Niños de Ciudad - Prologo

 Prologo

La mujer llego a su casa totalmente desolada, hecho que se estaba volviendo habitual los últimos días.  

No podía comer, no podía dormir, algo terrible le había ocurrido. Algo le había sido arrebatado de su lado.

Lo había buscado; todos los días, a toda hora, en todos los lugares. Nada dejaba rastro, nada la conducía a él. Era como si se hubiera esfumado, como si su existencia hubiera sido solo su imaginación.  No sabia que había pasado con él, no supo en qué momento se le escapo de las manos y ahora ya no estaba para alcanzarlo.

Pero había algo que si sabía: Ese bastardo debía ser el culpable. Si, ella estaba segura de que no se trataba de un accidente o de una simple casualidad, el causante de esto era ese hombre. Ese hombre el cual ella creyó amar, pero que al final solo la había humillado, abandonado y ahora le quitaba una de las dos cosas que más atesoraba en la vida. Y eso era lo que más le rabiaba, porque no le importaba si se metía con ella, ¿Pero que se metiera con esa pobre criatura? no, eso no lo podía permitir. Eso no era de alguien que tuviera un corazón.

Ese hombre era inhumano.

Entrando a su humilde morada, la mujer dejo sus cosas en una mesa y fue a revisar como estaba su retoño más pequeño. El bebe no había dejado de llorar desde el suceso, como si a su corta edad supiera exactamente lo que estaba pasando. Como si supiera el dolor que agobiaba a su madre. 

Sin esperar, la mujer lo alzo entre sus brazos, acariciándole la carita. ―No te preocupes amor, estoy segura que lo encontraremos. ―Le susurró y le planto un beso en la frente, uno tan cargado de amor que hizo que el bebe dejara de llorar y se tranquilizara por un rato.  

Viéndolo cerrar sus ojitos, la mujer acomodó al bebe en su catre y luego se traslado a abrir la ventana, mirando con melancolía el cielo oscuro adornado con unas cuantas estrellas. No pudo evitar que su corazón se estrujara al pensar lo que  su pequeño estaba viviendo en las crueles calles de la ciudad. Era tan solo un bebe, solo y desamparado, sin su madre a su lado. La mujer cerró los ojos ante la impotencia que de pronto la invadió. Estaba sola en esto, nadie le había querido auxiliar a encontrarlo y la policía no parecía querer ayudar puesto que no consideraban útil gastar su tiempo y recursos en alguien de tan poco valor como ella y su hijo.

Estaba completamente sola.

Volviendo a abrir los ojos, la mujer tomó el dije del collar colgando en su  cuello y lo estrujó en su mano. Ese era el regalo que ese hombre le había dado por el nacimiento de su bebe, sin embargo ahora ya no importaba, ya no tenía valor alguno. Se lo quito del cuello y cuando quiso arrojarlo por la ventana, la imagen de su pequeño se le paso por la mente.

―No… ―Ella murmuró, volviendo a colocarse el collar. ―Lo tendré hasta que te encuentre. Y luego será tuyo… cuando te encuentre. ―Prometió mirando a la luna, sellando su promesa eterna con un beso en el dije.

Sin nada más que hacer, la mujer cerró la ventana y se fue a dormir junto al bebe que estaba en la cama, con la tranquilidad de saber que mañana seria otro día y que quizá la vida sería un poco más amable con ella.

..

Nota: Ok, quizá este prologo parezca muy confuso porque justo así quería escribirlo. No quería dar muchos detalles. 

La cuestión con este fic es que ya tengo mucho escrito pero no se bien como organizarlo o.O entonces  por eso me estoy tardando en publicarlo.

Pero no se preocupen ya casi esta hecho todo el trabajo.

Esperen el primer capitulo, bye!