Capítulo 5—Sumiso:
—Para lograr lo que queremos tenemos
que obedecer a quien tiene el control ¿No es así? Tú no tienes el control en
esta situación, yo sí. Por lo tanto, tú eres el que tiene que cooperar conmigo.
Aquella noche Yunho tuvo una
pesadilla.
Su padre lo había visitado en sus
sueños y se había mostrado descontento con su trabajo como Coronel. El hombre
percibía que algo tenía frenado a Yunho con respecto a su misión; que aunque su
hijo quisiera cumplir las órdenes del Rey, una parte de su alma no se lo quería
permitir. Y eso no honraba la memoria del General Jung, el cual siempre había
actuado a favor del ejército, mas no con su
corazón.
Despertándose de un sobresalto,
Yunho se tocó la frente. Estaba sudando. Su cuerpo también estaba temblando. Se
deshizo de sus cobijas y se dirigió a su tocador, queriendo refrescar su cara y
olvidar los ojos fríos de su padre que le decían que estaba decepcionado.
Porque así el General Jung estuviera
muerto… él podía ver lo que pasaba por la cabeza de su hijo vivo.
Él podía ver lo que Yunho realmente quería.
Y su intención al parecer ya no era
destruir el bosque.
Devolviéndose de nuevo a su cama,
Yunho se sentó en la orilla y detalló la habitación, la cual estaba siendo
iluminada por los rayos tenues del candelabro puesto en su mesa de noche. Miró
su estantería y decidió que quizás sería bueno leer un libro para volver a
retomar el sueño; para que la imagen de su padre se le borrara pronto de la
cabeza.
Escogió un libro cualquiera y cuando
se dispuso a leer, su atención fue robada por el ser que dormía plácidamente en
la improvisada cama de la esquina, luciendo totalmente ajeno a la inquietud que
sentía. Yunho entonces se trasladó a su lado, molesto de ver a Jaejoong tan
tranquilo… y él tan en conflicto consigo mismo.
—Tú…
En seguida Jaejoong se despertó al
sentir la mirada fría del Coronel sobre él. —¿Q-que pasa? —Preguntó con temor, mientras
detallaba mejor al hombre al lado de su cuerpo.
—No es justo que tú seas mi víctima
y pese a eso sea yo el que no pueda descansar por la noche.
“¿Qué?” —Ya es suficiente que me
atormente todo el día, ¿Ahora también lo hará en la noche?
Sin responder, Yunho desató las
manos de Jaejoong y lo instigó a ponerse de pie. Si él no podía dormir… bueno
entonces nadie lo haría. —Toma. —Le dijo al coger una escoba y pasársela al
joven. —Quiero que barras toda la habitación, que no quede ni una pizca de
polvo en el piso al amanecer.
Jaejoong abrió los ojos ante esa
petición. ¿Y ahora que le había dado? ¿Por qué lo despertaba en medio de la
noche para pedirle eso? ¿Estaba loco acaso? Sin muchos ánimos de ponerse a
renegar de nuevo, Jaejoong empezó a barrer de forma muy descoordinada,
levantando el polvo de un lado a otro para hacer enfurecer al Coronel. Dormir era
lo único que lo mantenía cuerdo en ese cruel encierro, y no permitirle
disfrutar aquellas horas de paz, era un atropello que no estaba dispuesto a
aceptar.
Al ver lo pésimo que Jaejoong estaba
realizando la labor, Yunho le arrebató la escoba, jalándolo después de su
camisa. —¡¿Qué no puedes hacer nada bien?!
—¡¿Qué no puede dejarme un minuto en
paz?! ¿Por qué me levanta a estas horas a pedirme esta estupidez?
Yunho respiró profundo. —No puedo
dormir. Tu existencia no me está dejando descansar. —Respondió con sinceridad.
—No tengo la culpa de que usted me
tenga secuestrado.
—¡No es eso!, es que debido a ti… —Yunho
decidió guardar silencio antes de decir lo que su propio raciocinio estaba
negando. —No hagas preguntas tontas, solo obedece.
—¿Qué yo barra hará que vuelva a
conciliar el sueño?
—No, pero al menos no estarás
descansando, mientras yo me mato la cabeza con el insomnio.
—¿Si consigo que duerma de nuevo me
dejara en paz?
La pregunta inesperada de Jaejoong
tomó por sorpresa al testarudo de Yunho. Él quiso decir que no, su orgullo se
negaba a recibir ayuda, más sin embargo su cuerpo estresado y sus ansías de
descanso, aceptarían cualquier cosa con tal de volver a la tranquilidad.
—¿Y qué piensas hacer? —Le preguntó mientras
bajaba la guardia.
—Algo que mi madre solía hacerme.
Sin dar una respuesta clara, Yunho
se dirigió a su cama, metiéndose de nuevo entre las cobijas. Jaejoong lo siguió
después, sentándose en el borde de la cama, quedando justo al lado del Coronel.
No es que Jaejoong deseara ayudar al Coronel con su insomnio, en realidad lo
que buscaba era volver a su propia cama. Y si tenía que hacer eso para volver a
estar en paz, bueno, valdría la pena el esfuerzo.
Utilizando sus dedos para cerrar los
ojos del Coronel, Jaejoong empezó a acariciarle sutilmente la cara, mientras le
tatareaba una cancion.
Mientras el color
naranja del cielo
El dolor se esparce
dentro de mi corazón
El verano terminara de
alguna manera, por favor
La temperatura aumenta
y quiero que me abrases
Él
siempre se había caracterizado por ser un chico hiperactivo, por lo que su
madre siempre utilizaba esa táctica para poder hacerle dormir.
Un deslumbrante sol es
lo que eres tú
En el sendero de la
montaña que esta borroso por el ocaso
La reluciente neblina
que va aquí y allá
Solo te refleja a ti
Es la apariencia de un
brillante verano
Te quiero…
“Mi madre…” Jaejoong pensó con
melancolía. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que vio a su familia.
Aunque no lo demostrara, extrañaba a horrores a su madre, a su padre, a sus
hermanas… a su querido bosque. A veces pensaba lo feliz que sería al verlos de
nuevo, otras veces pensaba si podría ser capaz de verlos de nuevo. El solo
pensamiento de perderlos para siempre, hizo encoger el corazón de Jaejoong. Hizo
que su fuerza lo traicionara y que de sus ojos comenzaran a brotar lágrimas, inundando
su rostro de tristeza y dolor.
—¿Jaejoong? —Yunho le preguntó al
abrir los ojos y notar las lágrimas que bajaban por las mejillas del muchacho.
Jaejoong de inmediato alejó su
rostro, no queriendo que el Coronel viera lo mucho que lo tenía afectado todo
este asunto. —Vuelva a cerrar los ojos. —Le ordenó.
Más sin embargo Yunho no le hizo
caso, e irguió medio cuerpo para que su cara quedara a la altura de la cara de
Jaejoong. Sin saber por qué, Yunho rodeó con delicadeza el cuerpo de Jaejoong,
atrayéndolo a un abrazo ligero como si lo quisiera consolar con su cuerpo.
Yunho no sabía de compasión ni de empatía, sin embargo en estos momentos
realmente podía sentir la tristeza de Jaejoong. Realmente quería hacer sentir
mejor a Jaejoong. No obstante, cuando se separó de su abrazo y prestó especial
atención a esos labios rojos húmedos por las lágrimas, sus deseos de reconfortarlo
quedaron relegados a un segundo lugar.
La lujuria que comenzaba a sentir
por Jaejoong se quedó en el primer puesto.
—Aléjese. —Jaejoong dijo al secar
sus lágrimas y caer en cuenta de la expresión en los ojos del Coronel.
Pero Yunho no lo escuchó.
—Aléjese.
Yunho seguía sin escucharlo.
—¡Suélteme, ahora!
—Tú no eres el que manda aquí. Así
no funcionan las cosas.
—¡Le digo que se ale...!
Cerrando la brecha entre los dos,
Yunho presionó fuerte sus labios contra los de Jaejoong, tomando su boca de una
manera intensa que hizo a Jaejoong perder el aliento por unos instantes. Yunho
chupeteó el labio inferior de Jaejoong con rudeza y cuando este volvió en sí,
intentó alejarlo con sus manos libres. Sin embargo, Yunho lo tenía abrazado muy
fuerte, comprimiéndolo.
—¡¡¡Suelte… —Jaejoong se las arregló
para retirar un segundo sus labios. —…me!!! —Con habilidad, mordió la boca del Coronel,
haciendo que este se alejara al instante de su cuerpo.
Llevándose una mano a la boca, Yunho
notó como la mordida le había provocado sangrar. De inmediato, fijó su mirada
furibunda en el otro y cuando Jaejoong creyó que Yunho lo golpearía o le
volvería a gritar, este no hizo más que empujarlo lejos y refugiarse furioso entre
sus cobijas.
Totalmente rojo y con el corazón
palpitándole a mil, Jaejoong se devolvió a su pequeña cama. Con sus dedos palpó
sus labios que se encontraban húmedos por el encuentro. Pero no solo era
humedad, la sangre del Coronel también había quedado sobre su boca.
La esencia del Coronel había quedado
impregnada en él.
..
—No estoy conforme Coronel Jung. De
hecho, me estoy impacientando.
Pronunció el Rey al sentarse en su
gran trono, una mañana en la que citó a Yunho para discutir los avances de su
intrusión al bosque. Por supuesto, el Rey no estaba contento. Faltaba una
semana para que se cumpliera el mes y aun ese bosque no había sido destruido.
No sabía que sucedía, no sabía porque se le estaba dificultando tanto al Coronel,
y si seguía continuando esa situación… bueno, alguien tendría que pagar.
Alguna cabeza tenía que rodar.
Y esa era la del Coronel Jung.
—Su majestad, solo pido un poco más
de tiempo. He estado planeando un ataque que nos permita atacar el punto débil
de los guardines del bosque.
—¿Y cuándo será eso? Porque desde
hace rato debieron haber iniciado tal ataque.
—El bosque no es un lugar fácil de
tomar su majestad. Créame que mis hombres y yo…
—¡Al diablo con tus excusas Yunho!
De repente, el Rey gritó haciendo
que Yunho cerrara la boca. —¡Si no eres
capaz de cumplir esto, debiste habérmelo dicho antes de que te encargara esta
misión! En este momento, hay soldados muchos más capaces que tú y que no les
tiembla la mano para realizar sus labores.
Yunho mordió fuerte su boca ante
esas palabras. Lo que le faltaba, no solo Jaejoong lo rechazaba y le
contradecía cada vez que se le daba la gana, sino ahora también el Rey dudaba
de sus capacidades como líder del ejército. Estaba realmente tan cansado. Todo
ese asunto lo tenía estresado y a punto de querer tirar la toalla. Pero su
orgullo no lo dejaría. Él sabía muy bien que no lo haría. —No podemos desgastar
al ejercito con ataque tras ataque que no de resultado. Debe ser un ataque
contundente, seguro. Por eso requiere tiempo en armarse.
—Pues será mejor que aceleres ese
tiempo, no vaya a ser que decida darle tu puesto a otro oficial más competente…
—El Rey advirtió, mientras se levantaba de su trono y se disponía a mirar por
el ventanal. —Yunho yo en realidad creí que eras apto para este puesto, creí
que me mostrarías los primeros resultados en la primera semana… pero hasta
ahora no has hecho nada. Ni un simple ataque. Que decepcionado estoy de ti.
Yunho bajó su cabeza al oír esas
palabras. Tal como el recuerdo de su padre la noche anterior, el Rey también se
mostraba decepcionado de él. Toda su vida, Yunho se había acostumbrado a recibir
elogios por su mano dura, no comentarios inconformes y miradas de desilusión a
su capacidad como líder. Oír tales quejas lo herían profundamente. Herían
todo su esfuerzo, años de dedicación al ejército.
Herían su enorme orgullo.
Así que sin pensarlo, Yunho abrió su
boca, decidido a contarle al Rey lo que había conseguido estas semanas. Tal vez
así, el Rey dejaría de menospreciarlo, aunque las consecuencias que acarrearía esa
revelación era algo que Yunho no contemplaba. —Su majestad, hay algo que debe
saber. Nosotros… tenemos a un prisionero de guerra bajo nuestro poder.
El Rey alzó una ceja. —¿Qué? ¿De quién
se trata?
—Se trata del hijo menor de la familia
del bosque. Él era el que nos causaba más problemas, sin él en medio podemos
iniciar un ataque más contundente.
El Rey se volvió a sentar en su
trono, sorprendido y al mismo tiempo ofendido por tal noticia. —¿Por qué no me
lo había informado antes?
—No… No creí que fuera necesario su
majestad.
—¡Claro que es necesario! ¡Yo soy el
más interesado en toda esta misión! ¡Tú ni siquiera estarías metido en todo
esto si yo no te lo hubiera encomendado! ¡¿Qué derecho crees que tienes en
ocultarme algo como eso?!
—El derecho de ser el líder y mente
de esta misión. —Yunho irguió su pecho, enfrentándose al Rey. Él podía ser
sumiso ante su majestad, aun así, cuando alguien se atrevía a meterse en sus
decisiones como Coronel, él estaba dispuesto a defenderse. —Usted lo ha dicho
muy bien, usted me encomendó esta labor, por lo tanto soy yo el que tiene el poder
de tomar las decisiones e informarlas cuando crea prudente.
Ante eso, el Rey suspiró profundo,
no deseando pelear contra la obstinación de Yunho. —Y bien… ¿Qué tienes
planeado con el rehén?
—Vamos a proponer un intercambio: Su
vida o el bosque.
—¿No dijiste que era el que más
causaba problemas? No es muy beneficioso para nosotros liberarlo después,
corriendo el riesgo de que pueda volver a atacarnos. Creo que lo mejor es
eliminarlo…
A Yunho de repente se le atoró la saliva.
—¿Qué?
—Elimínalo y así los demás sabrán
que con el Rey no se juega.
—Según el plan no lo debemos
eliminar… no aun.
—Pues te ordeno que lo hagas. Ya me desobedeciste
lo suficiente no contándome sobre la existencia de ese prisionero, no te
atreverías a desobedecerme de nuevo, ¿O si Coronel Jung?
El Coronel no pudo objetar nada
contra eso. Al fin y al cabo, él estaba a órdenes de su majestad, aun así, la
idea de matar a Jaejoong le provocaba zozobra. Él quería que Jaejoong siguiera
a su lado, no quería deshacerse tan pronto de él. Dentro de sus planes
personales no contemplaba tener que matar al joven, por lo que esta vez no estaba
muy seguro de poder cumplir las órdenes.
No obstante… ¿Era capaz de
contradecir lo que le mandaba su alteza?...
—Lo matare cuando sea conveniente,
su majestad.
…No, no lo era. Tragándose su
descontento, Yunho dijo esas palabras que le causó hasta dificultad pronunciar.
—Entonces que sea lo más pronto
posible. —El Rey dijo en cuanto su furia inicial se apaciguó. —Y Yunho una última
cosa… Que no me entere que me has vuelto a ocultar algo, porque si es así…
bueno, no tendré la misma consideración que esta vez.
Brindándole una leve reverencia,
Yunho se marchó de los aposentos del Rey con un millón de cosas en su cabeza.
Parecía que de un tiempo para acá, todo le estaba saliendo mal y no entendía
porque el viento estaba soplando ahora en su contra. Necesitaba un trago,
necesitaba relajar su mente, necesitaba a alguien que le dijera que todo
estaría bien.
Necesitaba un beso; un beso dulce y
delicado el cual le hiciera olvidar sus pesares.
Y él sabía dónde y cómo conseguirlo.
..
Al caer la noche, Yunho se demoró un
poco más en llegar a su morada.
Cruzado de piernas sobre la cama del
Coronel, Jaejoong repasaba y repasaba en su cabeza el suceso que había
acontecido la anterior noche, el cual lo tenía en conflicto consigo mismo. Y es
que aunque no lo reconociera, ese beso lo había cohibido. Era ridículo que un
beso lo hubiera intimidado más que un golpe o una amenaza de muerte, pero es
que jamás había experimentado algo así en su vida, y solo sentir la boca del Coronel
Jung sobre la suya, le hizo sentir cosas inexplicables.
Cosas que nunca creyó poder sentir
en su cuerpo.
¿La razón por la cual Yunho sintió
deseos de besarlo? No la sabia, por más que intentaba sacar una explicación,
ninguna cosa parecía lógica. No creía que el Coronel tuviera deseos por él; si
lo besó debió ser para ridiculizarlo de una manera extraña.
Si, debió ser eso.
La puerta se abrió de manera súbita
después, revelando a un poco lucido Yunho quien venía con tragos encima. Al
verlo, Jaejoong se estremeció en su puesto ¿Qué pasaría ahora?
Ignorando totalmente la presencia
del otro, Yunho se sentó en su cama y comenzó a despojarse de sus prendas, para
ponerse algo mucho más cómodo. Jaejoong quiso preguntarle si estaba bien, pero
luego se retractó, pensando que ni siquiera debía preocuparse. A continuación,
Yunho se recostó en la cama y cerró brevemente los ojos. Luego, al abrirlos de
nuevo, lo único que hizo fue fijar su atención en Jaejoong a su lado. El más
joven desvió la mirada.
—¿Dónde aprendiste esa rebeldía, eh?
No he conocido a nadie que sea más obstinado que tú. —Yunho susurró de la nada,
reflexionando más consigo mismo que hablando con Jaejoong.
El pelinegro se quedó pensando en
esa pregunta. De verdad no lo sabía. Tal vez era porque era el único varón entre
sus hermanas, que él sentía esa necesidad de ser diferente. Sus hermanas eran
pulcras y muy buen portadas, él en cambio siempre había sido el busca problemas
de su familia. —No me gusta que me digan que hacer, es todo. —Jaejoong respondió
rato después, mientras pegaba sus rodillas contra su pecho.
Yunho soltó una sonrisa amarga. —A
nadie le gusta que le digan que hacer, solo que a veces… la misma vida hace que
obedezcas los deseos de otros.
Jaejoong frunció el ceño por esas
palabras. ¿Acaso Yunho estaba entablando una conversación con él? Debía ser por
la embriaguez. Claro, debía ser eso. —Pues así la vida lo imponga, yo no me voy
a dejar mandar.
—Eso dices ahora. —Yunho enderezó
medio cuerpo y se recostó en el espaldar de la cama. —Pero la vida es mucho más
difícil. No lo entiendes porque toda tu vida has vivido encerrado en ese
bosque. Para lograr lo que quieres o para evitar algo, tienes que obedecer a
alguien por encima de ti. No hay escapatoria de eso.
—¿Por qué me está diciendo esto? —Preguntó
Jaejoong al no entender de donde venía tal discurso. ¿Por qué Yunho estaba
tratando de razonar con él?
¿Acaso quería algo?
—Tengo órdenes de matarte. —Dijo
Yunho de la nada, haciendo que Jaejoong abriera en demasía los ojos. —Si
cooperas quizá tenga un poco de compasión.
—¿Cooperar con qué?
Yunho se acercó al pelinegro.
—Cooperar conmigo.
Jaejoong no pudo objetar nada,
porque sintió a Yunho colocarse encima de él, y presionarlo contra la cabecera
de la cama. La vista de Yunho viajó entonces por todo su rostro, como si lo
estuviera saboreando con la mirada.
Jaejoong se empezó a sentir muy
incómodo. —¿Qué es lo que quiere de mí?
—Para lograr lo que queremos tenemos
que obedecer a quien tiene el control ¿No es así? Tú no tienes el control en
esta situación, yo sí. Por lo tanto, tú eres el que tiene que cooperar conmigo.
—No puede esperar que yo cooperé si
me tiene secuestrado de esta forma.
—Por eso es más sabio que lo hagas.
No es inteligente retarme cuando tienes todas las de perder, más aun cuando
está en juego tu vida, tu familia y tu adorado bosque. Me he pasado tu mal
comportamiento todo este tiempo, pero no aseguro que más adelante lo haga.
Piensa bien Jaejoong. Después de todo tú eres mi prisionero y no puedes hacer
nada para detenerme. Si quisiera podría incendiar todo el bosque por lo mucho
que me has hecho enojar…
Jaejoong mordió sus labios ante eso.
Era verdad, si seguía comportándose de esa manera, quizá terminaría pagando las
consecuencias. No debía ser egoísta, tal como el Coronel decía, su familia
también estaba en juego. Jaejoong no soportaría si su desobediencia fuera la
culpable de que les pasara algo. No quería pero él sabía que tenía que tragarse
su orgullo y cooperar, así fuera un poco con ese insoportable oficial. No había
de otra.
Después de todo, las palabras de
Jung eran verdad: Tarde o temprano las circunstancias hacen doblegar hasta el
tronco más firme.
—¿Entonces qué quiere que haga?
Dándose por vencido finalmente,
Jaejoong preguntó de mala gana, haciendo que Yunho sonriera por su pequeña
victoria. Bingo, ahora si lo tendría a su merced. —Mi Coronel. Desde ahora en adelante me llamaras “Mi Coronel”.
Jaejoong apretó la boca. —¿Entonces
qué quiere que haga, Mi Coronel?
—Quiero que enmiendes lo que hiciste
anoche. —Yunho se presionó más contra él. —Quiero que me beses. —Le dijo sin
quitarle la mirada.
Jaejoong de inmediato arrugó su
rostro. —No…No quiero.
—¿No quieres?
—Usted tiene una prometida. ¿La va a
engañar?
Yunho dejó escapar una risotada. —Ah
sí claro, mi prometida. Una esposa
que yo nunca pedí…
—¿Qué?
—¿Lo harás o no?
“¡De ninguna
manera!” Jaejoong
quiso decir, más sin embargo él entendía que no era prudente desobedecer, no
cuando el Coronel ya había amenazado de lastimarlo a él o a su familia si no
cumplía sus caprichos.
A continuación, Jaejoong posicionó
ambas manos detrás del cuello de Yunho, y se quedó estático unos momentos, sin
intenciones de querer subir hacia los labios de este. Aparte de no desearlo,
Jaejoong no sabía muy bien como dar un beso. Nunca lo había visto ni
experimentado, de hecho, el encuentro de la noche anterior, era la experiencia
más cercana que había tenido respecto al tema.
Yunho se empezó a impacientar.
—¿Qué? ¿No lo harás? —Le preguntó mientras levantaba medio cuerpo y se apoyaba
con sus manos en el colchón.
Jaejoong soltó un bufido.
Las palabras de Yunho fueron
silenciadas, cuando los labios de Jaejoong lo tomaron por sorpresa y lo
hicieron cerrar sus ojos lentamente. Jaejoong se mantuvo presionado contra
Yunho unos largos segundos, sin saber bien qué hacer con sus labios y solo fue,
cuando a Yunho se le ocurrió abrir un poco más la boca, que Jaejoong comprendió
que debía hacer a continuación. Succionando uno de los labios del moreno,
Jaejoong fue encontrando la manera de besarlos y conseguir el ritmo perfecto.
Yunho le siguió la corriente, chupando al mismo tiempo que el pelinegro lo
hacía mientras se relajaba con los sonidos húmedos que hacían sus bocas, cada
vez que se encontraban. La sensación era placentera, Yunho no lo podía negar,
de hecho lo estaba disfrutando a montones.
Cuando Jaejoong decidió que ya era
suficiente, se alejó unos centímetros, sin pensar que Yunho no estaba dispuesto
a dejarlo ir tan pronto. Sin permitirle escapar, Yunho lo abrazó y lo hundió
completamente sobre la cama. El beso se volvió más intenso y a Jaejoong le
comenzó a faltar el aire, por lo rápido que Yunho estaba yendo.
—¡Uhm!
Jaejoong gimió cuando al fin pudo
zafarse de las garras de Yunho. Como pudo, se escurrió de debajo de él y se
acostó a un costado de la cama dándole la espalda. Yunho, por otra parte, tan
solo se recostó boca arriba en el mismo lugar, limpiándose con su pulgar los
restos de saliva de ambos, que habían quedado sobre sus labios. Se sentía
dichoso. Completo. Para él, que todo su mundo había girado siempre en torno a
la guerra, un beso era algo jamás experimentado. Algo incomparable.
Verdaderamente nunca pensó que se sentiría tan complacido con solo probar unos
labios.
Y los labios de su rebelde
prisionero eran lo mejor que pudo haber probado.
Satisfecho, Yunho aseguró con una
soga la muñeca de Jaejoong a la cama y luego se echó a dormir, pensando que le
gustaría acabar siempre sus días con un beso de buenas noches.
..
Nota: Se que dije que estaba bien, pero no no lo estoy T.T estoy pasando una depresion de DB5K muy fuerte, la mas fuerte que he tenido en seis años de venir siguiéndolos. Me siento muy impotente frente a esta situación. Lo unico que me anima es recibir comentarios de este fic :( por eso trato de actualizarlo seguido para no perder la inspiracion.
Espero que les haya gustado este cap, <3 hubo beso +.+ <3 y habrá mas en los siguientes. Esperenlos..
Y espero tambien que me pueda curar de esta depresion shinki, aunque no se si podre...
ah...Always keep the faith...