Capítulo
III: La historia le hizo sentirse
tan identificado que casi le hace llorar. Al parecer ellos tenían algo en
común, algo que los hacía unir.
—Aquí, aquí perrito.
Jaejoong le enseñaba al pequeño
caniche una serie de trucos con un aro de metal, sin embargo por más que lo
intentaba el perro no parecía entender. Vaya, eso estaba volviéndose
frustrante. Pensó que si le enseñaba al perrito hacer unas maromas quizá podría
montar alguna especie de espectáculo callejero y así, el jefe estaría
completamente dispuesto a mantener a su mascota ya que le sería útil con su
negocio. Pero era un caso perdido. Al parecer, su perro no quería convertirse
en una máquina de hacer dinero… solo quería ser un perro.
Jaejoong se sentó en aquella esquina
y suspiró, levantando su vista cansada cuando decidió que lo mejor era no
intentarlo más, al menos por lo que restaba de día. Divagó su vista por las
calles y a la distancia pudo reconocer a la otra pandilla que se disponía a
hacer sus labores del día. Se le hizo un nudo en la garganta… ahí estaba aquel
chico.
Jaejoong sabía lo que tenía que
hacer, se había comprometido con su jefe, pero aun así no quería. Tener que
hacer algún tipo de relación amistosa con el tal Yunho era algo que
definitivamente no le entusiasmaba. Ya tenía suficientes amigos ¿Para qué más? Además,
el hecho de que Yunho estuviera atraído a él le incomodaba. No quería que el
pobre muchacho se ilusionara con algo que no podía ser. No quería sentir ese
sentimiento de carga cada vez que hablara con él.
Aun así y pese a todos los contras,
Jaejoong se levantó y junto a su perro, caminó discretamente hacia donde estaba
Yunho, quedándose de pie a muy pocos centímetros donde el otro estaba alistando
sus cosas.
Jaejoong aclaró su garganta para llamar
su atención. Yunho lo volteo a ver, irguiéndose por completo como una vara. —H-hola.
—Le saludo nervioso.
—Hola. —Jaejoong fingió una sonrisa.
—¿Qué haces aquí?
—Yo… —Jaejoong miró al piso,
deseando poder inventarse algo para que no luciera sospechoso. —Quise venir a agradecerte
por lo del otro día.
—Oh, —Yunho se rasco la nuca.
—Bueno, de nada. —Sonrió un poco tímido.
Un incómodo silencio vino después.
Jaejoong pensando que hacer ahora para mantener a Yunho interesado en él.
Una idea repentina se le vino a la
cabeza.
Caminando un poco indeciso, Jaejoong
rodeo con sus brazos el cuello del más alto y le brindo un leve pero al mismo
tiempo seguro abrazo que hizo a Yunho perderse por unos instantes. A
continuación se alejó y tomo con ambas manos las manos de Yunho que estaban por
comenzar a sudar. —Quisiera hablar
contigo. —Le dijo mientras le mostraba sus ojos de cachorro. —Pero…—Miro
disimuladamente hacia los lados. —No puedo arriesgarme a que los chicos me vean
contigo, tiene que ser…en privado.
Decir que la cara de Yunho se puso
totalmente roja es decir poco. Había imaginado tener al menos siquiera una
mirada de Jaejoong y ahora que le propusiera una charla a solas, era algo que
no podía creer.
Definitivamente este día iba a ser
muy bueno.
—¿Te parece?
—S-sí. —Yunho se aclaró la garganta.
—En la noche, cuando termines, búscame en este semáforo ¿De acuerdo? —Dijo
reuniendo algo de valor y se alejó luego para reencontrarse con sus demás
compañeros.
“Ok” Fue la respuesta sin vida que
dio Jaejoong y luego, cuando estuvo seguro de que Yunho ya se había alejado por
completo, dejó escapar un bufido, ahora golpeándose internamente por haber
sugerido tal encuentro. Uh, no había ni comenzando y esto ya le estaba
fastidiando.
Pero lo debía hacer; por su nueva
mascota, por sus amigos y por sobretodo…
… por su querido Jefe.
..
Cuando el sol se ocultó y la luna
hizo aparición, Jaejoong se encontró con Yunho en el lugar que habían acordado.
Lo siguió después a la edificación en la
que Yunho vivía con los demás chicos de su pandilla. Subieron unos cinco pisos
y llegaron a un portón grande, el cual Yunho abrió con algo de maña. Se trataba
de un altillo a oscuras que solo estaba iluminado por una gran chimenea. Al
frente de esta había un sofá cafe, muy grande por cierto y en las paredes se
encontraba una gran biblioteca con libros llenos de polvo que quizás nadie había
tocado en años. La razón de porque ese edificio estaba abandonado era un
misterio para todos, tomando en cuenta el hecho que dentro de él habían muchas
cosas que tenían valor.
Jaejoong tomo asiento en un extremo
del sofá y Yunho lo hizo en el otro, procurando mantener algo de distancia para
no verse tan aprovechado. El sonido del fuego de la chimenea era lo único que
se podía escuchar.
—¿Tienes hambre? —Fue lo único que
se le ocurrió decir a Yunho para desaparecer ese penoso silencio.
—No. —Jaejoong negó sin ni siquiera
dirigirle la mirada.
Yunho se mordió
la boca. —Entonces, ¿De qué querías hablar?
Ante la
pregunta Jaejoong levanto su cara, pudiendo observar esta vez las facciones
indecisas de Yunho. Era extraño, las pocas veces que se había molestado en
observar a Yunho en la calle, este parecía un muchacho bastante resuelto; firme,
sin miedo a nada. Sin embargo ahora este chico que estaba a su lado parecía
otra persona. Lucia muy nervioso, asustado, como si su presencia le causara
vértigo. Jaejoong apretó los labios ante ese pensamiento, a él no le gustaba
causar ese tipo de reacción en Yunho. —No lo sé. De lo que quieras hablar. —Contesto
desinteresadamente. Siendo sincero, de lo que sea que fueran a hablar, era una
de las tantas cosas que le tenían sin cuidado.
—Si
dijiste que querías tener una conversación a solas conmigo es porque tienes
algo importante que decirme.
—No
realmente, …digo, es decir… —Jaejoong abrió los ojos nerviosamente. —Es que… solo
quería conocerte más. —Sonrió tratando de que su mentirilla no se le saliera de
la boca.
—Oh,
—Yunho apretó la boca, sintiéndose ahora más presionado de lo que estaba antes.
¿A qué se debía ese repentino interés de Jaejoong? Era muy extraño que
Jaejoong, siendo de la pandilla contraria, quisiera tener algún tipo de
acercamiento a él. ¿Sería que también le atraía? Yunho sabía que no podía sacar
conclusiones tan rápidas, pero también sabía lo difícil que era no ilusionarse.
—Hoy te vi con el caniche que rescataste ese día. —Le manifestó luego de unos
minutos cuando decidió que lo mejor era hablar de otra cosa para que no se
notara lo ansioso que se estaba poniendo.
—Sí, lo
adopte.
—¿Enserio?
¿Y cómo lo llamaste?
Jaejoong
arrugó el entrecejo, ahora que lo pensaba no le había puesto nombre a su perro.
Solo lo llamaba perro. —Todavía no he decidido.
—Debes
ponerle un nombre muy especial, ya que arriesgaste tu vida por él.
—Que exagerado.
En ese caso debe tener algo de mi nombre porque yo fui su salvador.
—Entonces,
en ese caso… también debe tener algo de mi nombre, ya que yo también ayude a su
rescate.
Por el
comentario Jaejoong hizo una mueca, algo disgustado por las atribuciones de ese
chico. ¿Y este que se creía? En primer lugar, Yunho lo había rescatado a él, no
a su perro, incluso Yoochun tenía más mérito ya que fue el que lo recibió en el
suelo. Y en segundo lugar, apenas lo conocía, no iba a ponerle a su adorado
perro el nombre de alguien que ni siquiera le daba ganas de socializar.
—Mira,
—Yunho se sentó un poco más cerca de Jaejoong y utilizando un alambre empezó a
escribir sobre la mesa de madera que estaba al frente. —Puedes utilizar tu
primer silaba “Jae” y luego mi primer silaba “Yun”.
—¿JaeYun?
—Jaejoong alzo la ceja. —Eso no es un nombre para un perro. —Eso no era un nombre
para nadie realmente.
—Entonces
“Yunjae”, como quieras.
“Yunjae” Jaejoong repitió. Bueno, ese no sonaba tan mal. Tomo
el alambre de la mano de Yunho y escribió el nombre sobre la madera, queriendo
verificar que tan bien se veían sus dos nombres juntos. En realidad la
combinación no era fea.
—Bien.
—Jaejoong concordó, lanzando lejos el alambre. —Lo llamare Yunjae.
Yunho sonrió
ante eso, esta era la primera victoria en una serie de victorias que
conseguiría con respecto a Jaejoong. —Me gustaría poder ir a visitarlo algún día…
—Si
quieres. —Jaejoong alzo los hombros, no muy interesado.
Dejando
pasar unos minutos, Yunho se alejó de Jaejoong y entrelazando sus dedos, él
pensó en que más decir para que la conversación no muriera ahí. —Si quieres que
te confiese algo… me preocupó mucho ver que casi caes del tejado. Fuiste muy
arriesgado. —Yunho soltó aquella frase aleatoria y Jaejoong lo miro atentamente.
Quiso preguntar por qué pero era
obvia la fuente de preocupación de Yunho.
—Bueno es
que me gustan mucho los animales. —Dijo incomodo al no saber cómo responder a
esa confesión.
—¿Ah sí?
¿Cuál es tu favorito?
—Los
elefantes. Los he visto solo en la televisión. Quiero montar uno algún día.
El
corazón de Yunho se conmovió al escuchar aquel sueño imposible para un niño de
la calle. Era tierno que Jaejoong pensara en conocer y montar elefantes en un
futuro, no muchos en su situación podían soñar con algo así. —Entonces espero
que se haga realidad.
Jaejoong
asintió.
Un breve
momento de silencio vino después.
—Bueno
fue interesante pero me tengo que ir. —De repente y sin aviso, Jaejoong se levantó
del asiento con ansias de irse a su casa. La verdad Yunho no era una persona
desagradable sin embargo si debía escoger entre él e ir a su “hogar” en
compañía de su jefe, definitivamente escogería la segunda opción.
—Espera.
—Yunho logro tomarlo del brazo cuando Jaejoong estuvo a punto de salir. —¿Podemos
volvernos a encontrar?
Jaejoong
se mordió la lengua: “No, con esto me
basta” Quiso decir pero esto no se trataba de él, se trataba del pacto que tenía
con su “familia” y su jefe. —Claro… ¿Por qué no? —Respondió vacilante y luego
se marchó, dejando a Yunho solo en aquella habitación.
En cuanto
salió por esa puerta, Yunho se dejó caer en el sofá y se restregó ambas manos
en el rostro, sintiéndose terriblemente estúpido. ¿Por qué se comportaba así?
¿Por qué le daba miedo hablar con Jaejoong? Nunca le había pasado algo similar.
Nadie nunca le había atemorizado hasta tal punto de hacerlo bajar sus defensas.
A decir verdad, no sabía desde que momento empezó a gustarle. Solo supo que
cuando lo vio por primera vez, lo flechó… como si hubiera sido un lazo que lo
conectaba con el pasado.
Y aquel
flechazo lo inhibía completamente. Lo mareaba e idiotizaba. Y odiaba eso.
Odiaba verse como un completo inútil a los ojos de Jaejoong.
Debía
demostrarle seguridad, debía intentar mantener los pies en la tierra para
conseguir que Jaejoong se interesara completamente en él.
Ese era
el propósito que estaba dispuesto a conseguir.
Al menos así
seguiría siendo alguien con convicción.
..
Dos semanas pasaron desde ese primer
encuentro. Ambos habían tratado de mantener contacto, visitándose no
diariamente pero si periódicamente, encontrándose siempre en el mismo lugar de
la primera vez para evitar ser “Vistos” por el jefe. Al principio Jaejoong era
muy reacio, pero con el tiempo su comportamiento se había vuelto más gentil,
aunque Yunho seguía siendo la mayoría del tiempo muy irrelevante para él. Los
primeros días sus conversaciones eran cortas y sin sustancia, luego Jaejoong cayó
en cuenta que el principal objetivo de estar con Yunho era poder sacarle
información, por lo que empezó a comportarse más vivaz, ansiando conseguir algo
para recibir el agrado de su jefe.
Sin embargo la verdad es que no había
mucho que saber.
La pandilla de Yunho se había
originado en Gwanju y habían tenido que salir de ahí debido a un altercado con
las autoridades de la zona. Habían llegado por pura casualidad a Gongju y en
cuanto vieron que un edificio de ese vecindario estaba abandonado, no duraron
en reclamarlo como suyo. Eran chicos de la calle, tratando de subsistir, y
aunque sabían que la pandilla de Jaejoong estaba en contra de su existencia en
esa zona, la verdad no tenían un plan contra ellos por lo que era absurdo
tratar de infiltrarse ya que obviamente no representaban un peligro mayor.
Estratégicamente hablando claro.
Aun así Jaejoong seguía frecuentando
a Yunho, alentado principalmente por los planes de su jefe de tratar de descubrir
algún punto débil donde atacarlos. Ya no era frustrante para Jaejoong aunque
dentro de si debía admitir que se sentía mal por estar utilizando a Yunho de
esa manera, mas aun cuando el otro parecía haberse sincerado con él en muchos
aspectos. Y es que Jaejoong había descubierto que Yunho era de esas personas
que prefería mantener distancia con los demás y que él claramente había sido
una excepción a esa regla, debido que en poco tiempo le había compartido muchas
cosas de su vida privada. Yunho había encontrado en él una fuente de confianza
y aunque le costara reconocerlo, Jaejoong se sentía culpable por eso.
Porque él no estaba siendo sincero
con sus acciones.
—Jaejoong ¿Por qué estás tan
distraído? —Junsu lo saco de sus pensamientos con respecto a Yunho cuando lo
vio de pie en la ducha comunal que tenían, mirando a algún punto en la baldosa.
—Te ves muy pensativo.
Jaejoong se sacudió un poco por el
comentario y luego le sonrió incómodamente a Junsu. —Nada, nada, no es nada.
Solo estoy cansado.
―¿Es por ese chico Yunho?
―¿Eh?
―Todas las noches lo vas a visitar ¿No?
¿Cómo te ha ido con él? —Junsu le preguntó como si leyera sus pensamientos.
Jaejoong desvió la mirada. —Bien… supongo.
—¿Ya son los mejores amigos? Ah, no
me olvidaba, que él no te quiere como amigo… —Junsu lo molesto y Jaejoong solo
le echo una mirada dura como si le quisiera decir que no le causaba ni una
pizca de gracia.
—Ya deja de decir eso...
—¿No ha intentado nada aun?
—¿Intentar algo? —Jaejoong preguntó,
queriendo captar la pregunta de su amigo. Ahora que lo pensaba en ese tiempo
que se había estado hablando con Yunho, este no había intentado nada con él. Cosas
como toques, insinuaciones o cualquier acción por el estilo. Claro, a Yunho se le
notaba lo tenso que se ponía cada vez que hablaban pero más allá de eso no había
nada que indicara con claridad que le gustaba. ¿Sería que Yunho no tenía
aquellos sentimientos por él? ¿Y si toda esta situación se trataba de la
imaginación de Junsu y Yoochun? Si se trataba de un malentendido, Jaejoong
definitivamente se las cobraría a los boca sueltas de sus amigos por meterlo en
ese embrollo. —No, no ha intentado nada… por suerte. Creo que ni siquiera le
gusto como dicen.
—Entonces estas ciego, porque si me
lo preguntas, a leguas se le nota que tú le gustas. —Junsu cerró su regadera y
se acercó a la de Jaejoong. —Te mira con aquellos ojos…con aquellos ojos
con los que tú miras al jefe…
Por el comentario, Jaejoong casi se
atraganta con su propia saliva. —¿Qué dices?
—No te hagas el loco, que ya me he
dado cuenta lo que sientes por el jefe.
—Estás hablando puras tonterías. —Jaejoong
intentó desacreditar a su amigo sin poder evitar lo rojo que su rostro se
estaba poniendo.
Junsu se burlo ante la mirada. —No
te preocupes, no le diré a nadie. Aunque debo decir que me da un poco de
lastima ese Yunho. Nunca podrá desterrar al jefe de tu corazón.
Bueno en eso Junsu tenía razón. —No
le estoy dando esperanzas si es lo que crees. Solo estoy haciendo lo que el jefe
me pide.
—“Solo
hago lo que el jefe me pide” —Junsu imitó a Jaejoong de manera irritante
provocando que Jaejoong lo golpeara justo en la cabeza.
—Cállate.
Molesto, Jaejoong se volteo y
continuo lavándose el cuerpo queriendo dar punto final a esa extraña charla. La
verdad él nunca se había puesto a razonar lo que sentía por su jefe. Nunca
decía que era amor, más bien para él era como una admiración desmedida. Aunque
ahora que se ponía a meditarlo, quizá la idea de que le gustara no sonaba tan
descabellada. Es decir, le encantaba estar acompañado de su jefe, se preocupaba
por su bienestar y hasta le daba celos cuando compartía con otros chicos. Si
eso no era amor, ¿Entonces que era? Sonriendo, Jaejoong se llevo una mano a su
pecho. Ahora la idea no le sonaba tan amarga, de hecho para su pequeño corazón
ingenuo, sonaba hasta dulce que él hubiera desarrollado aquellos sentimientos
por su jefe.
Si, tal vez si estaba enamorado de
su jefe y eso le agradaba.
Le daba algo de sentido a su
maltrecha vida.
..
A Yunho siempre le habían gustado
las manualidades. Hacer una creación de piezas completamente ordinarias era
algo que le fascinaba, por lo que no era extraño que en ese momento libre de su
día estuviera sentado en un andén, con un pedazo de madera en una mano y una
navaja en la otra, tallando lo que parecía ser una pequeña escultura. Había
comenzado sin nada en mente, luego la figura fue tomando forma; una trompa, 4
patas y una gran cabeza, y al final se había convertido en una pequeña
escultura de elefante que de forma inconsciente había creado. Era el animal
favorito de Jaejoong y quizás, solo quizás Yunho lo había hecho porque
significaba un sueño importante para Jaejoong.
—¿Qué haces Hyung? —El siempre
hiperactivo Changmin se asomó a su lado, curioso en ver que mantenía tan
entretenido al mayor. —¡Oh!, ¿Es para alguien? —Preguntó al ver la escultura en
las manos del otro.
Yunho sonrió sin dejar de tallar la
madera. —Puede ser.
—No me digas que es para ese chico.
—Changmin coloco ambas manos en sus caderas. —¿Te has visto con él? Últimamente
he notado que se la pasa rondando nuestro edificio.
—Eso no es asunto tuyo pequeñín.
—Yunho le pellizco fuertemente una de las mejillas.
—¡Oye! —Changmin protestó. —Yo no
tengo la culpa de que seas tan obvio. Dime, —Se acerco a susurrar a su oído.
—¿Ya lo besaste?
—¿Qué parte de “eso no es asunto
tuyo” no entendiste?
—Entonces si lo has hecho.
Yunho se mordió los labios. —No aun.
—¡¿Eh?! ¿Y que estas esperando? ¿Tan
lento eres?
—¿Por qué no en vez de estar
molestando, regresas a tu labor?
—Eso te digo a ti Hyung, ¿Qué clase de
ejemplo eres si en vez de estar trabajando, te encuentras sentado aquí haciendo
regalos?
El moreno suspiró, dejando sus cosas
a un lado. —Bien, vamos.
Se levanto y se dirigió de regreso a
las calles y cuando Changmin estuvo dispuesto a hacer lo mismo, cayó en cuenta
que la figura había quedado junto a las demás pertenencias de su hyung en el
borde de la acera. Con una idea traviesa en mente, Changmin la tomo y se dirigió
hacia la calle contraria en busca de aquel muchachito de cabello negro. Le
encantaba molestar a su hyung y ponerlo en evidencia con Jaejoong era algo que
le empezaba a entretener enormemente.
—Hola. —Lo saludo con una sonrisa de
oreja a oreja cuando estuvo en frente de él.
Jaejoong, quien había estado
contando un fajo de billetes, le dirigió la mirada. —Hola. —Contesto confundido.
—¿Qué haces aquí?
—Solo vine a darte algo que Hyung te
hizo.
Agarrando la mano de Jaejoong,
Changmin le entrego el pequeño elefante de madera. Jaejoong se sintió aún más
perdido. —¿Esto lo hizo para mí?
—Sip.
Estupefacto, Jaejoong observó la
pequeña escultura tratando de entender el porqué del regalo. ¿Yunho se había
molestado en hacerle esa figura? ¿Por qué lo hacía? ¿Tanto así…? Sentimientos
encontrados se acumularon en la cabeza de Jaejoong. No podía negar que el hecho
de que Yunho se hubiera acordado de cuál era su animal favorito le hizo
conmover, aun así el que le comenzara a dar regalos no era algo que
precisamente le gustara.
Porque así Jaejoong se sentía más
comprometido a retornar sus sentimientos.
Sentimientos que dentro de él no
existían.
—¿Ustedes se han vuelto amigos, no?
He visto que vas mucho a nuestro edificio. —Changmin dijo después de algunos
minutos.
Jaejoong guardo el elefante en su
bolsillo. —Algo así.
—Uhm pero no deberían ser amigos, no
sé porque insisten en hablarse. A menos que…—Changmin se recostó sobre una
baranda que estaba en la calle. —Tus intenciones sean otras.
El pelinegro quien había estado
bastante ajeno a las palabras del menor, se volteo ante tal comentario. —¿Por
qué dices eso?
—Solo es una suposición. Es extraño
que quieras ser amigo de él si perteneces a pandilla enemiga.
—Pues eso no es de tu incumbencia.
—Jaejoong se inclinó aproximándose a la cara de Changmin y pellizco la mejilla
del menor justo igual como Yunho lo había hecho.
Changmin golpeo su mano, fastidiado
de ver como todos lo trataban como un niñito. —¡Oye, no me toques así! Y si es
de mi incumbencia porque Yunho es mi hyung y no quiero verlo lastimado por
personas como tú.
—No lo voy a lastimar, no sé de donde
sacas eso. —Jaejoong trato de demostrar seguridad aunque en realidad se estaba comenzando a poner muy
nervioso ¿Acaso ese chiquillo sabía algo?
—Bueno te creo por esta vez. Pero si
lastimas el corazón de mi hyung te las vas a ver conmigo.
Viéndolo voltearse, Jaejoong se
quedo observando al pequeño diablillo que se devolvía a su esquina de trabajo.
Obviamente la amenaza era más cómica que otra cosa, pero el hecho de que
Changmin sospechara de él hizo a Jaejoong sentirse intranquilo. Hizo a Jaejoong
sentirse mal.
Porque le recordaba de que estaba
con Yunho solo por intenciones no muy buenas.
..
—Gracias.
Fue lo primero que le dijo Jaejoong
a Yunho esa misma noche cuando los dos se reunieron en la misma habitación de
siempre. No estaba dentro de los planes de Jaejoong visitar a Yunho esa noche,
pero debido al inesperado regalo, él supo que tenía la obligación de devolverle
así fuera las gracias.
—¿Gracias Por qué? —Preguntó Yunho
al sentarse frente a la chimenea resplandeciente.
Jaejoong se sentó a su lado y le
mostro el elefante de madera. Yunho abrió los ojos de sorpresa. —¡¿Cómo lo
tienes?!
—Me lo dio el pequeñín… Changmin.
—¿Changmin? —“Ese mocoso” Pensó Yunho. —No se suponía que te lo diera.
—¿Acaso no lo enviaste tu?
—No.
—¿Entonces no era un regalo?
—Preguntó Jaejoong algo decepcionado.
—No, digo…si lo hice pensando en ti
pero… —Yunho empezó a ponerse nervioso. —No estaba seguro de dártelo.
Por la expresión y la forma en que
dijo esas palabras, Jaejoong supo que Yunho se sentía inseguro de demostrar sus
sentimientos hacia él. Entonces si es
verdad…—No Importa, —Dijo Jaejoong. —La verdad no pensé que recordaras que
mi animal favorito es el elefante. Y ahora que me pongo a pensar… —Jaejoong
bajo la cabeza, cayendo en cuenta de algo: “Es
la primera vez que me dan un regalo”, esto último se lo guardo para sí
mismo, no queriendo que Yunho notara lo significativo que había sido para él
que le diera ese elefante.
Aunque él mismo no lo reconociera.
—De nada. —respondió Yunho al ver a
Jaejoong tan pensativo. —Entonces fue bueno que Changmin te diera ese regalo.
—Si…—Acomodándose mejor en el sofá,
Jaejoong se dejó llevar por la calidez que emanaba la chimenea y la aparente
comodidad que se había formado con Yunho. Era la primera vez que se sentía tan
a gusto con su compañía. —A propósito de Changmin, ¿Él es tu hermano, no?
—No, no es hermano de sangre. Sin
embargo yo lo considero como mi pequeño hermanito. Desde que lo conocí mi
propósito ha sido cuidarlo.
—¿Dónde lo conociste?
—Bueno, —Yunho lo pensó un poco. —Lo
conocí una noche cuando lo descubrí robando en una panadería. Lo alcance e hice
que devolviera todos los panes que había robado. Él había escapado del orfanato
en donde estaba y no había comido en días, por lo que sentí obligación de velar
por él. Utilicé el dinero que recogí ese día para comprarle la comida más
extravagante de su vida, —Yunho hizo una pausa, sonriendo enternecedoramente
por el recuerdo. —Él no tenía a nadie, como yo. Había sido abandonado por sus
padres y no tenía nadie que cuidara por él. Así que decidí que desde ese día,
desde que vi esa expresión de felicidad al comer aquella comida, que lo
protegería. Que daría todo de mí para que no volviera estar solo.
Ante las palabras conmovedoras de
Yunho, Jaejoong se quedó mudo no sabiendo cómo reaccionar a eso. Después de
todo, la vida de Yunho y Changmin era igual a la suya; niños abandonados,
asustados, sin un futuro por venir. La historia le hizo sentirse tan
identificado que casi le hace llorar. Al parecer ellos tenían algo en común,
algo que los hacía unir. —Tu historia se me hace familiar.
—¿Por qué? —Preguntó Yunho curioso.
—Porque mi historia es similar.
—Jaejoong tomo un respiro. —Mi madre me abandono cuando era bebe. Hubiera
muerto de hambre en la calle de no ser porque él me encontró… Jisung, nuestro
jefe. Él me crio y luego me proporciono
hogar a cambio de que trabajara para él. Fue mi salvador, sin él probablemente
no hubiera podido sobrevivir. —Jaejoong apoyo su cabeza en sus rodillas y sonrió
leve ante el recuerdo. Hablar de su jefe lo hacía sentirse feliz.
Yunho notó esa felicidad. Algo en él
le dijo que eso no podía ser bueno. Un sentimiento de envidia lo ataco. —Ya
veo… ¿Entonces el jefe para ti es como soy yo para Changmin?
—¿Cómo?
—Me refiero a que ves a tu jefe como
un hermano mayor, o quizás como una figura paterna. Lo ves como tu padre.
“¿Mi padre?” Jaejoong se sacudió ante el
pensamiento. No, él no veía a su jefe como su padre. Seria enfermo si lo
hiciera. Lo veía, más bien, como una fuente de apoyo. La persona que más quería
en el mundo.
—Ok, ok. —Yunho se rió al ver la
cara de consternación de Jaejoong. —Tal vez no lo veas como un padre, pero si
como tu familia. Así es como yo veo a Changmin, como un hermano, es por eso que
Changmin es tan importante para mí, porque me hace añorar al hermano que nunca
tuve. Siéndote sincero… —Yunho de repente se detuvo, evitando que las lágrimas
salieran de sus ojos. —Changmin llego a un momento de mi vida en el que no
quería vivir más, por lo que encontrármelo fue una de las mejores cosas que me
pudo haber pasado. Le dio un sentido a mi vida. Algo por que luchar y
levantarme todas las mañanas.
—¿Enserio? —Jaejoong preguntó
sorprendido, sintiendo incluso algo de celos por como Yunho se refería a
Changmin.
—Sí, es bueno tener a alguien que
haga que vivas por él.
Jaejoong concordó completamente con
esa oración. Siempre es bueno estar acompañado, sentir que no estás solo. Si lo
razonaba, la relación de Changmin con Yunho le recordaba a la relación que tenía
con Junsu y Yoochun, sus amigos más cercanos dentro de la pandilla. Yoochun, el
mayor, venia de una familia disfuncional adicta a las drogas, de la cual él
había escapado hacia las calles. Junsu, en cambio, se había perdido cuando
pequeño y había sido encontrado por Jaejoong y el jefe cuando merodeaba sin
rumbo por el vecindario. Ellos eran menores que él, por lo que su deber era
protegerlos y cuidarlos, igual que Yunho se sentía con respecto a Changmin.
—El sentimiento familiar y de
amistad son cosas indispensables en la vida. Aunque, —Yunho divago un poco y
luego de tomar valor; fijo sus ojos en los ojos de Jaejoong. —También esta ese
otro tipo de personas, esas que quieres cuidar y proteger pero no de una forma
fraternal. ¿Sabes a lo que me refiero? Me pregunto… ¿Tienes a alguien así
Jaejoong? ¿A alguien que te haga querer levantarte todas las mañanas para poder
cuidarlo de esa manera?
“El jefe…” Jaejoong susurró en su
mente, aunque no estaba muy convencido de esa elección. Es decir, el jefe para él
era muy importante, indispensable en su vida, pero él para el jefe no creía que
fuera tan necesario. Sabía que el jefe lo estimaba mucho pero quizás si no
estuviera él, la vida del jefe seguiría siendo igual. Por mucho que le costara
admitirlo el hombre no necesitaba de sus cuidados y su preocupación. Como
hombre adulto podía valerse por sí mismo y no requerir de un muchachito
escuálido que lo acompañara. Qué triste era la realidad.—¿Tú tienes a alguna
otra persona que te haga vivir de esa forma? —Jaejoong esquivó y devolvió la
pregunta cuando la tristeza en su corazón estuvo a punto de abarcar su rostro.
Yunho medito un poco y luego se acercó
al rostro de Jaejoong, susurrando. —Creo.
Jaejoong se enrojeció por eso,
sabiendo exactamente a quien se refería Yunho. —Ehem, bueno, Se hace tarde,
tengo que irme. —Se levantó y se dirigió a la salida. Pensó que Yunho lo
alcanzaría y lo retendría por más minutos como usualmente hacía, pero esta vez
contraria a las otras veces, Yunho se quedó sentado en el sofá, mostrándose
completamente pensativo.
“¿Qué le
sucede?”
A continuación el rostro de Jaejoong
se tornó pálido cuando Yunho inesperadamente se levantó y se ubicó justo en
frente suyo. Sus rostros quedaron a muy pocos centímetros. Sus ojos uno en el
otro.
—Jaejoong, quiero pedirte algo.
El pelinegro paso saliva. —¿Qué
cosa?
Yunho se acercó aún más. —Un beso.
¿Qué? No, no. Jaejoong se quedó
completamente erizado, sus labios apretados y su cabeza ladeándose sutilmente
en negación. Pero ya era tarde, ya Yunho se había acercado y ahora lo tenía
acorralado contra una pared. Jaejoong cerró sus ojos con fuerza al sentir la respiración
de Yunho sobre su cara. Después los labios del moreno fueron los que
aterrizaron en sus labios, en un casto beso que duro más de los que Jaejoong
hubiera deseado. La pared a sus espaldas y Yunho en frente de él lo tenían
completamente congelado. Cuando dejo de sentir a Yunho cerca lo único que se le
ocurrió fue escapar de ahí y correr directo a su hogar.
Fue más rápido de lo que pensó, en
un santiamén ya estaba metido entre las cobijas, restregándose una y otra vez
su antebrazo en los labios. “¡No, así no
era como lo quería!” Jaejoong se quejó en su mente una y otra vez al
recordar el beso. Se había imaginado ilusamente que el que le daba su primer
beso era su jefe, no Yunho, ahora esa fantasía estaba totalmente arruinada.
Yunho le había robado ese primer beso y Jaejoong no estaba dispuesto a perdonarlo.
Furioso y frustrado con el mundo, Jaejoong
se refugió en su colchón, no queriendo volver a acercarse a Yunho nunca más.
..
Nota: Ok, Quiza Jaejoong pueda parecer un poco antipático pero él ira cambiado conforme la historia transcurra, se los aseguro. Solo esta... confundido. Por otra parte, cuando empece a escribir el fic no tenia una personalidad clara para Yunho, pero mientras mas iba escribiendo, mas tierno se iba volviendo. Como el Yunho de la vida real. Creo que en este fic es maduro pero noble, y espero que ustedes también les de esa sensación.
En realidad, aunque puse advertencia en la ficha del fic que esta historia tenia escenas fuertes, la verdad esta es una historia bastante tierna. Si tendrá algunas escenas que puedan herir sensibilidades, pero la mayoria puede ser bastante light (Bueno, por lo menos esta primera parte del fic).
Déjenme sus comentarios y nos vemos en la próxima actu.