Capitulo 10
(Final) —El bosque: Tu poder hizo que yo… me
enamorara de ti y si puedes cambiar el corazón de un hombre como yo, puedes
hacer cosas imposibles…
…Porque
me enseñaste a amar, y eso es algo que no cualquier guardián del bosque puede
lograr.
—¿Jaejoong?
La tercera hermana de Jaejoong,
Sooyoung, preguntó al ver salir de unos matorrales a un muchacho con cabello
negro y tez blanca, justo como su hermano. Cuando el muchacho se acercó más y
alzó su rostro, la chica estuvo segura de no estar alucinando. —¡Jaejoong!
¡Jaejoong! —Dejó lo que estaba haciendo y se precipitó hacia él, acobijándolo
en un caluroso abrazo. —¡Papa, mama, hermanas…! ¡Jaejoong ha vuelto! ¡Ha vuelto!
Sin esperar, las demás hermanas y
los guardianes mayores salieron de la madriguera, y envolvieron a Jaejoong en
un abrazo fraternal, de esos que curan el alma y revitalizan el corazón. Ante
tal expresión de amor, Jaejoong no pudo evitar llorar, desvaneciéndose entre el
abrazo de su familia.
—Mama… —Jaejoong susurró entre lágrimas
al ver el rostro gentil de su anciana madre. —Te extrañe mucho…
—Yo también te extrañe mi pequeño. —Ella
le dijo mientras le acunaba su cara.
—¿Jaejoong, qué te hicieron, estas
bien? —Fue el turno para hablar de su hermana mayor Sookijin. —¿El ejercito del
Rey te tenia preso, no es así?
—Sí, —Jaejoong dijo débilmente.
—Pero estoy bien.
—¿Te hicieron daño?
—No, él no me hizo daño.
—¿Él? —Sookjin inquirió. —¿El Rey?
Jaejoong se mordió los labios y
dirigió su mirada hacia su padre, quien lo miraba con una expresión calmada,
como si supiera a quien se quería referir. —No, no el Rey.
Sookjin lució confundida. —¿Cómo
lograste escapar entonces?
—No escape, me liberaron.
—¿Quién?
Sin recibir respuesta, Sookjin vio a
su madre apoderarse de nuevo de su hermano y guiarlo hacia la madriguera,
diciendo que debía estar hambriento y muy cansado. Jaejoong se dejó llevar por
ella, sintiéndose feliz por estar de nuevo en casa, aunque había algo que lo
aturdía:
La sensación de regresar al pasado,
antes de conocer al Coronel, lo hizo sentir terriblemente triste.
Luego de recibir una comida especialmente
reconfortante hecha por las manos de su madre, Jaejoong se recostó en su lecho
de paja para descansar de su secuestro, y apaciguar también la tristeza que le
provocaba pensar en el Coronel. Su mente las últimas horas solo habían estado
enfocadas en si el Coronel había ya abandonado el reino, y si lo volvería a ver
de nuevo. Sus ojos inevitablemente se volvieron a aguar.
—Hijo mío. —De improvisto, su viejo
padre se asomó por la puerta, interrumpiendo su descanso. —¿Puedo entrar?
—Claro padre. —Jaejoong trató de
ocultar su tristeza y se sentó en su cama, dándole espacio al hombre de
sentarse junto a él. —Que bueno verte otra vez. Pensé que no sería capaz de
volverte a ver. —Dijo con melancolía.
—No creo que hubiera razones para
sentirse preocupado por eso hijo. El hombre que te tenia, tarde o temprano te
liberaría.
Jaejoong apretó sus labios. —¿Tu lo
conociste, cierto?
—Él me ayudo a escapar.
—Sí, él me lo dijo.
—¿Y que más te dijo?
—¿Eh? —Jaejoong preguntó confundido.
—¿Acaso debía decirme algo más?
El guardián mayor guardó silencio por
unos instantes y luego suspiró profundo, como si tuviera que decir algo muy
importante. —Hijo mío, quiero preguntarte algo: ¿Por qué crees que ese hombre
me ayudó a escapar?
Ante la pregunta, Jaejoong meditó
por unos instantes, no sabiendo con certeza que decir. —Quizá encontró algún
atisbo de bondad en su corazón. Quizás le pareció demasiado cruel ensañarse con
un viejo hombre. Si te digo la verdad, viviendo con él todo este tiempo me di
cuenta que…
…No
es tan malo como parecía.
—¿Y no crees que se deba a algo más?
El anciano volvió a preguntar y
Jaejoong solo frunció su mirada. —¿Algo mas como…?
Y al ver la sonrisa cálida y llena
de sabiduría de su padre, Jaejoong comprendió entonces que era lo que quería
decir. —Padre, ¿Se trata de… amor? —Las palabras salieron por si solas, como si
hubieran estado atrapadas por mucho tiempo y al fin pudieran ser liberadas.
El guardián mayor volvió a guardar
silencio y luego tomó la mano de su hijo, queriendo expresarle lo que él había
percibido. —Sabes hijo, en cuanto vi la mirada de ese hombre, supe que algo le
estaba pasando. Supe que dentro de su ser algo estaba cambiando. La crueldad y
la soberbia pueden ser fuertes cuando se alimentan, sin embargo, existe una
fuerza poderosa más fuerte la cual puede derrotar cualquier sentimiento
negativo. Y ese es el amor. Y lo que
él hizo por ti, es la clara muestra que el amor de su corazón puede ganarle a
la oscuridad que gobernaba su alma.
—Amor. —Jaejoong repitió al darse
cuenta que lo que el Coronel y él compartían era precisamente eso. Era amor.
Yunho había demostrado su amor al decidir liberarlo y no atacar su bosque. El Coronel
se había enamorado de él y gracias a eso, había podido ser capaz de anular
cualquier maldad de su corazón. —Padre, yo también lo amo. —Jaejoong deslizó
las palabras por su boca, pero al recordar que quizá nunca volvería a ver al Coronel,
su rostro quedo inundado por la desdicha.
¿Así seria de ahora en adelante? ¿Tendría
que vivir con los recuerdos y con lo que nunca pudo ser? No, no podía
permitirse entristecer debido al recuerdo de Yunho. Debía seguir adelante,
debía asegurar el bienestar de su familia y del bosque.
Eso era ahora lo más importante.
Y más aun cuando el Rey no había
desistido de su capric….
—¡Los planos! —Jaejoong abrió sus
ojos al recordar el paquete de estrategias que le había entregado Yunho antes
de irse. —Padre, el Rey puede…
De repente, un estruendo retumbó en
la madriguera. Jaejoong se paralizó por el sonido. ¿Qué fue eso?
A continuación, el mismo sonido retumbó
esta vez más cerca y su hermana Minkyung apareció en su puerta, luciendo
completamente agitada. —¡Padre, Jaejoong! ¡El Rey ha llegado al bosque con un
centenar de hombres!
Sin darle espacio a reaccionar, otro
sonido (como el de una bomba cayendo) sonó fuera de la madriguera y antes de
que pudieran evitarlo, los soldados del Rey derribaron la puerta principal y se
introdujeron forzosamente a la casa. El padre de Jaejoong de inmediato se trasladó
a la , con la intención de proteger a su familia, pero fue capturado por los
soldados del Rey, quienes también capturaron a la madre y a las demás hermanas.
—¡Tenemos que huir, rápido!
—Minkyung exclamó y tomando a Jaejoong, ambos se dirigieron al agujero en la
habitación que conducía al exterior. Jaejoong lo atravesó primero y cuando se
volteó para ayudar a su hermana a pasar, unos soldados entraron y tomaron
salvajemente a Minkyung de los pies, amarrándola con una cuerda. —¡Jaejoong,
vete, huye! —Fue lo único que pudo decir antes de que le taparan la boca.
En shock, Jaejoong empezó a correr
lo más rápido que pudo, tratando de escapar del lugar; sin embargo no pudo ir más
lejos, porque al levantar su rostro, observó horrorizado como varios árboles
estaban extinguiéndose en llamas y animales de toda clase corrían despavoridos
por todos lados.
Todo era caos: El ruido de las
llamas, del ejercito, de la naturaleza muriendo… Jaejoong se arrodilló en el
suelo ante tal masacre.
“¿Qué,
que debo hacer?”
Se preguntó en su cabeza. Al estar
en los terrenos del bosque, sus poderes funcionaban, no obstante al haber
estado tanto tiempo sin utilizarlos y al ser sus poderes inestables incluso
antes de su secuestro; Jaejoong no estaba seguro si tendrían la suficiente potencia
para derribar a todo un ejército y salvar al bosque de las llamas. Después de
todo, él era el torpe de su familia, el que los poderes no le funcionan como debían.
¿Cómo podría salvarlos siendo así?
—¡Por aquí, síganme!
De repente, Jaejoong escuchó la
inconfundible voz del Rey. Rápido, tenía que esconderse. Subiendo a uno de los
arboles que no estaba incendiado, Jaejoong observó al nefasto hombre dar órdenes
y esparcir a sus hombres por todo el lugar. Luego, montado en su caballo, el Rey
se dirigió hacia el lado norte del bosque, sin ningún soldado que le cuidara la
retaguardia.
“Eso es, lo tengo” Jaejoong endureció su
mirada, siguiendo entre las ramas el rastro del Rey.
..
Aislado en uno de los calabozos de
la torre alta del castillo, Yunho se encontraba apoyado contra la pared, con
los ojos hinchados y sin tener fuerzas ni para levantar un dedo. Se sentía
miserable. El bosque moriría, su Jaejoong moriría, y él, sin poder hacer nada, se
ahogaría en la culpa. Se recriminó al pensar en lo estúpido que habían sido sus
acciones. No debió haber dejado a Jaejoong solo, sabiendo que el Rey no
desistiría de su idea de acabar con el bosque. Debió permanecer a su lado y si
morían, al menos lo harían juntos.
Pero ya nada de eso importaba.
Ya el Rey y sus hombres debían estar
acabando con el bosque.
Y por lo tanto, con la vida de
Jaejoong.
—Yunho.
Sin avisar, la doncella Go Ara
apareció detrás de la reja de su calabozo. Yunho no tuvo los ánimos ni las
fuerzas para corresponderle el saludo. —Lárgate. —Fue lo único que consiguió
decir.
—Si yo fuera tu no sería tan arisco
estando en tu posición.
—Lárgate, no tengo ganas de hablar. Además,
¿Para qué has venido?
—Toma. —La doncella extendió su mano
y le mostró a Yunho un pedazo de pan envuelto en un pañuelo. —Mi futuro esposo
merece este escarmiento, pero tampoco lo dejare morir de hambre.
Yunho no lo podía creer. —¿Aun
quieres casarte conmigo?
—Ya lo anunciamos en frente de todos
¿No?
—El Rey me matara, no me dejara
vivir después de que lo traicione.
—No si yo le ruego que no lo haga.
Después de todo, él me prometió que yo me casaría contigo. Ya me probo su
lealtad al encerrarte aquí e ir a matar a ese pordiosero con el que te
acostabas. Estoy seguro que si le ruego, él no te hará daño.
“Pero que
ilusa” Yunho
pensó. Si Go Ara creía que el Rey lo había encerrado y destruiría a Jaejoong
solo porque ella se lo había dicho, entonces era más estúpida de lo que creía.
Al Rey, más que sus promesas, le importaba su orgullo y no dudaría en matarlo
(o dejarlo encerrado para siempre), si eso significaba proclamar su autoridad.
Jamás se le ocurriría perdonarlo dejándose casar con la doncella, eso estaba
fuera de discusión.
Pero al parecer ella no lo percibía así,
y eso podía ser algo de lo que Yunho podía sacar ventaja…
…Si actuaba con inteligencia.
—Así que no me queda de otra. —Yunho
reflexionó luego de un rato y se acercó a recibir el pan de la mano de Go Ara.
—Creo que tendré que casarme contigo.
Go Ara sonrió al ver que al fin Yunho
había comprendido. —Sí, desafortunadamente para ti. —Se rió de su sarcasmo.
—Lástima que el Rey ya haya
sentenciado mi muerte para esta noche.
—¿Qué? —La doncella preguntó
confundida.
—Lo que oyes. El Rey antes de ir al
bosque, le encargó a su verdugo asesinarme en la guillotina. El verdugo lo hará
a la media noche, antes de que el Rey llegue al amanecer. Así que no tendrás
tiempo para hablar con él. Qué pena…
Go Ara quedo estupefacta. ¿Lo que
decía el Coronel era cierto? Si era así… debía hacer algo. Debía encontrar la
forma de que el verdugo no llegara a Yunho.
—Tal vez si me logras esconder en tu
habitación por una noche, al amanecer cuando el Rey vuelva, puedas convencerlo
de cambiar de opinión…
—Pero eso significa que tengo que
sacarte de este calabozo.
—Exacto. —Yunho se acercó más a la
reja, susurrándole. —¿Ves a ese guardia de ahí? —Apuntó con su dedo a uno de
los guardias, que estaba patrullando a solo unos metros de donde ellos estaban.
—Él tiene la llave del calabozo. Tal vez si pudieras engañarlo y arrebatarle
esas llaves…
—¿Cómo sé que no me mientes? —Go Ara
de repente lo interrumpió, sintiéndose algo intranquila con el plan. Parecía
mas una táctica de manipulación que otra cosa, sin embargo ella era tan ingenua,
que las verdaderas intenciones del Coronel no las podía descifrar tan
fácilmente. —¿Cómo sé que si te libero no escaparas?
Yunho bajó su rostro ante esa
pregunta, preparándose para dar la mejor actuación de lastima de su vida. —Ya
no tengo nada que perder. El Rey matara a Jaejoong hoy y yo no tengo a donde ir
mas que este reino. Es obvio que mi destino es quedarme aquí y casarme contigo.
Además, para serte sincero, prefiero casarme contigo que morir atravesado por
una guillotina.
Bueno eso parecía razonable, claro, desde
el punto de vista de la doncella. —Bien Yunho, te ayudare, pero espero que no
tengas tramado nada bajo la manga.
—Mírame doncella, ¿No me veo lo
suficientemente miserable? ¿Qué podría planear yo?
Algo escéptica pero al mismo tiempo
incauta, Go Ara se alejó de la reja y se acercó al soldado, hablándole mientras
lo endulzaba con aquellos ojos color oliva que tanto usaba para atrapar a los
hombres. Siempre le funcionaba… claro, a excepción de Yunho.
El guardia, que al principio pareció
confundido de que aquella bella doncella le dirigiera la palabra tan
amigablemente, se dejó embaucar en cuanto las artimañas de Go Ara surtieron
efecto. No se dio cuenta cuando la chica le quitó las llaves, ni cuando lo
impulsó a esperarla en un punto donde perdía total visibilidad de la celda de Yunho.
Lo tenía bajo sus garras.
—Quédate allí, regreso en un
momento ~
La chica le susurró e inmediatamente
se dirigió al calabozo de Yunho. Al verla llegar con las llaves, el Coronel
formó una sonrisa de victoria. Vaya, al parecer Go Ara no era tan inútil como
pensaba. Sin esperar, Go Ara encajó la llave en la cerradura y liberó a Yunho
de su encierro. Se sintió un poco confundida cuando Yunho lo primero que hizo
al salir, fue envolverla en un apasionado abrazo, sin embargo, lo que paso
después, fue que Yunho la arrojó bruscamente al calabozo, encerrándola esta vez
a ella en la celda.
—¡¿Qué haces?! —Gritó la chica
enfurecida al caer en cuenta que había sido engañada. —¡¡¡Sácame de aquí!!! ¡¡¡Ahora!!!
—Demasiado tarde. —Le respondió
Yunho al arrojar las llaves lejos y tomar de la pared una espada. —Nunca
confíes en un oficial del ejército, esposa mía. —Sin nada más que agregar,
Yunho huyó a toda velocidad por las escaleras, escuchando atrás el escándalo de
su prometida. Eso hizo alertar a los demás soldados.
—¡¡¡Alto ahí!!! —Un soldado se le
atravesó en cuanto Yunho llegó a la primer planta del castillo. Intentó
desarmarlo pero Yunho, siendo no por nada el Coronel del ejército, atajó con
habilidad todos sus ataques y logró abatirlo antes de que pudiera siquiera
tocarlo. Un par de soldados intentaron hacer lo mismo, corriendo con la misma
suerte del primer soldado.
A continuación, Yunho se dirigió a
los patios del castillo, donde aun estaba Taepoong atado al palo que lo había
dejado en la mañana. Utilizando su espada para liberarlo, Yunho se montó en él
y lo dirigió a la salida. Tal fue su velocidad y su fuerza que ningún soldado
de la entrada pudo detenerlo.
Galopando a todo lo que daba, Yunho
avanzó unos cuantos metros y se detuvo en la cima de una pequeña montaña cuando
estuvo fuera de todo peligro. Dirigió entonces su vista al territorio del
bosque. Una parte de este estaba consumido en llamas.
—Jaejoong… —Yunho susurró con
preocupación. Esperaba que no fuera demasiado tarde.
Jalando las riendas de Taepoong para
colocarlo en posición rampante, Yunho se dirigió al bosque, con la esperanza de
encontrar con vida a su razón de ser.
..
Alguien lo estaba siguiendo, eso fue
lo que intuyó el Rey al detener su caballo, y bajarse en una aérea alejada del
bosque. A pesar del alboroto atrás, esa parte del bosque estaba en completo
silencio, como si fuera ajena a la destrucción que estaba sufriendo su otra
mitad. El Rey sintió escalofríos en su ser, esto no le estaba gustando.
—¡¿Quién anda ahí?! —El Rey preguntó
al prender su antorcha y alumbrar hacia todas direcciones. Pero no consiguió
ver a nadie, él estaba completamente solo. ¿Serian suposiciones suyas? Quizás
solo estaba paranoico.
Bajando la guardia, el Rey arrojó su
antorcha a unos arbustos, provocando que estos rápidamente se prendieran en
llamas. Una sonrisa maligna de victoria le inundó el rostro, al ver como las
llamas consumían lo que por semanas había querido destruir, sin embargo, la
sonrisa no le duro mucho porque desde las alturas, alguien lo atacó por la
espalda, haciendo que cayera al suelo.
—¡¡¡¡Suéltame, suéltame!!! —El Rey
gritó al no poderse quitar al joven que estaba encima de su espalda. El
muchacho lo agredía de una forma iterativa, como si sintiera un fuerte odio por
su persona. El Rey aprovechó un momento de descuido para derribar al jovencito
en el suelo y someterlo completamente bajo él.
El Rey observó su cara. Ese
muchacho… —Tú… —Susurró con rencor. —¡Tú eras el rehén del Coronel!
Jaejoong agudizó su mirada. —Váyase
en este mismo instante y deje en paz a mi familia y al bosque. —Lo amenazó.
—¿Y crees que te hare caso? —El Rey soltó
una carcajada. —No, no puedes contra mí. Tenemos sometida a toda tu familia y
no hay manera de que tú, un muchachito débil, derrote a mi ejército… No hay
manera de que me derrotes a mí.
El pelinegro estalló en furia ante
esas palabras e intentó golpear con sus puños al Rey, pero este era tan grande
y tan fuerte que no podía sacárselo de encima. Intentó entonces utilizar sus
poderes para atacarlo, pero estaba tan conmocionado con todo que su
concentración no le funcionaba. Además, el bosque se consumía minuto a minuto,
provocando que sus fuerzas disminuyeran minuto a minuto también. Estaba
sometido, estaba atrapado… ¿Este era el fin? —¡Nunca se podrá salir con la
suya! ¡Por su codicia y su maldad, el reino perecerá! ¡Destruir el bosque es lo
peor que le puede hacer su gente!
—¿Y crees que me interesa la gente
de este reino? Para serte sincero nunca me ha importado el pueblo. Lo único que
me importa es el dinero que puedo conseguir por estas tierras.
Jaejoong no daba crédito a la
avaricia de ese hombre. ¿Enserio podía existir alguien tan cruel y malvado? Definitivamente
Yunho no era la persona más desalmada que había conocido. El verdadero demonio
de todo este asunto, siempre había sido el Rey. —¡Bastardo! ¡Personas como
usted nunca ganan al final!
—Quizás. Eso debe aplicarse a tu amante
también ¿No?
Jaejoong dejó de luchar, esas
palabras no le habían gustado. —¿A qué se refiere?
El Rey sonrió ampliamente al ver la
cara de preocupación del muchacho. —Que tu amado Coronel murió esta tarde en la
guillotina.
¿Qué?
—No… no. —Jaejoong negó con su
cabeza. Sus ojos se aguaron. Sus labios temblaron. —¡Es mentira! ¡No es cierto!
Yunho, su
Yunho…
¿Estaba muerto? No, eso no podía ser verdad. No quería creer que el Coronel
había sido asesinado. No lo podía aceptar.
—Es la verdad. No creas que no sabía
lo que hacían ustedes dos mientras Yunho me juraba que te mataría. Sé lo que hacían
y por esa traición, Yunho tuvo su merecido…
…Morir como una rata traicionera.
—¡¡¡No es cierto!!!
Sacando fuerzas de donde no las tenía,
Jaejoong utilizó sus poderes y con su mente, levantó un tronco que estaba a
pocos metros, arrojándolo violentamente contra el cuerpo del Rey. El Rey voló
por los aires y se golpeó contra un árbol, cayendo rendido en el suelo.
Al parecer al fin había sido derrotado.
—¡Jaejoong!
A la distancia, Jaejoong escuchó su
nombre provenir de una voz muy familiar. Esa voz, era la voz… era la voz de su
Yunho.
—¡Yunho! —Jaejoong se levantó del
suelo al ver al hombre correr en su dirección y en seguida fue envuelto por
unos brazos fuertes, que lo sujetaron como si nunca quisieran dejarlo ir.
Jaejoong se entregó al abrazo, llorando en el hombro de Yunho por todo lo
acontecido. —Creí… él me dijo que habías muerto…
—No, —Yunho tomó su rostro,
encarándolo. —¿Estás bien, te hizo daño?
Jaejoong negó con su cabeza. —Estoy
bien.
Yunho soltó un suspiro de alivio,
volviendo a abrazar a Jaejoong fuerte en sus brazos. —Perdóname, perdóname por
dejarte. No debí… abandonarte. —Le dijo para luego plantarle un necesitado beso
en la frente.
—Está bien Yunho, no estoy enojado
pero… —De repente las piernas de Jaejoong flaquearon, sus energías se estaban
agotando. —Yunho, el bosque se está consumiendo, de seguir así…
Yunho estrujó aun mas fuerte a
Jaejoong, no queriendo oírlo rendirse. Era cierto, a pesar de que había
escapado con éxito de su encierro, de que había encontrado a Jaejoong ileso; el
ejército también había tenido éxito en atacar al bosque y de seguir así lo destruirán
totalmente. ¿Qué podía hacer ahora para detenerlo? Él solo era un pobre hombre
contra un ejército que lo condenaba por su traición. ¿Que podía…?
Tan metido estaba Yunho en sus
pensamientos, que no se dio cuenta cuando el Rey inesperadamente se levantó del
suelo y, cojeando malherido, sacó de su vestimenta un cuchillo, decidido a
atacar a Yunho por la espalda. Jaejoong, quien estaba con su cara recostada en
uno de los hombros de Yunho, abrió los ojos, descubriendo las intenciones del Rey.
—¡¡¡Yunho cuidado!!!
Todo pasó en un segundo.
El Rey alzó su cuchillo, Yunho se
volteó, Jaejoong cerró sus ojos… Un rayo impactó en la base de un árbol que
estaba deshaciéndose por las llamas. Sin dar tiempo a reaccionar, el árbol se
precipitó hacia abajo, haciendo que tanto Jaejoong como Yunho saltaran hacia un
lado, mientras el Rey solo se arrodilló a esperar su destino.
El árbol cayó completamente encima
del cuerpo del Rey, consumiéndolo en las llamas con las que paradójicamente había
querido destruir el bosque.
Ahora lo que él había iniciado lo
estaba destruyendo a él.
Que irónica era la vida.
—¡Yunho! —Jaejoong se trasladó hacia
Yunho, el cual estaba tirado en el suelo viendo a su antiguo Rey extinguiéndose.
Al ver al hombre retorcerse de dolor por el fuego, Yunho sintió como si
estuviera en una realidad paralela, en donde todos sus problemas desaparecían
con la muerte del Rey. No pudo evitar sentir compasión por el hombre, aun así
eso era lo que se merecía.
Morir de la forma más cruel.
—Yunho. —Jaejoong repitió al ver a
Yunho estar en shock por el suceso. —¿Estás bien?
—Sí. —Yunho salió de su trance.
—¿Qué fue lo que sucedió?
—Creo que… fui yo. Me asuste tanto
de que el Rey pudiera hacerte daño que mandé ese rayo a impactar ese árbol.
Yunho abrió los ojos. —¿Acaso tienes
ese poder?
—Yo… creo que sí.
El Coronel meditó por unos momentos;
quizá todavía había una forma de salvar al bosque. —Si tuviste el poder de
hacer eso, tal vez puedas enfocar tus energías para apagar las llamas. Solo
tienes que concentrarte. —Tomando a Jaejoong del rostro, Yunho juntó su frente
con la de Jaejoong, intentando con eso controlar las energías del muchacho.
Jaejoong cerró los ojos, no sintiéndose muy convencido de poder lograrlo.
—Vamos Jaejoong, tu puedes.
—No… no sé.
—Tú puedes.
—No creo que…
—¿Recuerdas unos meses atrás? —Yunho
abruptamente preguntó. —Yo era un hombre cruel cegado por el odio. Cuando te
conocí decidí quitarte del camino, pero tú hiciste algo en mí que me hizo
cambiar. Tu poder hizo que yo… me enamorara de ti y si puedes cambiar el
corazón de un hombre como yo, puedes hacer cosas imposibles…
…Porque me enseñaste a amar, y eso
es algo que no cualquier guardián del bosque puede lograr.
Jaejoong sonrió amplio ante esas
palabras.
—Te amo.
Riéndose radiantemente, Jaejoong
dejó soltar unas lagrimas, convenciéndose ahora que si tenía el poder de lograr
cosas inimaginables. —También te amo.
Le dijo y lo besó fuerte, y en ese mismo
instante el cielo se llenó de nubes negras y un gran aguacero inundó el bosque,
haciendo que el fuego de los arboles desapareciera en un santiamén. Los
soldados, al ver que la inundación no mermaba y que su líder no daba señales de
vida, decidieron abandonar el bosque y
liberar a la familia de Jaejoong.
Lo que hace unos minutos era destrucción,
ahora volvía a la calma. Los animales se tranquilizaron y la vegetación
floreció. Yunho y Jaejoong se besaron hasta que la más fina llama se extinguió y
luego, la luna y sus estrellas hicieron aparición, augurando una noche
tranquila y sin dolor en el bosque.
..
El calor familiar era algo que Yunho
nunca había experimentado en su vida.
Meses después de la muerte del Rey,
Yunho había decidido vivir en el bosque junto a Jaejoong y su familia. El reino
ahora tenía otro Rey, quien, siendo un poco más inteligente, había acordado un
pacto entre el reino y los guardianes del bosque, para mantener las tierras y
con eso preservar recursos importantes como el agua y los frutos. Ni un soldado
se había atrevido a pisar el bosque en meses, y eso mantenía en paz la dinámica
del lugar.
Yunho tampoco había vuelto a pisar
los terrenos del castillo. Se había enterado que la doncella Go Ara había regresado
a su reino y se había casado con un noble. No era el mejor matrimonio; el
sujeto tenía fama de mujeriego y de maltratador, pero al menos ella había
tenido su matrimonio deseado, aunque no fuera feliz en el.
Yunho tampoco extrañaba para nada su
vida en el ejército. Prefería esta vida tranquila, en la que podía aprender de
la naturaleza y estar con la única persona que había amado. Era extraño, antes
toda su vida se resolvía alrededor de las armas y la violencia, y ahora ya nada
de eso le importaba.
Había aprendido cosas más valiosas
que atesorar en la vida.
Al parecer el poder que Jaejoong había
ejercido en él, si era totalmente milagroso.
Jaejoong también había cambiado en
esos meses. Día a día aprendía a controlar mejor sus poderes, aprendía a ser
paciente y a asumir un rol dentro de su familia. Él sería el soberano a
guardián del bosque en un futuro y como su padre, tenía que ser responsable y
maduro. Sin embargo, a veces su actitud rebelde volvía a aparecer, sobre todo
cuando las situaciones no iban conforme él quería.
Oh, Jaejoong tenía mucho que crecer,
pero al menos tenía a su lado a alguien quien lo amaba y lo ayudaba a mejorar.
—Gracias Madre, estuvo maravillosa la comida. —Yunho le hizo una reverencia
a la madre de Jaejoong, quien preparó una cena especial a la pareja esa
noche.
—De nada Yunho. —La anciana
respondió y observó sonriente como su hijo arrastraba a Yunho fuera de la
madriguera. Al principio, la noticia de que su muchacho se había enamorado del Coronel
del ejército había caído como agua fría en las cabezas de toda la familia, sin
embargo, al notar como ese cruel hombre había cambiado para bien, las cosas
resultaron mucho más comprensibles para todos. Además, el rol que el padre de
Jaejoong jugó en la aceptación de Yunho en la familia, había sido decisiva para
darle una oportunidad a Yunho. Después de todo, el Guardián mayor nunca se
equivocaba con sus decisiones. Él era el único que podía ver el verdadero
corazón de las personas.
—¿A dónde me llevas? —Yunho le
preguntó a Jaejoong al verse jalado por él por la vegetación.
—Quiero mostrarte algo. —Jaejoong le
sonrió y a continuación, ambos subieron un inmenso árbol que en su cima tenía
una especie de plataforma, donde se podían observar las estrellas y el
horizonte. Yunho quedó estupefacto por la vista; jamás había visto algo tan
magnífico.
A continuación, Jaejoong se sentó en
forma de cruz y, utilizando sus manos, comenzó a hacer figuras en el aire con
el propósito de atraer a las luciérnagas hasta ellos. No le costó mucho, en un
segundo, ambos estuvieron rodeados por cientos de luciérnagas las cuales los
envolvieron en una atmosfera mágica, surreal. Las luciérnagas se veían como verdaderas
estrellas que habían bajado del cielo. El espectáculo era tan idílico,
majestuoso y romántico… que Yunho no pudo evitar sentir culpa al pensar que
alguna vez quiso destruir aquella magia del bosque.
Si lo hubiera hecho, no habría sido
capaz de admirar esa belleza.
De verdad fue tan ciego y obstinado.
—¿Te gusta? —Jaejoong le preguntó
cuando vio a Yunho totalmente embelesado por el espectáculo.
—Sí, —Yunho suspiró. —Pero hay algo
que me molesta. —Dijo con honestidad.
Jaejoong arrugó el entrecejo. —¿Qué pasa?
En silencio por unos segundos, Yunho
tomó la mano de Jaejoong y la acarició con sus dedos, atesorándolo con su
vista. —Al estar aquí, viviendo esto, mi mente siempre llega al mismo
conflicto. Si yo hubiera seguido con mi plan de atacar el bosque, habría matado
toda esta majestuosidad. Habría destruido algo hermoso y seguramente no tendría
ningún remordimiento por ello.
Jaejoong sonrió al escuchar las
palabras de Yunho, sintiendo como el corazón de este se abría totalmente a él.
—No tienes necesidad de sentir culpa Yunho. Al fin y al cabo, nunca le hiciste
daño al bosque.
—Te hice daño a ti. Te golpee y te
humille. Si hubiera ido más lejos, tal vez te habría terminado matando…
—Pero me amaste al final. Hiciste lo
correcto al final y eso es lo que cuenta. Pudiste ser un desgraciado al
principio, pero eso se debía a la forma en cómo te educó la vida. Tu corazón
estaba lleno de odio, nunca nadie te había mostrado la nobleza de la bondad y
el amor. Si fueras realmente una mala persona, eso se demostraría con tus
acciones, pero no lo eres. Supiste cambiar, supiste crecer y por eso yo me
enamore de ti. Porque me demostraste quien realmente eres.
Yunho bajó la mirada, sintiéndose
ahora mucho mejor. —¿Desde cuándo te volviste tan sabio, eh? ¿Dónde está el
Jaejoong que gritaba y se le oponía a cualquiera que se atrevía a contradecirlo?
—Quizá él cambió también. —Jaejoong
suspiró profundo, enfocando sus ojos en los ojos del otro. —No solo fuiste tú
el que creció con toda esta experiencia Yunho, también lo hice yo. Me hizo
madurar y tratar las cosas con calma antes de recurrir a la desesperación. Antes
me sentía enojado con el mundo por ser el revoltoso de mi familia, ahora me
encuentro tranquilo. Después de todo, yo fui él que salve el bosque al final y
todo fue gracias a ti. —Jaejoong se acercó y colocó su mano en la mejilla del
mayor. —Quizá pueda parecer que yo fui el que te salve, pero en realidad fue
algo mutuo. Tú también me salvaste a mí.
Ante eso, Yunho sonrió más fuerte y
acercó a Jaejoong con su brazo, para que este pudiera apoyar su cabeza en su
hombro, acurrucándose ambos con amor. Era gracioso. Yunho jamás pensó en
enamorarse; creía que eso era algo exclusivamente de débiles o que simplemente
no existía tal cosa. Ahora se daba cuenta de lo equivocado que había estado.
Una vida sin amor, era una vida sin
vida. —Jaejoong, ¿Quieres que te diga algo? —Yunho le preguntó, luego de estar
unos segundos en silencio. —Si yo nunca hubiera aceptado las órdenes del Rey,
no estaría hoy contigo. Jamás te hubiera conocido y aun seguiría con mi
desdichada vida jugando a ser feliz en el ejercito.
—Eso es verdad. —Jaejoong concordó.
—¿Entonces fue buena idea de que el Rey se encaprichara con tomar el bosque?
—Tal vez. Fue bueno porque al fin
encontré mi lugar en el mundo. —Yunho alejó su vista, mirando las luciérnagas
que comenzaban a posarse en las ramas que los rodeaban. —Yo no pertenecía
realmente al ejercito Jaejoong. Mi abuelo y mi padre siguieron siempre esa vida
de guerra y eso solo les trajo desgracia. Nunca lo comprendí hasta que viví
esto. Creía que siguiendo su legado iba a ser feliz, pero ahora, honestamente,
no creo que exista algo que me haga más feliz que estar a tu lado.
Conmovido por la confesión, Jaejoong
ladeó su cara hacia Yunho y le brindó un beso suave en los labios.
Definitivamente el corazón renovado de Yunho merecía todo el amor del mundo. Y
es que el alma de las personas puede ser algo complicado. Puede llenarse de maldad
y al mismo tiempo puede lograr la redención. No habría aprendido eso, si no
hubiera desafiado al Coronel en primer lugar.
Luego del beso, Jaejoong se alejó de
Yunho y observó la luna llena. Unas cuantas luciérnagas se le colocaron en la
cabeza, haciendo que se riera enternecedoramente por las cosquillas que esto le
provocaba.
La imagen de Jaejoong con aquellas
luces y con el bosque a sus espaldas, hizo a Yunho enamorarse una vez más. —El
bosque tiene suerte de tenerte a ti como su guardián. —Le dijo.
—¿Eh? —Jaejoong parpadeó confundido.
—Porque definitivamente eres… la
criatura más hermosa que este bosque pudo engendrar.
Soltando un suspiro de felicidad, Jaejoong
volvió a colocar su cabeza en el hombro de Yunho y cerró sus ojos. Al parecer
ahora todo estaba en su lugar, como siempre debió haber sido.
Yunho se quedó admirando el hermoso
cielo, mientras las luciérnagas retornaban a su anterior lugar. El firmamento
pintado de estrellas resplandecía como nunca, iluminando el hermoso paraíso que
era el bosque de Daegu.
Fin
..
Nota: Oh, que lindo que termine este Fic *.* El final quedo un tanto cursi pero como me imagine esto casi como un "cuento de hadas" (entre comillas) entonces pues no raya mucho lo meloso.
Tengo alguna que otra historia por ahí pero les mentiría si les digo cuando la voy a publicar o si la voy a publicar. No se, como les dije me siento un poco triste por el Yunjae y DBSK, pero bueno espero que si lo pueda hacer.
Dejen sus comentarios acerca de la historia y nos vemos luego!! chao!!
EDIT: Resulta que publique este capitulo pero no me gusto mucho como quedo la parte final. Luego recordé que yo tenia en mente otra cosa y quise modificarlo. Así que la escena final esta un poco diferente. No es un gran cambio pero si alguien que ya leyo vuelve, pues me gustaría que volvieran a leer ese pedacito final. Chao.
Dejen sus comentarios acerca de la historia y nos vemos luego!! chao!!
EDIT: Resulta que publique este capitulo pero no me gusto mucho como quedo la parte final. Luego recordé que yo tenia en mente otra cosa y quise modificarlo. Así que la escena final esta un poco diferente. No es un gran cambio pero si alguien que ya leyo vuelve, pues me gustaría que volvieran a leer ese pedacito final. Chao.