—Gracias. —Gimoteo sobre su hombro. —Gracias por escucharme.
—De nada… para eso estamos los amigos ¿No?
Yunho dijo con una expresión casi resignada y Jaejoong
sonrió agridulce, volviendo a abrazar su cuerpo.
Los minutos pasaron mientras ellos seguían abrazándose. La
quietud del cuarto llenando el espacio. Changmin, quien había estado bajo sus
cobijas ajeno a toda la situación, se aventuro a ojear cuando noto que ninguno
de los dos había vuelto a decir algo. Con sus manos retiro la cobija de su
cara, dejándola a la altura de su nariz. De pie, con la luna iluminándolos, vio
a su hyung y a Jaejoong abrazándose en medio de la habitación. La imagen hizo
enrojecer fuertemente las mejillas del pequeño.
Tapándose de nuevo con la cobija, Changmin se refugió en su
cama, sintiéndose algo avergonzado por la situación.
..
Capítulo VI: Cerró
sus ojos, descansando contra el moreno, pensando que Yunho, su perrito y él
verdaderamente lucían como una verdadera familia.
“Espérame mañana a las ocho debajo del
árbol que está en la intersección de la calle 4, vístete con la mejor ropa que
tengas.
Te tengo una sorpresa.
Att, Yunho”
Esa fue la nota que recibió Jaejoong el
viernes por la noche después de terminar con sus labores. Era raro ¿Qué
sorpresa le daría Yunho? No tenía idea. Siendo sincero, la última semana había
sido bastante dura para él debido a la tristeza que aun sentía por lo que había
pasado con su jefe. No tenía muchas ganas de averiguar cuál era la sorpresa,
pero quizá era algo bueno y quizá conseguiría sacarlo de esa mala depresión.
Por lo tanto él acepto la invitación.
A la mañana siguiente, Jaejoong se
despertó, se ducho como de costumbre y se puso la mejor ropa que él creía que
tenía: Una camisa blanca algo usada y un pantalón café. La verdad es que el
jefe casi no les compraba ropa, por lo que la que tenía estaba vieja y
desgastada. Ese conjunto lo había conseguido de una señora que se lo había
regalado por caridad, por lo tanto no estaba tan feo como su otra ropa.
Arreglando su cama y desayunando rápidamente,
Jaejoong salió corriendo de la residencia antes de que alguien se atreviera a
preguntarle porque salía tan rápido. No quería que averiguaran lo de la nota y
por consiguiente, que tenía una especie de cita con Yunho.
Atravesó una calle y llego al árbol,
buscando a Yunho con la mirada.
—Aquí estoy.
Alguien le toco el hombro y cuando Jaejoong
se volteó, tardo un poco en reconocer al muchacho que estaba en frente. Por
supuesto era Yunho pero esta vez lucia… algo diferente. Su ropa no era la que siempre llevaba, en su lugar vestía una
camisa a cuadros de abotonar al frente y unos jeans azules. Parecía ropa buena,
no de la más cara, pero tampoco de la más barata. Su pelo estaba recién lavado
y de su cuerpo se podía notar un leve olor a colonia. Como había dicho antes, Jaejoong
no pensaba que Yunho fuera un chico guapo, lo consideraba alguien bastante
común, no muy destacable, sin embargo esta vez se veía realmente apuesto.
Jaejoong no pudo evitar sentirse mal al
ver lo bien vestido que estaba Yunho a comparación de él. —¿Cuál es la sorpresa
que me tienes? —Preguntó cuando cayó en cuenta que se había quedado mucho
tiempo mirándolo.
Yunho sonrió, levantando su mano la
cual tenía dos tiquetes.
Jaejoong arrugó el entrecejo, tomando
los boletos. —¿El zoológico?
—Sí, quiero cumplirte uno de tus
sueños.
—Pero no puedo salir de aquí. Tengo que
trabajar.
—Tranquilo. —Yunho pasó uno de sus
brazos por sobre los hombros de Jaejoong. —Ya lo he pensado todo.
Sin dejarlo negarse, Yunho guió a
Jaejoong hacia la parada de autobús, abordando el primer bus con destino al
centro de la ciudad. Jaejoong se dejo llevar, no tan entusiasmado como debería
sentirse. “Quizá esta salida me levante
el ánimo” se dijo a sí mismo, tratando de sonreír aunque le doliera el
alma.
Pocas veces Jaejoong había ido a un
lugar como esos. Siendo un chico de la calle, esa clase de privilegios eran
casi imposibles para alguien como él, sin embargo ahí estaba, recorriendo el
zoológico junto a Yunho como cualquier otro visitante. Como si no fueran dos
huérfanos sino dos adolescentes normales que estaban teniendo una cita.
Jaejoong debía admitir que estaba muy tocado por la invitación de Yunho,
definitivamente el chico sabia como hacer sentir importante a alguien.
Cuando el zoológico abrió puertas a las
nueve de la mañana, ellos fueron los primeros en entrar, quedando asombrados
por la gran cantidad de animales que albergaba ese lugar. Monos, jirafas,
leones, tigres, avestruces, camellos… Jaejoong nunca pensó que existieran tantas
variedades de animales en el mundo. Nunca pensó que podría verlos en vivo con
sus propios ojos.
La tristeza de los últimos días había
tomado una pausa gracias a la consideración de Yunho.
—¿Te está gustando? —Yunho le preguntó
mientras compraba dos conos de helado los cuales tenían forma de oso panda.
—Sí, jamás pensé que visitaría un zoologico.
Pero... todavía hay algo que no entiendo.
—¿Qué cosa?
—¿Cómo conseguiste…?
—¿El dinero? —Yunho completó la
pregunta al recibir los conos y pasarle uno a Jaejoong.
Jaejoong asintió.
Yunho lamio su helado, tomándose tiempo
para responder. —Me gusta trabajar duro, pero si hay algo que quiero, trabajo
aun más duro. Y con eso no solo me refiero al dinero.
Jaejoong quedo aun mas confundido.
—Pero esto no es barato. Con lo que cuesta una sola entrada, podríamos comer
bien hasta una semana completa.
—Nadie dijo que sería fácil ¿No?
El pelinegro frunció las cejas; hoy Yunho
parecía estar bastante esquivo con sus respuestas. Jaejoong saco su lengua,
lamiendo una de las orejas del oso panda, luego tomo con sus labios la nariz de
este y la sorbió de una sola chupada. Algo de helado quedo sobre sus labios,
por lo que Yunho tomo su cara y retiro con su pulgar la mancha de su boca,
provocando que Jaejoong se alejara nerviosamente de su tacto. Yunho no se enojo
por eso, más bien se echo a reír.
—Vamos.
El moreno dijo y tomo la mano de
Jaejoong, caminando unidos como si fueran una pareja de novios. A Jaejoong esto
le resulto incomodo. —No me voy a perder si me sueltas. —Le dijo
sarcásticamente.
Yunho lo volteo a mirar. —Lo sé.
No dejando ir su mano, Yunho lo guio
hacia la otra sección del parque, donde se encontraban los animales más
grandes. Llegaron a la exhibición de los osos pardo y se detuvieron al ver a
uno de pie sobre sus dos patas. Jaejoong se emociono por el espectáculo. —¡Ese
oso se parece a ti! —Dijo.
Yunho hizo una mueca. —¿Quieres decir
que estoy gordo?
—No, sino que… tú eres como un oso.
—¿Cómo un oso?
—Sí. Tu apariencia es un tanto tosca
pero tu personalidad es tierna, como un oso, el cual es fuerte y dulce a la
vez.
—Ya veo. —Yunho suspiró. —¿Me llamaras
oso desde ahora?
—¡No! —Jaejoong hizo un puchero. —No
soy tan cursi como para decir eso.
Yunho se volvió a reir al ver la cara
de desagrado de Jaejoong y se recostó en la baranda, regresando su atención al
oso. —Tú en cambio eres como un felino. —Agregó rato después.
—¿Un felino? ¿Por qué un felino?
—Porque eres arisco, pero dócil cuando
se te sabe tratar. Siento que eres orgulloso también, un defecto, sin embargo
tu independencia y carácter lo compensan.
Jaejoong bajo su rostro al escuchar
todas esas palabras. Yunho lo veía de una manera… muy positiva, más positiva de
lo que realmente era. Seguro se alejaría de él si de verdad supiera cuáles eran
sus sentimientos.
—Y tus rasgos también son muy felinos.
—Yunho continúo. —Ahora entiendo porque adoro a los gatos. —Esto se lo susurró
y Jaejoong se aparto por el comentario. Caminó dándole la espalda, queriendo ir
a la otra exhibición pero de repente, Yunho le tapo los ojos por detrás,
susurrándole al oído: “Aun te tengo que dar tu sorpresa”.
Y aunque Jaejoong protestó y pataleó
para que le quitara las manos de los ojos, Yunho no le hizo caso y en vez de,
lo arrastro hasta la última exhibición, la que sabía que a Jaejoong más le
gustaría. Cuando llegaron, se acomodaron en un punto clave y Yunho quito sus
manos, dejándole ver cuál era la sorpresa.
Los ojos de Jaejoong se abrieron de par
en par. —¿Elefantes? —Dijo con incredulidad. —¡Son elefantes!
—Sip. —Yunho sonrió, recargándose en el
barandal.
Y en efecto, en una gran planicie se
encontraban cuatro elefantes africanos: uno paseando, otro bebiendo y una
pequeña cría al lado de su madre. Jaejoong no podía creer estar viendo algo
como eso. De todas las veces que los había visto en televisión, estos siempre estaban
en las sabanas, jamás pensó que en su ciudad podrían vivir unos. Jamás pensó
tener uno al frente.
—Le pregunté al cuidador si se pueden
montar pero por desgracia no se puede. Así que solo puedo permitirte verlos.
Por lo menos puedes tachar de tu lista de deseos “Ver a un elefante en vivo”.
Por tal detalle, Jaejoong abrazó con
fuerza a Yunho y cuando levanto su cara, le vino un impulso extraño de besar
sus labios. Acercó su cara a la del otro pero a centímetros de llegar, inesperadamente
se alejó. Aun estaba confundido, aun no estaba listo.
—Gracias. —Fue lo único que pudo decir.
—Nadie había hecho algo así por mí. —Dijo con sinceridad sintiendo como Yunho
le acariciaba la cabeza.
—Me conmovió tu sueño de querer ver un
elefante. Solo quería cumplírtelo.
—No debiste… tomarte tantas molestias.
Yunho levanto con su índice el rostro
de Jaejoong el cual había bajado. —No me importa. Por ti no me importa hacer
esto.
El pelinegro enrojeció por el
comentario y se aparto, decidiendo que lo mejor era enfocar su atención en los
elefantes antes de que Yunho le siguiera… ¿Coqueteando? Todo esto era muy
extraño. Jamás había salido con alguien a una cita. Jamás alguien había estado
tan interesado en él.
Y jamás alguien había derretido su
corazón de esa forma.
Observando a los elefantes quienes
tomaban duchas con sus trompas, ambos se quedaron ahí unas cuantas horas hasta
que el momento de partir llegó. Jaejoong fue el primero en levantarse del suelo
y cuando Yunho lo hizo, ni corto ni perezoso, tomo su mano, como si la primera
vez no le hubiera disgustado.
A Yunho le pareció raro. —Creí que
podías caminar sin perderte. —Se burló.
Sin responder, Jaejoong hizo una mueca
y salieron juntos del zoológico. Tomaron de nuevo el bus hacia la periferia y
se bajaron unas cuantas cuadras antes de la parada para que nadie los pudiera
ver. Luego caminaron unos pocos metros más y se detuvieron justo detrás de un
edificio.
—Toma. —Yunho le dijo al darle el monto
de dinero necesario para que pudiera dormir en la residencia. —Así no tendrás
pleitos con tu jefe.
—Gracias. —Dijo Jaejoong. —Cuando
pueda, te devolveré el dinero. No solo este, sino también el de la salida.
—No importa Jaejoong, te estoy
invitando, no tienes porque pagarme.
—Pero lo quiero hacer.
Jaejoong paso sus brazos por sobre los
hombros de Yunho y lo abrazó por enésima vez ese día. —Para la próxima no es
necesario que hagas esto. No te esfuerces tanto. —Le dijo, dándole unas
palmaditas amistosas en la espalda mientras apartaba su rostro unos centímetros
para estar frente a frente al rostro de Yunho.
Un silencio prolongado vino después.
Ambos se quedaron mirándose a los rostros como si el tiempo se hubiera detenido
y ellos fueran los únicos de pie en la calle. Aunque el momento era ideal,
Yunho no pudo evitar sentir una pesadez en su corazón al examinar la mirada
acongojada de Jaejoong. —¿Sigues triste por lo de la otra noche? —Se aventuró a
preguntar, debatiéndose si valdría la pena arruinar el momento así.
Jaejoong desvió su rostro por la
pregunta, no queriendo responder. Indudablemente se sentía mejor, pero aun
había rastros de tristeza en su interior, por lo que estaba seguro que no
sonaría convincente si decía que estaba del todo bien.
Porque no lo estaba.
Al ver la falta de respuesta de
Jaejoong, Yunho suspiró quedadamente, pensando que aunque se hubiera esforzado,
no había conseguido levantar el ánimo de Jaejoong. —Jaejoong hay algo que
quiero preguntarte. —Expresó sonando un poco más serio. Había algo que quería
averiguar y como el chico ahora estaba más abierto con él, tal vez podría ser
el momento perfecto para hacerlo. —Esa noche dijiste algo acerca de que alguien
te había roto el corazón…
Al escuchar eso, Jaejoong supo de
inmediato a lo que Yunho se quería referir.
—¿Puedo saber quien fue?
Jaejoong no sabía que responder.
¿Estaría bien decirle a Yunho sobre los sentimientos que tenia por su jefe? No,
mejor no. Eso seguro lo heriría. ¿Pero entonces que podía decir? —No lo quise
decir literalmente. Hablaba de cómo la vida me hace sentir a veces…
Ok, eso no fue muy convincente. —¿Estás
seguro?
—Sí. —Jaejoong sonrió a medias. —No te
preocupes, no es por nadie.
Yunho se mordió los labios. No sabía
pero había algo que le decía que esas palabras no eran del todo ciertas, que
Jaejoong no le estaba diciendo la verdad. Odiaba sentirlo pero los celos
estaban empezando a golpearlo fuerte. Muy fuerte. —Ok, es mejor que vayas a
descansar, pronto anochecerá. Nos vemos mañana… —Se despidió sin ganas y cuando
se quiso girar para marcharse, Jaejoong se negó a soltarlo como si aun no
estuviera preparado para dejarlo ir.
Yunho se sintió confundido. —¿Qué pasa?
—Yo… quiero darte un beso. —Declaró. Ni
sabia porque lo decía, solo sabía que lo necesitaba.
—¿Por qué? Creí que no querías que hiciéramos
algo que no fuera de amigos. —Yunho le susurró cerca, ahora un poco más
aliviado.
—Lo sé… solo que… eres tan lindo
conmigo. Me siento mal al ver que te pones triste por mis desplantes.
—¿Quieres besarme como un premio de
consolación?
Jaejoong se acerco un poco más. —Quiero
agradecerte… por lo de hoy. —Eso era cierto pero él no solo lo hacía por Yunho,
lo hacía porque quizás la calidez de un beso podría sanarle finalmente ese
maltrecho corazón. Había besado a su jefe, este lo había rechazado, ahora
quería sentir como era besar cuando sé era correspondido.
—Bien acepto este medio de pago.
Sonriendo, Yunho ladeo su cabeza, cerro
sus ojos y esperó a que el otro tomara la iniciativa. En seguida, los labios
acolchados color durazno de Jaejoong se posaron sobre los suyos, en un beso
firme pero poco audaz. Cuando se separó, Yunho fue el que le deposito un beso y
Jaejoong hizo lo mismo después, dándole pequeños besos poco profundos como si
tuviera miedo de besarlo de verdad.
De dejar ese estatus de coqueteo para
pasar a la siguiente fase.
Separándose, Jaejoong le sonrió a Yunho
una vez más y luego se alejo haciendo una seña de despedida con su mano.
No estuvo equivocado; aunque fue
efímero, los labios de Yunho lograron devolverle las fuerzas necesarias para levantar
su espíritu.
Yunho vio a Jaejoong perderse entre la
gente y entonces él retomo su propio camino, tocando sus labios, pensando que
aunque hubiera tenido que aguantar hambre por días para poder llevar a Jaejoong
al zoológico… bueno, quizás el esfuerzo había valido la pena.
..
Desde aquel día las cosas cambiaron.
La manera de ver al jefe y a Yunho que
Jaejoong tenía cambió para siempre.
Conforme pasaban los días, el
sentimiento que Jaejoong tenía por su jefe iba transformándose de adoración a
repulsión. Ahora Jaejoong notaba lo molesto que el sujeto podía ser. Notaba
como nunca cerraba la boca al comer o como sus pies estaban llenos de callos.
Cosas que antes pasaba por alto; como sus chistes flojos, su falta de modales o
sus llegadas borracho; ahora las aborrecía enormemente. Ahora entendía porque a
la mayoría de chicos no les caía bien el jefe: El hombre era una persona
insufrible.
Claro estaba que seguía trabajando para
él, sin embargo ya no era por gusto. Era una necesidad que tenía que cumplir
para poder sobrevivir. Si la otra opción era estar en la calle, bueno, estar
con su jefe parecía ser más tolerable.
Pero solo un poco.
Al parecer Jaejoong al fin había
abierto los ojos.
Por otro lado, su relación con Yunho
iba avanzando cada día más y más. No sabía porque no se había dado cuenta
antes, pero Yunho era tan… especial. Día
a día Jaejoong aprendía a amar su sonrisa chueca, su extraño acento de Gwanju y
sus ojos pequeños, y no lo podía evitar. Ahora no se perdía ninguna noche para
irlo a ver y contaba con desesperación las horas para poder de nuevo estar junto
a él. Era gracioso, antes hacia cualquier cosa para evitarlo y ahora ya no
podía estar sin él. A pesar de besarse en la cita, su relación continuaba
siendo de pura “amistad”, sin embargo, Jaejoong ahora podía siquiera imaginar
tener algo más.
De verdad se estaba comenzando a
enamorar de una manera muy intensa.
—Jaejoong, ¿Qué tanto ves?
Junsu le preguntó a su amigo al verlo
en la cena, leyendo y releyendo un pedazo de papel. Ni siquiera había probado
bocado a su comida, parecía que lo que tuviera en las manos era más importante
que cualquier otra cosa.
Jaejoong no le prestó atención y en su
lugar siguió leyendo aquella carta que había recibido de Yunho, la cual le
describía que había hecho en estos días debido a que por sus obligaciones, no
se habían podido ver. Jaejoong se echo a reír al llegar al final de la carta:
había un mal dibujo de un oso y un elefante sentados uno junto al otro. Era
algo meloso, Jaejoong debía admitirlo, pero el sentimiento que eso le
transmitía era tan agradable que no le importaba tener que leer esas
cursilerías.
—¡Oye! ¡¡¿Qué estás leyendo?!!! —Esta
vez fue Yoochun el que lo interrumpió, gritando como si le quisiera romper los
tímpanos.
Jaejoong hizo una mueca, guardando la
carta. —Es algo privado.
—¿Es una carta de Yunho? —Junsu sonrió.
El pelinegro guardo silencio.
—¡Es de Yunho! —Ambos, Yoochun y Junsu
gritaron al unisonó. Ante eso, Jaejoong escondió la cabeza, no queriendo que
sus amigos vieran lo rojo que se estaba poniendo. —¿Qué, ya averiguaste lo que
el jefe te pidió? Porque ya ha pasado demasiado tiempo desde que te volviste su
amigo. —Yoochun le preguntó curioso.
—Sí y para su información, no hay nada.
Ellos son inofensivos. —Jaejoong respondió, llevándose una cucharada de sopa a
la boca. —No sé porque el jefe insiste en querer averiguar algo si realmente no
hay nada.
—Pero eso no te molesta ya ¿O sí? En
realidad pareciera que te gusta estar con ese chico. Dime, ¿tienen algo?
—Solo somos amigos.
—Si claro, a otro perro con ese hueso.
Realmente te he notado extraño las últimas semanas, ahora eres tu el que no le
quita un ojo de encima cuando lo ves trabajando en la otra acera.
Jaejoong abrió los ojos. ¿De verdad era
tan obvio? —Bueno, quizás nos hemos vuelto muy cercanos, pero eso no quiere
decir…
—¿Y el jefe? —Junsu de repente
interrumpió.
—¿Qué pasa con él? —Jaejoong le preguntó
algo irritado al escuchar el nombre.
Junsu hizo un mohín como si le quisiera
decir a Jaejoong que él sabía a lo que se refería y abruptamente, como si lo
hubieran llamado, el mencionado entro en el comedor, luciendo tan feliz y
enérgico como siempre. A Jaejoong le dieron ganas de vomitar.
Desde aquella noche, ninguno de los dos
había hablado sobre el incidente en la habitación de este. Jaejoong no quería
traer el tema a colación y el jefe… bueno, esa noche estaba tan borracho que
probablemente ni se acordaba de lo que había sucedido.
—Hoy hubo mucho movimiento en la calle
así que espero que hayan obtenido buen billete. —El hombre dijo con un anhelo
brillando en sus ojos. —Recogeré el pago de hoy.
Sin formalismos, el jefe pasó por cada
uno de los chicos como de costumbre. Junsu y Yoochun no tuvieron problema en
darle el dinero, pero cuando este llego a donde Jaejoong, pudo notar algo raro,
algo que no estaba bien. —¿Qué pasa Joongie? —Le preguntó sonriente mientras le
tomaba la barbilla para que lo viera.
Jaejoong se alejó del toque. —¿Qué pasa
de qué?
—¿Por qué tan tosco?
El menor se mordió los labios. —Por
nada. —Saco el fajo de billetes de su bolsillo. —Tome.
El jefe conto los billetes. Una mueca
de disgusto se le forma en la cara. —Esto es poco comparado a lo que tú puedes
recaudar, ¿Acaso te has vuelto perezoso?
—No, pero debido a que yo no disfruto
nada de ese dinero, qué más da. —rezongó. Sus demás compañeros guardaron
silencio; Junsu y Yoochun se miraron confundidos. Jaejoong nunca le había
hablado así al jefe. Nunca se había atrevido a cuestionar algo.
—¿Qué dices Joongie? —El jefe le
preguntó para cerciorarse de que había escuchado bien.
—La verdad.
Sí, era cierto, ellos eran los que se
mataban todos los días para conseguir el dinero y el jefe era el que resultaba
disfrutando de esas ganancias. No era para nada justo ¿Por qué tenían que
sostenerlo a él?
—No sé de lo que estás hablando. Esta
sopa que estas comiendo ahora es debido a tu trabajo.
—¿Este poco de agua? Apuesto a que
puedo comer algo mejor con lo que obtengo.
—Jaejoong. —Yoochun decidió intervenir
antes de que su Hyung se metiera en problemas. —No pasa nada jefe, hoy tuvimos
un día agotador. —Trato de excusarlo, intentando con eso minimizar la
discusión.
El jefe asintió por las palabras y
luego poso su mano en la cabeza de Jaejoong. —Has cambiado Joongie, Recuerda
que a mí no me gustan los chicos groseros.
—Ni a mí los aprovechados.
—¿Qué quieres decir con eso, eh?
Jaejoong dejo escapar un suspiro,
cansado. —Nada. —Luego se levantó de la mesa y dejo el plato en la cocina.
—Hasta mañana, voy a irme a dormir. —Anunció, dejando a todos muy consternados.
Usualmente Jaejoong era el obediente y el lamebotas del jefe ¿Qué le estaba
sucediendo?
—Hasta mañana, y espero que cambies esa
actitud muchachito.
El jefe le dijo y Jaejoong solo rodo
los ojos, saliendo del comedor.
Un tanto inquieto, el jefe se sentó en
la cabecera de la mesa mientras algún otro chico le servía su estofado de
carne. Sentía que no debía angustiarse mucho por el comportamiento de Jaejoong,
al fin al cabo él estaba entrando en la adolescencia y era completamente normal
que se comportara rebelde. Sin embargo algo dentro del jefe, le decía que si
debía preocuparse. Esta era la primera vez que el pelinegro se le enfrentaba
así. ¿Acaso se estaba dando cuenta de su engaño? Si ese era el caso, Jisung tenía
que tomar cartas en el asunto tan pronto fuera posible. No le convenía, no le
convenía que su niño estrella dejara de trabajar para él. ¿De dónde sacaría sus
lujos y el dinero para divertirse? Él no iba a trabajar, un hombre de su
“calibre” no estaba hecho para rebajarse al nivel de esos pordioseros.
Tenía que hacer algo, tenía que hacer
que Jaejoong volviera a confiar ciegamente, y ya que el chiquillo estaba
ilusamente enamorado de él… ya conocía la forma perfecta para retenerlo.
..
—¡Yunjae, mira, aquí!
Yunho le hacía muecas al perrito
mientras lo sostenía con sus dos manos a la altura de su cara. Jaejoong, quien
estaba sentado justo a su lado en el sofá en el altillo de sus reuniones, solo
se reía por lo gracioso que ambos se veían. Yunho se giró al escuchar su
encantadora risa. Él no podía estar más feliz.
Durante esos últimos días, las cosas
con Jaejoong para Yunho habían cambiado. Ya no parecía esquivarlo, ya no
parecía estar incomodo o harto de su presencia; ahora realmente parecía
disfrutar de su compañía y de su amistad. Era como si cualquier cosa que
hubiera estado entre los dos se hubiera esfumado de un día para otro. ¿Tendría
que ver con…? Bueno, eso no lo tenía claro pero quizá lo que le había dicho
Jaejoong aquella noche en su habitación habría tenido algo que ver. “Me rompieron el corazón”, eso había
dicho, aunque también aseguro que no se trataba de una persona ¿Eso si era
verdad? Ya no lo quería ni averiguar. Estaba tan cómodo con Jaejoong que no
quería que nada destruyera esa felicidad.
—¿Está un poco escuálido, no lo crees?
—Yunho le dijo a Jaejoong al poner a Yunjae sobre su regazo.
—¿Escuálido? —Jaejoong preguntó,
analizando a Yunjae. —No es culpa mía. Siempre le doy las sobras de mi comida.
El problema es que siempre es muy poco…
—¿Muy poco? Entonces tendré que
comprarle comida extra para engordarlo. Ya sabes, como buen Appa que soy.
Jaejoong hizo una mueca. —¿Appa?
—Sí, yo soy el Appa de Yunjae.
—¿Y eso que me hace a mí? ¿La Omma o
qué?
—Si quieres…
Jaejoong negó con su cabeza. —¡Yo no
soy la omma! Soy el que está más pendiente de él, por lo tanto yo soy su appa.
—Usualmente las ommas son las que
cuidan más de los hijos.
—¡Pero yo no soy una mujer! —El
pelinegro hizo un puchero y Yunho no pudo resistirse pincharle la mejilla.
—Está bien, si lo dices así, entonces
ambos seremos los appa de Yunjae.
—Eso me gusta más. —Jaejoong tomo al
perro del regazo de Yunho y se lo puso en el suyo. Luego recostó su cabeza en
donde había estado antes el animalito. —Al menos Yunjae tiene la suerte de
tener padres. A mí ni mi madre me quiso…
Yunho se acomodo un poco mejor,
acariciando tanto la cabeza de Yunjae como la de Jaejoong. —Bueno, mi padre
tampoco era el padre del año, nos dejo a mí y a mi madre cuando yo nací. Según mama,
era un completo idiota.
—¿Extrañas mucho a tu madre, Yunho?
—Jaejoong le preguntó al ver el rostro melancólico de este.
—Todos los días. Seguro que mi vida
sería muy diferente con ella a mi lado.
—Supongo, ella debió haber sido alguien
muy especial entonces.
—Lo era, de hecho, ahora que lo pienso…
—Con ambas manos, Yunho tomo el rostro de Jaejoong, delineando sus facciones.
—Tú te pareces mucho a ella.
—¿Eh? —Jaejoong alzo las cejas.
—Ella también era de piel blanca, y sus
ojos también tenían esta línea que sobresalía… —Yunho toco con sus dedos el
final del parpado de Jaejoong. —Los labios son casi iguales, si no fueras un
chico, diría que eres su perfecta fotocopia.
Jaejoong se mordió la boca, no sabiendo
que decir por eso. ¿Acaso Yunho no se sentía incomodo estando atraído a él si
se parecía tanto a su mama? —¿La has ido a visitar? Me refiero a su tumba.
—Decidió cambiar de tema antes de que esto se pusiera más extraño.
—Solo una vez. Ella también era de
Gongju, así que la enterraron en un cementerio de esta ciudad.
—¿Enserio?
Yunho asintió.
—Deberíamos visitarla entonces.
—Sí.
Ambos se quedaron callados mirando a
Yunjae quien ahora jugaba con su cola. Esa noche hacia un frio tremendo y el
fuego de la chimenea afortunadamente estaba lo suficientemente vivo para
calentarlos. Cansado de estar en esa posición, Jaejoong se enderezó y recostó
su espalda en el brazo de Yunho, dejando a Yunjae en el otro extremo del sofá.
Luego tomo una cuchara que estaba en la mesa y sin saber porque, la situó
frente a su cara. Su reflejo le hizo sentirse un tanto abatido.
A decir verdad, él nunca se fijaba en
su apariencia física; eso para un huérfano ocupaba el último lugar en sus
prioridades, pero ahora, no sabía porque le estaba comenzando a importar. Su rostro no era feo pero si se veía
maltratado. Definitivamente las penurias de la vida se reflejan en la cara de
una persona.
Jaejoong sacudió su cabeza al darse
cuenta que estaba pensando en una estupidez.
¿Acaso
las palabras de desprecio de su jefe le continuaban pesando?
—Yunho…
—Jaejoong susurró después de un rato. —Me pregunto… ¿Qué fue lo que
viste en mí? ¿Por qué te guste incluso antes de conocerme? —Es que no lo
entendía, no entendía que una persona sintiera atracción hacia alguien tan insípido
como él.
La pregunta tomo con la guardia baja a
Yunho. Jaejoong lo sintió temblar antes de responder. —No sé, cuando llegue
aquí a Gongju no esperaba nada. Sinceramente me sentí triste por tener que irme
de Gwanju y un día, cuando salí a las calles con Changmin, te vi. Estabas con
tus amigos… ehh…
—Junsu y Yoochun.
—Sí y estabas regañándolos por algo, no
lo sé. Me llamaste mucho la atención en ese momento. Sentí una conexión
especial, como si me hubiera reencontrado con alguien. Desde esa vez siempre
iba a la misma calle para poder mirarte, deseando algún día tener el valor de
dirigirte la palabra. Aun me es increíble que estés aquí a mi lado.
—Uhm. —Jaejoong se lamio los labios. De
verdad le sorprendía como había sido capaz de llamar la atención de Yunho así
como así. Ahora se sentía un poco culpable de no sentir lo mismo por Yunho
cuando lo vio por primera vez. Bueno, no se podía culpar, en ese entonces
estaba muy enamorado de su jefe.
Menos mal ese capricho tonto ya se le
había esfumado de la cabeza.
—¿No te agradaba al principio, cierto?
—Yunho le preguntó de manera abrupta y Jaejoong se puso nervioso.
—¡No es así! Es que… ¿Por qué lo dices?
—Sentía que no disfrutabas de mi
compañía.
Bueno, eso era cierto pero no porque
Yunho fuera una mala persona. —Fui un poco antipático creo. Lo siento.
Yunho se dio media vuelta y abrazó a
Jaejoong por detrás. —No te disculpes, ya estas perdonado. ―Le dijo y le planto
un pequeño beso en la oreja. Jaejoong se rió por la sensación, recostándose un
poco más sobre el pecho de Yunho. De verdad le gustaba esa posición. Luego Yunho
le tomo las manos y las acaricio con precaución, como si no estuviera seguro
que hacer ahora. Jaejoong se mordió los labios, ese momento sin duda se estaba
convirtiendo en algo más.
Era el momento justo, el momento ideal
para aclarar su relación. Para dejarse de rodeos y concretar si querían o no ser
algo más que amigos.
—¿Quieres que te sea sincero Jae?
Por lo que Yunho fue él que se arriesgó
primero, susurrándole al oído: —Odio
ser tu amigo.
A Jaejoong se le detuvo la respiración.
¿Yunho se le iba a confesar… de nuevo?
—Y odio que no me puedas ver como algo
más.
Jaejoong cerró sus ojos. Si era 100%
honesto, él tampoco estaba conforme solo siendo su amigo. Ahora él también
deseaba algo más, solo que el único problema, era el hecho de que amar lo
asustaba. No quería volver a salir herido como cuando se ilusiono con su jefe.
—Y odio que quizás si hubieras sentido
eso por alguien más.
“Ya te dije que no es así” Quiso corregir
pero algo le impidió que esas palabras salieran de su boca. Él no quería seguir
mintiéndole a Yunho, quería ser lo más sincero posible. ¿Sería hora de decirle
la verdad? —Yunho yo… —Jaejoong se volteo por completo y ubicó ambas manos en
los hombros de este. Estaba preparado, esta era la oportunidad para decirle.
Sin embargo…
Jaejoong se quedo callado cuando sintió
la respiración de Yunho chocar contra sus labios. Lo estaba desconcentrando,
Yunho lo estaba desconcentrando, si seguía así…
—Yunho… —Jaejoong se lamio el labio, olvidándose
por completo de lo que iba a hacer antes de que Yunho lo mirara así.
—¿Estás jugando conmigo? —El otro interrogó.
Jae negó con su cabeza. —Sé que te dije
que no quería nada más que tu amistad, pero yo…
—¿Pero tú…?
—No me hagas decirlo. —Hizo un puchero.
—¿Decir qué? ¿Qué quieres que nos
besemos?
Jaejoong se mordió la lengua. —Yunho,
si te soy honesto no me pareces físicamente lindo…
Yunho contrajo la cara por lo
inesperado del comentario. ¿Qué se supone que era eso? ¿Un insulto o un halago
o…?
—Pero no sé porque quiero que me beses
y que me abraces, y que me digas cosas que me hagan sonrojar. —Confesó
avergonzado. —Creo que me gustas, creo que me gustas más de lo que yo quiero
admitir.
El cuerpo de Yunho se emocionó al
escuchar tales palabras. ¿Estaba soñando acaso? No, esta era la realidad,
Jaejoong se le estaba confesando y no podía creer que había sucedido más rápido
de lo que imaginó. Diablos, no podía creer que estaba pasando. —Uhm Jae…
—Gimió. Sus brazos se enroscaron por detrás de la espalda de Jaejoong mientras
lo ceñía contra él. —Tú sabes lo mucho que me gustas. No puedo creer que me
hayas dado tu aprobación. Me gustas mucho… —Yunho se acerco. —Muchísimo.
Desapareciendo la poca distancia entre
sus bocas, Yunho beso intensamente a Jaejoong a la par que sus brazos lo
apretaron con fuerza. Jaejoong jadeo por la acción y también abrazo por detrás
de la cabeza a Yunho, respondiéndole con la misma intensidad. El beso fue
tomando rumbo cuando dejaron el inocente “labio contra labio” y se arriesgaron
a abrir un poco mas sus bocas, chupándose los labios con apuro pero sin
brusquedad.
Jaejoong saboreó con parsimonia la boca
Yunho. El sabor que tenía este era diferente al de su jefe. No era
desagradable, no se sentía pesado, de hecho, Jaejoong reconoció algo que
compartían también sus labios: Era el sabor de la inocencia.
Algo que por supuesto no había sentido
en su jefe.
Sus lenguas inesperadamente se tocaron,
y Jaejoong se apartó de inmediato al recordar como su jefe se había burlado de
su forma de besar.
—No, no me beses así. Es que… no se
besar.
Yunho se rió con dulzura. —Te diría una
mentira si te digo que yo sé pero no es así, y ¿Sabes? No me importa, con solo
ver tus labios, no me importa como beses…
Jaejoong lamio sus labios, rojo de
vergüenza. ―¿No te burlaras de mi?
―No.
Diciendo esto, Yunho acerco su boca y
saco tímidamente su lengua invitando a que Jaejoong la tocara con la suya. Más
relajado, Jaejoong también saco su lengua y toco con su punta la punta de la
lengua de Yunho. Se miraron a los ojos, sonrieron y continuaron acariciando sus
lenguas por fuera de sus bocas unas cuantas veces más, hasta que se volvieron a
unir y se adentraron en un beso abierto. Este era baboso y caliente, muy
diferente al de la anteriores veces. Este era su primer beso real, su primer
beso como novios que ahora eran.
Un beso de verdad.
—¡Guau! ¡Guau!
Yunjae de repente ladró haciendo que ambos
se separaran. Un hilo de saliva quedo conectando sus bocas.
—¿Qué pasa Yunjae?
El perrito caminó hasta ellos y se
acostó justo en la mitad, al parecer el también quería recibir algo de su
cariño. Dejándolo en esa posición, Jaejoong se acomodo mejor y siguió besando a
Yunho de manera calmada hasta que se le agoto la respiración y tuvo que dejar
de hacerlo. Recostó entonces su cabeza en la parte entre el cuello y el hombro
de Yunho. Ahora sobraban las palabras, no necesitaban decir lo que eran, ya con
sus besos había quedado lo suficientemente claro.
Con el fuego de la chimenea calentando
sus cuerpos, Jaejoong cerró sus ojos, descansando contra el moreno, pensando
que Yunho, su perrito y él verdaderamente lucían como una verdadera familia.
..
que bueno que Jae ya se dio cuenta de la clase de hombre que es su jefe y espero que pronto lo deje y se valla a vivir con Yunho aya sera mas feliz pues estará con Yunho y tendrá mas dinero pero creo que ese fulano explotador no se lo dejara fácil ahora que tramara enamorar a Jae pues sera tarde pues perdió su oportunidad y Jae le a entregado su corazón a Yunho
ResponderBorrarGracias
Por fin Jaejoong acepto sus sentimientos por Yunho y abrió los ojos con el jefe solo esperemos que el jefe hago algo malo cuando se entere o le diga a Yunho que Jaejoong se acerco a el solo para espiar y sacar información.
ResponderBorrarGracias por la actualización
Me encantooo >○< que bueno que Jae ya abrio bien los ojos. Espero que entre Yun y Jae todo siga bien. Gracias por actualizar.
ResponderBorrarA www
ResponderBorrarCuanta inocencia!!
Yunjae son eso son sexy's pero tmbn muy lindos e inocentes
Menos mal jj ya abrió los ojos!!!
Ahora que pasara con esta inocente linda y tierna pareja!!!
Gracias
Espero actu !!
OMG! Por fin Jae está con Yunho, pero siento que esto es la calma antes de la tormenta, porque ahora que el Jefe también va ha ponerse las pilas con respecto a Jae; ya que sabe que él es su mayor fuente de ingresos y como aún piensa que Jae está enamorado de él puede que quiera agarrarlo por ese lado, pero pronto se dará cuenta que ya no es así.
ResponderBorrarPor otra parte tenemos que Jae aún le oculta una cosa a Yunho y puede que todo esto se convierta en una receta para el desastre entre estos o dos, o puede que no...
Bueno por fin me di un poco de tiempo y pude ponerme al día con el fic.
Muchísimas gracias por el capítulo linda, nos leemos pronto.
jajajaja no habia podido leer con calma ese perro les corto la inspiracion pero Jae x supuesto nada le importo me preocupa que vuelva a caer en las trampas del jefe ojala no se deje engañar y vea que el jefe lo que quiere es mantenerlo bajo su control gracias x compartir
ResponderBorrarEspero que el jefe no haga nada en contra del YunJae. U.U aunque eso es mucho pedir.
ResponderBorrarGracias oor el cap.
Inocente, hermoso y puro es el amor de Jae y Yunho, espero que el viejo ese no lo arruine poniéndole trampas a Jae, además Jar debe confesar a Jae el motivo por el que se acercó a Yunho.
ResponderBorrarGracias!!!
Aaaaw el amor de ellos dos es tan inocente, que lindos. Me contento lo que hizo YunHo por JaeJoong al llevarlo al zoológico
ResponderBorraryyeeesss¡¡¡ si se pudo, si se pudo, eso es todo chicos :D la congoja que los otros capitulos me había dejado a desaparecido con este capitulo tan bonito, gracias a Dios JJ ya esta entrando en razón y ver la verdadero personalidad del horrible jefe y le ha dado una oportunidad a yunnie :3 yuju¡ ahora a ver que pasará ... muchas gracias por el cap. saludos¡¡
ResponderBorrarQue bonito hermoso capitulo.....gracias
ResponderBorrar