lunes, 31 de julio de 2017

Niños de Ciudad: Capitulo VII

Capítulo VII: ¿Sera que la persona de la cual Jaejoong había estado enamorado (esa que le rompió el corazón) se trataba de ese hombre?



“Espérame mañana a las ocho debajo del árbol que está en la intersección de la calle 4, vístete con la mejor ropa que tengas.

Te tengo una sorpresa.

Att, Jae”

Era curioso, era la misma nota que Yunho le había dejado unas semanas atrás cuando invito a Jaejoong al zoológico. Ahora era Jaejoong quien lo invitaba. ¿Qué clase de sorpresa podría ser?

Obedeciendo las indicaciones al pie de la letra, Yunho se encontró con Jaejoong debajo del árbol y luego este le tapo los ojos con una venda, subiéndolo con mucho cuidado a un autobús. Transcurrió más o menos una hora desde su partida y cuando llegaron a su destino, Jaejoong lo ayudo a bajarse, quitándole la venda.

Al poder ver por fin el lugar en donde estaban, Yunho no pudo comprender porque Jaejoong lo había llevado allí. —Es el cementerio donde enterraron a mi madre. —Dijo serio. Un nudo formándose en su garganta.

—Sí. —Jaejoong suspiró a su lado. —Dijimos que íbamos a visitarla y aquí estamos. Vamos. —Tomando su mano, Jaejoong empezó a caminar por los pasillos del cementerio mientras que Yunho lo seguía, arrastrando sus pies con pesadez. Si era honesto, la idea de venir a ver a su madre no le entusiasmaba mucho. Temía que se pusiera a llorar como un loco y que eso entristeciera a Jaejoong. Sabía que en una conversación pasada habían acordado visitar su tumba, pero ya estando ahí, las emociones de tristeza al perderla volvieron como si nunca se hubieran ido.

—Aquí estamos. —Jaejoong anunció cuando atravesaron docenas de tumbas y llegaron a la que era, una modesta tumba compuesta por una lapida de piedra, en la cual estaba entallado el nombre de la persona que ahí residía: Jung Seojin.

De inmediato, Yunho se arrodillo frente a la lapida y repaso con sus dedos el relieve del nombre. Todos aquellos pensamientos tristes y negativos lo envolvieron de nuevo. ―No debiste…

―Sé que es difícil Yunho pero alguien tan especial como tu madre se merece que la visiten al menos una vez. ―Jaejoong se arrodillo a su lado, sabiendo que para Yunho no era fácil estar en ese lugar. ―Aunque ella ya no esté aquí, su recuerdo aún vive, aun la puedes mantener en este mundo. Y la puedes visitar también… algo que yo nunca tendré el privilegio de hacer.

―Lo sé, lo siento.

―No debes porque disculparte de nada. ―El pelinegro sonrió. ―Es más, he traído algo. ―De la nada, Jaejoong saco de su maletín un ramo de claveles que había comprado para la ocasión. ―Es un regalo mío para ella. ―Explicó.

Al ver el hermoso ramillete, Yunho abrió sus ojos completamente sorprendido. ―¿Cómo supiste que los claveles eran su flor favorita?

―¿Eh? No lo supe, solo las compre porque son mis flores favoritas.

―Oh, entonces tienen más en común de lo que yo creía.

Recibiendo las flores, Yunho las acomodo muy cuidadosamente al pie de la lapida, tratando que quedaran lo mas estéticamente bien posible. Luego, se sentó en cruz sobre el pasto, sintiéndose ahora más calmado y con ganas de decirle a su madre como estaba marchando su vida. Jaejoong imitó sus movimientos y guardo silencio cuando vio a Yunho mirar muy atentamente la tumba frente a ellos. Quizás Yunho estaba teniendo un momento a solas con el alma de su madre y él debía respetar eso.
Sin embargo no paso mucho para que se hartara del silencio y se atreviera a preguntarle que tanto hablaba con su madre.

“Le contaba sobre alguien muy especial que entro en mi vida”,  le respondió a lo que Jaejoong hizo una mueca y golpeó con su puño su brazo de manera juguetona.

Transcurridos unos 10 o 15 minutos quizás, Yunho se arrodilló frente a Jaejoong y desabrocho detrás de su nuca una cadena de oro con un colgante en forma de mariposa que siempre llevaba con él. ―Toma, te lo regalo. ―Le dijo mientras se la colocaba.

Jaejoong lució confundido. ―¿Eh? ¿Por qué me lo regalas?

―Era de mi madre. La empecé a usar después de su muerte y hoy te lo quiero dar a ti.

―No. ―Jaejoong negó con fuerza. ―No puedo aceptar eso.

―Por favor, su alma me dijo que te lo diera.

―Yunho esto era de ella, lo justo es que tú lo tengas. ¿Por qué me lo das a mí?

―Porque eres especial para mí, y quiero que tengas algo mío.

Ante eso, Jaejoong se mordió la boca, no pudiendo objetar nada contra ese argumento. ―Lo cuidare entonces, ―Cerro su puño alrededor del dije. ―Lo prometo.

Yunho sonrió al ver a Jaejoong aceptar su regalo y sin esperar se acerco a él y lo envolvió en un amoroso abrazo. ―Jaejoong-ah, gracias por esto. ―Le musitó al oído y en seguida, su boca se fue trasladando discretamente de la oreja hasta la boca de Jaejoong. Le planto un beso firme y luego sus bocas se abrieron en un beso profundo de esos de los que ya se les estaba volviendo costumbre. Jaejoong gimió cuando Yunho fue un poco más fuerte; y le entregó esa misma energía chupando con igual intensidad sus labios. Sus lenguas se encontraron una que otra vez, enroscándose dentro de su boca y luego alejándose para seguir con su unión de labios.

Ese beso hubiera seguido un poco más de no ser porque Jaejoong se alejó, pensando que besarse de esa manera, justo encima de la tumba de la madre de Yunho, no era para nada apropiado.

―Creo que es hora de irnos. ―Dijo mientras restregaba la manga de su camisa sobre su boca que había quedado con saliva. ―Unas calles adelante vi un puesto de hoddeok. Aun te debo una invitación por lo del zoológico.

Yunho chasqueo con su boca. ―Ya te dije que eso no me lo tienes que pagar.

―No importa, lo quiero hacer. ―Tomando su mano, Jaejoong ayudo a Yunho a levantarse del suelo y luego caminó con él hacia la salida, dejando atrás los claveles que adornaban el modesto altar de la mujer.




..





Yoochun percibió que algo muy extraño estaba pasando.

En todo el día no vio a su hyung ni por accidente, y ya en la noche cuando se alistaban en los lavabos para irse a la cama, Jaejoong apareció de lo más campante, lavándose con tranquilidad los dientes como si no tuviera nada de que excusarse. Se veía de lo más feliz y Yoochun no podía entender la fuente de esa felicidad.

―¿Y se puede saber dónde estuviste hoy Hyung? ―Le preguntó al situarse a su lado y hacer como si se estuviera lavando las manos. Quería saber lo que pasaba pero tampoco iba a ser tan obvio.  

Jaejoong lo miró con el rabillo del ojo y luego escupió el agua jabonosa que tenía en su boca. ―Estaba haciendo cosas. No te preocupes, no es nada malo.

―¿Solo o acompañado?

―¿Eh?

―¿Estabas con ese Yunho, cierto?

Jaejoong suspiró. ―Sí, estaba con él.

La expresión de Yoochun fue de todo menos grata. Jaejoong se dio cuenta de inmediato. ―¿Acaso hay algo malo que haya estado con él? ¿Eso era lo que quería el jefe, no?

―Pero ya te estás pasando de la línea. Algo me dice que ya no lo haces por el jefe.

El pelinegro bebió un poco de agua y dejo en su lugar su cepillo de diente, volteando luego hacia Yoochun quien traía una mirada de reproche bastante notoria. Tendría que decirle la verdad, ya no lo quería ocultar y si su dongsaeng sospechaba algo, ya no tenía sentido que lo hiciera. No con él. ―Es cierto Yoochun. Yunho y yo estamos juntos porque ambos queremos. Y ya no tiene que ver el jefe en esto.

Yoochun se mordió el interior de sus mejillas ante esa confesión. Todo este asunto no le daba buena espina. ―No puedes estar con él de esa manera, si el jefe se llega a enterar…

―No lo hará. Él cree que estoy con Yunho por su plan y así se lo voy a hacer creer.

―¿Y él lo sabe? ¿Ese chico Yunho sabe que te acercaste a él solo porque te lo pidió nuestro jefe?

―No… ―Jaejoong bajo su rostro. ―Pero él tampoco se tiene que enterar.

―¿Enterar de que?

De repente el jefe apareció a sus espaldas, mirándolos con una desconfianza impropia de él. Yoochun trago saliva y Jaejoong intentó mantener la tranquilidad. No se podía dar el lujo de lucir nervioso. ―Buenas noches jefe. ―Le saludó de manera fría.

―¿Quién no se puede enterar de que?

Yoochun miró a Jaejoong esperando que él respondiera y Jaejoong solo suspiró, diciendo pasivamente: ―Junsu. Yoochun se comió un pan que Junsu había guardado y él no se tiene porque enterar que fue Yoochun el que se lo comió.

El jefe no respondió, en su lugar cruzo los brazos mientras los examinaba con la mirada. Yoochun creyó que la excusa que había dado su hyung no había servido de nada, hasta que el jefe se dio media vuelta, dispuesto a irse. ―Terminen de alistarte y vayan a la cama, excepto tu Jaejoong… quiero que vayas a mi habitación en unos minutos.

Jaejoong se mordió los labios. ―Como diga.

Dicho esto, el jefe abandono los baños, pensando que quizá esos mocosos creían que al ser más jóvenes que él podrían engañarlo con facilidad, sin embargo, estaban muy equivocados, porque no por nada él era el jefe. Era más fuerte, más experimentado, más astuto; y por supuesto no se iba a dejar engatusar tan fácil de esos huérfanos inmundos.




..



En la planta baja del edificio del bando de Yunho, los chicos se sentaron uno a uno en círculo, esperando que todos tomaran lugar. Esa noche se había convocado a una reunión de la pandilla por lo cual era necesario que todos estuvieran presentes. Yunho se sentó en uno de los espacios vacios y al lado se ubicó Changmin, tomando después la mano de Yunho como si previera que lo que iban a hablar no era nada bueno.

Luego de unos cuantos minutos de espera, uno de los chicos llamado Leeteuk tomo la palabra. ―Creo que hablo por todos al decir que ya no podemos tolerar esta situación ¿Cierto?

―¿A qué te refieres? ―Yunho levantó la voz sintiéndose perdido. Ellos no acostumbraban a hacer ese tipo de reuniones. ¿Qué podría ser lo que con tanta urgencia debían discutir?

―Se trata del otro bando.

―¿Qué pasa con ellos?

―Que los malparidos no nos están dejando trabajar. ―Interrumpió Shindong, un chico chato y acuerpado. ―Nos amenazan, nos quitan clientes, y hasta nos han robado mercancía.

―¡Si es cierto! ¡Es así! ¡Yo los he visto!

Los demás chicos empezaron a gritar. Yunho solo pudo rodar los ojos ¿Otra vez ese tema? ―¿Qué sugieren que hagamos entonces?

―Que los saquemos. Debemos tomar el control de esta zona. ―Afirmó Leeteuk.

Oh no, definitivamente sus amigos no estaban cayendo en cuenta de lo que estaban diciendo. Para empezar, los del otro bando habían llegado primero, así que técnicamente era su territorio. En segundo lugar, ellos no estaban solos, tenían al jefe y Yunho estaba seguro que ese hombre por mas socarrón y estúpido que pareciera en el exterior, era alguien de quien debían cuidarse. Además, su Jaejoong estaba metido en este embrollo y si de verdad los de su pandilla querían hacerles daño… Dios, no iba a permitir que eso sucediera.

―Creo que están exagerando, ¿Enserio no podemos tratar de convivir en paz?

―¿Qué dices Yunho? ―Leeteuk hizo una mueca como si hubiera escuchado la cosa más indignante del mundo. ―¿Ahora estas con ellos?

―No, solo que no quiero problemas innecesarios.

―No es un problema innecesario, si nos quedamos sin hacer nada nos tendremos que ir. O nos moriremos de hambre, tú eliges.

Ante eso todos los chicos empezaron a cuchichear consternados acerca de que en efecto si debían hacer algo si no querían quedarse (literalmente) en la calle. Durante las semanas pasadas, la lucha por el control de las calles se había  vuelto cada vez más problemática y si seguían actuando pasivamente, los de la otra pandilla los desterrarían. Por lo tanto este era un asunto de actuar o no actuar, no había lugar para intermedios. No podían ser débiles, mucho menos compasivos.  

Aun así Yunho no estaba dispuesto a iniciar una confrontación. ―Si los enfrentamos no crean que ellos no van a dar pelea. Son controlados por un jefe ¿Lo recuerdan? Puede ser más peligroso de lo que creemos.

―Pff no le tenemos miedo, nos hemos enfrentado a cosas peores. Pero al parecer a ti si te da miedo Yunho, ¿Qué pasa? ¿Te intimida? ¿Le tienes temor?

Yunho le devolvió la mirada. ―No, ¿Por qué lo dices?

―Porque parece. ―Leeteuk sonrió. ―Ese hombre no es más que pura palabrería. Él y su perrito faldero, ¿Cómo se llama? Ah, sí, ese chico Jaejoong…

―No te metas con Jaejoong, él no le interesa todo este asunto de los bandos. ―Yunho siseó amenazadoramente. Changmin se dio cuenta del enojo de su Hyung cuando vio aquella mirada retadora.

―¿Y cómo es que sabes eso? ¿Eres su amigo?

―Sí, ¿Algún problema?

―No deberías.

―¿Me lo vas a impedir?

Leeteuk se quedo callado cuando vio que Yunho se estaba poniendo tan anormalmente a la defensiva. Era raro, Yunho no era de los que les gustaba buscar bronca. No tenía sentido ponerse a pelear entre ellos por lo cual Leeteuk solo suspiró, diciendo con cautela: ―Solo te diré que no hay que confiar en ninguno de esos chicos y menos en ese muchachito Jaejoong. Con esa carita que tiene, puede ser un lobo disfrazado de oveja.

―Basta, no voy a seguir discutiendo esto. ―De improviso, Yunho se levanto del piso. ―Vámonos Changmin, es hora de irse a dormir. ―Tomando la mano del pequeño, Yunho subió por las escaleras hacia su habitación. Realmente no iba a escuchar más estupideces y si quería evitar una pelea con su propio bando, lo más sano era irse de allí.

Entrando en la habitación, Yunho se dejo caer sobre su cama, golpeando luego su almohada como método para liberar su ira. Ok, tal vez estaba exagerando pero es que no podía soportar que se atrevieran a dudar de Jaejoong. Mucho menos podía soportar que le mencionaran al desagradable de su jefe.  

 ―Hyung si sigues arrugando la cara se te va arrugar. ―Changmin se sentó a su lado, luciendo algo triste. ―¿Es enserio que van a armar bronca con la otra pandilla?

El mayor suspiró fuerte, apoyándose con sus codos sobre la cama para que su rostro quedara a la altura de la cara de Changmin. ―No lo sé pequeño, pero lo más seguro es que si. Esta situación es una bomba de tiempo, tarde o temprano explotara.

―Uhm. Me gusta este lugar, aunque los de la otra pandilla me fastidien, no me quiero ir de aquí.

―Pues temo que eso es lo que tendremos que hacer.

Levantándose de la cama, Yunho fue hasta la ventana y miro hacia el cielo como si estuviera esperando alguna respuesta de que hacer. Ante eso, Changmin abrió su boca, no pudiendo aceptar lo que su Hyung había acabado de decir. ―¿Cómo así? ¿Nos iremos?

―Es lo mejor, antes de que las cosas empeoren. Tal vez volver a Gwanju sea nuestra única salida. Nos iremos tu, yo y…

―¿Jaejoong?

Yunho lo miró. ―Sí.

Changmin se quedo callado unos segundos, intentando asimilar la información. La idea de separarse de su bando no era algo que le gustara, sin embargo si Yunho estaba con él, no había forma de que algo saliera mal ¿Verdad? ―Hyung, ¿Estás seguro que él ira con nosotros?

―Si se lo pido, si.

―Pero lo que dicen los demás es cierto.

―¿Qué cosa?

―Que él es como el perrito faldero de ese jefe que ellos tienen. No creo que se vaya a ir y dejar…

―Urg no me lo menciones. ―Yunho lo interrumpió. ―No me gusta escuchar de ese hombre.

―¿Eh? ―Changmin se situó al lado de Yunho, intentando captar la expresión del mayor quien esquivó su mirada. ―¿En verdad te asusta?

―No, claro que no. ―Yunho lo negó rotundamente. Su cara formando una marcada expresión de desagrado.

―¿Entonces…?

El mayor se mordió los labios, ni él sabía porque ese sujeto le molestaba tanto si en realidad no le había hecho nada. Tal vez simplemente pensaba que era un aprovechado por utilizar niños de la calle para su beneficio… ¿O quizá se debía a los celos que le provocaba por la relación tan aparentemente cercana que este tenía con Jaejoong? Bueno, probablemente se debía a eso. ―No lo sé Changmin, hay algo en él que no me gusta. Yo sospecho algo. ―Se explicó.

Eso dejo aun mas perdido a Changmin. ―¿Sospechas algo de qué?

―Bueno, no lo sé… pero siento que… no, no importa. ―De repente Yunho se quedo en silencio. Quizá lo mejor era dejar ese tema si el mismo no sabía qué era lo que sospechaba. ―Vamos, alístate para ir a la cama, mañana será otro día.  Y recuerda no le puedes decir a nadie sobre lo que tenemos pensado hacer ¿De acuerdo?

El más joven asintió. ―De acuerdo.

―Bien.

A continuación, Yunho empezó a alistar su cama viendo como Changmin lo imitaba y se metía después en la suya. Creyó que el pequeño lo seguiría molestando con el tema de Jaejoong y su jefe, pero contrario a eso, Changmin solo se enterró en sus cobijas, conciliando el sueño más rápido de lo que normalmente le tomaba. Al estar ahora en completa tranquilidad, Yunho se recostó y miró al techo, pensando incesantemente en todo: En sus compañeros, en la lucha por el territorio, en su regreso a Gwanju… y claro en Jaejoong y su jefe.

―¿Sera que…?... No, eso es estúpido.

¿Sera que la persona de la cual Jaejoong había estado enamorado (esa que le rompió el corazón) se trataba de ese hombre?

Con el corazón un tanto atormentado, Yunho intentó conciliar el sueño. Sus parpados se volvieron pesados, aun así dormirse fue difícil puesto que su mente no dejaba de marearlo con la misma intriga una y otra vez.

Y una y otra vez.




..



―¿Qué necesita?

Cuando Jaejoong entro a la habitación del jefe, este estaba sentado en su sillón fumándose un cigarro y con la mirada clavada en la puerta, esperándolo. Con fastidio, Jaejoong cerró la puerta y caminó unos pasos, deteniéndose al frente de él. No le importaba lo que el hombre fuera a decirle, solo quería que fuera rápido para poder irse a dormir.

―¿Qué necesita? ―Repitió, pensando que el jefe no lo había escuchado la primera vez.

―Quería saber porque te tomaste el atrevimiento de no trabajar hoy. ―El jefe dijo sin ningún reparo, de la forma más directa que encontró.

Jaejoong entro un segundo en pánico. ―¿Eh? ¿No trabajar? No sé de lo que habla jefe.

―Si lo sabes. Hoy vi a Junsu y Yoochun, y a los demás chicos menos a ti. ¿Dónde estabas?

―Jefe yo estuve trabajando todo el día, usted mismo recogió el dinero que conseguí hoy.  Que no me haya visto no quiere decir que…

―No me mientas Jaejoong que yo sé cuando ustedes me mienten. ―El jefe le interrumpió y arrojó su cigarrillo al suelo. ―Se les nota en la cara y más a un mentirosillo como tú.

Jaejoong apretó sus labios ante eso, él sabía lo sagaz que su jefe podía ser. ―Está bien jefe, no estaba trabajando. Estaba con Yunho. Él quiso que lo acompañara al cementerio y yo no me podía negar ¿Cierto? Solo estaba haciendo lo que tú me dijiste que hiciera. ―Dijo como si recordarlo le causara tedio aunque no fuera así.

Ahora no había razones de que su jefe no sospechara porque estaba diciendo la verdad ¿No era así?

―Yo no te dije que faltaras a tus obligaciones por ir detrás de ese crio. Es más, estoy empezando a creer que es mejor que acabemos con el plan.

Jaejoong abrió los ojos. ¿Qué? ―Pero señor, ¿Acaso no quería averiguar sus intenciones?

―¿Y qué has averiguado en todo este tiempo? Nada, no hay nada. Ya no tiene caso que sigas al lado de él. Además creo que juntarte con los del bando contrario te está afectando Joongie. Has estado muy desobediente estos días.

―Eso no… eso no es verdad.

―Yo me doy cuenta de todo Joongie, aunque no lo creas. ―Dejando de lado su actitud agresiva de hace unos momentos, el jefe abrió sus piernas como si invitara a Jaejoong a sentarse en su regazo. ―Ven aquí mi corazón~ ¿Acaso hay algo que te molesta? ¿Estás triste por algo?

Jaejoong frunció el ceño. ¿Por qué su jefe se había puesto tan meloso de repente? ―No hay nada que me moleste. ―Respondió.

―Si no lo hubiera no te estarías comportando así conmigo. Ven~  ―El jefe estiró su brazo derecho, haciendo una seña con los dedos para que el menor se acercara. Jaejoong avanzó unos cuantos pasos y antes de que pudiera evitarlo, el jefe jaloneó su brazo y lo lanzó hacia su cuerpo. En menos de un suspiro, Jaejoong ya estaba en las piernas del jefe, cargado como si fuera un bebe.

¿Qué rayos estaba pasando?

―¡Jefe! ―Jaejoong se estremeció. ―¿Esta borracho? ―Preguntó cuando le fue imposible encontrar explicaciones al actuar del hombre. Esto lo estaba asustando.

―No Joongie, solo quiero consentirte un rato para que se te quite ese malgenio que llevas. ―El mayor susurró y acto seguido llevo una mano a la barbilla del muchacho, acariciando con sus dedos tanto su mentón como su mejilla. Su otra mano se ubicó en la espalda baja de este, sirviéndole como un apoyo para no caer. Jaejoong no podía comprender nada de lo que estaba sucediendo. Ese mismo hombre era el que semanas atrás lo había despreciado… ¿Por qué ahora lo acariciaba de esa forma?

―Suélteme, quiero ir a dormir. ―Jaejoong intentó zafarse de la situación pero su jefe lo apretó aun más no queriendo que se le escapara.

―Joongie, ¿Qué pasa? Creí que te gustaría estar así conmigo ~ 

―No es así.

―¿No?

―Suélteme.

Jaejoong lo empujó con fuerza pero sin agresividad, provocando que el jefe lo soltara por un momento y Jaejoong pudiera levantarse de sus piernas; no obstante el jefe volvió a tomarlo, y esta vez, siendo más brusco, lo estrello de lleno contra el sillón, colocándose ahora él encima. La respiración de Jaejoong aumentó cuando sintió al jefe acercarse a su rostro.

―¿Acaso alguien ha usurpado mi puesto? ―Le susurró como si estuviera encantando a una serpiente.

―¿De qué está hablando?

―¿Joongie, no me dejaras, cierto?

Hace unas semanas le había dicho que nunca lo haría, hoy no estaba seguro de la respuesta. ―Déjeme ir.

―No me respondiste.

―Yo…

―Ya no quiero que sigas con el plan. ―El jefe ordenó. Jaejoong solo guardo silencio. ―Ya no me importa lo que esos pequeños cabrones hagan contra nosotros. Si intentan algo, yo mismo me les enfrentare. Yo mismo los matare de ser necesario…

―No… ―Jaejoong negó. No quería ni pensar en lo que el jefe sería capaz de hacer contra Yunho.

―Y no te quiero volver a ver con ese mocoso ¿Entendido? Por más de que el bastardo este enamorado de ti, ya no le harás caso.

La garganta de Jaejoong se seco ante la orden.

―Porque tu estas de mi lado, porque tú eres mi niño, siempre mi niño fiel, el que nunca me dejara… ―Anulando la distancia, el jefe tomo con sus labios los labios del menor en un intento de mantenerlo bajo su dominio; sin embargo Jaejoong reaccionó al instante y alejó con rudeza su rostro, escurriéndose ágilmente debajo de él. Luego corrió hacia la puerta, huyendo a su habitación. Jisung entonces saco de su bolsillo otro cigarro, acostándose de lleno en el sillón. Una ligera sonrisa se le apareció en el rostro.

Y no, no es que ahora le interesara Jaejoong, pero si comportarse amoroso le aseguraba tener el dinero que su niño estrella generaba, entonces haría lo que fuese necesario. Lo consentiría, lo besaría, hasta sería capaz de jurarle amor eterno si la situación lo ameritaba; solo que, lo el jefe desconocía, es que por mas besos que él le diera, Jaejoong no iba a regresar a él.

Porque sus dudas eran ciertas…

…Otro ya había reclamado su lugar.


..


Nota: Y  aquí les traigo otro capitulo mas. 
Uhm quizá no lo hayan notado pero he dejado algunas pistas de lo que pasara mas adelante... uhmm tal vez no deba decir mucho.

dejen sus comentarios y hasta el próximo. 





jueves, 20 de julio de 2017

Niños de Ciudad: Capitulo VI


—Gracias. —Gimoteo sobre su hombro. —Gracias por escucharme.

—De nada… para eso estamos los amigos ¿No?

Yunho dijo con una expresión casi resignada y Jaejoong sonrió agridulce, volviendo a abrazar su cuerpo.

Los minutos pasaron mientras ellos seguían abrazándose. La quietud del cuarto llenando el espacio. Changmin, quien había estado bajo sus cobijas ajeno a toda la situación, se aventuro a ojear cuando noto que ninguno de los dos había vuelto a decir algo. Con sus manos retiro la cobija de su cara, dejándola a la altura de su nariz. De pie, con la luna iluminándolos, vio a su hyung y a Jaejoong abrazándose en medio de la habitación. La imagen hizo enrojecer fuertemente las mejillas del pequeño.

Tapándose de nuevo con la cobija, Changmin se refugió en su cama, sintiéndose algo avergonzado por la situación.


..


Capítulo VI: Cerró sus ojos, descansando contra el moreno, pensando que Yunho, su perrito y él verdaderamente lucían como una verdadera familia.



“Espérame mañana a las ocho debajo del árbol que está en la intersección de la calle 4, vístete con la mejor ropa que tengas.

Te tengo una sorpresa.

Att, Yunho”


Esa fue la nota que recibió Jaejoong el viernes por la noche después de terminar con sus labores. Era raro ¿Qué sorpresa le daría Yunho? No tenía idea. Siendo sincero, la última semana había sido bastante dura para él debido a la tristeza que aun sentía por lo que había pasado con su jefe. No tenía muchas ganas de averiguar cuál era la sorpresa, pero quizá era algo bueno y quizá conseguiría sacarlo de esa mala depresión.

Por lo tanto él acepto la invitación.

A la mañana siguiente, Jaejoong se despertó, se ducho como de costumbre y se puso la mejor ropa que él creía que tenía: Una camisa blanca algo usada y un pantalón café. La verdad es que el jefe casi no les compraba ropa, por lo que la que tenía estaba vieja y desgastada. Ese conjunto lo había conseguido de una señora que se lo había regalado por caridad, por lo tanto no estaba tan feo como su otra ropa.

Arreglando su cama y desayunando rápidamente, Jaejoong salió corriendo de la residencia antes de que alguien se atreviera a preguntarle porque salía tan rápido. No quería que averiguaran lo de la nota y por consiguiente, que tenía una especie de cita con Yunho.

Atravesó una calle y llego al árbol, buscando a Yunho con la mirada.

—Aquí estoy.

Alguien le toco el hombro y cuando Jaejoong se volteó, tardo un poco en reconocer al muchacho que estaba en frente. Por supuesto era Yunho pero esta vez lucia… algo diferente. Su ropa no era la  que siempre llevaba, en su lugar vestía una camisa a cuadros de abotonar al frente y unos jeans azules. Parecía ropa buena, no de la más cara, pero tampoco de la más barata. Su pelo estaba recién lavado y de su cuerpo se podía notar un leve olor a colonia. Como había dicho antes, Jaejoong no pensaba que Yunho fuera un chico guapo, lo consideraba alguien bastante común, no muy destacable, sin embargo esta vez se veía realmente apuesto. 

Jaejoong no pudo evitar sentirse mal al ver lo bien vestido que estaba Yunho a comparación de él. —¿Cuál es la sorpresa que me tienes? —Preguntó cuando cayó en cuenta que se había quedado mucho tiempo mirándolo.

Yunho sonrió, levantando su mano la cual tenía dos tiquetes.

Jaejoong arrugó el entrecejo, tomando los boletos. —¿El zoológico?

—Sí, quiero cumplirte uno de tus sueños.

—Pero no puedo salir de aquí. Tengo que trabajar.

—Tranquilo. —Yunho pasó uno de sus brazos por sobre los hombros de Jaejoong. —Ya lo he pensado todo.

Sin dejarlo negarse, Yunho guió a Jaejoong hacia la parada de autobús, abordando el primer bus con destino al centro de la ciudad. Jaejoong se dejo llevar, no tan entusiasmado como debería sentirse. “Quizá esta salida me levante el ánimo” se dijo a sí mismo, tratando de sonreír aunque le doliera el alma.






Pocas veces Jaejoong había ido a un lugar como esos. Siendo un chico de la calle, esa clase de privilegios eran casi imposibles para alguien como él, sin embargo ahí estaba, recorriendo el zoológico junto a Yunho como cualquier otro visitante. Como si no fueran dos huérfanos sino dos adolescentes normales que estaban teniendo una cita. Jaejoong debía admitir que estaba muy tocado por la invitación de Yunho, definitivamente el chico sabia como hacer sentir importante a alguien. 

Cuando el zoológico abrió puertas a las nueve de la mañana, ellos fueron los primeros en entrar, quedando asombrados por la gran cantidad de animales que albergaba ese lugar. Monos, jirafas, leones, tigres, avestruces, camellos… Jaejoong nunca pensó que existieran tantas variedades de animales en el mundo. Nunca pensó que podría verlos en vivo con sus propios ojos.

La tristeza de los últimos días había tomado una pausa gracias a la consideración de Yunho.

—¿Te está gustando? —Yunho le preguntó mientras compraba dos conos de helado los cuales tenían forma de oso panda.

—Sí, jamás pensé que visitaría un zoologico. Pero... todavía hay algo que no entiendo.

—¿Qué cosa?

—¿Cómo conseguiste…?

—¿El dinero? —Yunho completó la pregunta al recibir los conos y pasarle uno a Jaejoong.

Jaejoong asintió.  

Yunho lamio su helado, tomándose tiempo para responder. —Me gusta trabajar duro, pero si hay algo que quiero, trabajo aun más duro. Y con eso no solo me refiero al dinero.

Jaejoong quedo aun mas confundido. —Pero esto no es barato. Con lo que cuesta una sola entrada, podríamos comer bien hasta una semana completa.

—Nadie dijo que sería fácil ¿No?

El pelinegro frunció las cejas; hoy Yunho parecía estar bastante esquivo con sus respuestas. Jaejoong saco su lengua, lamiendo una de las orejas del oso panda, luego tomo con sus labios la nariz de este y la sorbió de una sola chupada. Algo de helado quedo sobre sus labios, por lo que Yunho tomo su cara y retiro con su pulgar la mancha de su boca, provocando que Jaejoong se alejara nerviosamente de su tacto. Yunho no se enojo por eso, más bien se echo a reír.

—Vamos.

El moreno dijo y tomo la mano de Jaejoong, caminando unidos como si fueran una pareja de novios. A Jaejoong esto le resulto incomodo. —No me voy a perder si me sueltas. —Le dijo sarcásticamente.

Yunho lo volteo a mirar. —Lo sé.

No dejando ir su mano, Yunho lo guio hacia la otra sección del parque, donde se encontraban los animales más grandes. Llegaron a la exhibición de los osos pardo y se detuvieron al ver a uno de pie sobre sus dos patas. Jaejoong se emociono por el espectáculo. —¡Ese oso se parece a ti! —Dijo.

Yunho hizo una mueca. —¿Quieres decir que estoy gordo?

—No, sino que… tú eres como un oso.

—¿Cómo un oso?

—Sí. Tu apariencia es un tanto tosca pero tu personalidad es tierna, como un oso, el cual es fuerte y dulce a la vez.

—Ya veo. —Yunho suspiró. —¿Me llamaras oso desde ahora?

—¡No! —Jaejoong hizo un puchero. —No soy tan cursi como para decir eso.

Yunho se volvió a reir al ver la cara de desagrado de Jaejoong y se recostó en la baranda, regresando su atención al oso. —Tú en cambio eres como un felino. —Agregó rato después.

—¿Un felino? ¿Por qué un felino?

—Porque eres arisco, pero dócil cuando se te sabe tratar. Siento que eres orgulloso también, un defecto, sin embargo tu independencia y carácter lo compensan.

Jaejoong bajo su rostro al escuchar todas esas palabras. Yunho lo veía de una manera… muy positiva, más positiva de lo que realmente era. Seguro se alejaría de él si de verdad supiera cuáles eran sus sentimientos.

—Y tus rasgos también son muy felinos. —Yunho continúo. —Ahora entiendo porque adoro a los gatos. —Esto se lo susurró y Jaejoong se aparto por el comentario. Caminó dándole la espalda, queriendo ir a la otra exhibición pero de repente, Yunho le tapo los ojos por detrás, susurrándole al oído: “Aun te tengo que dar tu sorpresa”.

Y aunque Jaejoong protestó y pataleó para que le quitara las manos de los ojos, Yunho no le hizo caso y en vez de, lo arrastro hasta la última exhibición, la que sabía que a Jaejoong más le gustaría. Cuando llegaron, se acomodaron en un punto clave y Yunho quito sus manos, dejándole ver cuál era la sorpresa.

Los ojos de Jaejoong se abrieron de par en par. —¿Elefantes? —Dijo con incredulidad. —¡Son elefantes!

—Sip. —Yunho sonrió, recargándose en el barandal.

Y en efecto, en una gran planicie se encontraban cuatro elefantes africanos: uno paseando, otro bebiendo y una pequeña cría al lado de su madre. Jaejoong no podía creer estar viendo algo como eso. De todas las veces que los había visto en televisión, estos siempre estaban en las sabanas, jamás pensó que en su ciudad podrían vivir unos. Jamás pensó tener uno al frente.

—Le pregunté al cuidador si se pueden montar pero por desgracia no se puede. Así que solo puedo permitirte verlos. Por lo menos puedes tachar de tu lista de deseos “Ver a un elefante en vivo”.

Por tal detalle, Jaejoong abrazó con fuerza a Yunho y cuando levanto su cara, le vino un impulso extraño de besar sus labios. Acercó su cara a la del otro pero a centímetros de llegar, inesperadamente se alejó. Aun estaba confundido, aun no estaba listo.

—Gracias. —Fue lo único que pudo decir. —Nadie había hecho algo así por mí. —Dijo con sinceridad sintiendo como Yunho le acariciaba la cabeza.

—Me conmovió tu sueño de querer ver un elefante. Solo quería cumplírtelo.

—No debiste… tomarte tantas molestias.

Yunho levanto con su índice el rostro de Jaejoong el cual había bajado. —No me importa. Por ti no me importa hacer esto.   

El pelinegro enrojeció por el comentario y se aparto, decidiendo que lo mejor era enfocar su atención en los elefantes antes de que Yunho le siguiera… ¿Coqueteando? Todo esto era muy extraño. Jamás había salido con alguien a una cita. Jamás alguien había estado tan interesado en él.

Y jamás alguien había derretido su corazón de esa forma.

Observando a los elefantes quienes tomaban duchas con sus trompas, ambos se quedaron ahí unas cuantas horas hasta que el momento de partir llegó. Jaejoong fue el primero en levantarse del suelo y cuando Yunho lo hizo, ni corto ni perezoso, tomo su mano, como si la primera vez no le hubiera disgustado.

A Yunho le pareció raro. —Creí que podías caminar sin perderte. —Se burló.

Sin responder, Jaejoong hizo una mueca y salieron juntos del zoológico. Tomaron de nuevo el bus hacia la periferia y se bajaron unas cuantas cuadras antes de la parada para que nadie los pudiera ver. Luego caminaron unos pocos metros más y se detuvieron justo detrás de un edificio.

—Toma. —Yunho le dijo al darle el monto de dinero necesario para que pudiera dormir en la residencia. —Así no tendrás pleitos con tu jefe.

—Gracias. —Dijo Jaejoong. —Cuando pueda, te devolveré el dinero. No solo este, sino también el de la salida.

—No importa Jaejoong, te estoy invitando, no tienes porque pagarme.

—Pero lo quiero hacer.

Jaejoong paso sus brazos por sobre los hombros de Yunho y lo abrazó por enésima vez ese día. —Para la próxima no es necesario que hagas esto. No te esfuerces tanto. —Le dijo, dándole unas palmaditas amistosas en la espalda mientras apartaba su rostro unos centímetros para estar frente a frente al rostro de Yunho.

Un silencio prolongado vino después. Ambos se quedaron mirándose a los rostros como si el tiempo se hubiera detenido y ellos fueran los únicos de pie en la calle. Aunque el momento era ideal, Yunho no pudo evitar sentir una pesadez en su corazón al examinar la mirada acongojada de Jaejoong. —¿Sigues triste por lo de la otra noche? —Se aventuró a preguntar, debatiéndose si valdría la pena arruinar el momento así.

Jaejoong desvió su rostro por la pregunta, no queriendo responder. Indudablemente se sentía mejor, pero aun había rastros de tristeza en su interior, por lo que estaba seguro que no sonaría convincente si decía que estaba del todo bien.

Porque no lo estaba.

Al ver la falta de respuesta de Jaejoong, Yunho suspiró quedadamente, pensando que aunque se hubiera esforzado, no había conseguido levantar el ánimo de Jaejoong. —Jaejoong hay algo que quiero preguntarte. —Expresó sonando un poco más serio. Había algo que quería averiguar y como el chico ahora estaba más abierto con él, tal vez podría ser el momento perfecto para hacerlo. —Esa noche dijiste algo acerca de que alguien te había roto el corazón…

Al escuchar eso, Jaejoong supo de inmediato a lo que Yunho se quería referir.

—¿Puedo saber quien fue?

Jaejoong no sabía que responder. ¿Estaría bien decirle a Yunho sobre los sentimientos que tenia por su jefe? No, mejor no. Eso seguro lo heriría. ¿Pero entonces que podía decir? —No lo quise decir literalmente. Hablaba de cómo la vida me hace sentir a veces…

Ok, eso no fue muy convincente. —¿Estás seguro?

—Sí. —Jaejoong sonrió a medias. —No te preocupes, no es por nadie.

Yunho se mordió los labios. No sabía pero había algo que le decía que esas palabras no eran del todo ciertas, que Jaejoong no le estaba diciendo la verdad. Odiaba sentirlo pero los celos estaban empezando a golpearlo fuerte. Muy fuerte. —Ok, es mejor que vayas a descansar, pronto anochecerá. Nos vemos mañana… —Se despidió sin ganas y cuando se quiso girar para marcharse, Jaejoong se negó a soltarlo como si aun no estuviera preparado para dejarlo ir.  

Yunho se sintió confundido. —¿Qué pasa?

—Yo… quiero darte un beso. —Declaró. Ni sabia porque lo decía, solo sabía que lo necesitaba.

—¿Por qué? Creí que no querías que hiciéramos algo que no fuera de amigos. —Yunho le susurró cerca, ahora un poco más aliviado.

—Lo sé… solo que… eres tan lindo conmigo. Me siento mal al ver que te pones triste por mis desplantes.

—¿Quieres besarme como un premio de consolación?

Jaejoong se acerco un poco más. —Quiero agradecerte… por lo de hoy. —Eso era cierto pero él no solo lo hacía por Yunho, lo hacía porque quizás la calidez de un beso podría sanarle finalmente ese maltrecho corazón. Había besado a su jefe, este lo había rechazado, ahora quería sentir como era besar cuando sé era correspondido.

—Bien acepto este medio de pago.

Sonriendo, Yunho ladeo su cabeza, cerro sus ojos y esperó a que el otro tomara la iniciativa. En seguida, los labios acolchados color durazno de Jaejoong se posaron sobre los suyos, en un beso firme pero poco audaz. Cuando se separó, Yunho fue el que le deposito un beso y Jaejoong hizo lo mismo después, dándole pequeños besos poco profundos como si tuviera miedo de besarlo de verdad.

De dejar ese estatus de coqueteo para pasar a la siguiente fase.

Separándose, Jaejoong le sonrió a Yunho una vez más y luego se alejo haciendo una seña de despedida con su mano.

No estuvo equivocado; aunque fue efímero, los labios de Yunho lograron devolverle las fuerzas necesarias para levantar su espíritu.  

Yunho vio a Jaejoong perderse entre la gente y entonces él retomo su propio camino, tocando sus labios, pensando que aunque hubiera tenido que aguantar hambre por días para poder llevar a Jaejoong al zoológico… bueno, quizás el esfuerzo había valido la pena. 




..





Desde aquel día las cosas cambiaron.

La manera de ver al jefe y a Yunho que Jaejoong tenía cambió para siempre.

Conforme pasaban los días, el sentimiento que Jaejoong tenía por su jefe iba transformándose de adoración a repulsión. Ahora Jaejoong notaba lo molesto que el sujeto podía ser. Notaba como nunca cerraba la boca al comer o como sus pies estaban llenos de callos. Cosas que antes pasaba por alto; como sus chistes flojos, su falta de modales o sus llegadas borracho; ahora las aborrecía enormemente. Ahora entendía porque a la mayoría de chicos no les caía bien el jefe: El hombre era una persona insufrible.

Claro estaba que seguía trabajando para él, sin embargo ya no era por gusto. Era una necesidad que tenía que cumplir para poder sobrevivir. Si la otra opción era estar en la calle, bueno, estar con su jefe parecía ser más tolerable.

Pero solo un poco.

Al parecer Jaejoong al fin había abierto los ojos.

Por otro lado, su relación con Yunho iba avanzando cada día más y más. No sabía porque no se había dado cuenta antes, pero Yunho era tan… especial.  Día a día Jaejoong aprendía a amar su sonrisa chueca, su extraño acento de Gwanju y sus ojos pequeños, y no lo podía evitar. Ahora no se perdía ninguna noche para irlo a ver y contaba con desesperación las horas para poder de nuevo estar junto a él. Era gracioso, antes hacia cualquier cosa para evitarlo y ahora ya no podía estar sin él. A pesar de besarse en la cita, su relación continuaba siendo de pura “amistad”, sin embargo, Jaejoong ahora podía siquiera imaginar tener algo más.

De verdad se estaba comenzando a enamorar de una manera muy intensa.

—Jaejoong, ¿Qué tanto ves?

Junsu le preguntó a su amigo al verlo en la cena, leyendo y releyendo un pedazo de papel. Ni siquiera había probado bocado a su comida, parecía que lo que tuviera en las manos era más importante que cualquier otra cosa.

Jaejoong no le prestó atención y en su lugar siguió leyendo aquella carta que había recibido de Yunho, la cual le describía que había hecho en estos días debido a que por sus obligaciones, no se habían podido ver. Jaejoong se echo a reír al llegar al final de la carta: había un mal dibujo de un oso y un elefante sentados uno junto al otro. Era algo meloso, Jaejoong debía admitirlo, pero el sentimiento que eso le transmitía era tan agradable que no le importaba tener que leer esas cursilerías.

—¡Oye! ¡¡¿Qué estás leyendo?!!! —Esta vez fue Yoochun el que lo interrumpió, gritando como si le quisiera romper los tímpanos.

Jaejoong hizo una mueca, guardando la carta. —Es algo privado.

—¿Es una carta de Yunho? —Junsu sonrió.

El pelinegro guardo silencio.

—¡Es de Yunho! —Ambos, Yoochun y Junsu gritaron al unisonó. Ante eso, Jaejoong escondió la cabeza, no queriendo que sus amigos vieran lo rojo que se estaba poniendo. —¿Qué, ya averiguaste lo que el jefe te pidió? Porque ya ha pasado demasiado tiempo desde que te volviste su amigo. —Yoochun le preguntó curioso.

—Sí y para su información, no hay nada. Ellos son inofensivos. —Jaejoong respondió, llevándose una cucharada de sopa a la boca. —No sé porque el jefe insiste en querer averiguar algo si realmente no hay nada.

—Pero eso no te molesta ya ¿O sí? En realidad pareciera que te gusta estar con ese chico. Dime, ¿tienen algo?

—Solo somos amigos.

—Si claro, a otro perro con ese hueso. Realmente te he notado extraño las últimas semanas, ahora eres tu el que no le quita un ojo de encima cuando lo ves trabajando en la otra acera.

Jaejoong abrió los ojos. ¿De verdad era tan obvio? —Bueno, quizás nos hemos vuelto muy cercanos, pero eso no quiere decir…

—¿Y el jefe? —Junsu de repente interrumpió.

—¿Qué pasa con él? —Jaejoong le preguntó algo irritado al escuchar el nombre. 

Junsu hizo un mohín como si le quisiera decir a Jaejoong que él sabía a lo que se refería y abruptamente, como si lo hubieran llamado, el mencionado entro en el comedor, luciendo tan feliz y enérgico como siempre. A Jaejoong le dieron ganas de vomitar.
Desde aquella noche, ninguno de los dos había hablado sobre el incidente en la habitación de este. Jaejoong no quería traer el tema a colación y el jefe… bueno, esa noche estaba tan borracho que probablemente ni se acordaba de lo que había sucedido.

—Hoy hubo mucho movimiento en la calle así que espero que hayan obtenido buen billete. —El hombre dijo con un anhelo brillando en sus ojos. —Recogeré el pago de hoy.

Sin formalismos, el jefe pasó por cada uno de los chicos como de costumbre. Junsu y Yoochun no tuvieron problema en darle el dinero, pero cuando este llego a donde Jaejoong, pudo notar algo raro, algo que no estaba bien. —¿Qué pasa Joongie? —Le preguntó sonriente mientras le tomaba la barbilla para que lo viera.

Jaejoong se alejó del toque. —¿Qué pasa de qué?

—¿Por qué tan tosco?

El menor se mordió los labios. —Por nada. —Saco el fajo de billetes de su bolsillo. —Tome.

El jefe conto los billetes. Una mueca de disgusto se le forma en la cara. —Esto es poco comparado a lo que tú puedes recaudar, ¿Acaso te has vuelto perezoso?

—No, pero debido a que yo no disfruto nada de ese dinero, qué más da. —rezongó. Sus demás compañeros guardaron silencio; Junsu y Yoochun se miraron confundidos. Jaejoong nunca le había hablado así al jefe. Nunca se había atrevido a cuestionar algo.

—¿Qué dices Joongie? —El jefe le preguntó para cerciorarse de que había escuchado bien.

—La verdad.

Sí, era cierto, ellos eran los que se mataban todos los días para conseguir el dinero y el jefe era el que resultaba disfrutando de esas ganancias. No era para nada justo ¿Por qué tenían que sostenerlo a él?

—No sé de lo que estás hablando. Esta sopa que estas comiendo ahora es debido a tu trabajo.

—¿Este poco de agua? Apuesto a que puedo comer algo mejor con lo que obtengo.

—Jaejoong. —Yoochun decidió intervenir antes de que su Hyung se metiera en problemas. —No pasa nada jefe, hoy tuvimos un día agotador. —Trato de excusarlo, intentando con eso minimizar la discusión.

El jefe asintió por las palabras y luego poso su mano en la cabeza de Jaejoong. —Has cambiado Joongie, Recuerda que a mí no me gustan los chicos groseros.

—Ni a mí los aprovechados.

—¿Qué quieres decir con eso, eh?

Jaejoong dejo escapar un suspiro, cansado. —Nada. —Luego se levantó de la mesa y dejo el plato en la cocina. —Hasta mañana, voy a irme a dormir. —Anunció, dejando a todos muy consternados. Usualmente Jaejoong era el obediente y el lamebotas del jefe ¿Qué le estaba sucediendo?

—Hasta mañana, y espero que cambies esa actitud muchachito.

El jefe le dijo y Jaejoong solo rodo los ojos, saliendo del comedor.

Un tanto inquieto, el jefe se sentó en la cabecera de la mesa mientras algún otro chico le servía su estofado de carne. Sentía que no debía angustiarse mucho por el comportamiento de Jaejoong, al fin al cabo él estaba entrando en la adolescencia y era completamente normal que se comportara rebelde. Sin embargo algo dentro del jefe, le decía que si debía preocuparse. Esta era la primera vez que el pelinegro se le enfrentaba así. ¿Acaso se estaba dando cuenta de su engaño? Si ese era el caso, Jisung tenía que tomar cartas en el asunto tan pronto fuera posible. No le convenía, no le convenía que su niño estrella dejara de trabajar para él. ¿De dónde sacaría sus lujos y el dinero para divertirse? Él no iba a trabajar, un hombre de su “calibre” no estaba hecho para rebajarse al nivel de esos pordioseros.

Tenía que hacer algo, tenía que hacer que Jaejoong volviera a confiar ciegamente, y ya que el chiquillo estaba ilusamente enamorado de él… ya conocía la forma perfecta para retenerlo.




..





—¡Yunjae, mira, aquí!

Yunho le hacía muecas al perrito mientras lo sostenía con sus dos manos a la altura de su cara. Jaejoong, quien estaba sentado justo a su lado en el sofá en el altillo de sus reuniones, solo se reía por lo gracioso que ambos se veían. Yunho se giró al escuchar su encantadora risa. Él no podía estar más feliz.

Durante esos últimos días, las cosas con Jaejoong para Yunho habían cambiado. Ya no parecía esquivarlo, ya no parecía estar incomodo o harto de su presencia; ahora realmente parecía disfrutar de su compañía y de su amistad. Era como si cualquier cosa que hubiera estado entre los dos se hubiera esfumado de un día para otro. ¿Tendría que ver con…? Bueno, eso no lo tenía claro pero quizá lo que le había dicho Jaejoong aquella noche en su habitación habría tenido algo que ver. “Me rompieron el corazón”, eso había dicho, aunque también aseguro que no se trataba de una persona ¿Eso si era verdad? Ya no lo quería ni averiguar. Estaba tan cómodo con Jaejoong que no quería que nada destruyera esa felicidad.

—¿Está un poco escuálido, no lo crees? —Yunho le dijo a Jaejoong al poner a Yunjae sobre su regazo.

—¿Escuálido? —Jaejoong preguntó, analizando a Yunjae. —No es culpa mía. Siempre le doy las sobras de mi comida. El problema es que siempre es muy poco…

—¿Muy poco? Entonces tendré que comprarle comida extra para engordarlo. Ya sabes, como buen Appa que soy.

Jaejoong hizo una mueca. —¿Appa?

—Sí, yo soy el Appa de Yunjae.

—¿Y eso que me hace a mí? ¿La Omma o qué?

—Si quieres…

Jaejoong negó con su cabeza. —¡Yo no soy la omma! Soy el que está más pendiente de él, por lo tanto yo soy su appa.

—Usualmente las ommas son las que cuidan más de los hijos.

—¡Pero yo no soy una mujer! —El pelinegro hizo un puchero y Yunho no pudo resistirse pincharle la mejilla.

—Está bien, si lo dices así, entonces ambos seremos los appa de Yunjae.

—Eso me gusta más. —Jaejoong tomo al perro del regazo de Yunho y se lo puso en el suyo. Luego recostó su cabeza en donde había estado antes el animalito. —Al menos Yunjae tiene la suerte de tener padres. A mí ni mi madre me quiso…

Yunho se acomodo un poco mejor, acariciando tanto la cabeza de Yunjae como la de Jaejoong. —Bueno, mi padre tampoco era el padre del año, nos dejo a mí y a mi madre cuando yo nací. Según mama, era un completo idiota.

—¿Extrañas mucho a tu madre, Yunho? —Jaejoong le preguntó al ver el rostro melancólico de este.

—Todos los días. Seguro que mi vida sería muy diferente con ella a mi lado.

—Supongo, ella debió haber sido alguien muy especial entonces.

—Lo era, de hecho, ahora que lo pienso… —Con ambas manos, Yunho tomo el rostro de Jaejoong, delineando sus facciones. —Tú te pareces mucho a ella.

—¿Eh? —Jaejoong alzo las cejas.

—Ella también era de piel blanca, y sus ojos también tenían esta línea que sobresalía… —Yunho toco con sus dedos el final del parpado de Jaejoong. —Los labios son casi iguales, si no fueras un chico, diría que eres su perfecta fotocopia.

Jaejoong se mordió la boca, no sabiendo que decir por eso. ¿Acaso Yunho no se sentía incomodo estando atraído a él si se parecía tanto a su mama? —¿La has ido a visitar? Me refiero a su tumba. —Decidió cambiar de tema antes de que esto se pusiera más extraño.

—Solo una vez. Ella también era de Gongju, así que la enterraron en un cementerio de esta ciudad.

—¿Enserio?

Yunho asintió.

—Deberíamos visitarla entonces.

—Sí.

Ambos se quedaron callados mirando a Yunjae quien ahora jugaba con su cola. Esa noche hacia un frio tremendo y el fuego de la chimenea afortunadamente estaba lo suficientemente vivo para calentarlos. Cansado de estar en esa posición, Jaejoong se enderezó y recostó su espalda en el brazo de Yunho, dejando a Yunjae en el otro extremo del sofá. Luego tomo una cuchara que estaba en la mesa y sin saber porque, la situó frente a su cara. Su reflejo le hizo sentirse un tanto abatido.
A decir verdad, él nunca se fijaba en su apariencia física; eso para un huérfano ocupaba el último lugar en sus prioridades, pero ahora, no sabía porque le estaba comenzando a importar.  Su rostro no era feo pero si se veía maltratado. Definitivamente las penurias de la vida se reflejan en la cara de una persona.

Jaejoong sacudió su cabeza al darse cuenta que estaba pensando en una estupidez.

¿Acaso las palabras de desprecio de su jefe le continuaban pesando?

—Yunho…  —Jaejoong susurró después de un rato. —Me pregunto… ¿Qué fue lo que viste en mí? ¿Por qué te guste incluso antes de conocerme? —Es que no lo entendía, no entendía que una persona sintiera atracción hacia alguien tan insípido como él.

La pregunta tomo con la guardia baja a Yunho. Jaejoong lo sintió temblar antes de responder. —No sé, cuando llegue aquí a Gongju no esperaba nada. Sinceramente me sentí triste por tener que irme de Gwanju y un día, cuando salí a las calles con Changmin, te vi. Estabas con tus amigos… ehh…

—Junsu y Yoochun.

—Sí y estabas regañándolos por algo, no lo sé. Me llamaste mucho la atención en ese momento. Sentí una conexión especial, como si me hubiera reencontrado con alguien. Desde esa vez siempre iba a la misma calle para poder mirarte, deseando algún día tener el valor de dirigirte la palabra. Aun me es increíble que estés aquí a mi lado. 

—Uhm. —Jaejoong se lamio los labios. De verdad le sorprendía como había sido capaz de llamar la atención de Yunho así como así. Ahora se sentía un poco culpable de no sentir lo mismo por Yunho cuando lo vio por primera vez. Bueno, no se podía culpar, en ese entonces estaba muy enamorado de su jefe.

Menos mal ese capricho tonto ya se le había esfumado de la cabeza.

—¿No te agradaba al principio, cierto? —Yunho le preguntó de manera abrupta y Jaejoong se puso nervioso.  

—¡No es así! Es que… ¿Por qué lo dices?

—Sentía que no disfrutabas de mi compañía.

Bueno, eso era cierto pero no porque Yunho fuera una mala persona. —Fui un poco antipático creo. Lo siento.

Yunho se dio media vuelta y abrazó a Jaejoong por detrás. —No te disculpes, ya estas perdonado. ―Le dijo y le planto un pequeño beso en la oreja. Jaejoong se rió por la sensación, recostándose un poco más sobre el pecho de Yunho. De verdad le gustaba esa posición. Luego Yunho le tomo las manos y las acaricio con precaución, como si no estuviera seguro que hacer ahora. Jaejoong se mordió los labios, ese momento sin duda se estaba convirtiendo en algo más.

Era el momento justo, el momento ideal para aclarar su relación. Para dejarse de rodeos y concretar si querían o no ser algo más que amigos.

—¿Quieres que te sea sincero Jae?

Por lo que Yunho fue él que se arriesgó primero, susurrándole al oído: Odio ser tu amigo.

A Jaejoong se le detuvo la respiración. ¿Yunho se le iba a confesar… de nuevo?

—Y odio que no me puedas ver como algo más.

Jaejoong cerró sus ojos. Si era 100% honesto, él tampoco estaba conforme solo siendo su amigo. Ahora él también deseaba algo más, solo que el único problema, era el hecho de que amar lo asustaba. No quería volver a salir herido como cuando se ilusiono con su jefe.    

—Y odio que quizás si hubieras sentido eso por alguien más.

“Ya te dije que no es así” Quiso corregir pero algo le impidió que esas palabras salieran de su boca. Él no quería seguir mintiéndole a Yunho, quería ser lo más sincero posible. ¿Sería hora de decirle la verdad? —Yunho yo… —Jaejoong se volteo por completo y ubicó ambas manos en los hombros de este. Estaba preparado, esta era la oportunidad para decirle. Sin embargo…

Jaejoong se quedo callado cuando sintió la respiración de Yunho chocar contra sus labios. Lo estaba desconcentrando, Yunho lo estaba desconcentrando, si seguía así…

—Yunho… —Jaejoong se lamio el labio, olvidándose por completo de lo que iba a hacer antes de que Yunho lo mirara así.

—¿Estás jugando conmigo? —El otro interrogó.

Jae negó con su cabeza. —Sé que te dije que no quería nada más que tu amistad, pero yo…

—¿Pero tú…?

—No me hagas decirlo. —Hizo un puchero.

—¿Decir qué? ¿Qué quieres que nos besemos?

Jaejoong se mordió la lengua. —Yunho, si te soy honesto no me pareces físicamente lindo…

Yunho contrajo la cara por lo inesperado del comentario. ¿Qué se supone que era eso? ¿Un insulto o un halago o…?

—Pero no sé porque quiero que me beses y que me abraces, y que me digas cosas que me hagan sonrojar. —Confesó avergonzado. —Creo que me gustas, creo que me gustas más de lo que yo quiero admitir.

El cuerpo de Yunho se emocionó al escuchar tales palabras. ¿Estaba soñando acaso? No, esta era la realidad, Jaejoong se le estaba confesando y no podía creer que había sucedido más rápido de lo que imaginó. Diablos, no podía creer que estaba pasando. —Uhm Jae… —Gimió. Sus brazos se enroscaron por detrás de la espalda de Jaejoong mientras lo ceñía contra él. —Tú sabes lo mucho que me gustas. No puedo creer que me hayas dado tu aprobación. Me gustas mucho… —Yunho se acerco. —Muchísimo.

Desapareciendo la poca distancia entre sus bocas, Yunho beso intensamente a Jaejoong a la par que sus brazos lo apretaron con fuerza. Jaejoong jadeo por la acción y también abrazo por detrás de la cabeza a Yunho, respondiéndole con la misma intensidad. El beso fue tomando rumbo cuando dejaron el inocente “labio contra labio” y se arriesgaron a abrir un poco mas sus bocas, chupándose los labios con apuro pero sin brusquedad.

Jaejoong saboreó con parsimonia la boca Yunho. El sabor que tenía este era diferente al de su jefe. No era desagradable, no se sentía pesado, de hecho, Jaejoong reconoció algo que compartían también sus labios: Era el sabor de la inocencia.

Algo que por supuesto no había sentido en su jefe.

Sus lenguas inesperadamente se tocaron, y Jaejoong se apartó de inmediato al recordar como su jefe se había burlado de su forma de besar.

—No, no me beses así. Es que… no se besar.

Yunho se rió con dulzura. —Te diría una mentira si te digo que yo sé pero no es así, y ¿Sabes? No me importa, con solo ver tus labios, no me importa como beses…

Jaejoong lamio sus labios, rojo de vergüenza. ―¿No te burlaras de mi?

―No.

Diciendo esto, Yunho acerco su boca y saco tímidamente su lengua invitando a que Jaejoong la tocara con la suya. Más relajado, Jaejoong también saco su lengua y toco con su punta la punta de la lengua de Yunho. Se miraron a los ojos, sonrieron y continuaron acariciando sus lenguas por fuera de sus bocas unas cuantas veces más, hasta que se volvieron a unir y se adentraron en un beso abierto. Este era baboso y caliente, muy diferente al de la anteriores veces. Este era su primer beso real, su primer beso como novios que ahora eran. 

Un beso de verdad.

—¡Guau! ¡Guau!

Yunjae de repente ladró haciendo que ambos se separaran. Un hilo de saliva quedo conectando sus bocas.

—¿Qué pasa Yunjae?

El perrito caminó hasta ellos y se acostó justo en la mitad, al parecer el también quería recibir algo de su cariño. Dejándolo en esa posición, Jaejoong se acomodo mejor y siguió besando a Yunho de manera calmada hasta que se le agoto la respiración y tuvo que dejar de hacerlo. Recostó entonces su cabeza en la parte entre el cuello y el hombro de Yunho. Ahora sobraban las palabras, no necesitaban decir lo que eran, ya con sus besos había quedado lo suficientemente claro.

Con el fuego de la chimenea calentando sus cuerpos, Jaejoong cerró sus ojos, descansando contra el moreno, pensando que Yunho, su perrito y él verdaderamente lucían como una verdadera familia.



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