Hyung: Primera Parte
e ajustó la corbata, se cepillo una vez más
el cabello y salió de su pequeño aparta estudio en dirección a la entrevista de
trabajo que tenía.
Entrevista de trabajo que le podría
cambiar la vida.
Jung Yunho era un joven con proyección. Con
25 años, acababa de finalizar sus estudios de maestría en Negocios y finanzas,
y ahora tenía que formalizar su vida consiguiendo un buen empleo. Y quizás el
empleo al que estaba aspirando no era lo que tenía pensado, pero si era astuto,
ese pequeño trabajo podría significar algo grande a largo plazo.
Y eso obviamente no lo iba a
desaprovechar.
Porque el hombre con el cual tenía la cita
de trabajo, era nada más y nada menos que Kim Dakho, un importante empresario
de la capital, el cual era símbolo de superación y de éxito en los negocios. El
tío de Yunho había trabajado hace algunos años con ese sujeto, y gracias a los
contactos y alianzas que formo producto de ese trabajo, ahora podía presumir de
su propia empresa creada a partir de aquella oportunidad. Así que, si Yunho seguía
el mismo camino que él, probablemente tendría el mismo éxito en la vida.
Yunho miró de nuevo la dirección en su
celular, cerciorándose de que fuera la correcta. Era un poco extraño tener una
entrevista de trabajo en la residencia del que sería su jefe, pero tratándose
de un trabajo más personal que empresarial, entonces tenía sentido de que fuera
así.
Llegando a la estación de metro que correspondía,
Yunho bajo y salió a la calle en busca de la casa, la cual estaba ubicada en un
vecindario tradicional. Viviendas grandes al estilo antiguo lo conformaban, las
cuales en un pasado Yunho ni podría imaginar tener. Ahora, si lograba obtener ete
puesto, quizá si se podía dar ese lujo de tan siquiera aspirar a conseguir una
casa de esas características algún día.
—Buenos días, vengo a ver al señor Kim Dakho.
Dijo con una sonrisa en el rostro al
celador de la casa. Tal vez estaba demasiado emocionado.
—Siga. —El hombre le permitió la entrada y
Yunho entro sonriente en dirección a la oficina de Kim Dakho. Mientras recorría
los pasillos, paso por un espejo y se arregló disimuladamente. Quería estar lo
mejor presentable para su futuro jefe.
—Buenos días —Hizo una reverencia cordial en
cuanto entró y el hombre el cual estaba sentado en su escritorio lo imitó
invitándolo a sentarse.
—Mucho Gusto, Yunho. Como debe saber Soy Kim
Dakho.
—Sí señor. —Yunho asintió ansioso. Sus
manos estaban sudando y su cuerpo estaba sacudiéndose. De verdad anhelaba este
trabajo con todo su corazón.
—Su tío me mando su hoja de vida, veo que
acaba de salir de una maestría.
—Sí señor.
—¿Y trabajó antes, no es así?
—Bueno con respecto a mi carrera, trabaje
un año en una empresa de distribución musical y…
—Bien. —El señor Dakho lo interrumpió —En
este trabajo no necesitara tanto de su título pero si lo hace bien, quizá podría
tenerlo en cuenta para un puesto en mi empresa —Yunho se acomodó un poco más en
su asiento, gustándole mucho lo que escuchaba —Mi anterior asistente ahora está
trabajando como subgerente en mi compañía, así que puede estar seguro que no
soy un hombre de palabras vacías.
—Lo sé, señor.
Dakho se levantó de su silla y fue hasta
su mini bar sirviéndose un trago para él y para Yunho —Toma, veo que estas muy
tenso. Debes relajarte un poco muchacho.
—Gracias. —Yunho lo recibió, dejando salir
una risilla incomoda. De verdad no quería verse ansioso ante el hombre al cual debía
demostrarle seguridad.
Volviendo a su asiento, Dakho hizo a un
lado los papeles, acomodándose sus codos sobre la mesa para tener una plática
más cercana. —Entonces, si quiere aceptar este empleo, me parece conveniente
primero explicarle de que se trata.
Yunho asintió.
—Como mi asistente personal, debe
asegurarse de que todos mis papeles y mis responsabilidades estén al día. Ya
sea algo del trabajo o algo más íntimo. Debe atender mis pedidos y como va a
trabajar también como mi mano derecha, entonces me parece conveniente que se
mude aquí a mi residencia, para tenerlo a disposición ¿Tiene algún
inconveniente con eso?
—No, No. —Yunho se apresuró a contestar.
La verdad la idea no le fascinaba, pero si tenía que hacer eso para obtener el
cargo, entonces no tendría ningún inconveniente con ello.
—Bien Yunho, por lo que veo en su hoja de
vida y lo que me conto su tío sobre usted, veo que es un joven responsable y de
confiar, espero que no me esté equivocando.
La ansiedad salió de Yunho. —¿Eso
significa que tengo el trabajo?
—Por lo pronto, sí.
Decir que no tuvo impulsos de saltar y
gritar de alegría en esa misma oficina, sería decir una mentira. Había estado
soñando con esta entrevista hace muchos días y ahora, que hubiera salido tan
bien, era como un sueño cumplido.
—Bueno, así que quedo acordado. Tenemos
que discutir sobre el tema del pago ya que…
De repente, la puerta de la oficina se
abrió, dejando ver a un joven muchachito quien llevaba puesto un uniforme
escolar.
—Padre he llegado.
Dijo con su voz suave, casi imperceptible.
—Que bien hijo, sube a hacer tus deberes.
—Sí.
Yunho se volteo para presentarse al recién
llegado y sus ojos pudieron detallar como era el dueño de la voz que había
interrumpido hace unos segundos.
Su nombre era Kim Jaejoong, el hijo de su
nuevo jefe. Tenía alrededor de 14 o 15 años, por lo que estaba en plena etapa
de adolescencia. Era un muchacho bien distinguido, con el cabello liso negro,
un poco largo y una piel muy blanca que contrastaba además con sus labios
rojos. Parecía una versión en masculino de blanca nieves, aunque sus facciones
no eran tan angelicales. Su rostro en alguna parte denotaba una mezcla entre
madurez y arrogancia. Su mirada verdaderamente era penetrante.
—Buenos días. —Yunho le saludo pero el
joven no le hizo caso y desapareció por la puerta tal como había entrado. Se
sintió realmente estúpido.
—No es de hacer muchos amigos. —El señor
Kim le dijo una vez noto la incertidumbre en la cara del joven por haber sido ignorado
por el más pequeño.
—Ok está bien —Fingió una sonrisa.
—¿Seguimos?
..
Un mes largo paso luego de ese primer
encuentro con su jefe en el despacho. Un mes arduo pero bien recompensado.
Tres días después de la entrevista, él se
fue a vivir con la familia del señor Dakho, compartiendo residencia ahora con su
jefe, su hijo Jaejoong, la empleada doméstica Young Mí y el mayordomo Lee. La
convivencia era amena, podía decir, y privacidad no le faltaba puesto que la
casa era lo suficientemente grande para que cada persona tuviera su espacio.
El señor Kim Dakho como jefe era un hombre
comprensivo pero al mismo tiempo estricto, y Yunho, siendo un novato el cual
quería establecer las bases para su futuro, no podía darse el lujo de fallarle,
por lo que terminaba exigiéndose demás. Si el señor Kim quería un informe en 20
minutos, Yunho se lo entregaba en 10; si quería un rebajo del 40% en cualquier
cotización, Yunho conseguía que le rebajaran el 60%… así de comprometido estaba
con su trabajo.
Tal vez se estaba sobreexplotando el
mismo, pero nada era demasiado cuando se trataba de conseguir el puesto de sus
sueños. Y si ese era el camino por el cual podría conseguirlo, entonces
seguiría trabajando por ello aunque le sangrarán las plantas de los pies.
Y ahí estaba él, en medio de la noche
tomándose una taza de café en la cocina, terminando un informe sobre los gastos
personales del mes que debía entregarle al señor Kim en tres días. Un poco
puntual tal vez, pero Yunho era partidario de hacer las cosas tan pronto le
eran encomendadas, no sobre la hora del tiempo.
—Estos balances no cuadran… —Yunho se quejó
mientras batía el azúcar en su café, sintiéndose estresado y cansado a la vez. Había estado intentándolo por más de una hora,
y aunque revisara, corrigiera y verificara, esas malditas cuentas no daban lo
que suponía que tenían que dar.
Harto hasta la medula y con el agotamiento
presente en sus ojos, Yunho estuvo a punto de rendirse e irse a dormir para
despejar su mente, hasta que la entrada de aquel muchacho le hizo quedarse un
tiempo más en aquella cocina. Se trataba de Jaejoong, quien en pijamas fue
hasta la alacena y saco un vaso de vidrio, sirviendo agua en él. Yunho se le
quedo observando, preguntándose internamente si el más pequeño lo había visto
ya que no daba indicios de quererlo saludar.
Aunque honestamente esa actitud era usual
en el menor.
En este tiempo que habían vivido juntos se
había topado muy pocas veces con el hijo adolescente del señor Kim, ya que, o él
estaba en la oficina acompañando a su jefe o Jaejoong estaba encerrado en su
cuarto. Las pocas veces que se habían dirigido la palabra, solo era para
decirse unos breves “Hola” o “adiós”; y de lo que se había podido dar cuenta,
era que Jaejoong era un jovencito extremadamente reservado y serio, con un dejo
de frialdad que podía confundirse fácilmente con soberbia. En pocas palabras, Jaejoong
parecía ser un chico que no socializaba mucho, pero no debido a timidez o falta
de confianza. Más bien era porque no se le daba la gana de hacerlo.
—Hola. —Yunho rompió el silencio, rogando
que esta vez Jaejoong si lo tomara en cuenta y no pasara de él como de costumbre.
—Hola. —Jaejoong susurró leve y se sentó
en el mesón, destapando una cajita de pastillas sin intenciones de querer
iniciar una conversación.
Pero Yunho si tenía en mente eso. —Creo
que no hemos hablado mucho ¿Cierto?
Jaejoong no dijo nada.
—Uhm tu padre me conto que acabas de
entrar a la mejor preparatoria de Seúl, te felicito.
—Si gracias. —Jaejoong le respondió breve
y siguió en su tarea de ignorarlo, metiéndose la pastilla a la boca y tomando
agua después.
—Debes ser un chico muy inteligente…
—Aja…
Un silencio de repente se formó. Yunho
pensando en más formas de romper el hielo mientras Jaejoong se tomaba el último
sorbo de su agua. Cuando termino lo único que hizo fue lavar el vaso y
devolverse a su habitación, sin ni siquiera molestarse en despedirse del hombre
con el que estaba compartiendo la cocina.
—Que grosero es. —Fue lo que se dijo Yunho
antes de recoger sus cosas y abandonar la cocina en busca de su propia cama.
..
—Buenos días señor, que bueno verlo hoy.
Días después, un hombre, probablemente
unos 4 o 5 años mayor que él, entro al despacho del señor Dakho. Se trataba de
un hombre apuesto: Alto, algo corpulento y con el rostro típico de protagonista
de Doramas. El sujeto se quedó conversando un rato con su jefe hasta que lo
notó y fue hasta él, presentándose.
—¿Así que eres el nuevo asistente, Eh?...Mucho
gusto, mi nombre es Jin Yihan.
El moreno le devolvió el saludo y se
inclinó a modo de respeto.
—Él era de quien te hablaba Yunho, mi
antiguo asistente que ahora es como mi socio en los negocios. —Intervino el
señor Kim, pasando un brazo sobre los hombros del sujeto de forma fraternal. Parecía
como si al señor Kim realmente le agradara ese hombre.
—No tenía idea de que habían hablado de
mí. —Bromeo el mencionado.
—¿Y cómo no le voy a hablar del mejor
asistente que he tenido en años? —Dakho le contesto a Yihan, poniendo un poco
de presión en los hombros de Yunho. —¿Qué tal si platican un rato mientras voy
a resolver unos asuntos que tengo pendientes? Así podrías aconsejar a Yunho en
su nuevo trabajo.
—Me parece perfecto. —Yihan sonrió y siguió
con la mirada al mayor hasta que este estuvo fuera de su oficina. —Entonces…
—titubeo un poco, recargándose en el escritorio de Yunho el cual estaba ubicado
en la esquina derecha de la oficina del jefe. —¿Desde cuándo empezaste a trabajar
con Dakho?
—Llevo un poco más de un mes. —Le
contestó, sintiéndose raro al escuchar hablar a Yihan de su jefe con tanta
cercanía.
—Llevas poco. —Yihan se rió. —Yo dure casi
tres años siendo su asistente.
“¿Tres años”? Yunho se inquietó ante el pensamiento. “¿Tres años le tomo ser subgerente de la
compañía del señor Kim?”
—Pero tranquilo, acabaras acostumbrándote.
El señor Dakho es alguien que tiene buenas recompensas a los que le son fieles.
Solo trata de seguirle el ritmo y veras que no será tan malo. Eso si recuerda
siempre ser puntual, además no solo trates de cumplirle. Impresiónalo.
—Gracias. —Yunho le sonrió tímidamente. —De
verdad aprecio tus consejos.
—Solo trato de ayudar a alguien que está
pasando por la misma etapa que yo pase. Una etapa luchada y cansada, pero al
final muy bien remunerada. Si necesitas algo, nunca dudes en pedírmelo. Puedes
considerarme como tu Hyung.
Yunho le hizo una reverencia a modo de
agradecimiento, pensando ahora que este tal Yihan de verdad era un hombre muy simpático.
—No dudare en preguntarte si necesito algo, Hyung-nim.
—No te preocupes. —Le palmeo el hombro. —Y
cuéntame, ¿En qué aérea te gustaría desarrollarte en un futuro? Aquí en la compañía
hacen falta muchas personas en la parte administrativa.
—Bueno, de hecho yo…
La conversación quedo a medias cuando el
señor Kim entro de improvisto a la oficina, acompañado de Jaejoong quien
parecía haber regresado de la escuela. De un momento a otro, Yihan dejo de
prestarle atención a Yunho y se acercó como de un imán se tratara a Jaejoong,
mostrando una expresión alegre que a Yunho se le hizo tenuemente sospechosa.
—Hola Jaejoong ¿Cómo estás? —Le pregunto
animosamente y lo único que recibió fue un breve “hola” casi sin ganas por
parte del muchacho. Exactamente de la misma manera que saludaba a Yunho.
—Bueno Jaejoong ¿Qué necesitas? —Dakho le
pregunto desinteresadamente a su hijo mientras organizaba unos papeles en su
escritorio.
—Tenemos que hacer un mural para chuseok
en la escuela y necesitó ir a Insadong a comprar unos materiales, por lo que necesito
dinero.
—¿Vas a ir tu solo a Insadong?
Jaejoong hizo una mueca. —Padre, sé
perfectamente ir solo.
—Pero ya se está haciendo tarde y es una
zona con mucha gente.
—Solo voy por unas cuantas cosas, luego me
voy.
El señor Kim lo dudo un rato. —Bien, te
voy a dar dinero pero quiero que alguien te acompañe. —Dijo esto mientras sacaba
de su bolsillo 50.000 won, una cantidad un poco exagerada para comprar unos
cuantos materiales de escuela.
—No tengo ningún compañero que…
—Señor. —Repentinamente Interrumpió Yihan.
—Si me permite, esta tarde no tengo mucho trabajo y ya que Jaejoong necesita ir
a hacer sus compras… con mucho gusto yo podría acompañ…
—No Yihan, te necesitó aquí esta tarde.
Tenemos una reunión importante con los inversionistas. —Dakho lo corto sin
dejarlo terminar. —Yunho… —De la nada se dirigido al otro hombre quien ajeno a
la conversación había regresado a su puesto de trabajo. —Deja lo que estés
haciendo y acompaña a Jaejoong a Insadong, por favor.
Ante la petición, Yunho se mordió los
labios y Jaejoong aparto su rostro. La verdad, se sentía muy cómodo realizando
sus deberes detrás de un escritorio como para abandonarlos por una petición
como esa. Y es que de verdad, no quería estar a solas con Jaejoong. Simplemente
era muy incómodo, tanto para él como para el muchacho.
—Sí señor. —Ocultando su disgusto, Yunho
recibió las llaves del coche personal del Señor Kim y se dirigió junto a
Jaejoong hacia la salida, no notando la evidente expresión de malestar que
traía Yihan reflejado en su rostro.
..
Ni una palabra cruzaron desde que salieron
de las instalaciones de la empresa hasta que llegaron a la concurrida calle de Insadong.
Parecía como si para Jaejoong, Yunho no existiera, ya que aparte de no dirigirle
la palabra en todo el camino, tampoco hacia el intento de dejarle seguir el
paso a cada tienda que iban. Simplemente fingía estar solo, moviéndose a su
propio ritmo mientras el pobre de Yunho procuraba no perderle de vista.
—Oye espera, vas muy rápido. —Yunho le
dijo mientras tomaba de su brazo para hacerle caminar más despacio, pero el
muchacho lo rechazo, sin dedicarle siquiera una mirada.
Ese joven Jaejoong realmente era muy
difícil.
—¿Qué exactamente buscas? —Yunho le
enfrento rato después, cansado de vagar por miles y miles de puestos sin
resultar en ninguna compra.
—Necesito unas cartulinas de papel
especial, corrugado. Unas tintas chinas. Y unos plumones. —El joven
sorpresivamente le respondió, tal vez también cansado de no conseguir lo que
necesitaba.
—Bien, sé por dónde esta eso. —Tomándolo
discretamente del brazo, Yunho guio al joven a uno de los callejones del sector
donde él muy bien sabía que se podía conseguir ese tipo de cosas. Y vaya que no
se equivocó, porque en 10 minutos lograron comprar lo que no habían podido
encontrar en una hora y media.
—Por fin. Ahora regresaremos a la oficina.
—Yunho le dijo cuándo lograron recolectar todos los materiales que Jaejoong había
anotado en su lista de compras, pero lejos de querer salir del lugar, como
Yunho pensó que sería, Jaejoong tan solo se quedó dando vueltas, vitrineando entre
los diferentes puestos, a un ritmo mucho más lento. Yunho entonces tuvo que
resignarse a caminar lánguidamente junto a Jaejoong, hasta que el más joven
deseara marcharse del lugar.
—¿Te gusta eso? —Yunho intento sonar
amigable cuando Jaejoong se quedó un buen tiempo analizando un puesto en donde habían
muchas artesanías coreanas, pero en vez de ofrecerle una respuesta, Jaejoong
solo lo miro con antipatía, quizá expresándole que no quería que le hablaran en
estos momentos.
Ante ese tipo de respuesta, Yunho opto por
intentar dejar de socializar ya que el joven parecía ser un caso imposible. Pero
la intención no le duro mucho ya que en menos de un minuto, ya le estaba
dirigiendo de nuevo la palabra. —¿Quieres un helado? ¿O algo para comer? Está
haciendo hambre.
Jaejoong miro hacia otro lado, esquivando
la pregunta.
Pero Yunho no se iba a rendir. —Enserio,
hemos caminado mucho y debes tener hambre.
—No quiero nada.
—¿De verdad? Porque te estoy ofreciendo
una invitación. Además, conozco un buen lugar cerca donde venden helado.
—No quiero, gracias.
—No aceptare eso. —Sorprendiendo un poco a
Jaejoong por la respuesta, Yunho tomo su brazo por enésima vez y lo impulso
hacia uno de los callejones en donde se encontraba el local. Entraron a él por
una estrecha puerta, llegando a un sitio con muy poca iluminación, la cual tenía
un leve ambiente tropical. Tomando asiento en una de las mesas, Yunho ordeno al
camarero traer dos copas de helado sin preguntarle a Jaejoong que era lo que quería.
—Así que Jaejoong, dime ¿Cuáles son tus
hobbies? —Yunho inicio la charla una vez su pedido llego a la mesa pero como debió
haber imaginado, Jaejoong volvió a ignorarlo, prestándole más atención a su
helado que a él. —Ok, ok entonces ¿Qué música te gusta?
Jaejoong volvió a quedarse callado.
—¿Tienes algún libro favorito o programa
de televisión?
Nada, absolutamente nada salió de la boca
del menor.
—Rayos… —Yunho suspiró estresado al no
conseguir ni una sola respuesta en 10 minutos. ¿Por qué Jaejoong se comportaba así?
¿Acaso era autista o algo? ¿O simplemente lo aborrecía? Yunho no lo podía
entender, jamás se había topado con una persona que se comportara así. Tan
odioso.
—Jaejoong… ¿Te caigo mal? —Yunho por fin
hablo lo que había en su mente, luego de miles y miles de intentos fallidos. Si
esa pregunta no hacia responder a Jaejoong, entonces no sabía que lo haría.
Pero contrario a sus anteriores reacciones,
Jaejoong lo volteo a mirar y susurro un breve “No” como respuesta.
Bien, al menos había obtenido algo.
—¿Entonces porque te comportas así? ¿Ignorándome y pasando de mí todo el
tiempo?
El más joven arrugo la frente ante la
pregunta, no entendiendo a que se refería. Honestamente en su cabeza, Jaejoong
no creía estar comportándose de manera grosera. Solo estaba siendo como era él.
—No sé de lo que hablas.
—¿Cómo no lo vas a saber, si he estado
aquí más de 10 minutos tratando de sacarte una respuesta?
—No quiero hablar.
—Entonces deberías decírmelo.
Jaejoong desvió la mirada y Yunho soltó un
suspiro ahogado, pensando de la mejor manera de abordar al más pequeño. —Mira,
solo estoy tratando de ser amigable ¿Esta bien? Ahora que estamos viviendo
juntos y que yo soy el asistente de tu padre, quizás debamos tratar de
llevarnos bien. Algo así como hermanos ¿No lo crees?
Jaejoong hizo una mueca ante el
comentario. Eso no le había gustado.
—¿Qué? ¿Dije algo malo?
Jaejoong negó con su cabeza.
—Entonces… ¿Qué te parece la idea? Yo
puedo ser un buen amigo, un buen hyung
para ti, en serio, tenerme en tu casa puede ser divertido.
Yunho vio como Jaejoong alzo el rostro,
tal vez pensando en su propuesta. Y cuando creyó que ya lo tenía entre sus
manos, Jaejoong abrió la boca, diciendo lo siguiente: —Honestamente nunca he
sido amigo de los empleados de mi padre. Y no eres el primero ni serás el último
que haya vivido en mi casa. Así que no me interesa, gracias.
Vaya eso había sido más directo de lo que pensó
que sería.
—Ok… solo era una proposición. No tienes
por qué ponerte así.
Jaejoong no añadió nada más y en su lugar
se ocupó de terminar su copa de helado, ignorando de nuevo al mayor. —Umh Son
las ocho, quiero ir a casa. —Dándole un vistazo a su celular, Jaejoong se levantó de la mesa y camino hacia la caja
registradora para pagar su propio helado. Ni siquiera permitió que Yunho lo
invitara.
—Dios…
—Viéndolo salir del local, Yunho se levantó y estiro sus músculos, tratando de
mantenerse estable para no dejar que Jaejoong le arruinara el resto del día.
¿Realmente
valía la pena tratar de negociar con ese muchacho?
..
—¿Quiere que le ayude a lavar los platos?
Yunho le ofreció su ayuda a la señora
Young Mí, luego de la cena unas cuantas noches después. Realmente a Yunho le
gustaba socializar con otras personas en su tiempo libre en la casa, pero
debido a que el señor Kim era su jefe y Jaejoong no le dirigía siquiera la
mirada, las únicas personas con las que podía compartir era con la empleada de
servicio y el Mayordomo Lee. Bueno, compañía es compañía, después de todo.
—Gracias muchacho, eres muy amable. —La
señora Young Mi le sonrió y le hizo un espacio para que se hiciera junto a
ella. —Y dime Yunho ¿Qué tal el trabajo? ¿Si te has acostumbrado?
—Algo, aun extraño mi departamento en la
ciudad. Era muy pequeño, pero era mi sitio… usted me entiende.
—Claro, claro. —Young Mi sonrió. —Pero
bueno esta casa es grande, estoy segura que también puedes tener tu propio
espacio.
—Sí. —Yunho concordó.
—El anterior muchacho realmente le gustaba
estar aquí. Creo que hasta se entristeció cuando el Señor Kim le dio el
ascenso. —La señora se rió mientras colocaba unos platos limpios en la
barandilla para que se secaran.
Yunho arrugo el entrecejo. —¿En
serio? ¿Por qué le dice?
—Pueden ser impresiones mías muchacho,
pero algo me dice que la noticia no le cayó demasiado bien. No por el puesto
claro, sino por el hecho de abandonar esta casa.
—Bueno, tal vez se acostumbró mucho, esta
es una casa muy bonita.
—No creo que fuera por eso… más bien creo
que fue por el hecho de tener que alejarse de alguien.
—¿Uhm? —Yunho mascullo. Esto
verdaderamente sonaba raro.
La señora Young Mi se quedó un rato en
silencio, tal vez dudando si era prudente decir lo que quería decir. —¿Le puedo
contar algo y me promete que no le va a decir a nadie? —Le preguntó luego de
unos minutos, luciendo algo preocupada.
—Si… —Yunho susurró inseguro sin saber
bien cómo reaccionar. Esto era extraño.
—Bueno, —Tomo un respiro. —Quizá solo sea
yo, pero para mí, el joven Yihan sentía algo por el joven Jaejoong.
Sentimientos no muy permitidos me refiero.
Yunho abrió sus ojos. —¿A Hyung-nim le
gusta Jaejoong?
—Bueno, tal vez me esté equivocando pero
no lo sé. A mí siempre me dio esa impresión. La manera en que lo trataba, en que
sonría, en que siempre quería estar con él… muy dudosa su actitud si me
pregunta. —Young mí hizo una pausa, lavando los últimos tenedores que había en
la lacena. —Me daba un poco de pena a decir verdad. Ese joven tan enamorado y
Jaejoong nunca le hizo caso. Pero bueno, ¿Es que en que cabeza podría caber que
un adolescente se enamore de un hombre que por poco le dobla la edad? ¡Es de
locos!
La señora Young Mi se volvió a reír y
Yunho se sumergió en sus pensamientos, analizando toda la situación. Era extraño
que un hombre apuesto y maduro como Yihan se hubiera fijado en un muchachito
quinceañero como Jaejoong; jamás se le habría pasado por la cabeza algo como
eso. Aunque, ahora que recapitulaba, la manera con la que miro Yihan a Jaejoong
aquel día en la oficina, la forma en que se le ilumino el rostro y se le olvido
todo alrededor, fue sin duda sospechoso. Aun así, él no tenía pruebas
suficientes para indicar que eso era verdad, por lo que probablemente lo que
decía la señora Young Mi se trataba de solo habladurías sin fundamento.
—Yunho pásame esas tazas que están allí,
por favor. —La señora Young Mi lo saco de sus pensamientos, señalándole la
vajilla faltante que había quedado en la mesa de la cocina.
—¡Estoy aquí!
De improvisto, Una mujer joven llego
gritando por la puerta trasera de la cocina, luciendo agitada y un poco
desordenada. Se trataba de la Joven Jieun, la sobrina universitaria de la
señora Young Mí, quien a veces iba a la casa ayudarle a su tía con las tareas
del hogar.
—Muchachita hasta que por fin llegas. —Le
dijo Young Mi, colocando ambas manos sobre sus caderas.
—Tía, el autobús nunca paso y tuve que
caminar hasta aquí antes de que oscureciera más. Creí que no lo lograría.
—Jieun le dijo con su voz agotada y en cuanto vio a Yunho casi se va de para atrás,
luciendo extremadamente apenada de que él la viera en ese estado. —Oh hola,
mucho gusto. —Hizo una tímida reverencia, tapándose la boca con nerviosismo.
—Mucho gusto, Soy Yunho, asistente del
señor Kim… ¿Y tú eres…?
—Ella es Jieun, mi sobrina. —La señora Young
Mi se atravesó. —A veces viene a ayudarme si hay mucho que hacer y ya que
mañana se va a hacer una pequeña reunión por Chuseok aquí en la casa, le pedí
que viniera a auxiliarme.
—Sí, exacto, eso eso. —La joven añadió
inquieta.
—Oh ya veo. —Yunho susurró. —¿Quieres que
te ayude con tus bolsas? Veo que estas muy atareada. —Yunho le dijo al notar
como la chica venia atiborrada de paquetes y cosas la cuales su tía le había
encargado para traer a la comida.
—Oh sí, sí. —La chica asintió animosa y
dejo que Yunho la ayudara, acomodando ambos las bolsas en la mesa principal de
la cocina. Yunho aprovecho ese breve momento para poder detallar a la joven con
precisión.
Se trataba de una chica joven, bonita. Tenía
la cara pequeña y el cuerpo delgado, con cabello castaño ondulado el cual le caía
en forma de fleco en la cara. Su piel no era tan clara pero era bien cuidada y tenía
una sonrisa muy bonita, casi despampanante, que la hacía ver como una persona
amable. Daba la impresión de no arreglarse demasiado pero era seguro que si
ella ponía un poco más de esfuerzo en su apariencia, ella sería una mujer muy
hermosa.
La verdad para Yunho en esos momentos no había
cabida para una relación, ya que su única prioridad era su trabajo, el cual además
ocupaba la mayoría de su tiempo. Pero, teniendo una mujer tan bonita en frente
de él y siendo acorde a su edad… ¿Por qué no?
—¿Entonces estudias humanidades? —Yunho le
preguntó rato después cuando los dos se sentaron a charlar en el mesón.
—Sí, me falta un año para acabar. Luego podría
trabajar un tiempo y postularme a una especialización.
—Oh veo. —Yunho sonrió. Esta chica no solo
parecía agradable, también tenía metas, algo que sin duda le gustaba en una
pareja.
—¿Y tú? ¿Este fue tu trabajo soñado
siempre?
—Bueno no en realidad, —Yunho se entrelazo
las manos, respondiendo con honestidad —Me
postule porque sabía las oportunidades que se abren al trabajar al lado
de un hombre tan importante como es el señor Dakho. Espero que en un futuro
pueda desempeñar mi cargo en su empresa aunque sé que la competencia es dura.
Sin embargo, soy un hombre que no se rinde fácilmente, así que daré todo de mí
para lograr cumplir mis objetivos. Sé que estoy lo suficientemente capacitado
para aspirar a un puesto importante. —Yunho hablo tan seguro de sí mismo que
casi sonó como si estuviera en otra de sus entrevistas de trabajo. Esperó por
una respuesta de la joven, quien lo solo lo miraba con una sonrisa, y cuando creyó
que quizá su discurso había sonado demasiado pretencioso, ella alzo su puño de
modo infantil gritando un enérgico “¡Fighting!”, que le hizo reír al instante.
Sin lugar a dudas, esta chica tenía algo
ensoñador alrededor de ella, algo que hacia contagia de alegría a las demás
personas con las que se relacionara.
—Eres muy divertida Jieun.—Yunho hablo con
la verdad y la chica pareció avergonzarse, bajando la mirada sin quitar su
usual sonrisa alegre.
A continuación, una silueta se instaló en
la puerta, mirándolos a los dos por varios segundos.
—Oh ya terminaste Jaejoong. ¿Si comiste
todo?
Le dijo la señora Young Mi, quien seguía
en la cocina organizando las compras que su sobrina le había traído. Le recibió
los platos que traía consigo y Yunho vio con incredulidad como Jaejoong hizo
una reverencia de 90 grados a la señora, agradeciéndole muy amistosamente por
la comida que había preparado.
Vaya, esta era la primera vez que veía a
Jaejoong comportarse tan cordialmente con alguna persona de la casa. Ni con su
padre era así.
—¡Hola Jaejoong! —Jieun le saludo desde su
puesto, agitando eufóricamente su mano pero Jaejoong solo arrugo el entrecejo
sin decirle nada.
Luego, el más pequeño se quedó
observándolos por un breve momento tiempo hasta que se marchó, pisando los
pasos que había marcado a su entrada.
Eso había sido extraño.
—Creo que me tiene miedo. —Ella dijo a
modo de broma cuando Jaejoong salió completamente de la cocina.
—No, solo que parece que le disgustaran
las personas. Ese chico tiene problemas. —Yunho añadió sin dejar de mirar la
puerta donde había salido el mencionado.
—Por dios, Yunho, es solo un niño. Dale
algo de compasión.
Jieun dijo y luego se apartó a ayudarle a
su tía a organizar las últimas cosas en la alacena, mientras Yunho no despegaba
su vista en la puerta, pensando en las palabras de la chica.
“Quizá ella tiene razón”
“Él es solo un niño”
..
La mañana siguiente fue realmente ajetreada
para todos.
El señor Kim revisaba su lista de invitados
una y otra vez, mientras que Young Mi, Jieun y el mayordomo Lee preparaban la comida
y arreglaban la casa para la celebración. Jaejoong como de costumbre se encontraba encerrado en su
cuarto y Yunho estaba más que estresado por las innumerables cosas que tenía
que dejar listo para que la reunión del señor Kim saliera de maravilla. Apenas
si tuvo tiempo para escaparse e ir a conseguir un Hanbok acompañado de Jieun.
—¡Ya quédate quieto! —Ella lo regaño una
vez más mientras le ayudaba a colocarse correctamente la parte superior de su
hanbok. Aunque respetara las tradiciones de su país, a Yunho realmente no le
agradaba mucho usar esos trajes ni hacer todos esos protocolos que en estas
festividades se hacían. Él era un hombre, por decirse, más moderno.
—Me veo ridículo. —Yunho hizo un puchero,
mirándose al espejo.
—Te ves bien. —Jieun le corrijo mientras
ella también se arreglaba su gran hanbok el cual era rosado en la parte de la
falda y de un color celeste en la parte de arriba. Se veía muy linda.
—Vamos chicos, salgan. No falta mucho para
que los invitados lleguen. —La señora Young Mi se asomó por la puerta de la
habitación y ambos, Yunho y Jieun, salieron como ráfagas de vientos,
instalándose en sus lugares en la sala.
Toda la casa estaba adornada de colores,
con algunos listones gruesos cayendo de las paredes y faroles de varios tamaños
colgando del techo. La mesa en el piso estaba llena de comida y todos con su
traje típico, estaban listos para recibir a los invitados.
Todos menos Jaejoong, quien ajeno al
mundo, aún no había bajado para la ceremonia.
“¿Sera que no se presentara?” Pensó Yunho, pero
no tuvo tiempo para pensar más en ello, porque cada uno de los invitados fue
llegando, robándose su tiempo y su mente.
—Por aquí. Siéntese. —Yunho les señalo a
una pareja invitada e hizo que tomaran lugar donde el señor Kim había los había
asignado.
Estaba todo bien. Todo estaba saliendo
correcto al plan.
—Buenas tardes, Me alegra mucho estar
aquí.
Yunho escucho una voz familiar desde la
puerta y cuando se volteo, se pudo dar cuenta que era su hyung Yihan, el cual
había acabado de llegar vistiendo un hanbok en tonalidades oscuras y
sosteniendo en ambas manos un gran paquete. Su Hyung siempre se veía regio pero
hoy se veía especialmente apuesto, como si hubiera puesto un cuidado extra en
arreglarse.
¿Se
debía acaso a alguien?
—¡Hyung-nim! Llegaste —Yunho lo saludo con
entusiasmo, haciéndole una reverencia a modo de respeto.
—Qué bueno verte Yunho. —Yihan le sonrió y
le palmeo la espalda. —Espero que estés ocupándote de todo. No me defraudes.
Se apartó de él para saludar a los demás invitados,
y Yunho solo pudo responderle con un asentimiento de cabeza, sintiendo dentro
de él que iba a ser de todo para no decepcionarlo. Yihan era como el tipo de
hombre que Yunho deseaba ser un futuro. Realmente lo estaba comenzando a
admirar mucho.
—¿Y Jaejoong? —Oyó a Yihan preguntarle al
señor Dakho y como si lo hubiera llamado, Jaejoong bajo por las escaleras
principales, luciendo un muy costoso Hanbok hecho de seda que le quedaba a la perfección.
Se veía sin duda magnifico, lleno de gracia y porte, aparentando incluso un poco
más de edad. A Yunho de repente se le olvido pasar saliva y Yihan casi bota al
suelo el paquete en sus manos.
Realmente el muchacho si era una persona
muy atractiva.
—Que bien te ves Jaejoong. —Yihan fue el
primero en acercársele una vez pisó el último escalón y Jaejoong solo le hizo
una pequeña reverencia en agradecimiento. —Te traje esto. —Con algo de
ansiedad, le entrego el paquete en sus manos, esperando que el más joven lo desenvolviera.
Algo confundido por el inesperado
obsequio, abrió el gran paquete con
cuidado, y cuando pudo darse cuenta cuál era su contenido, esbozo una gran
sonrisa que Yunho nunca le había visto antes. Se trataba de un grande y bonito
Najeon-Chilgh, el cual tenía incrustaciones de nácar de perla que lo hacían relucir a la vista. No se veía como
algo barato, era un regalo muy especial.
—Gracias. —Jaejoong le dijo emocionado,
algo que hizo a Yunho levantar la ceja.
—¿Si te gusto?
El más joven asintió con alegría.
—Entonces dale a Hyung un beso. —Diciendo
esto, él se arrodillo hasta que su cara quedo a la altura de la cara de
Jaejoong y señalo su cachete, indicando que no quería nada más que un beso
amistoso.
Yunho vio a Jaejoong dudar por un momento,
pero sin embargo y pese a todos los pronósticos, Jaejoong se inclinó y deposito
un tímido beso seco en Yihan, haciendo sonreír resplandecientemente al más
alto.
Al presenciar esa extraña escena, Yunho no
pudo evitar pensar en lo que le había contado la señora Young Mi la anterior
noche, y un sentimiento pesado se recargo sobre él.
¿Sera
que Yihan de verdad si sentía algo no tan inocente por el joven Jaejoong?
..
La reunión transcurría de manera normal.
Para fortuna de Yunho, todos los invitados
se habían presentado y todo había salido excelentemente bien en esta primera
hora de celebración. La conversación también había estado amena. Creyó que por
ser todos empresarios, solo hablarían de los balances y asuntos relacionados con
la compañía, pero sorpresivamente la charla se había basado en cosas comunes y
corrientes, tales como la situación del país, el tiempo y demás pláticas
convencionales. La estaba pasando verdaderamente bien.
—Por favor, todos pasen a la mesa
principal. —Con su gracia de señorita, Jieun llamo a todos los asistentes hacia
el comedor en el suelo, ayudando a Yunho a ubicarlos. Después, cuando él estuvo
seguro de que todos estuvieran ocupando un asiento, Yunho se trasladó al
asiento que le correspondía: El de al lado del señor Kim y al mismo tiempo al
lado de Jaejoong, pero antes de que pudiera llegar a su sitio, lo sobrepaso
Yihan y se apodero del lugar, dejándolo a él como un tonto de pie junto a
ellos.
—Yunho aquí hay otro. —El señor Kim le
señalo el puesto que estaba al otro lado y Yunho no tuvo más remedio que ir
hasta allí, pensando que eso habia sido muy raro. ¿Yihan le arrebato el lugar
porque era el único que quedaba disponible al lado de Jaejoong? No lo sabía,
pero tomando eso como un hecho, ahora resultaban mucho más creíbles las
palabras de Young Mi la noche anterior.
Sin dejar atrás el suceso, Yunho se quedó
pensando en eso el resto de la cena, analizando muy bien cada movimiento que Yihan
tenía sobre Jaejoong para ver si podía captar algo con lo que lo pudiera
incriminar. El más joven comía tranquilamente mientras Yihan de vez en cuando
le comentaba trivialidades en voz baja, queriendo captar su atención. Jaejoong
se las contestaba, sin mucho entusiasmo y Yunho de repente sintió un poco de
celos al ver que Yihan por lo menos si lograba obtener un intento de
conversación con Jaejoong, aunque a decir verdad, la diferencia no era mucha.
“¿Sera que si? ¿Sera que Hyung?”
Yunho se partía la cabeza. De verdad no quería creer. Las atenciones de Yihan
hacia Jaejoong podían parecer un poco dudosas pero al mismo tiempo lucían
normales, como alguien que está tratando bien a un amigo. Y Tal vez solo se
trataba de eso: Yihan se comportaba amablemente con Jaejoong como el buen Hyung
que era. ¿Qué había de malo en eso? Siendo sincero, la señora Young Mi era un
poco chismosa y ella fácilmente pudo haber confundido un trato amistoso con
algo más. Yunho de verdad quería creer que nada turbio estaba sucediendo allí.
—Jaejoong, ¿Por qué no les muestras a los
invitados tu interpretación de Taegum?
El señor Kim le dijo de repente a su hijo,
haciendo que Jaejoong bajara un poco su cabeza. Aun así, Jaejoong no se negó y
fue a buscar su gran flauta, colocándose en medio de la sala para que todos lo
pudieran observar.
Luego cuando todos se quedaron callados,
la calma del lugar fue interrumpida con una preciosa melodía, la cual salía del
taegum que Jaejoong armoniosamente
estaba tocando horizontalmente. Ante tal demostración de talento, los invitados
no pudieron ocultar su alegría, siendo maravillados por el hermoso muchacho
quien interpretaba una hermosa canción. Yunho también quedo gratamente
sorprendido, pensando que no sabía que Jaejoong pudiera tocar tan hábilmente
ese instrumento.
En un momento dado, Yunho volteo a mirar a
Yihan queriendo verificar su expresión y pese a su convicción, Yihan parecía
estar completamente embelesado, mirando a Jaejoong con ojos que parecían decir “Estoy enamorado”.
Que tétrico era.
Volviendo su atención a Jaejoong, Yunho se
enfocó en ese rostro que intentaba tocar las notas correctas y su mente de
repente dejo de pensar tanto. Dejo que Jaejoong lo llevara con su melodía a
donde quisiera llevarlo. Más sin embargo algo perturbaba la vista de Yunho, y era que Jaejoong parecía esforzarse cada vez
más al pasar de los segundos, como si le fuera difícil mantener la respiración.
Su cara se tornó de un color rojizo y su ceño se frunció profundamente,
luchando consigo mismo.
Yunho miro a su alrededor. ¿Acaso era el
único que podía percibir que algo malo estaba pasando? ¿O iba a pasar?
Pues al parecer no estaba equivocado,
porque no paso mucho, antes de que Jaejoong súbitamente se detuviera, tratara
de inhalar un poco de aire y luego, de la nada, se precipitara como peso muerto
hacia adelante, estrellándose de frente contra el piso.
Hubo un suspiro de asombro compartido, y
Yunho y Yihan se levantaron casi que coordinadamente del piso, corriendo ambos
hacia donde estaba Jaejoong. Esta vez fue Yunho el que llego de primeras,
arrodillándose y volteando a Jaejoong, viendo como este estaba totalmente inconsciente.
—¡¿Qué hacemos?! ¡¿Qué hacemos?! —Jieun
llego a su lado, dando brincos y batiendo las manos con preocupación.
—Yunho, llévalo a su habitación, por
favor. —Young Mi apareció en escena, queriendo disipar todo el alboroto que se había
formado alrededor del cuerpo del muchacho.
—Está bien, está bien. —Yunho rodeo con su
brazo izquierdo la espalda de Jaejoong y con el otro, alzo sus piernas pero justo
cuando se iba a levantar, Yihan lo detuvo, tratando de quitar sus manos que
estaban sobre el cuerpo del menor.
—No te preocupes Yunho, yo lo hare. —le
dijo.
—Pero yo ya lo tengo.
—Pero yo me hare cargo. Suéltalo.
—Pero yo ya lo voy a llevar.
—Te digo que me lo des Yunho.
—¡No! —Yunho grito, no entendiendo para
nada la actitud anormal de Yihan. ¿Realmente importaba quien lo llevara cuando Jaejoong
estaba en esas condiciones?
—¡¿Pueden dejar de pelear y llevar al
chico a su cuarto por favor?! —Young Mi demandó exasperada y a Yihan no le quedó
más remedio que callarse y dejar que Yunho llevara a Jaejoong a la habitación,
siendo seguido por el hombre, Young Mí y Jieun.
—¡Calma, calma! Aquí no ha pasado nada. Mi
hijo se recompondrá en su cuarto y nosotros vamos a seguir con la reunión. —El
señor Kim fingió una sonrisa e intento calmar a todos los asistentes, quienes
se miraban unos a otros con caras de preocupación.
Abriendo la puerta de la habitación del
menor de una patada, Yunho entró cargando a un lánguido Jaejoong sobre sus
brazos. Ambas, Jieun y Young Mi alistaron la cama rápidamente y Yunho coloco el
cuerpo sobre este, colocándose muy cerca del rostro del menor.
¿Qué podría haberle pasado?
—Tía, llamemos un médico. —Jieun clamo.
Sus manos apretadas contra su cuerpo.
—No, tranquila, no pasa nada. Está
durmiendo.
Yunho la volteo a mirar. —¿Qué? Se acabó
de desmayar, es obvio que no está durmiendo.
—No Yunho, si lo está. Hace mucho tiempo
que no tenía este tipo de ataques.
—¿Qué? —Ahora Yunho no entendía nada.
—Jaejoong sufre de narcolepsia desde
pequeño. Antes tenía muchos ataques, se quedaba dormido en cualquier instante.
Ahora, esos ataques se han disminuido, gracias al medicamento que ha estado
tomando.
Yunho fijo su mirada en el rostro inerte
del muchacho, sintiendo ahora preocupación por él. Ahora sabía la razón por la
cual Jaejoong siempre parecía estar sin vida. Tal vez fue por eso también que
Dakho se mostró tan resistente en ir dejar solo a su hijo a insadong hace unos días.
El muchacho estaba enfermo. Y Quizá no se trataba de nada demasiado grave, pero
dentro de él, algo le impulsó a querer protegerlo.
—Yunho, el señor Dakho te debe estar
necesitando allí abajo, será mejor que regreses. —Yihan comentó luego de unos
minutos que estuvieron allí, esperando a que Jaejoong reaccionara. —Señora Young
Mi y Jieun, ustedes también las deben estar necesitando para atender a los
invitados. No se preocupen, yo me quedare cuidando de Joongie.
“¿Joongie?” Pensó Yunho, era la primera vez que escuchaba
a alguien llamarlo así. Verdaderamente no le gusto que esa primera persona a
quien le hubiera escuchado ese apodo fuera Yihan.
—Es muy generosa su oferta joven Yihan
pero creo que es mejor que Yunho sea el que se quede. Tú puedes ayudarle al
señor Kim en su lugar. —Intervino la señora Young Mí, no mirando con buenos ojos las intenciones del hombre de
quedarse a solas con Jaejoong.
—Pero yo no soy su asistente, es él.
—Pero Yunho ya está aquí. —Sin dejar que
renegara más, la señora Young Mi saco a empujonasos a Yihan de la habitación,
seguida de Jieun quien aún miraba con angustia al joven muchacho.
Los tres lo abandonaron y Yunho cayó en
cuenta de lo que eso significaba. Estaba a solas con Jaejoong, en su cuarto,
sin poder predecir cuál sería la reacción del menor cuando despertara.
—Umhh —Sonidos guturales salieron de la
boca del joven minutos después. Sus ojos luchando por separarse.
—¿Jaejoong? —Yunho preguntó expectante,
acercándosele.
Luego como si estuviera saliendo de una
mala pesadilla, Jaejoong abrió de par en par los ojos y su boca exhalo un
suspiro ahogando, haciendo asustar a Yunho por su repentino despertar. Vaya eso
había sido rápido, Yunho pensó que le tomaría más tiempo volver a la realidad.
—¿Qué haces aquí? —Preguntó un poco
molesto en cuanto sus ojos lo enfocaron. También estaba muy desorientado.
—Te dio un ataque… supongo. ¿Estás bien?
Jaejoong se tocó la cabeza. Al parecer se había
dado un gran golpe. —Sí.
—Que bien. —Yunho suspiró aliviado. —Nos
diste un gran susto muchachito. —trató de bromear, haciendo una mueca y
señalando de manera reprobatoria al menor, pero Jaejoong alejo su mano,
poniendo un gesto de de dolor.
—Me duele la cabeza…—se quejó, cerrando
fuertemente los ojos.
—¿Dónde? ¿Por aquí? —Preocupado, Yunho
tanteo la cabeza del muchacho, sobando delicadamente el aérea por donde tal vez
había recibido el golpe mayor. Jaejoong se quedó quieto, muy relajado, no
molestándole para nada las caricias del otro sobre su cabeza. —¿Se siente bien
esto?
—Sí.
Yunho sonrió, sintiendo de pronto unas
ganas enormes de besar la cabeza del muchacho. Pero se resistió, él debía conocer
su lugar y recordar que Jaejoong no era cercano a él.
—Ya, vete, quiero dormir. —Luego Jaejoong alejó
su mano y se volteo al lado contrario, cerrando sus ojos.
Yunho vio eso como una señal de que
Jaejoong estaba mejor y decidió que lo mejor era abandonar la habitación para
permitirle tener un tiempo de descanso.
Cerrando la puerta con delicadeza, Yunho
suspiro profundo, con un cosquilleo incesante en su interior. Deseo por un
momento quedarse más tiempo junto a Jaejoong, pero cuando cayó en cuenta de eso,
sacudió ese pensamiento fuera de su cabeza, porque sinceramente la sola idea
era extraña.
Arreglando un poco su hanbok, Yunho
retorno al salón principal, dispuesto a continuar el trabajo que había descuidado.
..
La mañana siguiente todo volvió a la
normalidad.
Jieun se marchó temprano, la señora Young
Mi hizo el desayuno y los tres; el señor Kim, Jaejoong y Yunho, se sentaron a
desayunar para dar comienzo a su día. El incidente de Jaejoong había pasado sin
mayor trascendencia por lo que las cosas habían retomado su rumbo.
—Te felicito Yunho. A pesar del percance
de ayer, supiste manejar todo muy bien. De verdad, te felicito. —El señor Kim
saco el comentario en el desayuno y Yunho oculto la cabeza ligeramente,
sintiéndose avergonzando por tal halago. Desde que trabajaba para el señor Kim,
este nunca le había felicitado por su buen trabajo. Algo debió hacer muy bien.
—Gracias señor. —Yunho respondió con una
sonrisa y volteo a ver a Jaejoong, el cual le esquivo la mirada y fingió mirar
hacia otro lado. Pero Yunho ya lo había pillado: Jaejoong se la había pasado así
todo el desayuno. Lo miraba y luego se volteaba; Yunho no entendía porque la
repentina fijación de Jaejoong hacia él, si usualmente él no era nada más que
otro mueble para Jaejoong. ¿Era por lo que había pasado ayer?
—Y te agradezco mucho por auxiliar a
Jaejoong. —El señor Kim continuo, no ocultándose sus halagos para Yunho.
—No fue nada.
—No enserio, Jaejoong y yo estamos muy
agradecidos ¿Cierto Jaejoong?
El más joven, quien había estado
comiéndose un pedazo de marisco, se quedó con medio bocado en la boca. Sin
atreverse a mirarlo, Jaejoong solo asintió levemente con su cabeza, dándole
razón a su padre.
—¿Ya le dijiste gracias a Yunho, Jaejoong?
El pelinegro se mordió los labios. —Aun
no.
—¿Y bueno que esperas?
Yunho vio como Jaejoong cerro fuertemente
los ojos, como si le estuvieran pidiendo la cosa más difícil del mundo. Solo
era un simple agradecimiento ¿Qué tan complicado podía ser?
—Gracias.
La voz sonó muy baja, casi inaudible pero
aun así se escuchó.
—No hay de qué. —Yunho le devolvió las
gracias, mostrándole una brillante sonrisa que a Jaejoong hizo desconcertar y
esconder la cabeza.
Cosa que no fue imperceptible para Yunho.
..
La hora del almuerzo en la compañía llegó.
Usualmente, el señor Dakho salía a almorzar con los altos mandos de la empresa
mientras que Yunho salía a almorzar a veces con otros compañeros o a veces
solo. En esta ocasión se trataba de la segunda opción.
Entrando a su restaurante predilecto,
Yunho reconoció a su Hyung Yihan quien estaba a solas en una mesa de la esquina.
Bien, ahora no tendría que comer solo.
—Hyung-nim —Se le acerco, jalando una
silla para sentarse. —Nunca pensé que un hombre con tu salario asistiera a este
tipo de restaurantes. —bromeó.
—Bueno la comida es buena y el ambiente es
agradable. —Yihan le respondió amistoso. —¿Cómo te va Yunho? Ayer fue un día…
pesado.
—Sí, pero todo salió bien. —Yunho sonrió
—Hasta el señor Dakho me felicito esta mañana por mi buen trabajo.
—¿Ah sí? —Inquirió levantando una ceja. Eso
no había sonado muy bonito para sus oídos.
—Sí y además Jaejoong también me agradeció
por socorrerlo.
A Yihan casi se le salen los ojos. —¿Cómo
lo hizo?
—Con un gracias, nada más. —Yunho le respondió
notando la tensión en las facciones del mayor. Esa reacción había sido muy
anormal.
—Oh veo. —Yihan se volvió a calmar,
comiendo un poco más de su sopa de hierbas.
Mientras Yunho esperaba por su pedido, se quedó
un momento en silencio, inspeccionando cada expresión del rostro de su Hyung.
Ayer el hombre se había comportado realmente sospechoso respecto a Jaejoong:
arrebatándole su asiento para estar al lado de él y peleando por tener el
privilegio de socorrerlo. Actitudes extrañas, sin duda.
Aunque Yunho había pensado que no había
forma de que el mayor sintiera algo por el muchacho, no dejaba de sentir
desconfianza, por lo que tenía que aclarar el asunto lo más pronto posible.
Tenía que hacerle decir a Yihan algo que
confirmara sus sospechas.
Y el pronóstico no era alentador.
Algo
le decía que aquí había gato encerrado.
—Así que Hyung-nim… ¿Cómo era Jaejoong
cuando vivías en su casa? —formuló una pregunta casual, procurando no sonar tan
evidente en sus intenciones de desenmascararlo.
Yihan hizo una mueca extraña. —¿Por qué me
preguntas eso?
—Bueno es que ayer vi que conversabas
mucho con él, siendo sincero jamás pensé ver a Jaejoong hablar tanto tiempo con
alguien.
—Oh es eso. —Yihan sonrió para sus
adentros, gustándole como había sonado esa frase. —Bueno, Jaejoong siempre ha
sido un muchacho muy reservado, que solo conversa con alguien si realmente le
interesa.
—Claro.
—Y dado a eso, tal vez yo soy una persona
que le interesa mucho a Jaejoong.
Yihan dijo eso con tanta arrogancia que a
Yunho casi le hizo vomitar. —Supongo. —Le contesto, recibiendo el pedido que la
camarera le traía.
—¿Por qué? ¿Contigo no lo ha hecho?
Preguntó Yihan segundos después y Yunho pudo ver en sus ojos un dejo de
placer que no le agrado en lo más mínimo. —¿Te refieres a hablar conmigo?
—Sí, casual.
—Pues ahora que lo mencionas —Yunho tomo
un par de palillos, tanteando un pedazo de carne en el BBQ —Si, he hablado con él,
un par de veces. —Mintió, solo para ver
la mueca de Yihan al verse bajado de su nube.
—¿Ah sí?
—Sí, así que supongo que también le debo
interesar.
Yihan se mordió los labios. Sus pecho
comenzando a arder. —Qué raro, no me menciono nada de ti ayer.
—Pues porque tal vez no le preguntaste.
—Quizás. —Se quedó un momento en silencio.
—Aun así, yo conozco bien qué tipo de personas le gusta Jaejoong.
—¿Quiénes? —Pregunto Yunho dudoso ¿A dónde
iba con todo esto?
—Yo diría que el tipo de personas como yo.
Exitosas, maduras, responsables…
—Yo me considero así. —Yunho le
interrumpió y siguió echando más leña al fuego. —Entonces creo que sí le puedo
agradar mucho. Claro como Hyung, porque… ¿No es eso de lo que hablamos?
Yihan se mordió el labio. —Sí.
—Entonces voy a esforzarme más para poder
ser un excelente Hyung para Jaejoong, tal como lo eres tú con él. Gracias Hyung-nim
por tus asesoría, te aseguro que Jaejoong y yo nos volveremos muy cercanos.
Yunho sonrió para sus adentros al ver la
muy angustiosa cara que puso Hyung por su comentario. No podía decirlo con
certeza, pero estaba un 99% confirmado que a Yihan le gustaba Jaejoong. Y no
solo le gustaba un poco, le gustaba muchísimo.
Y si, Yunho tenía que admitirlo: Se estaba
comportando demasiado infantil con sus comentarios, y aunque su Hyung le
agradara, su actitud ilusa con Jaejoong era demasiado repelente para soportarla.
Quizás alguien debía darle una dosis de
realidad.
Y quizás ese alguien era él.
..
—¡Traje Pollo frito!
Jieun grito emocionada en cuanto entro esa
tarde en la cocina de los Kim.
Desde chuseok, hace unas dos semanas,
Yunho no había visto a Jieun, y pese a que habían compartido muy poco en
realidad, los dos habían hecho una amistad casi que instantánea. A Yunho le gustaba
mucho como era ella: la manera en que siempre parecía encontrar divertido todo
y como siempre tenía una mente positiva ante las adversidades. De verdad, era
muy encantadora y eso a Yunho le gustaba en una persona. Aunque honestamente
ese tipo de carácter no era el ideal de Yunho a la hora de escoger pareja.
A él le atraían las personalidades misteriosas
y frías.
Exactamente como el chico que vivía junto
a él.
—Creí que nunca nos ibas a volver a
visitar. —Yunho le dijo mientras tomaba con los palillos una presa pequeña de
pollo en el mesón de la cocina.
—Que exagerado oppa, ni siquiera ha pasado un
mes desde la última vez que vine aquí.
—Pero se sintió como un mes.
Yunho murmuró al aire y ella se sonrojo
por el comentario.
—Considérate con suerte Yunho, han
ocurrido ocasiones en que se ha demorado más tiempo. Creo que la razón de que
regresara tan rápido fue porque ahora estas tú. —Young Mi entro diciendo de la
nada, dejando en vergüenza a su sobrina.
—¡Tía! —La muchacha grito ruborizada.
—Es la verdad.
Yunho se rió ante la pequeña discusión entre
Tía y sobrina, encontrando divertido la manera en que la mayor molestaba a la
más joven.
—Si te mantienes aquí, quizá ella quiera
pedirle trabajo al señor Kim, para que así pueda estar más tiempo contigo. —Fue
lo que dijo la señora Young Mi antes de salir de la cocina con rumbo a su habitación.
Jieun dejó escapar un suspiro. —No le
hagas caso Yunho oppa. Solo me está molestando.
—Claro, claro. —Yunho le contesto.
—¡Es cierto!
Ambos comenzaron a reír y a platicar de
nuevo, cuando inesperadamente Jaejoong entro a la cocina, preparándose como de
costumbre su vaso de agua y sus pastillas para la narcolepsia. Yunho pensó que
el muchacho se marcharía de nuevo a su habitación, pero lo que ocurrió después
fue que Jaejoong se acomodó al otro lado de la mesa, ingiriendo sus pastas
mientras fijaba su mirada en los dos de modo penetrante. Yunho se empezó a
sentir muy incómodo de repente.
—¿Quieres pollo? —Le preguntó al ver que
el muchacho no salía de su trance hacia ellos.
—No. —Le contestó seguro, sin soltar su vaso.
—Bien—Yunho suspiró. —¿En que estábamos?
—se dirigió de nuevo a Jieun, con ansias de probar si ignorándolo Jaejoong se
aburriría y se iba. Pero eso no paso. Por más que Yunho seguía conversando con
Jieun, el joven no hacia amago de querer quitarles la mirada de encima. ¿Ahora
a que jugaba?
—Jaejoong ¿Pasa algo? —Ella le preguntó de
forma amable al notar igualmente un comportamiento inusual, pero Jaejoong negó
con su cabeza, mirándola de una forma extraña.
Como si la estuviera retando.
—¡Jieun, ven un momento, te necesitó aquí!
—Se escuchó gritar a la señora Young Mi desde un pasillo, por lo que Jieun se
excusó y se retiró por un instante, no dejando de mirar los ojos del muchacho
que parecían lanzarle dagas con ellos.
A continuación, Jaejoong se levantó de su
lugar y fue hacia el asiento donde estaba sentada Jieun, y tomo entre sus dedos
una presa de pollo. Su mirada seguía fija en los ojos del mayor.
A Yunho esto se le hizo eso aún más
extraño. —¿Entonces si era por el pollo, no? —Intentó bromear, teniendo de
repente unas ganas enormes de reírse.
—No, no es eso.
—¿Entonces porque te estas comportando así?
Jaejoong no le contesto nada y en su lugar
tomo otra presa de pollo. Sus ojos de felino y su boca comportándose de una
manera casi seductora, quizá en un intento extraño de coqueteo. Yunho dejo
salir una sonrisa, incomodo pero al mismo tiempo divertido por esta repentina
conducta. Jaejoong nunca se comportaba así… ¿Qué era todo esto?
—Si quieres algo solo pídelo. No tienes
por qué quedarte así.
Jaejoong pareció pensarlo un poco y luego
se acercó un poco más, susurrándole. —No me gusta ella contigo. —Dijo.
Yunho se sintió perdido. —¿Qué? ¿Por qué?
—Porque no me gusta.
Esto definitivamente estaba raro. —¿Te cae
mal o algo?
—Solo si está contigo.
—¿Y cuál es el dilema que este conmigo?
El más joven tomo la última presa que
quedaba, sin molestarse en responder esa pregunta. Cuando la termino, se quedó
de nuevo mirando a Yunho, sin tener ninguna expresión marcada ni hacer ningún
otro movimiento.
—Me estas asustando. —Yunho dejo a un lado
su sonrisa, murmurando exactamente como era que en realidad se estaba
sintiendo.
—Tú me asustas a mí. —Jaejoong le contestó
confundiéndolo aún más de lo que estaba.
Yunho estuvo a punto de levantarse y salir
corriendo, más sin embargo se quedó allí, sosteniéndole la mirada afilada al
muchacho. Luego sin saber porque, llevo una mano hacia la boca del chico
queriendo limpiar con su pulgar los rastros de comida que habían quedado allí,
y Jaejoong tomo su mano, incitándolo a que se quedara sobre su cara, haciendo
que el pulgar de Yunho acariciara una y otra vez sus aterciopelados labios
rosas.
Yunho se quedó embelesado con la vista un
buen rato hasta que Jieun entro, haciendo que él retirara sus manos de la cara
del menor. A continuación, Jaejoong se
bajó del asiento y tal como había entrado, salió de la cocina, sin decir ni una
sola palabra.
—¿Qué sucedió Oppa? —Jieun preguntó curiosa,
tomando asiento al lado de Yunho.
El moreno sacudió la cabeza. —Nada,
absolutamente nada.
—¿Qué le pasaba?
Yunho llevo su vista al empaque de cartón
del pollo que ahora estaba completamente vacío. —Tal vez solo tenía hambre.
Fin de la primera parte.
Nota: Un par de aclaraciones:
Taegum es un intrumento grande de viento (una flauta) tipica de la musica tradicional de corea que se toca de forma horizontal.
Naejon-chilghi es una especie de joyero tambien tradicional de corea, que tiene incrustraciones de nacar y diseños evocando la cultura coreana.
Chuseok es una festividad que se celebra en septiembre o octubre.
Y por si alguien no sabe, la narcolepsia es una enfermedad del sueño que provoca que las personas casi siempre esten somnolientas y que les den a menudo ataques de sueño de la nada. Se puede controlar con medicamento y terapia.
Y pues ya aclarando estos puntos solo quiero decir que espero que les haya gustado y que dejen sus comentarios. Como dije anteriormente este fic estara dividio en tres partes. Ya tengo algo escrito de la segunda parte pero no se cuando la pueda postear. Espero no demorarme mucho.
Hasta pronto!