Capítulo VII: ¿Sera
que la persona de la cual Jaejoong había estado enamorado (esa que le rompió el
corazón) se trataba de ese hombre?
“Espérame mañana a las ocho debajo del
árbol que está en la intersección de la calle 4, vístete con la mejor ropa que
tengas.
Te tengo una sorpresa.
Att, Jae”
Era curioso, era la misma nota que
Yunho le había dejado unas semanas atrás cuando invito a Jaejoong al zoológico.
Ahora era Jaejoong quien lo invitaba. ¿Qué clase de sorpresa podría ser?
Obedeciendo las indicaciones al pie de
la letra, Yunho se encontró con Jaejoong debajo del árbol y luego este le tapo
los ojos con una venda, subiéndolo con mucho cuidado a un autobús. Transcurrió más
o menos una hora desde su partida y cuando llegaron a su destino, Jaejoong lo
ayudo a bajarse, quitándole la venda.
Al poder ver por fin el lugar en donde
estaban, Yunho no pudo comprender porque Jaejoong lo había llevado allí. —Es el
cementerio donde enterraron a mi madre. —Dijo serio. Un nudo formándose en su
garganta.
—Sí. —Jaejoong suspiró a su lado. —Dijimos
que íbamos a visitarla y aquí estamos. Vamos. —Tomando su mano, Jaejoong empezó
a caminar por los pasillos del cementerio mientras que Yunho lo seguía, arrastrando
sus pies con pesadez. Si era honesto, la idea de venir a ver a su madre no le
entusiasmaba mucho. Temía que se pusiera a llorar como un loco y que eso
entristeciera a Jaejoong. Sabía que en una conversación pasada habían acordado visitar
su tumba, pero ya estando ahí, las emociones de tristeza al perderla volvieron
como si nunca se hubieran ido.
—Aquí estamos. —Jaejoong anunció cuando
atravesaron docenas de tumbas y llegaron a la que era, una modesta tumba
compuesta por una lapida de piedra, en la cual estaba entallado el nombre de la
persona que ahí residía: Jung Seojin.
De inmediato, Yunho se arrodillo frente
a la lapida y repaso con sus dedos el relieve del nombre. Todos aquellos
pensamientos tristes y negativos lo envolvieron de nuevo. ―No debiste…
―Sé que es difícil Yunho pero alguien
tan especial como tu madre se merece que la visiten al menos una vez. ―Jaejoong
se arrodillo a su lado, sabiendo que para Yunho no era fácil estar en ese
lugar. ―Aunque ella ya no esté aquí, su recuerdo aún vive, aun la puedes
mantener en este mundo. Y la puedes visitar también… algo que yo nunca tendré
el privilegio de hacer.
―Lo sé, lo siento.
―No debes porque disculparte de nada.
―El pelinegro sonrió. ―Es más, he traído algo. ―De la nada, Jaejoong saco de su
maletín un ramo de claveles que había comprado para la ocasión. ―Es un regalo mío
para ella. ―Explicó.
Al ver el hermoso ramillete, Yunho
abrió sus ojos completamente sorprendido. ―¿Cómo supiste que los claveles eran
su flor favorita?
―¿Eh? No lo supe, solo las compre
porque son mis flores favoritas.
―Oh, entonces tienen más en común de lo
que yo creía.
Recibiendo las flores, Yunho las
acomodo muy cuidadosamente al pie de la lapida, tratando que quedaran lo mas estéticamente
bien posible. Luego, se sentó en cruz sobre el pasto, sintiéndose ahora más
calmado y con ganas de decirle a su madre como estaba marchando su vida.
Jaejoong imitó sus movimientos y guardo silencio cuando vio a Yunho mirar muy atentamente
la tumba frente a ellos. Quizás Yunho estaba teniendo un momento a solas con el
alma de su madre y él debía respetar eso.
Sin embargo no paso mucho para que se
hartara del silencio y se atreviera a preguntarle que tanto hablaba con su
madre.
“Le contaba sobre alguien muy especial que entro en mi vida”,
le respondió a lo que Jaejoong hizo una
mueca y golpeó con su puño su brazo de manera juguetona.
Transcurridos unos 10 o 15 minutos
quizás, Yunho se arrodilló frente a Jaejoong y desabrocho detrás de su nuca una
cadena de oro con un colgante en forma de mariposa que siempre llevaba con él.
―Toma, te lo regalo. ―Le dijo mientras se la colocaba.
Jaejoong lució confundido. ―¿Eh? ¿Por
qué me lo regalas?
―Era de mi madre. La empecé a usar
después de su muerte y hoy te lo quiero dar a ti.
―No. ―Jaejoong negó con fuerza. ―No
puedo aceptar eso.
―Por favor, su alma me dijo que te lo
diera.
―Yunho esto era de ella, lo justo es
que tú lo tengas. ¿Por qué me lo das a mí?
―Porque eres especial para mí, y quiero
que tengas algo mío.
Ante eso, Jaejoong se mordió la boca,
no pudiendo objetar nada contra ese argumento. ―Lo cuidare entonces, ―Cerro su
puño alrededor del dije. ―Lo prometo.
Yunho sonrió al ver a Jaejoong aceptar
su regalo y sin esperar se acerco a él y lo envolvió en un amoroso abrazo.
―Jaejoong-ah, gracias por esto. ―Le musitó al oído y en seguida, su boca se fue
trasladando discretamente de la oreja hasta la boca de Jaejoong. Le planto un
beso firme y luego sus bocas se abrieron en un beso profundo de esos de los que
ya se les estaba volviendo costumbre. Jaejoong gimió cuando Yunho fue un poco
más fuerte; y le entregó esa misma energía chupando con igual intensidad sus
labios. Sus lenguas se encontraron una que otra vez, enroscándose dentro de su
boca y luego alejándose para seguir con su unión de labios.
Ese beso hubiera seguido un poco más de
no ser porque Jaejoong se alejó, pensando que besarse de esa manera, justo
encima de la tumba de la madre de Yunho, no era para nada apropiado.
―Creo que es hora de irnos. ―Dijo
mientras restregaba la manga de su camisa sobre su boca que había quedado con
saliva. ―Unas calles adelante vi un puesto de hoddeok. Aun te debo una invitación
por lo del zoológico.
Yunho chasqueo con su boca. ―Ya te dije
que eso no me lo tienes que pagar.
―No importa, lo quiero hacer. ―Tomando
su mano, Jaejoong ayudo a Yunho a levantarse del suelo y luego caminó con él
hacia la salida, dejando atrás los claveles que adornaban el modesto altar de
la mujer.
..
Yoochun percibió que algo muy extraño
estaba pasando.
En todo el día no vio a su hyung ni por
accidente, y ya en la noche cuando se alistaban en los lavabos para irse a la
cama, Jaejoong apareció de lo más campante, lavándose con tranquilidad los
dientes como si no tuviera nada de que excusarse. Se veía de lo más feliz y
Yoochun no podía entender la fuente de esa felicidad.
―¿Y se puede saber dónde estuviste hoy Hyung?
―Le preguntó al situarse a su lado y hacer como si se estuviera lavando las
manos. Quería saber lo que pasaba pero tampoco iba a ser tan obvio.
Jaejoong lo miró con el rabillo del ojo
y luego escupió el agua jabonosa que tenía en su boca. ―Estaba haciendo cosas.
No te preocupes, no es nada malo.
―¿Solo o acompañado?
―¿Eh?
―¿Estabas con ese Yunho, cierto?
Jaejoong suspiró. ―Sí, estaba con él.
La expresión de Yoochun fue de todo
menos grata. Jaejoong se dio cuenta de inmediato. ―¿Acaso hay algo malo que
haya estado con él? ¿Eso era lo que quería el jefe, no?
―Pero ya te estás pasando de la línea.
Algo me dice que ya no lo haces por el jefe.
El pelinegro bebió un poco de agua y
dejo en su lugar su cepillo de diente, volteando luego hacia Yoochun quien traía
una mirada de reproche bastante notoria. Tendría que decirle la verdad, ya no
lo quería ocultar y si su dongsaeng sospechaba algo, ya no tenía sentido que lo
hiciera. No con él. ―Es cierto Yoochun. Yunho y yo estamos juntos porque ambos
queremos. Y ya no tiene que ver el jefe en esto.
Yoochun se mordió el interior de sus
mejillas ante esa confesión. Todo este asunto no le daba buena espina. ―No
puedes estar con él de esa manera, si el jefe se llega a enterar…
―No lo hará. Él cree que estoy con
Yunho por su plan y así se lo voy a hacer creer.
―¿Y él lo sabe? ¿Ese chico Yunho sabe
que te acercaste a él solo porque te lo pidió nuestro jefe?
―No… ―Jaejoong bajo su rostro. ―Pero él
tampoco se tiene que enterar.
―¿Enterar
de que?
De repente el jefe apareció a sus
espaldas, mirándolos con una desconfianza impropia de él. Yoochun trago saliva y
Jaejoong intentó mantener la tranquilidad. No se podía dar el lujo de lucir
nervioso. ―Buenas noches jefe. ―Le saludó de manera fría.
―¿Quién no se puede enterar de que?
Yoochun miró a Jaejoong esperando que él
respondiera y Jaejoong solo suspiró, diciendo pasivamente: ―Junsu. Yoochun se comió
un pan que Junsu había guardado y él no se tiene porque enterar que fue Yoochun
el que se lo comió.
El jefe no respondió, en su lugar cruzo
los brazos mientras los examinaba con la mirada. Yoochun creyó que la excusa
que había dado su hyung no había servido de nada, hasta que el jefe se dio
media vuelta, dispuesto a irse. ―Terminen de alistarte y vayan a la cama,
excepto tu Jaejoong… quiero que vayas a mi habitación en unos minutos.
Jaejoong se mordió los labios. ―Como
diga.
Dicho esto, el jefe abandono los baños,
pensando que quizá esos mocosos creían que al ser más jóvenes que él podrían engañarlo
con facilidad, sin embargo, estaban muy equivocados, porque no por nada él era
el jefe. Era más fuerte, más experimentado, más astuto; y por supuesto no se
iba a dejar engatusar tan fácil de esos huérfanos inmundos.
..
En la planta baja del edificio del
bando de Yunho, los chicos se sentaron uno a uno en círculo, esperando que
todos tomaran lugar. Esa noche se había convocado a una reunión de la pandilla por
lo cual era necesario que todos estuvieran presentes. Yunho se sentó en uno de
los espacios vacios y al lado se ubicó Changmin, tomando después la mano de
Yunho como si previera que lo que iban a hablar no era nada bueno.
Luego de unos cuantos minutos de
espera, uno de los chicos llamado Leeteuk tomo la palabra. ―Creo que hablo por
todos al decir que ya no podemos tolerar esta situación ¿Cierto?
―¿A qué te refieres? ―Yunho levantó la
voz sintiéndose perdido. Ellos no acostumbraban a hacer ese tipo de reuniones.
¿Qué podría ser lo que con tanta urgencia debían discutir?
―Se trata del otro bando.
―¿Qué pasa con ellos?
―Que los malparidos no nos están
dejando trabajar. ―Interrumpió Shindong, un chico chato y acuerpado. ―Nos
amenazan, nos quitan clientes, y hasta nos han robado mercancía.
―¡Si
es cierto! ¡Es así! ¡Yo los he visto!
Los demás chicos empezaron a gritar.
Yunho solo pudo rodar los ojos ¿Otra vez ese tema? ―¿Qué sugieren que hagamos
entonces?
―Que los saquemos. Debemos tomar el
control de esta zona. ―Afirmó Leeteuk.
Oh no, definitivamente sus amigos no
estaban cayendo en cuenta de lo que estaban diciendo. Para empezar, los del
otro bando habían llegado primero, así que técnicamente era su territorio. En
segundo lugar, ellos no estaban solos, tenían al jefe y Yunho estaba seguro que
ese hombre por mas socarrón y estúpido que pareciera en el exterior, era
alguien de quien debían cuidarse. Además, su Jaejoong estaba metido en este
embrollo y si de verdad los de su pandilla querían hacerles daño… Dios, no iba
a permitir que eso sucediera.
―Creo que están exagerando, ¿Enserio no
podemos tratar de convivir en paz?
―¿Qué dices Yunho? ―Leeteuk hizo una
mueca como si hubiera escuchado la cosa más indignante del mundo. ―¿Ahora estas
con ellos?
―No, solo que no quiero problemas innecesarios.
―No es un problema innecesario, si nos
quedamos sin hacer nada nos tendremos que ir. O nos moriremos de hambre, tú
eliges.
Ante eso todos los chicos empezaron a
cuchichear consternados acerca de que en efecto si debían hacer algo si no
querían quedarse (literalmente) en la calle. Durante las semanas pasadas, la
lucha por el control de las calles se había
vuelto cada vez más problemática y si seguían actuando pasivamente, los de
la otra pandilla los desterrarían. Por lo tanto este era un asunto de actuar o
no actuar, no había lugar para intermedios. No podían ser débiles, mucho menos
compasivos.
Aun así Yunho no estaba dispuesto a
iniciar una confrontación. ―Si los enfrentamos no crean que ellos no van a dar
pelea. Son controlados por un jefe ¿Lo recuerdan? Puede ser más peligroso de lo
que creemos.
―Pff no le tenemos miedo, nos hemos
enfrentado a cosas peores. Pero al parecer a ti si te da miedo Yunho, ¿Qué
pasa? ¿Te intimida? ¿Le tienes temor?
Yunho le devolvió la mirada. ―No, ¿Por
qué lo dices?
―Porque parece. ―Leeteuk sonrió. ―Ese
hombre no es más que pura palabrería. Él y su perrito faldero, ¿Cómo se llama?
Ah, sí, ese chico Jaejoong…
―No te metas con Jaejoong, él no le
interesa todo este asunto de los bandos. ―Yunho siseó amenazadoramente.
Changmin se dio cuenta del enojo de su Hyung cuando vio aquella mirada
retadora.
―¿Y cómo es que sabes eso? ¿Eres su
amigo?
―Sí, ¿Algún problema?
―No deberías.
―¿Me lo vas a impedir?
Leeteuk se quedo callado cuando vio que
Yunho se estaba poniendo tan anormalmente a la defensiva. Era raro, Yunho no
era de los que les gustaba buscar bronca. No tenía sentido ponerse a pelear
entre ellos por lo cual Leeteuk solo suspiró, diciendo con cautela: ―Solo te
diré que no hay que confiar en ninguno de esos chicos y menos en ese muchachito
Jaejoong. Con esa carita que tiene, puede ser un lobo disfrazado de oveja.
―Basta, no voy a seguir discutiendo
esto. ―De improviso, Yunho se levanto del piso. ―Vámonos Changmin, es hora de
irse a dormir. ―Tomando la mano del pequeño, Yunho subió por las escaleras
hacia su habitación. Realmente no iba a escuchar más estupideces y si quería
evitar una pelea con su propio bando, lo más sano era irse de allí.
Entrando en la habitación, Yunho se dejo
caer sobre su cama, golpeando luego su almohada como método para liberar su ira.
Ok, tal vez estaba exagerando pero es que no podía soportar que se atrevieran a
dudar de Jaejoong. Mucho menos podía soportar que le mencionaran al
desagradable de su jefe.
―Hyung
si sigues arrugando la cara se te va arrugar. ―Changmin se sentó a su lado,
luciendo algo triste. ―¿Es enserio que van a armar bronca con la otra pandilla?
El mayor suspiró fuerte, apoyándose con
sus codos sobre la cama para que su rostro quedara a la altura de la cara de
Changmin. ―No lo sé pequeño, pero lo más seguro es que si. Esta situación es
una bomba de tiempo, tarde o temprano explotara.
―Uhm. Me gusta este lugar, aunque los de
la otra pandilla me fastidien, no me quiero ir de aquí.
―Pues temo que eso es lo que tendremos
que hacer.
Levantándose de la cama, Yunho fue
hasta la ventana y miro hacia el cielo como si estuviera esperando alguna
respuesta de que hacer. Ante eso, Changmin abrió su boca, no pudiendo aceptar
lo que su Hyung había acabado de decir. ―¿Cómo así? ¿Nos iremos?
―Es lo mejor, antes de que las cosas
empeoren. Tal vez volver a Gwanju sea nuestra única salida. Nos iremos tu, yo
y…
―¿Jaejoong?
Yunho lo miró. ―Sí.
Changmin se quedo callado unos
segundos, intentando asimilar la información. La idea de separarse de su bando
no era algo que le gustara, sin embargo si Yunho estaba con él, no había forma
de que algo saliera mal ¿Verdad? ―Hyung, ¿Estás seguro que él ira con nosotros?
―Si se lo pido, si.
―Pero lo que dicen los demás es cierto.
―¿Qué cosa?
―Que él es como el perrito faldero de
ese jefe que ellos tienen. No creo que se vaya a ir y dejar…
―Urg no me lo menciones. ―Yunho lo
interrumpió. ―No me gusta escuchar de ese hombre.
―¿Eh? ―Changmin se situó al lado de
Yunho, intentando captar la expresión del mayor quien esquivó su mirada. ―¿En
verdad te asusta?
―No, claro que no. ―Yunho lo negó
rotundamente. Su cara formando una marcada expresión de desagrado.
―¿Entonces…?
El mayor se mordió los labios, ni él sabía
porque ese sujeto le molestaba tanto si en realidad no le había hecho nada. Tal
vez simplemente pensaba que era un aprovechado por utilizar niños de la calle
para su beneficio… ¿O quizá se debía a los celos que le provocaba por la
relación tan aparentemente cercana que este tenía con Jaejoong? Bueno, probablemente
se debía a eso. ―No lo sé Changmin, hay algo en él que no me gusta. Yo sospecho
algo. ―Se explicó.
Eso dejo aun mas perdido a Changmin. ―¿Sospechas
algo de qué?
―Bueno, no lo sé… pero siento que… no,
no importa. ―De repente Yunho se quedo en silencio. Quizá lo mejor era dejar
ese tema si el mismo no sabía qué era lo que sospechaba. ―Vamos, alístate para
ir a la cama, mañana será otro día. Y
recuerda no le puedes decir a nadie sobre lo que tenemos pensado hacer ¿De
acuerdo?
El más joven asintió. ―De acuerdo.
―Bien.
A continuación, Yunho empezó a alistar su
cama viendo como Changmin lo imitaba y se metía después en la suya. Creyó que
el pequeño lo seguiría molestando con el tema de Jaejoong y su jefe, pero
contrario a eso, Changmin solo se enterró en sus cobijas, conciliando el sueño más
rápido de lo que normalmente le tomaba. Al estar ahora en completa
tranquilidad, Yunho se recostó y miró al techo, pensando incesantemente en
todo: En sus compañeros, en la lucha por el territorio, en su regreso a Gwanju…
y claro en Jaejoong y su jefe.
―¿Sera que…?... No, eso es estúpido.
¿Sera que la persona de la cual
Jaejoong había estado enamorado (esa que le rompió el corazón) se trataba de
ese hombre?
Con el corazón un tanto atormentado,
Yunho intentó conciliar el sueño. Sus parpados se volvieron pesados, aun así
dormirse fue difícil puesto que su mente no dejaba de marearlo con la misma intriga
una y otra vez.
Y una y otra vez.
..
―¿Qué necesita?
Cuando Jaejoong entro a la habitación
del jefe, este estaba sentado en su sillón fumándose un cigarro y con la mirada
clavada en la puerta, esperándolo. Con fastidio, Jaejoong cerró la puerta y
caminó unos pasos, deteniéndose al frente de él. No le importaba lo que el
hombre fuera a decirle, solo quería que fuera rápido para poder irse a dormir.
―¿Qué necesita? ―Repitió, pensando que
el jefe no lo había escuchado la primera vez.
―Quería saber porque te tomaste el
atrevimiento de no trabajar hoy. ―El jefe dijo sin ningún reparo, de la forma
más directa que encontró.
Jaejoong entro un segundo en pánico. ―¿Eh?
¿No trabajar? No sé de lo que habla jefe.
―Si lo sabes. Hoy vi a Junsu y Yoochun,
y a los demás chicos menos a ti. ¿Dónde estabas?
―Jefe yo estuve trabajando todo el día,
usted mismo recogió el dinero que conseguí hoy. Que no me haya visto no quiere decir que…
―No me mientas Jaejoong que yo sé
cuando ustedes me mienten. ―El jefe le interrumpió y arrojó su cigarrillo al
suelo. ―Se les nota en la cara y más a un mentirosillo como tú.
Jaejoong apretó sus labios ante eso, él
sabía lo sagaz que su jefe podía ser. ―Está bien jefe, no estaba trabajando.
Estaba con Yunho. Él quiso que lo acompañara al cementerio y yo no me podía
negar ¿Cierto? Solo estaba haciendo lo que tú me dijiste que hiciera. ―Dijo
como si recordarlo le causara tedio aunque no fuera así.
Ahora no había razones de que su jefe
no sospechara porque estaba diciendo la verdad ¿No era así?
―Yo no te dije que faltaras a tus
obligaciones por ir detrás de ese crio. Es más, estoy empezando a creer que es
mejor que acabemos con el plan.
Jaejoong abrió los ojos. ¿Qué? ―Pero señor, ¿Acaso no quería
averiguar sus intenciones?
―¿Y qué has averiguado en todo este
tiempo? Nada, no hay nada. Ya no tiene caso que sigas al lado de él. Además
creo que juntarte con los del bando contrario te está afectando Joongie. Has
estado muy desobediente estos días.
―Eso no… eso no es verdad.
―Yo me doy cuenta de todo Joongie,
aunque no lo creas. ―Dejando de lado su actitud agresiva de hace unos momentos,
el jefe abrió sus piernas como si invitara a Jaejoong a sentarse en su regazo.
―Ven aquí mi corazón~ ¿Acaso hay algo que te molesta? ¿Estás triste por
algo?
Jaejoong frunció el ceño. ¿Por qué su
jefe se había puesto tan meloso de repente? ―No hay nada que me moleste.
―Respondió.
―Si no lo hubiera no te estarías
comportando así conmigo. Ven~ ―El jefe estiró su brazo derecho, haciendo
una seña con los dedos para que el menor se acercara. Jaejoong avanzó unos
cuantos pasos y antes de que pudiera evitarlo, el jefe jaloneó su brazo y lo
lanzó hacia su cuerpo. En menos de un suspiro, Jaejoong ya estaba en las
piernas del jefe, cargado como si fuera un bebe.
¿Qué
rayos estaba pasando?
―¡Jefe! ―Jaejoong se estremeció. ―¿Esta
borracho? ―Preguntó cuando le fue imposible encontrar explicaciones al actuar
del hombre. Esto lo estaba asustando.
―No Joongie, solo quiero consentirte un
rato para que se te quite ese malgenio que llevas. ―El mayor susurró y acto
seguido llevo una mano a la barbilla del muchacho, acariciando con sus dedos
tanto su mentón como su mejilla. Su otra mano se ubicó en la espalda baja de
este, sirviéndole como un apoyo para no caer. Jaejoong no podía comprender nada
de lo que estaba sucediendo. Ese mismo hombre era el que semanas atrás lo había
despreciado… ¿Por qué ahora lo acariciaba de esa forma?
―Suélteme, quiero ir a dormir.
―Jaejoong intentó zafarse de la situación pero su jefe lo apretó aun más no
queriendo que se le escapara.
―Joongie, ¿Qué pasa? Creí que te
gustaría estar así conmigo ~
―No es así.
―¿No?
―Suélteme.
Jaejoong lo empujó con fuerza pero sin
agresividad, provocando que el jefe lo soltara por un momento y Jaejoong
pudiera levantarse de sus piernas; no obstante el jefe volvió a tomarlo, y esta
vez, siendo más brusco, lo estrello de lleno contra el sillón, colocándose
ahora él encima. La respiración de Jaejoong aumentó cuando sintió al jefe
acercarse a su rostro.
―¿Acaso alguien ha usurpado mi puesto?
―Le susurró como si estuviera encantando a una serpiente.
―¿De qué está hablando?
―¿Joongie, no me dejaras, cierto?
Hace unas semanas le había dicho que
nunca lo haría, hoy no estaba seguro de la respuesta. ―Déjeme ir.
―No me respondiste.
―Yo…
―Ya no quiero que sigas con el plan.
―El jefe ordenó. Jaejoong solo guardo silencio. ―Ya no me importa lo que esos
pequeños cabrones hagan contra nosotros. Si intentan algo, yo mismo me les
enfrentare. Yo mismo los matare de ser necesario…
―No… ―Jaejoong negó. No quería ni
pensar en lo que el jefe sería capaz de hacer contra Yunho.
―Y no te quiero volver a ver con ese
mocoso ¿Entendido? Por más de que el bastardo este enamorado de ti, ya no le
harás caso.
La garganta de Jaejoong se seco ante la
orden.
―Porque tu estas de mi lado, porque tú
eres mi niño, siempre mi niño fiel, el que nunca me dejara… ―Anulando la
distancia, el jefe tomo con sus labios los labios del menor en un intento de
mantenerlo bajo su dominio; sin embargo Jaejoong reaccionó al instante y alejó
con rudeza su rostro, escurriéndose ágilmente debajo de él. Luego corrió hacia
la puerta, huyendo a su habitación. Jisung entonces saco de su bolsillo otro
cigarro, acostándose de lleno en el sillón. Una ligera sonrisa se le apareció
en el rostro.
Y no, no es que ahora le interesara
Jaejoong, pero si comportarse amoroso le aseguraba tener el dinero que su niño
estrella generaba, entonces haría lo que fuese necesario. Lo consentiría, lo
besaría, hasta sería capaz de jurarle amor eterno si la situación lo ameritaba;
solo que, lo el jefe desconocía, es que por mas besos que él le diera, Jaejoong
no iba a regresar a él.
Porque sus dudas eran ciertas…
…Otro ya había reclamado su lugar.
..
Nota: Y aquí les traigo otro capitulo mas.
Uhm quizá no lo hayan notado pero he dejado algunas pistas de lo que pasara mas adelante... uhmm tal vez no deba decir mucho.
dejen sus comentarios y hasta el próximo.