miércoles, 28 de diciembre de 2016

El bosque de Daegu - Capitulo 1

Primer capítulo- El enemigo: Todas las noches había cogido la costumbre de observar el bosque al anochecer, con la esperanza de algún día no verlo nunca más.


C
uenta la leyenda que en las profundidades del bosque de Daegu vivían los espíritus protectores de la naturaleza. Se trataba de una familia, conformada por un viejo hombre, su mujer y sus 8 bellas hijas cada una  poseedora de un don para controlar un elemento de la naturaleza. Así pues, la mayor Sookjin podía controlar el agua; los ríos, cauces y lagunas además de decidir cuándo era necesario que lloviera. La segunda Seonhee se encargaba de la tierra, Ahyoung de los frutos, Sooyoung del viento y Jinhee podía hablar con los animales. El brote de flores era la especialidad de la sexta Mikyeong y la séptima Yooson podía controlar toda  la vegetación del bosque. La octava Minkyung era la guardiana de la noche y sus estrellas. Todo funcionaba como un reloj, de manera perfecta, hasta que un día su paz fue perturbada por la ambición del Rey y los deseos de triunfo de su más fiel súbdito:

El Coronel Jung Yunho.

Bajo el mando del Rey, el Coronel Jung tenía la misión de talar el bosque para destinar tierras para el ganado y cosechas. No importaba que se perdiera una gran parte de recursos, fauna y flora propios de la región, el Rey cuando tenía el capricho de algo era difícil hacerle cambiar de opinión.

Y Yunho era el idóneo para esa misión.

Conocido por su crueldad, el Coronel Jung era un hombre joven pero no por eso inexperto. Arrogante y malicioso, no le importaba tener que pisotear inocentes con el fin de conseguir sus objetivos. Cegado por el poder, Yunho  había intentado una y mil veces tomar la soberanía del bosque, y lo habría logrado de no ser por la interrupción del hijo más joven de la familia del bosque...

…Jaejoong.

Jaejoong, el noveno y único hijo, podía controlar todo y al mismo tiempo nada. Podía hacer llover, pero también podía causar inundaciones involuntariamente. No tenía poder sobre sus poderes y eso no era lo único, Jaejoong tenía una intensa personalidad que lo hacía meterse en aprietos constantemente. Totalmente rebelde, el joven era la perfecta definición de un corcel indomable, un alma que no sigue ordenes ni leyes. A diferencia de sus sabias hermanas, él solo escuchaba sus instintos, desafiando a quien lo contradijera o lo quisiera limitar. Era bastante gruñón a decir verdad, enojado con la vida por darle tan inmenso poder pero no saber cómo controlarlo.

Y fue debido a ese temperamento que se volvió el némesis del Coronel Jung, al tratar este de apoderarse del bosque. Cada plan que Yunho tramaba, cada plan que Jaejoong desarmaba, instigado por ese instinto de protección a la naturaleza, su familia y a sí mismo. Le había provocado al hombre más de un tormento con las interrupciones a su plan y lo peor para Jung es que Jaejoong no tenía ninguna intención de parar. Le haría la guerra hasta que este desistiera de querer arrebatarle su hogar, ¿El problema para Jaejoong? entre más le peleaba, mas Yunho se empeñaba por tomar el bosque.

Porque para el Coronel no había misión que no pudiera sobrepasar y un jovencillo testarudo no le haría desistir de su plan.

Se había convertido en algo personal. 

El Coronel se sentó en su gran sillón y observó por el ventanal el bosque oscuro pintado solamente por una tenue pincelada de luz de luna. Todas las noches había cogido la costumbre de observar el bosque al anochecer, con la esperanza de algún día no verlo nunca más.

—Lo destruiré, destruiré ese bosque aunque sea lo último que haga. —Siseó con sus dientes mientras apretaba con fuerza los brazos del sillón. —Lo destruiré junto a todos sus guardianes. En especial...

Yunho cerró sus ojos, recordando la primera vez que vio a ese joven que le estaba perturbando la paz.

…tu.

Ocurrió una mañana cuando su ejército talaba algunas hectáreas de la zona fronteriza del bosque, que vio a un joven sentado en la copa de un árbol, mirarlos fijamente. Yunho no creyó que fuera nadie importante, puesto que no estaba vestido como si fuera un guardián. El joven traía puesto una especie de camisón blanco, muy sucio, y muchas hojas y plumas de aves estaban enredadas en su pelo negro que le llegaba hasta la barbilla. La piel pálida de sus brazos estaba manchada de tierra, así mismo sus mejillas, las cuales además tenían dos rayones negros a cada lado. Su mirada… era muy penetrante. Casi atemorizante.

Yunho pensó que se trataba de algún joven pueblerino que se había escabullido en el bosque, pero cuando el chico lo amenazó y de la nada una gran corriente de viento se alzó contra él, Yunho supo que no se trataba de un simple humano.

Que estaba tratando con un guardián del bosque.  

Desde esa vez, siempre que Yunho iba al bosque, siempre se lo encontraba, retándolo con sus ojos felinos y demandándole que se marchara. Que no era bienvenido en su territorio. Y es que no solo el joven provocaba ventiscas, una vez avivó una inundación tan grande que los soldados tardaron en salir del barro toda una noche. Además enredó caminos, mandó a insectos a picar, indujo derrumbes; hizo todo lo posible por alejar al siempre dispuesto ejercito del Coronel Jung.

Más sin embargo Yunho no se daba por vencido.

Él daría todo de sí para ser el vencedor de la batalla.

—Coronel Jung.

De improvisto, el Rey entró en su habitación acompañado de dos guardias que lo custodiaban a cada uno de sus costados. Yunho de inmediato se levantó de su asiento, llevando una mano a su frente a modo de saludo. —No lo esperaba alteza. Su visita es una sorpresa.

—¿Dormías acaso? —Le preguntó el Rey al ver sus ojos somnolientos. —¿Un mal sueño?

—Una pesadilla diría yo.

El Rey se rió. —Quien lo diría, hasta un hombre como tú lo pueden perturbar las pesadillas. —En seguida, el Rey tomoó asiento en uno de los sillones y entrelazo sus dedos. —Dime Yunho, ¿En qué va lo que te encomendé?

—Va lento pero seguro alteza. No hay de qué preocuparse.

—No he visto ningún avance para serte sincero.

—Pero lo vera, eso le aseguro.

—Sí, espero. —El Rey se acomodó mejor en el asiento. —Recuerda que tu futuro depende de esta misión. Tal como tu abuelo y tu padre, tú debes convertirte en general… pero no lo harás si no cumples lo que te encargue.

Ante esas palabras, Yunho paso saliva duro, sintiendo como un gran peso se le instalaba en los hombros. Durante generaciones, los hombres de su familia habían servido a la realeza y habían ocupado grandes cargos dentro del ejército. Él no podía ser la excepción; desde pequeño se le había dicho que él tenía que ser el próximo general. Desde pequeño fue entrenado como una maquina con el único propósito de servir como jefe supremo en las fuerzas del Rey.

No podía darse el lujo de decepcionarlos.

No podía darse el lujo de fallar.

—¿Sabes qué?, para que te sientas motivado haremos algo. —El Rey continuó con sus palabras mientras se levantaba del sillón.

Yunho no auguró nada bueno de esa frase. —¿Qué cosa?

—Te daré un mes. Sin un día más ni un día menos. Un mes exacto para que destruyas ese bosque. Ya sabes que si no lo haces, no serás promovido a general y lo más probable es que también pierdas tu cargo como Coronel.

“¿Qué? ¿También mi cargo?” Yunho se quedó en blanco. El ejército era todo en su vida, el Rey no podía ser tan despiadado. ¿O si lo era? —Eso no pasara alteza. Yo estoy bajo sus órdenes. Solo espere y vera que en menos de un mes, el bosque no será más que un recuerdo.

—Amanecerá y veremos. —El Rey se trasladó a la puerta. —Solo el tiempo dirá si realmente te mereces ser el nuevo general. No me decepciones Jung. —El Rey estuvo a punto de salir hasta que recordó algo. —¡Ah! Y una última cosa Yunho. Tu prometida llegara en estos días, no me quedes mal con su visita.

Yunho se mordió los labios. —No lo hare.

Dedicándole una última mirada, el Rey salió junto a sus guardias. Yunho tensionó sus brazos.

—¡Teniente Kang!

Tan pronto como el Rey abandonó la habitación, Yunho gritó a los cuatros vientos al encontrar su ánimo rejuvenecido. Realmente las palabras del Rey lo habían motivado. O más bien presionado. —¡Teniente Kang!

—¿Qué pasa mi Coronel? —El llamado se asomó por la puerta.

—Aliste a las tropas. Iremos esta noche al bosque.

El otro no estuvo muy convencido. —Pero mi Coronel, ya todo el cuartel está descansando y…

—¿Qué no escuchó? ¡Aliste las tropas! ¡Es una orden!

Sin nada más que replicar, el teniente Kang se retiró a cumplir las demandas, pensando que era eso que hacia al Coronel Jung atacar en medio de la noche. 



..



—¡Jaejoong!, ¡¿Dónde te habías metido eh?!¿Por qué llegas a casa a esta hora de la noche?

La madre de Jaejoong lo interrogó al llegar este a su madriguera, la cual se encontraba en la base de un viejo pero grandísimo roble, ubicado justo en el centro del bosque.

—Estaba vigilando por el rio. —El joven Jaejoong entró a la “casa” y se sentó encima de la mesa de madera, sin darle mayor importancia a las preocupaciones de su madre.  —No podemos bajar la guardia.

—No me digas que otra vez estabas retando al ejército del Rey. —Masculló  inquieta. —¿Cuántas veces te he dicho que dejes de buscarles pelea?

—Si no lo hago, ellos destruirán el bosque.

—Pero eso es trabajo de tus hermanas. Tú no puedes controlar tus poderes.

—No me puedo quedar de brazos cruzados. —Jaejoong torció la boca, molesto. —No me traten como si no pudiera hacer nada.

—Solo no quiero que te pase nada. Además tus intervenciones siempre terminan en catástrofes, es mejor que nos dejes esto a nosotros.

Irritado, Jaejoong soltó un bufido y subió ambos pies a la mesa, apretando sus rodillas a su cuerpo en una postura clara que estaba enojado. Estaba cansado de ser el que no tuviera un rol en su familia. Él quería ser un guardián honorable, quería ser útil, pero sus poderes inestables siempre lo traicionaban. ¿Por qué su familia no podía ver que lo único que quería era protegerlos? ¿Qué a pesar de su actitud rebelde y a veces grosera, él se preocupaba por ellos?

Yeobo, Jaejoong al fin llegó. —La madre de Jaejoong dijo al ver salir de sus aposentos a un hombre de edad mayor, quien traía consigo un bastón de madera fina con enredaderas mágicas en él. Se trataba del guardián mayor: el padre de Jaejoong. —Al parecer estaba montando guardia en el rio, ansiando enfrentarse con el ejército del Rey.

El mayor le dirigió la mirada. —Hijo… ¿Cuántas veces te hemos dicho que…?

—Sí, sí, ya lo sé. —Jaejoong rodó los ojos al reconocer lo que le diría su padre. Exactamente el mismo discurso cansino de su madre. —Lo importante es que estoy aquí ¿No?

—No lo entiendes Jaejoong, tu comportamiento es muy atrevido. En vez de apagar la llama, la estas avivando. —Sookjin, su hermana mayor, entró en escena. —Vas a despertar la furia de ese Coronel.

—No le tengo miedo. Es un simple mortal.

—Un simple mortal que tiene a su mando más de 100 hombres.

Jaejoong dejó escapar una risita. —Hombres al fin al cabo. Así fueran mil, no dejarían de ser inferiores.

—Tu insolencia me sorprende hermano. Debes aprender a ser más humilde. —Su quinta hermana Jinhee apareció desde atrás.

—No es insolencia, es la verdad.

—Realmente eres muy joven aun. —Sookjin volvió a tomar la palabra. —Aunque sean hombres, no quieren decir que sean menos peligrosos. Si se unen contra el bosque, pueden ser la destrucción.   

—Pues no lo dejare, no dejare que se salgan con la suya. Cuando regresen los enterrare a todos debajo de la tierra para que nunca más vuelvan a molestarnos.

—Siempre hablas sin pensar hermano. Hay que tomar las cosas con calma.

—No. —Jaejoong se bajó de la mesa, no queriendo darse por vencido. Podía estar todo el mundo contra él, pero él nunca admitiría no tener la razón. —Si ustedes quieren quedarse aquí esperando que todo mágicamente se resuelva pueden hacerlo, pero yo no me quedare sin hacer nada. Yo luchare así sea por mi cuenta.

Dándose media vuelta, Jaejoong estuvo dispuesto a acabar con la discusión, de no ser porque el sonido de la puerta abriéndose lo hizo quedarse en pie. Se trataba de sus dos hermanas inmediatamente mayores, quienes angustiadas, proclamaron a los cuatro vientos que su hermana menor Minkyung había caído en una de las trampas del ejército del Rey.

Toda su familia de inmediato se puso en alerta.

—¡¿Qué es lo que dicen?! —Su madre preguntó exaltada. —¿Dónde está?

—En la parte sur del bosque. —Ellas respondieron. —¡Debemos ayudarla!

—¡¡¡Yo voy!!! —Como si fuera un resorte, Jaejoong salto a la puerta pero el bastón de su padre le impidió la salida.

—Tu no iras a ningún lado Jaejoong, no dejaremos que compliques más las cosas.

—¡No las voy a complicar!

—Yo iré Jaejoong, junto a Seonhee y Ahyoung. Rescataremos a Minkyung, no se preocupen. —Sookjin declaró y a continuación las tres salieron de la madriguera, dejando a Jaejoong de pie en la puerta.

Con el ceño fruncido, Jaejoong se cruzó de brazos y se marchó a su habitación. De alguna forma entendía que tenía que quedarse en casa, sin embargo él no quería quedarse afuera de la acción. No señor. Como el segundo hombre del hogar tenía que velar por el bienestar de sus hermanas, así fuera el más pequeño e inexperto. Él quería ser el héroe de la situación. Así que, ignorando totalmente las órdenes de sus padres y su hermana mayor, Jaejoong se escabulló por uno de los agujeros de su cuarto y se adentró en el bosque en busca de su hermana, la protectora de la noche.

Si lograba traerla sana y salva quizás sus padres comenzarían a tomarle en serio, y dejarían que él se siguiera enfrentando contra el ejército de Jung.



..



La luna llena alumbraba la copa de los arboles por donde Jaejoong se desplazaba, en un intento de encontrar pronto a su hermana. Llevaba alrededor de una hora buscando sin ningún tipo de rastro, y para ser sincero, ya se estaba comenzando a desesperar. Trepó algunas ramas más y cuando se quiso dar por vencido, vio a lo lejos una especie de red la cual estaba suspendida sobre el aire. Se acercó un poco y descubrió a su hermana atrapada entre la red. Bingo. De inmediato, Jaejoong saltó hacia la red y comenzó a abrir un hueco utilizando sus manos, boca, cualquier cosa que le permitiera sacar a su hermana de ahí.

—No te agobies Minkyung. Pronto te sacare de aquí. —Intentó reconfortarla.

—¡Jaejoong! —Ella exclamó agitada. —El ejército del Rey está merodeando por esta zona. Debes irte antes de que te vean.

—No me iré sin ti. Si vienen, yo los espantare con un trueno.

Confiado de sí mismo, Jaejoong siguió maniobrando la red hasta que logró hacerle un hueco lo suficientemente grande para que su hermana saliera y saltara a un árbol cercano. Cuando ella estuvo a salvo, Jaejoong intentó saltar igualmente, pero de repente una flecha le rozó por su brazo izquierdo, haciéndole perder el equilibrio y caer.

—¡¡Jaejoong!! —Minkyung bajó al suelo y se aproximó al cuerpo de su hermano.  —¿Estas bien?

—Creo. —Jaejoong respondió atolondrado. La flecha le había rozado, no tanto para lastimarlo de gravedad pero lo suficiente para hacerle un raspón. —¿De dónde provino esa flecha?

—No lo sé, pero será mejor irnos antes de que…

Y de manera súbita, Minkyung y Jaejoong fueron acorralados por una docena de oficiales quienes les apuntaron con unas lanzas afiladas. A continuación, la figura de un gran caballo negro se mostró ante sus ojos y encima del caballo, el imponente Coronel Jung los observó con una mirada altiva y su rostro bien en alto.

Esta vez los tenía entre sus garras.

—Atrápenlos. —Dictó.

—¡¡No!! —Sin importarle el dolor en su brazo, Jaejoong se levantó del suelo, no queriendo convertirse en la presa de ese hombre. —Váyanse de aquí o los matare a todos.

—Si quisieras matarnos, ya lo habrías hecho jovencillo.

—Aún no he mostrado todo lo que puedo hacer.

—Bueno, adelante. Muéstralo.

Cerrando sus ojos y tensando todo su cuerpo, Jaejoong se concentró lo más que pudo para hacer que la naturaleza lo escuchara. A veces funcionaba, a veces no pasaba nada y la mayoría del tiempo todo se salía de control. Esperaba que fuera la primera opción.

O en el mejor de los casos la tercera.

—Estamos esperando… —Dijo Yunho luego de unos minutos que nada sucedió. Todos sus hombres se rieron por el comentario y eso hizo enfurecer más a Jaejoong. Sin embargo, aunque Jaejoong utilizó toda su fuerza contenida, la naturaleza no le hizo caso. Parecía como si ni siquiera le hubiera escuchado. —Basta, no tengo tiempo que perder. —Yunho dijo al saber que nada pasaría. —Atrápenlos y llévenlos a las cárceles del castillo.

—¡Un momento! —Minkyung, que hasta el momento había estado callada, alzó su voz y se instaló de pie junto a su hermano. —No puede capturar a dos protectores del bosque. Eso es prohibido.

—¿Y quién lo prohíbe? —Preguntó Yunho con arrogancia.

—La ley que se instauró entre nuestros antepasados cuando los humanos llegaron a estas tierras.

—Pues adivina que… —Yunho se acercó un poco y formó una sonrisa socarrona en su cara. —No me importa las leyes, ni sus antepasados, ni lo que tenga que hacer para ver a todos ustedes muertos junto a este bosque. Se me ha encomendado una misión y la voy a cumplir cueste lo que cueste.

—Pues tendrá que pasar sobre mí, porque si se atreve a dañar una sola hoja de este bosque, no vivirá para contarlo. —Jaejoong dejo salir lo que su mente le decía, sin ni siquiera medir el peso de sus palabras. Si ese Coronel quería pelea, pelea le iba a dar.

Mas sin embargo, las amenazas de Jaejoong no afectaron un solo pelo de Yunho, ya que, bajándose de un solo salto de su caballo, este sacó su espada y acorraló al joven contra un árbol. Minkyung trató de entrometerse, pero dos hombres la inmovilizaron de los lados. A continuación, Yunho colocó su espada justo debajo del mentón de Jaejoong, haciendo que su rostro lo enfrentara. —¿Y tú quién crees que eres? ¿Un guardián? ¿Crees que me logras intimidar? —Yunho acercó un poco más su cara. —Escúchame, he matado hombres con esta misma espada, he visto la muerte ante mis ojos, dudo que tú la hayas presenciado. Tengo a mi cargo muchos hombres y aunque nos hayas querido destruir, aún no hemos tenido una baja, así que mejor guárdate tus amenazas si no quieres ser otro de los que ha tenido el honor de morir con esta espada.

Y en vez de quebrantarse, Jaejoong solo le fijó la mirada. —Usted y su ejército de pacotilla no me asustan.

—Pues debería. —Yunho afianzó su agarre. —Te acordaras de mí, siempre.

—Suéltenlos.

De la nada se escuchó la voz demandante de Sookjin, quien acompañada de Seonhee y Ahyoung, hicieron su aparición justo detrás del Coronel. Al verlas, Yunho tardo unos segundos en quitar su espada del cuello del otro y siendo inteligente, regresó a su caballo. Jung podía ser temerario más no estúpido; él sabía cuándo era prudente desistir. Enfrentarse con trece hombres a dos guardianes era aceptable, enfrentarse a cinco ya era arriesgar demasiado.

—Es hora de que se vayan. Unos humanos como ustedes no deberían perturbar la paz de este lugar. —Sookjin declaró cuando estuvo segura de tener el control total de la situación.

—Como quieras. —Yunho escupió al suelo. —Pero te aseguro que volveremos. Vámonos Taepoong. ¡En marcha! —Sin quitar su mirada de Jaejoong, Yunho jaló las cuerdas de su caballo y se marchó junto a su ejército hacia la salida del bosque.

Luego de que se fueran, Jaejoong se tocó el cuello, sin querer admitir que eso lo había asustado. —No necesitaba que me ayudaran. —Dijo al tratar de mostrarse fuerte.

—¿Qué no te dijo nuestro padre que te quedaras en la madriguera? —Inquirió Sookjin.

—Si lo hubiera hecho se habrían llevado a Minkyung.

—Quizás pero si no hubiéramos aparecido se habrían llevado a Minkyung y a ti. —Sookjin suspiró profundo y luego se dio media vuelta. —Mejor vámonos, hablaremos de este asunto en casa.

Mientras sus demás hermanas seguían a la mayor, Jaejoong se quedó por unos instantes de pie, mirando hacia el punto donde ese Coronel se había marchado. Jamás en su corta vida había conocido a alguien que lo hubiera retado de esa manera, y a decir verdad, tan solo escuchar sus amenazas, lo había descolocado un poco por dentro. Era verdad que no le daba miedo enfrentarlo, aun así algo le decía que debía tener más cuidado.

Y que quizás si era verdad.

Quizás si lo recordaría por siempre.




..



Nota: Primer capitulo, pues no hay mucho que decir.
Espero que dejen sus comentarios sobre el inicio de la historia, ya que los comentarios animan mucho a escribir. 

Bye!!

PD: ¿No es maravilloso que Google tenga los nombres de todas las hermanas de Jaejoong? XD



sábado, 24 de diciembre de 2016

El bosque de Daegu


Titulo: El bosque de Daegu
Autor: cMILA
Pareja: Yunjae
Género: Slash—Romance, Lemon
Estado: Serial
Capitulos:10


En el bosque de Daegu todo funcionaba como un reloj gracias al trabajo divino de los guardianes del bosque. Padre, madre, junto a sus ocho bellas hijas y su único varón se encargaban de mantener la armonía y la dinámica del lugar, hasta que un día su paz fue perturbada por la ambición del rey y los deseos de triunfo de su más fiel súbdito:



El Coronel Jung Yunho.


Yunjae

..


Hola! Las saludo despues de mucho tiempo. Sè que dije que iba a publicar algunas historias que tenia pero anduve muy ocupada estos meses. Sin embargo ahora ya no estoy tan ocupada y tengo historias las cuales compartir.

Este fic se supone que seria un oneshot pero como siempre la inspiración se me desborda y ahora se ha convertido en un serial que durara mas o menos 10 capitulos. Espero que todavia haya alguien que lea Fics Yunjae T.T 

Estare publicando el primer capitulo en breve. Chao!