jueves, 16 de marzo de 2017

El bosque de Daegu - Capitulo 9

Capitulo 9—Decisiones: —¡Renuncio! ¡Renuncio a mi matrimonio, renuncio a la misión, renuncio al ejército, renuncio al reino, renuncio a usted! ¡Yo renuncio!





—¡¡¡¿Qué está sucediendo aquí?!!!


Yunho y Jaejoong se voltearon ante el estruendoso grito de la mujer a sus espaldas. De pie, completamente enrojecida se encontraba Go Ara, con una expresión que mezclaba indignación, rabia, humillación… todo al mismo tiempo. Al verla, Jaejoong al instante se paralizó, contrario a Yunho, quien solo se quitó de encima y trató de mantenerse sereno para poder controlar la situación. —¿Qué haces aquí? —Le preguntó de manera fría, como si no tuviera ninguna clase de remordimiento por haber sido descubierto engañando a su futura esposa.  

Ella por supuesto no lo podía creer. —¡¡¡¿Qué que hago aquí?!!! ¡¡Mas bien la pregunta es: ¿Qué estás haciendo tú con este muchachito en tu cama?!!!

—Lo que yo haga o no haga no te incumbe.

—¡¡¡Soy tu prometida!!! ¡¡¡Nos vamos a casar en una semana!!!

—¡Yo no quiero casarme contigo! —Harto hasta la medula, Yunho se levantó mientras envolvía en su cintura una de las sabanas de la cama. Se acercó a Go ara, queriendo dejarle las cosas claras de una buena vez. —La única razón de que aceptara casarme contigo es porque el Rey me lo ordenó. El Rey organizó esta boda sin mi autorización, por lo tanto yo no te debo nada a ti.

Ante tales declaraciones, Go Ara solo pudo abrir su boca. No podía creer que ese hombre tuviera el descaro de hablarle así. Sus palabras dolían, claro, ella estaba bastante emocionada con la idea de ser la esposa de tal valeroso Coronel y escuchar oír que este no pensaba igual, lastimaba su corazón. Sin embargo, aunque le dijera que no la quería, ella no se iba a rendir tan fácil. —Pues lo siento si no quieres, ya el Rey nos presentó ante todos los cortesanos como futuros esposos y esta boda tendrá lugar. Así que… —Fijó su mirada en Jaejoong quien aún seguía inmóvil en la cama. —Deshazte de este pordiosero y quizá así pueda dejar pasar este bochornoso incidente.

—No pienses que te voy a hacer caso. Yo no sigo las órdenes de nadie, y menos de una mujer caprichosa como tú.

—¿Sigues las ordenes del Rey, no es así?

Yunho se quedó callado ante esa acusación. Él sabía que tenía razón. —Vete, no quiero discutir mas.

—Yo no soy la que me tengo que ir. —Go Ara se dirigió a Jaejoong. —Tú, asqueroso criado. —Hizo un intento de sacarlo de la cama, pero Yunho de inmediato se lo impidió, amenazándola con su mirada. —No te atrevas. —Le siseó.

—No te metas en esto Coronel.

—Él no tiene nada que ver.

—Los sirvientes deben aprender cual es su lugar.

—Yo no soy un sirviente. —Inesperadamente Jaejoong intervino, mientras se colocaba su sotana y salía de la cama en dirección a la chica. —Y lamento lo que acabó de presenciar, pero yo no dejare que me insulte.

—¡Mereces que te insulte por ser un vil ofrecido que se atrevió a acostarse con mi prometido!

—Yo no tengo la culpa de que el Coronel me desee a mí, en vez de a usted.

Colérica, Go Ara lanzó su mano queriendo golpear a Jaejoong por su atrevimiento de decirle aquellas palabras, pero Yunho se atravesó justo en el momento, impidiendo que ella pudiera llegar a su objetivo. —¡Eres  una desgraciada ramera, no te atrevas a desafiar a una dama como yo!

—¡Ya basta! —Yunho gritó. —¡¿Qué no vez que solo te estás poniendo en ridículo?!

Decidido a acabar con el escándalo, Yunho tomó a Go Ara de las caderas y la condujo a rastras hasta la puerta, queriendo sacar a la mujer de su habitación. Ella intentó resistirse, gritando barbaridades a diestra y siniestra, y cuando por fin pudo zafarse de los brazos del Coronel, lo único que hizo fue tratar de reponer la compostura para así poder dar su ultimatum: —No se saldrán con la suya. Yo voy a tener mi matrimonio deseado y tú te casaras conmigo. —Volteó ahora hacia Jaejoong, señalándole con el dedo a modo de advertencia. —Y espero que te cuides, porque esto no se quedara así. No se olviden que yo tengo al Rey de mi lado. —Dándose media vuelta, Go Ara se marchó a zancadas por los corredores del castillo, convenciéndose en su cabeza que no debía permitirse humillar así.

Sin nada más que hacer, Yunho cerró su puerta y exhaló un profundo suspiro. Vaya, como si no tuviera ya bastantes problemas, ahora venia otro a colarse en su lista.

—Yunho… —Jaejoong se acercó con precaución al notar la irritación del Coronel. —¿Estamos en problemas, cierto?

Sin querer preocupar a Jaejoong también, Yunho solo formó una tibia sonrisa, acariciándole el cabello. —Yo me ocupare de esto, no te preocupes. Vuelve a la cama, es hora de dormir.

—El Rey puede…

—Vuelve a dormir Jaejoong, no hay nada que temer.

No muy convencido por la respuesta, Jaejoong regresó a la cama, acobijándose con las cobijas para poder dormir. No tenía idea de que sería capaz una mujer despechada; sentía que debía sentirse alarmado, aun así lo último que quería en esos momentos era atormentarse con aquellas preocupaciones. Quizá lo más saludable era (como decía Yunho) dormir para mañana afrontar lo que fuese que pasase.  

El sueño llegó rápido, en menos de lo esperado, Jaejoong ya estaba profundo, como si de un chasquido hubiera olvidado el desagradable episodio que había acontecido algunos minutos atrás. Yunho se acomodó a su lado, sentándose en el borde de la cama. Observando a Jaejoong dormir, Yunho entendió que debía tomar una decisión, que no podía estar retrasando las cosas por más tiempo. Y es que, aparte de la angustia por presentir lo que haría su prometida al enterarse de su engaño, había otra cosa que perturbaba la mente de Yunho, algo que jamás había sentido.

Y ese algo era culpabilidad.
El Coronel podía decir muy orgullosamente, que en sus veintiocho años de vida jamás había sentido algún atisbo de arrepentimiento con respecto a alguna de sus acciones. Él no conocía eso. Sin embargo, esta vez era diferente. El hecho de tener a Jaejoong amarrado junto a él lo estaba matando ¿Por qué? porque Yunho había entendido hace unos días que era lo que le pasaba: Él estaba enamorado de Jaejoong. Muy enamorado. Y si estaba enamorado, no era justo seguir manteniendo a Jaejoong a su lado como un rehén. Jaejoong merecía ser feliz y eso significaba que tenía que alejarse de él. Por primera vez en su vida pensó en no actuar egoístamente y hacer lo correcto. Ya ni le importaba el ejército ni su cargo como Coronel, esas preocupaciones habían quedado atrás con la llegada de Jaejoong a su vida. 

Recordó la vez que Jaejoong se puso a llorar cuando le cantó una canción que le cantaba su madre, recordó las miles de veces que Jaejoong se sentaba junto a la ventana a mirar el bosque con melancolía. Yunho podía decirse una y otra vez que Jaejoong estaba bien a su lado, aun así, la realidad era que el verdadero lugar de Jaejoong estaba junto a su familia, en su bosque. Esta vez la magnitud de sus acciones le estaba pesando y si no encontraba una solución rápida, terminaría por aplastarlo.

Por lo tanto debía devolverlo a su hogar lo más pronto posible.

Y a la vez, él también debía tomar una decisión respecto a su futuro.

No podía seguir siendo el Coronel del ejército del Rey, si las ambiciones de este chocaban contra sus propios deseos. No había manera tampoco de que accediera a casarse con Go Ara; lo mejor que podía hacer ahora era abandonar el reino. Abandonar todo aquello que luchó toda su vida, puesto que eso ya no era lo que deseaba más.

Lo único que quería ahora era el bienestar de Jaejoong.

Por lo tanto, debía perseguir ahora otro rumbo y eso significaba despedirse también de su Jaejoong.




..




Al Rey le pareció extraño que la doncella Go Ara hubiera pedido verlo en sus aposentos en las horas de la mañana. Quizá la muchacha estaba tan emocionada con su matrimonió, que quería preparar los detalles cuan pronto fuera posible; pero lo que no se imaginó el Rey, es que Go Ara lo buscaba por un asunto totalmente diferente.

Y en cuanto la chica cruzó por su puerta, el Rey pudo pronosticar que nada bueno tenía que decirle.

—¿Sucede algo doncella? —El Rey preguntó preocupado, al ver a la muchacha con el rostro afligido y demacrado, como si no hubiera podido pegar ojo en toda la noche.

—Sí, su majestad. —Go Ara respondió al caminar hasta el centro de la habitación. Luego infló su pecho, dándose alientos para decir lo que tenía que contar. —Tengo que contarle algo horrible que presencie.

—¿Qué es? —El Rey inquirió curioso.

La chica guardó unos segundos de silencio, algo avergonzada de tener que decir aquello que lastimaba su orgullo. —Anoche, durante la cena, descubrí al Coronel Jung en la cama con otra persona.

Ante esa confesión, el Rey abrió los ojos. —¿Cómo? —Preguntó incrédulo. En todos los años de conocer a Yunho, el Rey nunca le había descubierto ni un solo amorío. ¿Estaría la doncella segura de lo que estaba diciendo? —Repite lo que dijiste por favor. No estoy comprendiendo.

—Lo que escuchó su majestad. Yunho… estaba haciéndole el amor a un chico… en su cama y… —La chica se detuvo cuando sus lágrimas hicieron presencia en sus ojos. —Me siento tan humillada en estos momentos. No puedo creer que me haya pasado esto.

—Pero eso no es posible. El Coronel Jung nunca ha sido esa clase de hombre. ¿Con quién estaba él?

—Su criado. —Go ara espetó con desprecio. —Aquel jovencillo pobre que seguramente le lustra los zapatos y le tiende la cama. Con esa bajeza me estaba engañando.

—¿Su criado? —El Rey repitió aun mas confundido. Hizo memoria, tratando de recordar cuál era el criado de Yunho (si es que tenía uno), y de repente, un flashback de un episodio acontecido unas semanas atrás se le paso por la mente. Aquella noche en que aquel muchachito imprudente se había metido a fisgonear a sus aposentos… ese era el criado de Yunho. Pero… ¿De dónde había salido ese chico? No tenía ni idea, de hecho Yunho nunca lo mencionaba y desde hacía unos cuantos días, no lo había vuelto a ver. Parecía que hubiera llegado al castillo como por arte de magia, a no ser que…

…la verdad llegó al Rey como un balde de agua fría:

¿Podría ser ese supuesto “criado” el hijo menor de la familia del bosque el cual Yunho tenía como rehén?

Todo parecía concordar, todo indicaba que era él. Y si era él… ¿Yunho no lo había matado como se lo había prometido y en vez de eso, se lo estaba cogiendo en las vísperas de su matrimonio?

Si, efectivamente era eso.

Descubrir al fin la verdad, hizo enfurecer el cuerpo del Rey. Ese Coronel sabelotodo se las pagaría por atreverse a burlar de él. Con esta eran tres veces que había sido engañado por su subordinado y como le dijo la anterior vez, él ya no tendría más misericordia. 

—Su majestad, le pido que me ayude. —La doncella le volvió a hablar a la par que se agachaba y tomaba su mano como si le estuviera pidiendo algo a los cielos. —Usted me prometió a mí y a mi familia que me casaría con el Coronel. Si no me caso, quedare en ridículo frente a todos mis allegados.

—No te preocupes Doncella, yo mismo tomare cartas en el asunto.

Go Ara suspiró aliviada al ver la determinación del Rey a “ayudarla”, pero no pudo evitar volver a sentirse despechada al recordar al Coronel abrazando y besando a ese chico, como si su vida dependiera de ello. No podía soportar que aquella entrega de amor no fuera para ella. —Es que no lo entiendo. —Ella meditó, bajando la cara. —¿Qué vio el Coronel en ese criado para engañarme a mí? Si la gente se llega a enterar… oh Dios, ¿Qué tiene él que no tenga yo?

—Quizá se deba al hecho de que Yunho siente que puede dominar a ese muchacho. Yunho es así, le encanta sentirse en poder, le encanta ultrajar y doblegar a los que están por debajo de él. —El Rey respondió, tomando con su palma el rostro de la chica para que levantara la vista. —¿Pero sabe una cosa doncella? Quizá sea tiempo de mostrarle a Yunho la realidad. Él no tiene el poder de todo, él no está por encima de todos… y eso se lo voy a enseñar. Y en cuanto al muchacho…

Los ojos de Go Ara se oscurecieron. —Lo quiero fuera de mis planes y no me importa lo que tenga que hacer para conseguirlo.

El Rey sonrió ante la malicia de la mujer. —Dalo por hecho.

Besando la mano del Rey en signo de gratitud, Go Ara se aferró a él, esperando que fuera su salvavidas ante tal penosa situación. Se sentía conmovida por el hecho de que el Rey fuera tan generoso con sus problemas, sin embargo, lo que no sabía ella, era que al Rey lo que menos le interesaba era su dilema por la traición de su prometido. Lo que al Rey verdaderamente le dolía, era que Yunho se hubiera atrevido a relacionarse con su enemigo y que ambos se estuvieran burlando en frente de sus narices, desobedeciendo su autoridad como líder supremo.

Quizá Yunho creía que se había salido con la suya, pero por alguna razón la realeza esta en el poder, y eso era lo que Yunho iba a experimentar de primera mano.



..




Jaejoong parpadeó confundido al bajarse del caballo y reconocer que se encontraba en la entrada del bosque. En aquella mañana, Yunho lo había despertado con urgencia, diciéndole que tenían que ir a un lugar. Sin preguntar demasiado, Jaejoong se había montado en el caballo junto a Yunho y se había dejado llevar a donde sea que fuera a llevarlo.

Nunca se imaginó que ese lugar fuera el mismo bosque.

—¿Qué hacemos aquí? —Preguntó confundido al ver a Yunho ajustar a Taepoong a un árbol.

Yunho tardo unos segundos en contestar. —Te vengo a liberar. Puedes regresar a tu hogar.

Jaejoong lució perdido. —¿Qué? ¿Cómo…?

—Ya no eres mi prisionero Jaejoong, ya puedes ir con tu familia.

Jaejoong guardó silencio, intentando comprender que era lo que sucedía. ¿Por qué Yunho de repente lo liberaba? ¿Acaso era porque su prometida los había descubierto? ¿O era por otra cosa? La pregunta más importante: ¿Por qué decidió liberarlo justo cuando entre ellos habían empezado a suceder tantas cosas? Un peso se instaló en su pecho, él no estaba seguro de querer irse del lado de Yunho.

—Jaejoong escúchame. —Yunho interrumpió los interrogantes internos de Jaejoong y le entregó un paquete con los planos que había hecho. —Estas son todas las estrategias que tengo para atacar el bosque. Sin esto, el ejército no podrá a llegar a ningún lado. 

Al ver la insustituible cara de desconcierto de Jaejoong, Yunho supo que debía ser más directo. Tomó un poco de aire, dirigiéndose a él en el tono de voz más serio que pudo. —Jaejoong, voy a renunciar al ejército y a mi matrimonio. Escapare del reino. Jamás regresare.

Las palabras hicieron un hueco en el corazón de Jaejoong. Todo esto era tan inesperado. —Pero…

—No puedo seguir con el plan del Rey. Yo no soy capaz de destruir el bosque que tanto amas y que es tu hogar. Ya no quiero seguir metido en todo esto. El que la doncella nos haya descubierto, solo fue una señal de que tenía que tomar una decisión.

—¿Me vas a abandonar a mi suerte entonces? Porque el Rey no se detendrá hasta conseguir lo que quiere.

—No, no tienes por qué preocuparte, yo soy el mejor soldado que tiene el Rey. Su mejor estratega. Sin mí, el ejército no tendrá éxito en querer adueñarse del bosque. Tú y tu familia no correrán peligro.

—¿Y que si el Rey no juega con la estrategia, sino con la violencia?

—Con la violencia no hemos llegado nunca a nada. Mírame, yo no hubiera podido acercarme a ti si no hubiera dejado mi violenc… —Yunho de repente se detuvo, al darse cuenta que había tocado el tema de Jaejoong y él. De su extraña relación.

Jaejoong comprendió a que se debió el inesperado silencio de Yunho y decidió preguntar justamente sobre eso. Si no lo hacía ahora, probablemente no podría hacerlo después. —¿Y nosotros? ¿Qué hay de… lo que tenemos? —Susurró con algo de timidez, creyendo que quizá Yunho no sentiría que lo de ellos fuera algo importante.

—Jaejoong, somos de mundos diferentes. Lo de nosotros no puede continuar…  —Yunho se rascó la cabeza, le estaba costando trabajo encontrar las palabras correctas para expresar lo que pensaba. —Tengo que irme lejos, el Rey no me perdonara si decido renunciar. Si decido desobedecerlo.

Ante esa explicación, el pelinegró bajo la cabeza, luciendo afligido. Era una realidad que él mismo no había querido enfrentar, ni siquiera admitir y lo peor es que él sabía que Yunho tenía razón: Ellos dos no podían funcionar. Para empezar, él era un protector del bosque, un ser mágico. Él no se podía enamorar de un humano como Yunho. Viera por donde lo viera, no tenía sentido continuar con esa “relación”. 

Aun así él no podía evitar sentirse triste.

—¿Qué sucede? ¿Acaso esto no era lo que querías? —Preguntó Yunho al ver el semblante desolado del muchacho. —Ya puedes regresar con tu familia, ya estás en libertad. No tienes que seguir mis órdenes ni seguir bajo mi poder. Creí que esto era lo que queri… —Sus palabras quedaron a medio camino, cuando fue sorprendido por un beso intenso que le robó el aliento. Lentamente cerró los ojos y se dejó llevar por el tacto suave de los labios de Jaejoong sobre los suyos. Esta era la primera vez que Jaejoong lo besaba por iniciativa propia ¿Acaso sentía lo mismo que él?

Duraron besándose un par de minutos más, hasta que las circunstancias los obligaron a separarse.

Era hora de enfrentar la realidad.

—Jaejoong, vete, por favor. —Yunho dijo mientras se daba media vuelta. No quería que los ojos de Jaejoong le hicieran desistir de su decisión.

El pelinegro suspiró con resignación. —Espero algún día verte de nuevo, Yunho. —Sin nada más que agregar, Jaejoong se marchó, perdiéndose entre la maleza, los matorrales y los árboles.

En cuanto se fue, Yunho tuvo que apoyar su mano en un árbol para no caerse, debido a la tristeza que estaba a punto de abarcarlo. Quiso convencerse que había tomado la mejor decisión, quiso no sentir esa zozobra que se le instalaba en el pecho. Tardaría un largo tiempo en recomponerse, pero no importaba, si su dolor significaba el bienestar de Jaejoong, él estaba decidido a soportarlo.

Montándose a su caballo, Yunho se marchó directo al castillo, decidido a enfrentar su destino.




..




Cuando Yunho vio desde su caballo al Rey, con unos cuantos guardias en los jardines delanteros del palacio, supuso que este ya debía haberse enterado de su engaño de la boca de su irritante prometida. Sin poder dar vuelta atrás, Yunho entró en los terrenos del palacio y se detuvo justo al frente de un amarradero para caballos. Se bajó de Taepoong y de inmediato sintió a sus espaldas la presencia amenazante del Rey.

Era obvio que no podía evitarlo. Era hoy o nunca.  

—¿A dónde fue tan temprano Coronel Jung? —El Rey no tardo en preguntarle. Contrario a lo esperado, su actitud parecía tranquila, como si no supiera nada. —¿Estaba acaso haciendo algo urgente?

—Salí a refrescar mi mente… Dar un  paseo por el bosque… —Yunho le dijo con algo de desinterés y cuando vio el rostro incrédulo del Rey, no pudo evitar sentirse acorralado. —¿Sucede algo?

—¿Sucede algo Coronel Jung? —El Rey le devolvió la pregunta. —¿Tiene algo que decirme?

Yunho se mordió los labios. —No.

—Le preguntare de nuevo entonces, ¿Tiene algo que decirme Coronel Jung?

—Ya le dije que no.

—Si es así le volveré a hacer la pregunta. —No dispuesto a rendirse, el Rey tomó la muñeca de Yunho y la dobló de manera violenta, haciendo a Yunho gemir de dolor. —Y escuche bien porque no lo repetiré: ¿Tiene algo que decirme?

Sin poder pensar con claridad y con el agarre del Rey volviéndose cada vez más intenso, Yunho susurró en un aliento lo que realmente quería. —Renuncio…

—¿Eh? —El Rey alzó las cejas. Fingió no haber escuchado. —¿Puede repetirlo?

—¡Renuncio! ¡Renuncio a mi matrimonio, renuncio a la misión, renuncio al ejército, renuncio al reino, renuncio a usted! ¡Yo renuncio! —Yunho gritó como si se estuviera sacando un gran peso de encima. Realmente no debió haber explotado así, pero que mas daba, ya estaba verdaderamente harto. —Yo no voy a destruir el bosque, no voy a cumplir esa orden, y no me importa si me quiere desterrar, ya he asumido el cargo de mis acciones.

Ante eso, el Rey solo pudo cruzarse de brazos, luciendo anormalmente sereno. Esta revelación ya no era una sorpresa, de hecho, una parte de él, le complacía escucharla al fin de los labios de Yunho. —Coronel usted está lleno de sorpresas ¿No? Dígame, ¿Por qué no quiere destruir el bosque? ¿Acaso se debe a alguien?

Yunho negó con su cabeza.

—¿Qué hizo entonces con el rehén que tenía bajo su poder, el hijo menor de la familia del bosque?

—Yo… —Yunho se tardo unos segundos en responder. —Yo lo mate.

—Mentira. —El Rey lo interrumpió. —Su prometida lo encontró con él en la cama, no crea que soy tan estúpido.

—¡No era él!

—¡Basta!

El Rey gritó furioso a la par que le propinó a Yunho una bofetada que le volteó la cara. Estaba ya tan cansando de aguantarse las mentiras de su subordinado, que hasta ganas le dieron de matarlo ahí mismo. Pero no, no debía adelantarse, debía hacer sufrir a Yunho para que fuera un ejemplo de lo que les pasa a los que se atreven a revelársele. —¡No me siga mintiendo!, ¡Ya lo sé todo Coronel!, sé que desde hace tiempo lo único que ha hecho es entorpecer la misión de tomar el bosque. Eso solo puede calificarse como un acto de traición hacia su gente. Además, no solo me engañó a mí y al reino, también jugó con los sentimientos de la pobre doncella Go Ara, ¡Quien tuvo que cargar con la humillación al descubrirlo con un hombre!

—¡Yo nunca estuve de acuerdo con esa boda, la única razón que acepte casarme fue para darle gusto a usted!

—¡Es porque tú no tienes poder de decisión aquí! ¡Yo decido tu vida y no tú!

—Pues no más. —Yunho afirmó decidido. Mas decidido de lo que había estado en toda su vida. —No voy a permitir que siga tratándome como su peón.

El Rey soltó una risotada. —¿Y qué vas a hacer? ¿Huir? Pues me temo que no lo permitiré. —Sin esperar, el Rey se dirigió a sus hombres, dispuesto a demostrar su poder. —¡Guardias! ¡Arréstenlo y llévenlo al calabozo! ¡No se permitirán más desacatos a la orden en este reino!

De inmediato, los guardias tomaron a Yunho de los costados para someterlo. Este intentó poner resistencia, pero estaba tan rodeado que le fue imposible escapar. ¿Qué pasaría con él ahora? —¡Suélteme en este instante! —Demandó inútilmente.

—No mi Coronel, usted va a recibir lo que se merece. —El Rey lo tomó de la barbilla y lo obligó a mirarlo a los ojos. —Dígame, ¿Dónde están los planos para actuar contra el bosque?

—Los queme. —Yunho espetó con odio.

—¿Ah sí? Pues no importa. —El Rey soltó la cara de Yunho y le dio la espalda. —¡¡Escúchenme todos, hoy será el día en que finalmente tomaremos la soberanía del bosque!!! ¡¡¡Basta de esperar y doblegarnos, hoy le enseñaremos a la familia del bosque de lo que están hechos nuestros hombres!!

Ante eso, todos los soldados alzaron sus armas, gritando en victoria.

—Y una última cosa pequeño revoltoso, —El Rey se volvió a dirigir a Yunho. —Ni creas que voy a tener misericordia con aquella gentuza. Todos morirán bajo mi espada, en especial ese muchachito de quien te atreviste a enamorar ¿Por qué te enamoraste de él, no es así? —El Rey sonrió y Yunho endureció su mirada. —Como sea, ese será el primero en morir.

Viendo al Rey doblarse de risa por sus palabras, Yunho fue arrastrado por los soldados hacia las mazmorras del castillo, y aunque gritó, se sacudió e intentó dar pelea, no pudo zafarse de la mano opresora del Rey. Él estaría encerrado en ese castillo quien sabe por cuánto tiempo. Pero eso no era lo que preocupaba a Yunho. Mientras él estaba encerrado, el Rey haría de las suyas en el bosque y su Jaejoong, su amado Jaejoong, estaría a merced de los soldados y los deseos de venganza de ese horrible hombre.

Yunho tenía que idearse una forma de escapar, tenía que ingeniárselas para llegar hasta Jaejoong antes que el Rey.

Y debía hacerlo lo más pronto posible.



..

Nota: Proximo capitulo : Gran final. No se lo pierdan XD




8 comentarios:

  1. Ahhh como me cae mal chagmin aquí...es un rey malo q se vanagloria de su poder siendo un tonto caprichoso...mi Yunho tiene q liberarse para ayudar a mi JJ y ser felices juntos...

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    1. ¿? El rey no es changmin Lol. El rey de hecho no tiene nombre así que se lo pueden imaginar como quieran. Ni changmin, ni junsu ni yoochun aparecen en esta historia.

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  2. Van atacar el bosque y Yunho atrapado, libérate rápido Yunho para salvar a tu amor.
    Gracias por otro capítulo más :)

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  3. Que mal espero que Yunho pueda escapar y poder ayudar para que ese rey no pueda lastimar a Jae ni a su familia pues no tiene sentido que el gane destruyendo la vida de muchos por gusto
    Gracias

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  4. Nooooo pobre Yunho , ese rey es un malditoooo
    Ahora que pasara ? , atacaran el bosque y yunho encerrado :(
    Muchas gracias por actualizar ❤

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  5. Ayyy no!!!! Confío en que Jaejoong pueda contra los soldados y el rey.

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  6. Que pena que Yunho este preso pero eso significa que no se va ha casar con Go Ah Ra ojala que el rey no pueda deztruir el bosque por que ese lugar les pertenece a Jaejoong y su familia

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  7. Rey no subestime a los seres mágicos del bosque, ellos darán pelea. Y espero que venzan sobre su avaricia -.-

    Yunho!!! Espero puedas escapar del calabozo!!

    Esta buena la historia, como siempre, me gusta!

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