viernes, 13 de junio de 2014

¡Yo me opongo! (One shot)



Yo me opongo (One shot)



A
justándome la corbata en el cuello, miré mi reflejo en el espejo de madera colocado en el borde de la habitación. “Perfecto”, fue el primer pensamiento que se me apareció. No es que yo fuera muy presumido con mi propia apariencia, pero en realidad si me veía bastante bien.

Y como no verme bien en el que se supone era el día más feliz de mi vida.

Tenía puesto el viejo pero no por eso menos presentable smokin que mi padre había utilizado en su día especial. Cuando se enteró de la noticia, no dudo en regalármelo y decirme que desde ese dio en adelante, obsequiar ese traje sería una tradición familiar de los Jung. Aprecié el gesto y supe que para que mi padre hubiera realizado un acto así, debía estar muy dichoso de mí.

Las risas de mi madre y unas cuantas tías provenientes de la habitación contigua, me hicieron desprenderme de mi reflejo e inclinarme para ojear por la puerta. Ellas estaban aún arreglándose, acomodándose los vestidos mientras se reían y comentaban en voz baja los detalles de la ceremonia. Mi madre tenía una sonrisa resplandeciente en su rostro, me imagino que la felicidad y orgullo la tenían casi saltando de una pierna.

Por un momento desee que me contagiara esa felicidad.

—¿Preparado? —Mi hermana, ajena a la conversación familiar, se acercó a mí con una rosa la cual encajó en el bolsillo externo de la parte superior de mi smokin.

—Algo… creo que sí. —Le respondí no muy seguro de mis palabras. Sé que debí sonar más decidido, pero probablemente mi inseguridad se debía a los nervios, mezclados con la ansiedad, mezclados además con la confusión… y algo que no quería confesar.

—Esa respuesta no fue muy convincente. —Dijo levantándome una ceja.

—Estoy nervioso, eso es todo.

Ella se mordió los labios, bajando la mirada en un gesto claro de que no estaba satisfecha con mi respuesta. Fue a mirarse al espejo, arreglándose su largo cabello lacio y alisándose con las palmas el vestido elegante color turquesa que le había regalado justo para esta ocasión. Se veía preciosa.

—Yunho…—Murmuró.

—¿Si?

—¿Eres feliz?



..




La usual y característica marcha de boda comenzó a sonar, y yo no podía dejar de sentir como si mi garganta se fuera a cerrar o el corazón salir de mi pecho.

Habíamos establecido en un mutuo acuerdo entre mi familia y la suya, que la ceremonia se celebraría primero en una iglesia, de la forma moderna y luego en un festejo al estilo coreano, más tradicional y solo con algunas de las personas más cercanas.

La decoración era algo ostentosa, pero no podía negar que el sitio se veía magnifico. Muchas flores por aquí y allá, listones, estatuas, uno que otro detalle para completar y finalmente una gran alfombra roja que empezaba desde la entrada de la iglesia y terminaba al pie del altar. El lugar estaba a reventar. Di un rápido vistazo a todos los asistentes que muy contentos me miraban con ojos luminosos desde sus respectivos asientos.

De un lado de la tribuna estaban mis invitados: Personal de la SM, miembros de otros grupos, familia, amigos de la infancia, personas invitadas por mis padres a quien vagamente reconocía… voltee al otro lado. Con algo de dificultad solo pude reconocer a su familia más cercana y algunos de sus amigos, a nadie más.

Miré entonces a las personas que se encontraban frente a mí: Changmin, mi padrino de bodas, tan elegante y formal, me miraba con ojos tranquilos, tratándome de inyectar algo de su calma al notar que probablemente yo estaba sudando más de lo que necesario. Los otros padrinos, un poco más vivaces, me devolvían una mirada de cariño.

Todo el mundo me miraba como si yo fuera lo más especial del mundo… me estaba comenzando a molestar.

De repente, ella llegó de la mano de su padre, quien me la entrego como si fuera su tesoro más valioso. Se colocó frente a mí y yo le retire el velo de la cara, colocándoselo por detrás de la cabeza.

Era la chica con la que me casaría.

La que mis padres habían aprobado, la que la sociedad había aprobado.

Estaba más linda de lo que usualmente se veía. El vestido blanco, aunque se podría decir que común, era hermoso y tan largo que a cada paso que daba por lo menos 5 personas debían estar atrás de ella, cargándolo.

Su nombre era Cho Miryeong y la había conocido por medio de mis amigos de mi club 85. Sabía desde el principio que ella tenía interés en mí y luego de darle vueltas y vueltas al asunto, por fin la había aceptado y habíamos comenzado a salir. Desde el principio la relación fue buena, ella además era linda, graciosa y en cuanto la presente a mis padres, ellos la adoraron. El tiempo fue pasando y no sé muy bien como esto del compromiso se dio, pero así fue.

Mis padres fueron los más felices al recibir la noticia, diciendo que su hijo mayor al fin se casaría y como buen hombre, tendría una familia. No pasó mucho antes de que mis amigos se enteraran, luego los directivos de la SM, unos cuantos conocidos más, hasta que finalmente todo Corea supo que U—Know Yunho contraería nupcias. De un momento a otro me vi inundado de felicitaciones, palmaditas en el hombro y gente que me decía una y otra vez “Estamos muy orgullosos por tu compromiso, al fin has encontrado a tu media naranja”.

Media naranja… No estoy seguro si se pueda llamar así. Hace mucho tiempo deje de creer en eso de la media naranja o el alma gemela, o alguna otra frase cursi que la gente usa cuando creen que han encontrado al indicado. Ella era una buena persona, nos llevábamos muy bien, pero considerarla como mi otra mitad, era ya mucho decir. Yo estaba seguro de que la quería sin embargo… sentía que algo no estaba bien. Lo dudaría dos veces antes de decir que estaba completamente enamorado.

Yo no fui quien le propuse matrimonio, más bien fue algo que una vez hablamos y decidimos acordar. Aunque yo lo había aceptado, a veces sentía que esto de la boda era más para complacer a la gente, que para complacerme a mí mismo.

—Queridos invitados, nos encontramos aquí presentes para celebrar la unión de esta hermosa Joven y este apuesto caballero…

El maestro de ceremonias dio inicio a la ceremonia, sacándome por un momento de mis pensamientos. La vi a ella quien felizmente sostenía un ramo de rosas blancas en sus manos. Me hizo un gesto con la cara, como si me preguntara si todo estaba bien, tal vez había notado la expresión perturbada en mi rostro. Le devolví una sonrisa tranquilizándola.

—Permiso, disculpe…

Escuché voces provenir desde la primera fila de asientos y me sentí de alguna forma emocionado al ver que Junsu y Yoochun habían llegado a mi boda. Sin embargo, alguien faltaba ahí.

Cuando les envié las invitaciones, no estaba muy seguro de que las responderían, incluso no estaba seguro de si era prudente invitarlos en primer lugar. Aun así, ellos habían sido una parte muy importante de mi vida y no invitarlos a un momento tan significativo como este, sería como negar mi pasado junto a ellos. Me esforcé al máximo para apártales asientos al frente pese a los alegatos de mi madre, quien me decía que esos lugares eran únicamente para miembros de la familia. No me importaba, a pesar de todo, ellos eran como miembros de mi familia.

Se acomodaron finalmente y me enviaron un tímido saludo con la mano. Yo les devolví el saludo, levantando sutilmente la mano.

Aunque me sentía feliz de que hubieran venido, el dolor atacó mi corazón cuando vi que él no había llegado con ellos. Si, lo sé, era cruel invitarlo al día de mi boda sabiendo todo lo que habíamos pasado, pero pensé que sería aún más cruel invitarlos a todos menos a él.

Aunque entiendo porque decidió no venir, el desplante hizo que mi corazón se estrujara un poco más.

Si yo lo veía tal vez…

Regresé mi atención a ella. Vestida de novia y con su sonrisa deslumbrante, estaba seguro que nos veíamos como la pareja perfecta en el altar.

Ella era lo correcto. Ella es lo correcto.

La nuera ideal de mis padres, la esposa maravillosa para mí, la madre ejemplar para mis hijos.

Mi vida con ella sería feliz, mi vida con ella no tendría ningún problema, yo trataba de convencer a mi mente de lo que estaba a punto de hacer, que el paso que estaba a punto de dar era lo mejor para mí.

Lo mejor para los dos.

Lo mejor para mis padres y los padres de ella.

Lo mejor para todos.

—Y si hay alguien que se oponga a esta boda, que hable ahora o calle para siempre…

—¡Yo me opongo!

Fue un grito que resonó en toda la iglesia. Hubo un suspiro comunal de sorpresa y un giro casi que coordinado de todos los presentes hacia el centro de la iglesia.

Yo miré con estupefacción a la persona que había acabado de entrar, la cual tenía el traje a medio poner, el cabello desordenado y la respiración agitada, como si hubiera corrido calles y calles hasta llegar aquí.

Era Jaejoong.

—Detengan un momento la boda… —Dijo con voz exhausta, clavando su cansada mirada en mí.

Mis padres se levantaron de inmediato de su asiento, previendo lo peor. En el pasado, siempre quisieron ocultar del mundo la relación que tuve con Jaejoong, pero ahora Jaejoong parecía estar dispuesto a revelarlo todo frente a todas las personas de las cuales mis padres siempre quisieron esconderlo.  
—Joven si tiene algún problema, es mejor que lo discuta con la novia a solas. —Dijo el maestro de ceremonias.

—Pero yo no vine por la novia… —Mencionó. —Vine por él.

La gente de inmediato empezó a murmurar, mirándose unos a otros con caras asombradas, sin poder dar crédito a lo que pasaba. Vi a Jaejoong estremecerse un poco, tal vez afectado por todas las miradas de rechazo y los cuchicheos acusatorios que lo rodeaban.

—Yunho ¿Qué pasa? —Me preguntó Miryeong inquietada, su voz temblaba y su cuerpo también, pude notar en sus ojos preocupación, como si presintiera que su boda ideal se iba a arruinar por completo. Yo nunca le había hablado sobre mi relación con Jaejoong, nunca lo hice y nunca planeaba hacerlo, era obvio que estuviera confundida.

Me separé de ella decidido a darle frente a la situación —Jaejoong. —Lo llamé suavemente. —Tienes que…

—¡No! —Él me interrumpió. —Tienes que escucharme.

—No ahora…

—Yunho por favor.

—Pero…

—Déjame hablar por favor y luego, si quieres, puedo desaparecer por completo de tu vida.

Di un largo suspiro por eso. No podía discutir cuando su rostro parecía que en cualquier momento se iba a quebrar. Tal vez a Jaejoong le estaba costando mucho hacer esto, su osada interrupción era una muestra de que había necesitado mucho valor para venir hasta aquí y hablarme frente a toda esta gente, sabiendo que sería odiado por eso.

Mire a mí alrededor: Mis padres aterrados, los padres de mi novia confundidos, mi novia tensa, los invitados atónitos, Junsu, Yoochun y Changmin reflejando una muestra de sentimientos que no pude reconocer. Viendo todas las diferentes reacciones pensé que quizá no era conveniente dejarlo hablar, pero yo sabía que no podía ser tan cruel, y me mentiría si dijera que no estaba por lo menos un poco curioso de saber lo que me tenía que decir.

—Habla. —Dije alto, sabiendo que me estaba echando la soga al cuello.

Él se aclaró la garganta, cerrando los ojos antes de empezar a hablar: —Sé que no debí venir aquí de esta manera, a interrumpir el que tal vez sea el día más hermoso de tu vida. Tal vez me estés odiando en este momento y sé que no merezco que si quiera me escuches, pero esto que tengo en mi corazón no puedo reprimirlo por más tiempo.

—¡Cállenlo, cállenlo! ¡Yunho por favor, haz algo! —Gritó mi padre.

—Papa, déjalo. —Le respondí con calma. De verdad quería saber lo que Jaejoong diría.

—Cuando me entere que te casarías, realmente quise que no me importara. Me mentía a mí mismo diciendo que las cosas serían mejor así y que no debía afectarme porque yo te había olvidado… pero como lo dije, era una vil mentira para engañar a mi mente y mi corazón.

Soltó un audible suspiro, tomándose el pecho. A Jaejoong de verdad le estaba costando trabajo hacer esto.

—Cuando me desperté esta mañana, supe entonces que te perdería para siempre. Que no tendría esa ilusión de estar de nuevo contigo y fue cuando me di cuenta, que no podía dejarte ir sin que supieras lo que aun siento por ti. —Hubo otra pausa. Jaejoong miró a todos a su alrededor, declarando lo que diría a continuación: —Esto es malo decirlo pero aun así… te amo, no lo he dejado de hacer desde que nos separamos. Aunque muchas veces traté de arrancarte de mi corazón nunca pude lograrlo, mi amor por ti es tan fuerte que arrancarte de mi corazón seria como arrancarme el corazón mismo.

Al escuchar esas palabras sentí como mi defensa empezaba a debilitarse. Oh no, los sentimientos por él me estaban comenzando a atacar de nuevo, pero yo no podía permitir que se apoderaran de mi cuerpo. Estaba a punto de casarme, había tomado una decisión y no podía echarme hacia atrás así como así.

Aunque…

—Nuestro amor siempre fue como un veneno. Era hermoso pero al mismo tiempo dañino para nosotros y para los que estuvieran cerca de nosotros. Muchos tal vez no lo puedan entender, muchos tal vez piensen que es asqueroso, pero yo verdaderamente te amo. En serio, lo hago.

—Sin embargo, —Se calló por unos segundos y yo pude ver como en sus ojos comenzaban a agolparse lagrimas. —No vine aquí para esperar que dejes todo atrás y vengas conmigo. Puede parecer contradictorio pero aparte de decirte lo que siento, yo vine aquí a… desearte felicidad. A desearte que en tu vida solo exista eso y nada más. Cuando te veo ahí con la que será tu futura esposa… yo… solo pienso que se ven tan bien… juntos y que conmigo nunca conformarías una imagen tan… ideal.

Sus lágrimas por fin cedieron, bajando una a una por las mejillas de su cara y mientras más caían, más sentía que mi propio corazón se rompía. Nunca me gusto verlo llorar y menos cuando yo era él que lo provocaba.  

Sentí el agarre de mi novia. —Yunho ¿Qué está diciendo? Acaso tú y él… Tu eres…

—Yunho… ¿Nunca has escuchado esa frase que dice que si amas a alguien debes déjalo ir? Bueno, pues eso es lo que estoy haciendo ahora, dejarte ir y ver como haces tu vida con alguien que no soy yo. Tal vez sea lo mejor para ti… no para mi… pero para ti sí. —Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano. —Por favor no me odies por venir a arruinar tu boda… y dejarte en ridículo frente a todos… sabes que yo a veces… no pienso, soy un desastre… por favor, perdóname.

El silencio de repente inundó el lugar. Vi como Jaejoong me veía con el rostro desolado esperando algo de mi parte, pero yo solamente me quede en blanco, sin saber cómo responder.

¿Y cómo se supone que debía responder?

Sus palabras eran algo que siempre quise escuchar. Pensé que él me había olvidado hace tiempo y que nuestro amor solo fue un amargo error de nuestras vidas que ninguno de los dos tuvo ánimos de restaurar. Aun así, él había venido hoy a decirme que aún me amaba y que quería que yo fuera la persona más feliz sobre la faz de la tierra, pese a todas las consecuencias que ese acto le traería. Él no esperaba que yo regresara con él… él solo quería que yo fuera feliz.

Pero… ¿Y si yo no sería feliz? ¿Qué pasaba si toda esta celebración no resultaba en mi felicidad?

La vi a ella… ¿Mi felicidad estaba con ella? ¿El amor estaba con ella?

¿Mi amor le pertenece a ella? O más bien…

Entonces lo comprendí.

—Lo siento. —Susurré, mirando como Jaejoong se partía con mis palabras. Pude ver como perdía lentamente la valentía segundo a segundo.

—Está bien. —Fue lo único que escuche de él, antes de voltearse y caminar lánguidamente hacia la salida.

—Lo siento. —Volví a repetir pero esta vez a ella, a mi novia y sin esperar ninguna respuesta corrí hacia Jaejoong, volteándolo y besándolo apasionadamente,  oyendo como la iglesia se exaltaba ante mi acción.

No podía engañarme, yo aún lo amaba. Yo también lo amaba y esta vez puedo asegurar que  mi felicidad esta con él. Solo con él.

Luego de unos segundos, me desprendí de sus labios, observando como él me devolvía la mirada con ojos atónitos, sin duda no esperaba ese tipo de respuesta de mi parte.

—¿Cómo podría ser feliz si no es a tu lado?

Le dije y él me sonrió. Una sonrisa tan cálida y verdadera que hasta podría sanar cualquier corazón herido.

—¡Yunho! —Me volteé por el grito de mi novia. Ella lloraba destrozada, me sentía un imbécil por provocarle eso, pero estoy seguro que sería más imbécil si me casaba con ella sabiendo que no la amaba. —¡Como te atreves a hacerme esto, como te atreves!

—¡Esto no se quedara así, no te permitiré que trates de esa manera a mi hija! Gritó su padre, amenazándome. Instintivamente tome la mano de Jaejoong, tratando de darme fuerzas a lo que vendría.

—Señor Cho, Por favor escúcheme. Sé que no hay excusas para mis actos, pero no puedo casarme con su hija si estoy enamorado de alguien más. —Me dirigí a ella. —Miryeong, perdóname, yo no te iba a hacer feliz… eres una chica fabulosa y estoy seguro que encontraras a alguien, alguien que si te amé solamente a ti.

—¡Eres un estúpido Yunho! ¡Jamás volveré a confiar en un hombre por tu culpa!

—Yo…

—Hijo —Esta vez fue mi padre. —No arruines tu vida por favor. No arruines tu vida ni la de nosotros. ¿Cómo puedes rehusarte a casarte con una chica por un hombre? ¿Cómo eres capaz de hacernos esto? Mira como tienes a tu madre. —El la señaló y pude ver como ella también lloraba. Toda su alegría anterior había sido remplazada por esta desdicha.

Desdicha que yo le causaba.

Me atravesaba el alma, sin embargo no podía traicionar a mi corazón por el bien de mis padres. Ya lo había estado haciendo por mucho tiempo y estaba seguro que no podría hacerlo por más tiempo.

Era triste pensar que por nuestra felicidad tantas personas tendrían que sufrir.

—Padres, esta es mi decisión, Jaejoong es lo que yo elijo y si no son capaces de aceptarlo, yo…

—Yunho te lo advierto, si estás dispuesto a continuar con esto entonces, serás la mayor deshonra que hayamos tenido tu madre y yo.

Rayos, eso había sido como una puñalada. Siempre quise obtener la aprobación de mis padres, para todo, desde que estaba en la escuela hasta cuando me hice mayor. Los había desobecido una vez audicionando para la SM y ahora lo volvía a hacer.

Miré a mí alrededor de nuevo, había gestos mezclados. Gente que nos miraba con asco, gente que nos miraba con desaprobación, gente que nos miraba con aceptación… hasta gente que nos miraba con cariño. No podía hacer a todos felices, eso es lo que deduje y lo que primaba en este momento era mi felicidad y la de quien amaba.
Di una última mirada al frente, ignorando la vista de Miryeong acurrucada en los brazos de alguna de las damas de honor, en vez de eso, mire a Changmin, quien me devolvía una medio sonrisa como si me alentara a ser sincero. Miré a Yoochun y Junsu y tenían exactamente la misma expresión.

Era obvio que teníamos su aprobación, ahora solo tenía que ser valiente.

Con todo el dolor del mundo le dije a mi padre “Está bien” y jalando a Jaejoong junto a mí, salimos corriendo lo más rápido que pudimos de la iglesia. Pude escuchar algunos aplausos tras mi salida, pero fueron callados instantáneamente por el resto de gente indignada por lo que paso.  

Corrimos, Corrimos y corrimos, tratando de olvidar todo lo que había pasado. Yo esperaba que realmente pudiera olvidarlo.

—Yunho, espera Yunho. —Me habló Jaejoong exhausto en cuanto paramos en algún parque cerca de la iglesia. —¿Estás seguro de esto?

Le rodeé la cara con mis manos. —Nunca he estado más seguro en mi vida.

De repente, él empezó a llorar, aferrándose a mí. —Lo siento, Lo siento por todo. Nunca debí…

—No. —Lo interrumpí. —Si no hubieras irrumpido, yo me habría casado y jamás hubiera logrado ser feliz. Tú me salvaste de cometer un error.

Jaejoong me sonrió, un tanto amargo, pero aun así su sonrisa era de alguien que estaba feliz. —Tus padres… ¿Qué pasara con ellos?

Le sujeté la mano, caminando esta vez lento por el parque. —Ellos me perdonaran lo sé, solo hay que darle tiempo al tiempo.

Ni yo mismo estaba convencido de esa afirmación, pero de lo que si estaba completamente seguro, es que de ahora en adelante las cosas para nosotros serian mejores. Probablemente no conseguiría dormir esta noche, repasaría una y otra vez lo acontecido y me avergonzaría por mis acciones, pero por lo menos mi felicidad estaría asegurada junto a él.





..


Nota: Bueno aqui estoy con un nuevo One shot. Tengo miles de historias del Yunjae postseparacion y esta es una de las que me invente jajajja Si, se que el tema es terriblemente cliché y muy peliculero pero bueno quería en verdad compartirlo.

Realmente creí que seria mas corto y no es que fuera muy largo, pero creí que me saldría mas cortico. En fin espero que haya quedado bonito, supongo. 

Nos vemos luego!


..

martes, 10 de junio de 2014

Entre el bien y el mal- Capitulo 6



Capítulo 6: El poder de un beso— Parecía como si…en lugar de él, el ángel fuera quien lo hubiera atrapado en sus redes.


E
n la noche del beso Jaejoong se quedó junto a Changmin. Estaba temeroso de volver al cielo ya que probablemente el arcángel Siwoon había corrido el mensaje y todos los Ángeles estarían en su búsqueda. Era riesgoso aparecer por allí, por lo que decidió quedarse con su humano, meditando que sería lo que haría después.

Pero no solo era eso lo que le preocupaba, su cabeza era un lio gracias a ese demonio impertinente que había aparecido en su vida apenas unas semanas atrás.

No entendía las razones por las que decidió besarlo (Bueno, fue para distraerlo de la pregunta que había hecho) pero de todas formas existían otras miles de maneras de distraerlo. Y aunque le costara reconocer, ese beso le había gustado.

Le había hecho sentirse como humano.

Aunque eso no debería ser así.

El no debería haber besado a un demonio y dejarse besar por un demonio.

Estaba comenzando a creer que verdaderamente era un ángel desviado.

—Min, tengo frio – Seohyun mascullo entre-dormida a Changmin. Ella se había quedado esa noche en la casa de Changmin, durmiendo en la misma cama que el humano.

—Ven acércate un poco más.

Changmin levanto la cobija y ella se aproximó a su lado, acurrucándose en su brazo, volviendo a cerrar sus ojos en el proceso. Ellos se dieron un pequeño beso antes de dormir de nuevo y Jaejoong frunció el ceño al recordar que eso lo había hecho con el demonio.

Una demostración de amor, tan hermosa y magnifica no podía perpetuarse por un ser sin emociones. Eso no tenía sentido. Jaejoong reflexiono por qué Yunho lo había besado de vuelta si este no podía sentir nada por el ángel. No es como si él mismo lo sintiera pero…

Probablemente había sido la emoción del momento.

Tal vez eso fue.

—¿Te quedaras sentado toda la noche ahí como un tonto? – La voz de Yunho interrumpió el silencio del lugar, alterando el aura tranquila.

—Yo pienso en qué hacer. No puedo volver al cielo hoy… ni hoy ni nunca – Murmuro con tristeza. Aunque le encantara la tierra, Jaejoong también amaba el cielo. No quería desprenderse de su primer hogar.

—¿Es arriesgado?

—Sí, lo es. No quiero hacerlo, pero parece que es lo mejor. Aunque extrañare a los demás…Junsu…

—¿Eh?

Jaejoong movió la cabeza – Nada…nada.

Yunho suspiro— ¿Entonces a dónde iras? Estar en la tierra todo el tiempo también parece como una mala opción.

—¿Por qué?

—Bueno te has encontrado con un ángel. Puede que en el futuro te encuentres con más…y te atrapen.

—¿No es seguro quedarme siempre en la tierra?

—No.

—¿Entonces a donde podre ir?

Yunho se acercó hacia Jaejoong, viéndolo tensarse cuando se acomodó cerca al ángel. Se le había ocurrido una idea.  Jaejoong anteriormente le había prometido ir al infierno y dada las circunstancias esta seria la oportunidad perfecta para llevar al angelito hacia su cueva.

Aunque ahora no estaba seguro de efectuar su plan.

A veces sentía como si quisiera dejar libre a Jaejoong y olvidarlo por completo, pero algo en él le impedía si quiera alejarse por un día.

Sería difícil cuando lo entregara y tuviera que desprenderse definitivamente del menor.

—Te propongo algo. Te esconderé por unos días en mi aposento del infierno, Te ayudare a ocultarte porque… ¿Para eso están los amigos no?

Jaejoong tembló un poco ante la idea - ¿Me dejarías quedarme contigo?

—Seguro.

—Pero… ¿no es incluso más riesgoso?

—Claro que no, no debes preocuparte por nada, como lo dije antes yo te protegeré. Además me lo prometiste, ¿Romperás tu promesa? – Yunho pregunto con ese tono de voz que utilizaba para manejar a alguien a su conveniencia. Con ese tono de voz que disfrazaba sus intenciones.  

—Si…la recuerdo.

—¿Intentas despreciar mi ayuda?

—No…no – Jaejoong negó con la cabeza – Solo es que no sé si sea buena idea. Siento inseguridad…miedo – Vacilo.  

Yunho se acercó a Jaejoong, tomando el suave rostro con sus nadas delicadas manos – Si vas conmigo no habrá nada de que temer – murmuro la frase sonando como un leve suspiro, mirando fijamente las orbes oscuras del rubio. Sus caras estaban tan cerca y el ambiente se encontraba tan pacifico que sintió ganas de besar aquellos labios de nuevo pero cuando estaba a pocos centímetros de lograr su cometido, el bello ángel aparto el rostro, ruborizado.

—Bien cumpliré mi promesa.

Yunho se apartó, mostrando su expresión de satisfacción – Bien, vamos ahora, no hay tiempo que perder.

—¿Ahora? – Jaejoong exclamo con los ojos abiertos, mientras se dejaba guiar por la mano que había tomado la suya.

—Sí, puede ser que ya te estén buscando.

Yunho se preparó para volar junto a Jaejoong, pero este lo detuvo por el brazo. Se volteo para observar al ángel, mirando fijamente la cama en que yacía su humano y su novia.

—Changmin… - Jaejoong susurro suavemente mientras seguía observando ensimismado a su humano.

—Si ¿Qué pasa con él?

—No puedo irme. No puedo abandonarlo.

—¿Por qué?

—Porque me prometí cuidarlo. Yo soy su an….

—¡Oh por favor Jaejoong! Tú y yo sabemos que eso no es cierto, no tienes ningún tipo de responsabilidad con ese humano.

—Pero yo me prometí cuidarlo.

—Entonces no habrá ningún problema en que suspendas por unos días esa labor ¿No?

Jaejoong se mordió la boca – No…pero aun así…yo no quiero dejarlo.

Yunho entrecerró los ojos, enfocando su vista en el rostro dudoso de Jaejoong. Le había confesado antes que no era un ángel guardián; ¿Por qué Jaejoong seguía empeñado en estar con Changmin si no era su deber? ¿Por qué lo hacía?

A Yunho le empezaba a molestar el apego que sentía Jaejoong por Changmin. Le comenzaba a molestar y mucho.

—Él puede cuidarse solo, no tienes que estar ahí pegado como su niñera para estar pendiente de él.

—Lo sé, pero…

—¿Por qué te importa tanto? – Yunho interrumpió.

—¿Eh?

—Ese humano te importa más de lo que debería. Tú ni siquiera tendrías que preocuparte con él.

—Pero lo hago ¿Algún problema con eso Yunho–yah? – Jaejoong le pregunto directamente.

El demonio bajo la mirada. Rara vez lo hacía — No.

—Qué raro, tus preguntas parecen indicar otra cosa.

Yunho alejo su agarre de Jaejoong, queriendo cambiar de tema —Si no quieres aceptar mi ayuda y quedarte con tu humano, quizá deberías quedarte a esperar que te atrapen. Yo me largo ya.

—No, espera — Jaejoong lo detuvo — si quiero irme contigo.

—Decídete de una buena vez ángel.

Jaejoong tomo su mano, Yunho la apretó —voy a ir contigo.

Yunho inflo su pecho, demostrando autoridad, de alguna manera complacido con la respuesta de Jaejoong. Antes de partir, el ángel dio una última mirada a la cama de Changmin, sintiendo su corazón apretujarse ante la idea de separarse del joven por un tiempo. Aunque sabía que no iba a ser por mucho, el pensamiento lo inquietaba. Sin nada más que hacer, abandono la habitación atravesando una de las grandes ventanas. El demonio, por otro lado, permaneció estático en la habitación.

—Shim Changmin.

Lentamente se fue acercando a la cama de Changmin, con su vista clavada en el humano que dormía pacíficamente junto a su amor. En cuanto llego, lo observo más detenidamente, tratando de encontrar alguna respuesta de porque el ángel tenia tanto interés en él. No encontró nada, sin embargo, la simple imagen de Changmin lo comenzaba a enojar.  Formando una mueca en su rostro y utilizando una de sus uñas, el demonio rozo superficialmente la cara del joven deseando tanto infringirle algún tipo de dolor físico, algo que lo pudiera lastimar, pese a que sabía que eso no era posible.


—Eres como una molesta piedra en el zapato.


..


Jaejoong miraba el creciente fuego que Yunho había iniciado en medio del bosque. Se parecía mucho al que había encontrado el día en que se habían conocido. Jaejoong nunca había tenido la oportunidad de ver los poderes de Yunho hasta la fecha y verlo utilizarlos por primera vez era de alguna forma magnifico.

—Vamos — Yunho ordeno a Jaejoong cuando la hoguera estuvo en su punto máximo.

—¿Vamos a entrar ahí?

—¿Para qué crees que lo hice? Esta es la única forma de entrar al infierno.
Yunho tomo del brazo a Jaejoong pero este se resistió—Aun no estoy seguro, Yunho.

— ¿Te acobardaras ahora?

Jaejoong bajo la mirada, no quería otra vez caer en la indecisión. Sintió como Yunho lo jalo levemente haciéndolo entrar al fuego.

—Sigue detrás de mí, no te separes.

Ordeno y el ángel obedeció. Entrando en la llama creciente, bajaron una especie de escaleras hechas de piedra y barro, y mientras más bajaban, Jaejoong mas podía sentir el creciente calor que se instalaba en su cuerpo. Sintió una sensación horrible en su corazón, ese lugar no le gustaba para nada.

A unos pocos metros de llegar, Jaejoong pudo sentir las puertas del infierno acercándose. Una luz intensa, un calor abrumador y una serie de voces gritando, era lo que alcanzaba a escuchar desde el lugar en que se encontraba. Incapaz de hacerle frente, Jaejoong cerró los ojos, tratando de bloquear el mundo exterior que le rodeaba.

Era horrible.

Sintió como Yunho lo oculto con una de sus grandes alas, aproximándolo a su cuerpo, de la manera en que un pájaro protege a su cría. Jaejoong trato de hacerse chiquito para caber dentro del ala del demonio.

Percibió como llegaron al final de las escaleras y lo único que sintió después fue como Yunho lo alzo y lo coloco justo encima de él, en una especie de bote. Jaejoong abrió lentamente los ojos para notar como ya se encontraban enteramente en el infierno. El inframundo era como una especie de cueva enorme, con filos en todas partes y almas de humanos sufriendo por todos lados. Había una especie de rio, hecho de sangre que atravesaba todo el abismo. El horripilante escenario lo hizo volver a cerrar los ojos y agarrarse a Yunho quien estaba frente a él.

Yunho acobijo al ángel entre sus brazos, cubriéndolo con las alas, cerciorándose que ningún otro demonio notara su presencia mientras navegaba por ese rio dentro del bote. Yunho podía sentir todo el miedo del ángel quien se apegaba a él con fuerza, sintiendo como su hombro comenzaba a mojarse lentamente con las lágrimas del ángel. Yunho lo apretó aún más fuerte, sintiendo la necesidad de protegerlo.

—Haz que se callen — Escucho a Jaejoong susurrar para sus adentros, mientras escuchaban los millones de gritos y lamentos a su alrededor.

—Yunho, haz que se callen — el ángel repitió alzando la cabeza con los ojos aun fuertemente cerrados.

—Shh, calla, pronto llegaremos.

—Yunho hace calor…mucho calor.

Jaejoong abrazo completamente a Yunho, gimiendo —Yunho no me sueltes.

— Yo…no lo hare — Respondió.

Llegando al fin a su destino, Yunho cargo al ángel entre sus brazos el cual se negaba a desprenderse del abrazo. Entro a sus aposentos y dejo al ángel sobre su lecho. Jaejoong aún no abría los ojos, estaba demasiado asustado para hacerlo, su cuerpo se encontraba rígido por el temor. Sus manos temblaban también. 

Yunho le pidió abrir los ojos pero Jaejoong negó con la cabeza, aun visiblemente afectado. Yunho entonces tomo con sus garras las manos de Jaejoong, tratando de que se estabilizaran y mágicamente eso funciono, ya que la respiración de Jaejoong comenzó a ir más despacio, su cuerpo se relajó ante el contacto.

Pasado unos minutos Jaejoong abrió los ojos, enfocando el rostro afilado del demonio quien le devolvía la mirada. Luego dio un vistazo a su alrededor.

El lugar era un poco claustrofóbico, la poca luz y el espacio de piedra lo hacían verse así. Era como una pequeña caverna color marrón, algunos huesos estaban tirados en las esquinas de las paredes y en el centro se encontraba una especie de cama, alzada a no muy pocos centímetros del piso, la cual estaba hecha de paja y un material parecido a cuero. Jaejoong no quiso saber de qué piel exactamente estaba hecho ese cuero.

El calor aún estaba presente pero era menos abrazador y los desgarradores gritos se escuchaban solo a la distancia.

Jaejoong sintió un poco de tranquilidad momentánea.

—¿Este es tu hogar Yunho? — pregunto cuidadosamente luego de unos segundos. Yunho se encontraba extrañamente aruñando el suelo, probablemente afilándose las garras.

—Yo no lo consideraría como un hogar…rara vez vengo aquí.

—Entonces eres como yo…

Yunho lo miro.

—…Tenemos en común la tierra.

Yunho alejo la vista, a veces las palabras que Jaejoong decía lo hacían desconcentrarse un poco…sobre todo si se trataban de él.

Con los ánimos un poco mejorados, Jaejoong se aventuró a levantarse del lecho y recorrer la pequeña “recamara”, palpando con sus dedos las rugosas paredes, explorando el lugar que sería su asilo por los próximos días.

Se sentía asustado pero la presencia de Yunho lo calmaba.

El demonio lo miro de nuevo.

Sería tan fácil ir y amordazarlo. Ya lo tenía en sus aposentos, ya lo tenía en el infierno ¿Ahora que faltaba? Todo. Era la oportunidad perfecta para deshacerse del Ángel y entregárselo a su amo. Estaba seguro que Jaejoong ya confiaba plenamente en él. Se veía tan indefenso e incauto, Yunho pensó que tenía que terminar su plan de una buena vez.

Aun así…

La existencia del ángel lo entretenía. Una parte de él quería completar su propósito y la otra quería retrasarlo. Una tercera parte deseaba olvidarlo.

No. Su mente hablo.

No debo tener misericordia.

No tengo por qué tenerla, él no me puede hacerlo considerar.

El plan ya está tramado y no hay vuelta atrás.

Sin previo aviso se levantó y Jaejoong sintió como su cabeza reboto contra la pared cuando sorpresivamente Yunho lo estrello contra la roca, apresando sus brazos con sus garras. Así mismo se encontraban sus alas, encerradas por las alas de Yunho.

No pudo negar que sintió miedo cuando la mirada de Yunho se tornó oscura y su lengua partida en dos hizo aparición.

—¿Yunho…? — Jaejoong pregunto con cautela.

—Debería dejar de jugar. Debería terminar con esto — Yunho susurro. No era su voz. Definitivamente no era su voz. Aguda, penetrante y maquiavélica, se escuchaba como si proviniera desde el fondo de su garganta. De su lado más maligno, poseído por sí mismo.

Apretó su agarre en el Ángel, tallando su piel contra la de él como si quisiera impregnarlo en el muro. Jaejoong se removió.

— Me haces daño, suelta— chillo.

—Tus encantos no podrán salvarte esta vez, No podrán salvarte esta vez, No podrán salvarte esta vez.  

La voz seguía hablándole, chillona y espeluznante, Jaejoong no tenía idea a que exactamente se refería. No tenía idea porque Yunho había cambiado de un momento para otro.

¿Era porque se encontraban en el infierno que hacía a Yunho comportarse así?

—Te tengo, te tengo ahora y no te voy a dejar ir. Te entregare y …¡No!

Yunho negó frenéticamente con la cabeza, apretando sus ojos con fuerza. Esa negación había sido dicha por la voz normal de Yunho.

—¡No!¡Cállate!¡No aun!¡No aun!¡No quiero entregar…!...¡Debes hacerlo! No puedes mostrar compasión por él — La otra voz hablo — Este ángel tendrá que…¡No!

Jaejoong miraba a Yunho con los ojos bien abiertos, incapaz de darle sentido a lo que estos miraban. Parecía como si Yunho estuviera discutiendo consigo mismo, su voz cambiaba de su manera normal a su manera diabólica en un parpadear. Era como si dos tipos de Yunho lucharan por apoderarse de su cuerpo y mente.

—¡Yunho, Yunho Vuelve! ¿Qué pasa? — El ángel rogo, tratando que el Yunho que conocía ganara la batalla.

Yunho entro en una especie de trance, soltó a Jaejoong y se tomó la cabeza con las garras, moviéndose de un lado a otro con efusividad, como si quisiera callar a sus pensamientos. Su cuerpo lanzaba llamas y sus alas revoloteaban rápidamente como si tuvieran vida propia.

Jaejoong se quedó de pie contra la pared, asustado sin saber bien que hacer. Nunca había visto a Yunho así. El miedo lo tenía petrificado, la falta de conocimiento en que hacer lo estaba helando.

—Yunho tranquilízate, por favor.

Jaejoong intentaba hablar con el demonio, pero era en vano ya que este ni siquiera lo estaba escuchando.

Desesperado y presa del pánico, al ángel menor se le ocurrió algo. Caminando indeciso y determinado a la vez, Jaejoong se aproximó a Yunho y tomo al demonio por el rostro. Junto sus labios intensamente, con la esperanza de que esto liberara de la agonía al demonio. Aparentemente funciono, porque Yunho de inmediato se tranquilizó; su respiración comenzó a retomar el ritmo normal y su cuerpo dejo de moverse tan inquietamente.

Él le devolvió el beso, chupando los labios del ángel con parsimonia.

Jaejoong aprovecho la calma de Yunho para abrazarlo, acariciándole los brazos con ansias de darle paz al más alto. Yunho estrecho a Jaejoong entre sus brazos, no queriendo dejar ir la fuente de su sosiego. Acaricio su labio inferior con su labio superior, degustando el sabor, escuchando los sonidos húmedos de su unión.

Unos cuantos segundos pasaron y Jaejoong separo sus bocas, notando como las facciones, los ojos y la lengua de Yunho volvían a su forma normal. Jaejoong se sintió realizado, como si hubiera realizado un milagro.

Se sintió por primera vez completamente celestial.

No sabía que sus besos tuvieran tales poderes curativos.

—Yunho…— Lo llamo suavemente y lo recibió en sus brazos cuando este se precipito aparatosamente contra el piso.

Yunho se sentía débil, sus piernas le temblaban y las demás partes de su cuerpo no le respondían correctamente. Jamás en su vida como demonio se había sentido así, tan…vulnerable. Jamás había entrado en esa especie de crisis que lo había hecho revelarse contra su parte maligna. Él siempre le obedecía, ella era él mismo, no entendía porque esta vez se comportó de tal manera.

O bueno, más bien si lo entendía.

La respuesta era simple:

Jaejoong, ese ángel que le estaba comenzando a provocar sensaciones que nunca imagino que sentiría.

La idea de dejarlo ir lo había hecho revelarse contra sí mismo y sus besos lo habían tranquilizado de un momento para otro.

No sabía si Jaejoong era consciente del efecto que causaban sus acciones sobre él.  ¿Desde cuándo las acciones del ángel tenían algún efecto sobre el demonio?

—Yunho — Jaejoong lo llamo por enésima vez, tocándole los cuernos y el cabello cuidadosamente. Yunho levanto su rostro, viendo el bello rostro que lo observaba con ojos preocupados y una expresión que indicaba que el ser probablemente se pondría a llorar en cualquier momento.

Ante esa vista, Yunho el demonio estaba seguro que tenía a la criatura más hermosa sobre la faz de la tierra, las profundidades del infierno y la extensión del paraíso. Un individuo tan excepcional como Jaejoong no podía poseerlo nadie más que él. Jaejoong ya era de su propiedad y aunque fuera en contra de sus planes iniciales, nadie más podía tenerlo.

El celosamente se guardaría a Jaejoong para sí solo.

A la mierda su estúpido plan y sus intenciones de satisfacer al amo, él quería a Jaejoong y no se iba a desprender de él.

Quería para siempre sus besos y sus caricias.

Parecía como si…en lugar de él, el ángel fuera quien lo hubiera atrapado en sus redes.

—Jaejoong escúchame muy bien porque no lo repetiré— Dijo en cuanto recobro la compostura, agarrando la cara de Jaejoong entre sus manos como si esto le garantizara toda la atención del ángel.

—¿Qué fue lo que te paso ahorita? Yo me preo…

—No quiero que salgas de estas 4 paredes ¿Entendido? Quiero que te mantengas aquí y no salgas a aventurarte allá afuera.

Jaejoong asintió con la cabeza.

—Si yo no estoy aquí, no quiero que te vayas…y no debes hablar con otro demonio si se te acerca. Es más, no debes dejar que ningún otro demonio te vea.

—Bien.

—Debes tratar de pasar inadvertido y no debes confiar en otro más que en mí— Yunho se acercó — ¿Sabes por qué? Porque soy tu dueño — le susurro.

Jaejoong frunció las cejas.

—Tienes que obedecerme a todo lo que te diga. Dilo.

El ángel dudo, no entendía muy bien las palabras del demonio.

—Repítelo.

—Voy a obedecer todo lo que digas mientras este aquí— Jaejoong recito como si de una retahíla se tratara.  

—No, no mientras —Yunho apretó su cara— siempre.

Jaejoong alzo las cejas —¿Eh?

—Di que eres mío y eres de mi propiedad.

—¡No lo voy a decir!

—Dilo— el demonio presiono.

El ser celeste no entendía porque Yunho quería que él dijera esas cosas.

—Dilo Ángel.

—Te obedeceré.

—…Porque eres mío. Dilo.

Jaejoong suspiro profundo, sin ganas de contradecir— Porque soy tuyo.

En cuanto lo exclamo, Yunho se abalanzo hacia él, besándolo por enésima vez. Cayeron juntos al piso de la caverna y el ángel dejo que Yunho lo acariciara y besara por todas partes.

Él no lo iba a negar.

También le gustaba que lo hiciera.


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Nota: Solo quiero decirles que agradezco a todas las personas que han comentado en este fic. Aunque rara vez respondo comentarios, siempre los leo y tengo presente la gente que escribe seguido.

En lo personal, me gusta mucho el final de este capitulo y fue algo que se fue dando mientras escribía (No lo tenia planeado antes).

¡Hasta el proximo cap!

Los dejo por ahora, Bye...

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