Capítulo 13 - Los
alcances del mal: Su naturaleza demoníaca había salido
y había borrado todo lo lindo que creyó sentir alguna vez por el ángel.
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l
ángel se quedó en la cueva alrededor de tres días después de su última
discusión con Yunho. Era una suerte para él que Yunho no hubiera regresado
durante ese tiempo, ya que sin duda no deseaba volver a tener otra pelea con el
demonio. En efecto, él no deseaba volver a tener NINGUN tipo de conversación
con el demonio.
Durante
su estancia solitaria él solo tuvo ganas de dormir. No quería mantenerse
despierto porque eso le hacía recordar a Yunho y todo lo sucedido, y él en
realidad no quería ponerse triste. No quería volver a llorar.
Ya
era el atardecer del tercer día y Jaejoong se levantó sobresaltado por enésima
vez producto de una pesadilla. Exactamente La misma que había tenido días atrás
la cual involucraba a su humano y al demonio. Esa pesadilla que parecía ser una
premonición…
—Vaya
ni en mis sueños puedo estar tranquilo —Jaejoong susurro con melancolía
mientras sacudía su cabeza y salía de la cueva, luego de tres largos días de
pura oscuridad. Él miro hacia el cielo; el sol estaba pronto a ocultarse y la
luna ya se encontraba instalada en lo alto del firmamento.
“Mi única opción es
volver” Jaejoong
pensó, sintiendo como la opresión horrible en su pecho volvía a aparecer. Él
sentía un poco de miedo de regresar al cielo y afrontar cual fuera el castigo
que los demás ángeles le tenían preparado, pero él también creía que después de
todo él se merecía tal castigo, por ser tan ingenuo de escapar y no ver el
peligro que había en la tierra. El peligro del que siempre le habían advertido.
“Si tan solo hubiera
escuchado” Jaejoong
sollozo, limpiándose las lágrimas con la manga para evitar que nublaran su
vista.
Él
miro a su destino: Ese cielo inmenso que se encontraba bañado de una mezcla de
colores en degrade que iban desde el amarillo intenso hasta el violeta oscuro.
Se preparó para partir al hogar que nunca debió haber abandonado pero antes de
eso, él primero tenía que hacer algo.
Tenía
que despedirse de Changmin.
De
ese humano que inconscientemente le había robado el corazón pero que luego se
lo había entregado a otro ser, y después este lo había pisoteado con crueldad.
No.
—Changmin
no tiene la culpa, no tiene nada que ver —Jaejoong susurro.
Lanzando
un gran suspiro reconfortante, Jaejoong alzo vuelo en dirección al valle al
lado de la casa de Changmin. Él aterrizo justo en el centro donde las flores
más bonitas de la primavera empezaban a florecer, indicando que pronto la
temporada vendría. Él vio hacia la casa, admirando su quietud desde la
distancia.
“¿Sería mejor si solo
le digo adiós desde lejos?”
Jaejoong pensó observando el cielo, pero un sonoro grito lo saco de su
tranquilidad.
Él
miro hacia todos lados, tratando de encontrar la fuente del grito.
¡¡¡Ahhhhh!!!
Lo
volvió a escuchar pero esta vez fue más fuerte y más desgarrador, como si proviniera
desde el fondo de la garganta. Era como un grito de terror. Luego el tercer
grito se escuchó y Jaejoong se dio cuenta que se trataba de la voz de una
mujer, de la voz de una muchacha.
Una muchacha…
¡Seohyun!
Seohyun…
¡¡¡Changmin!!!
Jaejoong
vio la casa y comenzó a caminar rápido, con ganas de saber que era lo que
pasaba —¡Auxilio!¡Auxilio!¡Ayúdenme! —las voces se volvieron más frecuentes,
mas desesperadas y más escandalosas, y Jaejoong ya no solo estaba corriendo
sino también volando bajo mientras trataba de llegar lo más pronto posible.
No
estaba seguro pero él comenzó a sentir un horrible presentimiento en su
corazón. Empezo a percibir la angustia que había experimentado en su pesadilla.
Cuando
por fin llego, atravesó la puerta principal de la gran cabaña. La casa estaba a
oscuras, en una inusual calma que lo hizo sentir intranquilo. Caminando con
precaución, el ángel entro casi que en puntillas, explorando todos los rincones
de la planta inferior que estaba en penumbras. Nada.
Los
gritos y llantos desesperados ya no se escuchaban, el lugar estaba en absoluto
silencio. Jaejoong subió al segundo piso (también a oscuras) y tampoco noto
nada extraño. Ahora solo quedaba la última planta, el altillo donde se
encontraba el cuarto de Changmin.
Él
observo la puerta desde abajo de las escaleras, donde se podía ver una tenue
luz amarilla que se colaba por debajo de la puerta entreabierta. Jaejoong
comenzó a subir despacio, escalón por escalón, con el alma palpitando fuerte y
los nervios haciéndolo trizas. Él presentía que en cuanto se asomara por detrás
de la puerta de madera, él ya no sería el mismo.
Todo
cambiaria.
Por
fin llego al último escalón y trago fuerte, atravesando la puerta frente a él
con los ojos completamente cerrados.
Todo
se volvió más lento.
—Oh
pero mira a quien tenemos aquí, al angelito de la guarda.
Una
voz chillona lo recibió y Jaejoong abrió los ojos, presenciando el peor
escenario posible. En el suelo se encontraba la novia de Changmin, bañada
completamente en sangre de los pies a la cabeza, en una figura casi
irreconocible y justo a sus pies estaba Changmin, de pie, sujetando con fuerza
un cuchillo lleno de aquella sangre. Sus ojos estaban casi desorbitados y su
pecho subía y bajaba agitado, signo de que había realizado la labor lo más
enérgicamente posible. Como si hubiera descargado todo su odio en la inocente víctima.
Pero
lo que más llamaba la atención no era eso, oh no. Al lado de Changmin,
recubriéndole todo el cuerpo, estaba una espesa nube negra que casi llegaba
hasta el techo y dentro de esa nube, estaba ese demonio, ese demonio el cual
había jugado con su cuerpo y su corazón, ese demonio quien lo miraba divertido,
casi burlonamente, con sus ojos de gato y su sonrisa malévola. La nube se
esparcía por todo el cuarto tal como lo hace una gota de tinta dentro de un
vaso de agua, lento y llenando todos los lugares posibles.
Jaejoong
sintió la sensación de deja vu….era la
imagen de su pesadilla. Era su pesadilla hecha realidad y él había pronosticado
lo que pasaría. Lo que pasaría por meterse con un demonio y un humano al mismo
tiempo. Trastabillando hacia atrás, el ángel se quedó con las palabras en la
boca, llegando hasta una pared y recargándose en ella con el cuerpo totalmente
rígido, y los ojos inundados de lágrimas. Esto no podía estar pasando.
—Yo
no te esperaba aquí angelito, pero me alegra que hayas venido —comenzó a hablar
Yunho con el tono de voz volviendo a la normalidad —Aunque hubiera querido que
presenciaras la función.
—¿Ella…
esta…?
—Si,
muerta. Un arcángel se llevó su alma.
—Tu…Tu….¿Por…por
qué? —Jaejoong ni podía hablar, estaba muy impresionado.
—¿En
serio creíste que tu Changmin era todo bueno y que no sucumbiría ante el mal?
¿En serio lo creíste? —Yunho se alejó de Changmin, haciendo que la gran mancha
de color oscuro comenzara a decrecer —Que iluso eres ángel, ya veo porque eres
un ángel del cielo y no de la tierra, no sabes nada de los humanos. Nada de
nada.
Jaejoong
seguía estático. Sus lágrimas fluyendo con vigorosidad por todo su rostro.
—¿Y
dónde estabas tú en estos momentos? ¿Dónde estaba el gran ángel guardián que
supuestamente protegería a su humano de todo mal y peligro? —Yunho se burló —aunque
no creo que hubieras podido hacer mucho en realidad, fue tan fácil controlarlo…
—mintió. En verdad había sido bastante difícil poder manejar al humano.
Changmin era demasiado bueno y poco influenciable, un hueso duro de roer, pero
Yunho no se daba por vencido tan fácil, por lo que durante tres días había
tenido que usar todo su poder demoniaco para poder poseer al humano y al final
lo había conseguido. La ira, los celos y los deseos de venganza habían sido el
aliciente de Yunho para lograr dominar al humano —¿Lo ves Jaejoong? ¿Ves que tu
humano es insignificante en comparación a mí? ¿Qué harás ahora que sabes que tu
amorcito es un cruel asesino?
—¡Tú
la mataste! —Logro al fin gritar el ángel, invadido por la rabia.
—No,
te equivocas, ¡El la mato! ¡Él clavo el cuchillo en su cuerpo!
Jaejoong
negó repetidamente, tocándose el pecho.
—¿Qué
cruel es el amor, no? A pesar de que él supuestamente la amaba, él la asesino
sin piedad. Tal parece que esa rara enfermedad llamada amor, no existe.
Yunho
se aproximó hacia Jaejoong, tomando su mentón con rudeza, obligándolo a dirigir
su mirada hacia la víctima —¿Sabes cuantas fueron? Aproximadamente 27…27 como
las veces que tú apuñalaste mi orgullo.
—¡Basta!
—Jaejoong se apartó —¡Basta ya! ¡Deja de pensar que eres la victima! ¡¿Qué no
ves lo que has hecho?!
—¡Claro
que lo veo Jaejoong!, ¿Y quieres saber algo?, no me arrepiento de nada, ¡No
estoy arrepentido por nada!
—¡Basta,
basta ya! No te quiero oír —Jaejoong se tapó los oídos con ambas manos,
encogiéndose y sacudiendo la cabeza con efusividad. Él quería olvidarlo todo,
quería largarse de ahí.
—¿Quieres
que te diga algo? Al verla ahí, tirada y ensangrentada con todas esas puñaladas
en su cuerpo, yo de verdad me sentí mal. ¿Sabes porque? Porque me hubiera
gustado que hubiera sido otro quien hubiera recibido esas puñaladas ¿Sabes
quién es? —Yunho señalo a Changmin con su dedo —A ese imbécil que está ahí
parado, me hubiera gustado en verdad, clavarle ese cuchillo en todo su cuerpo —Yunho
recalco las palabras, jugando con su lengua como si le diera placer decir eso.
—Silencio, silencio…
—Pero
por más que quisiera, si hubiera hecho que un humano hubiese matado a Changmin,
Yo hubiera cometido un gran error…Porque si Changmin hubiera muerto así como
así, él se iría al cielo y se convertiría en un ángel, y tú hubieras tenido la
oportunidad de estar con él, esta vez de verdad. Pero menos mal que no lo hice,
porque Changmin es ahora el asesino a sangre fría, él que mato a su novia… y
¿Sabes cuál es la condena que le dan a los asesinos en corea del sur? —Yunho
tomo la muñeca de Jaejoong obligando a retirar la palma de su oído —La pena de
muerte —susurro en la oreja del ángel.
¿La pena de muerte? El
alma de Changmin… —No,
no —Jaejoong negó con la cabeza.
—El
alma de Changmin ha sido manchada con el pecado, tentada por el mal…y su justo
castigo es morir y sufrir en el infierno por toda la eternidad. —Yunho se rio —Me
la llevare conmigo y tú nunca podrás volverlo a ver. Ustedes nunca estarán
juntos.
—¿Por qué, por qué Yunho? ¿Por qué eres tan
cruel? —Jaejoong recitaba en voz baja, repitiendo sus palabras una y otra
vez.
—Si
tu humano hubiera sido más fuerte, más bueno según tú, nada de esto estaría
pasando. Pero no es así, tu humano es exactamente a los demás…seres
despreciables que se dejan manipular por el mal. Aunque pensándolo bien…—Yunho
volvió a tomar a Jaejoong de la muñeca, acercándolo bruscamente —el verdadero
responsable de todo esto eres tú y nadie más que tú. Por haberte atrevido a
jugar conmigo y a engañarme, a tentarme y a burlarte de mí. Tú eres el
verdadero malvado, no yo. Tú eres el responsable de la desgracia de estos dos
humanos.
Yunho
soltó con rudeza a Jaejoong y se complació por el rostro de sufrimiento del
ángel. Lastimarlo de esta manera era mucho mejor que lastimarlo de una manera
física. Yunho estaba tan cegado por los celos, la furia y la supuesta traición,
que eso no lo dejo ver más allá. Su naturaleza demoniaca había salido y había
borrado todo lo lindo que creyó sentir alguna vez por el ángel.
Su
parte maligna había ganado esta vez.
—Hablando
de eso, —continuo el demonio, mirando el reloj de la mesita de noche de
Changmin —Pronto llegaran.
Jaejoong
alzo el rostro —¿Llegaran quiénes?
—La
policía humana por supuesto. Veras, mientras me divertía correteando junto a
Changmin a la chica por toda la casa, le di tiempo para que llamara a alertar a
las autoridades, diciendo que su novio de pronto había enloquecido y quería
matarla. Ellos no deben tardar, tu humano no podrá escapar de esta.
Jaejoong,
asustado y afectado, no podía dar crédito a los actos del demonio: No solo
había hecho esto, él también no se arrepentía de nada y se atrevía a culparlo a
él. Yunho era el primero que lo había estafado, Yunho era el malvado…aunque él
no lo podía culpar completamente, después de todo Yunho era un demonio y él
mismo se había engañado creyendo que Yunho podía ser algo más. —Yunho…Yo creí
que te conocía, Yo creí que tú podías cambiar. No creí que fueras capaz de
hacer estas cosas —El ángel menciono derrotado, hablando como si el aire le
faltara.
Yunho
aparto la mirada —Pues te equivocaste. Este es mi verdadero yo, este siempre ha
sido mi verdadero yo, y estoy orgulloso de serlo —Él se dirigió hacia los
grandes ventanales mirando hacia el cielo que ya había anochecido —Jaejoong en
realidad las cosas buenas no existen. Mira a tu humano, dijiste que era bueno y
gentil pero acaba de matar a su novia. Él no pudo resistirse a mí. Desde ahora
el mundo y dios lo verán como el asesino que es, para los humanos él solo es un
vil asesino.
Jaejoong
lo pensó.
—No,
no te equivocas. Tal vez para los ojos del mundo y dios él sea el asesino pero
para mis ojos…tú siempre lo serás.
Jaejoong
ataco con frialdad y Yunho no pudo evitar sentirse dolido por la afirmación.
Pero a pesar de eso el demonio dio lo mejor de sí para disimularlo, para no
hacerlo notar, inflando su pecho y mordiéndose la boca, observando al ángel con
la mirada fija.
La
conversación se vio interrumpida cuando un grupo de agentes de la policía irrumpieron
en la habitación, contemplando la traumante escena y capturando a Changmin,
quien había permanecido inmóvil durante la pelea de los seres. Jaejoong vio con
tristeza como a Changmin lo esposaban y se lo llevaban con brusquedad a la
patrulla, mientras otros agentes miraban con ojos apagados a la infortunada
muchacha, que yacía muerta en el piso de la habitación.
..
El
juicio fue demasiado rápido. Jaejoong se sorprendió de la efectividad de la
justicia en ese país, aunque quizá, la labor de la familia y la presión social tuvieron
algo que ver. En menos de un mes Changmin había sido sentenciado a la pena de
muerte y moriría a manos de un verdugo, en la silla eléctrica. La noticia del
asesinato de la joven Seohyun a manos de su brutal novio había dado la vuelta al
país, y el ángel había tenido que soportar todos los insultos y desprecio que
su humano recibió en el transcurso de la condena.
Durante
el interrogatorio, Jaejoong se las arregló para que Changmin confesara que
había sido él (Aunque era más que obvio que había sido él), imaginando que tal
vez eso libraría a Changmin de la pena de muerte y recibiría en cambio, cadena
perpetua. Changmin lo hizo y Jaejoong sonrió con tristeza pensando que quizá
esa había sido la única vez que el humano lo había escuchado. Sin embargo esa
declaración no le dio ningún beneficio a Changmin, y su destino entonces fue
escrito: él moriría y como pecador que era, iría al infierno.
En
los últimos días de Changmin como humano, Jaejoong había permanecido junto a él,
había tratado de consolarlo, intentado hacerle saber que él no había tenido la
culpa…sino que todo había sido obra de un cruel demonio que había actuado por
venganza. Jaejoong lo había acompañado en los juicios, en la celda, en los
procesos judiciales. Se había horrorizado de ese lugar llamado cárcel, en donde
se cometían las mayores barbaridades y en donde había muchos demonios, parecía
como si un pedazo del infierno hubiera salido a la tierra.
Fue
tal la entrega de acompañar a su humano sus últimos días que él ni siquiera de
acordó de la sentencia de su amigo Junsu, quien le dijo que esperaría por él
máximo una semana.
Y
Desde esa vez en el cuarto de Changmin, Jaejoong no había vuelto a ver a Yunho.
De verdad pensó que Yunho de un momento a otro aparecería y se burlaría de la
desgracia de su humano, pero en lugar de eso, Yunho no dio señas de vida
durante todo el proceso judicial contra Changmin…parecía como si se lo hubiera
tragado la tierra. Jaejoong estaba tan agradecido de eso, definitivamente ya
nunca más quería volver a saber del demonio. Nunca más. Para él sus caricias,
sus besos, las veces que le hizo creer que podía cambiar…era tiempo muerto.
Tiempo perdido.
—¿Por qué dios? ¿Por
qué me has abandonado?
—Changmin sollozo en su celda con el rostro completamente aplastado contra el
colchón de la cama. Jaejoong se acurruco a su lado, tratando de acariciarle la
cabeza, llorando con él. Dios no había abandonado a Changmin, era él quien lo
había hecho. Lo había abandonado en el momento en que había decidido irse con
el demonio, creer en lo que el ser le decía y dejarlo a la deriva, incumpliendo
la promesa que el mismo se había propuesto.
Jaejoong
cerró los ojos, presionándose contra Changmin pero se asustó cuando un juez y
dos policías llegaron a la celda, anunciando que la hora vendría.
El
momento había llegado.
Ellos
sacaron a Changmin de su celda, esposado y custodiado por los lados, iniciando
su camino por el corredor de la muerte. Jaejoong los siguió detrás, caminando
como alma que se lleva el viento, dando pasos cortos y lentos. Él miro a los
lados: Los demás reos observaban a Changmin con ojos caídos, como si hubieran
perdido la esperanza. Había unos cuantos demonios que Jaejoong no se atrevió a
mirar a la cara y también unos cuantos ángeles de la guarda, que pasaron
desapercibido la presencia del ángel intruso.
Llegaron
al cuarto de ejecución y Jaejoong no fue capaz de entrar junto a Changmin, y en
lugar de eso, él se trasladó hacia el pequeño cuarto conjunto donde había una
gran vitrina de vidrio; el lugar donde generalmente los familiares del
condenado a muerte daban el ultimo adiós a su ser querido.
En
el pequeño espacio no había mucha gente: Dos muchachos que Jaejoong apenas y
pudo reconocer (tal vez amigos de la universidad o familia de Changmin), una
señora de edad que consolaba a otra señora, la cual Jaejoong pensó se debía
tratar de la mama de Changmin. La señora se encontraba sentada en una silla,
totalmente encogida, llorando desconsoladamente mientras sus manos arrugadas escondían
su cara. En una esquina de la habitación, había un señor adulto, probablemente
el padre de Changmin, quien se encontraba mirando a la pared, con pose firme y
con sus manos hacia atrás, como si no quisiera ver lo que le pasaría a su hijo.
Como si no aceptara lo que estaba a punto de suceder. Jaejoong pudo ver como el
hombre repetidamente apretaba los labios en un gesto claro que estaba
reprimiendo sus emociones.
No
paso mucho antes de que entrara Changmin vistiendo su uniforme de recluso,
seguido por algunas personas (entre los que se encontraban policías, jueces, etc.).
Cerrando la puerta tras ellos, ellos dieron inicio a la ejecución. Jaejoong
trago saliva, preparándose mentalmente para lo que vendría.
Changmin
se acomodó en el asiento y los oficiales empezaron a ajustarle las correas
alrededor de sus brazos y piernas. Él miro hacia al frente pero sin fijar su
vista en algún punto en particular, como esquivando las miradas. Él quería morir
con la frente en alto porque sabía, muy en su interior, que era completamente
inocente. Él nunca hubiera imaginado hacerle daño a seohyun. Todo había pasado
tan rápido…sus recuerdos de aquella fatídica noche eran borrosos,
incomprensibles; Changmin no podía dar explicación que fue lo que exactamente
le sucedió esa noche.
Un
oficial le coloco una especie de soporte alrededor de su cuello, y el electrodo
fue acomodado luego en su cabeza y en su pierna derecha. Una bolsa negra de
tela fue puesta en su cabeza.
Una
vez terminaron, el juez general del caso alzo la voz.
“El ciudadano Shim
Changmin ha sido hallado culpable de asesinato en segundo grado cometido contra la joven Seo
Joo Hyun y es condenado a morir en la silla eléctrica”
El
juez dicto la condena y Changmin cerró los ojos, esperando lo que su futuro
depararía. Imágenes de su vida comenzaron a pasar frente a sus ojos: su
infancia, adolescencia, el día de su primer beso, todo absolutamente todo lo que había
experimentado en esos 22 años de vida. Se acordó de su primer gran amor, ese
que había perdido fatídicamente hace 2 años en circunstancias poco comprensibles
y también del reciente amor, presentando en la forma de una dulce muchacha la
cual había logrado curar las heridas que la perdida le había dejado.
—Lo
siento tanto —fue lo último que sollozo antes de que el oficial a cargo bajara
la palanca y una intensa corriente eléctrica recorriera su cuerpo.
—¡Noo!
—la madre de Changmin grito desesperada, recargándose contra la pared de vidrio
que lo separaba de su hijo; mientras los demás asistentes solo bajaron la
cabeza, incapaces de ver la cruel escena.
Jaejoong
soltó unas cuentas lágrimas, abrazando su cuerpo, intentando así darse algo de
consuelo. Esto era terrible.
Subieron
la palanca de nuevo y luego la volvieron a bajar, dando corrientazos eléctricos
por segundos. El cuerpo de Changmin literalmente convulsiono por los choques
mientras que de la parte superior de su cabeza comenzaba a salir un tenue humo
indicando que ya había terminado.
Eso
era todo.
La
muerte al fin había venido por él, ya se había salvado dos veces de ella, pero
al parecer la tercera era la vencida.
La
habitación entonces se llenó de silencio, solo dejándose escuchar los diferentes
lamentos de los familiares y la quietud incomoda de los jueces presentes.
Jaejoong
alzo la vista y soltó un leve quejido cuando vio a Yunho de pie junto a la
silla eléctrica, mirándolo con una expresión seria en el rostro. Jaejoong vio
como Yunho extrajo el alma de Changmin de su cuerpo inerte y la cargo entre sus
brazos mientras atrás de ellos, una llama del infierno comenzaba a iniciarse
por sí sola.
Yunho
dio media vuelta aun sujetando el alma de Changmin, pero antes de marcharse, él
volvió a mirar a Jaejoong.
Se
mantuvieron la mirada durante muchos segundos de solo silencio, sin nada más
que sus caras observándose fijo sin ninguna expresión notable en el rostro.
Yunho no tenía esa mueca burlona que había mostrado la anterior vez en el
cuarto de Changmin, en lugar de eso, él estaba completamente solemne, y
Jaejoong pudo jurar que en sus ojos vio un atisbo de remordimiento, tan solo un
poco, aunque probablemente fue solo su impresión.
Cortando
el leve momento íntimo, Yunho se giró completamente y entro dentro del fuego,
perdiéndose entre las llamas abrazadoras, llevándose consigo el alma que nunca
debió haber partido. El alma que nunca debió haber muerto esa tarde de febrero
de 1988.
..
Nota : Cuando pensé en el fic, esta parte no se me hacia tan triste pero
cuando la escribi, dije como que “Uy no que fuerte”. Aun asi estaba tan ansiosa
de escribir este capitulo porque es una de las partes de la historia que mas me
gusto imaginarme, porque se ve la maldad del demonio. Todo ese descontrol que
un ser malévolo puede tener por algo a veces tan intrascendente como los celos.
Si, esto fue triste y cruel pero espero que haya sido de su agrado ,y hay cosas de este capitulo que se explicaran mas adelante.
¡hasta la proxima!
Si, esto fue triste y cruel pero espero que haya sido de su agrado ,y hay cosas de este capitulo que se explicaran mas adelante.
¡hasta la proxima!