Decimosexta entrega
Voulez-vous coucher
avec
moi ce
soir?
—Lady
Marmalade.
J
|
aejoong
sintió una sensación especial en su corazón, cuando Yunho le dijo que fuera a
visitar su nueva habitación en el recién inaugurado Bateau-Lavoir. Sentía como si Yunho empezara a incluirlo en su
vida, en su mundo, y eso era algo que lo hacía emocionarse.
Entró
a la habitación. En realidad no había mucho en comparación con la última
habitación de Yunho. Una pequeña, muy pequeña cama en el centro, ropa (que le había
regalado) amontonada al lado izquierdo y en el lado derecho había una muy
curiosa galería de hojas de papel; las cuales contenían dibujos, anotaciones,
cartas, poemas, escritos…cualquier cosa que Yunho quisiera poner ahí. Todas
estaban pegadas en la pared y había tantas que se sobreponían unas a las otras.
Jaejoong
señaló y le hizo un gesto a Yunho para que le explicara.
—Es
mi colección personal. Como Yoochun se trasladó a otra habitación, la sentí tan
vacía que quise ponerle algo de personalidad por lo que decidí hacer un muro de
cosas que me gustaran. Por ejemplo, —Yunho
agarró una de las hojas. —Este es un boceto que hice recién te conocí. —Le dijo
y se lo entrego a Jaejoong. No era un retrato muy halagador a decir verdad, se
trataba de un mamarracho caricaturesco el cual tenía los ojos rojos y humo
saliendo de sus orejas, sentado sobre una montaña de billetes. Parecía como una
parodia ofensiva de él, sin embargo, en vez de sentirse atacado, Jaejoong solo
se rió, comprendiendo el humor de Yunho.
—¿Cause
tal impresión en ti la primera vez que nos vimos que tuviste la necesidad de
dibujarme? —Le preguntó sonriente.
Yunho
se mordió los labios, desviando el tema. —Y este es un escrito que hice durante
los días posteriores de la muerte de Junsu. —Le entrego otro de los papeles —Y
este es la página de un libro que me gusto, y este es un poema que escribí, y
esta es la lista de cosas que tengo que hacer antes de morir, y este…—Yunho
continuaba y continuaba. Jaejoong estaba tan lleno de papeles que apenas y
podía sostener los que traía. —Y en este lado de aquí, tengo todas las cartas
que mis conocidos me han escrito. Pienso que para una persona es más fácil
expresarse por medio de letras, así que siempre pido a la gente que me conoce
que escriba lo que piense de mí.
Jaejoong
detalló el muro. Ahí debía haber por lo menos unas 100 cartas. Yunho de verdad tenía
mucha agente alrededor que lo amaba, y como no iban a hacerlo, si Yunho era una
persona muy especial. Jaejoong estaba seguro de que Yunho tenía enamorado a más
de un corazón y que habría roto 1000 más. No podía negar que el pensamiento lo
ponía celoso, Jaejoong no quería que Yunho tuviera tanta gente a su alrededor.
Porque
en cualquier momento se lo podrían arrebatar.
—¿Por
qué me estas mirando así? —Yunho le preguntó confuso al notar los ojos
brillantes de Jaejoong los cuales parecían estar hipnotizados por su presencia.
—Nada,
nada —Jaejoong volvió a la realidad —Yunho… ¿Podría hacerte una carta también? —Le
pregunto con algo de timidez. Honestamente Jaejoong nunca había escrito una
carta de ese tipo ni recibido una tampoco. Pero si era para Yunho quizá lo
podía intentar. Quería también estar en el muro de Yunho.
—Sí.
Si quieres.
Jaejoong
dejó escapar una sonrisa. Luego volvió a mirar el muro. —¿No se supone que se habían
quemado todas tus cosas? ¿Cómo es que tienes esto?
—Ah
eso, —Yunho apretó su boca —Es que logre recuperar una caja de metal en donde tenía
algunas cosas. Cosas importantes.
—¿Entonces
la parodia de mi era una cosa importante para ti? —Se burló Jaejoong.
—Bueno,
la tenía guardada porque quería recordar al momento de mirar el dibujo, la vez
que conocí aquel idiota arrogante en Paris.
—Oh
—Jaejoong bajo la cabeza, sintiéndose de repente decaído. —¿Y ahora qué piensas
de mí?... ¿Si volvieras a dibujarme, como lo harías esta vez?
Yunho
pareció meditar por un momento la pregunta y sin responderle fue hasta su cama,
sacando de debajo del colchón una libreta y un carboncillo. Luego se acomodó
contra el muro y comenzó a dibujar en este, mirando de vez en cuando a Jaejoong
para retratar bien sus facciones. Jaejoong se comenzó a reír tontamente,
sintiendo algo de vergüenza el que Yunho lo estuviera detallando tan fijamente.
—Listo.
Yunho
se acercó y le entregó la hoja, y Jaejoong pensó que recibiría otra caricatura
de sí mismo. Pero lo que recibió, fue algo completamente diferente. Se trataba
de un bosquejo mejor hecho y mucho más fiel a su imagen. En este sus ojos
brillaban demasiado y de su boca salían notas musicales, como si estuviera
cantando. Era un muy bonito dibujo, tenía que reconocerlo, y también tenía un
aire más afectuoso.
—Ese
es el Jaejoong que veo ahora. Uno hermoso, el cual parece no odiar al mundo.
Jaejoong
se sintió desfallecer. —Gracias.
—Oh
y se me olvida —Yunho se lo quito y le puso su firma. —Este es un regalo. Así
tal vez en el futuro puedas tener tu propia colección de “Cosas importantes”.
Jaejoong
asintió feliz y lo metió en el bolsillo de su abrigo, siendo recibido después
por el cuerpo y la boca de Yunho, quien lo beso pasionalmente. Sus besos se habían
vuelto así, largos y entregados, sin tener si quiera la necesidad de separarse
para buscar aire. Todo lo que necesitaban para vivir lo encontraban en el
aliento del otro.
Luego
la mano traviesa de Yunho empezó a buscar la piel del castaño, levantando
sutilmente su camisa para acariciar su abdomen. Jaejoong se rehusó un tanto al
toque, sintiéndose algo incómodo. Besar de nuevo a un hombre era una cosa, pero
dejarse tocar por un hombre, no sabía si podía volver a permitirlo. La otra vez
había accedido a que Yunho le hiciera “el amor” con ropa puesto que estaba algo
dormido y con tragos encima, pero ahora estando en sus cinco sentidos… sus
inquietudes provocadas por su pasado regresaban para no dejarlo continuar.
Jaejoong
ladeo su cabeza y Yunho lo tomo del mentón, quedando ambos rostros frente a
frente. —He notado que cuando te toco, te tensas, como si te incomodara, como
si no te gustara que lo hiciera.
—No
es eso Yunho. Solo…
—¿No
quieres que te toque de nuevo un hombre?
Jaejoong
alzo la vista, algo impresionado que Yunho hubiera adivinado sus pensamientos.
—Jaejoong,
se lo que te paso en el pasado. Se dé la relación que tuviste con ese tal Hyun
joong, y que no termino nada bien. Creo que tienes miedo de intentarlo de nuevo
con un hombre, pero te aseguro que no te lastimare. Conmigo será diferente.
Los
ojos de Jaejoong parecieron enojarse por un momento. —Yunho no tienes por qué
meterte en mi pasado. Solo puedo adivinar que Yoochun fue el que te dijo todo
esto y no debió hacerlo. Mi vida personal no es un mercado de chismes al que
todo el mundo pueda acceder.
—Bueno,
Yoochun no lo hizo de mala manera. En esa noche él estaba borracho y lo
suficientemente enojado contigo, y yo me aproveche para sacarle
información. Pero ese no es el punto. El
punto aquí es que tienes miedo de ser tocado de nuevo por un hombre ¿Sabes
porque lo sé? Porque puedo sentirlo, puedo olerlo y puedo verlo.
El
castaño se mordió los labios, sintiendo que se estaba debilitando paso a paso. —Yunho
es que no entiendes…no entiendes lo que eso provoca en mí.
—Tienes
razón, no lo entiendo, no lo entiendo Jaejoong… —Susurrándole con su aliento,
Yunho acerco a Jaejoong por el mentón y lo beso despacio, queriendo con su beso
alejar todas sus preocupaciones. Sin embargo aun no estaba decidió a rendirse
por lo que siendo un poco más atrevido, escurrió su mano y la metió
disimuladamente dentro de los pantalones de Jaejoong, acariciando sutilmente
sus glúteos.
A
Jaejoong se le escapo un suspiro ahogado de sus labios.
—Señor…
¡Oh lo siento! —repentinamente uno de sus guardaespaldas abrió la puerta de la
habitación y luego se excusó al intuir que era lo que había estado pasando.
Apenado, la volvió a cerrar.
Yunho
hizo un chasquido con fastidio. —¿Qué siempre tus guardaespaldas tienen que
estar contigo?
—Casi
siempre. —le contestó Jaejoong y trató de aminorar el pronunciado sonrojo que
había abarcado su cara. —Por algo se llaman guardaespaldas.
—¿Deberíamos
deshacernos de ellos, no crees?
El
castaño agudizo su vista. —¿Qué estás pensando?
Con
sus labios curvándose en una sonrisa traviesa, Yunho tomo la mano de Jaejoong y
lo guio hasta su ventana, abriéndola. —Ven, Vamos a desaparecer un rato.
—¿Qué?
—Jaejoong vio en sus ojos las intenciones del moreno. —Pero no podemos…
—¿Quién
dice?
En
seguida, Yunho amarró sus sabanas y utilizándolas como una soga, bajo desde el
segundo piso hasta el callejón que se encontraba en la planta baja, incitando a
Jaejoong que bajara. Jaejoong miró hacia la puerta, dudoso de seguir la
travesura de Yunho, pero entonces dejando todos los miedos atrás, imito a Yunho
en la bajada siendo recibido por los brazos de este.
—Ahora
grítales. —Yunho le dijo una vez que estuvo a su lado.
—¿Qué?
¿Para qué?
—Para
que se den cuenta que hemos salido.
—¿Acaso
queremos que se den cuenta de que hemos escapado?
Yunho
asintió y Jaejoong solo lo miro con extrañeza. Yunho a veces podía ser muy raro
de entender. Utilizando ambas manos como si fueran una bocina, Jaejoong hizo lo
que le pidió Yunho y no tardo mucho antes que las cabezas de sus guardaespaldas
se asomaran por la ventana, confundidas al notar que ambos habían salido de la
habitación por la ventana.
—¡Traten
de atraparnos! —Yunho les grito mientras hacia un gesto con su mano con
picardía y tomo la mano de Jaejoong, jalándolo para que ambos se perdieran
entre las calles concurridas de Mortmartre. Los guardaespaldas no duraron en
seguirles la pista, saliendo del edificio y corriendo en busca de ellos.
Jaejoong
no sabía que mosco raro le había picado a Yunho, solo sabía que se encontraba
junto a él, corriendo como un loco y escabullándose entre la gente. Llegaron a
un muro y se escondieron detrás de él, mientras Yunho asomaba la cabeza
tratando de encontrar a los guardaespaldas.
—Yunho…—Jaejoong
jadeo muerto de cansancio. —¿Q-que estas…haciendo?
—Solo
te estoy secuestrando amor. —Le respondió Yunho con una sonrisa.
Amor…
Jaejoong
se desubico ante esa palabra.
—Ahí
están.
Arrastrándolo
una vez más por los callejones, Jaejoong se dejó llevar por Yunho, viendo como
este se divertía al poner en aprietos a los otros dos. El castaño se dejo
contagiar de la aparente alegría de Yunho, sintiéndose de repente como un niño
otra vez, quien jugaba junto a sus primos en los palacios imperiales de Corea.
Al parecer, Yunho tenía esa cualidad especial: el de hacerlo rejuvenecer día a día
con sus alocadas ocurrencias.
Sin
previo aviso, el cielo se tornó oscuro y una torrencial lluvia inundo la
ciudad, haciendo que la multitud en las calles corriera a buscar refugio debajo
de los techos o en locales cercanos. Todos menos Jaejoong y Yunho, quienes aún
seguían jugando al gato y al ratón, sin importarles que la lluvia los estuviera
mojando de pies a cabeza.
Luego
de que les perdieran totalmente la pista, Jaejoong intentó refugiarse debajo de
un tejado en una calle vacía pero Yunho lo retuvo, impulsándolo de nuevo a su
cuerpo para que no pudiera escapar. La lluvia los azotaba con fuerza y tal era
su potencia que ni siquiera podían abrir bien sus ojos..
—¡Al
fin estamos a solas! —Yunho exclamó fuerte debido a que el sonido del agua
impactando contra la tierra le acallaba la voz. —Por fin estoy a solas contigo…—lo
rodeo con sus brazos, acercando su cara —Besam…
Y
antes de que lo pidiera, Jaejoong ya estaba plantando un beso intenso en sus
labios, quitándole la respiración, sintiendo como el mundo caía sobre sus
cabezas.
El
beso fue totalmente memorable. El agua de lluvia escurriéndoles por su piel
mientras intentaban no ahogarse entre las gotas y sus bocas.
Fue
perfecto y Jaejoong nunca se sintió con tanta vida.
..
Yunho
sonreía sentado en la cama de Jaejoong mientras observaba al otro secar su
cabello utilizando una felpa en sus manos. Después de llegar, Yunho se empezó a
desvestir sin ningún asomo de timidez dejando la ropa tirada en el suelo. Luego
encontró una especie de batola de Jaejoong y se la puso. Jaejoong por otra
parte, se encerró en el baño, saliendo después con otra bata color rojo seda,
que le cubría el cuerpo.
Jaejoong
se acercó a Yunho y este le tomo de las caderas, acariciándolas sutilmente. —Pudiste
haberte cambiado aquí ¿Lo sabias?
—Tú
ya te estabas cambiando aquí.
—La
habitación es lo suficientemente grande para que los dos nos cambiemos ¿Estabas
tratando de esconderte de mí? ¿No querías que te viera desnudo?
Jaejoong
quiso responder pero su boca no le funcionó porque simplemente eso era lo que
estaba tratando de hacer. Yunho, al ver la expresión en la cara de Jaejoong se
convenció de que debía ser algo… debía sacar sus miedos estúpidos y hacerlo
volar.
Hacerlo
sentir el paraíso.
—Cierra
los ojos. —Dijo de la nada cuando se colocó al frente del castaño.
Jaejoong
hizo una mueca. —¿Por qué?
—Solo
ciérralos.
Un
tanto escéptico, Jaejoong obedeció a Yunho y a continuación sintió las manos
fuertes del más alto afianzarse en su cuerpo, guiándolo para que se acostara en
la cama. Sin abrir los ojos, Jaejoong sintió como Yunho se le encimo y comenzó a
abrir lentamente su bata, lo que hizo que se contrajera por un momento. Jaejoong
no pudo negar que sentía miedo pero con las caricias de Yunho en todo su
cuerpo, esa preocupación se iba haciendo cada vez menos persistente en su
cabeza.
A
continuación, Yunho traslado su lengua por todo el torso de Jaejoong; dándole mordiscos
y besando suavemente sus pezones. Jaejoong apretó fuerte las sabanas a sus
espaldas. El calor en sus cuerpos incrementando por los toques. Llegando a su
entrepierna, Yunho tomo el pene de Jaejoong y lo acaricio con su lengua. Chupo la
cabeza, luego lamió la longitud y llego a la base, queriendo ponerlo duro para
que luego no pudiera rendirse y escapar. Jaejoong gimió leve ante eso, su respiración
sonando aguda.
El
moreno lo estaba consiguiendo.
Con
prontitud, Yunho se quitó su bata mostrándole a Jaejoong sus atributos de
hombre. Tomo sus manos e hizo que le acariciara el pene el cual ya estaba poniéndose
duro. Jaejoong paso saliva, cayendo en cuenta del imponente hombre que lo iba a
coger. Se sintió de repente muy necesitado… hace mucho tiempo que no deseaba
tener sexo de esa manera.
—Quien
lo hubiera pensando…—susurró Yunho, hablando irónico. —Un muerto de hambre como
yo con alguien como tú. ¿Dime que quieres que haga ahora?
Jaejoong
se quedó viéndolo, sus ojos comenzando a aguarse por las desesperación. —Follame
—Rogo sin proponérselo. Mucho tiempo había estado negándose al tacto de un
hombre y ahora no podía soportarlo más.
Yunho
curvo una sonrisa.
Sin
demora, introdujo dos dedos en la boca de Jaejoong, incitándolo que los
lamiera. Jaejoong cerró los ojos y lamio como si fuera aquella otra parte de Yunho a la cual también quería acariciar con
sus labios. Luego los dedos húmedos de Yunho se ubicaron en su entrada y se
introdujeron, formando círculos que parecían extender su radio a medida que se
iban adentrando más.
Hubo
un momento que Jaejoong se cansó de ser el que era satisfecho y levantando
medio cuerpo se precipito hacia Yunho y le empezó a besar el pecho, bajando
cada vez más hacia su entrepierna. Repentinamente, Tomo la cabeza de su pene en
sus labios, chupando y lamiendo, mientras trataba de mirar la expresión de
Yunho. Este solo se acomodó, y tomo la cabeza de Jaejoong para guiarlo. ¿Dónde había
ido aquel Jaejoong temeroso de recibir el contacto sexual de un hombre? No lo sabía,
el Jaejoong que ahora se encontraba entre sus piernas, parecía no darle
importancia a esas nimiedades.
Tomándolo
algo brusco del cabello, Yunho acerco la cara de Jaejoong a la de él. —¿Sabes
que me encanta que me chupen el pene? —Le susurro.
—Sí.
—Jaejoong le sonrió coquetamente, recordando lo que aquella señora le había
dicho en aquella fiesta. Devolviéndose a su pene, Jaejoong lo intento esta vez
de una manera más profunda. El pene de Yunho comenzaba a arder y eso lo
excitaba. Su lengua enroscando toda la longitud asegurando de dejarlo bien
cubierto.
Luego
Yunho alejo de un empujón a Jaejoong haciéndolo caer de nuevo en la cama. Con
su pene ardiendo, Yunho no espero y se posicionó frente a Jaejoong,
penetrándolo mientras alzaba sus rodillas y Jaejoong lo abrazaba por la
espalda.
Quizá
es que había pasado mucho tiempo, porque la sensación de ser llenando por un
pene, le resulto increíblemente dolorosa. Pero no importaba, el solo quería
saciar las ansias de su cuerpo por recibir algo de sexo. A continuación, Yunho
acorralo su cuerpo contra el espaldar de la cama, resultando que su cuerpo se
encogiera en una posición algo incomoda. Después, el moreno empezó con las
estocadas, intercambiándolas entre rápidas y lentas conforme se le daba la
gana.
Jaejoong
cerró los ojos, concentrándose en el placer que su cuerpo estaba recibiendo. Al
parecer Yunho había tenido muchísimo sexo en su vida, porque la manera en que
lo penetraba parecía ser de un experto. Sabia el momento exacto para penetrar
con parsimonia, luego para enloquecerse con sus estocadas y más tarde, para
hacerlo lento, besándole los labios en el proceso. Sus caderas sabían cómo
mantener el ritmo, tal vez por el hecho de ser un buen bailarín y en ocasiones
se detenía y movía su pene en círculos, enloqueciendo a Jaejoong con su manera
de hacer el amor.
El
castaño empezó a chillar de una manera muy aguda, comprendiendo ahora porque
esa mujer le había dicho que a Yunho le gustaban los gritones, porque… ¿Quién
no iba a chillar si lo follaban de esa manera en que lo hacia Yunho?
—Mas,
mas…—Clamó con su voz a punto de desaparecer. Él quería mostrarle a Yunho que
lo estaba disfrutando a horrores y que Yunho nunca encontraría a alguien que
gimiera de la manera en que él lo hacía. Jaejoong quería hacerle saber a Yunho…
que sería el mejor amante con el que se había encontrado jamás.
—¿Te
gusta que te lo metan así… verdad
Jaejoongie? —Yunho le susurró al ver la cara de sufrimiento que Jaejoong tenía.
La verdad, cuando se juró a si mismo que sería su peor pesadilla, nunca imagino
que lo tendría sometido así, llorando para que lo penetrara más fuerte.
Pensamientos sádicos se le cruzaron por la mente, moviéndose más violentamente
sobre el cuerpo de Jaejoong quizá como venganza de todo lo que había sucedido
antes de que ellos llegaran a ese tipo de relación “romántica”.
Como
dicen por ahí, la venganza es dulce y este tipo de venganza se sentía
especialmente deliciosa.
La
lluvia afuera no cesaba y la suite que normalmente estaba con más personas,
solo los tenía a ellos dos como residentes, los cuales estaban deshaciéndose
sobre esa cama. El colchón muy suave se hundía con sus cuerpos y las sabanas
color satín negro se enroscaban de vez
en cuando en sus piernas. Esta era la primera vez que Yunho hacia el amor en
una cama tan lujosa y la sensación era diferente. Como si se hubiera ganado la
lotería al follarse a un hombre tan hermoso en un lecho tan exquisito.
Quién
lo diría…un pobretón como él.
Decidido
a probar otra posición, Yunho volteo a Jaejoong y lo volvió a penetrar,
dejándose caer sobre su cuerpo mientras retomaba las embestidas. El castaño tenía
la cara completamente enrojecida, su cabello alborotado en una apariencia poco
usual en él. Mordió las finas sabanas intentando callar los gemidos que se había
vuelto imposibles de contener.
—Niño
engreído y pedante… pídeme perdón por todo lo que me hiciste antes... —Yunho le
ronroneo por detrás haciendo que Jaejoong levantara ligeramente su rostro, el
cual tenía los labios húmedos y los ojos cerrados.
—¿De….que…Hablas?
—Dime
que lo sientes… arrodíllate ante mi…
—No…
—Jaejoong dijo con el poco orgullo que le quedaba.
Sonriendo,
Yunho acelero su ritmo siendo muy brusco, intentando con eso doblegar el
espíritu soberbio del castaño. Jaejoong entonces grito más fuerte y trato de
moverse del fuerte cuerpo que lo tenía aplastado sobre el colchón.
—Dime
que lo sientes Jaejoong. Discúlpate…
—No
lo hare…
Yunho
embistió con más fuerza. La parte baja de su abdomen comenzaba a arder y estaba
seguro que no resistiría más tiempo antes de venirse completamente en el cuerpo
de Jaejoong.
—¡Lo
siento! ¡Lo siento! —Abruptamente Jaejoong comenzó a exclamar cuando ya no lo
pudo soportar más, y eso fue como un
semáforo en verde que le permitió a Yunho descargarse completamente, deteniendo
sus caderas las cuales se habían estado moviendo sin cesar. Jaejoong sintió
como Yunho lo lleno, como si lo premiara con su semen por haberse disculpado.
—Yo
también lo siento… —Más calmado y mucho más suave que hace unos segundos, Yunho
volteo a Jaejoong y bombeo su pene enrojecido el cual también estaba a minutos
de explotar. —Lamento todo lo que sucedió antes cuando nos odiábamos a muerte.
Fui un idiota. —Le dijo mientras seguía masturbándolo, su voz sonaba muy
delicada. Jaejoong entonces cerro los ojos, suspirando levemente mientras
pensaba en las facetas que Yunho podía tomar durante el sexo. De verdad, si era
un magnifico amante.
—¡Ah!
—Jaejoong chillo ronco y arqueo la espalda cuando el orgasmo llego a él,
ensuciando su estómago y muslos, además de la mano de Yunho.
Luego
vino el momento de relajación donde Yunho se dejó caer sobre él y le propicio
pequeños besos mientras con sus manos intentaba arreglarle el cabello.
—¿Aun
me odias? —Yunho preguntó a modo de broma.
—Con
todo mi corazón.
..
Tres
mañanas después, tanto Jaejoong como Yunho se encontraban desnudos boca abajo
recostados en la cama, acariciándose entre sí con sus manos libres. Los últimos
días luego de su primera vez juntos se habían reducido a no más que maratones
de sexo continuas, con pequeños descansos para comer y dormir. Nada más.
Jaejoong
se encontraba apoyado sobre su brazo, hipnotizado por Yunho a su lado quien le había
estado contando la vez que intento escalar la montaña Changbai con solo un par
de cuerdas flojas. A Jaejoong le encantaba escuchar sus innumerables historias,
siendo cautivado por todas las cosas interesantes que Yunho había hecho o había
vivido. A pesar de que Yunho era una persona de bajos recursos, había viajado
incluso más veces que él, sin tener en el pantalón no más que un centavo.
Jaejoong suspiró quedadamente, sintiendo que él nunca sería una persona tan
genial como lo era Yunho, aunque pudiera con su dinero hacer todas las cosas
del mundo.
—Creo
que ya he hablado lo suficiente por hoy. —Le dijo Yunho —Ahora dime tu ¿Qué es
la cosa más loca que has hecho?
“Meterme contigo” Jaejoong respondió en su mente pero
sacudió esa respuesta de su cabeza. —No lo sé, mi vida no es tan interesante
como la tuya.
—Un
heredero debe tener algo interesante en su vida.
—Tu…—Jaejoong
suspiro sin darse cuenta, cerrando sus ojos como si se quedara dormido.
Yunho
soltó un suspiro. Su cabeza pensando en la respuesta de Jaejoong.
Luego
aprovechando la situación, quiso preguntar algo que desde hacía rato había
estado rodando su cerebro, más específicamente desde la vez que hizo por
primera vez el amor con Jaejoong. —Jae… —Comenzó lento —¿Dime, como fue tu
relación con ese hombre, Kim Hyun joong?
Jaejoong
de inmediato abrió sus ojos, levantando su cabeza. —¿Para qué quieres saber
eso?
—Curiosidad
nada más.
Yunho
pensó que Jaejoong no le diría nada cuando lo vio suspirar más de lo usual,
pero luego este abrió la boca, comenzando con su historia. —Hyun joong es el
hijo de unos amigos de mis padres. No es como tu Yunho, es un muchacho como yo,
petulante y creído con una fortuna esperando por él. A mí me empezó a gustar
mucho de repente y él me confeso un día que yo también le gustaba. Comenzamos a
salir a escondidas, con el miedo constante de que nos descubrieran. Duramos
mucho tiempo así hasta que el engaño se supo. Mi padre nos descubrió.
Jaejoong
hizo una pausa y Yunho asintió, escuchando la historia que ya había oído pero
esta vez desde una perspectiva diferente.
—Mi
padre casi se vuelve loco, lo recuerdo muy bien. Se encerró conmigo en un
cuarto y se puso su manopla decidido a quitarme a golpes mi homosexualidad. —Yunho
vio al semblante de Jaejoong cambiar, como si de repente le dieran ganas de
ponerse a llorar —Le enojaba cuando me pegaba y yo me volvía a poner de pie,
por lo que no se detuvo hasta que yo estuve totalmente derrotado en el piso. La
sangre de mi nariz y boca manchando mi vista.
—Jae…—Afectado,
Yunho le acaricio la cabeza más fuerte, intentando con eso consolarlo por lo
que le había tocado enfrentar.
—Me
entere que los padres de Hyun Joong también se enteraron de nuestra relación,
pero Hyun joong lo negó todo, diciendo que yo había sido el que lo había
manipulado a cometer eso. Me sentí tan traicionado, como si Hyun joong no le
hubiera importado nada de lo vivido conmigo. Incluso ni si siquiera le importo
que casi hubiera muerto a golpes. —Jaejoong dejo soltar un quejido —Mi padre se
volvió frio conmigo. Lo decepcione profundamente. Él habría dejado pasar
cualquier cosa mala que yo hiciera… menos esta.
A
Yunho de pronto se le prendió el foco, comprendiendo todo el centro del asunto
de esta historia entre él y Jaejoong, y lo que los hizo atarse.
Lady Marmalade.
—¿Es
tu padre la razón por la que quieres a Lady Marmalade?
Jaejoong
lo miro fijo. Tanto había tratado de ocultar ese hecho incluso hasta a sí
mismo, que ahora tener que admitirlo era difícil. Pero ya que más daba, ya no tenía
sentido ocultarlo. —La última vez que me visito, fuimos ambos al Molino rojo y él
vio a Lady Marmalade. Me dijo que quería que yo estuviera con ella, incluso
hasta el grado de comprometerme.
Yunho
suspiro, aliviado de saber al fin la verdad.
—A
pesar de todo, yo nunca quise fallarle a mi padre, no quise decepcionarlo de
nuevo. Él confía en que yo la obtenga a ella y eso fue mi impulsor para lograr obtenerla
a toda costa.
—¿Y
ahora que harás, Jaejoong? ¿Y ahora que harás si tú y yo…?
—Yunho
no lo sé. No quiero pensar en eso ahora. —Le dijo haciendo una mueca de frustración.
—Tu
padre tiene que entender que tú no quieres a esa mujer y que nunca la tendrás,
porque tú no eres hetero…
—Yunho
ni siquiera lo digas. Mi padre preferiría colgarse antes de verme con otro
hombre.
—Entonces
que lo haga, no puede exigir su satisfacción a cambio de tu felicidad. Él debe
entender y si no lo hace, bueno tal vez lo mejor es que se aleje de ti.
—Yunho,
pese a todo, él sigue siendo mi padre, mi única familia. Después de la muerte
de mi madre, yo solo lo tengo a él.
Yunho
soltó un soplido de resignación, no entendiendo para nada la lógica de Jaejoong
¿La opinión de su padre era tan importante para él? —Y tu madre… ¿Qué paso con
ella? T dijiste que la habían asesinado ¿Pero cómo? —Yunho le dijo sin tacto y
sin ponerse a razonar que quizá esa no era la mejor forma de abordar el tema,
teniendo en cuenta el semblante triste que Jaejoong había tenido la vez que le había
hablado de ella.
—Yunho
no crea que sea conveniente que te hable de eso. —Jaejoong contesto incómodo y
aparto su cara.
—¿Por
qué no? ¿Por qué siempre rehúsas a hablar de lo que sientes o lo que pasa? ¿Qué
no ves que yo solo quiero ayudarte? ¿Por qué no eres sincero conmigo?
Ante
la lluvia de preguntas, Jaejoong se sintió mal. No quería tener secretos con
Yunho, no cuando su relación había llegado hasta el punto de mirarse y saber
que algo muy fuerte pasaba entre ellos. Aun así… ¿Sería conveniente contarle a
Yunho toda la verdad sobre su pasado? ¿Podría confiar en él?
—Yunho…—Jaejoong
comenzó despacio, dándose tiempo para retroceder si quería. Pero no, no iba a
retroceder, él se lo iba a contar. —No te he contado todo sobre mí, no te he
contado quien soy en realidad.
El
moreno frunció las cejas. —¿Qué quieres decir?
—Debes
prometerme que no le dirás esto a nadie ¿Entendido?
—Sí.
—Yunho afirmo sintiéndose por un momento asustado ¿Qué podía ser?
Antes
de empezar, Jaejoong miro un momento hacia al frente y relajo su cabeza. Jamás
le había contado este secreto a nadie que no estuviera directamente
relacionado. —Yunho, mi nombre verdadero es Yi Jejung. Yo soy parte de la
familia imperial coreana, mi abuelo era el emperador Gojong.
Por
el torrente de información Yunho lo miro incrédulo. Parecía ser parte de una
broma pero por la expresión de Jaejoong y por el ambiente serio que se había
formado, parecía poco probable que Jaejoong estuviera jugando con él.
Entonces
no podía ser nada más que la verdad.
—Cuando
los japoneses invadieron Corea y le quitaron soberanía a la monarquía coreana
hace 11 años, mi padre decidió fugarse con algunas tierras y riquezas. Él no
era el príncipe heredero después de todo. Todos nos cambiamos el nombre y
pretendimos ser una familia de terratenientes para que los japoneses no tomaran
también nuestro control. Es por eso que no pude mantener mi nombre verdadero,
puesto a que si ellos nos encuentran, es probable que nos maten por habernos
atrevido de desobedecer sus órdenes.
Yunho
se inquietó por ese pensamiento.
¿Qué los maten?
—Tratamos
de ser muy cuidadosos, no exponiéndonos ni visitando a la familia que quedo
controlada por ellos, pero desafortunadamente mi madre no pensó así. Hace tres
años, un día cuando mi padre viajo por negocios, mi madre y yo fuimos a visitar
a una tía en el palacio de Unhyeon. Nos hicimos pasar por lo que pretendíamos
ser, una familia noble de terratenientes. Pero en algún momento de nuestra
visita, ellos sospecharon de nuestra identidad y tuvimos que escapar…—La voz de
Jaejoong se volvió inestable de un momento a otro. Una terrible tristeza empezando
a notarse en su rostro. —Nos escabullimos por una ventana pero un soldado empezó
a disparar…y cuando pensé que habíamos logrado perderlo por el bosque, vi como
el pecho de mi madre estaba empapado en sangre. Le habían disparado,
atravesándole el corazón, ella murió entre mis brazos…y yo…dure con ella…
perdido en el bosque durante tres días…teniendo que arrastrar su cuerpo inerte
para no dejarla abandonada.
Abruptamente
el castaño guardo silencio, incapaz de continuar. Yunho se acercó un poco más a
él, acariciándole la espalda, sintiendo que debía permanecer callado ya que lo
que diría quizá no sería suficiente para aliviar la pena de Jaejoong.
—Después
de ese suceso tan trágico abandone Corea…Mi madre, la única persona que me entendía,
se había ido…y yo no podía estar más allí.
—Pero…
¿Ahora estas a salvo no? ¿Los japoneses…te han dejado de buscar, no es así?
Jaejoong
abrió los ojos en demasía. Sus manos comenzando a temblar. —Sí, ya no hay nada
de qué preocuparse. —Le dijo con una sonrisa fingida, pensando que no valía la
pena preocupar a Yunho con las amenaza que había recibido en esos últimos días.
Creyéndole
totalmente, Yunho le sonrió y lo abrazo, recargando su brazo en la espalda
desnuda del otro. No sabía que la vida de Jaejoong hubiera sido tan dolorosa, y
ahora se sentía culpable por pensar que Jaejoong no era más que un niñato ricachón
consentido. Que equivocado estaba.
—Jaejoong
quiero que sepas, que pase lo que pase tu secreto está a salvo conmigo. Además,
quiero que sepas que estaré a tu lado, te protegeré y te ayudare, no importa
que.
Ante
esas palabras, Jaejoong le sonrió y le planto un beso, acomodándose muy cerca
del rostro de Yunho para dormir junto a él. En ese momento no quería sexo, con
solo sentir el aliento de Yunho rozar su cara seria suficiente para sentirse
pleno y feliz.
—¡Al carajo!
—¡Señor no puede entrar!
Pasados
unos minutos, Jaejoong escuchó unos gritos provenir de la puerta principal de
la suite. Observando a Yunho el cual se había quedado momentáneamente dormido,
se levantó de mala gana y se puso lo primero que encontró, saliendo después a
ver qué era lo que sucedía.
..
Nota:
Bueno por fin el lemon jaja la verdad no pense que se demoraria tanto en llegar
pero aqui esta.
Espero
que al fin hayan entendido las razones de porque los japonese buscan a jaejoong
porque creo que para algunas no habia quedado muy claro.
Estare
actualizando rapido la otra semana, asi que esperen el cap. Ya casito entra en
su recta final.
Besos.