miércoles, 30 de marzo de 2016

Lady Marmalade - Decimo tercera Entrega

Decimotercera Entrega

P
ese a los esfuerzos de los bomberos, el cuerpo de Junsu nunca fue encontrado. Las explicaciones que le dieron a Yunho fue que quizá las llamas consumieron hasta el cadáver, y dado a que nadie había sabido de Junsu y se encontraba desaparecido desde ese día, todo indicaba a que el joven si había muerto calcinado por el fuego esa noche.

Pese a la espera, no había quedado ninguna esperanza.

La vida de Yunho estas semanas había sido un tanto sombría; la tragedia había interrumpido completamente su rutina normal. Junto a Yoochun, pidió asilo en un edificio cercano puesto que la residencia había quedado tan maltratada, que sería mejor demolerla por completo antes que intentar repararla. Yoochun siguió trabajando en el restaurante donde previamente había conseguido empleo mientras que Yunho al verse privado de sus implementos para realizar los shows, consiguió trabajillos temporales, cualquier cosa que por lo menos le diera para comer tres veces al día.

El ánimo de Yunho era cambiante. A veces podía estar normal y luego se hundía en depresión. En ocasiones Yoochun lo veía reír y compartir como antes, pero en otras tan solo lo veía encerrado en el cuarto, escribiendo en su libreta o haciendo algún boceto. Yoochun pensaba que esto lo hacía como una forma de terapia, y estaba seguro que no duraría mucho hasta que Yunho se recompusiera totalmente. Él sabía que Yunho era fuerte.

Luego de tres semanas, Yunho al fin habían podido conseguir algo de dinero para poder ofrecerle una ceremonia similar a un entierro a Junsu, intentando con esto decirle el último adiós al amigo que por tantos años había sido su confidente, su apoyo y lo más parecido a un hermano. No organizo un funeral, fue más bien como un intento de “entierro” discreto con algunos conocidos, no muy frondoso puesto que tampoco tenía los medios.

Yunho se mantenía de pie frente a la tumba sosteniendo con sus manos un cofre en el cual había algunas cenizas que simbolizaban las cenizas del cuerpo de Junsu. Él cerró los ojos, incapaz de botar una lagrima más. Ya había botado las suficientes todos estos días. Luego miró al cielo, quizá buscando algún tipo de consuelo; cerrando sus ojos de nuevo para que la brisa le sanara sus heridas. Y cuando volvió a bajar su rostro, pudo observar a la distancia un automóvil color negro que se estacionaba casi a las afueras del cementerio. Se bajaron dos hombres y luego se bajó él… Jaejoong, luciendo también solemne, con ropas con las cual se va a un velorio.

Desde aquella vez en su suite, Yunho no había vuelto a ver a Jaejoong y ya se estaba comenzando a preguntar si lo volvería a ver de nuevo. Quizá Jaejoong considero prudente mantener distancia por un tiempo, permitiéndole afrontar el luto de una manera más tranquila. 

Yunho se apartó de los demás en la tumba y camino hacia él. —¿Qué haces aquí? —Le preguntó luego de quedar unos pasos al frente de su cuerpo.

—Me entere de que estarías aquí hoy. Despidiendo a tu amigo.

—¿Cómo te enteraste?

Jaejoong miró de reojo a uno de sus guardaespaldas. —De los vecinos de Montmartre.

Yunho asintió. —Bien, pero eso no me da un razón que me explique por qué te encuentras aquí.

—Solo quería venir a ver como estabas. —Jaejoong le dijo sin pausa, sin ni siquiera intentar disimular un poco sus intenciones. A estas alturas ya no había nada que ocultar. —¿Cómo te sientes?

—Mejor que aquel día supongo. Sin embargo el dolor siempre seguirá presente.

—Puedo entenderlo.

Un silencio sepulcral apareció. La quietud del lugar solo perturbada por la brisa ligera que golpeaba contra las lapidas y los arboles del cementerio. —Me parece extraño que te sientas con la inquietud de venir a preguntar cómo me siento, tomando en cuenta las veces en las que me dijiste que no sentías nada más que odio por mí. —Yunho le comentó luego de un rato.

—Tú también me dijiste que me odiabas y ya me has ayudado más de una vez. Sin contar los besos claro.

—Me permito recordarte que fuiste tú el que me besaste primero.

—Te dije que no me acuerdo de nada de lo que sucedió esa noche. Y de ser así, la razón es que estaba borracho. La gente hace locuras cuando esta borracha.

—Puede ser. —Yunho metió las manos a los bolsillos, sintiéndose de repente más cómodo. —Pero también es cierto que la gente expresa sus deseos cuando esta borracho, cosa que sobrio le avergüenza o le atemoriza hacer. ¿Era un deseo oculto acaso?

Jaejoong bajo la cabeza, buscando con su mirada algo que los hiciera cambiar de tema. —¿Y dónde estás viviendo ahora? Pase por allí y ya no es más que un edificio abandonado. Pronto se convertirá en una pila de escombros.

—Tengo suerte de tener amigos muy especiales, que siempre me brindan la mano cuando necesito. —Yunho le dijo, sonriendo un poco al ver a Jaejoong ponerse nervioso por su pregunta anterior. —Estoy viviendo cerca, por ahora.

—¿Y tus pertenencias?

—Perdí todo en el incendio.

—¿Y cómo estás trabajando?

—Jaejoong algo qué debes saber de mi es que soy un tipo que nunca se queda varado. Puedo realizar cualquier cosa, por muy pequeña que parezca. Así que conseguir dinero no es un problema.

Jaejoong lo escuchó y alzo su ceja ante las palabras tan seguras, recordando que la última vez cuando le hizo que le confiscaran sus cosas, Yunho le había un show demandándole que se las devolviera porque de lo contrario no tendría como trabajar. Bueno, quizá solo había sido una pataleta. —Y supongo que no has tenido como cambiarte, —Comentó rato después —Si mal no recuerdo esa ropa andrajosa que llevas, te la vi la última vez que nos vimos.

Yunho se miró de pies a cabeza. —Claro que me he cambiado, sin embargo solo me han prestado algunas pocas cosas. Con todo esto, no he tenido el tiempo ni el dinero de pensar en cosas tan banales como la ropa.

—Oh. Entonces debemos hacer algo al respecto.

Dándose la media vuelta, Jaejoong le ordenó. —Te espero en la tarde en mi Suite. —Aparto la mirada y le echo un último vistazo a la tumba, viendo a Yoochun quien se encontraba sentado al lado de esta.

Yunho noto eso. —Puedes ir a saludarlo si quieres. Tampoco está pasando por un  buen momento.

Jaejoong negó con la cabeza. —No, no es necesario. Dejáramos las cosas así. —Le hizo una seña a sus guardaespaldas y se metió dentro del auto, dispuesto a marcharse.

—¿Pensé que preguntarías que rayos hacia Yoochun aquí? —Yunho le preguntó recargando su codo en la ventana del auto la cual estaba abierta.

—Bueno ustedes se volvieron amigos ¿No? La verdad no entiendo cómo, pero a juzgar de cómo lo estabas acompañando aquel día en Montmartre, puedo concluir que se volvieron muy cercanos.

Yunho de repente dejó salir una sonrisa, de esas que no había mostrado en días. —¿Así que me recuerdas a mi junto a Yoochun en Montmartre? Que extraño pensé que no recordabas nada de aquella noche.

Jaejoong abrió los ojos en sorpresa cuando se dio cuenta de su error, pero fue demasiado tarde para excusarse ya que Yunho se alejó de la ventana y el chofer arrancó, escuchando a Yunho decir “Te veré en la tarde”. Jaejoong se dio un golpe mentalmente, pensando que aunque las circunstancias ahora eran diferentes, Yunho siempre se las ingeniaba para dar el golpe final.



..



Yunho se sintió un poco aturdido al ver la montaña de ropa que Jaejoong tenía almacenada sobre el piso de su habitación. Él agarro una prenda al azar: una camisa de seda color azul cielo que posiblemente su valor alcanzaría para alimentar a una ciudad entera.

—Esta es toda la ropa que te puedo brindar. Es mi ropa vieja y usada, pero al menos sirve.

—¿Y cuando la compraste? ¿El mes pasado?

—Me aburro fácilmente de las cosas.

Yunho tomo otra prenda. —Bueno al menos estás haciendo bien en obsequiarla en vez de tirarla. Me pregunto porque este arrebato inesperado de generosidad.

—Bueno…—Jaejoong se mordió la boca. —Solo te estoy devolviendo los favores que me hiciste en el pasado. Además, ya hasta estas comenzando a oler mal por no cambiarte la grosería esa que osas llamar atuendo. Ahora, ve.

—¿A dónde? —El moreno hizo una mueca.

—Pues al vestidor, debes probártelas para determinar si te quedan bien. —Tomando unas cuentas prendas en sus manos, Jaejoong las estrello contra Yunho y lo empujó hacia el baño, sin darle tiempo ni siquiera de replicar. Luego se sentó en su cama a esperar. Uno, cinco, diez minutos pasaron. Jaejoong se comenzaba a preguntar que tan difícil era ponerse un par de pantalones y una camisa.

Luego Yunho salió.

Y Jaejoong se quedó sin habla por un momento.

Usaba un traje negro con camisa blanca. Nada del otro mundo a decir verdad, pero había algo en Yunho, que incluso si tan solo fuera la camisa, la haría lucir impresionante.

—Te ves…muy bien… —Jaejoong susurró casi que embelesado con la vista.

Yunho fue hacia uno de los espejos de pie y se observó, conmocionándose por un instante por lo diferente que se veía. La fina ropa puesta en él lo hacía lucir más distinguido, como si fuera un importante hombre de negocios. No le quedaba tan apretado como pensó que le quedaría debido a que Jaejoong era un poco más bajo que él. Le quedaba ajustado pero perfecto.

Jaejoong fue hacia su lado, admirando el reflejo. —Vaya Yunho, hasta casi pareces como alguien de mi círculo social. Alguien respetable.

Hizo una mueca por el comentario. —¿Acaso no soy respetable así como soy?

—Eres un alocado. Nunca me imaginaria a alguien de mis allegados dando brincos por doquier, brindando espectáculos y comportándose de la manera en la que tú lo haces.

—Por eso es que te sientes atraído hacia mí, porque soy diferente a todo lo que has conocido.

Yunho le dijo a modo de broma y Jaejoong se apartó de su lado, no dejando que Yunho notara lo rojo que se ponía su rostro. Levanto del piso algunas prendas, procurándose mantenerse ocupado al doblarlas para así no tener que darle la cara a Yunho.

—A propósito Jaejoong —Yunho se acercó a él cuando se aburrió de verse en el espejo. —¿Qué haces tú aparte de ir al Molino rojo?

—¿Qué hago de qué?

—¿Qué haces con tu vida? No me digas que solo gastas la fortuna de tu familia sin aportar nada.

Jaejoong escondió su cabeza, obviamente evitando decirle que estaba en lo correcto. La verdad nunca se preocupaba el que dirían de él al saber que solo se dedicaba a desgastar en lujos, pero con Yunho era diferente. Con Yunho le daba vergüenza admitirlo y no sabía porque.

—Oh entonces es eso. —Yunho llego a la conclusión luego de ver como Jaejoong se rehusaba a soltar palabra. —Que lastima, alguien con tu dinero podría montar lo que quisiera. Un negocio, una empresa, algo por el estilo. Que poca visión tienes.

Eso había sonado duro, casi igual a las palabras que su padre le decía.

—Incluso para alguien como tú no sería difícil conseguir un buen puesto rápidamente, apuesto que debes tener muchos contactos. ¿Por qué no has conseguido empleo?

Jaejoong suspiró. —Simplemente algunos no son buenos para nada. —Jaejoong dijo como si quisiera dar por terminado ese tema y pasar la página. No quería ponerse a pensar en eso, no ahora. Yunho pudo sentir una leve irritación en esas palabras, por lo que decidió respetar los deseos de Jaejoong, al entender que quizás él castaño no quería conversar sobre aquello.

—Ya que tocas el tema del Molino rojo —Jaejoong volvió a su tono de voz normal —¿Has vuelto a ir?

—Con que ánimos, estoy aun de luto por la muerte de Junsu. No sería lo más acertado ir a ese lugar.

Jaejoong asintió.

—¿Y tú? —Le devolvió la pregunta.

Jaejoong lo volteo a mirar, analizando en su mente que tampoco él había vuelto a ir. La verdad todo esto del incendio y la muerte del mejor amigo de Yunho, lo había afectado de tal manera que se había olvidado completamente de su primera prioridad: Tener a Lady Marmalade. —No, no he ido. Tampoco he tenido ganas. —Dijo con sinceridad.

—Veo. —Se aclaró la garganta, ayudándole a Jaejoong a organizar la ropa que estaba toda desperdigada.

—Yunho…

—¿Si?

—¿Puedo preguntarte algo?

—Sí. —Yunho le dedico ahora toda su atención, curioso.

Jaejoong también lo hizo. —¿Tuviste algo con ella?... ¿Con lady Marmalade?

—¿Algo como qué?

—¿Fueron amantes? —Jaejoong le preguntó temeroso. Ya le había formulado la misma pregunta hace algún tiempo a la misma Lady Marmalade. Ella le había contestado que no había tenido nada con Yunho, pero tomando en cuenta de que ella también estaba tras de él, quizá le mintió para que él no retirara su interés.

Solo tenía intenciones de verificar, nada más.

—No. De hecho me he besado más veces contigo que con ella. —Sonrió —Pero ¿Por qué de repente me preguntas eso? ¿Acaso estas celoso? —Yunho vio como Jaejoong esquivo su mirada —Si ese es el caso entonces debe ser por mí, no por ella; ya que como sabemos, tú no tienes sentimientos por ella de esa manera.

Jaejoong soltó un quejido de frustración. —¿Vas a empezar de nuevo con eso? Si lo vas a hacer, te recomiendo que mejor te largues.

—Bien, porque lo iba a hacer.  —Yunho metió el gran tumulto de ropa en un gran saco de tela. —Ya se está haciendo noche y tengo que irme a trabajar. Por hoy estoy de barman en una taberna.

—¿Barman? ¿Eso fue lo que conseguiste? —Jaejoong hizo una mueca.

—Por estos días, sí. 

—Eso no es un trabajo de verdad —chasqueo con la boca —¿Acaso te alcanza para comer?

Yunho se cargó la bolsa a la espalda. —Lo necesario para mantenerme de pie ¿O es que acaso tienes idea de algo mejor?

—Bueno…—Jaejoong lo dudo por un momento y luego una idea se le vino a la cabeza. —Podrías ocupar el puesto que Yoochun dejó vacante. El de ser mi guardaespaldas.

Yunho no lo podía creer. —¿Quieres que trabaje para ti?

—Sí, no he podido conseguir alguien que llene su puesto. Y dado que tu estas desempleado y tomando en cuenta la manera en que me defendiste la otra vez con esos tipos, yo consideraría darte el puesto.

Yunho casi se quiso reír. Todo con Jaejoong había dado un giro de una manera muy extraña. —Estas siendo verdaderamente muy generoso hoy.  Y tu propuesta es tentadora, pero creo que tendré que decir que no.

—¿Por qué? —Jaejoong se inquietó.

—Ser el guardaespaldas de alguien la verdad se me hace el trabajo más aburrido del mundo.

—Pero podrías ganar mucho dinero.

—Ay Jaejoong —Yunho se le acercó —Ya te dije que para mí el dinero no es importante.

—¿Pero no ves que solo quiero ayudarte?

Al ver el rostro intranquilo del castaño, Yunho pudo comprender que Jaejoong estaba diciendo la verdad. Quizá esta era una de las pocas veces que Jaejoong había deseado hacer algo amable por alguien más, por lo que rechazarle su oferta, sería como rechazarle también ese lado bueno que Jaejoong ignoraba que tenía. —Está bien, lo acepto. Pero con mis condiciones.

—¿No se supones que yo deba poner las condiciones?

—Shh —Yunho lo calló —No voy a estar pegado a ti las 24 horas como si fuera una sanguijuela, trabajare medio tiempo. Tampoco viviré aquí y no pondré esa cara de amargura que siempre tienen tus guardaespaldas cuando están contigo.

Jaejoong bufó y se cruzó de brazos. —Bien, entonces yo también pondré mis condiciones. Nunca debes tratar de tocarme en público, ni tratar de hacerme quedar mal. Además, no te puedes volver a poner esos trapos harapientos. Usaras lo que te regalé. ¿Algo más Yunho?

—Sí. —Yunho caminó hacia la puerta —Trabajare contigo hasta que reúna el dinero suficiente para irme.

Jaejoong se sintió perdido. —¿Irte a dónde?

—Pues fuera de Paris. —Hizo una pausa, acercándose a la salida — Jaejoong, nunca me ha gustado estar en un lugar demasiado tiempo y dado a lo que paso con Junsu, no tengo deseos de permanecer aquí por mucho. Estaba planeando irme hacia finales de año, pero creo que tendré que adelantar el viaje.

—¡Pero no puedes irte de Paris! —Jaejoong exclamó, de repente muy exaltado —Creí que ustedes los artistas amaban esta ciudad.

—Sí, pero también amamos sentirnos libres. Estar más de seis meses en un mismo sitio me provoca sofocación.

—¡Pero Yunho! —Jaejoong se tomó la cabeza. Su corazón palpitando fuerte. —No te puedes ir… ¿Es debido a que no tienes un hogar ahora?

Yunho no entendía porque Jaejoong se había puesto tan angustiado. ¿Tanto así le acongojaba la idea de que él se marchara de Paris? —En parte. Pero no es la ra…

—¿Si vuelves a estar en la residencia te quedarías? —Lo interrumpió.

—¿Qué quieres decir?

Jaejoong se pasó una mano por la cara y recapacitó sintiendo que quizá debía controlar un poco mejor sus emociones. Estaba siendo demasiado obvio. —Nada, nada. Márchate mejor. Te espero en tres días a las nueve de la mañana.

Yunho asintió, acercándose a Jaejoong y abrazándolo con su brazo libre. —Está bien y gracias por la ropa. De verdad la necesitaba. —Le dijo y deposito un beso en su frente, lo que hizo a Jaejoong sonreír por unos instantes, antes de retirar bruscamente su rostro como siempre lo hacía.

Yunho se marchó y Jaejoong se quedó viendo la puerta, no sabiendo como sentirse en esos momentos. Estaba feliz porque Yunho había aceptado su propuesta de trabajo pero al mismo tiempo se sentía triste por lo último que le había dicho. Pero si él podía evitar que Yunho se marchara del país, entonces haría todo lo que estuviera a su alcance para evitarlo.

Luego otro sentimiento invadió su mente y su corazón: el de arrepentimiento por haberle fallado a su decisión de mantenerse alejado de Yunho. ¡Va!, pero él no tenía cabida para ese sentimiento ahora, él quería por los próximos días, que el remordimiento quedara encerrado en su mente.

Así como su plan de conquistar a Lady Marmalade.



..



El señor Kim recibió en sus manos un té caliente que su guardaespaldas le había traído desde la cocina del tren. Recién iniciaba la temporada de otoño por lo que el frio era algo que se podía esperar. Miró hacia su ventana, viendo el paisaje de montañas que la gran China podía ofrecerle.

A pesar de lo urgente de la situación, se había embarcado en el viaje hace cinco días debido a que tuvo que dejar primero algunas cosas resueltas con respecto a sus tierras. Llegar a Paris desde Corea no era un recorrido fácil. Primero, por medio de tranvías se tenía que llegar hasta la frontera con China, luego tomar un tren que lo llevara hasta la unión soviética y atravesar la mayor parte del país entre trenes y buses. A continuación se debía hacer lo mismo para atravesar los países húngaros y austriacos, hasta finalmente llegar hasta Francia. En el mejor de los casos el viaje duraba un poco más de dos semanas; en el peor, podría demorarse hasta un mes y medio. El señor Kim esperaba que se tratara del primero.

La decisión había sido tomada. No había querido hacerlo por doce años, pero al parecer el momento había llegado: Tenia que abandonar Corea, tal como su hijo lo había hecho tres años atrás. Las circunstancias ahora eran diferentes y seguir arriesgándose, le podría costar su vida. Antes de partir vendió todas sus tierras y recogió el dinero, lo suficiente para iniciar otra vida en otro sitio. Tenía que tener a Jaejoong consigo por lo que debía ir hasta Paris por él, para que juntos analizaran la idea de instalarse en otro lugar.

Esperaba que cuando llegara no fuera demasiado tarde.

—Le recomendaría algún país de Asia central señor. O quizás américa, la relación de ellos con los japoneses no es muy buena que digamos. —El señor Kwon, su hombre de confianza le aconsejó, luego de estar charlando por horas en ese tren de los últimos acordes que tenían que realizar para trasladarse a otro país.

—Está bien, supongo que cualquier lugar está bien. —Le contesto. —Solo espero que Jaejoong no se ponga de terco como siempre es.

El señor Kwon apretó la boca. —Y Señor, disculpe que me entrometa pero… ¿Qué hay de los planes que tiene para su hijo con esa mujer?

—No te preocupes por eso. Si Jaejoong ha seguido mis deseos como le dije, esa mujer ya debe estar entre sus manos.

El hombre se aclaró la garganta. —¿Y si no?

—Entonces yo tendré que forzar las cosas. —Bebió de su té —No permitiré que mi hijo se quede soltero o que vuelva a caer en malos hábitos. Lo mejor para él es que este con una mujer. Y rápido.

—Estoy de acuerdo señor. —Asintió y luego sonrió, pretendiendo para agradarle aún más a su jefe.

Ambos centraron su vista en la ventana, el sol ocultándose en el horizonte. —¿Cuánto cree que nos tome llegar? —inquirió el señor Kim.

—Esperemos que antes de mediados de Octubre, señor.

—De acuerdo. —El señor Kim terminó de beber su té en un gran sorbo y luego se acomodó en el asiento, sintiendo que tendría que dormir para afrontar todas esas largas horas de viaje que le esperaban.




Nota: Se que esperan mas accion por parte del Yunjae pero no se desesperen, todo llega a su momento.  Y pues ya, tratare de subir el proximo capitulo rapido asi que animenme con sus comentarios :D




lunes, 28 de marzo de 2016

Hyung - Primera Parte

Hyung: Primera Parte

S

e ajustó la corbata, se cepillo una vez más el cabello y salió de su pequeño aparta estudio en dirección a la entrevista de trabajo que tenía.

Entrevista de trabajo que le podría cambiar la vida.

Jung Yunho era un joven con proyección. Con 25 años, acababa de finalizar sus estudios de maestría en Negocios y finanzas, y ahora tenía que formalizar su vida consiguiendo un buen empleo. Y quizás el empleo al que estaba aspirando no era lo que tenía pensado, pero si era astuto, ese pequeño trabajo podría significar algo grande a largo plazo.

Y eso obviamente no lo iba a desaprovechar.

Porque el hombre con el cual tenía la cita de trabajo, era nada más y nada menos que Kim Dakho, un importante empresario de la capital, el cual era símbolo de superación y de éxito en los negocios. El tío de Yunho había trabajado hace algunos años con ese sujeto, y gracias a los contactos y alianzas que formo producto de ese trabajo, ahora podía presumir de su propia empresa creada a partir de aquella oportunidad. Así que, si Yunho seguía el mismo camino que él, probablemente tendría el mismo éxito en la vida.

Yunho miró de nuevo la dirección en su celular, cerciorándose de que fuera la correcta. Era un poco extraño tener una entrevista de trabajo en la residencia del que sería su jefe, pero tratándose de un trabajo más personal que empresarial, entonces tenía sentido de que fuera así.

Llegando a la estación de metro que correspondía, Yunho bajo y salió a la calle en busca de la casa, la cual estaba ubicada en un vecindario tradicional. Viviendas grandes al estilo antiguo lo conformaban, las cuales en un pasado Yunho ni podría imaginar tener. Ahora, si lograba obtener ete puesto, quizá si se podía dar ese lujo de tan siquiera aspirar a conseguir una casa de esas características algún día.

—Buenos días, vengo a ver al señor Kim Dakho.

Dijo con una sonrisa en el rostro al celador de la casa. Tal vez estaba demasiado emocionado.

—Siga. —El hombre le permitió la entrada y Yunho entro sonriente en dirección a la oficina de Kim Dakho. Mientras recorría los pasillos, paso por un espejo y se arregló disimuladamente. Quería estar lo mejor presentable para su futuro jefe.

—Buenos días —Hizo una reverencia cordial en cuanto entró y el hombre el cual estaba sentado en su escritorio lo imitó invitándolo a sentarse.

—Mucho Gusto, Yunho. Como debe saber Soy Kim Dakho.

—Sí señor. —Yunho asintió ansioso. Sus manos estaban sudando y su cuerpo estaba sacudiéndose. De verdad anhelaba este trabajo con todo su corazón.

—Su tío me mando su hoja de vida, veo que acaba de salir de una maestría.

—Sí señor.

—¿Y trabajó antes, no es así?

—Bueno con respecto a mi carrera, trabaje un año en una empresa de distribución musical y…

—Bien. —El señor Dakho lo interrumpió —En este trabajo no necesitara tanto de su título pero si lo hace bien, quizá podría tenerlo en cuenta para un puesto en mi empresa —Yunho se acomodó un poco más en su asiento, gustándole mucho lo que escuchaba —Mi anterior asistente ahora está trabajando como subgerente en mi compañía, así que puede estar seguro que no soy un hombre de palabras vacías.

—Lo sé, señor.

Dakho se levantó de su silla y fue hasta su mini bar sirviéndose un trago para él y para Yunho —Toma, veo que estas muy tenso. Debes relajarte un poco muchacho.

—Gracias. —Yunho lo recibió, dejando salir una risilla incomoda. De verdad no quería verse ansioso ante el hombre al cual debía demostrarle seguridad.

Volviendo a su asiento, Dakho hizo a un lado los papeles, acomodándose sus codos sobre la mesa para tener una plática más cercana. —Entonces, si quiere aceptar este empleo, me parece conveniente primero explicarle de que se trata.

Yunho asintió.

—Como mi asistente personal, debe asegurarse de que todos mis papeles y mis responsabilidades estén al día. Ya sea algo del trabajo o algo más íntimo. Debe atender mis pedidos y como va a trabajar también como mi mano derecha, entonces me parece conveniente que se mude aquí a mi residencia, para tenerlo a disposición ¿Tiene algún inconveniente con eso?

—No, No. —Yunho se apresuró a contestar. La verdad la idea no le fascinaba, pero si tenía que hacer eso para obtener el cargo, entonces no tendría ningún inconveniente con ello.

—Bien Yunho, por lo que veo en su hoja de vida y lo que me conto su tío sobre usted, veo que es un joven responsable y de confiar, espero que no me esté equivocando.

La ansiedad salió de Yunho. —¿Eso significa que tengo el trabajo?

—Por lo pronto, sí.

Decir que no tuvo impulsos de saltar y gritar de alegría en esa misma oficina, sería decir una mentira. Había estado soñando con esta entrevista hace muchos días y ahora, que hubiera salido tan bien, era como un sueño cumplido.

—Bueno, así que quedo acordado. Tenemos que discutir sobre el tema del pago ya que…

De repente, la puerta de la oficina se abrió, dejando ver a un joven muchachito quien llevaba puesto un uniforme escolar.

—Padre he llegado.

Dijo con su voz suave, casi imperceptible.

—Que bien hijo, sube a hacer tus deberes.

—Sí.

Yunho se volteo para presentarse al recién llegado y sus ojos pudieron detallar como era el dueño de la voz que había interrumpido hace unos segundos.

Su nombre era Kim Jaejoong, el hijo de su nuevo jefe. Tenía alrededor de 14 o 15 años, por lo que estaba en plena etapa de adolescencia. Era un muchacho bien distinguido, con el cabello liso negro, un poco largo y una piel muy blanca que contrastaba además con sus labios rojos. Parecía una versión en masculino de blanca nieves, aunque sus facciones no eran tan angelicales. Su rostro en alguna parte denotaba una mezcla entre madurez y arrogancia. Su mirada verdaderamente era penetrante.

—Buenos días. —Yunho le saludo pero el joven no le hizo caso y desapareció por la puerta tal como había entrado. Se sintió realmente estúpido.

—No es de hacer muchos amigos. —El señor Kim le dijo una vez noto la incertidumbre en la cara del joven por haber sido ignorado por el más pequeño.

—Ok está bien —Fingió una sonrisa. —¿Seguimos?



..



Un mes largo paso luego de ese primer encuentro con su jefe en el despacho. Un mes arduo pero bien recompensado.

Tres días después de la entrevista, él se fue a vivir con la familia del señor Dakho, compartiendo residencia ahora con su jefe, su hijo Jaejoong, la empleada doméstica Young Mí y el mayordomo Lee. La convivencia era amena, podía decir, y privacidad no le faltaba puesto que la casa era lo suficientemente grande para que cada persona tuviera su espacio.

El señor Kim Dakho como jefe era un hombre comprensivo pero al mismo tiempo estricto, y Yunho, siendo un novato el cual quería establecer las bases para su futuro, no podía darse el lujo de fallarle, por lo que terminaba exigiéndose demás. Si el señor Kim quería un informe en 20 minutos, Yunho se lo entregaba en 10; si quería un rebajo del 40% en cualquier cotización, Yunho conseguía que le rebajaran el 60%… así de comprometido estaba con su trabajo.

Tal vez se estaba sobreexplotando el mismo, pero nada era demasiado cuando se trataba de conseguir el puesto de sus sueños. Y si ese era el camino por el cual podría conseguirlo, entonces seguiría trabajando por ello aunque le sangrarán las plantas de los pies.

Y ahí estaba él, en medio de la noche tomándose una taza de café en la cocina, terminando un informe sobre los gastos personales del mes que debía entregarle al señor Kim en tres días. Un poco puntual tal vez, pero Yunho era partidario de hacer las cosas tan pronto le eran encomendadas, no sobre la hora del tiempo.

—Estos balances no cuadran… —Yunho se quejó mientras batía el azúcar en su café, sintiéndose estresado y cansado a la vez.  Había estado intentándolo por más de una hora, y aunque revisara, corrigiera y verificara, esas malditas cuentas no daban lo que suponía que tenían que dar.

Harto hasta la medula y con el agotamiento presente en sus ojos, Yunho estuvo a punto de rendirse e irse a dormir para despejar su mente, hasta que la entrada de aquel muchacho le hizo quedarse un tiempo más en aquella cocina. Se trataba de Jaejoong, quien en pijamas fue hasta la alacena y saco un vaso de vidrio, sirviendo agua en él. Yunho se le quedo observando, preguntándose internamente si el más pequeño lo había visto ya que no daba indicios de quererlo saludar.

Aunque honestamente esa actitud era usual en el menor.

En este tiempo que habían vivido juntos se había topado muy pocas veces con el hijo adolescente del señor Kim, ya que, o él estaba en la oficina acompañando a su jefe o Jaejoong estaba encerrado en su cuarto. Las pocas veces que se habían dirigido la palabra, solo era para decirse unos breves “Hola” o “adiós”; y de lo que se había podido dar cuenta, era que Jaejoong era un jovencito extremadamente reservado y serio, con un dejo de frialdad que podía confundirse fácilmente con soberbia. En pocas palabras, Jaejoong parecía ser un chico que no socializaba mucho, pero no debido a timidez o falta de confianza. Más bien era porque no se le daba la gana de hacerlo.

—Hola. —Yunho rompió el silencio, rogando que esta vez Jaejoong si lo tomara en cuenta y no pasara de él como de costumbre.

—Hola. —Jaejoong susurró leve y se sentó en el mesón, destapando una cajita de pastillas sin intenciones de querer iniciar una conversación.

Pero Yunho si tenía en mente eso. —Creo que no hemos hablado mucho ¿Cierto?

Jaejoong no dijo nada.

—Uhm tu padre me conto que acabas de entrar a la mejor preparatoria de Seúl, te felicito.

—Si gracias. —Jaejoong le respondió breve y siguió en su tarea de ignorarlo, metiéndose la pastilla a la boca y tomando agua después.

—Debes ser un chico muy inteligente…

—Aja…

Un silencio de repente se formó. Yunho pensando en más formas de romper el hielo mientras Jaejoong se tomaba el último sorbo de su agua. Cuando termino lo único que hizo fue lavar el vaso y devolverse a su habitación, sin ni siquiera molestarse en despedirse del hombre con el que estaba compartiendo la cocina.

—Que grosero es. —Fue lo que se dijo Yunho antes de recoger sus cosas y abandonar la cocina en busca de su propia cama.


..



—Buenos días señor, que bueno verlo hoy.

Días después, un hombre, probablemente unos 4 o 5 años mayor que él, entro al despacho del señor Dakho. Se trataba de un hombre apuesto: Alto, algo corpulento y con el rostro típico de protagonista de Doramas. El sujeto se quedó conversando un rato con su jefe hasta que lo notó y fue hasta él, presentándose.

—¿Así que eres el nuevo asistente, Eh?...Mucho gusto, mi nombre es Jin Yihan.
El moreno le devolvió el saludo y se inclinó a modo de respeto.

—Él era de quien te hablaba Yunho, mi antiguo asistente que ahora es como mi socio en los negocios. —Intervino el señor Kim, pasando un brazo sobre los hombros del sujeto de forma fraternal. Parecía como si al señor Kim realmente le agradara ese hombre.  

—No tenía idea de que habían hablado de mí. —Bromeo el mencionado.

—¿Y cómo no le voy a hablar del mejor asistente que he tenido en años? —Dakho le contesto a Yihan, poniendo un poco de presión en los hombros de Yunho. —¿Qué tal si platican un rato mientras voy a resolver unos asuntos que tengo pendientes? Así podrías aconsejar a Yunho en su nuevo trabajo.

—Me parece perfecto. —Yihan sonrió y siguió con la mirada al mayor hasta que este estuvo fuera de su oficina. —Entonces… —titubeo un poco, recargándose en el escritorio de Yunho el cual estaba ubicado en la esquina derecha de la oficina del jefe. —¿Desde cuándo empezaste a trabajar con Dakho?

—Llevo un poco más de un mes. —Le contestó, sintiéndose raro al escuchar hablar a Yihan de su jefe con tanta cercanía.

—Llevas poco. —Yihan se rió. —Yo dure casi tres años siendo su asistente.

“¿Tres años”? Yunho se inquietó ante el pensamiento. “¿Tres años le tomo ser subgerente de la compañía del señor Kim?”

—Pero tranquilo, acabaras acostumbrándote. El señor Dakho es alguien que tiene buenas recompensas a los que le son fieles. Solo trata de seguirle el ritmo y veras que no será tan malo. Eso si recuerda siempre ser puntual, además no solo trates de cumplirle. Impresiónalo.

—Gracias. —Yunho le sonrió tímidamente. —De verdad aprecio tus consejos.

—Solo trato de ayudar a alguien que está pasando por la misma etapa que yo pase. Una etapa luchada y cansada, pero al final muy bien remunerada. Si necesitas algo, nunca dudes en pedírmelo. Puedes considerarme como tu Hyung.

Yunho le hizo una reverencia a modo de agradecimiento, pensando ahora que este tal Yihan de verdad era un hombre muy simpático. —No dudare en preguntarte si necesito algo, Hyung-nim.

—No te preocupes. —Le palmeo el hombro. —Y cuéntame, ¿En qué aérea te gustaría desarrollarte en un futuro? Aquí en la compañía hacen falta muchas personas en la parte administrativa.

—Bueno, de hecho yo…

La conversación quedo a medias cuando el señor Kim entro de improvisto a la oficina, acompañado de Jaejoong quien parecía haber regresado de la escuela. De un momento a otro, Yihan dejo de prestarle atención a Yunho y se acercó como de un imán se tratara a Jaejoong, mostrando una expresión alegre que a Yunho se le hizo tenuemente sospechosa.

—Hola Jaejoong ¿Cómo estás? —Le pregunto animosamente y lo único que recibió fue un breve “hola” casi sin ganas por parte del muchacho. Exactamente de la misma manera que saludaba a Yunho.

—Bueno Jaejoong ¿Qué necesitas? —Dakho le pregunto desinteresadamente a su hijo mientras organizaba unos papeles en su escritorio.

—Tenemos que hacer un mural para chuseok en la escuela y necesitó ir a Insadong a comprar unos materiales, por lo que necesito dinero.

—¿Vas a ir tu solo a Insadong?

Jaejoong hizo una mueca. —Padre, sé perfectamente ir solo.

—Pero ya se está haciendo tarde y es una zona con mucha gente.

—Solo voy por unas cuantas cosas, luego me voy.

El señor Kim lo dudo un rato. —Bien, te voy a dar dinero pero quiero que alguien te acompañe. —Dijo esto mientras sacaba de su bolsillo 50.000 won, una cantidad un poco exagerada para comprar unos cuantos materiales de escuela.

—No tengo ningún compañero que…

—Señor. —Repentinamente Interrumpió Yihan. —Si me permite, esta tarde no tengo mucho trabajo y ya que Jaejoong necesita ir a hacer sus compras… con mucho gusto yo podría acompañ…

—No Yihan, te necesitó aquí esta tarde. Tenemos una reunión importante con los inversionistas. —Dakho lo corto sin dejarlo terminar. —Yunho… —De la nada se dirigido al otro hombre quien ajeno a la conversación había regresado a su puesto de trabajo. —Deja lo que estés haciendo y acompaña a Jaejoong a Insadong, por favor.

Ante la petición, Yunho se mordió los labios y Jaejoong aparto su rostro. La verdad, se sentía muy cómodo realizando sus deberes detrás de un escritorio como para abandonarlos por una petición como esa. Y es que de verdad, no quería estar a solas con Jaejoong. Simplemente era muy incómodo, tanto para él como para el muchacho.

—Sí señor. —Ocultando su disgusto, Yunho recibió las llaves del coche personal del Señor Kim y se dirigió junto a Jaejoong hacia la salida, no notando la evidente expresión de malestar que traía Yihan reflejado en su rostro.


..



Ni una palabra cruzaron desde que salieron de las instalaciones de la empresa hasta que llegaron a la concurrida calle de Insadong. Parecía como si para Jaejoong, Yunho no existiera, ya que aparte de no dirigirle la palabra en todo el camino, tampoco hacia el intento de dejarle seguir el paso a cada tienda que iban. Simplemente fingía estar solo, moviéndose a su propio ritmo mientras el pobre de Yunho procuraba no perderle de vista.

—Oye espera, vas muy rápido. —Yunho le dijo mientras tomaba de su brazo para hacerle caminar más despacio, pero el muchacho lo rechazo, sin dedicarle siquiera una mirada.

Ese joven Jaejoong realmente era muy difícil.

—¿Qué exactamente buscas? —Yunho le enfrento rato después, cansado de vagar por miles y miles de puestos sin resultar en ninguna compra.

—Necesito unas cartulinas de papel especial, corrugado. Unas tintas chinas. Y unos plumones. —El joven sorpresivamente le respondió, tal vez también cansado de no conseguir lo que necesitaba.

—Bien, sé por dónde esta eso. —Tomándolo discretamente del brazo, Yunho guio al joven a uno de los callejones del sector donde él muy bien sabía que se podía conseguir ese tipo de cosas. Y vaya que no se equivocó, porque en 10 minutos lograron comprar lo que no habían podido encontrar en una hora y media.

—Por fin. Ahora regresaremos a la oficina. —Yunho le dijo cuándo lograron recolectar todos los materiales que Jaejoong había anotado en su lista de compras, pero lejos de querer salir del lugar, como Yunho pensó que sería, Jaejoong tan solo se quedó dando vueltas, vitrineando entre los diferentes puestos, a un ritmo mucho más lento. Yunho entonces tuvo que resignarse a caminar lánguidamente junto a Jaejoong, hasta que el más joven deseara marcharse del lugar.

—¿Te gusta eso? —Yunho intento sonar amigable cuando Jaejoong se quedó un buen tiempo analizando un puesto en donde habían muchas artesanías coreanas, pero en vez de ofrecerle una respuesta, Jaejoong solo lo miro con antipatía, quizá expresándole que no quería que le hablaran en estos momentos.

Ante ese tipo de respuesta, Yunho opto por intentar dejar de socializar ya que el joven parecía ser un caso imposible. Pero la intención no le duro mucho ya que en menos de un minuto, ya le estaba dirigiendo de nuevo la palabra. —¿Quieres un helado? ¿O algo para comer? Está haciendo hambre.

Jaejoong miro hacia otro lado, esquivando la pregunta.

Pero Yunho no se iba a rendir. —Enserio, hemos caminado mucho y debes tener hambre.

—No quiero nada.

—¿De verdad? Porque te estoy ofreciendo una invitación. Además, conozco un buen lugar cerca donde venden helado.

—No quiero, gracias.

—No aceptare eso. —Sorprendiendo un poco a Jaejoong por la respuesta, Yunho tomo su brazo por enésima vez y lo impulso hacia uno de los callejones en donde se encontraba el local. Entraron a él por una estrecha puerta, llegando a un sitio con muy poca iluminación, la cual tenía un leve ambiente tropical. Tomando asiento en una de las mesas, Yunho ordeno al camarero traer dos copas de helado sin preguntarle a Jaejoong que era  lo que quería. 

—Así que Jaejoong, dime ¿Cuáles son tus hobbies? —Yunho inicio la charla una vez su pedido llego a la mesa pero como debió haber imaginado, Jaejoong volvió a ignorarlo, prestándole más atención a su helado que a él. —Ok, ok entonces ¿Qué música te gusta?

Jaejoong volvió a quedarse callado.

—¿Tienes algún libro favorito o programa de televisión?

Nada, absolutamente nada salió de la boca del menor.

—Rayos… —Yunho suspiró estresado al no conseguir ni una sola respuesta en 10 minutos. ¿Por qué Jaejoong se comportaba así? ¿Acaso era autista o algo? ¿O simplemente lo aborrecía? Yunho no lo podía entender, jamás se había topado con una persona que se comportara así. Tan odioso. 

—Jaejoong… ¿Te caigo mal? —Yunho por fin hablo lo que había en su mente, luego de miles y miles de intentos fallidos. Si esa pregunta no hacia responder a Jaejoong, entonces no sabía que lo haría.

Pero contrario a sus anteriores reacciones, Jaejoong lo volteo a mirar y susurro un breve “No” como respuesta.

Bien, al menos había obtenido algo. —¿Entonces porque te comportas así? ¿Ignorándome y pasando de mí todo el tiempo?

El más joven arrugo la frente ante la pregunta, no entendiendo a que se refería. Honestamente en su cabeza, Jaejoong no creía estar comportándose de manera grosera. Solo estaba siendo como era él. —No sé de lo que hablas.

—¿Cómo no lo vas a saber, si he estado aquí más de 10 minutos tratando de sacarte una respuesta?

—No quiero hablar.

—Entonces deberías decírmelo.

Jaejoong desvió la mirada y Yunho soltó un suspiro ahogado, pensando de la mejor manera de abordar al más pequeño. —Mira, solo estoy tratando de ser amigable ¿Esta bien? Ahora que estamos viviendo juntos y que yo soy el asistente de tu padre, quizás debamos tratar de llevarnos bien. Algo así como hermanos ¿No lo crees?

Jaejoong hizo una mueca ante el comentario. Eso no le había gustado.

—¿Qué? ¿Dije algo malo?

Jaejoong negó con su cabeza.

—Entonces… ¿Qué te parece la idea? Yo puedo ser un buen amigo, un buen hyung para ti, en serio, tenerme en tu casa puede ser divertido.

Yunho vio como Jaejoong alzo el rostro, tal vez pensando en su propuesta. Y cuando creyó que ya lo tenía entre sus manos, Jaejoong abrió la boca, diciendo lo siguiente: —Honestamente nunca he sido amigo de los empleados de mi padre. Y no eres el primero ni serás el último que haya vivido en mi casa. Así que no me interesa, gracias.

Vaya eso había sido más directo de lo que pensó que sería.

—Ok… solo era una proposición. No tienes por qué ponerte así.

Jaejoong no añadió nada más y en su lugar se ocupó de terminar su copa de helado, ignorando de nuevo al mayor. —Umh Son las ocho, quiero ir a casa. —Dándole un vistazo a su celular, Jaejoong  se levantó de la mesa y camino hacia la caja registradora para pagar su propio helado. Ni siquiera permitió que Yunho lo invitara.

 —Dios… —Viéndolo salir del local, Yunho se levantó y estiro sus músculos, tratando de mantenerse estable para no dejar que Jaejoong le arruinara el resto del día.

 ¿Realmente valía la pena tratar de negociar con ese muchacho?


..



—¿Quiere que le ayude a lavar los platos?

Yunho le ofreció su ayuda a la señora Young Mí, luego de la cena unas cuantas noches después. Realmente a Yunho le gustaba socializar con otras personas en su tiempo libre en la casa, pero debido a que el señor Kim era su jefe y Jaejoong no le dirigía siquiera la mirada, las únicas personas con las que podía compartir era con la empleada de servicio y el Mayordomo Lee. Bueno, compañía es compañía, después de todo.

—Gracias muchacho, eres muy amable. —La señora Young Mi le sonrió y le hizo un espacio para que se hiciera junto a ella. —Y dime Yunho ¿Qué tal el trabajo? ¿Si te has acostumbrado?

—Algo, aun extraño mi departamento en la ciudad. Era muy pequeño, pero era mi sitio… usted me entiende.

—Claro, claro. —Young Mi sonrió. —Pero bueno esta casa es grande, estoy segura que también puedes tener tu propio espacio.

—Sí. —Yunho concordó.

—El anterior muchacho realmente le gustaba estar aquí. Creo que hasta se entristeció cuando el Señor Kim le dio el ascenso. —La señora se rió mientras colocaba unos platos limpios en la barandilla para que se secaran.

Yunho arrugo el entrecejo. —¿En serio?  ¿Por qué le dice?

—Pueden ser impresiones mías muchacho, pero algo me dice que la noticia no le cayó demasiado bien. No por el puesto claro, sino por el hecho de abandonar esta casa.

—Bueno, tal vez se acostumbró mucho, esta es una casa muy bonita.

—No creo que fuera por eso… más bien creo que fue por el hecho de tener que alejarse de alguien.

—¿Uhm? —Yunho mascullo. Esto verdaderamente sonaba raro.

La señora Young Mi se quedó un rato en silencio, tal vez dudando si era prudente decir lo que quería decir. —¿Le puedo contar algo y me promete que no le va a decir a nadie? —Le preguntó luego de unos minutos, luciendo algo preocupada.

—Si… —Yunho susurró inseguro sin saber bien cómo reaccionar. Esto era extraño.

—Bueno, —Tomo un respiro. —Quizá solo sea yo, pero para mí, el joven Yihan sentía algo por el joven Jaejoong. Sentimientos no muy permitidos me refiero.
Yunho abrió sus ojos. —¿A Hyung-nim le gusta Jaejoong?

—Bueno, tal vez me esté equivocando pero no lo sé. A mí siempre me dio esa impresión. La manera en que lo trataba, en que sonría, en que siempre quería estar con él… muy dudosa su actitud si me pregunta. —Young mí hizo una pausa, lavando los últimos tenedores que había en la lacena. —Me daba un poco de pena a decir verdad. Ese joven tan enamorado y Jaejoong nunca le hizo caso. Pero bueno, ¿Es que en que cabeza podría caber que un adolescente se enamore de un hombre que por poco le dobla la edad? ¡Es de locos!

La señora Young Mi se volvió a reír y Yunho se sumergió en sus pensamientos, analizando toda la situación. Era extraño que un hombre apuesto y maduro como Yihan se hubiera fijado en un muchachito quinceañero como Jaejoong; jamás se le habría pasado por la cabeza algo como eso. Aunque, ahora que recapitulaba, la manera con la que miro Yihan a Jaejoong aquel día en la oficina, la forma en que se le ilumino el rostro y se le olvido todo alrededor, fue sin duda sospechoso. Aun así, él no tenía pruebas suficientes para indicar que eso era verdad, por lo que probablemente lo que decía la señora Young Mi se trataba de solo habladurías sin fundamento.

—Yunho pásame esas tazas que están allí, por favor. —La señora Young Mi lo saco de sus pensamientos, señalándole la vajilla faltante que había quedado en la mesa de la cocina.  

—¡Estoy aquí!

De improvisto, Una mujer joven llego gritando por la puerta trasera de la cocina, luciendo agitada y un poco desordenada. Se trataba de la Joven Jieun, la sobrina universitaria de la señora Young Mí, quien a veces iba a la casa ayudarle a su tía con las tareas del hogar.

—Muchachita hasta que por fin llegas. —Le dijo Young Mi, colocando ambas manos sobre sus caderas.

—Tía, el autobús nunca paso y tuve que caminar hasta aquí antes de que oscureciera más. Creí que no lo lograría. —Jieun le dijo con su voz agotada y en cuanto vio a Yunho casi se va de para atrás, luciendo extremadamente apenada de que él la viera en ese estado. —Oh hola, mucho gusto. —Hizo una tímida reverencia, tapándose la boca con nerviosismo.

—Mucho gusto, Soy Yunho, asistente del señor Kim… ¿Y tú eres…?

—Ella es Jieun, mi sobrina. —La señora Young Mi se atravesó. —A veces viene a ayudarme si hay mucho que hacer y ya que mañana se va a hacer una pequeña reunión por Chuseok aquí en la casa, le pedí que viniera a auxiliarme.

—Sí, exacto, eso eso. —La joven añadió inquieta.

—Oh ya veo. —Yunho susurró. —¿Quieres que te ayude con tus bolsas? Veo que estas muy atareada. —Yunho le dijo al notar como la chica venia atiborrada de paquetes y cosas la cuales su tía le había encargado para traer a la comida.

—Oh sí, sí. —La chica asintió animosa y dejo que Yunho la ayudara, acomodando ambos las bolsas en la mesa principal de la cocina. Yunho aprovecho ese breve momento para poder detallar a la joven con precisión.

Se trataba de una chica joven, bonita. Tenía la cara pequeña y el cuerpo delgado, con cabello castaño ondulado el cual le caía en forma de fleco en la cara. Su piel no era tan clara pero era bien cuidada y tenía una sonrisa muy bonita, casi despampanante, que la hacía ver como una persona amable. Daba la impresión de no arreglarse demasiado pero era seguro que si ella ponía un poco más de esfuerzo en su apariencia, ella sería una mujer muy hermosa.

La verdad para Yunho en esos momentos no había cabida para una relación, ya que su única prioridad era su trabajo, el cual además ocupaba la mayoría de su tiempo. Pero, teniendo una mujer tan bonita en frente de él y siendo acorde a su edad… ¿Por qué no?

—¿Entonces estudias humanidades? —Yunho le preguntó rato después cuando los dos se sentaron a charlar en el mesón.

—Sí, me falta un año para acabar. Luego podría trabajar un tiempo y postularme a una especialización.

—Oh veo. —Yunho sonrió. Esta chica no solo parecía agradable, también tenía metas, algo que sin duda le gustaba en una pareja. 

—¿Y tú? ¿Este fue tu trabajo soñado siempre?

—Bueno no en realidad, —Yunho se entrelazo las manos, respondiendo con honestidad —Me  postule porque sabía las oportunidades que se abren al trabajar al lado de un hombre tan importante como es el señor Dakho. Espero que en un futuro pueda desempeñar mi cargo en su empresa aunque sé que la competencia es dura. Sin embargo, soy un hombre que no se rinde fácilmente, así que daré todo de mí para lograr cumplir mis objetivos. Sé que estoy lo suficientemente capacitado para aspirar a un puesto importante. —Yunho hablo tan seguro de sí mismo que casi sonó como si estuviera en otra de sus entrevistas de trabajo. Esperó por una respuesta de la joven, quien lo solo lo miraba con una sonrisa, y cuando creyó que quizá su discurso había sonado demasiado pretencioso, ella alzo su puño de modo infantil gritando un enérgico “¡Fighting!”, que le hizo reír al instante.

Sin lugar a dudas, esta chica tenía algo ensoñador alrededor de ella, algo que hacia contagia de alegría a las demás personas con las que se relacionara.

—Eres muy divertida Jieun.—Yunho hablo con la verdad y la chica pareció avergonzarse, bajando la mirada sin quitar su usual sonrisa alegre.

A continuación, una silueta se instaló en la puerta, mirándolos a los dos por varios segundos.

—Oh ya terminaste Jaejoong. ¿Si comiste todo?

Le dijo la señora Young Mi, quien seguía en la cocina organizando las compras que su sobrina le había traído. Le recibió los platos que traía consigo y Yunho vio con incredulidad como Jaejoong hizo una reverencia de 90 grados a la señora, agradeciéndole muy amistosamente por la comida que había preparado.
Vaya, esta era la primera vez que veía a Jaejoong comportarse tan cordialmente con alguna persona de la casa. Ni con su padre era así.

—¡Hola Jaejoong! —Jieun le saludo desde su puesto, agitando eufóricamente su mano pero Jaejoong solo arrugo el entrecejo sin decirle nada.

Luego, el más pequeño se quedó observándolos por un breve momento tiempo hasta que se marchó, pisando los pasos que había marcado a su entrada.
Eso había sido extraño.

—Creo que me tiene miedo. —Ella dijo a modo de broma cuando Jaejoong salió completamente de la cocina.

—No, solo que parece que le disgustaran las personas. Ese chico tiene problemas. —Yunho añadió sin dejar de mirar la puerta donde había salido el mencionado.

—Por dios, Yunho, es solo un niño. Dale algo de compasión.

Jieun dijo y luego se apartó a ayudarle a su tía a organizar las últimas cosas en la alacena, mientras Yunho no despegaba su vista en la puerta, pensando en las palabras de la chica.

“Quizá ella tiene razón”

“Él es solo un niño”


..



La mañana siguiente fue realmente ajetreada para todos.

El señor Kim revisaba su lista de invitados una y otra vez, mientras que Young Mi, Jieun y el mayordomo Lee preparaban la comida y arreglaban la casa para la celebración. Jaejoong como  de costumbre se encontraba encerrado en su cuarto y Yunho estaba más que estresado por las innumerables cosas que tenía que dejar listo para que la reunión del señor Kim saliera de maravilla. Apenas si tuvo tiempo para escaparse e ir a conseguir un Hanbok acompañado de Jieun.

—¡Ya quédate quieto! —Ella lo regaño una vez más mientras le ayudaba a colocarse correctamente la parte superior de su hanbok. Aunque respetara las tradiciones de su país, a Yunho realmente no le agradaba mucho usar esos trajes ni hacer todos esos protocolos que en estas festividades se hacían. Él era un hombre, por decirse, más moderno.

—Me veo ridículo. —Yunho hizo un puchero, mirándose al espejo.

—Te ves bien. —Jieun le corrijo mientras ella también se arreglaba su gran hanbok el cual era rosado en la parte de la falda y de un color celeste en la parte de arriba. Se veía muy linda.

—Vamos chicos, salgan. No falta mucho para que los invitados lleguen. —La señora Young Mi se asomó por la puerta de la habitación y ambos, Yunho y Jieun, salieron como ráfagas de vientos, instalándose en sus lugares en la sala.
Toda la casa estaba adornada de colores, con algunos listones gruesos cayendo de las paredes y faroles de varios tamaños colgando del techo. La mesa en el piso estaba llena de comida y todos con su traje típico, estaban listos para recibir a los invitados.

Todos menos Jaejoong, quien ajeno al mundo, aún no había bajado para la ceremonia.

“¿Sera que no se presentara?” Pensó Yunho, pero no tuvo tiempo para pensar más en ello, porque cada uno de los invitados fue llegando, robándose su tiempo y su mente.

—Por aquí. Siéntese. —Yunho les señalo a una pareja invitada e hizo que tomaran lugar donde el señor Kim había los había asignado.

Estaba todo bien. Todo estaba saliendo correcto al plan.

—Buenas tardes, Me alegra mucho estar aquí.

Yunho escucho una voz familiar desde la puerta y cuando se volteo, se pudo dar cuenta que era su hyung Yihan, el cual había acabado de llegar vistiendo un hanbok en tonalidades oscuras y sosteniendo en ambas manos un gran paquete. Su Hyung siempre se veía regio pero hoy se veía especialmente apuesto, como si hubiera puesto un cuidado extra en arreglarse.

¿Se debía acaso a alguien?

—¡Hyung-nim! Llegaste —Yunho lo saludo con entusiasmo, haciéndole una reverencia a modo de respeto.

—Qué bueno verte Yunho. —Yihan le sonrió y le palmeo la espalda. —Espero que estés ocupándote de todo. No me defraudes.

Se apartó de él para saludar a los demás invitados, y Yunho solo pudo responderle con un asentimiento de cabeza, sintiendo dentro de él que iba a ser de todo para no decepcionarlo. Yihan era como el tipo de hombre que Yunho deseaba ser un futuro. Realmente lo estaba comenzando a admirar mucho.

—¿Y Jaejoong? —Oyó a Yihan preguntarle al señor Dakho y como si lo hubiera llamado, Jaejoong bajo por las escaleras principales, luciendo un muy costoso Hanbok hecho de seda que le quedaba a la perfección. Se veía sin duda magnifico, lleno de gracia y porte, aparentando incluso un poco más de edad. A Yunho de repente se le olvido pasar saliva y Yihan casi bota al suelo el paquete en sus manos.

Realmente el muchacho si era una persona muy atractiva.  

—Que bien te ves Jaejoong. —Yihan fue el primero en acercársele una vez pisó el último escalón y Jaejoong solo le hizo una pequeña reverencia en agradecimiento. —Te traje esto. —Con algo de ansiedad, le entrego el paquete en sus manos, esperando que el más joven lo desenvolviera.

Algo confundido por el inesperado obsequio, abrió el gran paquete  con cuidado, y cuando pudo darse cuenta cuál era su contenido, esbozo una gran sonrisa que Yunho nunca le había visto antes. Se trataba de un grande y bonito Najeon-Chilgh, el cual tenía incrustaciones de nácar de perla que lo hacían relucir a la vista. No se veía como algo barato, era un regalo muy especial.

—Gracias. —Jaejoong le dijo emocionado, algo que hizo a Yunho levantar la ceja.

—¿Si te gusto?

El más joven asintió con alegría.

—Entonces dale a Hyung un beso. —Diciendo esto, él se arrodillo hasta que su cara quedo a la altura de la cara de Jaejoong y señalo su cachete, indicando que no quería nada más que un beso amistoso.

Yunho vio a Jaejoong dudar por un momento, pero sin embargo y pese a todos los pronósticos, Jaejoong se inclinó y deposito un tímido beso seco en Yihan, haciendo sonreír resplandecientemente al más alto.

Al presenciar esa extraña escena, Yunho no pudo evitar pensar en lo que le había contado la señora Young Mi la anterior noche, y un sentimiento pesado se recargo sobre él.

¿Sera que Yihan de verdad si sentía algo no tan inocente por el joven Jaejoong?


..



La reunión transcurría de manera normal.

Para fortuna de Yunho, todos los invitados se habían presentado y todo había salido excelentemente bien en esta primera hora de celebración. La conversación también había estado amena. Creyó que por ser todos empresarios, solo hablarían de los balances y asuntos relacionados con la compañía, pero sorpresivamente la charla se había basado en cosas comunes y corrientes, tales como la situación del país, el tiempo y demás pláticas convencionales. La estaba pasando verdaderamente bien.

—Por favor, todos pasen a la mesa principal. —Con su gracia de señorita, Jieun llamo a todos los asistentes hacia el comedor en el suelo, ayudando a Yunho a ubicarlos. Después, cuando él estuvo seguro de que todos estuvieran ocupando un asiento, Yunho se trasladó al asiento que le correspondía: El de al lado del señor Kim y al mismo tiempo al lado de Jaejoong, pero antes de que pudiera llegar a su sitio, lo sobrepaso Yihan y se apodero del lugar, dejándolo a él como un tonto de pie junto a ellos.

—Yunho aquí hay otro. —El señor Kim le señalo el puesto que estaba al otro lado y Yunho no tuvo más remedio que ir hasta allí, pensando que eso habia sido muy raro. ¿Yihan le arrebato el lugar porque era el único que quedaba disponible al lado de Jaejoong? No lo sabía, pero tomando eso como un hecho, ahora resultaban mucho más creíbles las palabras de Young Mi la noche anterior.

Sin dejar atrás el suceso, Yunho se quedó pensando en eso el resto de la cena, analizando muy bien cada movimiento que Yihan tenía sobre Jaejoong para ver si podía captar algo con lo que lo pudiera incriminar. El más joven comía tranquilamente mientras Yihan de vez en cuando le comentaba trivialidades en voz baja, queriendo captar su atención. Jaejoong se las contestaba, sin mucho entusiasmo y Yunho de repente sintió un poco de celos al ver que Yihan por lo menos si lograba obtener un intento de conversación con Jaejoong, aunque a decir verdad, la diferencia no era mucha.

“¿Sera que si? ¿Sera que Hyung?” Yunho se partía la cabeza. De verdad no quería creer. Las atenciones de Yihan hacia Jaejoong podían parecer un poco dudosas pero al mismo tiempo lucían normales, como alguien que está tratando bien a un amigo. Y Tal vez solo se trataba de eso: Yihan se comportaba amablemente con Jaejoong como el buen Hyung que era. ¿Qué había de malo en eso? Siendo sincero, la señora Young Mi era un poco chismosa y ella fácilmente pudo haber confundido un trato amistoso con algo más. Yunho de verdad quería creer que nada turbio estaba sucediendo allí.

—Jaejoong, ¿Por qué no les muestras a los invitados tu interpretación de Taegum?

El señor Kim le dijo de repente a su hijo, haciendo que Jaejoong bajara un poco su cabeza. Aun así, Jaejoong no se negó y fue a buscar su gran flauta, colocándose en medio de la sala para que todos lo pudieran observar.

Luego cuando todos se quedaron callados, la calma del lugar fue interrumpida con una preciosa melodía, la cual salía del taegum que Jaejoong armoniosamente estaba tocando horizontalmente. Ante tal demostración de talento, los invitados no pudieron ocultar su alegría, siendo maravillados por el hermoso muchacho quien interpretaba una hermosa canción. Yunho también quedo gratamente sorprendido, pensando que no sabía que Jaejoong pudiera tocar tan hábilmente ese instrumento. 

En un momento dado, Yunho volteo a mirar a Yihan queriendo verificar su expresión y pese a su convicción, Yihan parecía estar completamente embelesado, mirando a Jaejoong con ojos que parecían decir “Estoy enamorado”.

Que tétrico era.

Volviendo su atención a Jaejoong, Yunho se enfocó en ese rostro que intentaba tocar las notas correctas y su mente de repente dejo de pensar tanto. Dejo que Jaejoong lo llevara con su melodía a donde quisiera llevarlo. Más sin embargo algo perturbaba la vista de Yunho,  y era que Jaejoong parecía esforzarse cada vez más al pasar de los segundos, como si le fuera difícil mantener la respiración. Su cara se tornó de un color rojizo y su ceño se frunció profundamente, luchando consigo mismo.

Yunho miro a su alrededor. ¿Acaso era el único que podía percibir que algo malo estaba pasando? ¿O iba a pasar?

Pues al parecer no estaba equivocado, porque no paso mucho, antes de que Jaejoong súbitamente se detuviera, tratara de inhalar un poco de aire y luego, de la nada, se precipitara como peso muerto hacia adelante, estrellándose de frente contra el piso.

Hubo un suspiro de asombro compartido, y Yunho y Yihan se levantaron casi que coordinadamente del piso, corriendo ambos hacia donde estaba Jaejoong. Esta vez fue Yunho el que llego de primeras, arrodillándose y volteando a Jaejoong, viendo como este estaba totalmente inconsciente.

—¡¿Qué hacemos?! ¡¿Qué hacemos?! —Jieun llego a su lado, dando brincos y batiendo las manos con preocupación.

—Yunho, llévalo a su habitación, por favor. —Young Mi apareció en escena, queriendo disipar todo el alboroto que se había formado alrededor del cuerpo del muchacho.

—Está bien, está bien. —Yunho rodeo con su brazo izquierdo la espalda de Jaejoong y con el otro, alzo sus piernas pero justo cuando se iba a levantar, Yihan lo detuvo, tratando de quitar sus manos que estaban sobre el cuerpo del menor.

—No te preocupes Yunho, yo lo hare. —le dijo.

—Pero yo ya lo tengo.

—Pero yo me hare cargo. Suéltalo.

—Pero yo ya lo voy a llevar.

—Te digo que me lo des Yunho.

—¡No! —Yunho grito, no entendiendo para nada la actitud anormal de Yihan. ¿Realmente importaba quien lo llevara cuando Jaejoong estaba en esas condiciones?

—¡¿Pueden dejar de pelear y llevar al chico a su cuarto por favor?! —Young Mi demandó exasperada y a Yihan no le quedó más remedio que callarse y dejar que Yunho llevara a Jaejoong a la habitación, siendo seguido por el hombre, Young Mí y Jieun.

—¡Calma, calma! Aquí no ha pasado nada. Mi hijo se recompondrá en su cuarto y nosotros vamos a seguir con la reunión. —El señor Kim fingió una sonrisa e intento calmar a todos los asistentes, quienes se miraban unos a otros con caras de preocupación.

Abriendo la puerta de la habitación del menor de una patada, Yunho entró cargando a un lánguido Jaejoong sobre sus brazos. Ambas, Jieun y Young Mi alistaron la cama rápidamente y Yunho coloco el cuerpo sobre este, colocándose muy cerca del rostro del menor.

¿Qué podría haberle pasado?

—Tía, llamemos un médico. —Jieun clamo. Sus manos apretadas contra su cuerpo.

—No, tranquila, no pasa nada. Está durmiendo.

Yunho la volteo a mirar. —¿Qué? Se acabó de desmayar, es obvio que no está durmiendo.

—No Yunho, si lo está. Hace mucho tiempo que no tenía este tipo de ataques.

—¿Qué? —Ahora Yunho no entendía nada.

—Jaejoong sufre de narcolepsia desde pequeño. Antes tenía muchos ataques, se quedaba dormido en cualquier instante. Ahora, esos ataques se han disminuido, gracias al medicamento que ha estado tomando.

Yunho fijo su mirada en el rostro inerte del muchacho, sintiendo ahora preocupación por él. Ahora sabía la razón por la cual Jaejoong siempre parecía estar sin vida. Tal vez fue por eso también que Dakho se mostró tan resistente en ir dejar solo a su hijo a insadong hace unos días. El muchacho estaba enfermo. Y Quizá no se trataba de nada demasiado grave, pero dentro de él, algo le impulsó a querer protegerlo.

—Yunho, el señor Dakho te debe estar necesitando allí abajo, será mejor que regreses. —Yihan comentó luego de unos minutos que estuvieron allí, esperando a que Jaejoong reaccionara. —Señora Young Mi y Jieun, ustedes también las deben estar necesitando para atender a los invitados. No se preocupen, yo me quedare cuidando de Joongie.

“¿Joongie?” Pensó Yunho, era la primera vez que escuchaba a alguien llamarlo así. Verdaderamente no le gusto que esa primera persona a quien le hubiera escuchado ese apodo fuera Yihan.

—Es muy generosa su oferta joven Yihan pero creo que es mejor que Yunho sea el que se quede. Tú puedes ayudarle al señor Kim en su lugar. —Intervino la señora Young Mí, no mirando con  buenos ojos las intenciones del hombre de quedarse a solas con Jaejoong.

—Pero yo no soy su asistente, es él.

—Pero Yunho ya está aquí. —Sin dejar que renegara más, la señora Young Mi saco a empujonasos a Yihan de la habitación, seguida de Jieun quien aún miraba con angustia al joven muchacho.

Los tres lo abandonaron y Yunho cayó en cuenta de lo que eso significaba. Estaba a solas con Jaejoong, en su cuarto, sin poder predecir cuál sería la reacción del menor cuando despertara.

—Umhh —Sonidos guturales salieron de la boca del joven minutos después. Sus ojos luchando por separarse.

—¿Jaejoong? —Yunho preguntó expectante, acercándosele.

Luego como si estuviera saliendo de una mala pesadilla, Jaejoong abrió de par en par los ojos y su boca exhalo un suspiro ahogando, haciendo asustar a Yunho por su repentino despertar. Vaya eso había sido rápido, Yunho pensó que le tomaría más tiempo volver a la realidad.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó un poco molesto en cuanto sus ojos lo enfocaron. También estaba muy desorientado.

—Te dio un ataque… supongo. ¿Estás bien?

Jaejoong se tocó la cabeza. Al parecer se había dado un gran golpe. —Sí.

—Que bien. —Yunho suspiró aliviado. —Nos diste un gran susto muchachito. —trató de bromear, haciendo una mueca y señalando de manera reprobatoria al menor, pero Jaejoong alejo su mano, poniendo un gesto de de dolor.

—Me duele la cabeza…—se quejó, cerrando fuertemente los ojos.

—¿Dónde? ¿Por aquí? —Preocupado, Yunho tanteo la cabeza del muchacho, sobando delicadamente el aérea por donde tal vez había recibido el golpe mayor. Jaejoong se quedó quieto, muy relajado, no molestándole para nada las caricias del otro sobre su cabeza. —¿Se siente bien esto?

—Sí.

Yunho sonrió, sintiendo de pronto unas ganas enormes de besar la cabeza del muchacho. Pero se resistió, él debía conocer su lugar y recordar que Jaejoong no era cercano a él.

—Ya, vete, quiero dormir. —Luego Jaejoong alejó su mano y se volteo al lado contrario, cerrando sus ojos.

Yunho vio eso como una señal de que Jaejoong estaba mejor y decidió que lo mejor era abandonar la habitación para permitirle tener un tiempo de descanso.
Cerrando la puerta con delicadeza, Yunho suspiro profundo, con un cosquilleo incesante en su interior. Deseo por un momento quedarse más tiempo junto a Jaejoong, pero cuando cayó en cuenta de eso, sacudió ese pensamiento fuera de su cabeza, porque sinceramente la sola idea era extraña.

Arreglando un poco su hanbok, Yunho retorno al salón principal, dispuesto a continuar el trabajo que había descuidado.


..



La mañana siguiente todo volvió a la normalidad.

Jieun se marchó temprano, la señora Young Mi hizo el desayuno y los tres; el señor Kim, Jaejoong y Yunho, se sentaron a desayunar para dar comienzo a su día. El incidente de Jaejoong había pasado sin mayor trascendencia por lo que las cosas habían retomado su rumbo.

—Te felicito Yunho. A pesar del percance de ayer, supiste manejar todo muy bien. De verdad, te felicito. —El señor Kim saco el comentario en el desayuno y Yunho oculto la cabeza ligeramente, sintiéndose avergonzando por tal halago. Desde que trabajaba para el señor Kim, este nunca le había felicitado por su buen trabajo. Algo debió hacer muy bien.

—Gracias señor. —Yunho respondió con una sonrisa y volteo a ver a Jaejoong, el cual le esquivo la mirada y fingió mirar hacia otro lado. Pero Yunho ya lo había pillado: Jaejoong se la había pasado así todo el desayuno. Lo miraba y luego se volteaba; Yunho no entendía porque la repentina fijación de Jaejoong hacia él, si usualmente él no era nada más que otro mueble para Jaejoong. ¿Era por lo que había pasado ayer?

—Y te agradezco mucho por auxiliar a Jaejoong. —El señor Kim continuo, no ocultándose sus halagos para Yunho.

—No fue nada.

—No enserio, Jaejoong y yo estamos muy agradecidos ¿Cierto Jaejoong?

El más joven, quien había estado comiéndose un pedazo de marisco, se quedó con medio bocado en la boca. Sin atreverse a mirarlo, Jaejoong solo asintió levemente con su cabeza, dándole razón a su padre.

—¿Ya le dijiste gracias a Yunho, Jaejoong?

El pelinegro se mordió los labios. —Aun no.

—¿Y bueno que esperas?

Yunho vio como Jaejoong cerro fuertemente los ojos, como si le estuvieran pidiendo la cosa más difícil del mundo. Solo era un simple agradecimiento ¿Qué tan complicado podía ser?

—Gracias.

La voz sonó muy baja, casi inaudible pero aun así se escuchó.

—No hay de qué. —Yunho le devolvió las gracias, mostrándole una brillante sonrisa que a Jaejoong hizo desconcertar y esconder la cabeza.

Cosa que no fue imperceptible para Yunho.


..



La hora del almuerzo en la compañía llegó. Usualmente, el señor Dakho salía a almorzar con los altos mandos de la empresa mientras que Yunho salía a almorzar a veces con otros compañeros o a veces solo. En esta ocasión se trataba de la segunda opción.

Entrando a su restaurante predilecto, Yunho reconoció a su Hyung Yihan quien estaba a solas en una mesa de la esquina. Bien, ahora no tendría que comer solo.

—Hyung-nim —Se le acerco, jalando una silla para sentarse. —Nunca pensé que un hombre con tu salario asistiera a este tipo de restaurantes. —bromeó.

—Bueno la comida es buena y el ambiente es agradable. —Yihan le respondió amistoso. —¿Cómo te va Yunho? Ayer fue un día… pesado.

—Sí, pero todo salió bien. —Yunho sonrió —Hasta el señor Dakho me felicito esta mañana por mi buen trabajo.

 —¿Ah sí? —Inquirió levantando una ceja. Eso no había sonado muy bonito para sus oídos.

—Sí y además Jaejoong también me agradeció por socorrerlo.

A Yihan casi se le salen los ojos. —¿Cómo lo hizo?

—Con un gracias, nada más. —Yunho le respondió notando la tensión en las facciones del mayor. Esa reacción había sido muy anormal.

—Oh veo. —Yihan se volvió a calmar, comiendo un poco más de su sopa de hierbas.

Mientras Yunho esperaba por su pedido, se quedó un momento en silencio, inspeccionando cada expresión del rostro de su Hyung. Ayer el hombre se había comportado realmente sospechoso respecto a Jaejoong: arrebatándole su asiento para estar al lado de él y peleando por tener el privilegio de socorrerlo. Actitudes extrañas, sin duda. 

Aunque Yunho había pensado que no había forma de que el mayor sintiera algo por el muchacho, no dejaba de sentir desconfianza, por lo que tenía que aclarar el asunto lo más pronto posible.

Tenía que hacerle decir a Yihan algo que confirmara sus sospechas.

Y el pronóstico no era alentador.

Algo le decía que aquí había gato encerrado.

—Así que Hyung-nim… ¿Cómo era Jaejoong cuando vivías en su casa? —formuló una pregunta casual, procurando no sonar tan evidente en sus intenciones de desenmascararlo.

Yihan hizo una mueca extraña. —¿Por qué me preguntas eso?

—Bueno es que ayer vi que conversabas mucho con él, siendo sincero jamás pensé ver a Jaejoong hablar tanto tiempo con alguien.

—Oh es eso. —Yihan sonrió para sus adentros, gustándole como había sonado esa frase. —Bueno, Jaejoong siempre ha sido un muchacho muy reservado, que solo conversa con alguien si realmente le interesa.

—Claro.

—Y dado a eso, tal vez yo soy una persona que le interesa mucho a Jaejoong.

Yihan dijo eso con tanta arrogancia que a Yunho casi le hizo vomitar. —Supongo. —Le contesto, recibiendo el pedido que la camarera le traía.

—¿Por qué? ¿Contigo no lo ha hecho? 

Preguntó Yihan segundos después  y Yunho pudo ver en sus ojos un dejo de placer que no le agrado en lo más mínimo. —¿Te refieres a hablar conmigo?

—Sí, casual.

—Pues ahora que lo mencionas —Yunho tomo un par de palillos, tanteando un pedazo de carne en el BBQ —Si, he hablado con él, un  par de veces. —Mintió, solo para ver la mueca de Yihan al verse bajado de su nube.

—¿Ah sí?

—Sí, así que supongo que también le debo interesar.

Yihan se mordió los labios. Sus pecho comenzando a arder. —Qué raro, no me menciono nada de ti ayer.

—Pues porque tal vez no le preguntaste.

—Quizás. —Se quedó un momento en silencio. —Aun así, yo conozco bien qué tipo de personas le gusta Jaejoong.

—¿Quiénes? —Pregunto Yunho dudoso ¿A dónde iba con todo esto?

—Yo diría que el tipo de personas como yo. Exitosas, maduras, responsables…

—Yo me considero así. —Yunho le interrumpió y siguió echando más leña al fuego. —Entonces creo que sí le puedo agradar mucho. Claro como Hyung, porque… ¿No es eso de lo que hablamos?

Yihan se mordió el labio. —Sí.

—Entonces voy a esforzarme más para poder ser un excelente Hyung para Jaejoong, tal como lo eres tú con él. Gracias Hyung-nim por tus asesoría, te aseguro que Jaejoong y yo nos volveremos muy cercanos.

Yunho sonrió para sus adentros al ver la muy angustiosa cara que puso Hyung por su comentario. No podía decirlo con certeza, pero estaba un 99% confirmado que a Yihan le gustaba Jaejoong. Y no solo le gustaba un poco, le gustaba muchísimo.

Y si, Yunho tenía que admitirlo: Se estaba comportando demasiado infantil con sus comentarios, y aunque su Hyung le agradara, su actitud ilusa con Jaejoong era demasiado repelente para soportarla.

Quizás alguien debía darle una dosis de realidad.

Y quizás ese alguien era él.


..



—¡Traje Pollo frito!

Jieun grito emocionada en cuanto entro esa tarde en la cocina de los Kim.

Desde chuseok, hace unas dos semanas, Yunho no había visto a Jieun, y pese a que habían compartido muy poco en realidad, los dos habían hecho una amistad casi que instantánea. A Yunho le gustaba mucho como era ella: la manera en que siempre parecía encontrar divertido todo y como siempre tenía una mente positiva ante las adversidades. De verdad, era muy encantadora y eso a Yunho le gustaba en una persona. Aunque honestamente ese tipo de carácter no era el ideal de Yunho a la hora de escoger pareja.

A él le atraían las personalidades misteriosas y frías.

Exactamente como el chico que vivía junto a él.

—Creí que nunca nos ibas a volver a visitar. —Yunho le dijo mientras tomaba con los palillos una presa pequeña de pollo en el mesón de la cocina.

—Que exagerado oppa, ni siquiera ha pasado un mes desde la última vez que vine aquí.

—Pero se sintió como un mes.

Yunho murmuró al aire y ella se sonrojo por el comentario.

—Considérate con suerte Yunho, han ocurrido ocasiones en que se ha demorado más tiempo. Creo que la razón de que regresara tan rápido fue porque ahora estas tú. —Young Mi entro diciendo de la nada, dejando en vergüenza a su sobrina.

—¡Tía! —La muchacha grito ruborizada.

—Es la verdad.

Yunho se rió ante la pequeña discusión entre Tía y sobrina, encontrando divertido la manera en que la mayor molestaba a la más joven.

—Si te mantienes aquí, quizá ella quiera pedirle trabajo al señor Kim, para que así pueda estar más tiempo contigo. —Fue lo que dijo la señora Young Mi antes de salir de la cocina con rumbo a su habitación.

Jieun dejó escapar un suspiro. —No le hagas caso Yunho oppa. Solo me está molestando.

—Claro, claro. —Yunho le contesto.

—¡Es cierto!

Ambos comenzaron a reír y a platicar de nuevo, cuando inesperadamente Jaejoong entro a la cocina, preparándose como de costumbre su vaso de agua y sus pastillas para la narcolepsia. Yunho pensó que el muchacho se marcharía de nuevo a su habitación, pero lo que ocurrió después fue que Jaejoong se acomodó al otro lado de la mesa, ingiriendo sus pastas mientras fijaba su mirada en los dos de modo penetrante. Yunho se empezó a sentir muy incómodo de repente.

—¿Quieres pollo? —Le preguntó al ver que el muchacho no salía de su trance hacia ellos.

—No. —Le contestó seguro, sin soltar su vaso. 

—Bien—Yunho suspiró. —¿En que estábamos? —se dirigió de nuevo a Jieun, con ansias de probar si ignorándolo Jaejoong se aburriría y se iba. Pero eso no paso. Por más que Yunho seguía conversando con Jieun, el joven no hacia amago de querer quitarles la mirada de encima. ¿Ahora a que jugaba?

—Jaejoong ¿Pasa algo? —Ella le preguntó de forma amable al notar igualmente un comportamiento inusual, pero Jaejoong negó con su cabeza, mirándola de una forma extraña.

Como si la estuviera retando.

—¡Jieun, ven un momento, te necesitó aquí! —Se escuchó gritar a la señora Young Mi desde un pasillo, por lo que Jieun se excusó y se retiró por un instante, no dejando de mirar los ojos del muchacho que parecían lanzarle dagas con ellos.

A continuación, Jaejoong se levantó de su lugar y fue hacia el asiento donde estaba sentada Jieun, y tomo entre sus dedos una presa de pollo. Su mirada seguía fija en los ojos del mayor.

A Yunho esto se le hizo eso aún más extraño. —¿Entonces si era por el pollo, no? —Intentó bromear, teniendo de repente unas ganas enormes de reírse.

—No, no es eso.

—¿Entonces porque te estas comportando así?

Jaejoong no le contesto nada y en su lugar tomo otra presa de pollo. Sus ojos de felino y su boca comportándose de una manera casi seductora, quizá en un intento extraño de coqueteo. Yunho dejo salir una sonrisa, incomodo pero al mismo tiempo divertido por esta repentina conducta. Jaejoong nunca se comportaba así… ¿Qué era todo esto?

—Si quieres algo solo pídelo. No tienes por qué quedarte así.

Jaejoong pareció pensarlo un poco y luego se acercó un poco más, susurrándole. —No me gusta ella contigo. —Dijo.

Yunho se sintió perdido. —¿Qué? ¿Por qué?

—Porque no me gusta.

Esto definitivamente estaba raro. —¿Te cae mal o algo?

—Solo si está contigo.

—¿Y cuál es el dilema que este conmigo?

El más joven tomo la última presa que quedaba, sin molestarse en responder esa pregunta. Cuando la termino, se quedó de nuevo mirando a Yunho, sin tener ninguna expresión marcada ni hacer ningún otro movimiento.

—Me estas asustando. —Yunho dejo a un lado su sonrisa, murmurando exactamente como era que en realidad se estaba sintiendo.

—Tú me asustas a mí. —Jaejoong le contestó confundiéndolo aún más de lo que estaba. 

Yunho estuvo a punto de levantarse y salir corriendo, más sin embargo se quedó allí, sosteniéndole la mirada afilada al muchacho. Luego sin saber porque, llevo una mano hacia la boca del chico queriendo limpiar con su pulgar los rastros de comida que habían quedado allí, y Jaejoong tomo su mano, incitándolo a que se quedara sobre su cara, haciendo que el pulgar de Yunho acariciara una y otra vez sus aterciopelados labios rosas.

Yunho se quedó embelesado con la vista un buen rato hasta que Jieun entro, haciendo que él retirara sus manos de la cara del menor.  A continuación, Jaejoong se bajó del asiento y tal como había entrado, salió de la cocina, sin decir ni una sola palabra.

—¿Qué sucedió Oppa? —Jieun preguntó curiosa, tomando asiento al lado de Yunho.

El moreno sacudió la cabeza. —Nada, absolutamente nada.

—¿Qué le pasaba?

Yunho llevo su vista al empaque de cartón del pollo que ahora estaba completamente vacío. —Tal vez solo tenía hambre.




Fin de la primera parte.  



Nota: Un par de aclaraciones:

Taegum es un intrumento grande de viento (una flauta) tipica de la musica tradicional de corea que se toca de forma horizontal.

Naejon-chilghi es una especie de joyero tambien tradicional de corea, que tiene incrustraciones de nacar y diseños evocando la cultura coreana.

Chuseok es una festividad que se celebra en septiembre o octubre.

Y por si alguien no sabe,  la narcolepsia es una enfermedad del sueño que provoca que las personas casi siempre esten somnolientas y que les den a menudo ataques de sueño de la nada. Se puede controlar con medicamento y terapia.

Y pues ya aclarando estos puntos solo quiero decir que espero que les haya gustado y que dejen sus comentarios. Como dije anteriormente este fic estara dividio en tres partes. Ya tengo algo escrito de la segunda parte pero no se cuando la pueda postear. Espero no demorarme mucho.

Hasta pronto!