sábado, 23 de abril de 2016

Lady Marmalade - Decimo Sexta Entrega

Decimosexta entrega

Voulez-vous coucher
avec moi ce soir?
—Lady Marmalade.


J
aejoong sintió una sensación especial en su corazón, cuando Yunho le dijo que fuera a visitar su nueva habitación en el recién inaugurado Bateau-Lavoir. Sentía como si Yunho empezara a incluirlo en su vida, en su mundo, y eso era algo que lo hacía emocionarse.

Entró a la habitación. En realidad no había mucho en comparación con la última habitación de Yunho. Una pequeña, muy pequeña cama en el centro, ropa (que le había regalado) amontonada al lado izquierdo y en el lado derecho había una muy curiosa galería de hojas de papel; las cuales contenían dibujos, anotaciones, cartas, poemas, escritos…cualquier cosa que Yunho quisiera poner ahí. Todas estaban pegadas en la pared y había tantas que se sobreponían unas a las otras.

Jaejoong señaló y le hizo un gesto a Yunho para que le explicara.

—Es mi colección personal. Como Yoochun se trasladó a otra habitación, la sentí tan vacía que quise ponerle algo de personalidad por lo que decidí hacer un muro de cosas que me gustaran. Por ejemplo,  —Yunho agarró una de las hojas. —Este es un boceto que hice recién te conocí. —Le dijo y se lo entrego a Jaejoong. No era un retrato muy halagador a decir verdad, se trataba de un mamarracho caricaturesco el cual tenía los ojos rojos y humo saliendo de sus orejas, sentado sobre una montaña de billetes. Parecía como una parodia ofensiva de él, sin embargo, en vez de sentirse atacado, Jaejoong solo se rió, comprendiendo el humor de Yunho.

—¿Cause tal impresión en ti la primera vez que nos vimos que tuviste la necesidad de dibujarme? —Le preguntó sonriente.

Yunho se mordió los labios, desviando el tema. —Y este es un escrito que hice durante los días posteriores de la muerte de Junsu. —Le entrego otro de los papeles —Y este es la página de un libro que me gusto, y este es un poema que escribí, y esta es la lista de cosas que tengo que hacer antes de morir, y este…—Yunho continuaba y continuaba. Jaejoong estaba tan lleno de papeles que apenas y podía sostener los que traía. —Y en este lado de aquí, tengo todas las cartas que mis conocidos me han escrito. Pienso que para una persona es más fácil expresarse por medio de letras, así que siempre pido a la gente que me conoce que escriba lo que piense de mí.

Jaejoong detalló el muro. Ahí debía haber por lo menos unas 100 cartas. Yunho de verdad tenía mucha agente alrededor que lo amaba, y como no iban a hacerlo, si Yunho era una persona muy especial. Jaejoong estaba seguro de que Yunho tenía enamorado a más de un corazón y que habría roto 1000 más. No podía negar que el pensamiento lo ponía celoso, Jaejoong no quería que Yunho tuviera tanta gente a su alrededor.

Porque en cualquier momento se lo podrían arrebatar.

—¿Por qué me estas mirando así? —Yunho le preguntó confuso al notar los ojos brillantes de Jaejoong los cuales parecían estar hipnotizados por su presencia.

—Nada, nada —Jaejoong volvió a la realidad —Yunho… ¿Podría hacerte una carta también? —Le pregunto con algo de timidez. Honestamente Jaejoong nunca había escrito una carta de ese tipo ni recibido una tampoco. Pero si era para Yunho quizá lo podía intentar. Quería también estar en el muro de Yunho.

—Sí. Si quieres.

Jaejoong dejó escapar una sonrisa. Luego volvió a mirar el muro. —¿No se supone que se habían quemado todas tus cosas? ¿Cómo es que tienes esto?

—Ah eso, —Yunho apretó su boca —Es que logre recuperar una caja de metal en donde tenía algunas cosas. Cosas importantes.

—¿Entonces la parodia de mi era una cosa importante para ti? —Se burló Jaejoong.

—Bueno, la tenía guardada porque quería recordar al momento de mirar el dibujo, la vez que conocí aquel idiota arrogante en Paris.

—Oh —Jaejoong bajo la cabeza, sintiéndose de repente decaído. —¿Y ahora qué piensas de mí?... ¿Si volvieras a dibujarme, como lo harías esta vez?

Yunho pareció meditar por un momento la pregunta y sin responderle fue hasta su cama, sacando de debajo del colchón una libreta y un carboncillo. Luego se acomodó contra el muro y comenzó a dibujar en este, mirando de vez en cuando a Jaejoong para retratar bien sus facciones. Jaejoong se comenzó a reír tontamente, sintiendo algo de vergüenza el que Yunho lo estuviera detallando tan fijamente.

—Listo.

Yunho se acercó y le entregó la hoja, y Jaejoong pensó que recibiría otra caricatura de sí mismo. Pero lo que recibió, fue algo completamente diferente. Se trataba de un bosquejo mejor hecho y mucho más fiel a su imagen. En este sus ojos brillaban demasiado y de su boca salían notas musicales, como si estuviera cantando. Era un muy bonito dibujo, tenía que reconocerlo, y también tenía un aire más afectuoso.

—Ese es el Jaejoong que veo ahora. Uno hermoso, el cual parece no odiar al mundo.

Jaejoong se sintió desfallecer. —Gracias.

—Oh y se me olvida —Yunho se lo quito y le puso su firma. —Este es un regalo. Así tal vez en el futuro puedas tener tu propia colección de “Cosas importantes”.

Jaejoong asintió feliz y lo metió en el bolsillo de su abrigo, siendo recibido después por el cuerpo y la boca de Yunho, quien lo beso pasionalmente. Sus besos se habían vuelto así, largos y entregados, sin tener si quiera la necesidad de separarse para buscar aire. Todo lo que necesitaban para vivir lo encontraban en el aliento del otro.

Luego la mano traviesa de Yunho empezó a buscar la piel del castaño, levantando sutilmente su camisa para acariciar su abdomen. Jaejoong se rehusó un tanto al toque, sintiéndose algo incómodo. Besar de nuevo a un hombre era una cosa, pero dejarse tocar por un hombre, no sabía si podía volver a permitirlo. La otra vez había accedido a que Yunho le hiciera “el amor” con ropa puesto que estaba algo dormido y con tragos encima, pero ahora estando en sus cinco sentidos… sus inquietudes provocadas por su pasado regresaban para no dejarlo continuar.

Jaejoong ladeo su cabeza y Yunho lo tomo del mentón, quedando ambos rostros frente a frente. —He notado que cuando te toco, te tensas, como si te incomodara, como si no te gustara que lo hiciera.

—No es eso Yunho. Solo…

—¿No quieres que te toque de nuevo un hombre?

Jaejoong alzo la vista, algo impresionado que Yunho hubiera adivinado sus pensamientos.

—Jaejoong, se lo que te paso en el pasado. Se dé la relación que tuviste con ese tal Hyun joong, y que no termino nada bien. Creo que tienes miedo de intentarlo de nuevo con un hombre, pero te aseguro que no te lastimare. Conmigo será diferente.

Los ojos de Jaejoong parecieron enojarse por un momento. —Yunho no tienes por qué meterte en mi pasado. Solo puedo adivinar que Yoochun fue el que te dijo todo esto y no debió hacerlo. Mi vida personal no es un mercado de chismes al que todo el mundo pueda acceder.

—Bueno, Yoochun no lo hizo de mala manera. En esa noche él estaba borracho y lo suficientemente enojado contigo, y yo me aproveche para sacarle información.  Pero ese no es el punto. El punto aquí es que tienes miedo de ser tocado de nuevo por un hombre ¿Sabes porque lo sé? Porque puedo sentirlo, puedo olerlo y puedo verlo.

El castaño se mordió los labios, sintiendo que se estaba debilitando paso a paso. —Yunho es que no entiendes…no entiendes lo que eso provoca en mí.

—Tienes razón, no lo entiendo, no lo entiendo Jaejoong… —Susurrándole con su aliento, Yunho acerco a Jaejoong por el mentón y lo beso despacio, queriendo con su beso alejar todas sus preocupaciones. Sin embargo aun no estaba decidió a rendirse por lo que siendo un poco más atrevido, escurrió su mano y la metió disimuladamente dentro de los pantalones de Jaejoong, acariciando sutilmente sus glúteos.

A Jaejoong se le escapo un suspiro ahogado de sus labios.

—Señor… ¡Oh lo siento! —repentinamente uno de sus guardaespaldas abrió la puerta de la habitación y luego se excusó al intuir que era lo que había estado pasando. Apenado, la volvió a cerrar.

Yunho hizo un chasquido con fastidio. —¿Qué siempre tus guardaespaldas tienen que estar contigo?

—Casi siempre. —le contestó Jaejoong y trató de aminorar el pronunciado sonrojo que había abarcado su cara. —Por algo se llaman guardaespaldas.

—¿Deberíamos deshacernos de ellos, no crees?

El castaño agudizo su vista. —¿Qué estás pensando?

Con sus labios curvándose en una sonrisa traviesa, Yunho tomo la mano de Jaejoong y lo guio hasta su ventana, abriéndola. —Ven, Vamos a desaparecer un rato.

—¿Qué? —Jaejoong vio en sus ojos las intenciones del moreno. —Pero no podemos…

—¿Quién dice?

En seguida, Yunho amarró sus sabanas y utilizándolas como una soga, bajo desde el segundo piso hasta el callejón que se encontraba en la planta baja, incitando a Jaejoong que bajara. Jaejoong miró hacia la puerta, dudoso de seguir la travesura de Yunho, pero entonces dejando todos los miedos atrás, imito a Yunho en la bajada siendo recibido por los brazos de este.

—Ahora grítales. —Yunho le dijo una vez que estuvo a su lado.

—¿Qué? ¿Para qué?

—Para que se den cuenta que hemos salido.

—¿Acaso queremos que se den cuenta de que hemos escapado?

Yunho asintió y Jaejoong solo lo miro con extrañeza. Yunho a veces podía ser muy raro de entender. Utilizando ambas manos como si fueran una bocina, Jaejoong hizo lo que le pidió Yunho y no tardo mucho antes que las cabezas de sus guardaespaldas se asomaran por la ventana, confundidas al notar que ambos habían salido de la habitación por la ventana.

—¡Traten de atraparnos! —Yunho les grito mientras hacia un gesto con su mano con picardía y tomo la mano de Jaejoong, jalándolo para que ambos se perdieran entre las calles concurridas de Mortmartre. Los guardaespaldas no duraron en seguirles la pista, saliendo del edificio y corriendo en busca de ellos.
Jaejoong no sabía que mosco raro le había picado a Yunho, solo sabía que se encontraba junto a él, corriendo como un loco y escabullándose entre la gente. Llegaron a un muro y se escondieron detrás de él, mientras Yunho asomaba la cabeza tratando de encontrar a los guardaespaldas.

—Yunho…—Jaejoong jadeo muerto de cansancio. —¿Q-que estas…haciendo?

—Solo te estoy secuestrando amor. —Le respondió Yunho con una sonrisa.

Amor…

Jaejoong se desubico ante esa palabra.

—Ahí están.

Arrastrándolo una vez más por los callejones, Jaejoong se dejó llevar por Yunho, viendo como este se divertía al poner en aprietos a los otros dos. El castaño se dejo contagiar de la aparente alegría de Yunho, sintiéndose de repente como un niño otra vez, quien jugaba junto a sus primos en los palacios imperiales de Corea. Al parecer, Yunho tenía esa cualidad especial: el de hacerlo rejuvenecer día a día con sus alocadas ocurrencias.

Sin previo aviso, el cielo se tornó oscuro y una torrencial lluvia inundo la ciudad, haciendo que la multitud en las calles corriera a buscar refugio debajo de los techos o en locales cercanos. Todos menos Jaejoong y Yunho, quienes aún seguían jugando al gato y al ratón, sin importarles que la lluvia los estuviera mojando de pies a cabeza.

Luego de que les perdieran totalmente la pista, Jaejoong intentó refugiarse debajo de un tejado en una calle vacía pero Yunho lo retuvo, impulsándolo de nuevo a su cuerpo para que no pudiera escapar. La lluvia los azotaba con fuerza y tal era su potencia que ni siquiera podían abrir bien sus ojos..

—¡Al fin estamos a solas! —Yunho exclamó fuerte debido a que el sonido del agua impactando contra la tierra le acallaba la voz. —Por fin estoy a solas contigo…—lo rodeo con sus brazos, acercando su cara —Besam…

Y antes de que lo pidiera, Jaejoong ya estaba plantando un beso intenso en sus labios, quitándole la respiración, sintiendo como el mundo caía sobre sus cabezas.

El beso fue totalmente memorable. El agua de lluvia escurriéndoles por su piel mientras intentaban no ahogarse entre las gotas y sus bocas. 

Fue perfecto y Jaejoong nunca se sintió con tanta vida.



..



Yunho sonreía sentado en la cama de Jaejoong mientras observaba al otro secar su cabello utilizando una felpa en sus manos. Después de llegar, Yunho se empezó a desvestir sin ningún asomo de timidez dejando la ropa tirada en el suelo. Luego encontró una especie de batola de Jaejoong y se la puso. Jaejoong por otra parte, se encerró en el baño, saliendo después con otra bata color rojo seda, que le cubría el cuerpo.

Jaejoong se acercó a Yunho y este le tomo de las caderas, acariciándolas sutilmente. —Pudiste haberte cambiado aquí ¿Lo sabias?

—Tú ya te estabas cambiando aquí.

—La habitación es lo suficientemente grande para que los dos nos cambiemos ¿Estabas tratando de esconderte de mí? ¿No querías que te viera desnudo?

Jaejoong quiso responder pero su boca no le funcionó porque simplemente eso era lo que estaba tratando de hacer. Yunho, al ver la expresión en la cara de Jaejoong se convenció de que debía ser algo… debía sacar sus miedos estúpidos y hacerlo volar.

Hacerlo sentir el paraíso.

—Cierra los ojos. —Dijo de la nada cuando se colocó al frente del castaño.

Jaejoong hizo una mueca. —¿Por qué?

—Solo ciérralos.

Un tanto escéptico, Jaejoong obedeció a Yunho y a continuación sintió las manos fuertes del más alto afianzarse en su cuerpo, guiándolo para que se acostara en la cama. Sin abrir los ojos, Jaejoong sintió como Yunho se le encimo y comenzó a abrir lentamente su bata, lo que hizo que se contrajera por un momento. Jaejoong no pudo negar que sentía miedo pero con las caricias de Yunho en todo su cuerpo, esa preocupación se iba haciendo cada vez menos persistente en su cabeza.

A continuación, Yunho traslado su lengua por todo el torso de Jaejoong; dándole mordiscos y besando suavemente sus pezones. Jaejoong apretó fuerte las sabanas a sus espaldas. El calor en sus cuerpos incrementando por los toques. Llegando a su entrepierna, Yunho tomo el pene de Jaejoong y lo acaricio con su lengua. Chupo la cabeza, luego lamió la longitud y llego a la base, queriendo ponerlo duro para que luego no pudiera rendirse y escapar. Jaejoong gimió leve ante eso, su respiración sonando aguda.

El moreno lo estaba consiguiendo.

Con prontitud, Yunho se quitó su bata mostrándole a Jaejoong sus atributos de hombre. Tomo sus manos e hizo que le acariciara el pene el cual ya estaba poniéndose duro. Jaejoong paso saliva, cayendo en cuenta del imponente hombre que lo iba a coger. Se sintió de repente muy necesitado… hace mucho tiempo que no deseaba tener sexo de esa manera.

—Quien lo hubiera pensando…—susurró Yunho, hablando irónico. —Un muerto de hambre como yo con alguien como tú. ¿Dime que quieres que haga ahora?

Jaejoong se quedó viéndolo, sus ojos comenzando a aguarse por las desesperación. —Follame —Rogo sin proponérselo. Mucho tiempo había estado negándose al tacto de un hombre y ahora no podía soportarlo más.

Yunho curvo una sonrisa.

Sin demora, introdujo dos dedos en la boca de Jaejoong, incitándolo que los lamiera. Jaejoong cerró los ojos y lamio como si fuera aquella otra parte de Yunho a la cual también quería acariciar con sus labios. Luego los dedos húmedos de Yunho se ubicaron en su entrada y se introdujeron, formando círculos que parecían extender su radio a medida que se iban adentrando más.

Hubo un momento que Jaejoong se cansó de ser el que era satisfecho y levantando medio cuerpo se precipito hacia Yunho y le empezó a besar el pecho, bajando cada vez más hacia su entrepierna. Repentinamente, Tomo la cabeza de su pene en sus labios, chupando y lamiendo, mientras trataba de mirar la expresión de Yunho. Este solo se acomodó, y tomo la cabeza de Jaejoong para guiarlo. ¿Dónde había ido aquel Jaejoong temeroso de recibir el contacto sexual de un hombre? No lo sabía, el Jaejoong que ahora se encontraba entre sus piernas, parecía no darle importancia a esas nimiedades.

Tomándolo algo brusco del cabello, Yunho acerco la cara de Jaejoong a la de él. —¿Sabes que me encanta que me chupen el pene? —Le susurro.

—Sí. —Jaejoong le sonrió coquetamente, recordando lo que aquella señora le había dicho en aquella fiesta. Devolviéndose a su pene, Jaejoong lo intento esta vez de una manera más profunda. El pene de Yunho comenzaba a arder y eso lo excitaba. Su lengua enroscando toda la longitud asegurando de dejarlo bien cubierto.

Luego Yunho alejo de un empujón a Jaejoong haciéndolo caer de nuevo en la cama. Con su pene ardiendo, Yunho no espero y se posicionó frente a Jaejoong, penetrándolo mientras alzaba sus rodillas y Jaejoong lo abrazaba por la espalda.

Quizá es que había pasado mucho tiempo, porque la sensación de ser llenando por un pene, le resulto increíblemente dolorosa. Pero no importaba, el solo quería saciar las ansias de su cuerpo por recibir algo de sexo. A continuación, Yunho acorralo su cuerpo contra el espaldar de la cama, resultando que su cuerpo se encogiera en una posición algo incomoda. Después, el moreno empezó con las estocadas, intercambiándolas entre rápidas y lentas conforme se le daba la gana.

Jaejoong cerró los ojos, concentrándose en el placer que su cuerpo estaba recibiendo. Al parecer Yunho había tenido muchísimo sexo en su vida, porque la manera en que lo penetraba parecía ser de un experto. Sabia el momento exacto para penetrar con parsimonia, luego para enloquecerse con sus estocadas y más tarde, para hacerlo lento, besándole los labios en el proceso. Sus caderas sabían cómo mantener el ritmo, tal vez por el hecho de ser un buen bailarín y en ocasiones se detenía y movía su pene en círculos, enloqueciendo a Jaejoong con su manera de hacer el amor.

El castaño empezó a chillar de una manera muy aguda, comprendiendo ahora porque esa mujer le había dicho que a Yunho le gustaban los gritones, porque… ¿Quién no iba a chillar si lo follaban de esa manera en que lo hacia Yunho?

—Mas, mas…—Clamó con su voz a punto de desaparecer. Él quería mostrarle a Yunho que lo estaba disfrutando a horrores y que Yunho nunca encontraría a alguien que gimiera de la manera en que él lo hacía. Jaejoong quería hacerle saber a Yunho… que sería el mejor amante con el que se había encontrado jamás.

—¿Te gusta que te lo metan así…  verdad Jaejoongie? —Yunho le susurró al ver la cara de sufrimiento que Jaejoong tenía. La verdad, cuando se juró a si mismo que sería su peor pesadilla, nunca imagino que lo tendría sometido así, llorando para que lo penetrara más fuerte. Pensamientos sádicos se le cruzaron por la mente, moviéndose más violentamente sobre el cuerpo de Jaejoong quizá como venganza de todo lo que había sucedido antes de que ellos llegaran a ese tipo de relación “romántica”.

Como dicen por ahí, la venganza es dulce y este tipo de venganza se sentía especialmente deliciosa.

La lluvia afuera no cesaba y la suite que normalmente estaba con más personas, solo los tenía a ellos dos como residentes, los cuales estaban deshaciéndose sobre esa cama. El colchón muy suave se hundía con sus cuerpos y las sabanas color satín  negro se enroscaban de vez en cuando en sus piernas. Esta era la primera vez que Yunho hacia el amor en una cama tan lujosa y la sensación era diferente. Como si se hubiera ganado la lotería al follarse a un hombre tan hermoso en un lecho tan exquisito.

Quién lo diría…un pobretón como él.

Decidido a probar otra posición, Yunho volteo a Jaejoong y lo volvió a penetrar, dejándose caer sobre su cuerpo mientras retomaba las embestidas. El castaño tenía la cara completamente enrojecida, su cabello alborotado en una apariencia poco usual en él. Mordió las finas sabanas intentando callar los gemidos que se había vuelto imposibles de contener.

—Niño engreído y pedante… pídeme perdón por todo lo que me hiciste antes... —Yunho le ronroneo por detrás haciendo que Jaejoong levantara ligeramente su rostro, el cual tenía los labios húmedos y los ojos cerrados.

—¿De….que…Hablas?

—Dime que lo sientes… arrodíllate ante mi…

—No… —Jaejoong dijo con el poco orgullo que le quedaba.

Sonriendo, Yunho acelero su ritmo siendo muy brusco, intentando con eso doblegar el espíritu soberbio del castaño. Jaejoong entonces grito más fuerte y trato de moverse del fuerte cuerpo que lo tenía aplastado sobre el colchón.

—Dime que lo sientes Jaejoong. Discúlpate…

—No lo hare…

Yunho embistió con más fuerza. La parte baja de su abdomen comenzaba a arder y estaba seguro que no resistiría más tiempo antes de venirse completamente en el cuerpo de Jaejoong.

—¡Lo siento! ¡Lo siento! —Abruptamente Jaejoong comenzó a exclamar cuando ya no lo pudo soportar más,  y eso fue como un semáforo en verde que le permitió a Yunho descargarse completamente, deteniendo sus caderas las cuales se habían estado moviendo sin cesar. Jaejoong sintió como Yunho lo lleno, como si lo premiara con su semen por haberse disculpado.

—Yo también lo siento… —Más calmado y mucho más suave que hace unos segundos, Yunho volteo a Jaejoong y bombeo su pene enrojecido el cual también estaba a minutos de explotar. —Lamento todo lo que sucedió antes cuando nos odiábamos a muerte. Fui un idiota. —Le dijo mientras seguía masturbándolo, su voz sonaba muy delicada. Jaejoong entonces cerro los ojos, suspirando levemente mientras pensaba en las facetas que Yunho podía tomar durante el sexo. De verdad, si era un magnifico amante.

—¡Ah! —Jaejoong chillo ronco y arqueo la espalda cuando el orgasmo llego a él, ensuciando su estómago y muslos, además de la mano de Yunho.

Luego vino el momento de relajación donde Yunho se dejó caer sobre él y le propicio pequeños besos mientras con sus manos intentaba arreglarle el cabello.

—¿Aun me odias? —Yunho preguntó a modo de broma.

—Con todo mi corazón.


..



Tres mañanas después, tanto Jaejoong como Yunho se encontraban desnudos boca abajo recostados en la cama, acariciándose entre sí con sus manos libres. Los últimos días luego de su primera vez juntos se habían reducido a no más que maratones de sexo continuas, con pequeños descansos para comer y dormir. Nada más.

Jaejoong se encontraba apoyado sobre su brazo, hipnotizado por Yunho a su lado quien le había estado contando la vez que intento escalar la montaña Changbai con solo un par de cuerdas flojas. A Jaejoong le encantaba escuchar sus innumerables historias, siendo cautivado por todas las cosas interesantes que Yunho había hecho o había vivido. A pesar de que Yunho era una persona de bajos recursos, había viajado incluso más veces que él, sin tener en el pantalón no más que un centavo. Jaejoong suspiró quedadamente, sintiendo que él nunca sería una persona tan genial como lo era Yunho, aunque pudiera con su dinero hacer todas las cosas del mundo.

—Creo que ya he hablado lo suficiente por hoy. —Le dijo Yunho —Ahora dime tu ¿Qué es la cosa más loca que has hecho?

“Meterme contigo” Jaejoong respondió en su mente pero sacudió esa respuesta de su cabeza. —No lo sé, mi vida no es tan interesante como la tuya.

—Un heredero debe tener algo interesante en su vida.

—Tu…—Jaejoong suspiro sin darse cuenta, cerrando sus ojos como si se quedara dormido.

Yunho soltó un suspiro. Su cabeza pensando en la respuesta de Jaejoong.

Luego aprovechando la situación, quiso preguntar algo que desde hacía rato había estado rodando su cerebro, más específicamente desde la vez que hizo por primera vez el amor con Jaejoong. —Jae… —Comenzó lento —¿Dime, como fue tu relación con ese hombre, Kim Hyun joong?

Jaejoong de inmediato abrió sus ojos, levantando su cabeza. —¿Para qué quieres saber eso?

—Curiosidad nada más.

Yunho pensó que Jaejoong no le diría nada cuando lo vio suspirar más de lo usual, pero luego este abrió la boca, comenzando con su historia. —Hyun joong es el hijo de unos amigos de mis padres. No es como tu Yunho, es un muchacho como yo, petulante y creído con una fortuna esperando por él. A mí me empezó a gustar mucho de repente y él me confeso un día que yo también le gustaba. Comenzamos a salir a escondidas, con el miedo constante de que nos descubrieran. Duramos mucho tiempo así hasta que el engaño se supo. Mi padre nos descubrió.

Jaejoong hizo una pausa y Yunho asintió, escuchando la historia que ya había oído pero esta vez desde una perspectiva diferente.

—Mi padre casi se vuelve loco, lo recuerdo muy bien. Se encerró conmigo en un cuarto y se puso su manopla decidido a quitarme a golpes mi homosexualidad. —Yunho vio al semblante de Jaejoong cambiar, como si de repente le dieran ganas de ponerse a llorar —Le enojaba cuando me pegaba y yo me volvía a poner de pie, por lo que no se detuvo hasta que yo estuve totalmente derrotado en el piso. La sangre de mi nariz y boca manchando mi vista.

—Jae…—Afectado, Yunho le acaricio la cabeza más fuerte, intentando con eso consolarlo por lo que le había tocado enfrentar.

—Me entere que los padres de Hyun Joong también se enteraron de nuestra relación, pero Hyun joong lo negó todo, diciendo que yo había sido el que lo había manipulado a cometer eso. Me sentí tan traicionado, como si Hyun joong no le hubiera importado nada de lo vivido conmigo. Incluso ni si siquiera le importo que casi hubiera muerto a golpes. —Jaejoong dejo soltar un quejido —Mi padre se volvió frio conmigo. Lo decepcione profundamente. Él habría dejado pasar cualquier cosa mala que yo hiciera… menos esta.

A Yunho de pronto se le prendió el foco, comprendiendo todo el centro del asunto de esta historia entre él y Jaejoong, y lo que los hizo atarse.

Lady Marmalade.

—¿Es tu padre la razón por la que quieres a Lady Marmalade?

Jaejoong lo miro fijo. Tanto había tratado de ocultar ese hecho incluso hasta a sí mismo, que ahora tener que admitirlo era difícil. Pero ya que más daba, ya no tenía sentido ocultarlo. —La última vez que me visito, fuimos ambos al Molino rojo y él vio a Lady Marmalade. Me dijo que quería que yo estuviera con ella, incluso hasta el grado de comprometerme.

Yunho suspiro, aliviado de saber al fin la verdad.

—A pesar de todo, yo nunca quise fallarle a mi padre, no quise decepcionarlo de nuevo. Él confía en que yo la obtenga a ella y eso fue mi impulsor para lograr obtenerla a toda costa.

—¿Y ahora que harás, Jaejoong? ¿Y ahora que harás si tú y yo…?

—Yunho no lo sé. No quiero pensar en eso ahora. —Le dijo haciendo una mueca de frustración.

—Tu padre tiene que entender que tú no quieres a esa mujer y que nunca la tendrás, porque tú no eres hetero…

—Yunho ni siquiera lo digas. Mi padre preferiría colgarse antes de verme con otro hombre.

—Entonces que lo haga, no puede exigir su satisfacción a cambio de tu felicidad. Él debe entender y si no lo hace, bueno tal vez lo mejor es que se aleje de ti.

—Yunho, pese a todo, él sigue siendo mi padre, mi única familia. Después de la muerte de mi madre, yo solo lo tengo a él.

Yunho soltó un soplido de resignación, no entendiendo para nada la lógica de Jaejoong ¿La opinión de su padre era tan importante para él? —Y tu madre… ¿Qué paso con ella? T dijiste que la habían asesinado ¿Pero cómo? —Yunho le dijo sin tacto y sin ponerse a razonar que quizá esa no era la mejor forma de abordar el tema, teniendo en cuenta el semblante triste que Jaejoong había tenido la vez que le había hablado de ella.

—Yunho no crea que sea conveniente que te hable de eso. —Jaejoong contesto incómodo y aparto su cara.

—¿Por qué no? ¿Por qué siempre rehúsas a hablar de lo que sientes o lo que pasa? ¿Qué no ves que yo solo quiero ayudarte? ¿Por qué no eres sincero conmigo?

Ante la lluvia de preguntas, Jaejoong se sintió mal. No quería tener secretos con Yunho, no cuando su relación había llegado hasta el punto de mirarse y saber que algo muy fuerte pasaba entre ellos. Aun así… ¿Sería conveniente contarle a Yunho toda la verdad sobre su pasado? ¿Podría confiar en él?

—Yunho…—Jaejoong comenzó despacio, dándose tiempo para retroceder si quería. Pero no, no iba a retroceder, él se lo iba a contar. —No te he contado todo sobre mí, no te he contado quien soy en realidad.

El moreno frunció las cejas. —¿Qué quieres decir?

—Debes prometerme que no le dirás esto a nadie ¿Entendido?

—Sí. —Yunho afirmo sintiéndose por un momento asustado ¿Qué podía ser?

Antes de empezar, Jaejoong miro un momento hacia al frente y relajo su cabeza. Jamás le había contado este secreto a nadie que no estuviera directamente relacionado. —Yunho, mi nombre verdadero es Yi Jejung. Yo soy parte de la familia imperial coreana, mi abuelo era el emperador Gojong.

Por el torrente de información Yunho lo miro incrédulo. Parecía ser parte de una broma pero por la expresión de Jaejoong y por el ambiente serio que se había formado, parecía poco probable que Jaejoong estuviera jugando con él.

Entonces no podía ser nada más que la verdad.

—Cuando los japoneses invadieron Corea y le quitaron soberanía a la monarquía coreana hace 11 años, mi padre decidió fugarse con algunas tierras y riquezas. Él no era el príncipe heredero después de todo. Todos nos cambiamos el nombre y pretendimos ser una familia de terratenientes para que los japoneses no tomaran también nuestro control. Es por eso que no pude mantener mi nombre verdadero, puesto a que si ellos nos encuentran, es probable que nos maten por habernos atrevido de desobedecer sus órdenes.

Yunho se inquietó por ese pensamiento.

¿Qué los maten?

—Tratamos de ser muy cuidadosos, no exponiéndonos ni visitando a la familia que quedo controlada por ellos, pero desafortunadamente mi madre no pensó así. Hace tres años, un día cuando mi padre viajo por negocios, mi madre y yo fuimos a visitar a una tía en el palacio de Unhyeon. Nos hicimos pasar por lo que pretendíamos ser, una familia noble de terratenientes. Pero en algún momento de nuestra visita, ellos sospecharon de nuestra identidad y tuvimos que escapar…—La voz de Jaejoong se volvió inestable de un momento a otro. Una terrible tristeza empezando a notarse en su rostro. —Nos escabullimos por una ventana pero un soldado empezó a disparar…y cuando pensé que habíamos logrado perderlo por el bosque, vi como el pecho de mi madre estaba empapado en sangre. Le habían disparado, atravesándole el corazón, ella murió entre mis brazos…y yo…dure con ella… perdido en el bosque durante tres días…teniendo que arrastrar su cuerpo inerte para no dejarla abandonada.

Abruptamente el castaño guardo silencio, incapaz de continuar. Yunho se acercó un poco más a él, acariciándole la espalda, sintiendo que debía permanecer callado ya que lo que diría quizá no sería suficiente para aliviar la pena de Jaejoong.

—Después de ese suceso tan trágico abandone Corea…Mi madre, la única persona que me entendía, se había ido…y yo no podía estar más allí.

—Pero… ¿Ahora estas a salvo no? ¿Los japoneses…te han dejado de buscar, no es así?

Jaejoong abrió los ojos en demasía. Sus manos comenzando a temblar. —Sí, ya no hay nada de qué preocuparse. —Le dijo con una sonrisa fingida, pensando que no valía la pena preocupar a Yunho con las amenaza que había recibido en esos últimos días.

Creyéndole totalmente, Yunho le sonrió y lo abrazo, recargando su brazo en la espalda desnuda del otro. No sabía que la vida de Jaejoong hubiera sido tan dolorosa, y ahora se sentía culpable por pensar que Jaejoong no era más que un niñato ricachón consentido. Que equivocado estaba.

—Jaejoong quiero que sepas, que pase lo que pase tu secreto está a salvo conmigo. Además, quiero que sepas que estaré a tu lado, te protegeré y te ayudare, no importa que.

Ante esas palabras, Jaejoong le sonrió y le planto un beso, acomodándose muy cerca del rostro de Yunho para dormir junto a él. En ese momento no quería sexo, con solo sentir el aliento de Yunho rozar su cara seria suficiente para sentirse pleno y feliz.

—¡Al carajo!

—¡Señor no puede entrar!

Pasados unos minutos, Jaejoong escuchó unos gritos provenir de la puerta principal de la suite. Observando a Yunho el cual se había quedado momentáneamente dormido, se levantó de mala gana y se puso lo primero que encontró, saliendo después a ver qué era lo que sucedía.




..


Nota: Bueno por fin el lemon jaja la verdad no pense que se demoraria tanto en llegar pero aqui esta.
Espero que al fin hayan entendido las razones de porque los japonese buscan a jaejoong porque creo que para algunas no habia quedado muy claro.
Estare actualizando rapido la otra semana, asi que esperen el cap. Ya casito entra en su recta final.

Besos.




domingo, 17 de abril de 2016

Lady Marmalade - Decimo Quinta Entrega

Decimoquinta entrega


¿Estaba atraído por ti como si fuese un hechizo mágico?
¿En ese momento? ¿Era yo?
—Spellbound


L
ady Marmalade se preparó mentalmente para salir, viendo como frente a ella se abrían los telones rojo terciopelo de la tarima. Esperando esta noche tener más suerte, ella dejo su semblante de preocupación y en su rostro se mostró una gran sonrisa fingida, procurando verse espectacular para la audiencia que la había ido a ver.

Realizo un baile sensual, tentando a los hombres a quienes se le caían la baba por ella, y mientras recorría el lugar, con sus penetrantes ojos trataba de encontrar los rostros de Jaejoong y Yunho en el público. Pero nada. Miró a la aérea de los balcones y su puesto estaba vacío; miro a la aérea de las bebidas y el puesto del otro también estaba vacío.

Hacia semanas que en los asientos no quedaba más que el recuerdo.

Sintiéndose extremadamente desanimada, ella dio su paso final y levanto los brazos mientras el confeti le caía sobre el cuerpo. La gente se levantó a aplaudirla y entre el alboroto, ella se mordió fuerte los labios luchando para que su ira y frustración no se reflejaran en su rostro. Luego volvió a su sonrisa habitual, sin notar como un hilillo muy fino de sangre corría bajo su barbilla, por la presión tan fuerte que había ejercido sobre ellos. 

¿Cómo es que los dos escaparon de sus manos tan rápido?

¿Cómo es que este triángulo amoroso que al principio iba dirigido hacia ella se había vuelto en su contra?


..



—Estás loco.

Jaejoong le dijo a Yunho mientras lo veía esconderse detrás de un muro que se encontraba muy cerca de la plataforma de la torre Eiffel. Los policías hacían guardia en la base y Yunho solo esperaba el momento perfecto para ir hacia ellos.  

Luego, en un instante, Yunho le susurró que esperara su señal y fue hasta los policías, distrayéndolos con una especie de pañuelo (que sabe dónde lo habría sacado) y los entretuvo mostrándoles una serie de trucos de magia simples. Jaejoong arrugó el entrecejo cuando Yunho le hizo un gesto con su mano y sin saber bien si había entendido realmente, corrió hasta la base de la torre y la subió lo más rápido que pudo.

Cuando llegó a la última plataforma disponible, recargo sus manos en sus rodillas,  respirando agitadamente por todos los escalones que había tenido que subir. Más tarde, vio a Yunho llegar también, al igual que él, muy agotado. 

—¡¿Yunho para que me has traído aquí?! —Exclamó Jaejoong cuando por fin tuvo alientos para hablar.

—De día es aburrido venir. De noche no es permitido, por lo que la única forma de entrar es así.

Jaejoong negó con estupefacción y se trasladó hacia uno de los barandales para respirar algo del aire fresco de la noche. A esa altura la ciudad se veía tranquila; unas cuantas luces de calles y viviendas se mostraban dispersas y las personas que caminaban parecían hormigas. Jaejoong se dejó envolver por la quietud del lugar, comprendiendo porque Yunho lo había llevado hasta allí.

—Este fue el primer lugar que vine cuando llegue a Paris. —Yunho se trasladó a su lado. —También vine de noche y también entre de esta forma. —Se rió.

—Yo nunca había venido —Admitió Jaejoong.

—¡¿Qué?! —Yunho abrió sus ojos. —¡Pero si este es el primer lugar al que se viene cuando se visita parís!

—Bueno…Es que nunca me dieron ganas. No suelo hacer turismo cuando voy a otra ciudad.

Yunho lo miró pasmado. —Kim Jaejoong, te pierdes de lo mejor de la vida.

Le dijo y Jaejoong lo volteo a mirar, cayendo en cuenta del significado de sus palabras. Luego ambos permanecieron callados y solo se quedaron admirando la vista que los recibía esa noche.

La armonía reinando en el lugar.

—Fuiste muy imprudente hoy. —Jaejoong le murmuró minutos después —La manera en cómo te les enfrentaste sabiendo que eras tú el que las tenia de perder. Siempre haces eso Yunho, siempre actúas sin medir las consecuencias ¿Cómo es que no le temes a nada?

—Le temo a muchas cosas Jaejoong, aunque no lo creas.

—¿A que, por ejemplo?

Yunho le clavo su mirada. —A estar solo.

A Jaejoong se le atoro la lengua, no esperando ese tipo de respuesta. Yunho siempre parecía tan fuerte y valeroso que era casi imposible pensar que le tuviera temor a algo.

A continuación, Jaejoong vio a Yunho alejarse de él, y lo observó utilizar las varas de las estructura para hacer una clase de piruetas, quizás para entretenerse un rato. El castaño se le quedo observando y pensó como es que Yunho tenía talento para hacer tantas cosas.

—¿Dónde aprendiste eso, eh?

—En el circo ruso, creo que ya te había dicho que estuve ahí.

Sinceramente no se acordaba. —¿Y que hacías allí?

—Bueno desde pequeño siempre me gustaron los espectáculos. Incluso me escapaba de mi casa para ir a los diferentes circos que pasaban por mi ciudad. Luego cuando llegó de gira el circo ruso me fui con ellos, realizando primero las labores de limpieza y luego ayudando en diferentes shows. Estuve con los malabaristas, los acróbatas, los trapecistas; de todos aprendí un poco. Incluso aprendí a domar leones. —Yunho se rió, recordando aquellas épocas. —Ahí conocí un gran mago, de quien me volví su pupilo. Luego el mago se metió con ambas, la esposa y la hija del dueño del circo y lo echaron. Yo me fui con él.

—¿Y luego?

—Luego me convertí en su asistente y estuvimos ofreciendo shows en varios países. Aprendí mucho de él, todo lo que se acerca de trucos de magia lo se gracias a él.

—¿Y así es como llegaste a Paris?

—No, un día me separe de él e hice mi propio camino. Estuve un año navegando con unos italianos, luego de gira con unos bailarines hasta que me nació la idea de hacer espectáculos improvisados en la calle. Así fue como empecé a ir de país, en país, presentándome y tomando fama de artista callejero.

—Y déjame adivinar, también le cantaste al presidente y fuiste a la luna ¿Cierto? —Jaejoong se mofó un poco irritado.

Yunho se rió divertido por el comentario y le acaricio la cabeza —¿Estas celoso de mí?

“Por Supuesto”

Jaejoong suspiró, sintiendo las suaves caricias de Yunho en su cabeza. Miró hacia al frente, una leve sensación de amargura instalándose en su corazón. Yunho parecía tan perspicaz y astuto en todo lo que hacía, como si con tan solo intentar cualquier cosa se le facilitara en un segundo. Estaba lleno de confianza y carisma, que proyectaba a los demás y los hacía sentir seguros. En cambio él…era una carga para cualquiera. Alguien que nunca tuvo que esforzarse por nada por lo que no era bueno para nada.

—Al menos tú te puedes ocupar de ti por tus propios medios. No se puede decir lo mismo de mí. —Dijo lo que había en su mente.

Yunho frunció el entrecejo. —¿Qué quieres decir?

Jaejoong soltó un quejido como si estuviera a punto de quitarse un peso de encima. —Es que mírate Yunho, tu puedes realizar cualquier cosa sin esfuerzo. No te preocupas si te caes porque sabes que tú mismo podrás levantarte. Sin embargo, yo aún vivo de la fortuna de mi familia, sin arriesgar a probar algo porque sé que fracasaría de todos modos.

—Eres muy duro contigo mismo.

—Porque es la verdad.

Yunho guardo silencio, pensando la mejor manera de aconsejar a Jaejoong. —Tal vez pienses que eres idiota porque nunca te has metido en el aérea correcta. Supongo que los de tu círculo solo saben de negocios y cuentas, y todas esas cosas que probablemente no te llamen mucho la atención. Quizá debas probar algo diferente —Yunho se le acerco, observándolo fijamente —Ahora que lo pienso tienes cara de cantante. Cántame.

—¿Qué? —Jaejoong hizo una mueca.

—Cántame.

—Pero no quiero.

—Hazlo. Como sabrás si eres bueno si no lo intentas.

Jaejoong se acomodó un poco molesto por la petición de Yunho. Pero lejos de desobedecer su orden, Jaejoong abrió su boca, entonando unas tímidas palabras de una canción que cantaba hace unos años en Corea.

“Soljihki Japgo Inneun nisonboda neoui kiseuga joha
Uri… mane bimil… moduga jiltuhalgeoya
Haenbokhaeseo Jireun Bymyeongsori mody yeotdeurerosseulgeo…”

Abruptamente terminó, sintiéndose muy tonto de pronto. Sin embargo, cuando de nuevo miró a Yunho este lo observaba con ojos cariñosos, casi como si lo venerara con su mirada. —Cantas hermoso Jaejoong.

Su rostro de repente se tornó rojo y su mirada perdió fuerza. Nunca antes alguien lo había halagado por algo que no fuera su dinero o su apariencia. Esta vez verdaderamente lo halagaban por sus méritos y eso se sentía muy bien. En el pasado, su madre era la única que le gustaba escucharlo cantar puesto que su padre decía que eso era una tontería. Por eso lo había dejado. Pero ahora, el que Yunho le dijera que cantaba bien, había renovado su confianza respecto al tema.

Jaejoong se encontró a si mismo sonriéndole a Yunho muy radiante, al darse cuenta como Yunho era capaz de ver algo lindo en él.  

—Estas mirándome raro. —Yunho bromeo al ver el cambio de actitud del castaño. Después, se quedó estático un rato, quizá reflexionando sobre algo.  —Jaejoong, ¿No te parece que la historia entre tú y yo dio un vuelco de pies a cabeza? Empezamos una disputa por una mujer y ahora estamos aquí, admirando Paris desde su torre más alta, sintiendo como lentamente del odio vamos evolucionando a un sentimiento totalmente diferente.

Jaejoong se mordió la boca, no sabiendo como contestar. Sintió como Yunho lo tomo levemente del mentón; sus ojos encontrándose. —¿Tienes miedo? —Le preguntó Yunho —¿Tienes miedo a sentir algo por mí?

—Si…

—No tienes por qué tenerlo. No te hare daño.

—No eres tú. Es el hecho de sentirlo… por un hombre… —Dijo con honestidad.

Sin importarle, Yunho empezó a acercarse más y más, mientras que sus brazos lentamente envolvían el cuerpo de Jaejoong.  —Por favor, no me pongas más pero, déjate querer. Supera ese miedo que te confunde.

—No.

Pero en el momento que quiso escapar sus labios fueron tomados, y su aliento robado y sus preocupaciones volaron muy lejos de allí. Jaejoong se entregó a las caricias de Yunho en cuerpo y alma, besando sus labios con ritmo pero sin prisa, teniendo ambos a sus pies la imponente ciudad del amor. Jaejoong soltó un gemido lastimero cuando la sensación se tornó demasiado cálida y húmeda. Definitivamente la forma en que Yunho lo besaba… no se compararía con otros labios jamás.

Ni porque besara cada hombre existente en el mundo.

Yunho separo sus labios pero no sus rostros, quienes se mantenían unidos por medio de sus frentes. Ninguno se atrevía a abrir los ojos. Sus respiraciones entrelazadas eran su único medio de comunicación.

—¿Quién gano entonces? —Susurró Yunho —¿O ambos perdimos?

Sin importarle en dar una respuesta, Jaejoong beso, esta vez por iniciativa propia, la boca de Yunho, quizás dando la solución a su pregunta a través de esa acción.

Luego de estar unos cuantos minutos así, ambos se separaron, volviendo a prestar atención a la noche, a la luna y a la ciudad. Admirando una vista que probablemente no se volvería a repetir.

—Quedémonos hasta al amanecer Jaejoong ¿Has visto el amanecer con alguien?
Jaejoong meditó. —No que yo recuerde.

—Bien, —Yunho tomo su mano y entrelazo sus dedos con los de él —Entonces esta será tu primera vez.

Jaejoong sonrió dulce y fijo su vista en sus manos, gustándole la manera en la que estaban juntas.


..



La situación entre ellos dio un cambio de 180 grados desde esa noche en la torre Eiffel. Yunho seguía siendo “Guardaespaldas” de Jaejoong, sin embargo obviamente su relación no era la que sus supuestos papeles decían. Ellos trataban de mantenerlo muy incognito, no dejando ni que los otros guardaespaldas supieran las horas que se la pasaban besándose en su habitación o las miradas de complicidad que en ocasiones se mandaban. Jaejoong había dejado de juntarse con los de su círculo social, y ahora Yunho era el único círculo social que necesitaba. Y aunque le hubiera ofrecido más de mil veces que se mudara a su Suite, Yunho le había dicho que no, argumentando que no era para nada su estilo. Que prefería seguir viviendo con sus amigos artistas en Mortmartre.

—Esta noche habrá una fiesta con motivo de la inauguración del nuevo Bateau-Lavoir. —Yunho le dijo casualmente mientras alimentaba a Jaejoong de su omellete en el desayuno por la mañana.  

—Que bien. —Jaejoong le sonrió, no agregando nada más.

Yunho se aclaró la garganta. —Y me gustaría que fueras conmigo.

Jaejoong lo miró de inmediato y entendió lo que Yunho anteriormente le había querido decir con el comentario. La verdad el mundo donde se manejaba Yunho le era algo extraño. Nunca había tratado con personas de ese tipo y no sabía si encajaría muy bien entre ellos. Considero si era prudente si quiera asistir.

—No lo sé, estoy algo cansado.

—Por favor Jaejoong, no seas aburrido. —Se le acercó —Te enseñare como se celebra una fiesta de verdad, no como esas aburridas cenas que ofrecen tus amiguitos.

Jaejoong solo se apretó la boca, no estando muy convencido.

—No te preocupes, será bueno.

Fue lo que le dijo Yunho antes de introducir otro pedazo de omellete en la boca de Jaejoong.




Más tarde, por la noche, Yunho recibió en la puerta del edificio a un quizá excesivamente arreglado Jaejoong, quien vestía un traje formal negro con un moño atado a su cuello y el cabello perfectamente peinado hacia atrás y un lado. A Yunho le salió una sonrisa enternecedora en cuanto lo vio y tomándolo de su mano, lo jaló dentro, cerrando la puerta después.

Antes de llegar a la sala principal, Yunho lo arrastró hacia una habitación vacía donde lo estrelló contra una pared.

—Te ves muy apuesto hoy pero creo que necesitas unos arreglos.

A continuación Yunho le quito su saco, se deshizo de su ridículo moño, le saco la camisa blanca y le desabotono unos cuantos botones de la parte superior. Luego alborotó su cabello con sus dedos el cual probablemente le había tomado tiempo organizar… todo esto ante la mirada atónita de un muy confundido Jaejoong.

—Así está mejor. —Le sonrió y luego le robo un beso profundo, guiándolo después hasta la sala principal.

Jaejoong tragó saliva fuerte al entrar a un nuevo mundo que no había conocido antes. Había personas disfrazadas por doquier, vistiendo ropas extravagantes (y tremendamente vulgares), así como luciendo accesorios tales como sombreros gigantes, plumas, antifaces, etc. Había alcohol por doquier, probablemente del más barato y la gente se comportaba tan eufórica que Jaejoong pensó por un momento si no había entrado a un manicomio.

—El es Jaejoong, cuídenlo bien. —Yunho lo presento frente a un grupo de completos extraños y luego se marchó, dejándolo a solas.

Jaejoong se sintió de repente como si estuviera flotando, como si no perteneciera a ese lugar.

—Oh chico, así que tú eres la nueva conquista de nuestro Yunho. —Se le acerco una señora de unos 40 años quien estaba anclada a un hombre que podría hacerse pasar como su hijo. Tenía puesto un vestido de flecos típico de la época y una banda en su cabeza la cual tenía una pluma al lado. Se encontraba excesivamente maquillada, tanto que hasta daba un poco de asco mirarla.

—¿Nueva conquista? —repitió Jaejoong sintiéndose algo intranquilo por esas palabras.

—Sí. —Ella se rió —Y veo que no tiene mal gusto. —Entrecerró sus ojos y llevo sus dedos con largas uñas a su cara, de los que Jaejoong inmediatamente se apartó. —Hey muchacho, no muerdo. —Ella soltó otra carcajada. —Mi nombre es Madame Bordeu.

—Kim Jaejoong. —Le dijo con recato.

—¡¿Kim Jaejoong?! Oh, he oído sobre ti. Dicen que estas nadando en dinero.

Jaejoong se guardó las palabras.

—Cariño~ —Se refirió al muchacho de al lado —Ve por unas bebidas, tenemos que hacer que nuestro invitado especial se sienta en ambiente.

Un tanto disgustado por la presencia de la mujer, Jaejoong trató de moverse disimuladamente unos pasos hacia atrás. Miró hacia un lado y pudo ver en la esquina a Yoochun hablar con un grupo de personas que parecían mucho más normales. Tuvo el impulso de ir hasta allí, pero su razón lo detuvo. No, aun no era el momento de hablar con Yoochun.

—Mira niño lindo, te voy a dar unos consejos. —La mujer le volvió a hablar tan pronto llegaron las bebidas, entregándole una. —A Yunho definitivamente le gustan los hombres como tú, así muy apuestos. Déjame decirte lo que tienes que hacer: le gusta cuando le muerden su labio inferior, eso lo excita. También le gusta practicar mucho sexo oral y…si te la mete procura gritar bien fuerte, le gustan los gritones. Créeme, yo sé lo que te digo. —La mujer se echó a reír de nuevo y Jaejoong no supo diferenciar si lo decía en broma o era en serio…

…Esperen, esperen ¡¿Cómo sabia ella tal cosa?!

Jaejoong de inmediato se tomó de un sorbo el licor que tenía en su mano, queriendo borrar de su mente la imagen de Yunho teniendo sexo con otra persona. Su corazón dolía ante el pensamiento.

—¡Jaejoong! —Yunho llego como si lo hubiera llamado, luciendo extremadamente alegre. —¡Ven conmigo a bailar! —Lo jalo y lo llevo hasta el centro de la gente.

El sonido de trompetas, saxofones, contrabajo, piano y elementos de percusión comenzaron a mezclarse, animando más la de por si animada fiesta. Yunho se empezó a mover, sujetando a Jaejoong de las caderas para atraerlo a su cuerpo mientras hacía que el otro le siguiera el ritmo. Sin embargo, Jaejoong se comportó reacio, quedándose de pie en el lugar.

—¡Por dios, Jaejoong muévete! Baila conmigo.

El castaño se cruzó de brazos. —No lo hare…esto es ridículo.

—¡Solo déjate llevar!

Decidido a utilizar otra táctica, Yunho abrazo fuerte a Jaejoong, lo alzo y le dio vueltas en círculos, esperando con eso quitarle la amargura. Y tal parece que estaba funcionando, porque Jaejoong de cuando en cuando soltaba pequeñas risas y se retorcía feliz en los brazos de Yunho al contagiarse de su espíritu jovial.

¿Yunho cómo podía ser así? Tan libre y despreocupado, moviéndose como su cuerpo le demandaba. Jaejoong en serio se estaba comenzando a enamorar muy fuerte de tal inusual hombre. Su corazón saltando de emoción cada vez que hacía que su cuerpo perdiera el control. 

Y más tarde, Jaejoong no se percató cuando su terquedad comenzó a ceder y su cuerpo empezó a moverse a la par de Yunho, dejando atrás todo temor y vergüenza.

En seguida, Yunho dejo de bailar coherentemente y tan solo se dejó llevar por la música, atrayendo a Jaejoong a abrazos fuertes y luego botándolo lejos. Luego de nuevo lo acercaba y le robaba besos descarados en la boca, en el cuello, en cualquier lugar donde cayeran sus labios. Jaejoong se comenzó a sentir muy mareado por los movimientos rápidos de Yunho, pero no lo importaba, esto era tan divertido que seguiría así, de ser posible, toda la noche.

—~Suri suri ma~ —Yunho le susurró cuando lo pego contra su cuerpo. 

—¿Qué? —Jaejoong preguntó riéndose.

—Te estoy echando un hechizo… para que te enamores de mí.

Jaejoong volteo el rostro, algo apenado. —¿Este es uno de tus trucos?

—Sí.

“Pues está funcionando”

Ambos continuaron riéndose, besándose, jugando, tonteando… el mundo a su alrededor girando muy de prisa.

Cuando la música empezó a bajar su ritmo, ambos se detuvieron, respirando agitadamente mientras intentaban poner en orden sus cabezas. Hubo un instante en que Jaejoong se precipito hacia adelante como si fuera a desmayarse, pero Yunho lo alcanzo a retener entre sus brazos, haciéndole saber con su mirada que nada malo le pasaría si él estaba ahí para sostenerlo.

Después, Yunho se alejó de él y se subió una mesa, comenzando a golpear una copa de vidrio con un tenedor, tan exageradamente que Jaejoong pensó que la copa se rompería en su mano. —¡Escuchen! ¡Tengo algo que decir!

Como si estuvieran amaestrados, todos los asistentes voltearon a verlo y la música se detuvo. Jaejoong arrugó el entrecejo, ¿Ahora que iba a decir?

—A pesar de las circunstancias pasadas, estoy extremadamente feliz de que el Bateau-Lavoir vuelva a ser lo que era antes. Sin embargo, esto no hubiera podido ser posible sin la colaboración de alguien especial. Por eso es que pido un fuerte aplauso para el responsable de la reconstrucción de nuestra amada residencia.  —Yunho se volteo y señalo a Jaejoong —Es Kim Jaejoong, el dueño de un hermoso corazón.

La gente empezó a chiflar y gritar de alegría mientras que Jaejoong le devolvió la mirada a Yunho, gustándole demasiado como había sonado eso de hermoso corazón.

Luego, la fiesta fue algo más de baile, tragos y locura hasta que Jaejoong no pudo resistir más. Se encontraba demasiado cansado para continuar.

Fue hasta un sofá que convenientemente estaba a mitad de la sala y se dejó caer boca abajo en este, viendo con sus fatigados ojos como la gente seguía brincando de un lado a otro. Pudo notar como la señora que lo había recibido hace unas horas estaba ahora montada en una mesa, concediendo un no muy agradable striptease. Puso su mirada en otro lado y la gente disfrazada parecía flashes de lucess las cuales no podía encontrarles una forma definida.

Definitivamente este era el lugar más bizarro en el que había estado jamás. Un oscuro lugar de la vida nocturna de Paris que lo atraía pero al mismo tiempo lo asustaba.

—Jaejoong ¿Estás cansado? ¿Quieres dormir? —escuchó a Yunho preguntarle a lo que solo pudo responderle con un débil asentimiento de cabeza. —Pero aun la fiesta no ha acabado…ven, vamos a otra habitación, quiero mostrarte otro truco ¿De acuerdo? —Yunho le susurró pegado a su oreja y alzándolo entre sus brazos, lo arrastro entre la gente, guiándolo a una habitación enorme que quedaba justo al lado del salón principal.

A casi completa oscuridad, Yunho posiciono a Jaejoong contra una pared y sin ofrecer explicación, comenzó a besarlo de manera muy sensual. Estaba algo bebido, era claro, y al parecer las hormonas de su cuerpo también se encontraban demasiado alborotadas para poderlas controlar. Jaejoong volvió a su cinco sentidos de repente e intento zafarse del otro ya que dentro de sí sabía que no debía dejar a Yunho seguir.  —¿Qué haces…? ¿Qué haces Yunho?

—Jaejoong…—Yunho le susurró con el aliento ahogado —¿Serás mi asistente esta noche? —Le pregunto con un dejo de picardía en sus labios. Parecía tener una idea en mente.

Jaejoong, al ver los ojos afilados, piel morena sudorosa y labios en forma de corazón palpitando de Yunho, supo que no podía resistirse a las caricias desenfrenadas del otro.—Sí. —le respondió sin pensarlo, completamente ensimismado en su desbordante sensualidad.

—Bien. —El moreno sonrió. —Este truco se llama “Te hare tocar las estrellas… sin tocarlas” —dijo y luego se echó a reír, haciendo reír a Jaejoong también.

A continuación, Yunho comenzó a repartir besos lascivos en el cuello y la barbilla de Jaejoong. Luego, lo oprimió más contra la pared provocando que pudiera sentir cada centímetro de su cuerpo. Jaejoong gimió leve cuando las manos inquietas de Yunho empezaron a tocar partes sensibles de su cuerpo y la respiración sobre él de repente se volvió más violenta.

—Yunho… espera…

Pero Yunho no lo escucho y en lugar de ello, levanto de un tirón sus piernas e hizo que las enroscara en sus caderas, abrazándolo mientras juntaba sus frentes y clavaba sus ojos en los del otro. La pelvis de Yunho se movió primero en un movimiento lento y luego fue tomando ritmo, cada vez más preciso, como si le estuviera haciendo el amor con ropa contra esa pared.

—Yunho… —No supo porque pero Jaejoong gimió cuando los vaivenes sin penetración de Yunho empezaron a ser más pasionales, y él solo se dejó llevar, cerrando sus ojos y lamiendo su boca. Esto era excitante y no importaba si solo los separaba una puerta del resto de la gente que se encontraba allá afuera en la fiesta.

El pelo de ambos estaba empapado de sudor y la ropa se pegaba a sus cuerpos producto del calor. Respiraciones confusas, gemidos entrecortados y pequeños susurros leves no se hicieron esperar, a la par que Yunho aumentaba su frenesí y restregaba su pene cubierto ya erecto por debajo de la curva del trasero de Jaejoong.

—Yunho, no más, no más…

El castaño empezó a sollozar cuando sintió su propia erección alzarse dentro de sus pantalones. Y es que literal, Yunho lo estaba follando contra la pared y no podía hacer nada para escapar puesto que lo retenía con ferocidad, sosteniéndolo en sus brazos por debajo de sus rodillas.

De repente, los músculos de Jaejoong se tensaron y su semen se vino dentro de sus pantalones, sin siquiera ser estimulado ni tocado por la mano de Yunho. Al suceder esto, Yunho lo bajo y Jaejoong en seguida se recostó sobre la pared, tratando de captar un poco de aliento fresco mientras llevaba su cabeza hacia atrás y sus manos permanecías rígidas sobre su pecho. Había tenido un orgasmo, y que delicioso orgasmo…uno de los más placenteros de su vida. Jaejoong cerró los ojos, no comprendiendo como es que Yunho lo había hecho sentir así. Y es que no solo se trataba del orgasmo, era el hecho de que el moreno lo había logrado solo con una simulación de penetración y si eso podía lograr únicamente con eso… ¡¿Cómo sería cuando realmente…?! Dios, Jaejoong no imaginaba lo que sería capaz de sentir si Yunho le hacia el amor de la manera en que le había simulado hacérselo.

—Así es como hace el amor al estilo parís, mi vida. —Yunho le susurró una vez él también salió de su trance.

Jaejoong no respondió nada y solo se le quedo viendo, notando ahora el fuerte aura sexual que parecía emerger de cada poro de Yunho.

Conforme más lo iba conociendo, más se daba cuenta de las múltiples cualidades de Yunho y algo dentro de sí le dijo a Jaejoong… que él no quería que Yunho se separara de su lado. 

—¿Te ha gustado esta noche, amor? —Yunho Le dijo con cariño, mientras dejaba que Jaejoong recostara su cabeza y cuerpo sobre su pecho.

Jaejoong se demoró en contestar debido a su orgasmo, su cansancio y sus ganas de dormir mezcladas. —Tu mundo es muy extraño. —fue lo que se le vino a la mente en cuanto pudo procesar la pregunta.

Yunho se echó a reír. —El tuyo también.

Era verdad, dos mundos tan diferentes conviviendo en una misma ciudad. Por un lado, el mundo de las opulencias y excentricidades de la clase alta y por el otro, el bajo mundo del desorden y la diversión de la clase baja bohemia.

Dos caras del mismo Paris.

Pasando unos minutos, Yunho supo que Jaejoong se había dormido de pie cuando escucho sus respiraciones leves sobre su pecho.  —Jaejoong, esto de ser tu guardaespaldas ya no me gusta tanto. ¿Sabes por qué? Por qué no quiero que me pagues por algo que estoy dispuesto a hacer gratis. ¿Sabes qué es?... —Sus palabras se detuvieron por un instante.

—Protegerte contra todo.

Le susurró y lo abrazo fuerte, procurando no dejarlo caer nunca. 


..

Nota: Espero que ustedes hayan podido captar la personalidad de Yunho a través de los capítulos porque sinceramente es mi personaje preferido de este fic. Me es tan fácil escribirlo así tan loquito, imprudente y de mente abierta. Además lo dulce que es con Jaejoong.

Este capítulo ha sido uno de mis favoritos hasta el momento puesto que lo sentí tan tierno. Espero que les haya gustado también y que dejen muchossss comentarios.

Bye.