debes déjalo ir?
Bueno, pues eso es lo que estoy haciendo ahora, dejarte ir y ver como haces tu
vida con alguien que no soy yo. Tal vez sea lo mejor para ti… no para mi… pero
para ti sí. —Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano. —Por favor no me
odies por venir a arruinar tu boda… y dejarte en ridículo frente a todos… sabes
que yo a veces… no pienso, soy un desastre… por favor, perdóname.
El
silencio de repente inundó el lugar. Vi como Jaejoong me veía con el rostro
desolado esperando algo de mi parte, pero yo solamente me quede en blanco, sin
saber cómo responder.
¿Y
cómo se supone que debía responder?
Sus
palabras eran algo que siempre quise escuchar. Pensé que él me había olvidado
hace tiempo y que nuestro amor solo fue un amargo error de nuestras vidas que
ninguno de los dos tuvo ánimos de restaurar. Aun así, él había venido hoy a
decirme que aún me amaba y que quería que yo fuera la persona más feliz sobre
la faz de la tierra, pese a todas las consecuencias que ese acto le traería. Él
no esperaba que yo regresara con él… él solo quería que yo fuera feliz.
Pero…
¿Y si yo no sería feliz? ¿Qué pasaba si toda esta celebración no resultaba en
mi felicidad?
La
vi a ella… ¿Mi felicidad estaba con ella? ¿El amor estaba con ella?
¿Mi
amor le pertenece a ella? O más bien…
Entonces
lo comprendí.
—Lo
siento. —Susurré, mirando como Jaejoong se partía con mis palabras. Pude ver
como perdía lentamente la valentía segundo a segundo.
—Está
bien. —Fue lo único que escuche de él, antes de voltearse y caminar
lánguidamente hacia la salida.
—Lo
siento. —Volví a repetir pero esta vez a ella, a mi novia y sin esperar ninguna
respuesta corrí hacia Jaejoong, volteándolo y besándolo apasionadamente, oyendo como la iglesia se exaltaba ante mi
acción.
No
podía engañarme, yo aún lo amaba. Yo también lo amaba y esta vez puedo asegurar
que mi felicidad esta con él. Solo con
él.
Luego
de unos segundos, me desprendí de sus labios, observando como él me devolvía la
mirada con ojos atónitos, sin duda no esperaba ese tipo de respuesta de mi
parte.
—¿Cómo
podría ser feliz si no es a tu lado?
Le
dije y él me sonrió. Una sonrisa tan cálida y verdadera que hasta podría sanar
cualquier corazón herido.
—¡Yunho!
—Me volteé por el grito de mi novia. Ella lloraba destrozada, me sentía un
imbécil por provocarle eso, pero estoy seguro que sería más imbécil si me casaba
con ella sabiendo que no la amaba. —¡Como te atreves a hacerme esto, como te
atreves!
—¡Esto
no se quedara así, no te permitiré que trates de esa manera a mi hija! —Gritó su padre,
amenazándome. Instintivamente tome la mano de Jaejoong, tratando de darme
fuerzas a lo que vendría.
—Señor
Cho, Por favor escúcheme. Sé que no hay excusas para mis actos, pero no puedo
casarme con su hija si estoy enamorado de alguien más. —Me dirigí a ella. —Miryeong,
perdóname, yo no te iba a hacer feliz… eres una chica fabulosa y estoy seguro
que encontraras a alguien, alguien que si te amé solamente a ti.
—¡Eres
un estúpido Yunho! ¡Jamás volveré a confiar en un hombre por tu culpa!
—Yo…
—Hijo
—Esta vez fue mi padre. —No arruines tu vida por favor. No arruines tu vida ni
la de nosotros. ¿Cómo puedes rehusarte a casarte con una chica por un hombre?
¿Cómo eres capaz de hacernos esto? Mira como tienes a tu madre. —El la señaló y
pude ver como ella también lloraba. Toda su alegría anterior había sido
remplazada por esta desdicha.
Desdicha
que yo le causaba.
Me
atravesaba el alma, sin embargo no podía traicionar a mi corazón por el bien de
mis padres. Ya lo había estado haciendo por mucho tiempo y estaba seguro que no
podría hacerlo por más tiempo.
Era
triste pensar que por nuestra felicidad tantas personas tendrían que sufrir.
—Padres,
esta es mi decisión, Jaejoong es lo que yo elijo y si no son capaces de
aceptarlo, yo…
—Yunho
te lo advierto, si estás dispuesto a continuar con esto entonces, serás la
mayor deshonra que hayamos tenido tu madre y yo.
Rayos,
eso había sido como una puñalada. Siempre quise obtener la aprobación de mis
padres, para todo, desde que estaba en la escuela hasta cuando me hice mayor.
Los había desobecido una vez audicionando para la SM y ahora lo volvía a hacer.
Miré
a mí alrededor de nuevo, había gestos mezclados. Gente que nos miraba con asco,
gente que nos miraba con desaprobación, gente que nos miraba con aceptación… hasta
gente que nos miraba con cariño. No podía hacer a todos felices, eso es lo que deduje
y lo que primaba en este momento era mi felicidad y la de quien amaba.
Di
una última mirada al frente, ignorando la vista de Miryeong acurrucada en los
brazos de alguna de las damas de honor, en vez de eso, mire a Changmin, quien
me devolvía una medio sonrisa como si me alentara a ser sincero. Miré a Yoochun
y Junsu y tenían exactamente la misma expresión.
Era
obvio que teníamos su aprobación, ahora solo tenía que ser valiente.
Con
todo el dolor del mundo le dije a mi padre “Está bien” y jalando a Jaejoong
junto a mí, salimos corriendo lo más rápido que pudimos de la iglesia. Pude
escuchar algunos aplausos tras mi salida, pero fueron callados instantáneamente
por el resto de gente indignada por lo que paso.
Corrimos,
Corrimos y corrimos, tratando de olvidar todo lo que había pasado. Yo esperaba
que realmente pudiera olvidarlo.
—Yunho,
espera Yunho. —Me habló Jaejoong exhausto en cuanto paramos en algún parque
cerca de la iglesia. —¿Estás seguro de esto?
Le
rodeé la cara con mis manos. —Nunca he estado más seguro en mi vida.
De
repente, él empezó a llorar, aferrándose a mí. —Lo siento, Lo siento por todo.
Nunca debí…
—No.
—Lo interrumpí. —Si no hubieras irrumpido, yo me habría casado y jamás hubiera
logrado ser feliz. Tú me salvaste de cometer un error.
Jaejoong
me sonrió, un tanto amargo, pero aun así su sonrisa era de alguien que estaba
feliz. —Tus padres… ¿Qué pasara con ellos?
Le
sujeté la mano, caminando esta vez lento por el parque. —Ellos me perdonaran lo
sé, solo hay que darle tiempo al tiempo.
Ni
yo mismo estaba convencido de esa afirmación, pero de lo que si estaba
completamente seguro, es que de ahora en adelante las cosas para nosotros
serian mejores. Probablemente no conseguiría dormir esta noche, repasaría una y
otra vez lo acontecido y me avergonzaría por mis acciones, pero por lo menos mi
felicidad estaría asegurada junto a él.
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Nota: Bueno aqui estoy con un nuevo One shot. Tengo miles de historias del Yunjae postseparacion y esta es una de las que me invente jajajja Si, se que el tema es terriblemente cliché y muy peliculero pero bueno quería en verdad compartirlo.
Realmente creí que seria mas corto y no es que fuera muy largo, pero creí que me saldría mas cortico. En fin espero que haya quedado bonito, supongo.
Nos vemos luego!
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