domingo, 12 de febrero de 2017

El bosque de Daegu - Capitulo 7


Capítulo 7— Actuar con el corazón: —¿Usted tiene a Jaejoongie, cierto?

Yunho no dijo nada, tan solo se mordió la boca.

—Y usted está enamorado de él.




La mañana siguiente fue extraña. Como si nada, Yunho se levantó, se alistó y salió de la habitación sin mediar palabra. Ni siquiera se molestó en atar a Jaejoong para que no escapara, simplemente actuó como si no estuviera ahí. Como si no existiera.

Algo cabizbajo, Jaejoong se levantó del sillón y empezó a recorrer la habitación, intentando encontrar algo que hacer para que no tuviera que pensar demasiado en el Coronel. Se sentía de alguna forma triste. Triste por haber desperdiciado otra oportunidad que se le presentó para huir, triste porque ahora las condiciones de su cautiverio iban a regresar a lo que eran antes y triste por… haber decepcionado al Coronel. Era estúpido, lo sabía, él no debía importarle lo que sintiera su secuestrador, aun así no podía evitarlo. Él de verdad se sentía preocupado por lo que fuera que le estuviera pasando a Yunho con respecto a él.

Trasladándose al bufete de Yunho, Jaejoong empezó a curiosear los objetos que estaban sobre este. Examinó brújulas, lupas, libros, cualquier invento extraño de los humanos, que llamara la atención de un ente del bosque como él.

Tomó algunos pergaminos, tratando de descifrar que estaban trazados en ellos, hasta que cayó en cuenta de que eran estrategias que el Coronel había hecho para atacar el bosque. Ahora más interesado, Jaejoong intentó entender que era lo que significaban esas estrategias, pero por más que trataba, simplemente nada parecía claro para él. Y es que los pergaminos tenían un montón de líneas, bosquejos y dibujos mal formados que incluso para alguien que no conociera nada de guerra, era fácil decir que no significaban nada. Era como si el Coronel no hubiera bien hecho su trabajo, como si hubiera hecho un poco de rayones para aparentar que se trataban de estrategias.

“Y si…”… A Jaejoong de repente se le prendió el foco: Yunho no estaba tomando en serio su ataque al bosque. El Coronel estaba fingiendo que planeaba estrategias, cuando en realidad lo único que estaba haciendo era enredar más el accionar del ejército ¿Pero porque lo hacía? ¿Si él era el jefe del ejército empeñado en destruir el bosque, porque intentaba sabotear su propio trabajo? ¿Sería que Yunho había desistido de su misión… por él? Jaejoong trató de no emocionarse tanto con la idea, pensando que debía tratarse de otra razón. Si, debía ser por algo más.

Dejó esos planos inservibles a un lado y tomó otro puñado de pergaminos, que contenían letras sobre este. Leyó un fragmento de ese escrito. Su entrecejo se arrugó al leer aquellas palabras:

“Yo quiero protegerte, incluso tus malos hábitos
que me hacen sonreír cuando estoy cansado

Aunque pueda ser difícil, voy a decir que “te Amo”
hasta el día que tu vengas a mis brazos”

Se trataba de un poema de amor que el Coronel había escrito. A Jaejoong eso le resultó más extraño. Yunho no era un hombre romántico, ni sensible, ni nada de eso. Era culto eso sí, leía un montón y parecía saber de muchas cosas, pero ¿De ahí a que fuera capaz de escribir un poema de amor? No, eso no parecía posible para Jaejoong. Yunho era un hombre dedicado a la guerra y la violencia, no era un hombre que tuviera la susceptibilidad para amar.

Instigado por el deseo de saber que era lo que sucedía, Jaejoong leyó otro fragmento de otra hoja, encontrando algo que lo hizo quedarse mudo:

“Tu y tu cabello negro, que me enloquecen y me hacen calmar. Tu mirada salvaje pero al mismo tiempo dulce, me obligan a querer descubrir tu mundo. A sentir y vivir como tú lo haces. Cada vez que te miro siento que estas aquí para mí, aunque tú no lo quieras, aunque tú no lo creas. Tu indomable ser quizásfue hecho para alguien como yo, quien cree que puede controlar cualquier cosa…”

Jaejoong dejó de leer cuando las emociones inundaron su corazón. ¿Acaso ese escrito se refería a él? ¿El Coronel se había enamorado de él? Ahora comprendía porque el hombre lo obligaba a besarlo y a cumplir sus caprichos sexuales. No lo hacía para saciar una necesidad carnal ni para humillarlo, era porque de verdad sentía sentimientos por él. Era porque de verdad el Coronel quería estar con él.

La puerta se abrió súbitamente después, revelando al Coronel quien venía con algo de prisa, algo anormal puesto que una vez que salía por la mañana, solo regresaba al comienzo de la noche. En cuanto vio a Jaejoong con sus pergaminos, una expresión de pánico se le formó en el rostro, corriendo hacia el muchacho con la intención de arrebatarle los papeles. —¿Qué estás haciendo? —Yunho preguntó alarmado, al coger los papeles y meterlos apresuradamente en uno de los cajones del escritorio.

—¿Qué eran esos papeles? —Inquirió Jaejoong.

—Nada que te importe.

—Las estrategias para atacar el bosque… no significan en realidad nada ¿Cierto?

Yunho lo volteó a ver ante esa pregunta ¿Acaso se había dado cuenta de sus verdaderas intenciones? —¿De qué carajos estás hablando? Claro que significan algo.

—No, en realidad son bocetos sin sentido que ha estado trazando para encubrir que en realidad no quiere atacar el bosque.

—¿De dónde sacas esa ridícula historia? En primer lugar, yo soy el más interesado en acabar con ese bosque. Y en segundo lugar, tu solo eres un muchachito salvaje que no conoce de estrategias, ni de planes ni de nada. 

—No soy estúpido.

—Parece. —Yunho se trasladó hacia un mueble para alistar algunas armas, y dar con eso término a esa extraña conversación.

Mas sin embargo, Jaejoong no estaba dispuesto a olvidarla. —¿Qué eran esos escritos? —Preguntó directo, haciendo que Yunho se descolocara por unos segundos.

—¿Cuáles escritos? —Optó por hacerse el desentendido.

—Esos poemas y cartas de amor. ¿Acaso… se deben a mí?

“Mierda” Armándose de valor, Yunho se acercó a Jaejoong, intentando verse (y sonar) lo más natural posible. —No son sobre ti si eso crees. ¿Además porque serian sobre ti? ¿Crees que me he enamorado?

—N-no, no lo sé. Solo que…

—Mírate, eres un salvaje del bosque. Jamás sentiría algo por ti más que ganas de cogerte.

Jaejoong mordió sus labios ante esas palabras. Verdaderamente lo estaba lastimando. —Pues que idiota fui al pensar que alguien tan inhumano como usted podría ser capaz de escribir algo como eso. Apuesto que nunca ha sentido el amor.

—¿Quién dice que yo no lo escribí?

—Si usted lo escribió entonces debe ser por alguien, nadie escribe así…

—Es sobre mi prometida, Go Ara. —Yunho de repente interrumpió.

—¿Sobre su prometida? —Jaejoong enrojeció. —¿Acaso tiene el descaro de ser así? —Se inclinó de puntillas, tratando de enfrentar la cara del Coronel. —¿Piensa en su prometida cuando me besa? ¿O la pensó ayer cuando…?

Yunho se le acercó, tomándolo fuerte por la nuca. —¿Cuándo qué? ¿Cuándo te cogí? No, no pensé en ella, pensé en lo rico que se sentía cogerte. —Dijo sin filtros. —Aun así eso no significa que no sienta nada por ella o que sienta algo por ti.

Jaejoong de inmediato lo empujó. —¡Maldito cerdo pervertido!

En vez de responder a sus provocaciones, Yunho solo respiró profundo y se dispuso a alistar sus cosas, no permitiendo que Jaejoong le siguiera reprochando. Al sentirse ignorado, Jaejoong tomó con rabia un reloj de madera que estaba en el escritorio, y lo lanzó en dirección a Yunho, pegándole justo en la cabeza. Cuando Yunho se volteó para enfrentar a Jaejoong, el sonido de alguien golpear la puerta le impidió llegar a su objetivo.

De inmediato, Yunho empujó a Jaejoong hacia el armario diciéndole que guardara silencio. Justo cuando cerró las puertas del armario, la puerta principal de la habitación se abrió, revelando a uno de los soldados a su mando.

—Coronel, le traigo excelentes noticias. —El joven hombre le dijo con una sonrisa.

Yunho se recostó sobre las puertas del armario. —¿Qué es?

—Al parecer algunos soldados lograron capturar al guardián mayor del bosque. Lo tienen atado cerca del rio Geumho.

Ante esa noticia, Yunho frunció el entrecejo y Jaejoong abrió los ojos en demasía. No, no podía ser. Su padre corría gran peligro y lo peor es que él no podía hacer nada para evitarlo.

—Bien, bien soldado. En un minuto me reuniré con el escuadrón. Dígales a los demás que me esperen en el punto. —Yunho respondió, con ansias de sacarlo rápido de la habitación.

—Como diga Mi Coronel. —El soldado hizo una leve reverencia y salió por la puerta que había entrado. En cuanto lo hizo, Yunho sintió a Jaejoong empujarlo por detrás, al abrir con fuerza las puertas del armario.

—¡¡Usted dijo que no lastimaría a mi familia si lo obedecía!! —Replicó Jaejoong furioso.

—Ayer intentaste asesinarme, así que no creo que te merezcas algo de mi compasión ahora.

—¡Es porque estoy cansado de estar aquí! ¡Yo no pedí ser su prisionero!

—¡Tú te lo ganaste! Todo esto que estás viviendo te lo ganaste por atrever a desafiarme. ¡Si no me hubieras provocado tantos problemas, no estarías metido en este embrollo! Además deberías ser más agradecido, ¡Te he dado comida y te he tratado mejor que a la mayoría de prisioneros que han estado bajo mí trato!

—¡No se comporte como si fuera mi salvador! Anoche… usted abuso de mí…

—No oí que te quejaras. —Yunho habló con prepotencia. —Lo único que escuché fue tus gemidos debajo de mí…

—Cállese. —Jaejoong lo interrumpió. No podía creer lo cínico que era ese hombre. —Sabe que no podía hacer nada al respecto. Usted me tenía amenazado con lastimar a mí y a mi familia, si no obedecía sus caprichos. Creí que al menos respetaría su palabra.

Yunho desvió su vista. —A veces hay cosas que no puedes evitar. —Diciendo esto, Yunho tomó bruscamente del brazo a Jaejoong y lo amarró contra una de las patas de la cama, evitándose así tener más problemas.

—Si se atreve a lastimar a mi padre…

—No hay nada que puedas hacer.

Yunho lo interrumpió, mientras enroscaba fuertemente la soga en la muñeca de Jaejoong. El más joven solo exhaló hastiado.

—Te odio.

Fue lo que Yunho escuchó decir a Jaejoong, quien le devolvió una mirada de total desprecio. Quiso hacerse el “oídos sordos”, pero ya la fuerza de esas palabras había impactado profundo en su mente. Decidiendo que lo mejor era no dejar que lo afectaran, Yunho no dijo nada y tomó su armamento, cerrando fuertemente la puerta de su habitación.

Totalmente derrotado, Jaejoong dejó caer su cabeza sobre el borde del colchón de la cama y empezó a llorar; de rabia, impotencia y tristeza al saber que su padre pagaría por la obstinación de aquel hombre. Creyó que sería capaz de ganar esa guerra, que tonto había sido, había subestimado totalmente la crueldad del ser humano.




..


Montado en su flamante caballo negro Taepoong, Yunho llegó al lugar, acompañado del soldado que le había dado la noticia. Abriéndose paso entre los demás soldados, Yunho se bajó del caballo y caminó hacia donde se encontraba el padre de Jaejoong, el cual estaba atado a un tronco con un par de cuerdas. A pesar de su condición de rehén, el hombre mantenía una calma envidiable, como si supiera que no le pasaría nada. Al verlo, Yunho se aclaró la garganta, meditando cual sería la mejor decisión a tomar.

—Lo estábamos esperando, Mi Coronel. —El subteniente Choi le dijo. —Queríamos saber que debemos hacer con él.

Yunho regresó su vista al anciano y de la nada, exclamó algo que los soldados nunca se imaginaron escuchar: —Libérenlo.

—¿Qué? —Replicó el subteniente. —Perdóneme Mi Coronel pero creo que está equivocado.

—No, no lo estoy. —Yunho se dio media vuelta. —Libérenlo.

—Me temo que no lo voy a permitir. —De la nada, el Rey apareció y se instaló justo al frente, retando a Yunho con su posición. Yunho apretó los puños y tenso su boca; ahora si de verdad no podía darse el lujo de sabotear su propia misión de atacar al bosque. —Si me permite preguntarle Coronel, ¿Por qué está dando tan absurda orden?

Yunho frotó sus manos y pensó en alguna explicación, que sonara convencedoramente lógica. —El guardián mayor del bosque nunca nos ha ocasionado ningún problema, así que no veo ninguna razón por la que tengamos que ocuparnos de él.

—¿Pero por algo es el guardián mayor, no lo cree? Él es el pilar de la familia del bosque, si lo eliminamos, el resto de la familia flaqueara.

—Solo es un viejo hombre, dejémoslo en paz.

—¿Desde cuándo tan compasivo Coronel Jung? Desde que tengo memoria, usted nunca le ha importado tener que atacar gente inocente.

—Quizá me he vuelto más razonable.

—O quizá se ha vuelto más blando. —El Rey respondió y luego se dirigió a los demás soldados. —¡Lleven al guardián al palacio, lo mataremos en la horca!

Los soldados asintieron ante las órdenes de su majestad, pero inesperadamente Yunho, en un arrebato de desobediencia, sacó su espada y se colocó en frente del padre de Jaejoong, amenazando a cualquiera que se quisiera acercar. Él no iba a permitirlo, él no iba a permitir que nada lastimara a un ser querido de Jaejoong.

El Rey arrugó profundamente su rostro ante esa actitud. ¿Y ahora que le sucedía al Coronel? —¡¿Qué carajos te pasa Yunho?! ¡¿Quién crees que eres para desafiar mi autoridad?!

—No dejare que le hagan daño.

—Eso lo decidiré yo, ¡Soldados atáquenlos!

Inseguros, los soldados hicieron amago de querer enfrentarse a Yunho, pero ninguno tuvo el valor de hacerlo. Simplemente, Yunho era un hombre muy hábil y sabían que si se le enfrentaban, probablemente no vivirían para contarlo. 

—¡¿Qué es lo que les pasa?! ¡¡¡Atáquenlo!!!

Al ver que nadie tomaba la iniciativa, el Rey tomó una de las espadas de un soldado a su lado y se abalanzó hacia Yunho, el cual atajó diestramente cada uno de sus ataques, y lo dejó completamente desarmado antes de que pudiera notarlo. A continuación, Yunho se volteó y cortó con su espada las sogas que mantenían al padre de Jaejoong amarrado. Luego montó al viejo hombre en su caballo, montándose él después.

—¡¡¡Nadie se atreva a seguirnos!!! ¡¡¿Entendido?!!

Amenazó con furia en su voz, y acto seguido, golpeó con su pie el muslo del caballo para hacerlo correr velozmente. Los soldados se quedaron como estatuas en su posición, mientras el Rey gritaba furioso, viendo a Yunho salirse con la suya.

El caballo galopó unos cuantos metros, en dirección al centro del bosque y cuando Yunho creyó que ya no había peligro; detuvo su marcha, se bajó y ayudó al anciano a bajarse.

—Puede irse. —Le dijo con indiferencia, pero, contrario a lo que pensó, el padre de Jaejoong no se marchó sino que en su lugar, empezó a observar a Yunho muy detalladamente, como si lo estuviera analizando con sus ojos. El guardián mayor era un hombre muy sabio, el cual, además de controlar la naturaleza, también podía leer los pensamientos de los humanos.

Yunho se empezó a sentir muy incómodo con la mirada del viejo sobre él. —No me agradezca, no lo hago por compasión. —Dijo con superioridad, cuando pensó que este tal vez quería agradecerle.

Mas sin embargo, el hombre no estaba pensando en eso. —¿Usted tiene a Jaejoongie, cierto?

Yunho no dijo nada, tan solo se mordió la boca.

—Y usted está enamorado de él.

Eso no fue una pregunta, fue más una afirmación.

El Coronel se descolocó un poco por las palabras. Quiso negarlo pero cuando lo iba a hacer, su lengua se enredó por sí sola, como si su corazón le impidiera refutar lo innegable. ¿Acaso ese hombre tenía razón? ¿Y si él…?

—Escúcheme, —Sorpresivamente el hombre tomó una de sus manos y la acobijó con ambas manos, a punto de decirle algo importante. —Solo pido que siga a su corazón, tal como lo hizo hoy.

Yunho endureció su rostro. —No sé de lo que está hablando.

—Cuide de nuestro Jaejoongie y tráigalo a casa sano y salvo. Sé que usted hará lo correcto. —Dejando ir su mano, el viejo anciano se alejó, perdiéndose entre la espesura del bosque.

Yunho se quedó con la palabra en la boca, no sabiendo ni que pensar. Algo dentro de si aceptaban las palabras del hombre, algo dentro de si quería cumplir sus peticiones, sin embargo una cosa que era cierta es que él no quería alejarse de Jaejoong. Él lo quería para sí mismo, encerrado en su habitación para siempre.

Volviendo a su caballo, Yunho se montó en él, dirigiéndose al reino. Sabía que estaba en graves problemas por lo que había acabado de suceder; el Rey sin duda le cobraría cuentas por su rebelde accionar, pero aun así, él se encontraba de alguna u otra forma tranquilo, puesto que no había sido capaz de lastimar indirectamente el corazón de Jaejoong.



..


El atardecer de ese día llegó a su fin.

Jaejoong no había querido dirigirle la palabra al Coronel en cuanto lo vio llegar.

En la cena, se rehusó a recibir un solo bocado de su parte, e incluso, le exigió que lo devolviera al calabozo, pese a la terquedad de Yunho de quererse quedar con él. Y Aunque Yunho le hubiera explicado una y otra vez, que su padre había logrado escapar de la trampa que le habían colocado sus soldados, Jaejoong no había querido creerle. Se encontraba enojado con él, más bien terriblemente triste con él. A pesar de que no lo reconociera, Jaejoong si había alcanzado a desarrollar una especie de cariño por el Coronel, pero ahora ese sentimiento había quedado enterrado y lo que más ansiaba Jaejoong, era poder alejarse de ese hombre de una vez por todas.

Mirando la luna llena que esa noche alumbraba el cielo, Jaejoong se acomodó mejor en el sillón, preparándose para dormir. El bosque se veía a la distancia y Jaejoong suspiró melancólico al querer estar allí. Pensó en lo que debían sentir su madre y sus hermanas, al enterarse de lo que fuera que le hubiera pasado a su padre… eso hizo agrietar aún más su corazón.

Lleno de desconsuelo, Jaejoong echó un vistazo de reojo a Yunho, quien leía un libro en su escritorio. Bufó irritado ante esa imagen; le fastidiaba enormemente su presencia.

¡¡¡¡Praaa!!!!

De repente, el sonido de la puerta abriéndose se escuchó, y cuando Jaejoong volteo a verificar que había sido ese estruendo, pudo ver al Rey entrar a la habitación junto a unos cuatro guardias. Sin esperar, los guardias agarraron al Coronel Jung de la camisa y lo arrojaron bruscamente al piso. Jaejoong se acurrucó en el sillón, no dejando que los recién aparecidos notaran su presencia.

—¡¡¡¿Me va a explicar Coronel, que carajos hizo hoy?!!! —El Rey le exigió al tenerlo completamente bajo su poder.

Yunho se encogió en el suelo. Tarde o temprano ese momento tenía que llegar. —Solo hice lo que me pareció correcto.

—¡¿Y desde cuando usted es el que decide que es correcto y que no?!¡¿Desde cuándo usted toma las decisiones con respecto a mi ejército?!!

Detrás del espaldar, Jaejoong arrugó el entrecejo. ¿De qué carajos hablaba ese hombre?

—Puesto que soy el Coronel, yo soy el jefe de ese ejército.

—¡Y yo soy el Rey y usted no está por encima de mí! ¡Me hizo quedar en ridículo frente a todos mis soldados! —El Rey se encontraba furioso, de verdad parecía con ganas de asesinar a alguien. —Dígame Jung… ¿Por qué no permitió que el guardián mayor fuera encarcelado? ¡¿Por qué ordenó que lo liberaran?!

“¿Qué?” Jaejoong se preguntó en su mente “¿El Coronel liberó a mi padre?”

—¿Sabe lo que pienso? —El Rey continúo, sin darle oportunidad a Yunho de que se explicara. —Lo que pienso es que usted no está haciendo su trabajo. Usted ya no quiere atacar el bosque y está estropeando todo para no conseguir su soberanía.

Yunho mordió sus labios, no debía permitir que el Rey descubriera sus verdaderas intenciones. —Mi lealtad… esta con usted. —Dijo, aunque ni el mismo se lo creyera. Desde hacía mucho tiempo su lealtad había cambiado de persona.

—No, Yunho. Ya no me voy a creer ese cuento. —El Rey hizo una seña a sus guardias y estos de inmediato formaron un círculo alrededor de Yunho. A continuación, los hombres empezaron a proporcionarle patadas y puños a un indefenso Yunho en el suelo. Jaejoong se quedó estático en el asiento. Eso estaba doliendo y no sabía de qué forma parar lo que esos horrendos hombres le estaban haciendo al Coronel.

Yunho intentaba a hablar, pero los hombres lo golpeaban cada vez y cada vez más fuerte. Intentó levantarse, pero un punta pie en el estómago lo hizo caer de nuevo. Recibió después una patada en su espalda y otra en su cara, provocando que comenzara a sangrar. Así duraron unos cuantos segundos más, hasta que el Rey decidió intervenir antes que lo mataran.

Arrodillándose frente al maltratado hombre, el Rey lo jaló del cabello para asegurarse de que lo viera bien. —Coronel, Usted no es más que un tibio reflejo de lo que era su padre, jamás podrá igualarlo. Jamás podrá convertirse en general. Si su padre estuviera vivo… estaría muy avergonzado de usted. —Soltándolo, el Rey sonrió despiadadamente. —Agradezca que solo fueron unos golpes. Déjeme decirle que la única razón por la que lo dejo vivir, es porque le di mi palabra a la familia de la doncella Go Ara que se casaría con usted. Si no fuera por eso, tenga por seguro que ya lo habría matado. Seguirá con su posición de Coronel sin embargo, aunque no dude que estaré encima de usted. Me asegurare que tan fuerte es su lealtad. Ah y espero que haya matado a su prisionero, tal y como se lo ordené la última vez. —Sentenció y luego se marchó junto a sus guardias, no sin antes darle otro golpe a Yunho dejándolo en posición fetal.

La puerta se cerró y Jaejoong se quedó quieto por unos segundos más, sin saber si debía auxiliar a Yunho o no. Creyó que sería lo suficientemente fuerte para ignorarlo, pero su conciencia lo traicionó y antes de que pudiera evitarlo, ya estaba corriendo en dirección al cuerpo del hombre.

Si era cierto que Yunho había enfrentado al Rey y a sus propios hombres por el bienestar de su padre, entonces merecía algo de su compasión. Alguna recompensa por su acto de piedad.

Y Jaejoong sabía bien que le gustaría recibir al Coronel de su parte.



..



Nota: Esta escena continuara...



lunes, 6 de febrero de 2017

El bosque de Daegu - Capitulo 6

Capítulo 6—Manipulación: Parecía como si estuviera en un estado de shock, en el que no sabía si repudiar el tacto del Coronel…

….o desearlo profundamente.



—Uhm.

Ambos gemían bajito por el beso que estaban compartiendo, aquella mañana en la cama del Coronel. Desde aquella noche, Yunho había cogido la costumbre de ordenarle a Jaejoong besarlo con la excusa que si no lo hacía, cumpliría con las órdenes del Rey. Era una forma sucia de manipularlo, aun así, a Jung no le importaba. El sabor dulce de los labios de Jaejoong era muy adictivo como para vivir sin ellos.

Al principio, Jaejoong era torpe en los besos, ahora, de tantas veces que se habían besado, había aprendido como hacerlo, hacer lo que a Yunho le gustaba y con lo que se sentían bien los dos. Cuando Yunho buscaba su lengua él la recibía con la suya, cuando Yunho mordía de manera sutil sus labios, él también los mordía.

Quizá podría pensarse que Jaejoong lo estaba disfrutando, y es que aunque odiara a Yunho, una parte de él no le molestaba tanto tener que besarlo; porque cada vez que se besaban… Jaejoong sentía como si el Coronel fuera otra persona. Como si la parte más dulce de Yunho saliera a relucir cada vez que sus bocas se tocaban. Yunho besaba tan despacio, tan entregado y delicioso, que era difícil creer que se tratara del mismo hombre cruel que había jurado destruir el bosque.

Jaejoong suspiró fuerte cuando al fin se separó de la boca hambrienta de Yunho. Sintió como el Coronel (aun medio dormido) lo abrazó y le empezó a acariciar por todo su cuerpo, como una forma de relajarse en la mañana antes de empezar su rutina. —Hoy será un día largo. —Murmuró.

¿Por qué el Coronel hacia eso? ¿Acaso estaba utilizándolo como desahogo? —¿Por qué hace esto? —Jaejoong le preguntó, al no encontrar las razones por las que el Coronel ahora tenía la necesidad de besarlo y acariciarlo.

—¿Por qué hago qué?

—¿Porque se comporta así conmigo?

El mismo Yunho ni siquiera sabía bien los motivos. —Porque me trae paz. —Le dijo al tomar su rostro y retirar algunos mechones de él.

Jaejoong aún no podía entender. El Coronel tenía una prometida, por lo tanto no tenía motivos de ser tan cariñoso. ¿Era acaso porque ella estaba lejos que el Coronel necesitaba desahogar sus deseos con alguien?, o ¿Era que no le importaba ella? ¿Pero porque justo él? ¿Por qué justo la persona a quien tenía secuestrada y que debía ser como un enemigo?

—Jaejoong, hoy el ejército va a atacar el oriente del bosque. —Dijo Yunho de la nada. —Si me convences, puedo retrasar el ataque tanto como quieras.

Jaejoong sabía lo que Yunho quería insinuar con esas palabras. Otra vez lo estaba chantajeando. Colgándose del cuello del moreno, Jaejoong acercó su boca con ansias de que aquel beso mojado, dejara lo suficiente contento al Coronel para que no atacara su bosque. Había decidido que lo mejor para asegurar su supervivencia bajo el poder de Jung, era la obediencia. No lo haría enojar ni estresar, debía mantenerlo contento para hacerle bajar de guardia, así podría escapar o de ser necesario, matarlo.

Y es que Jaejoong se había dado cuenta que Yunho había bajado su agresividad significativamente. Ya no le pegaba ni le gritaba, en su lugar lo premiaba con cenas deliciosas y ocasionales caricias venidas de la nada. Y claro, Jaejoong debía aprovechar eso. Tenía que sacar ventaja de esa aparente calma de Yunho, para que este no estuviera a la defensiva en el momento en que tuviera que revelársele.

Sin embargo… algo en él empezaba a agradarle ese cambio de actitud del Coronel, algo en él se emocionaba cada vez que Yunho lo acariciaba o lo recompensaba con comida. Era como si empezara a sentir un afecto emocional por su secuestrador, y no le gustaba sentir eso, porque sabía que no se debía dejar llevar por esos sentimientos. Que el Coronel no era más que un hombre sanguinario, obsesionado por destruir lo que más quería, y eso lo debía tener muy en claro.

Debía mantener la cabeza fría o de lo contrario su corazón caliente terminaría saboteando sus planes.

Dando unos cuantos besos finales, Yunho se despegó de Jaejoong, sonriendo. —Parece que me has logrado convencer. —Se levantó de la cama al cuarto de baño para comenzar a arreglarse. —Vendré tarde por la noche, así que espero que me prepares una tina caliente. No te ataré pero uno de mis guardias estará en la puerta por si intentas algo…

Jaejoong endureció su expresión.

—…Aun no me fio de ti.

Metiéndose al baño, Yunho se preparó para su ducha matutina, mientras Jaejoong se presionaba contra una almohada, gritando en ella en señal de frustración.




Ya por la noche, cuando Yunho cruzó por su puerta, Jaejoong estaba terminando de alistar la tina de agua caliente.

Mientras se terminaba de calentar el agua, Yunho se despojó de su uniforme y su armamento, ubicándolos en una esquina de la habitación. Luego se dirigió a la tina ya atiborrada de agua y se sumergió en esta, a la par que Jaejoong se ubicaba a su lado, con un paño mojado listo para restregarle el cuerpo. Transcurrieron unos diez minutos en los que Jaejoong no hizo más que limpiar los hombros, espalda y cuello del Coronel. Los dos estaban completamente en silencio, sumergidos en la etérea atmosfera de aquel baño.

—Listo Mi Coronel. —Jaejoong se dispuso a levantarse cuando creyó que el trabajo estuvo terminado, pero Yunho lo tomó del brazo, impidiendo su salida.

—¿A dónde crees que vas? Aún falta. —Le indicó mientras dirigía la mano de Jaejoong hacia su pecho. —Límpialo.

Jaejoong tuvo unas ganas enormes de arrojarle el paño a la cara, sin embargo se contuvo y obedeció de mala gana lo que Yunho le ordenaba. Remojando el paño en agua jabonosa, Jaejoong lo pasó por sus pectorales, en un movimiento firme pero al mismo tiempo relajante. Yunho echó la cabeza hacia atrás, totalmente llevado por las caricias. A continuación, volvió a tomar la mano de Jaejoong y esta vez la dirigió un poco más abajo, pasándola por su abdomen, muslos internos y finalmente por…

…Jaejoong de inmediato alejó su mano, no gustándole para nada las insinuaciones del hombre.

—Recuerda que debes hacer lo que te digo. —Yunho le reiteró con prepotencia. Era seguro que lo que más quería con esa intención era humillar a Jaejoong.

O bueno, eso era lo que él se decía.

—¿Y qué quiere que haga? Ya lo he limpiado lo suficiente.

—No aun.

A continuación, Yunho levantó medio cuerpo, lo suficiente para que su parte íntima saliera del agua. Volvió a tomar la mano de Jaejoong y la instigó a que rodeara su pene. Jaejoong frunció el ceño con fuerza, estaba odiando con toda su alma la posición indefensa en la que se encontraba.

—Límpialo. —Yunho le demandó fuerte. —Ahora.

Con el rostro totalmente enrojecido, Jaejoong movió su mano de arriba abajo, no entendiendo para nada lo que estaba haciendo. Sintió como el miembro de Yunho se endurecía con el pasar de los segundos, escuchó también el sonido que salía de los labios de Jung cada vez que enroscaba sus dedos. Estaba gimiendo; de satisfacción, de victoria y de placer.

—Rápido, más rápido.

El Coronel insistió y Jaejoong aumentó de velocidad, deseando así que esa tortura terminara lo más pronto posible. Al instante, la parte baja de Yunho comenzó a picar, y de un momento a otro, el semen salió disparado de su pene, manchando la mano de Jaejoong. Asqueado, Jaejoong limpió su mano en el agua mientras Yunho trataba de controlar su respiración.

Hacía mucho tiempo que nadie lo masturbaba, hacía mucho tiempo que no deseaba que alguien en específico lo masturbara. Aunque el principal motivo de esa acción hubiera sido para doblegar al muchacho, Yunho no podía negar que también era algo que su cuerpo deseaba con ganas. Y gracias a eso, ahora se sentía tan caliente que no estaba seguro de poder parar.

—Metete dentro del agua. Te voy a bañar. —De la nada, Yunho le dijo al  recuperarse del orgasmo.

Jaejoong alzó una ceja. —¿Qué? No, quiero dormir.

—Desnúdate y metete.

—No quiero.

—Que te digo que lo hagas. —Jalándolo de la muñeca, Yunho le exigió  severamente haciendo que el pelinegro no tuviera más remedio, que despojarse de sus ropas y meterse al agua tan rápido, que a Yunho no le quedo tiempo para observar su desnudez. Pese a la resistencia de Jaejoong, Yunho lo acercó a su cuerpo y, utilizando el mismo paño con el que lo había limpiado, el Coronel empezó a refregar la piel sucia del muchacho. Lo paso por sus mejillas, borrando los rayones en su cara. Jaejoong se quejó por lo brusco que Yunho estaba siendo con su piel, pero aun así no hizo nada para detenerlo. Tal y como se había propuesto; tenía que mantener su actuación sumisa.

En su labor de limpiarlo, Yunho empezó a retirar las plumas y las hojas enredadas en su pelo, y no pudo evitar sonreír al notar la actitud dócil que Jaejoong traía en esos momentos. Le encantaba ver a Jaejoong así; completamente dominado. Pudo advertir también como las mejillas del más chico se sonrojaban, pese a los obvios intentos de este de no dejarlo mostrar. Frotó entonces sus tetillas mojadas, provocando un pequeño sobresalto de Jaejoong, al sentir pasar la tela sobre esa zona tan sensible.

—¿Te gusta? —Yunho sonrió y Jaejoong alejó el rostro. El Coronel volvió a acariciar la tetilla esta vez con su mano, y Jaejoong retrocedió avergonzado. La sensación no era tan desagradable, el simple tacto era lo que lo asustaba, ya que no entendía cómo podía ponerlo tan nervioso. 

—Solo... no lo haga tan brusco…Coronel. —Jaejoong apenas masculló.

—Como quieras. —Mordiendo sus labios, Yunho regresó a su actividad de refregar el cuerpo del muchacho, pero esta vez mucho más suave, como si estuviera reteniendo en su retina cada centímetro de piel que recorría. Jaejoong fijó su mirada en los ojos del Coronel por esa acción, incrédulo de que Yunho hiciera caso a su petición. De verdad le estaba comenzando a gustar cuando el Coronel se comportaba gentil con él. 

Luego, sin saber bien como paso, Jaejoong se encontró a si mismo muy cerca del cuerpo de Yunho, ubicado entre las piernas de este bajo el agua. El vapor del agua los mantenía sudando, envueltos en una atmosfera sensual y casi irreal. 

—Bésame… —Yunho le susurró leve y sin esperar respuesta, tomó los labios de Jaejoong de manera intensa pero no por eso agresiva. Jaejoong le siguió la corriente, colocando ambas manos sobre los hombros desnudos del hombre. El roce de sus labios, el choque ocasional de sus dientes y las texturas de sus lenguas los tenían embriagados uno del otro, como si momentáneamente hubieran olvidado que se odiaban.

—Vamos a la cama.

De manera súbita, Jaejoong sintió como Yunho lo alzó entre sus brazos y lo llevó hasta la cama de su habitación. Luego, los dejó caer a ambos sobre el colchón de este y continúo con su ataque de besos, acariciando cada parte que podía del cuerpo del muchacho. El sentir la piel desnuda del Coronel sobre la suya, hizo poner extremadamente incomodo a Jaejoong. Él sabía que tener que detener esto.

—Aléjese. —Masculló con el aliento ahogado, cuando por fin pudo establecer distancia entre los dos. —¿Qué quiere? —Le preguntó al ponerse a la defensiva.

El Coronel pareció meditarlo unos segundos. —¿Estás dispuesto a hacer lo que sea por el bien de tu familia, no?

—¿Qué quiere? —Jaejoong repitió, esta vez más serio.

Sin responder a su pregunta, Yunho solo se mantuvo en silencio, mientras retiraba unos mechones húmedos de la cara del muchacho. Luego, se dispuso a hablar, quizá porque ya había encontrado la forma de decir lo que deseaba. —¿Nunca habías tenido contacto con un humano antes de mí, cierto? Nunca nadie te había tocado así…

Jaejoong arrugó el entrecejo ¿Por qué Yunho había cambiado de tema tan repentinamente? —Nunca, siempre trate de evitar a los humanos.

—Esto debe ser nuevo para ti entonces. Tu que siempre has estado encerrado en ese bosque…

—¿Qué es lo que pretende?

Yunho sonrió. —Déjame mostrarte cosas que nunca has experimentado… —Lentamente, Yunho fue separando las rodillas del pelinegro, provocando que Jaejoong lo empujara con las plantas de sus pies, haciendo que lo soltara por un breve momento. Jaejoong intentó entonces arrastrarse hacia el lado contrario de la cama, pero Yunho logro tomarlo de los pies y devolverlo hacia donde estaba él.

—Creí que obedecerías a todas mis órdenes, después de todo, yo soy tu Coronel ¿Lo olvidas? —Yunho afianzó su agarre en Jaejoong y este solo pudo tragar saliva. No sabía muy bien lo que estaba pasando, lo que Yunho quería ¿Por qué de repente Yunho lo miraba como si quisiera devorarlo? —Ya lo sabes, si no obedeces…

—¿Qué hará conmigo entonces? —Jaejoong interrumpió al no poder aguantar la incertidumbre. —…Mi Coronel.

Yunho sonrió al ver que la obstinación de Jaejoong, estaba comenzando a apaciguarse. —Solo déjate llevar. —Sin dejar pasar más tiempo, Yunho lo acomodó mejor en el colchón y se acomodó mejor a si mismo frente a este.

Con la excitación volviendo a su cuerpo, Yunho se masturbó y preparó la entrada de Jaejoong, mientras que el otro se mantenía rígido al no saber que carajos pasaría ahora. Yunho colocó ambas manos en las rodillas de Jaejoong y lo abrió, dejándolo completamente expuesto a él. Luego, sus dedos se introdujeron en la entrada del muchacho, haciéndolo gemir incómodo por la sensación. A continuación, Yunho levantó un poco el cuerpo de Jaejoong, para que el trasero de este quedara más a su disposición y su pene erecto quedara apuntando justo a la entrada.

La respiración de Jaejoong comenzó a agitarse. ¿Acaso ese hombre iba a….? —¿Me va a castigar? —Preguntó al no ocurrírsele otra explicación del porque el Coronel hacia eso.

Yunho pareció perdido. —¿Castigar? Puede ser, pero lo disfrutaras…

—¿Qué…?...¡Ah! —Jaejoong se calló cuando sintió a Yunho insertar lentamente su pene en su agujero. Intentó moverse pero Yunho lo sometió, colocando sus manos sobre los muslos para mantener las piernas separadas de Jaejoong y poder apoyarse bien.

A continuación, Yunho lo penetró centímetro a centímetro, mientras Jaejoong solo jadeaba al sentir esa extensión dura y caliente separar su cuerpo. No podía ni hablar, estaba tan conmocionado que las palabras no le salían de la boca.

—Uhm. —Yunho gimió ronco al conseguir entrar completamente en el cuerpo de Jaejoong. Por lo delgado del muchacho, sabía que estaría apretado, pero nunca se imaginó que sería así de estrecho. Definitivamente le resultaría difícil moverse, aun así no le importó y empezó su vaivén de atrás hacia adelante, sin preocuparle si Jaejoong estaba listo o no. Estaba más interesado en su propio placer que en otra cosa.

—Ahhhh… ahhhh. —La vista de Jaejoong se comenzó a nublar, debido a las corrientes eléctricas que provenían desde abajo. Una mezcla de dolor, incomodidad y placer lo estaban inundando y no sabía muy bien cómo reaccionar a todo eso. Sentía su cuerpo rebotar con cada estocada, mas sin embargo, él permanecía inmóvil, únicamente mirando la cara del Coronel que se enrojecía cada vez que su pene entraba profundo.

Yunho echó la cabeza hacia atrás mientras penetraba más fuerte, cerrando sus ojos y mordiendo sus labios en el proceso. El colchón comenzó a chirriar y la habitación (que normalmente permanecía helada) parecía el mismo infierno, debido al calor que emanaban sus cuerpos desnudos.

De un instante a otro, Yunho se dejó caer sobre el cuerpo de Jaejoong, rodeándolo con sus brazos y continuando penetrándolo firme pero no tan veloz. Los labios húmedos del muchacho quedaron sobre el hombro de Yunho, mojando con sus gemidos la piel sudorosa de este.

—Me encantas…. —Dijo Yunho al levantar su rostro y colocar las piernas de Jaejoong sobre sus hombros. —Eres como un corcel rebelde…uhm… al que quiero domar…

Jaejoong parpadeó ante esas palabras, no brindando ninguna respuesta. Solo se mantuvo gimiendo. El ritmo aumentó cuando Yunho presionó con fuerza las mejillas del muchacho y arremetió duro contra su entrada. Jaejoong abrió la boca y sus jadeos se volvieron más audibles. Yunho se relamió los labios por ese sonido, la expresión indefensa de Jaejoong de verdad lo estaba volviendo loco.

Luego de minutos de estocadas y jadeos, Yunho sintió su abdomen bajo apretarse y su pene palpitar con fuerza. Se iba a venir, al fin su libido quedaría liberado.

—Jaejoong… —Lo llamó. —Dime… que me deseas… dime que quieres que me venga en ti… Llámame “Mi Coronel”… —Su velocidad incrementó (de ser posible), sus cuerpos chocaron intensamente.

—Coronel…

—“Mi” Coronel —Yunho presiono aún más.

—Mi Coronel.

Al mismo tiempo que lo dijo, Yunho dejó escapar un grito, al poder liberar su semen entre esas paredes ricas y estrechas. Salió de Jaejoong y se dejó caer de espaldas al otro lado de la cama, sintiéndose lleno y muy realizado.

A su lado, Jaejoong permaneció inmóvil. No entendía que era lo que había acabado de suceder. Se sentía extraño, entre utilizado y adorado. Entre ultrajado y deseado. Había experimentado dolor, pero también un placer extraño que nunca pensó que podría sentir. Todo ese cumulo de emociones encontradas no le permitió conciliar el sueño. Parecía como si estuviera en un estado de shock, en el que no sabía si repudiar el tacto del Coronel…

….o desearlo profundamente.


..



Era ya media noche.

Yunho dormía plácidamente profundo en sus sueños, mientras Jaejoong se mantenía despierto, acostado boca arriba. El sueño habría venido por él, de no ser porque había caído en cuenta de un detalle: Yunho, esta noche, no lo había amarrado. Usualmente, el Coronel lo ataba con una soga a la cabecera de la cama antes de dormir, para impedirle que escapara o lo atacara mientras dormía. Esta noche no hubiera sido la excepción, si Yunho no hubiera quedado tan atontado luego de tener sexo con él.

Sigilosamente, Jaejoong se levantó de la cama, procurando asegurarse de que el Coronel estuviera bien dormido. Caminó hasta la puerta de la habitación, solo para descubrir que esta estaba cerrada con candado. Rayos, Jaejoong gruñó. Fue hasta el ventanal pero las ventanas de este también estaban cerradas. Podía romperlas ya que no tenían barrotes, sin embargo eso alertaría al Coronel y le daría tiempo para atraparlo. Tenía que primero encargarse del Coronel si quería que su escape tuviera éxito.

Y eso significaba tener que herirlo. 

Con duda, tomó la espada que había quedado en una esquina de la habitación y se acercó lentamente al borde de la cama. Sus manos empezaron de repente a sudar y su cuerpo a temblar. Jaejoong sabía que tenía que hacerlo: Debía matar al Coronel, solo así podría volver a casa para estar con su familia y proteger su adorado bosque. Con Yunho fuera del camino, todos sus problemas se arreglarían, sería muy estúpido si no aprovechaba esta oportunidad que la vida le daba.  Sin embargo, él nunca había empuñado una espada, nunca había matado a alguien con sus propias manos, así que no estaba muy seguro de poder tener el valor.

Jaejoong cerró los ojos, tratando de llenarse de pensamientos negativos para así tener la voluntad de atacar. Recordó que era un rehén de guerra, el cual había sido maltratado, humillado y golpeado. Se convenció que tenía que cobrar venganza, que el Coronel debía pagar por su maldad.

Abriendo de nuevo los ojos, Jaejoong alzó la espada con la intención de clavarla en el pecho de Yunho, mas sin embargo, la vista de este dormitar le hizo quedarse un momento estático. Con sus ojos cerrados y su boca ligeramente abierta, el Coronel roncaba levemente, en una postura totalmente tranquila, como si estuviera en completa paz.

La vista hizo que la mente de Jaejoong evocara algunos otros recuerdos, como cuando Yunho le brindó auxilio cuando estuvo a punto de morir o cuando lo acariciaba con ternura a la hora de dormir. Recordó los besos que se habían dado y la comida que le había proporcionado esos últimos días. Lentamente los buenos pensamientos fueron remplazando a los malos, y Jaejoong se encontró en una encrucijada al no saber qué hacer ¿Acaso si había desarrollado apego por su captor?

“Tengo que matarlo” Jaejoong se susurró a sí mismo. “Tengo que hacerlo”.

Y tan ensimismado estaba en su conflicto interno, que no se dio cuenta cuando Yunho despertó y se quedó mirándolo con los ojos bien abiertos. De inmediato, Jaejoong retrocedió unos pasos, arrojando la espada al suelo. Trató de alejarse pero un objeto en el piso lo hizo caer. Estaba perdido.

Levantándose de la cama, Yunho tomó la espada que Jaejoong había tirado, y la dirigió ahora hacia Jaejoong, con intención de acabar lo que este no había podido hacer. Jaejoong se escurrió con sus antebrazos en el piso; de todas las veces que su vida había peligrado estando en cautiverio, esta era la primera vez que sentía en realidad temor. Era seguro que Yunho lo mataría, no obstante la mirada de Yunho en esos momentos no reflejaba rabia ni furia, más bien era como una mezcla entre decepción y tristeza. Jaejoong no supo de donde vinieron esos sentimientos.

A continuación, Yunho levantó la espada y Jaejoong agachó la cabeza, preparado para su fin, pero lo que sucedió después lo dejo aún más confundido. Igual que él había hecho segundos atrás, Yunho arrojó la espada lejos y simplemente volvió a la cama, acostándose a dormir como si nada hubiera pasado.

El pelinegro se quedó en el suelo. El corazón le palpitaba a mil ¿Yunho le había perdonado la vida incluso cuando se dio cuenta que lo iba a atacar? ¿Qué pasaría ahora? ¿Lo regresaría al calabozo? Jaejoong se levantó del suelo cuando se calmó y procedió a sentarse en el sillón de Yunho, decidiendo que lo más prudente que podía hacer en esos momentos, era mantenerse alejado de la cama del Coronel.



..

Nota: Hoy es el cumpleaños de nuestro Yunnie (bueno por lo menos en esta parte del globo porque alla ya se esta acabando) Así que deseemosle un feliz cumple >.<

Nos vemos en la siguiente actu. Bye!!


miércoles, 1 de febrero de 2017

Buenos amigos - One shot


POV Jaejoong


Buenos amigos


¿Los amigos se ayudan entre sí, no? Cuando un amigo necesita tu ayuda, lo primero que haces es auxiliarlo ¿Estoy en lo correcto? Pues bien, eso fue lo que me sucedió con Yunho, mi mejor amigo y si, lo que hice fue para ayudarlo, porque… ¿Si no lo hacía yo, su amigo de toda la vida, quien más lo iba a hacer?

Por siempre él y yo habíamos estado juntos a pesar de lo diferentes que éramos.

Yunho era el amable y responsable, a quien ninguna persona le caía mal y a quien ninguna persona podría él caerle mal. Yunho siempre se había caracterizado por ser el hijo perfecto y el estudiante ejemplar, aunque a veces abusaban de su ingenuidad y de su tan gentil personalidad. Yo, por otra parte, era al que siempre miraban con malos ojos. Incluso la madre de Yunho nunca había podido confiar en ese adolescente tan particular llamado Jaejoong.

Ósea yo.

A diferencia de Yunho, yo era alocado, directo y con tendencias sexuales algo dudosas. La mayoría de gente evitaba acercarse a mí debido a mi mala fama de rebelde, por eso era sorprendente que alguien tan recto como Yunho se la pasara tanto con alguien tan descarriado como yo. Tal vez era por ese lema de Yunho de nunca juzgar a las personas sin conocerlas realmente. Tal vez. Quizá Yunho logro ver algo en mi digno de convertirse en mi amigo. Quizá.

Lo cierto es que Yunho y yo éramos uña y mugre, y no había nadie que pudiera controlarme más que Yunho. No había nadie que me comprendiera más que Yunho.

Por eso fue tan difícil para mí cuando Yunho consiguió su primera novia. Hwangbo era dos años mayor que nosotros, era conocida por ser la chica más linda del colegio y también como la que más experiencia en temas de relaciones tenía. Muchas le tenían una envidia profunda y al igual que conmigo, rondaban muchos malos rumores sobre ella. Fue una sorpresa total cuando ella decidió ennoviarse con Yunho a pesar de que él no era el tipo de novio con el que ella saldría normalmente. Tal vez eso fue lo que le atrajo de él. Que era tan diferente a los demás. Tan romántico, tan sincero… y tan ingenuo.

Yo la detestaba. Sentía que me había quitado el tiempo y el cariño de Yunho. Porque sí, yo me se sentía atraído por Yunho aunque, por supuesto, nunca se lo había confesado debido a que ambos éramos hombres. Y que Yunho claramente era heterosexual y no mostraba indicios de querer descarriarse.

Así que no me quedaba de otra más que resignarme, aunque no sabía por cuanto tiempo podía soportar ese dolor de no tener el amor de Yunho.

De no tener sus besos ni caricias.

Y que otra menos apta los tuviera en mi lugar.

—Perra. —Siseé peligrosamente mientras observaba desde mi ventana a Yunho despedirse de su novia a una cuadra de mi casa. Ella estaba colgando de su cuello, plantándole un largo beso mientras este la sujetaba de la cintura. Cuando por fin se separaron de su empalagoso amarre, vi a Yunho acercarse rápidamente a mi casa con una expresión preocupada en sus ojos. Me pareció extraño.

—Jae tengo que hablar contigo.

Fue la frase desesperada que Yunho dijo tan pronto le abrí la puerta de mi casa.

—Hola, buenas tardes ¿Cómo estás? ¿No se supone que debe decirse eso primero? —Contesté sarcástico mientras lo invitaba a pasar y él se sentaba en uno de los sillones de la sala. Yo me senté en el sillón de al lado.

—No bromees, estoy desesperado.

Fruncí el ceño. —¿Qué pasa?

—Bueno… se trata de Hwangbo.

Ok, otra vez esa perra. —¿Qué pasa con ella?

Yunho bajo la mirada y entrelazo con nerviosismo sus dedos. Parecía avergonzado de lo que quería decir, pero sabía que si no lo hacia su problema no podía ser resuelto. —Yo no sé cómo decir esto pero… ella quiere… ella quiere que nosotros…

—Por favor Yunho. —Viré los ojos, fastidiado de los rodeos de mi amigo.  —Si vas a ponerte así…

—Ella quiere acostarse conmigo.

¿Cómo? Quede estupefacto. La sangre me comenzó a hervir.

—Me lo insinuó ayer y yo…yo…no sé qué hacer…es que ella…

—¿Qué ella quiere qué?

—Ella quiere acostarse conmigo.

—¿Ella?

—¡¡¡Ella quiere tener sexo conmigo, de acuerdo!!!

Yunho gritó, exasperado de que yo no captara sus palabras. Tal vez era exagerada su reacción, pero al ser Yunho un adolescente tan “santurrón”, la idea de tener sexo con alguien mayor le asustaba. Aun peor era la idea de tener sexo con alguien que claramente ya había tenido experiencias previas y que era tan intimidante por así decirlo. Ella hasta apenas era la primera novia de Yunho y Yunho nunca había tenido ninguna experiencia sexual con alguna otra mujer. Se debía sentir acorralado.

—¿Qué le dijiste? —Interrogué al no gustarme para nada lo que Yunho me contaba. En realidad el hecho de que Yunho tuviera su primera vez con “esa” mujer me aterraba. Y por montones. En mis sueños más locos siempre soñé que Yunho y yo compartíamos ese momento juntos. Siempre quise ser  la primera vez de Yunho.

Ja, como si eso fuera a pasar.

—Le dije que sí.

—¡¿Cómo?!

—Ella me preguntó si yo era virgen y le dije que no. —Confesó Yunho totalmente angustiado, llevándose ambas manos a la cara. —No sé qué hacer Jaejoong, ella se dará cuenta de mi inexperiencia y tal vez me deje.

—¿Por qué le dijiste que no eras virgen? Eres un idiota Yunho.

—No lo sé, no quería que ella se diera cuenta de que soy… un niño.

—Creo que ya se dio cuenta que eres un niño.

—¿Qué hare Jaejoong? Si estoy con ella se dará cuenta de que soy virgen ¿Qué puedo hacer?

Lo pensé por un momento. Por lo general me aburrían este tipo de conversaciones de pareja ya que odiaba que Yunho me mencionara a esa puta que me robo a mi hombre, pero tal vez, en esta ocasión, podría sacar ventaja de ser el consejero amoroso de Yunho. —Entonces no lo hagas, no te acuestes con ella. —Dije fríamente, tratando de que Yunho no accediera a la idea de estar con esa tipa.

—¿Qué?

—No te acuestes con ella, simple. —Levante los hombros, diciendo eso de la manera más tranquila que pude.

—Pero, ella dijo que…

—Yunho, si no quieres hacerlo no lo hagas, no te obligues. Además quien sabe que cantidad de enfermedades tenga esa…

—Pero yo lo quiero hacer. —Interrumpió Yunho. —Solo que no sé cómo. —Admitió avergonzado.

Sentí ponerme rojo de celos al escuchar que Yunho realmente quería estar con esa tipa.

—No quiero que ella me deje, Jaejoong. Ella es la chica más linda del colegio. Es un sueño.

Fruncí el ceño. Ver a Yunho hablar tan lindamente de ella me hacía hervir la sangre. Tenía que ideármelas para hacer a Yunho cambiar de opinión. —He oído que ella se ha acostado con muchos chicos, hasta mayores que ella, probablemente más experimentados que tú. —Dije mientras me miraba la uñas con desdén. —Si te acuestas con ella tal vez se ría de ti. Ahórrate esa vergüenza y simplemente pasa de ello.

—Pero temo que si no quiero hacerlo con ella, me deje.

—Pues que te deje, hay muchos peces en el rio.

—No, de verdad yo quiero estar con ella. —Dijo determinado y yo rodé los ojos ante la terquedad de ese hombre. —Debe haber algo que yo pueda hacer… algo.

—Yunho, no se te quitara la castidad de una día para otro. Ella notara que le mentiste y que jamás has tenido sexo en tu vida.

Yunho abrió los ojos. —¿Crees que lo note?

—Estoy seguro. Es mejor que desistas de esa idea. 

Yunho pareció pensarlo por un segundo. Tuve la pequeña esperanza de que se diera por vencido pero eso no sucedió, ya que siguió insistiendo con el tema. —Tengo que conseguir dejar de ser casto hasta que la vuelva a ver… —Susurró bajito, más para sus adentros que para mí.

Arqueé las cejas. —¿En qué estás pensando?

—Jae, tengo que perder mi virginidad lo antes posible.

Contuve una pequeña sonrisa malévola. —Bien, ¿Cómo se supone que lograras eso? —Cruce los brazos, curioso por la respuesta que me daría.

—Bueno teniendo relaciones con alguien… ¿Tal vez? —Yunho dijo no muy seguro de su respuesta.

—Aja ¿Y quién sería ese alguien?

—Pues… Una chica…

—¿Cuál chica?

—Pues…

—¿Y?

—¡Ahh no se! —Yunho gimió rindiéndose ante el cuestionario. —Tampoco quiero serle infiel.

Reí ante la desesperación de Yunho. En realidad mi amigo podía ser bastante dramático. Debo decir que la situación era horrorosa para mí, aun así no podía dejar de admitir que también era tremendamente divertida.

—¡Oye, no te rías! ¡Esto es serio! —Me gritó Yunho. —¿Qué tal si paso vergüenzas frente a ella? Yo ni siquiera he visto porno en mi vida.

—~Yunho, Yunho~ El único adolescente que nunca ha visto porno. ¿Acaso sabes como vienen los bebes? —Acune su cara, evidentemente molestándolo por su ingenuidad. Definitivamente la inocencia de Yunho podía ser muy tierna.

Yunho chasqueó la lengua de frustración. —En vez de darme soluciones, te burlas de mí.

—Ya te di una solución pero no la quisiste aceptar.

—Esa no cuenta.

—¿Qué otra solución te podría dar? No dejaría que te acuestes con ella y que quedes en ridículo. Los verdaderos amigos no hacen eso. —La verdad esa no era la razón por la que no quería que Yunho se acostara con Hwangbo, pero algo tenía que decir para evitarlo.

—Lo sé, pero eso no suena como a una verdadera solución para mí. —Yunho seguía pensando. —Algo tengo que hacer… alguien…

Resople por la conversación. Ahora era yo el que se estaba desesperando.

—Y si… —Yunho de repente especuló. —Y si voy a un lugar de esos… donde… no, no, mi madre me mataría. —Desistió rápido de la idea y volvió a su posición de preocupación.

—¿Estás pensando en ir a uno de esos prostíbulos? Eso ni yo lo hago.

—No lo estoy pensando… solo…necesito a alguien…

De pronto se me alumbro el bombillito. Claro como no lo pensé antes. Si Yunho necesitaba a alguien con quien perder su castidad, tal vez yo podría ser ese alguien. Una mirada traviesa se me formó en mis ojos a la par que una sonrisa amenazaba por aparecerse en mis labios. —Yunho, ya sé cómo ayudarte. —Dije con autosuficiencia, como si todas las preocupaciones de Yunho fueran a desaparecer con mi propuesta.

—¿Enserio? ¿Cómo? —Yunho me miro, sintiéndose emocionado.

—Bueno…—Me levante del sillón y comencé a dar vueltas por la sala. —Tú dices que necesitas a alguien con quien perder la virginidad antes de estar con tu adorada novia ¿Cierto?

—Sí.

—Bien, yo podría ayudarte.

—¿Cómo?

—Yo podría acostarme contigo.

Un silencio incomodo se formó de repente. Vi a Yunho quedarse en blanco mientras yo esperaba por algún tipo de respuesta. Si hubiera sido otro, tal vez me hubiera golpeado ahí mismo… pero Yunho, mi Yunho era tan inocente que tal vez consideraría la propuesta y se la tragaría todita.

—Pero Jaejoong… tú eres un chico.

—¿Y? —Elevé una ceja.

—Que yo no podría acostarme contigo, yo no soy gay y…

—Mira, si estás conmigo no es como si traicionaras a tu novia, porque soy tu amigo y solo te estoy ayudando. Además puedes practicar conmigo y sentirte menos nervioso cuando estés con ella.

—Pero es diferente, tú no tienes…

—No, obvio, no. Me lo puedes meter por atrás. —Dije como si fuera la cosa más normal del mundo.

—¿Acaso ya lo has hecho con un hombre?

—Puede ser.

Yunho no pareció sorprenderse por mi declaración, aunque si lo sentí incómodo. Estaba seguro que la idea que le presentaba le resultaba bastante descabellada, pero tal y como dicen, situaciones extremas requieren medidas extremas. Además estar conmigo no era tan mala idea ¿No? Es decir se sentiría más cómodo y yo no era para nada feo. En realidad, con mi piel lechosa, cabello negro, labios rosas y contextura delgada, bien podría hacerme pasar por una mujer. Una mujer muy extraña pero al fin y al cabo, mujer.

—¿Qué dices? —Pregunté al ver como Yunho se quedó pensando con la mirada fija en algún punto en la pared.

—Bueno…yo… no lo sé.

—Yunho solo quiero ayudarte. —Hice un puchero, acercándomele más. —Yo no quiero que te preocupes más, yo no quiero verte abatido.

—¿No sería raro para ti? Digo, estar conmigo.

—Yo me sacrifico por ti. Los mejores amigos hacen eso. —Dije haciendo mi cara de niño bueno, manipulando a Yunho para hacerlo caer entre mis redes. Para mi suerte Yunho era lo bastante tonto para creerse eso.  Quizá por eso es que me gustaba ser su amigo, porque Yunho siempre confiaba en mis “buenas intenciones” sin importar que.

—Si dices que es para ayudarme y no le seré infiel a mi novia por eso, bueno quizá pueda intentarlo. —Dijo Yunho finalmente al escuchar mis suplicas.

Ante eso, sentí mi corazón saltar pero di lo mejor de mí para disimularlo. Sentí luego como Yunho me jalo para un suave abrazo fraternal mientras me murmuraba Eres el mejor amigo de todos”. Por supuesto correspondí el abrazo, alegre por haberme salido con la mía, pensando en los más profundo de mi mente:

“Después de que estés conmigo, se te van a quitar las ganas de estar con esa perra”




..



Durante toda la semana, no pude dejar de pensar en el momento en que estaría con Yunho. Él me había dicho que se vería con su novia el fin de semana por lo que acordamos hacer tal “acto” el viernes por la tarde.

Yo no podía creer que Yunho se hubiera creído mi cuento, pero al fin y al cabo era Yunho, el que aceptaba todo lo que le dijeran. Sonreí para mis adentros. Tantas noches había soñado estar en la cama de Yunho; enredados, gimiendo, con él metiéndomela y yo disfrutando… no podía creer que por fin se haría realidad. Estaba seguro de que después de que Yunho lo hiciera conmigo, no le quedarían ganas de estar con su noviecita.

Daría lo mejor de mí para darle a Yunho el mejor sexo de su vida.

Y que nunca lo olvidara.

Más bien que empezara a desearlo.

En la clase de historia, me gire para darle una rápida mirada a Yunho. Él estaba sentado en su pupitre, prestando completa atención al maestro. “Oh Yunho…” Suspiré. Yo de verdad no podía entender como un ser tan apuesto como Yunho aún no hubiera tenido su primera experiencia sexual. Todo en el cuerpo de Yunho gritaba sensualidad y era risible ver como ese hombre aún era virgen.

—¡Kim Jaejoong por favor ponga atención! —El maestro me regañó y yo refunfuñé en mi lugar. No veía la hora en que se terminara la puta clase.

Y como si el cielo me hubiera escuchado, la campana del timbre sonó dando por terminada la clase. Me levante de mi asiento en dirección al puesto de Yunho, pero me quede congelado a la mitad del camino cuando vi como la perra de Hwangbo apareció en el salón de repente y se abalanzó a los brazos de Yunho.

—Te extrañe~ —Dijo ella mimosamente mientras le plantaba un nada inocente beso en la boca, acomodándose en su regazo. Yunho la miró tan ensimismado, y yo tuve unas ganas locas de ir y apartarla de mi hombre. —Oye, he estado pensando en lo que haremos este fin de semana… – Dijo ella. Yunho paso saliva con fuerza.

—¿Si? —Preguntó incomodo como si no supiera que más decir.

—Sí y… —Ella susurró algo en el oído de Yunho que no pude escuchar, pero a juzgar por su sonrisita y por el evidente sonrojo de Yunho, debió ser algo sucio.

No lo pude soportar más y continúe mi camino hacia ellos, aclarándome la garganta en cuanto llegue para hacerme notar. Yunho se volteo al verme murmurando un suave “Jae” y ella me miro con cara de pocos amigos.

Vaya, al parecer el desagrado era mutuo.

—Vamos Yunho, tenemos clase de algebra.

—¿Y desde cuando Kim Jaejoong quiere llegar temprano a una clase? ¿No ves que estamos en algo importante? —Hwangbo me dijo con acidez.

—¿Podrías aguantarte por lo menos hasta el fin de semana? ¿O es que no puedes esperar para que alguien te la meta de una vez?

Ella abrió la boca indignada y Yunho se quedó sin habla. Tome el brazo de Yunho y abandone el salón junto a él, dejando a la perra esa con la quijada abierta de asombro.

—¿Qué te pasa? ¿Porque le dijiste eso? —Yunho me interrogó una vez salimos del salón.

—Solo estaba jugando, ella sabe que no es verdad.

Yunho se me quedó mirando no muy convencido de mi respuesta mientras yo me adelantaba por el pasillo, con una sonrisa pícara de victoria.




..




En la hora del almuerzo, lleve a Yunho detrás de los lockers de la cancha de futbol para poder almorzar en privacidad. Antes de que Yunho tuviera novia, ese era el lugar predilecto de los dos para estar, pero todo eso había cambiado desde que Yunho había comenzado a salir con ella. Cada vez era menos el tiempo en que podíamos compartir juntos en ese lugar y eso yo no lo podía permitir.

—¿Qué te dijo Hwangbo sobre el fin de semana? —Le pregunté a Yunho de manera casual, ya que me moría de ganas por saber lo que esa perra le había insinuado.

Yunho miró hacia todos los lados. —Ehh… no mucho en realidad. 

—¿No me dirás? Creí que estábamos en esto juntos, ya sabes, yo soy el que te voy a guiar en tu primera vez.

—Jae en verdad me siento incomodo hablar de esto contigo.

—¿Eh? —Parpadeé. —¿Y aun así me lo harás?

Yunho se mordió la boca y siguió comiendo su sándwich sin querer continuar con el tema. La verdad se veía bastante ansioso por lo que fuera a pasar entre nosotros y si, ya sabía que Yunho me había dicho que sí, sin embargo estaba seguro que él no podía dejar de sentir vergüenza por el hecho de que su primera vez iba a ser con su mejor amigo. Un chico al igual que él.

—Yunho mira, —Suspiré, tratando de relajarlo así fuera un poco. —Si lo vas a hacer tienes que dejar de pensar que tener sexo es como un delito. Es lo más normal del mundo. Ambos somos chicos, ambos nos entendemos. No te volverás gay solo por una vez. Yo soy el único en que puedes confiar con respecto a esos temas.

Yunho me devolvió la mirada.

—Además… —hice una pequeña pausa, pasando mi traviesa mano por los muslos de Yunho. —Si lo vamos a hacer, creo que sería bueno que nos fuéramos acostumbrando. Ya sabes para que cuando llegue el momento sea menos incómodo.

—¿Acostumbrando? —Yunho preguntó curioso.

—Sí, debes estar cómodo para que las cosas fluyan de manera natural.

—¿Y cómo…?

Me acerque a Yunho. —Tienes que besarme.

—¿Qué? —Yunho abrió bien sus ojos.

—Bésame, así estarás menos nervioso. Hay que empezar a construir intimidad y tenemos poco tiempo.

¿Yunho se creería tal estupidez mía? Si, probablemente sí.

No muy convencido, Yunho tomo mi mejilla y con algo de timidez, beso mis labios de una manera casi imperceptible, devolviéndose de inmediato a su lugar. Forme una mueca al instante. —¿Eso es todo?

—Pues…

—Vamos Yunho.

—Es que no quiero que nadie nos vea. No quiero que le lleguen con chismes a mi novia.

—No hay nadie por aquí tonto. —Resoplé. —Ven. —Utilizando el suéter de mi  uniforme, lo coloque sobre nuestras cabezas, para así darnos  algo de privacidad. A continuación, acaricie el rostro de Yunho y me aproxime con la boca abierta, permitiéndome entrar mi lengua para que se encontrara con la de él. Yunho quiso resistirse al beso pero ya era demasiado tarde, yo estaba muy entregado.

—Bésame mejor Yunho, imagina que soy tu novia. —Susurré debido a que Yunho parecía estar como un robot ante mi tacto. Se le notaba el miedo, y de qué manera.

—No pedí que me enseñaras a besar…

—Pero es necesario para lo que haremos.

Sin rechistar más, Yunho cerró sus ojos e intento imaginar a Hwangbo, y eso le hizo mucho más fácil seguirme la corriente. Claro mi boca era muy diferente a la de ella, Yo sabía a hombre… sin embargo la suavidad de los labios era casi la misma si comparaba con una chica.

Besándonos de nuevo, yo me deje llevar por el aroma de la colonia y el olor personal de Yunho. Tantas veces soñé con besar sus labios mientras me hablaba que ahora parecía tan irreal. Si hubiera sabido que Yunho era tan fácil de convencer, hacía tiempo lo habría intentado.

Aprovechando el calor del beso, roce con una de mis manos su entrepierna con ansias de saber si él se estaba excitando tanto como yo lo estaba haciendo.

Yunho de inmediato se sobresaltó por el toque.

—¿Eh? —Pestañee ante la reacción inesperada de Yunho. —Yunho, ¿Alguna vez te has tocado? —Le pregunté ya que se me hizo extraño que reaccionara tal a la defensiva por esa acción.

Yunho tardó en responderme, algo apenado. —Solo un par de veces. Mis padres consideran que es pecado.

Entrecerré los ojos. —Aja, ¿Ósea que es pecado tocarte pero no es pecado tener sexo fuera del matrimonio, tal y como lo harás con ella?

—Bueno, ella me debe gustar mucho —Admitió con honestidad.

—… Claro.

Suspiré, quitando mi suéter de la cabeza de ambos. Estaba de ánimos para molestar a Yunho, y ya que tendría sexo con él, ¿Porque no molestarlo con preguntas sexuales incomodas? Esto iba a ser divertido. Muy divertido.

—¿Así que solo un par de veces, eh? —Repetí luego de unos segundos y Yunho sacudió la cabeza en señal de afirmación.

—¿Y en qué piensas cuando te tocas?

Yunho me miro, un poco reacio a querer responder. —¿Por qué me preguntas eso?

—Ya te dije que somos amigos Yunho. Podemos hablar de cualquier cosa.

—Pero esos son temas privados.

—Yunho, no te lo repetiré. Te voy a ayudar, por lo tanto necesito saber más de ti en ese aspecto, para saber cómo ayudarte por supuesto. —Ok, eso había sonado muy forzado pero Yunho no pareció percibirlo así. —¿Así que… en que piensas cuando te tocas?

—Yo pues… —Yunho se aclaró la garganta. —En nada en realidad.

—¿En nada? Eres un mentiroso.

—Es en serio.

—Dímelo.

Yunho bajo la mirada. —Bueno… en pechos grandes, en piernas, no sé, en lo normal.

No me gustó mucho la respuesta.

—¿Y tú en que piensas?

Ahora era él el que me tomaba por sorpresa. —¿Qué?

—¿En qué piensas cuando te tocas?

Si respondo con la verdad siempre pensaba en Yunho cuando me tocaba. En su pecho, en sus brazos, en su pen….pero no se lo podía decir. No en ese momento. —¿Yunho cuánto te mide?

—¿Qué? Estas desviando la conversación.

—Yunho esto se trata de ti, no de mí. Contéstame.

—¿Para qué rayos quieres saber eso?

—Porque quiero estar seguro de que no me lastimaras.

—Pero yo nunca me la he medido.

—¿Ah no?

Baje la mirada hacia la entrepierna de Yunho. Un bulto sobresalía de sus pantalones así que deduje que podría ser grande. Me relamí los labios.

—Oye, no mirar. —Yunho tomo mi barbilla levantando mi rostro causando que yo me riera lindamente por la acción. Este hombre me derretiría con su pureza.

—¿Yunho quieres que te diga algo? —Pregunté luego de un rato de silencio. —Estar con un hombre, es mejor que estar con una mujer.

—¿Por qué lo dices?

—Bueno,  —Me le acerque ligeramente, susurrando cerca de su oído.  —Un hombre sabe lo que le gusta a un hombre, sabe dónde tocar y donde satisfacer. Cuando se mete, se siente más apretado, más caliente, es maravilloso.

Yunho comenzó a salivar más, su rostro comenzaba a tintarse de un rojo violento para nada inadvertido.

—Además la sensación de hacer algo indebido… lo prende más. Es mejor, mucho mejor. Tienes suerte de experimentar eso primero, ya que después con una mujer no te sentirás para nada nervioso.

Me aleje de la oreja de Yunho, disfrutando enormemente ponerlo tan incómodo. —Algo me dice que nos vamos a divertir mucho el viernes. Nos reiremos como nunca.





..





Al término de clases el jueves, decidí ir al taller de oratoria en el que participaba Yunho. A mi usualmente poco me importaban las actividades extracurriculares, en realidad prefería salir a tomar y fumar en los tiempos libres por la tarde, sin embargo esa vez decidí quedarme con Yunho ya que mañana seria el día en que por fin lo tendría. Era obvio que no quería perderle de vista ni por un segundo.

Por desgracia, para mi mala suerte, la estúpida de la noviecita de Yunho también había asistido a la clase, realmente parecía ser ella la del primer noviazgo en vez de Yunho ¿Por qué tenía que estar como una sanguijuela siempre pegada a él?

El taller (aburrido como siempre) trascurrió de manera normal, con Yunho participando activamente, y tanto Hwangbo como yo echándole un ojo como si estuviéramos marcando territorio. Ya parecíamos enemigos mortales por el tipo de miradas que nos dedicábamos cada vez que nuestros ojos se encontraban cuando no prestábamos atención a Yunho. Al parecer ella sabía que Yunho me gustaba y presentía también que yo era una especie de amenaza a su relación. Que si se descuidaba, le arrebataría a su novio.  

Bueno, no la puedo culpar por pensar eso. Exactamente esas eran mis intenciones.   

Yunho de repente salió del salón con la excusa de que iría al baño y yo aproveché esto para seguirlo, con ansias de estar al menos unos minutos a solas con él. Hwangbo me siguió con su mirada hasta la salida, diciéndome con sus ojos que no me atreviera a hacer nada. Ja, como si le fuera a hacer caso.

Entrando en el baño de hombres, me senté en el mesón del lavamanos y esperé a que Yunho saliera de los cubículos. No tardo mucho, lo oí jalar la cisterna y luego salir en dirección al tocador.

—¡Oh! —Yunho se sobresaltó. —¿Qué haces aquí?

—Me aburrí. —Dije con sinceridad.

—Eso pensé. —Yunho abrió el grifón del agua. —Realmente se me hizo extraño que quisieras venir a mi taller de oratoria. A ti no te gustan esas cosas. Estaba seguro de que te aburrirías.

—Bueno, —Me acerque, apoyándome con una mano en el mesón donde Yunho se estaba lavando las manos. —En realidad hay algo que me preocupa y por eso me quise quedar contigo para hablarlo.

—¿Qué es?

Me mordí la boca, sonriendo. —La otra vez me dijiste que no sabías cuanto te media… y estoy preocupado de que me puedas lastimar. Realmente necesito saber cuánto te mide para saber que previsiones tomar. Ya sabes, para prepararme físicamente.

Yunho evadió mi mirada por mis palabras. Me comenzaba a divertir lo tenso que lo podía poner con estos temas, también lo fácil que lo podía embaucar.  —Ok, si eso te preocupa, esta noche me la mido y te lo digo por teléfono.

—No, no queda tiempo para eso. Debe ser ahora.

Yunho no tuvo tiempo ni para preguntar porque en seguida lo empujé contra uno de los cubículos y cerré la puerta detrás mío. Por la fuerza, Yunho cayó sentado en el inodoro mientras yo me arrodillaba frente a él y le mostraba mi usual mirada traviesa. Esa mirada, esa mirada que todo el mundo conocía y por la cual todos afirmaban que yo no era para nada una persona inocente.

—¡¿Qué haces?! —Preguntó consternado.

—Bájate los pantalones. Te la mediré.

—No.

—Yunho coopera, por favor. ¿Si no te conoces a ti mismo como esperas tener sexo con otra persona? ¿Cómo esperas tener sexo con tu novia?

Él suspiró. —¿Solo me la medirás?
—Sí.

—Ok. —Desabrochó de mala gana sus pantalones y se los bajo dejándolos caer sobre sus pantorrillas. A continuación, bajo un poco sus boxers para dejarme observar su pene flácido. Creo que si Yunho pudiera morir de vergüenza, lo habría hecho en ese momento.

Al ver su pene, me mordí los labios por aquella carne sin vida. Si así era flácido, como sería… —Bien, te masturbare. —Ni corto ni perezoso, cogí el miembro con mi mano y comencé a sacudirlo de arriba abajo. Yo la verdad era un sinvergüenza.

Yunho de inmediato se paralizo. —¡¿Por qué haces eso?! ¿No que solo me la querías medir?

—Idiota, si te la voy a medir, debe ser el tamaño real. El erecto.

No poniéndome más peros, Yunho se dejó hacer lo que fuera de mí mientras parecía intentar mantener la calma y suprimir los gemidos que se estaban comenzando a formar en su garganta. Cuando Yunho se masturbaba generalmente lo hacía con algo de recato puesto que consideraba que era algo indebido; sin embargo ahora yo lo estaba masturbando con todas mis energías, por lo que la sensación era totalmente nueva para él.

—Uhm… —Gruñó. Su ceño profundamente marcado.

—Listo. —Me detuve cuando el pene estuvo completamente erecto. Vaya, ese pene era tan grande como ancho. Me relamí la boca inconscientemente y mis ojos brillaron al imaginar que sería tener toda esa extensión en mi estrecho cuerpo. Definitivamente Dios dotaba a los que menos les interesaba.

—¿Y bien…? —Yunho preguntó jadeante al ver que yo solo me mantenía mirando su pene.

—Uhm estoy calculando. —Entrecerré los ojos. —Quizás 14, 15 o 16… cm…

—¿No trajiste regla?

—Lo mido con mis ojos. Yo sé lo que hago Yunho. —Le dije tratando de contener una risotada por lo absurdo que eso había sonado.

Después de unos cuantos minutos de “medirlo”, me aparte un poco de su entrepierna y forme un puchero en mi rostro, como si estuviera preocupado. —Yunho~ Tu pene es demasiado grande, me lastimara. Estoy seguro que la lastimara a ella también.

—¿Enserio? —Yunho preguntó consternado. Al parecer él era el único hombre que consideraba un problema tener el pene grande. —¿Y qué puedo hacer?

—Lubricante, mucho lubricante. Y ser cuidadoso. Yo te enseñare como moverte.

Yunho asintió. Lo vi con la intención de levantarse luego por lo que lo volví a empujar, manteniéndolo en el puesto. —¿A dónde vas?

—A clases.

—¿Vas a ir así? —Sonreí mientras indicaba su erección latente. Oh Dios, ¿Acaso iba a mostrarle su hermoso pene a toda la escuela?

Ante la falta de respuesta de Yunho, yo solo viré los ojos y le sugerí relajarse antes de tomar de nuevo su pene y utilizar esta vez mi boca. Yunho de inmediato se tensiono por mi acción pero no me importó mucho y seguí envolviendo mis labios en esa erección palpitante y caliente. Yunho sintió su estómago contraerse ante la sensación de mis labios moverse, mis dientes rozando y mi aliento ardiente mojando todo su pene.

—Tu boca… —él dejo salir al cerrar sus ojos por el placer.

—¿Mi boca? ¿Qué tiene mi boca?

—Es muy pequeña.

Sonreí. —Es porque eres enorme. —Volviendo a mi labor, continúe lamiendo y atragantándome hasta que sentí mi propia erección crecer entre mis pantalones. Sin dejar el ritmo, guie mi mano hacia abajo y empecé a masturbar mi propio pene para llegar al clímax.

—¡Uhm me vengo! —Yunho exclamó y en seguida su semen salió disparado embadurnando mi boca y mis labios. Dios, si he de ser sincero ya había probado el semen antes, sin embargo ahora podía decir que el sabor de Yunho era el que más me había gustado de todos los que había probado. No miento.  

En cuanto Yunho vio el desastre que había hecho, tomo con rapidez el rollo de papel en el baño y limpio los restos de su semen de mi boca mientras incesantemente me repetía: “¡Lo siento! ¡Lo siento!”. No pude evitar enternecerme ante esa acción. Mi Yunho era tan considerado.

—¡Uhm! —Emití un sonido agudo cuando me vine también y procedí a limpiarme y acomodarme mis pantalones, como si nada hubiese pasado.

—¡¿Yunho?!

De repente una voz femenina resonó en los baldosines del baño. Yunho se quedó helado, yo sonreí con malicia.

Se trataba de Hwangbo, obvio.

Ahora me las podía cobrar.

—¡¿Yunho, estas ahí?! —La chica repitió y cuando estuve dispuesto a abrir mi bocota para llamarla, Yunho se abalanzo sobre mí y me rodeo fuerte con sus brazos, tapándome la boca. Casi me desdoble de risa ante la situación. Si no fuera porque Yunho me estaba tapando la boca, mi risa hubiera estallado en el lugar. En serio la situación era muy divertida… ¿Qué pasaría si ella descubría que el mejor amigo de su novio le estaba dando a su novio una mamada en el baño?

Definitivamente pagaría millonadas por ver esa reacción.

—Uhm no, creo que no está aquí. —Resignándose, la chica salió del baño y Yunho de inmediato me soltó. Mi risa estruendosa salió sin restricciones y vi que Yunho no pudo evitar sonreír también, completamente contagiado por mi aparente diversión.  

—Ya, no te rías. —Yunho intentó callarme pero yo no podía contener mis ganas. —¿Qué es tan gracioso?

Le dedique una sonrisa triunfante. —Nuestra travesura. Ella pudo habernos visto… —Sí, quizá era un maldadoso pero no me importaba.

—¿Por qué me la chupaste? ¿No te dio asco?

—Mmm fue para mostrarte lo que puedes sentir al penetrar una vagina… —Dije lo primero que se me ocurrió por muy estúpido que sonara. —Aunque un ano, bueno puede ser más estrecho que eso.

Pasándome un brazo por sobre mis hombros, Yunho se me acerco. —Eres un pícaro Kim Jaejoong.

De inmediato abrí mis ojos. ¿Acaso Yunho había descubierto mis  verdaderas intenciones? —Debo comprar lubricante ¿Ok?... y quizás algunos condones. —Algo nervioso, intenté cambiar de tema mientras me levantaba del suelo y salí del cubículo junto a Yunho.

—Está bien. Realmente aprecio que hagas esto por mí.

—¿Para eso están los mejores amigos, o no?

Sonriéndole, abandoné el baño sin dejar de saborear los restos de semen que habían quedado dentro de mi boca.

Bueno, después de todo, fue bueno quedarme esa tarde en la clase de oratoria.




..




El gran día por fin había llegado.

Luego de terminar clases, corrí enseguida a mi casa a terminar los últimos detalles. Ni siquiera había alcanzado a despedirme de Yunho ya que estaba muy emocionado. Habíamos acordado vernos en mi casa a eso de las tres de la tarde, por lo que faltaba poco para que Yunho llegara. Mis padres trabajaban todo el día, salían muy temprano y llegaban en la noche, propiciándonos el momento perfecto para estar a solas.

Cuando me acomodaba unos mechones de la frente al verme en el espejo de mi habitación, escuché el timbre y supe de inmediato de quien se trataba. Bajé como un relámpago por las escaleras, me precipite a la puerta principal y descubrí a Yunho detrás de esta.

—H-Hola. —Saludo Yunho ansioso.

—Hola. —Le respondí después, mirándolo en detalle. Yunho estaba vestido con una chaqueta de cuero café y unos vaqueros azules, como si se hubiera alistado para una cita. Pensé porque Yunho se había molestado tanto en su ropa si era lo que menos iba a necesitar. —Sigue.

Yunho entró y saco de su bolsillo trasero un paquete de condones. —Ya sé que dijiste que ibas a comprar, pero pensé que quizá necesitaríamos más. No sabes la pena que me dio comprarlos en la farmacia.

Los tome con mis dedos y deje escapar una pequeña risa. —Creo que no serán necesarios, pero gracias de todos modos. —Me los metí al bolsillo.  

—¿Estás seguro de que tus padres no vendrán?

—Seguro.  

—¿Y no hay nadie quien nos pueda descubrir, verdad?

—Yunho, tranquilo, eso no pasara. Esto quedara entre los dos ¿Ok? Nadie va a saber que perdiste la virginidad conmigo. Ahora, ven, subamos a la habitación. —Tomándolo de la muñeca, jale a Yunho a mi habitación la cual se encontraba en el último piso de la casa.

Ya adentro, cerré la puerta con seguro y Yunho se quedó de pie en la mitad, entrelazando sus dedos nerviosamente. Normalmente no había porque tener pena conmigo, Yunho había ido millones de veces a mi habitación, solo que esta vez era diferente. Esta vez estaríamos de un modo más “íntimo” y al parecer Yunho no podía dejar de sentirse incómodo con toda la situación. De verdad, yo no lo entendía. Ya nos habíamos besado, hasta lo había masturbado y hecho una mamada. ¿Por qué ahora parecía como si no hubiéramos tenido ningún tipo de contacto íntimo?

Concentrándome, decidí dejar eso a un lado y rodear a Yunho con mis brazos, disfrutando la ligera expresión de terror en su cara. Parecía un pequeño venado asustado. Iba a ser tan divertido jugar con el inofensivo Yunho.

—¿Y qué hago? —Yunho rompió el silencio cuando solo nos quedamos uno frente al otro sin decir nada.

—Antes que nada, debes saber que como soy el que te ayudare hoy, debes obedecer a todo lo que te diga.

—Está bien.

—Bésame. Ya sabes, como a tu novia.

Obedeciéndome, Yunho tomo mi boca y nos fundimos en un beso suave y tranquilo. Me deje entonces guiar por el ritmo de Yunho. Algo que debía reconocer es que aunque Yunho fuera inexperto en todo este tema de relaciones, él sabía besar muy bien. Muy bien.

—Espera, —Yunho se separó abruptamente. —Esto es muy raro.

—¿Qué pasa? Ya lo has hecho antes.

—Es que eres un hombre, tu….

—Oh dios, ya no pienses en eso, déjate llevar. —Replique mientras volvía a retomar el beso, esta vez guiando yo.  

Mientras nos besábamos, empecé a quitar la chaqueta de Yunho lentamente, desabotonando también los botones superiores de su camisa. Hice un camino de besos desde la boca de Yunho hasta su cuello. Yunho tan solo se dejó hacer.

—Siéntate en la cama. —Ordené y él obedeció.

Cuando me le senté a horcajadas, Yunho de imprevisto tomo su maletín y saco de el un cuaderno de notas y un lápiz. —Tengo que tomar notas. —Me explicó al ver mi rostro lleno de confusión.

“`¡Dios mío!” refunfuñé estresado. Si bien me enternecía la ingenuidad de Yunho, en algunas ocasiones también me llegaba a exasperar; así que sin decir nada, agarré el cuaderno y lo vote lejos frente a la mirada incrédula de Yunho. —Carajo Yunho, esto no es nada teórico. Esto lo tienes que sentir.

—Pero…

—Solo sígueme.

Acostándolo en la cama conmigo encima, seguí besando a Yunho mientras me quitaba la camisa y acomodaba mi pecho desnudo a la altura de su cara. —Piensa que son senos. —Le dije. —Lámelos. A las chicas les gusta eso.

La obediente lengua de Yunho viajo por mis tetillas, chupando y jalándolo con sus labios causando que mi cuerpo se meneara inquieto, no ocultando lo feliz que estaba por lo que estaba sucediendo. Realmente estaba pasando, Yunho tendría su primera vez conmigo. Que dichoso me sentía.

A continuación, me deshice al fin de la camisa de Yunho y luego seguí con sus pantalones, quitándolos. Me quite también los míos, quedando los dos en ropa interior. Ambos nos abrazamos, besamos y acariciamos por un buen rato, casi que olvidándonos cuál era el objetivo de nuestro encuentro. Estaba ansioso por que me penetrara, aun así pensé que no era necesario acelerar las cosas, al fin y al cabo tendríamos toda la tarde, y yo no quería tampoco que este momento terminara tan rápido.  

—Ok, voy a enseñarte a poner un condón. —Le dije luego de sentarme en la cama y tomar de mis pantalones los condones que él había traído. Yunho me imitó, también sentándose frente a mí, prestándome toda la atención del mundo. La verdad nunca pensé enseñarle a alguien como poner un condón, pero bueno ¿Hay una primera vez para todo, no? Sobre todo para Yunho. —Primero tienes que asegurarte que sean de tu talla, ¿Ok?

—Sí. —Yunho asintió.

—Luego, lo abres así, —Le indique con mi boca como se abría el empaque. —Y lo sacas así. —Saque el condón y lo sostuve entre mis manos. Lo que paso después fue que utilice mi propio miembro para poner el condón, explicándole a Yunho como debía desenrollarlo. Apuesto que Yunho deseó tener su estúpido cuaderno de anotaciones a la mano ya que parecía prestar demasiado atención a lo que yo estaba diciendo. —Bien, hazlo tú. —Le alcance otro condón y esperé a que mi alumno aplicara lo que le había acabado de enseñar

Con algo de indecisión, Yunho tomo el paquete y lo rasgo con sus dientes de la misma manera que yo lo había hecho. Algo del líquido del condón quedo entre sus dientes, haciendo que Yunho escupiera con asco. Me reí al instante por su torpeza. Intentándolo de nuevo, Yunho tomo otro condón, lo abrió y lo desenvolvió en su pene.

—¿Así está bien? —Preguntó luciendo igual a un niño cuando le pregunta a su madre si ha hecho bien la labor.

No pudo evitar sonreír por la expresión y el tono de su pregunta. —Sí, mi amor, sí. —Le di un pequeño beso y luego al pequeño “Yunho”, animándolo a continuar.

Lo que paso a continuación fue que le entregue la botella de lubricante a Yunho diciendo que la esparciera por todo su pene, mientras yo mismo sacaba una cantidad en mi mano y la empezaba a restregar alrededor de mi ano. Metí un dedo, dos dedos y luego tres, deseando expandirme lo suficiente para que el pequeño (más bien grande) Yunho no me lastimara con su longitud. Yunho se quedó mirándome, sus mejillas cobraron aquel color rojizo que siempre se le hacía cuando estaba avergonzado. —¿Tengo que preparar a mi novia así? —Preguntó, muy inocentemente.

—No, ella ya está lo suficientemente abierta. —Me reí de mi propia broma aunque Yunho no pareció captarla. Por fortuna.

Cuando me sentí listo, me recosté sobre mis antebrazos en la cama y tome el pene de Yunho que goteaba lubricante, ajustándolo justo en mi entrada. Sentí que el cuerpo de Yunho empezó a temblar, de verdad se encontraba demasiado nervioso por su primera vez.

—Tranquilo. —Quise calmarlo. —¿Te parece si me pongo encima?

—B-bueno. —Yunho contesto vacilante.

Sin esperar, lo empuje para que cayera de espaldas y me senté con ambas piernas a cada lado de su cuerpo, luego volví a tomar ese pene y con mucha paciencia, me lo inserte mientras bajaba por el.  —Mierda. —Gemí. Penetrarme con su miembro era más difícil de lo que imagine.

—Jae…. —Yunho gruñó y cerro fuertemente los ojos. La sensación obviamente era nueva para él por lo que debía sentir mucho éxtasis en este momento. Me alegre de que fuera yo el que lo hiciera experimentar eso.

Luego de algunos minutos (y con mucha dificultad) por fin pude insertarme ese pene en mi cuerpo y no pude esperar para empezar a moverme de arriba abajo, complaciendo mi deseo y el de Yunho.

Mi Yunho gemía con los ojos cerrados, era tan lindo verlo excitado.

—¿Qué sientes? —Le pregunté entre mis respiraciones y sus gemidos.

—Uhm es extraño… Muy apretado…

—¿Si? —Baje hasta su rostro, susurrándole en los labios. —Mi culo es rico ¿Cierto?

Yunho abrió los ojos. —¿Eh?

—Vamos, admítelo.

Yunho desvió su mirada, apretando su boca. Obvio, Yunho no iba a decir esas palabras, por lo que seguí montándolo, acelerando paso a paso la velocidad conforme mi agujero se ensanchaba. No podía negar que me estaba doliendo, nunca había tenido un pene de ese grosor dentro de mí, aun así no me importaba. Era de Yunho y eso era lo único que valía.

De manera súbita, sentí como Yunho se tensiono, gimió ronco y se vino dentro de mí. Demasiado pronto.

—Lo siento. —Yunho estaba rojo de la vergüenza. —Espera, lo siento…

—Tranquilo. —Trate de reconfortarlo, sabiendo que como era su primera vez se debía sentir presionado. —¿Para eso estás practicando no?

Yunho arrugó la cara. —Es que eres… muy estrecho…

—Entonces volvámoslo a intentar.

Retomando mis movimientos, intente volver a ponerlo duro como una roca. Bese sus labios, pasee mi lengua por su pecho, acaricie sus pectorales, hice lo que fuera para volverlo a excitar. Afortunadamente, no me tomo mucho tiempo porque en menos de un santiamén, Yunho ya estaba de nuevo fuerte dentro de mí.

Excitado, seguí con mis meneos, sin embargo, Yunho no estaba cooperando mucho. De hecho me parecía estar cogiendo con una estatua, no se movía, era evidente que no sabía qué hacer.

—Yunho, acaríciame, haz algo. —Le demandé mientras agarraba sus manos y las ubicaba en mi cintura. Él solo se me quedó mirando.

Ok, al parecer debía presionarlo más así que me detuve y lo estimulé para que él fuera el que se moviera, mas sin embargo él seguía sin hacer nada. Argg, rayos.  —Yunho, no te puedas quedar quieto, tienes que moverte ¿Así te cogerás a tu novia?

—No, pero…

—Muévete, penétrame, haz algo.

—No estoy cómodo.

—Solo piensa que soy como un muñeco ¿Ok? Desahógate en mí, practica en mí.

Yunho se mostró vacilante.

—Por favor, si vas a follar así es mejor que…

De un momento a otro, Yunho se levantó y me puso de espaldas contra la cama, encimándoseme. —No me siento cómodo en esa posición. —Sin dejarme objetar, Yunho empezó a moverse, entrando y sacando su pene a una velocidad que no me imagine que lo haría.

—¡Oh, si así! —Grite con mi boca abierta. Yunho estaba siendo… muy agresivo, un tanto descoordinado quizá, pero definitivamente tenía el entusiasmo. —¡Más rápido, más rápido!

—¡Urhh! —Él jadeó.  —¿Así?...

—¡Si así! —Lo atraje a un beso. —Follame duro.

Al parecer el Yunho pudoroso y tímido quedo olvidado en algún lugar porque ese hombre que estaba encima de mí no tenía indicios de tener alguna vergüenza. Yunho se movía, literalmente, como un hombre que nunca había tenido sexo en su vida, por lo que estaba desesperado por follarme y venirse en mí lo más pronto posible. Eso me hizo sentir tremendamente caliente. De verdad parecía como si Yunho fuera algún animal salvaje que me estaba atacando. Acaricié sus brazos, agarre su cabello, mordí mis labios, hice de todo mientras mi boca gemía sin filtro, callado solamente por los ruidos que producían mis nalgas al rebotar contra su cuerpo. 

El instinto sexual al parecer fue lo que le instruyó a Yunho moverse de esa manera, por lo que no tenía caso decirle cómo hacerlo. Lo estaba haciendo jodidamente bien. ¿Era acaso porque me tenía tanta confianza que me estaba embistiendo así? Tal vez. Quizá ya no tenía pena y quería demostrarme lo bien que se podía mover. Sus ojos me lo decían cada vez que me miraba, como si me preguntara si lo debía hacer más rápido, más despacio o más profundo.

—Así, uhm… así está bien…. —Yo le decía, consintiéndolo. —Follame fuerte Yunnie… no pares…

Después de unos minutos, Yunho se detuvo debido a que se cansó, así que aproveche y me le volví a subir encima, estaba vez montándolo de verdad. Quería que él se sintiera satisfecho, que no deseara estar con alguien más, solo conmigo.

—Yunho, dime palabras sucias….Uhm… por favor. —le rogué al casi estar cerca de mi orgasmo.

—¿Cómo… que…?

—No se… lo que se te ocurra... ¿Te gusta follarme?

—Uhm…sí.

—¿Mucho?

—Si mucho.

Sonreí. —Tu pene… me está partiendo.

—¿Te estoy lastimando? —Él de inmediato me detuvo, con un dejo de preocupación en sus ojos.

—No, no. —Continúe saltando. —Me gusta. —Baje mi rostro y tome sus labios con mis dientes. —Dime que se siente estar dentro…

—Apretado… Uhm… muy caliente…

—¿Si? Dime que te gusta, dime que te gusta mucho…. Dime que yo te gusto.

Yunho enfocó su mirada en mí. —¿Qué?

—Dime que te gusto más que tu novia.

Él no respondió y en su lugar, tomo mis glúteos y se acomodó mejor debajo de mí, empezando a moverse hacia arriba, penetrándome. No pude evitar soltar un sonido agudo cuando Yunho toco mi punto más sensible y eso fue la gota que rebasó el vaso. Realmente me comencé a desesperar. Quería venirme de una puta vez y que él se viniera dentro de mí. —¡Yunho, por favor!... Dime que te gusto más que ella.

—¿Por qué?... —La cara y hombros de Yunho estaban rojos. Él también estaba impaciente por terminar.

—Por favor, dímelo.

—Uhm… Jae…

No lo podía soportar más. En serio, no lo podía soportar. —¡Mierda, Yunho me gustas! ¡Me gustas y odio que estés con ella!… yo solo quiero que estés conmigo…

Sin dejarlo reaccionar, deje que mi torso cayera encima de él y lo bese de la forma más pasional que pude, entrando mi lengua, no dejándole escapatoria. A continuación, sentí como Yunho empezó a jadear fuerte en mi boca y su parte de abajo tembló involuntariamente, anunciando que por fin se había venido.

Dejando ir sus labios, yo seguí moviéndome encima mientras tomaba mi pene y lo bombeaba muy rápido, demasiado inquieto. Mi semen mancho el abdomen de Yunho, y yo, totalmente agotado, me desplome encima de su cuerpo. Lentamente, mi respiración agitada fue coordinándose con la suya, moviéndose en sintonía. La cabeza me daba vueltas, no me dejaba razonar. El orgasmo me había hecho confesarle mi más oscuro secreto.

¿Ahora qué pasaría? ¿Qué pensaría Yunho de mí?

—No sabía que sentías eso por mí.

Fue lo que me dijo Yunho luego de unos minutos de total silencio entre los dos. Yo levante mi cara, enfrentándolo. —Desde hace mucho tiempo que me gustas Yunho. Yo de verdad siento cosas fuertes por ti.

—¿Por qué no me lo habías dicho?

—Tenía miedo que me rechazaras. Además, —Solté un suspiro. —Tú empezaste a salir con Hwangbo así que no tuve opción. Tú siempre has sido todo lo que yo he querido. Me siento triste al pensar que no eres mío.

—Oh Jae, —Yunho rodeo mi cabeza. —Yo de verdad no sabía que te sentías así. Lo lamento.

Me fundí en su abrazo y cuando las emociones de dejarlo ir me sobrepasaron, empecé a gimotear en su hombro, teniendo unas ganas enormes de llorar. —Yunho no quiero que vayas con ella. No quiero que hagas el amor con ella. Si quieres puedes seguir siendo su novio, si quieres puedes besarla y tomar su mano, pero por favor, no compartas con ella lo que… acabamos de hacer. Dame ese privilegio solo a mi ¿Si? ¿Puedes hacerlo?

Yunho lo meditó por un momento y luego, de la manera más dulce, él tomo mi rostro y me miro directamente a los ojos. —Ok, si eso es lo que quieres, entonces lo hare. Estuviste conmigo antes que ella y siempre vas a estar antes de ella. —Me dio un beso en los labios. —Te quiero mucho Jaejoong.

Riendo de felicidad, me lance de nuevo a sus brazos y comencé a moverme sobre el pene que aún no había salido de mi cuerpo, como si le estuviera agradeciendo por hacerme tan feliz. Yunho me apretó contra su cuerpo, acariciándome la espalda y el trasero, disfrutando de aquel momento de intimidad que ahora solo yo podía tener con él.




..




Esa misma noche, Yunho accedió a dormir junto a mí en mi cama. Él estaba recostado a mi lado enredado en mis sabanas mientras yo permanecía despierto, observando su apuesto rostro que incluso roncaba con fuerza.
Yo no podía salir de mi ensueño, no podía creer que Yunho hubiera aceptado mis sentimientos de esa manera. Definitivamente este era el mejor día de mi vida y nada ni nadie podrían arruinarlo.

Y hablando de nadie…

Levantando medio cuerpo para alcanzar los pantalones de Yunho en el piso, saque su celular y espiché el botón del costado, entrando en la página principal. Que tierno mi Yunho, ni siquiera le había puesto contraseña a su teléfono.

Abriendo la aplicación de cámara, puse la cámara delantera y con todo el amor del mundo, nos tome a Yunho y a mí una foto en la que nos veíamos todos despeinados, cubiertos de sudor, con las sabanas hasta la mitad del pecho y muy juntos en la cama. Todo en esa foto gritaba ¡Sexo! por donde se viera.

Luego, fui a la aplicación de contactos y envié la foto al celular de la linda novia de Yunho, agregándole el siguiente texto:

¿Adivina quién se te adelanto? :P

Riendo por mi diablura, deje el celular en la mesita de noche y me recosté junto a Yunho, haciendo caso omiso al latoso sonido que hizo el celular al recibir una notificación.




Fin




..


Nota: Ok este fue un lemon con pretexto de fic. Ya saben un Porno sin trama. Hacia mucho tiempo que lo habia escrito (hace como unos 3 años), pero nunca lo termine asi que que dia me puse a ver mis archivos y dije "mmm ¿Porque no publicarlo XD"

Espero que se hayan divertido leyendolo, yo me diverti escribiendolo. Ahora que me pongo a pensar casi nunca escribo a un jaejoong aventando ...mmm y eso que el jaejoong de la vida real es bastante aventado ajaj

Nos vemos cuando publique el capitulo 6 del bosque de daegu.