lunes, 21 de agosto de 2017

Niños de Ciudad: Capitulo IX

Capitulo IX: Él no podía ser el hijo de ese hombre y no lo iba a aceptar.

Todo debía tratarse de una confusión.

De una horrible y fea confusión.



―¡De ninguna manera lo hare y no hay nada que puedas hacer para convencerme!

Yoochun declaró decidido al colocar los platos de su cena en el fregadero y voltearse para enfrentar a su Hyung. La idea de Jaejoong de irse de la ciudad junto a Yunho era una locura. ¿Desde cuándo Jaejoong aceptaba dejar tan tranquilamente su pandilla? Lo más importante: ¿Desde cuándo Jaejoong estaba tan comprometido con ese chico Yunho? ¿Tanto así era el… “amor” que se decían tener? Dios, Yoochun no podía entender como Jaejoong había cambiado tanto de parecer desde que conoció a Yunho. Ahora parecía otra persona.

―Por favor Yoochun no te lo pido, te lo ruego, tienes que venir con nosotros. ―Jaejoong le suplicó mientras entraba a la cocina, acompañado por un muy callado Junsu, quien había optado por quedarse en silencio ante la discusión de sus hyungs. Esto no parecía llegar a una solución temprana.  

―¿Y a dónde iremos Hyung? A chicos como nosotros no nos dan trabajo, no podremos pagar ni siquiera una habitación para los cinco. ¿Dónde piensas que viviremos?

―Yunho dijo que él conseguiría una posada. Él es de Gwanju, si no supiera lo que está diciendo no me lo habría propuesto.

―¡Ni siquiera lo conozco! Ni Junsu ni yo hemos convivido con Yunho para confiar en él, mucho menos para dejar todo y escapar a otra ciudad por su capricho.

―¡No es un capricho! Y yo si lo conozco y sé que debo confiar en él. Por favor Yoochun, debes creer. Si no confías en él, por lo menos confía en mí. Tú eres como un hermano para mí.

―Yo confió en ti y te conozco también, lo suficiente para saber lo precipitado que a veces eres. ―Yoochun explicó y se giró para lavar el plato que había dejado anteriormente. ―No entiendo porque la necesidad de irnos. Aquí estamos bien, comemos tres veces al día, tenemos agua y un techo para dormir en la noche…

―Por favor Yoochun aquí no estamos bien. Trabajamos día a día y no podemos disfrutar ni la mitad del dinero que conseguimos. Si vamos con ellos quizá nuestra vida mejore.

―¿Mejore para qué? ¿Para vivir en la calle? No seas iluso Jaejoong, hemos podido subsistir gracias a la ayuda que nos da el jefe.

―Eso es una mentira y tú lo sabes bien. El jefe no nos acobija para hacer su buena acción del día, solo nos quiere para recaudar el dinero que él no se esfuerza en ganar.

―¿Y desde cuando piensas así del jefe? ¿No eras tú el que lo alababa y lo defendía cada vez que podía?

―¿Y no eras tú el que lo despotricaba a cada rato? ¿No eras tú el que se vivía quejando de él?

―Estas cambiando de tema Jaejoong. Tal vez el jefe no sea santo de mi devoción, pero aun así puedo reconocer que desde que estoy con él mi vida ha sido mucho más fácil. Ahora, respóndeme lo que te pregunte: ¿Desde cuándo cambiaste de opinión?

―Desde que me di cuenta que el jefe solo es… un mentiroso. ―Jaejoong de repente cerró la boca, recordando todas las veces que el jefe le había dicho lo especial que era o lo mucho que lo quería. Todas esas palabras de afecto solo fueron tácticas para mantenerlo a su lado. Nada de eso fue verdad, por años había estado engañado. Pero ya no más. Ya no estaba dispuesto a caer en sus manipulaciones.

―Jaejoong-ah…

De repente Junsu habló detrás de él, colocando una mano en su hombro para que se girara a verlo. ―¿Tu ya no sientes nada por el jefe?

Jaejoong bajo la cabeza. ―No Junsu, ya no. Ahora solo quiero irme de su lado.

―Pero tú estabas tan enamor…

―Junsu no quiero recordarlo, por favor.

―Y hablando del jefe… ¿él sabe de esta loca idea tuya? ―Yoochun volvió a retomar la conversación, no prestando mucha atención a la extraña intervención de Junsu.

―¡Claro que no! ―Jaejoong abrió los ojos como platos. ―Si se entera de que queremos irnos no nos dejara. Puede ser que nos encierre o… que intente algo contra Yunho.

―Pues no se enterara porque no haremos nada. Me quedare aquí, Junsu se quedara aquí, y todos nos quedaremos aquí. No seré parte de este estúpido plan.

Dando punto final a su disputa, Yoochun salió de la cocina dejando a un muy malhumorado Jaejoong, quien solo suspiró profundo y conto hasta diez para que la frustración se le pasara. Sabía que convencer al cabeza dura de Yoochun no iba a ser tarea fácil, sin embargo nunca se imagino que fuera así de complicado. Si a la larga no podía persuadirlo, el plan que tenia con Yunho no podría realizarse puesto que, como se lo había dicho, eran todos o ninguno. Por años Junsu y Yoochun habían sido sus amigos, sus compañeros de aventuras, sus hermanos. No podía ser capaz de irse y dejarlos solos. Eso era impensable.

Pero Yoochun tampoco cooperaba.

Esto se estaba convirtiendo cada vez más en un dolor de cabeza.

―Jaejoong…

Junsu lo llamó algunos minutos después y Jaejoong intentó calmarse, devolviéndole la mirada. ―¿Qué pasa Junsu?

―Yo no creo que la idea sea una estupidez. En realidad me parece lo más conveniente que podemos hacer ahora. ―Dijo con cuidado, como si tuviera miedo de hacer estresar mas a Jaejoong.

―Gracias, me alegra que tu si lo puedas entender. ―Jaejoong le respondió con una sonrisa tibia y extendió su mano para acariciar la cara de su amigo. ―En verdad no quería ponerlos en esta situación, pero las cosas van a salirse de control y es mejor que estemos fuera de todo esto.

―Supongo. ―Reflexionó Junsu. ―Aunque no puedo negar que me da algo de miedo. Lo que Yoochun dice es verdad; ahora tenemos un hogar porque el jefe nos deja quedar en esta casa, pero si vivimos por nuestra cuenta…

―Junsu-ah, no tienes de que preocuparte. Yunho y yo trataremos de trabajar duro para que no tengamos que dormir en la calle. Veras lo bueno que será vivir juntos, sin nadie que nos limite ni nos diga que hacer. Solo estaremos los cinco: Yunho, Changmin, Yoochun, tú y yo… ¡ah! y Yunjae. ―Jaejoong le reconfortó y luego se aproximo para envolverlo en sus brazos, apretándolo con fuerza para que las angustias de Junsu cesaran. Debía admitir que al principio también se sintió algo escéptico de seguir con ese plan, sin embargo las palabras de Yunho le habían asegurado que todo saldría bien.

Nada podría interponerse en su camino.

A no ser que…
El reconfortante abrazo terminó cuando el jefe entró a la cocina para cerciorarse que todos los chicos hubieran dejado limpio su plato de la cena. Odiaba con fervor la suciedad, claro, cuando no la tenía que limpiar él. ―¿Qué es esto? ―Preguntó al señalar los platos de Jaejoong y Junsu que aun no habían sido lavados.

―En seguida señor.

Junsu se dirigió con rapidez al fregadero y Jaejoong solo se quedo de pie, algo resistente de querer cumplir tan diligentemente la orden. Observó como el jefe se le acercó y puso su mano sobre su hombro.

―Joongie no te note en la cena, estuviste muy callado.

Jaejoong permaneció en silencio. No quería cruzar palabra con el sujeto.

―¿Qué dices Joongie? ~ ¿Quieres dormir conmigo en mi habitación hoy? ―El jefe le susurró al oído provocando que Jaejoong temblara e inevitablemente recordara el beso de aquella noche en la habitación.

Una corriente fría le recorrió la espalda.

―No… ―Alejándose de su toque, Jaejoong se situó al lado de Junsu y comenzó él también a lavar su plato, con ansias de verse ocupado para que el jefe no tuviera oportunidad de seguir molestándolo. Junsu terminó primero y cuando esperó que Jaejoong lo hiciera para poder subir ambos al dormitorio, el jefe se interpuso entre él y su hyung, diciéndole: “Ve a dormir Junsu, necesito un tiempo a solas con Joongie”.

Junsu lució algo vacilante, sin embargo no objeto nada y se marchó, no sin antes voltear a ver a su hyung quien parecía no querer que lo dejaran solo. En cuanto Junsu salió de la cocina, Jaejoong sintió la mano fría de su jefe acariciarle la espalda por debajo de su remera. Intentó eludirlo pero el hombre se le acercó más, no dejándole escapatoria esta vez.

Sin querer permitir que eso avanzara, Jaejoong se volteo y coloco una mano en el estomago del jefe para crear distancia entre sus cuerpos. ―¿Qué es lo que quiere conmigo? ―Preguntó firme aunque por dentro se estuviera muriendo de los nervios.

El jefe, quien había estado con su usual sonrisa ladina, de repente se puso muy serio. ―Creí que tú eras el que quería algo conmigo.

¿Eh? ¿El jefe se acordaba? ―¿Acaso recuerda... lo que le dije esa noche?

―Si lo recuerdo Joongie. Lo recuerdo muy bien.

―Usted se burlo de mí.

―Estaba borracho.

―Aun así… ―Jaejoong cayó en cuenta que no tenía sentido tener esa discusión; así que se giró de nuevo, terminó de lavar su plato y se dispuso a irse. ―Disculpe. ―Se excusó y cuando estuvo a punto de marcharse, el jefe lo acorraló contra el mesón y lo tomo de sus mejillas para volver a besarlo.

“Oh no, no de nuevo” Jaejoong apretó su boca, no queriendo que el hombre volviera a hacer de las suyas, y cuando pensó que los labios del jefe aterrizarían sobre los suyos, una pequeña cosa hizo que la atención del jefe se desviara de su boca a su cuello.

“Ese collar”

Con brusquedad el jefe tomó la cadena que Jaejoong llevaba puesta y la miró con una incredulidad en sus ojos que hizo confundir al más pequeño. ―¿Por qué tienes esto? ―Le reclamó ahora con un tono de voz más grave. El “seductor” hombre de hace unos segundos había quedado en el olvido.

Jaejoong se aclaro la garganta. ―Lo encontré. ―Mintió. Por supuesto no podía decir que era un regalo de Yunho.

―¿Dónde?

―Estaba tirada en la calle.

El jefe se lamio su labio, indicio de que estaba pensando profundamente. Jaejoong pensó que el jefe dejaría el asunto ahí, mas sin embargo lo que paso después fue que el hombre le arranco la cadena del cuello y se la guardo en el bolsillo superior de su camisa de rayas.

Jaejoong gritó por esa acción. ―¡Oiga! ¡¿Qué hace?!

―Sabes que todo lo que tengan, así lo encuentren, deben dármelo a mí.

―¡Pero no es justo, yo la encontré!

―¡Son las reglas Jaejoong, tú no puedes tener esto!

―¡No!

Sin importarle que fuera su jefe, Jaejoong se le abalanzó e intentó sacar la cadena de su bolsillo. Ese era un regalo muy especial de Yunho que además había pertenecido a la difunta madre de este; no se lo iba a dejar quitar. Su jefe no ganaría esta vez.

―¡Jaejoong, detente!

―¡No, devuélvamelo! ¡Es mío!

Jaejoong trató de amortiguar al hombre, pero antes de que pudiera hacerlo, el más grande lo tomo de su remera y le dio una fuerte cachetada, haciéndole perder el equilibrio y aterrizar sobre una pila de platos que estaban acumulados uno sobre otro en el borde del mesón. El cuerpo de Jaejoong reboto contra los platos, provocando que estos cayeran al suelo y se rompieran en mil pedazos.

Algo aturdido por el golpe, Jaejoong se levanto del piso, dirigiendo la mirada a su mano. Un pedazo de cerámica lo había alcanzado a cortar. Estaba sangrando. En todos sus años de vivir junto al jefe, este nunca se había atrevido a golpearlo. Lo hacía con otros chicos… pero no con él.

Nunca con el más especial.  ―¡¿Por qué es tan cruel?! ―Jaejoong le gritó con furia reprimida. Estaba a una gota de explotar.

―¿Cruel? ¿Crees que soy cruel? ―El jefe soltó una carcajada. ―No soy cruel, yo te salve la vida Jaejoong. Yo te rescate de las calles, yo me encargue de ti cuando eras solo un pequeño. Nadie más te quiso, solo yo. Me debes la vida por eso. ―El jefe remarcó esas últimas palabras como si en verdad creyera que Jaejoong debía rendirle gratitud por su inmenso “sacrificio”. ―No entiendo porque te estás comportando así, pero sea lo que sea, nunca debes olvidar que ahora estas aquí por mi ayuda.

Sin mí, tú no eres nadie.

Jaejoong se mordió la lengua ante esas palabras. La parte más débil de si mismo le decía que era cierto.

Pero su parte más fuerte proclamaba que no debía creer en sus humillaciones.

―Deberás trabajar el doble para pagar esos platos que acabas de romper, por ahora quiero todo recogido y ni una palabra de esto a los demás ¿Entendido? ―Azotando la puerta, el jefe dejó a Jaejoong de pie, con los puños marcados y con la rabia queriendo salir de su interior.

A continuación, el jefe subió las escaleras y cuando llego a su habitación lo único que hizo fue apoyarse contra su tocador, sintiendo una sensación de incertidumbre en su cuerpo que no había sentido en mucho tiempo. 

“¿Cómo? ¿Cómo es que ese chiquillo tenia…?” El jefe meditó en su cabeza al sacar de su bolsillo la cadena que le había quitado. No era posible; no era posible que después de tantos años Jaejoong tuviera aquel regalo que él le había dado a aquella mujer hace tanto tiempo. Jamás se la había visto antes, esta era la primera vez que lo veía con esa cadena. Debió haberla conseguido recientemente y de ser así, entonces… ¿Se había visto con ella? No, debía tratarse de una coincidencia. Si, tal vez Jaejoong decía la verdad y se la había encontrado tirada en la calle. Después de todo ¿Qué probabilidad había de que hubiera encontrado con ella? ¿Con esa mujer? Ninguna.

Algo más relajado por esa suposición, el jefe metió la cadena en un cofre que mantenía en su tocador, y se sentó en su gran sillón, prendiendo otro de sus cigarros; no queriendo dejar que sus paranoias le amortiguaran la cabeza.

Sin embargo había algo que no podía negar: la imagen de Jaejoong con la cadena puesta de aquella mujer, fue como si hubiera abordado un tenebroso viaje al pasado.

Como si la hubiera visto una vez más.


..



La mañana siguiente Jaejoong trató de esquivar a Yunho tanto como le fue posible. No quería que se diera cuenta que no tenía la cadena de su madre y por consiguiente, se enojara por eso. Se sentía culpable; culpable de no haber sido más cuidadoso o más insistente de haberla recuperado. Si hubiera sido más precavido, el jefe no habría visto la cadena. Si hubiera sido más fuerte, la habría podido recuperar. Que idiota había sido.

Su plan de esconderse no duro mucho porque Yunho de inmediato noto que no tenía la cadena al acorralarlo en la esquina de un callejón para una rápida sesión de besos.

―¿Quién te la quito?

Fue lo primero que Yunho preguntó. Sabía que no podía ser posible que Jaejoong hubiera sido solamente descuidado y la hubiera perdido. Si no la tenía seguramente era porque alguien se la había arrebatado.

―El jefe. ―Jaejoong confesó luego de un rato.

Al oír eso Yunho tomó una respiración profunda y paso su mano por entre las fibras de su cabello. Definitivamente ese hombre se estaba metiendo en terreno peligroso. ―¿Por qué lo hizo?

―No nos deja tener cosas valiosas. Ni siquiera algo mínimo. Cree que todo debe ser de su propiedad.

―¡Misera…!

―Pero ya sé cómo recuperarla. ―Jaejoong interrumpió.  

Yunho frunció el ceño. ―¿Cómo?

Jaejoong miró a ambos lados, cerciorándose que nadie los estuviera vigilando. ―El jefe nunca está en la casa en el día. Podemos entrar a su habitación, buscar la cadena y tomarla de nuevo.

―¿Tienes permiso de entrar a su habitación?

―Por supuesto que no. Es prohibido, pero si él no está, no se dará cuenta.

Ok, había algo de este plan que no sonaba bien para Yunho. Quizá presentía que no sería del todo seguro, pero nada más podían hacer si querían recuperar la cadena y restituir el honor de Jaejoong. Tenían que arriesgarse para poder ser ellos quienes se burlaran de la insolencia de ese hombre. A Yunho no le quedaba de otra que aceptar. ―Bien, ¿Cuándo iremos?

―Ahora mismo.

Tomando su mano, Jaejoong no le dio tiempo a Yunho de asimilar la propuesta porque de un solo jalón lo llevo por entre las calles hasta la puerta principal de su residencia. Antes de entrar, se aseguraron primero de que la casa estuviera vacía y para su suerte, hoy era un día muy agitado, por lo cual no había posibilidad de que alguno de los demás chicos estuviera en casa.

Teniendo luz verde, entraron a la residencia y no esperaron en subir por las escaleras que conducían a la habitación principal. Luego, utilizando un alambre, abrieron la puerta del dormitorio y se metieron de inmediato a esta.

Al entrar en la habitación del jefe Yunho no pudo evitar sentir un malestar en el estomago. Esa habitación definitivamente no era la de una persona pobre, de hecho ni parecía ser parte de la misma casa. Mientras que los chicos debían conformarse con una vivienda digna de un mendigo; el jefe vivía como un rey. Tecnología de alta gama, sillones recubiertos de terciopelo, un televisor gigante… era como si en el mismo lugar convivirían dos mundos opuestos: el de la miseria y el de la acumulación. Yunho no podía creer como existía alguien tan egoísta, sabiendo que los que lo rodeaban aguantaban necesidad.

―Esto es absurdo.―Yunho expresó al recorrer la habitación.―En serio no puedo creer como tiene a tantos chicos bajo su mando. Como los tiene idiotizados.

Jaejoong llego a su lado. ―Yo era así, yo estaba idiotizado por su encanto.

 “¿Encanto?” Yunho pensó.

―Me refiero a que… yo creía que él era la persona más buena del mundo por ofrecerme su ayuda. Creía que era alguien a quien debía ofrecerle mi mayor lealtad. Pero ya no es así. Ya no voy a seguir en su juego.

Con una decisión que Yunho nunca le había visto en los ojos, Jaejoong se dirigió al baño y tomo el balde que en anteriores veces había usado para lavarle los pies a su jefe. Recolectó un poco de agua en el y luego se dirigió al televisor. Lo que sucedió después fue que Jaejoong vertió todo el contenido del balde sobre el aparato.

Yunho abrió los ojos. ―¡¿Qué haces?! ―Inquirió mientras se le abalanzaba para detenerlo. ¿Acaso había perdido la cabeza?

Jaejoong se comenzó a reír. ―¿No sería gracioso que el jefe llegara y encontrara todas sus cosas dañadas?

―Nada de eso, vinimos por la cadena.

―Yunho pero no es justo. No es justo que él siga disfrutando de las cosas que consiguió con nuestro esfuerzo.

―¿Y qué planeas hacer, eh? ¿Destrozar la habitación?

Ante la pregunta, Jaejoong se mordió el labio, mostrando esa sonrisa de picardía que a veces usaba cuando tenía una idea en mente. Dejo el balde a un lado, tomando esta vez unas botellas de loción y rociándolas sobre el equipo de sonido. Luego agarró uno de los cojines de la cama y lo comenzó a estrellar contra una pared, provocando que se salieran todas las plumas y que por lo tanto toda la habitación quedara hecha un chiquero. Desocupo envases y restregó el contenido sobre las cortinas. Finalmente pintó con sus dedos un mensaje insultante en uno de los espejos de piso. 
Jaejoong no recordaba la última vez que se hubiera divertido tanto haciendo una de sus diabluras. Tal vez había madurado tanto viviendo la dura vida en las calles que ya no sentía esa efusividad que los chicos de su edad debían sentir.

Desde que Yunho llegó a su vida había aprendido de nuevo a divertirse.  

―Jaejoong-ah tenemos que buscar el collar, debemos apurarnos. Además, entrar sin permiso a la habitación es una cosa, pero esto ya es demasiado. ¿Qué pasaría si se entera que fuiste tú?—Yunho advirtió rato después sintiéndose un tanto alarmado por el comportamiento revoltoso de Jaejoong. Sabía que Jae estaba herido, pero no se imagino que sería capaz de hacer todo eso. Si seguía así, no saldrían de ahí sino hasta llegada la noche.

Pero Jaejoong no iba a parar. Tanto tiempo se había pasado el descaro de su jefe que ya no iba a ceder más. La noche anterior el jefe se había atrevido a golpearlo, a tratarlo de menos; hoy se las cobraría. ―No hay prisa Yunho-yah, hoy es viernes, el jefe no llega sino hasta pasada la media noche. ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo que nos descubra en su habitación? ―Jaejoong saltó a  la cama, sentándose sobre sus pantorrillas. ―♩♬ Yunho tiene miedo, Yunho tiene miedo ♩♬ ―Canturreó, disfrutando enormemente la cara de disgusto que Yunho ponía por sus burlas.

―No le tengo miedo, ni un poco.

―Demuéstramelo. ―Jaejoong se cruzo de brazos. ―¿Qué serias capaz de hacer?

Yunho no dijo nada, en su lugar se acercó a la cama y se sentó al lado de Jaejoong quien ya estaba completamente acostado sobre el colchón. ―¿Qué serias tu capaz de hacer? ―Le devolvió la pregunta.

Jaejoong sonrió vagamente. ―¿Una travesura de verdad?

―¿Qué clase de travesura?

―Pues… ―Dudoso, Jaejoong tomo el borde de la camisa de Yunho, incitándolo a que se recostara encima. ―¿Un beso?

Yunho suspiró profundo. ―Bien. ―Acercando su rostro, el moreno tomó los labios de Jaejoong y los chupo de tal manera que hizo que al otro estremecerse por el contacto. Aunque ya se hubieran besado miles de veces, la sensación seguía siendo emocionante.

Pero más emocionante era lo que Jaejoong tenía en mente. ―Yunho, ¿Y si…?

Por su expresión, Yunho pudo suponer a que se quería referir. ―¿Quieres que…?

―Solo una vez, ¿Si?

―No, no Jaejoong, ya te dije que no debemos demorarnos.

―No seas aburrido. Nadie se va a enterar. ¿No sería divertido? Tu… haciéndome el amor mientras yo gimo… sobre esta cama…

Yunho no podía negar que la propuesta era tentadora. El jefe no estaba, la habitación estaba a su disposición… sería como una especie de venganza. Por todo lo que le había hecho a Jaejoong. Por la intranquilidad que le había causado a él. ¿Qué mejor forma de  hacerlo si no era en su cama? Sería como una humillación, una burla y ellos dos lo disfrutarían.

Ambos se le burlarían en su territorio.

―Ok, pero solo una vez ¿De acuerdo?

―De acuerdo. ―Jaejoong asintió feliz y no espero para bajarse los pantalones, bajándole los pantalones a Yunho en el proceso. Luego se acomodo sobre los numerosos cojines de la cama y abrió las piernas. Si iban a hacerlo tenía que ser rápido, no había tiempo para juegos previos. Yunho se coloco enfrente de él sobre sus rodillas y miro ese agujero apretado que anteriormente había reclamado como suyo.

La realización de lo que iban a hacer lo golpeo como una ola. —¿Enserio quieres hacer esto… aquí? ¿Justo aquí? —Le preguntó con una sonrisa, ahora más divertido que preocupado.  

Jaejoong se lamio el labio. —Solo házmelo.

—Estás loco. —Yunho le planto un beso en la boca, volviéndose a posicionar entre sus piernas. Miró otra vez el agujero rosado, sintiéndose algo indeciso. A pesar de que luego de su primera vez lo habían hecho un par de veces más, aun Yunho no estaba seguro de cómo follar a Jaejoong sin lastimarlo. Esta vez, pese al apuro, quería ser más cuidadoso.

Queria que Jae disfrutara al máximo.  

Dirigió su mirada entonces a una de las mesas de noche, notando que había una especie de ungüento puesto en ella. Suponiendo que serviría, Yunho la cogió y la esparció tanto en la extensión de su pene ya erecto como en la entrada de Jaejoong. Jaejoong se rió agitado al sentir los dedos largos de Yunho masajeando su ano. Esa sensación de cosquillas, incomodidad, ansiedad, lujuria y vergüenza volvieron a él.

Hacer el amor era tan extraño.

Pero tan emocionante a la vez.

―Vamos metete Yunho. ―Jaejoong suplicó mientras pasaba sus brazos por debajo de sus rodillas para elevar su trasero. Quería experimentar de nuevo la sensación de ser penetrado y el movimiento de su cuerpo rebotando contra el de Yunho.

Lento pero seguro, Yunho se apoyo en los muslos posteriores de Jaejoong y empezó a enterrar su pene, deteniéndose cuando por fin estuvo todo dentro. Jaejoong jadeo por la intrusión, luchando contra su cuerpo para poder relajarse y por ende, poder sentir más placer.

El vaivén comenzó luego de unos minutos; primero despacio y luego tomando un ritmo constante. El colchón se hundió con el peso de los cuerpos, la cama rechinó y tanto Yunho como Jaejoong gimieron por el placer que estaban sintiendo. Yunho abrazo completamente  a Jaejoong para poder penetrar más rápido y este lo recibió entre sus brazos, ubicando sus manos en los glúteos del más alto para poder alentarlo.

―Yunho, mas fuerte… ―Le susurró al oído. Yunho aumento de velocidad. ―Me siento tan lleno…uhm…

―Jae… se siente tan rico…

―Umh si…

―¿No quieres a nadie… más cierto?

―No…

―¿Ni a él? ―Yunho preguntó de la nada. Ni sabia porque preguntaba eso, tal vez el hacer el amor lo tenía tan embriagado que ya no pensaba lo que decía.

Jaejoong abrió la boca. ―¿Qué?

Sin preocuparse en explicarle, Yunho lo atrapo en un beso largo, profundo y mojado, el cual hizo que Jaejoong olvidara aquella extraña pregunta.   

A minutos de llegar al clímax, Yunho cambio de posición y ahora estaba de pie penetrando a Jaejoong por detrás mientras este descansaba boca abajo en el borde de la cama. La manera en la que se movían había dejado de ser cuidadosa, infantil; realmente ahora eran solo dos chicos adolescentes enfocados en liberar su libido.

Jaejoong se corrió al sentir como Yunho tocó unas cuentas veces su próstata y Yunho lo hizo después, sacando el pene del cuerpo de Jaejoong para poder chorrear su semen en la espalda baja de este. Al terminar, Jaejoong se volvió a acostar en la cama y comenzó a dar vueltas en esta, riéndose por su osadía de haberlo hecho ahí. Yunho, en cambio, busco algo con que limpiar los rastros de semen, ya que al parecer Jaejoong no tenía indicios de querer borrar la evidencia de su sexo.

―¡Mierda!

Jaejoong escuchó a Yunho maldecir cuando este boto sin querer un cofre que estaba puesto en el tocador de la habitación. El pelinegro se arrodillo para ayudar a recogerlo y sin esperarlo, el collar de la madre de Yunho apareció entre las cosas que habían salido disparadas por la caída. Emocionado, Jaejoong alzo la cadena y cuando quiso decirle a Yunho que la había encontrado, su entusiasmo quedo opacado cuando vio que Yunho estaba sentado en el piso, mirando muy fijamente una fotografía que también había caído del cofre. Sus labios se veían secos; sus pupilas congeladas como si hubiera visto un fantasma.

Había algo en esa foto que a Yunho lo dejo perplejo, sin habla. Algo que removió un sentimiento muy dentro de sí.

―No puede ser… ―Yunho susurró totalmente asombrado, no dando crédito a lo que sus ojos veían.

―¿Qué pasa? ―Jaejoong se ubico a su lado y echo un vistazo a la foto. Sus ojos se abrieron de par en par al ver a una joven mujer la cual traía puesta la cadena que él tenía en su mano. ―¿Ella es…?

―Es mi madre.

―Pero… ―Jaejoong detalló al hombre que estaba al lado de ella. ―¡Es el jefe! ¿Por qué…?

Y en efecto, en aquella fotografía estaban dos personas abrazadas; una de ellas era el jefe de Jaejoong y la otra persona era… la madre de Yunho. La fallecida madre de Yunho. La foto estaba desgastada y descolorida, probablemente era de años atrás. Muy posiblemente había sido tomada durante el tiempo en el que Yunho estuvo en gestación, ya que se podía ver la barriguita en su vientre.

Volteando la foto, Yunho leyó lo que estaba escrito en la parte trasera:

“Para la sonriente mariposa traicionera y el bebe que crece en sus entrañas. Jisung, Seojin y nuestro bebe.

1986”

Yunho soltó la foto.

1986 era el año en el que él había nacido.

Él nunca conoció a su padre. Ni siquiera sabía quién era.

Según su madre, su padre era un bastardo…

Todo encajaba, todo parecía concordar.

Su padre… ¿Era el jefe de Jaejoong?

―Tenemos que irnos, ahora. ―Levantándose del piso, Yunho busco con urgencia su pantalón y el de Jaejoong, y se dispuso a irse de la habitación. Ya ni siquiera importaba que hubieran dejado la habitación hecha un desastre, él tenía que irse de ahí. Obedeciendo, Jaejoong se coloco su pantalón y salió del dormitorio de su jefe junto a Yunho, no olvidándose del collar.    

Cuando estuvieron fuera de la residencia, lejos de peligro, Yunho se recargo contra una pared de un callejón y resbalo en ella hasta caer sentado en el suelo. Jaejoong se inclinó a su lado. ―Yunho ¿Qué pasa? ―Le preguntó preocupado. En realidad no entendía que carajos estaba sucediendo. 

Pero Yunho no quería decirlo, no estaba dispuesto ni siquiera a reconocerlo. ¿Él era el hijo de aquel repugnante sujeto? ¿Su madre, su hermosa y pura madre se había metido con semejante desgraciado? No, definitivamente debía ser una equivocación. Debía estar interpretándolo mal, quizá la foto quería referirse a otra cosa y él estaba sacando conclusiones premeditadas. Él no podía ser el hijo de ese hombre y no lo iba a aceptar.

Todo debía tratarse de una confusión.

De una horrible y fea confusión.

Levantándose del piso, Yunho no hablo más del tema y en su lugar le dijo a Jaejoong que debían seguir con sus respectivas labores del día, como si lo que hubiese pasado hace unos minutos no tuviese importancia. Jaejoong quedo aun mas desconcertado cuando vio a Yunho alejarse y de su cuerpo desprenderse la fotografía que había quedado anclada a su pantalón.

Recogiendo la foto, Jaejoong la analizó.

Realmente Yunho no había se había equivocado aquella vez que le dijo que se parecía a su madre, porque la mujer que estaba ahí sonriendo y acariciando su barriguita de embarazada ciertamente era… como su exacta fotocopia.



..



Yunho se levanto la mañana siguiente con una presión en el pecho.

Aparte del desasosiego que aun llevaba por descubrir esa misteriosa fotografía, había algo que lo tenía angustiado y no sabía por qué.

Algo referente a Jaejoong, algo referente a su futuro juntos.

Levantándose de la cama, Yunho bajó hasta la rudimentaria cocina que su pandilla había armado y se sirvió un vaso de agua. Tal vez solo había dormido mal o tenido una pesadilla, y eso era la causa de porque esa terrible sensación en su corazón. Aflojando sus músculos, Yunho meditó que quizá sería bueno dormir un poco más para controlar sus ansias, pero en el momento en que se dispuso a subir de nuevo por las escaleras, la puerta del edificio se abrió.

―¿Qué…?

La persona que había entrado era Jaejoong, y en sus manos estaba el perrito Yunjae envuelto en una capa de sangre.




..

Nota: Ok en este capitulo se revelo algo del misterio de este fic, pero no todo, asi que todavía hay mucho mas que descubrir. Uhm, como les dije este fic sea dividido en dos partes, el capitulo final de la primera parte sera el siguiente. Esperenlo. 

Dejen sus comentarios.


jueves, 10 de agosto de 2017

Niños de Ciudad: Capitulo VIII

―Porque tu estas de mi lado, porque tú eres mi niño, siempre mi niño fiel, el que nunca me dejara… ―Anulando la distancia, el jefe tomo con sus labios los labios del menor en un intento de mantenerlo bajo su dominio; sin embargo Jaejoong reaccionó al instante y alejó con rudeza su rostro, escurriéndose ágilmente debajo de él. Luego corrió hacia la puerta, huyendo a su habitación. Jisung entonces saco de su bolsillo otro cigarro, acostándose de lleno en el sillón. Una ligera sonrisa se le apareció en el rostro.

Y no, no es que ahora le interesara Jaejoong, pero si comportarse amoroso le aseguraba tener el dinero que su niño estrella generaba, entonces haría lo que fuese necesario. Lo consentiría, lo besaría, hasta sería capaz de jurarle amor eterno si la situación lo ameritaba; solo que, lo el jefe desconocía, es que por mas besos que él le diera, Jaejoong no iba a regresar a él.

Porque sus dudas eran ciertas…

…Otro ya había reclamado su lugar.


..



Capítulo VIII: Desde siempre acepto su destino, desde siempre supo que él no era más que un pordiosero, sin embargo cuando estaba con Yunho, él podía anhelar ser algo más. Alguien importante, alguien valioso.

Alguien amado.





Una noche después, Jaejoong se encontraba recostado frente a la chimenea del altillo, reposando su cabeza en el regazo de Yunho, quien estaba sentado en el piso contra la parte delantera del sofá. Aunque generalmente estar con Yunho le robaba toda su atención, hoy Jaejoong parecía estar ido, como en otro mundo y eso se debía a lo que había pasado con su jefe la noche anterior. 

El jefe lo había besado y Jaejoong no podía entender porque había hecho eso si la otra vez solo lo humilló de la manera más cruel. ¿Acaso si sentía lo mismo que él había sentido? ¿Acaso si le gustaba? Miles de preguntas atacaban su cabeza y ni una sola respuesta a ellas. “¿Sera que el jefe me quiere?” Jaejoong sacudió su cabeza al evocar aquellos sentimientos que lo devolvían a  cuando estuvo enamorado. No podía dejar que regresaran a él y menos estando ahora con Yunho.

Con Yunho…

Jaejoong dirigió su mirada hacia arriba, mirando a Yunho quien suavemente le acariciaba la cabeza. El aura que emanaba el jefe y el aura que emanaba Yunho definitivamente eran muy diferentes. El jefe era un hombre que imponía respecto pero también hostilidad y deshonestidad. Yunho, por otra parte, transmitía seguridad, confianza, amistad. Transmitía amor y eso a Jaejoong lo tenía atrapado.

Con seguridad podía decir que ahora encontraba mucho más encantador cualquier cosa que hiciera Yunho, que cualquier cosa que hiciera su jefe.

―¿Estas cansado? ―Jaejoong le preguntó a Yunho al ver que tenía una expresión bastante apagada.

―Algo, conseguir dinero se está volviendo difícil…

―Lo sé. ―Jaejoong concordó y devolvió su mirada al fuego de la chimenea.

El silencio volvió a apoderarse de la habitación.

Yunho suspiró pesado, había algo que también estaba molestando en su cabeza.

Ya lo tenía decidido, para evitar problemas con su bando y el de Jaejoong, se iría del suyo y regresaría a Gwanju con su pequeño Changmin y claro, con Jaejoong. El problema radicaba en que no sabía cómo Jaejoong aceptaría eso. Quería preguntarle pero cada vez que se decidía por hacerlo, su valentía inexplicablemente daba un paso atrás. Quizás tenía miedo de que Jaejoong le dijera que no y que la razón fuera por no dejar al estúpido de su jefe. Le daba coraje tan solo pensar que Jaejoong muy probablemente elegiría quedarse al lado de su jefe que irse con él; porque aunque ellos fueran una “pareja” ahora, el jefe había sido el apoyo de Jaejoong por años y eso era algo que él no podía cambiar de la noche a la mañana.

El sonido del reloj marcando las nueve de la noche sonó. Yunho supo que ya era hora de que Jaejoong se fuera. ―Debes irte, no es bueno que andes rondando tan de noche en la calle.

Jaejoong se mordió el labio, él todavía no se quería ir. ―¿No podría quedarme una hora más?

―No, mas tarde puede ser peligroso.

―Pero no me quiero ir. ―Jaejoong hizo un puchero. ―No quiero… ―De repente la imagen de su jefe acosándolo se le vino a la cabeza. No quería volver a la residencia y soportar eso. ―¿No podría quedarme esta noche aquí?

―¿Quieres dormir aquí?

―Sí.

Yunho lo pensó un poco. No podía llevar a Jaejoong a su cuarto sabiendo el riesgo de que alguno de los miembros de su pandilla lo vieran y armaran problema. Dormir en el sofá tampoco parecía una buena opción, sería muy incomodo. ―Espérame aquí. ―De improvisto Yunho salió del altillo dejando a Jaejoong a solas sentado en el piso. No transcurrió más de diez minutos para que Yunho regresara arrastrando un pequeño colchón y un par de cobijas. Jaejoong se levanto del suelo, viendo como Yunho acomodaba el colchón y las cobijas justo en el espacio entre la chimenea y el sofá. ―Así no te dará frio cuando duermas aquí. ―Le dijo.

Jaejoong sonrió ante la hospitalidad de Yunho y se arrodillo junto a él en la nueva improvisada cama. ―No nos dará frio querrás decir.

―¿Cómo? ¿Quieres que duerma contigo?

Dios, Yunho a veces podía ser muy lento. ―Obvio, ¿Crees que me quedaría aquí no durmiendo contigo?

El rostro de Yunho de inmediato se sonrojo al imaginar la combinación de cama + Jaejoong + chimenea + noche. Aunque ambos fueran todavía muy jóvenes, esta era la edad en donde las hormonas atacan sin control y tal vez eso sucedería esta noche. ―Ok… si quieres… ―Algo nervioso, Yunho terminó de tender la cama y se acostó, elevando la cobija para que Jaejoong se acostara a su lado. El pelinegro no dudo en acurrucarse contra Yunho y levanto un poco su rostro para darle un beso en la boca. En menos de lo esperado ambos ya se estaban besando profundamente, envueltos en la comodidad de las cobijas y el calor del fuego.

Juguetearon un rato con sus lenguas fuera de sus bocas y luego se abrazaron, acariciándose con serenidad sus espaldas.

―¿Cómo esta… Yunjae? ―Yunho le preguntó entre besos. ―¿Esta… comiendo bien?

―Si… gracias a la comida que le compraste…Yoochun hoy lo está cuidando…

Yunho sonrió. ―Entonces eso prueba que soy el mejor appa de los dos.
                                                                                                   
―¡No! ―Jaejoong protesto, robándole otro beso. ―No lo eres. ―Jugando, Jaejoong se coloco a horcajadas sobre Yunho y rodeo ambos brazos en su cuello, besándolo y acariciándolo de una manera algo sugerente. Yunho de inmediato sintió un calor agudo en la parte baja de su cuerpo. Hoy Jaejoong estaba muy travieso y no sabía si iba a hacer lo suficientemente fuerte para resistirlo.

―Jae… espera… ―Yunho susurró en un aliento. ―Espera…

―¿Qué pasa… “Appa”? ―Jaejoong se le burlo, mostrando esa mirada picara combinada con pureza muy característica de él. ―¿No te gusta?

―No es eso. Es que… si sigues así…

―¿Si sigo así? ―Jaejoong planto un beso en la mejilla de Yunho, luego en su barbilla, en su oreja, en su cuello, en su pelo… de verdad hoy sentía ganas de mostrarle a Yunho lo mucho que se había enamorado de él. Ya el jefe y sus preocupaciones con respecto a él no le importaban, ahora lo único que importaba era disfrutar este momento de intimidad con su amor. ―¿Qué pasa si sigo? ¿Acaso esto no es lo que hacen los padres cuando tienen un hijo?

El rostro de Yunho se torno rojo, formando una mueca de perplejidad un tanto cómica.

Ante eso, Jaejoong soltó una pequeña carcajada y se bajo de encima de Yunho, acostándose boca arriba a su lado. Yunho se acomodo de medio lado, pasando un brazo por sobre el pecho de Jaejoong. ―¿Qué es tan gracioso? ―Le preguntó al ver que Jaejoong no dejaba de reírse.

―Eres gracioso. ―Jaejoong le contesto con una gran sonrisa.

Yunho hizo un puchero. ―¿Quieres reírte de verdad? ―Levantando sutilmente la camisa que Jaejoong vestía, Yunho acerco su cara y presiono sus labios contra el estomago de este, haciendo un movimiento con su boca que hizo a Jaejoong doblarse de la risa.

―¿Q-qué haces? ―Inquirió Jaejoong cuando pudo calmarse.

―Mi madre solía hacer esto cuando quería animarme.

―Oh… ¿Puedo? ―Sentándose en el colchón, Jaejoong llevo sus manos al borde del suéter de Yunho y lo levanto para ver su abdomen. Al igual que Yunho había hecho segundos antes, Jaejoong acerco su cara y presiono fuerte su boca, moviendo no solo sus labios sino también sus dientes para morder sutilmente la piel de Yunho.

Yunho se sacudió inquieto. ―¡Oye! ¡No tan agresivo! ―Le replicó juguetonamente mientras lo volvía a recostar y se colocaba encima. De nuevo subió la camisa de Jaejoong pero esta vez hasta sus hombros, dándole cosquillas con su boca en todo su torso. Sin saber cómo, sus labios aterrizaron en una de las tetillas de Jaejoong, provocándole un gemido ante el contacto.

 ―¿Yunho…? ―La respiración de Jaejoong se volvió más agitada en cuanto sintió como Yunho sacaba su lengua y la pasaba por sus tetillas, chupándolas después y acariciándolas con la boca.

Ninguno de los dos se detuvo a pensar porque pasaron de estar jugando infantilmente a acariciarse tan lascivamente; ahora solo importaba lo bien que se sentía la humedad de la lengua sobre esa piel tan sensible.

Pronto no fue Yunho sino Jaejoong el que ahora estaba encima, acercando su cara a las tetillas de Yunho para mamarlas como Yunho lo había hecho antes. Las chupo, las lamio, las pellizco con sus dientes sin ningún atisbo de timidez. En seguida, Jaejoong sintió un bulto firme presionarse contra su muslo interior, indicando que al parecer Yunho se había puesto duro por las caricias. Jaejoong bajo su rostro y se rió, acostándose totalmente sobre Yunho. ―¿Eh, Yunho, enserio te gusto tanto?

Yunho no contesto, solamente le envió una mirada de advertencia como si le dijera que no quería ser molestado. No obstante Jaejoong no iba a parar con sus burlas. ―Uhm, ¿Puedo verlo?

―¿Por qué?

―Tengo curiosidad.

De inmediato Jaejoong se quito de encima de Yunho y se sentó al lado, alejando las cobijas para ver la erección que se escondía entre sus pantalones. Yunho se apoyo sobre sus dos codos, preguntándose si de verdad Jaejoong sería capaz de sacarlo ya que parecía estar algo indeciso. Sin embargo, más rápido de lo que pensó, Jaejoong tomo el borde de su pantalón de algodón y lo bajo, dejando al descubierto ese pene rojo que crecía y crecía conforme los segundos pasaban.

Jaejoong se rió como quien hace una travesura indebida y Yunho irguió su torso al verse completamente descubierto. ―¡Jaejoong! ―Gritó al taparse el pene con las manos. ―No…

―No seas tonto Yunho, tenemos lo mismo. ¿Te da vergüenza?

Yunho se mordió los labios, no queriendo admitir que se moría de la pena. En realidad él no se sentía incomodo estando desnudo con sus compañeros de bando o con otros chicos, pero que Jaejoong lo viera así le provocaba una timidez inmensa. Él sabía que con los demás su desnudez era algo totalmente inocente, pero con Jaejoong no. Con Jaejoong, sus interacciones se estaban convirtiendo en todo menos inocentes.

Con su sonrojo a flor de piel, Yunho intentó volverse a poner las cobijas encima pero Jaejoong se lo impidió, lanzándolas lejos para que no tuviera oportunidad de cubrirse. ―Eh ~ Yunho no hay necesidad que te escondas de mi.

―Entonces voltéate, no quiero que veas. ―Yunho le exigió mientras rodeaba su pene con su mano derecha.

―¿Por qué?

Yunho hizo una expresión angustiante como si le quisiera decir a Jaejoong que estaba hablando en serio, por lo que Jaejoong soltó un suspiro profundo y se coloco detrás del otro, abrazándolo por la espalda mientras recargaba ambos brazos por sobre los hombros de este.

―No lo puedo hacer si me estas mirando. ―Dijo Yunho.

―Solo hazlo, no es como si fueras hacer algo que yo no sepa.

Resignado, Yunho tomo su pene y lo empezó a bombear de arriba abajo esperando venirse lo más pronto posible para acabar aquella incomoda escena. Regularmente él no se masturbaba mucho; la excepción había sido esos últimos días, exactamente desde que Jaejoong y él habían dejado de ser simplemente amigos para convertirse en algo más. Le daba vergüenza admitirlo pero en ocasiones, cuando se despertaba a mitad de la noche, él simplemente tomaba su pene y pensaba en Jaejoong… en sus besos, en su voz, en su rostro. Yunho no podía evitar no masturbarse si Jaejoong le provocaba tantos deseos.

―Uhm. ―Yunho gimió al cerrar sus ojos y sentir la respiración caliente de Jaejoong sobre su cuello. Ahora ya no tenía que imaginárselo, Jaejoong estaba ahí con él, a su disposición. Yunho batió un poco más fuerte su pene.

―¿Ya casi? ―Jaejoong le susurró al oído a lo que Yunho respondió con un gruñido incomprensible. ―¿Puedo… hacer algo? ―Con una idea en mente, Jaejoong dejo de abrazarlo y se coloco en frente, mirándolo con ojos anhelantes.

Yunho se detuvo. ―¿Qué… quieres?

Jaejoong se lamio el labio. ―Quiero hacerlo pero no sé cómo hacerlo.

Yunho pensó que Jaejoong se refería a masturbarlo con su mano, así que tomo la mano del otro para dirigirla a su pene, no obstante lo que quería era algo totalmente diferente. Sin ningún tipo de pudor, Jaejoong se inclino como un gato y paso su lengua por la ranura del pene de Yunho. El moreno casi se vino ante ese toque. ―J-jaejoong, ¿Q-qué haces?

―Dicen que así te vienes más rápido, y que es más rico.

―¿No te da asco?

Jaejoong sonrió. ―No, de hecho… ―La frase quedo a medias porque sin poder aguantar más, Jaejoong abrió su boca y tomo con sus labios la punta del pene que ya estaba comenzando a chorrear líquidos de pre-semen.

―Uhm… Jae… ―Yunho gruñó al sentir como Jaejoong afianzaba su agarre y ahora intentaba meterse toda su hombría a la boca. No podía, no tenia la suficiente habilidad y además el ancho era un poco grande para su boca, aun así Jaejoong siguió intentando. Quería darle a Yunho todo el placer que su boca pudiera brindar.

Unas cuantas lamidas pequeñas y luego un chupón fuerte hizo que Yunho sintiera corrientazos por su espina dorsal. No podía creer que esto estuviera pasando, jamás se le pasó por la cabeza tener a Jaejoong dándole una mamada. Tal vez para él los besos siempre fueron suficientes, pero quizás en el fondo siempre ansió por más y ahora se estaba cumpliendo. ¿Hasta dónde sería capaz de llegar?

―¡Mph!

Yunho tembló al no poder aguantar más y venirse, y cuando Jaejoong levanto su cabeza y abrió su boca, Yunho pudo ver como de su lengua y labios escurrieron hilos de semen que quedaron atrapados dentro de ella. Al instante Yunho tomo una sabana y le limpio los rastros de su semen, sintiéndose avergonzado de que no hubiera podido contenerse.

―Lo siento. ―Se disculpo.

Jaejoong  sonrió ante su gesto. ―Sabes extraño. ―Le dijo y luego se acerco para darle un beso abierto.

Pronto Jaejoong también sintió como su propio pene empezó a crecer por lo que miró a Yunho, expresándole con su mirada que él también necesitaba ayuda.

―¿Quieres que…? ―Yunho preguntó vacilante. ―Bien. ―Acercándose, Yunho agarró el borde del pantalón de Jaejoong y lo bajo, dejando libre su erección que al igual que la de Yunho, ya estaba completamente dura. Yunho paso saliva cuando Jaejoong se sentó encima de sus muslos y abrió sus piernas, mostrándole completamente la parte de debajo de su cuerpo desnudo.

A continuación, Yunho rodeo el pene de Jaejoong con sus dedos y comenzó a masturbarlo. Jaejoong dejo salir unos gemidos, todo esto era tan placentero que simplemente no podía controlar su boca. Honestamente, él no conocía mucho sobre sexo, solo lo que había escuchado de sus compañeros y las cosas que había presenciado estando en la calle. Nunca deseo tener  sexo con alguien, ni siquiera con su jefe. Esta era la primera vez que deseaba hacerlo, aunque…

―Yunho… ―Jaejoong susurró despacio, sus ojos estaban adormilados. ―Yo nunca había hecho esto con nadie.

―Ni yo. ―Yunho admitió.

―Entonces será la primera vez de los dos. ―Se acercó y abrazó a Yunho besándolo con una lujuria que no sabía que tenía. ―¿Qué sigue ahora?

Yunho guardo silencio por unos instantes, sintiendo como su pene aun no dejaba de estar duro pese a haberse venido. ―Aun no te has venido y yo…

―¿Quieres que siga chupándotela?

―No, yo quiero… ―Yunho no sabía cómo decir eso, no quería asustar a Jaejoong. ―Yo quiero…

―¿Metérmela? ―Jaejoong completo su frase.

Yunho se quedo unos instantes en silencio. Como había dicho antes, él no había tenido sexo con alguien, nunca, por lo que se sentía nervioso de que hacer o cómo manejar la situación. Además Jaejoong no era una chica, era obvio que sería más difícil intentar meter su pene en… ―No lo hare si tú no quieres. ―Finalmente dijo al ver que Jaejoong también parecía no estar tan seguro con la idea.

―¿Es doloroso?

―Supongo, no lo sé…

―¿Se siente bien?

Yunho no contesto y en cambio, tomo a Jaejoong de las mejillas y le dio un beso cargado de deseo y ansiedad. Aunque los dos estuvieran nerviosos, ambos eran primerizos, ambos iban a hacer el amor por primera vez, por lo que no había necesidad de sentirse cohibidos si ambos estaban en las mismas condiciones. Podían equivocarse y volver a intentarlo. Nadie los iba a criticar.   

Por lo tanto, Jaejoong, ahora con más seguridad, se volteo y se coloco en cuatro, posicionándose a merced de lo que Yunho quisiera. Al ver los glúteos  blancos y el agujero rosa de Jaejoong, Yunho casi se viene por segunda vez. Líquido pre-seminal salió de su pene.

Sin esperar más, Yunho se coloco de rodillas y tomo con sus manos las caderas de Jaejoong. Viéndolo bien no sabía cómo su pene iba a caber por ese agujero tan pequeño, no sabía muy bien cómo era la forma correcta de insertarlo, dejaría que su instinto lo guiara. Tomo su pene y lo fue metiendo, un tanto brusco quizá, para asegurarse que no se saliera. Jaejoong gritó al instante por la sensación que esto le estaba provocando. De verdad dolía y mucho.

―Yunho, me está doliendo, detente.

Al oír los quejidos de Jaejoong, Yunho se detuvo, sacándolo de inmediato. Intento una vez más pero apenas podía entrar su glande. Si seguía intentándolo así seguro Jaejoong ya no lo querría hacer, así que escupió un poco de saliva en su mano y se la restregó en su pene, esperando que eso le facilitara deslizarse mejor. Pero nada, el ano de Jaejoong seguía muy comprimido.

No encontrando otra solución, Yunho acerco su cara al agujero y empezó a lamerlo con la esperanza de que esto hiciera expandirlo un poco más. Jaejoong se estremeció al sentir la lengua y los labios de Yunho en esa zona tan intima. Debía admitir que le daba vergüenza, un poco de asco quizá pero si así Yunho entraría, entonces lo dejaría hacer lo que fuese necesario. La sensación se torno más agradable cuando Yunho metió su lengua dentro de su entrada, sacándola y metiéndola como si lo estuviera penetrando.

Luego de unos minutos más, Yunho se alejó, limpiándose la boca con una sabana. Con la desesperación de ya no aguantar más, esta vez no fue tan indeciso y se metió de una en la entrada de Jaejoong, viendo con satisfacción como su esfuerzo había valido la pena y su pene al fin podía avanzar con facilidad.

Jaejoong gimió fuerte al sentir como se expandía por dentro. La sensación los estaba quemando a ambos. Yunho no podía creer lo agradable y caliente que Jaejoong era por dentro, definitivamente se vendría más rápido de lo que creía. Manteniendo la posición de “perrito”, Yunho coloco sus manos a ambos lados de la cadera de Jaejoong y empezó a embestirlo de una manera fuerte, escuchando el sonido de sus pieles chocar al igual que los quejidos lastimeros de Jaejoong. El ritmo era algo inconsistente, sin embargo la energía de Yunho lo compensaba.

Jaejoong encorvo su espalda baja, haciendo que el ángulo de penetración fuera más profundo. Agarró fuertemente las sabanas en sus dedos e intentó retener las lagrimas que querían escapar de sus ojos. ―Yunho…

―Jae… Jae… ―Yunho susurró al pegar su cuerpo a la espalda del otro.

―¡Espera!

De imprevisto Jaejoong se volteo provocando que el pene saliera de su interior. Yunho quedo confundido ante esa acción, mirando a Jaejoong con sus dos ojos bien abiertos. ―¿Qué… pasa? ―Dijo con el aliento entrecortado. Estaba disfrutando tanto que le causo malestar que Jaejoong se alejara de su cuerpo.

―Es incomodo así. ―Jaejoong admitió igualmente agotado. ―Así… mejor. ―Arrinconándose contra la parte del sofá que estaba al lado del colchón, Jaejoong se recostó boca arriba sobre el y abrió sus piernas, elevando un poco su trasero para que Yunho pudiera volver a entrar.

La molestia de Yunho al verse interrumpido quedo olvidada cuando vio la imagen de Jaejoong; sudado, rojizo y completamente a su disposición. Debido al sudor producto del calor (tanto de la chimenea como de sus cuerpos) Yunho se quito la sudadera que llevaba y se dejo solamente en una camiseta sin mangas. Intentó también despojar a Jaejoong de la camiseta que tenia pero antes de que pudiera lograrlo, Jaejoong lo abrazo por el cuello y lo tiro a un beso muy húmedo, como si le quisiera decir que se lo follara ya.

No dejando pasar más tiempo, Yunho pasó sus brazos por debajo de las rodillas de Jaejoong y volvió a meter su miembro, retomando de nuevo las embestidas.

―Más despacio…. Más despacio… ―Jaejoong rogó. El vigor de Yunho al penetrarlo le estaba causando dolor.

―¿Despacio? Bien…

Yunho continúo con el vaivén, esta vez más lento, más profundo, mas entregado. La boca de Jaejoong se abrió cuando sintió como el placer lo ataco de repente. No podía evitar jadear cada vez que Yunho penetraba su entrada, despacio pero firme. ―Así… Yunho, así. ―Jaejoong dijo al acercar a Yunho con sus brazos para que lo besara. Yunho le correspondió, acariciándolo con besos placenteros mientras paso a paso aumentaba el ritmo. Esto definitivamente era algo delicioso, ahora entendía porque la gente enloquecía con el sexo.

En un momento dado, se separo de la boca de Jaejoong admirando la vista que tenía al frente: Los ojos dulces de Jaejoong mirándolo, su boca mojada, su pene goteando y su propio pene penetrando ese culito que se veía muy apretado desde ese ángulo; hizo a Yunho sonreír y pensar que definitivamente había sido bueno cambiar de posición.

―Uhm Jae… te quiero mucho… ―Yunho susurró al penetrar más rápido y recorrer su boca por todo el torso de Jaejoong.

―Yo también…. ―Jaejoong le contestó y tomando ahora su pene, empezó a batirlo coordinadamente con las embestidas del otro. Cerro sus ojos, sintiendo como el pene de Yunho lo partía en dos. Los dedos de sus pies se encorvaron al sentir como Yunho dio justo en un punto en su interior que le provoco un placer inmenso.

De repente, su cuerpo se tensó, su respiración se detuvo y sin poder resistir más, Jaejoong se corrió entre el cuerpo de Yunho y el suyo. Su semen quedo impregnado en la camisa que Yunho llevaba.

Al sentir como el interior de Jaejoong literalmente exprimió su miembro al llegar al orgasmo, Yunho también se vino, respirando agitadamente mientras caía completamente sobre el cuerpo del otro.

Después de eso no se escucho nada más que el silencio de la noche, el sonido de la chimenea y las respiraciones de ambos que luchaban por retomar el aliento.

―No pude evitarlo… Me corrí dentro. ―Yunho dijo rato después al sacar su pene y provocar que Jaejoong brincara. ―Lo siento.

Jaejoong sonrió, besando a Yunho con ternura como si le quisiera decir que no le importaba. Se llenaron de unos cuantos besos, tanto infantiles como obscenos y en cuanto se separaron para buscar aire, Yunho dijo lo que hacía mucho tiempo había querido decir:

―Jaejoong, te amo.

El pelinegro se quedo unos segundos estático, no sabiendo cómo responder. Pero él si lo sabía, él también lo sentía y no tenia lógica que en ese momento no dejara salir lo que su corazón sentía:

―Te amo también.

Yunho sonrió al sentirse correspondido y guió a Jaejoong a acostarse de lleno en el colchón, envolviendo a ambos entre las cobijas mientras se volvían a besar.








El reloj marco las tres de la madrugada.

Ni Yunho ni Jaejoong habían tenido intenciones de cerrar los ojos pese a que hacer el amor los había dejado rendidos.

Con la llama de la chimenea aun encendida, ambos se encontraban acostados en el colchón, con Jaejoong abajo y Yunho encima repartiéndole besos. La atmosfera era perfecta para acurrucarse y dormir, aun así ellos parecían resistentes a querer terminar su sesión de caricias. Su excitación al entregarse por primera vez  era difícil de apagar.

Todo era perfecto, todo estaba en orden, sin embargo aun había algo que Yunho tenía que discutir con Jaejoong para que las cosas estuvieran realmente bien.

Para que su felicidad fuera completa. ―Jae… ―Yunho susurró cuando dejo ir el labio inferior de Jaejoong el cual había estado chupando.

―¿Uhm? ―Jaejoong contesto con un quejido, casi como si estuviera dormido.

―Hay cosas que tengo que hablar contigo. Cosas importantes.

―¿Quieres hablar ahora? Solo bésame…

―No. ―Yunho se aparto en cuanto vio que Jaejoong quería besarlo de nuevo. ―Es importante.

Irritado, Jaejoong resopló. ―¿Qué es?

Meditando sus palabras por un segundo, Yunho se acomodo mejor para poder hablar con la seriedad que requería el tema. ―Ayer mi bando tuvo una reunión acerca de algo que los está molestando. Ellos no están conformes. Ellos quieren desterrar a tu pandilla para tener el control de la zona.

Ante eso Jaejoong desvió la mirada. Sabía que tarde o temprano iba a pasar algo como eso.

―Dijeron que esta era una situación de vida o muerte, y que si no actuábamos muy probablemente terminaríamos desterrados o muriéndonos de hambre.

―¿Ellos nos atacaran?

―No lo sé con certeza, me fui antes porque estaba harto de que ellos hablaran así de ti… ― Yunho cerró la boca, dándose cuenta que le había revelado a Jaejoong algo que no quería que supiera.

Jaejoong frunció el entrecejo, confundido. ―¿De mi?

―Olvídalo.

―No Yunho, dime. ¿Qué dijeron ellos sobre mí?

―No es nada, enserio.

―Yunho dime por favor.

Ante la insistencia de Jaejoong, Yunho suspiró profundo, sabiendo que no tenía otra opción más que decirle. ―Solo son estupideces, dijeron que tú eras el títere del jefe, que no debía confiar en ti. Que aunque tu cara fuera inocente… tus intenciones no lo eran.

A Jaejoong se le fue el aire por un segundo. “¿Acaso ellos saben algo? ¿Saben del plan del…?” ―N-no, eso no es así. ¡Eso no es verdad! ―Jaejoong reaccionó de una manera agresiva. No podía permitir que Yunho supiera la verdad.

―Lo sé, sé que no es verdad. Sé que tú no eres como ellos dicen, pero al parecer la relación con tu jefe hace que ellos piensen así. Tu eres muy leal a él, casi que pareciera que…

―¿Qué? ―Jaejoong indagó ansioso.

―No sé, la manera en que lo defiendes, en que lo tratas, es… ―Yunho se mordió la boca. ―…No, nada. Olvídalo.

La expresión de Yunho hizo saber a Jaejoong que no era sensato seguir preguntándole a pesar de que la forma en la que lo dijo pareció indicar que era algo de importancia. Decidió mejor dejar ese tema a un lado.―¿Y entonces? ¿Tu bando quiere desterrarnos de esta zona?

―Probablemente, y no sé qué estarían dispuestos para lograrlo. Si tu bando se le enfrenta también, puede ser peligroso.

Jaejoong resopló con su boca. Justo era esto a lo que no quería llegar. No quería que se desatara una pelea y que por consiguiente alguno de los dos sufriera.

―Por eso, he estado pensando algo… ―Yunho dijo algunos minutos después con un tono de voz menos alarmante. ―Pero no sé si tú aceptarías…

―¿Aceptar…? ¿Aceptar que?

Tomando aire, Yunho por fin expresó lo que lo tenía ansioso: ―Jaejoong-ah quiero que vengas conmigo y con Changmin a Gwanju.

Un silencio se formo de repente.

La expresión de asombro de Jaejoong hizo inquietar a Yunho. Sin duda no se lo esperaba. ―¿Irme contigo? Pero…

―No te preocupes, los tres sabemos cómo conseguir dinero. Estaremos bien, solo tendremos que buscar un lugar donde quedarnos. Yo conozco Gwanju, será fácil instalarnos ahí. 

―Pero yo no… yo no puedo dejar a…

―¿A tu jefe? ―Yunho arqueo una ceja, no ocultando para nada el enojo en su voz. ―¿No quieres irte por tu jefe?

“¿Mi jefe?” Jaejoong sacudió su cabeza. ―A Junsu y Yoochun. ―Completo, viendo como la expresión de Yunho se suavizaba por su respuesta. ―Ellos son como mis hermanos, no los puedo dejar aquí, no los puedo abandonar.

―En ese caso pueden venir con nosotros.

―No sé si querrían. Ellos ya tienen su vida aquí. A Junsu podría convencerlo pero Yoochun es muy terco y…

―Jae, ―Yunho lo tomo de sus mejillas y pego su frente con la de él, queriendo expresarle porque era importante que se fueran de allí. ―Yo no quiero que te pase nada. Ni a ti ni a Changmin. Todos estamos metidos en este embrollo. Mi bando fue muy claro al expresar que no dejarían que ustedes los sacaran del lugar. Estoy seguro que tu bando actuaria igual ¿Cierto?

―Sí. ―Jaejoong suspiró.

―Por lo tanto irnos es nuestra única opción. ―Dijo y acobijo a Jaejoong en sus brazos. ―No te preocupes, todo estará bien, a mi lado no te pasara nada. Te lo prometo.

Yunho le aseguró en un intento de hacerlo calmar… aun así Jaejoong no estaba del todo convencido con la idea. Él había nacido en Gongju, había pasado su infancia y los pocos años de su adolescencia en ese lugar. ¿Debía dejar todo lo que conocía para estar a salvo? ¿Debía irse junto a Yunho? ¿O debía hacer oídos sordos y quedarse rogando que nada sucediera? No, por mucho que lo quisiera negar lo que Yunho decía era cierto. Tarde o temprano su bando y el de él colapsarían, y ellos quedarían atrapados en toda esa disputa. Era obvio que tenían que irse antes de que alguno saliera herido.

―Yo te daré todo Jae, conmigo no te faltara nada… ―Yunho le susurró al oído unos minutos después en los que solo hablo el silencio. ―No volverás a pasar hambre ni sed. Podrás tener cosas bonitas, podrás comer todos los hoddeok del mundo y subirte por primera vez a un elefante… te prometo que si te vas conmigo, ya no serás más un niño de la calle.

Jaejoong no pudo evitar que unas cuantas lágrimas se le salieran por aquellas palabras. Desde siempre acepto su destino, desde siempre supo que él no era más que un pordiosero, sin embargo cuando estaba con Yunho, él podía anhelar ser algo más. Alguien importante, alguien valioso.

Alguien amado.

―¿Si convences a tus amigos de venir con nosotros, lo harías?

Fue la pregunta final de Yunho, la que le haría saber la decisión definitiva de Jaejoong.

―Sí, lo hare. ―Jaejoong respondió sin titubeos, sin siquiera pensarlo dos veces. Él quería estar con Yunho y ya no le importaba lo que tenía que dejar con tal de estar a su lado.

―¿Y tu jefe? ―Yunho preguntó expectante, con una pequeña angustia habitando en su pecho.

―Mi jefe… no importa. ―Jaejoong dijo con sinceridad. ―Tuviste razón lo que me dijiste alguna vez. Él se aprovecha de mí, de nosotros; no tiene caso que le deba lealtad a una persona que solo me utiliza para su beneficio.

Eso fue el punto final, al fin Jaejoong había aceptado olvidar incluso cualquier pequeño cariño que aun sintiera por el hombre. Todo había terminado.

Al oír esa confesión, Yunho sintió como si le quitaran un gran peso de encima. Después de todo, sus preocupaciones con respecto al jefe habían existido solo en su imaginación y ahora ya no tendría que angustiarse por pensar en lo que Jaejoong sentía por el jefe ya que él mismo se lo estaba confirmando: Jaejoong no sentía nada.

Besándolo por enésima vez, Yunho abrazó fuerte a Jaejoong y volvió a acariciarlo, deseando volver a hacer el amor con él a pesar de que el reloj marcara ahora las 4 de la madrugada.

—¿Hyung?

Mas sin embargo una voz infantil y adormilada interrumpió su maravilloso idilio.

—¿Hyung, estas aquí?

Yunho se quedo estático al ver como el pequeño Changmin entró y se quedo viéndolos con una expresión de total asombro. Si Yunho pudiera morirse de vergüenza, este sería el momento indicado. ―C-Changmin, ¿Qué haces aquí? ―Le preguntó mientras intentaba en vano cubrir sus hombros y los hombros de Jaejoong los cuales evidentemente indicaban que estaban desnudos.

―No fuiste a dormir a la habitación, me preocupe… ―Dijo y luego los examinó con su mirada. ―¿Qué están haciendo∿?

―Vuelve de inmediato a la habitación, ¡Ahora!

―Hyung no me respondes.

―¡Regresa a dormir!

―Pero Hyung…

―¡Ve a la habitación!

Cruzándose de brazos y con un marcado puchero en el rostro, el pequeño se devolvió por la puerta que había entrado, pensando que era eso tan importante por la cual su hyung no había querido ir a la cama y tras de todo lo hacía irse a regañadientes.

En cuanto Changmin cerró el portón del altillo, Jaejoong se echo a reír al ver la cara de consternación de Yunho.

―Eh∿ Yunho, ¿Por qué no dejaste que se quedara con nosotros? ∿

Yunho lo volteo a mirar como si hubiera perdido la cabeza. ―¿Crees que dejaría que mi “hermanito” nos viera… así?

―Aquí hay suficiente amor para todos, incluso para “hermanitos”.

Jaejoong dijo molestándolo y Yunho rodo los ojos, acercándose de nuevo a su rostro antes de murmurar “pervertido” y volverle a robar en un beso el aliento.




..


 Nota: Lemon tierno Yunjae *.*

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