miércoles, 10 de febrero de 2016

Lady Marmalade - Sexta Entrega

Sexta Entrega



“P
adre, nos han encontrado…”  Así empezaba la carta que hace más de una hora había intentado escribir.

Debido a los acontecimientos de la noche anterior, Jaejoong se encontraba angustiado. Su médico personal lo había atendido a primeras horas de la mañana y a pesar de que le había dicho que su golpe en la frente no había pasado a mayores, la cabeza le dolía terriblemente. Aunque ahora no sabía si se debía al golpe o a los problemas que lo rodeaban. 

La confrontación con los tipos de anoche le había hecho saber que al parecer la familia imperial japonesa aun perseguía a los miembros fugados de la familia imperial coreana, y estaba seguro que si los encontraba, los mataría en seguida. Pensó que escapando hacia Europa su pasado no volvería a perseguirlo jamás, pero quizá esa no había sido la solución más eficaz después de todo.

—¿Ahora que hará, Joven? —Le preguntó Yoochun de pie a su lado, ya enterado de todo lo sucedido.

“¿Tal vez escapar de París?” Pensó la mente de Jaejoong, pero su yo interno orgulloso le contesto que ni siquiera se atreviera en pesar en eso como una posibilidad. El irse de Paris significaba que dejaría de ir al Molino rojo, lo que se traducía en dejar de ver a Lady Marmalade, lo que desembocaba en dejarle ganar a Yunho la contienda sin sentido en la que se encontraba involucrado. Y eso no iba a permitirlo jamás. Él no iba a abandonar la lucha tan pronto, él estaba decidido a darle más pelea.

—Solo hay que ser más cuidadoso, eso es todo. —Respondió Jaejoong sonando como si todo el asunto no le preocupara en lo más mínimo.

Yoochun arrugó el entrecejo. —¿No cree que es peligroso quedarse?

—No.

El guardaespaldas se mordió la boca no comprendiendo para nada la actitud de su amo. —Pero, si se queda aquí lo más probable es que lo vuelvan a encontrar.

—No si tengo guardaespaldas. Aunque no sé si estoy seguro si debo confiar en eso, debido a que ustedes ayer no estaban…

El comentario acido retumbo en los oídos de Yoochun sintiendo muy cercanamente lo que Jaejoong había querido decir con eso. Era cierto que ayer lo habían dejado abandonado pero estaba seguro que si lo hubiesen acompañado, Jaejoong les habría hecho un escándalo ordenándoles que lo dejaran en paz con su mal genio. Fuera cual fuera el resultado, nada hubiera complacido a Jaejoong.

—Prometo que no volverá a pasar. —Juró tragándose las ganas de replicar por lo sucedido.

—Así espero. —Jaejoong se levantó de la mesa en dirección a la ventana. —Por lo tanto no nos debemos preocupar por que algo malo pase ¿Cierto?

No muy convencido, Yoochun asintió, yendo hacia la puerta para salir de la habitación. Sin embargo su mente le decía que no se quedara callado y que tratara de persuadir a Jaejoong de salir del país lo más pronto posible. Así no le agradara, su deber como guardaespaldas era protegerlo y eso era lo que iba a hacer.

—Joven, —Se volteo —¿Está seguro de que quiere quedarse aquí?

Jaejoong le dirigió la mirada, fastidiado. —Ya te dije que sí, ¿Por qué sigues con lo mismo?

—Porque no me parece prudente que arriesgue su vida por quedarse en un lugar cuando perfectamente podría instalarse en otro. Nada lo retiene en parís.

—Claro que sí. —Jaejoong se apresuró a decir.

—¿Qué?

El castaño bajo la mirada, no queriendo decir nada.

Pero como si Yoochun le hubiera leído la mente, este se aventuró a decir. —¿Es por Lady Marmalade cierto?

Jaejoong lo miró a los ojos, completamente en silencio, dándole a entender que había dado en el blanco.

—Usted no quiere abandonar Paris porque sabe que debe primero obtener a Lady Marmalade…como su padre espera de usted. —Afirmó.

—Cállese, no tiene por qué hablar de eso.

—Estoy seguro que su padre entenderá si tiene que salir del país de improvisto.

—¡Mi padre no se tiene porque enterar! —Gritando, Jaejoong fue hasta la mesa donde había estado redactando la carta y la arrugo entre sus manos, borrando toda la evidencia. Quizá eso era lo mejor. Quizá arreglar el problema por sí mismo era mejor que ir a molestar a su padre con sus banalidades. Así le probaría también que tan fuerte podía ser. Así le probaría que ya no necesitaba de él para cuidarlo.

Aun así, fuera cuales fueran las razones, Yoochun no podía entenderlo. —Si me permite decirle, creo que está siendo muy descuidado. No tiene porque arriesgar su vida por un capricho de su padre.

Jaejoong volteo a mirarlo. —¿Y usted con qué derecho viene a hablar así de mi padre? No porque haya trabajado con nosotros toda la vida, tiene el derecho de referirse a nosotros como se le dé la gana. ¡Mi padre está por encima de usted, yo estoy por encima de usted!

Yoochun perdió la paciencia. —¡Basta! No voy a permitir que me siga denigrando, ¿Qué no ve que lo único que quiero es ayudarlo?

—Yo no necesito su ayuda. Ni sus consejos ni nada. Usted está aquí para obedecerme a mí y punto.

—Yo estoy aquí para protegerlo y eso es lo que estoy haciendo. No entiendo porque quiere arriesgar su vida solo por complacer a su padre para quedarse con esa mujer.

—¿Y a usted quien le dijo que yo hacía eso para complacer a mi padre?

—Porque es obvio. —Yoochun tomó un respiro, tratando de no perder la compostura. —Yo lo conozco desde hace mucho tiempo y sé que no tiene interés por ella más allá de lo que le dice su padre. Usted no desea a esa mujer.

—¡Es que no es solo mi padre! —Jaejoong gritó exasperado, ya cansado de todo eso. Suficiente tenía con los problemas de su familia como para que ahora Yoochun viniera a decirle que debía o que no debía hacer.

—¿Entonces qué es?

Jaejoong respiro agitadamente dándose cuenta de que se había equivocado al decir lo que había acabado de decir.

—Es…Jung Yunho ¿Cierto? —Y otra vez Yoochun había dado en el blanco. A Jaejoong ya le estaba empezando asustar la forma en como Yoochun podía leer sus pensamientos. —Esta cegado por quererle ganar, no está dispuesto a marcharse…por su orgullo. Usted no dejara que se salga con las suyas y se quede con ella.

Acorralado, Jaejoong trató de suprimir sus emociones, intentando no dejar que Yoochun siguiera escarbando en su mente. —Esta despedido. —Fue lo único que se le ocurrió. A decir verdad Yoochun ya lo tenía harto con sus cuestionamientos y su forma de destaparlo.

—¿Qué? —Yoochun quedo casi inmóvil.

—Lo que oyó, recoja sus cosas y lárguese de aquí.

—P-pero, pero —no lo podía creer. —¿A dónde voy a ir? No tengo nadie aquí.

—Pues eso debió pensar antes de ponerse a discutir conmigo.

—Joven, he trabajado por más de quince años con su familia. No puede hacerme esto.

Jaejoong lo miro fijo. —Pues lo estoy haciendo y nadie me lo puede impedir. —Decidido a dar punto final a la conversación, Jaejoong le dio la espalda como si con eso le dijera adiós para siempre.

Aun incrédulo y con la rabia amenazando salir de su cuerpo, Yoochun decidió que lo mejor era no renegar más y abandonó la habitación, no sin antes fijarse en el papel que había quedado arrugado en el escritorio principal. Metiéndolo entre su ropa, Yoochun salió por la puerta principal.

Una vez que escuchó la puerta cerrarse, Jaejoong dejó caer su cuerpo sobre la pared, teniendo unas ganas inmensas de llorar. Pareciera como si todo se le hubiese acumulado: La presión de su padre por conseguir a Lady Marmalade, los enfrentamientos con Yunho, el imperio japonés pisándole los talones y ahora esto.

De uno de los cajones de su mesa, Jaejoong sacó una botella de licor, la cual abrió al instante y empezó a tomársela como si no hubiese un mañana.

El alcohol era lo único que lo podía tranquilizar en esos momentos.


..



—¡Tenemos que ir a celebrar que recuperamos nuestro empleo!

Yunho gritó a los cuatro vientos una vez hubo terminado el espectáculo de ese día. Estaba feliz y con justas razones. El Oficial Lemoine no solo le había devuelto lo que le había confiscado sino que además le había pedido disculpas por el desafortunado incidente de hace unos días. Yunho se preguntó si Jaejoong tendría algo que ver en esas disculpas adicionales, pero luego alejó ese pensamiento de su cabeza, ya que probablemente Jaejoong se habría mordido la lengua con solo pedirle al oficial devolver las cosas. Como sea, Yunho estaba feliz y eso nadie se lo quitaba.

—Tenemos que irnos a tomar un trago, Junsu. Vamos, conozco una taberna cerca.

—¿Estás seguro que quieres ir? Yo estoy muy cansado. —Le dijo Junsu recostando su cuerpo sobre una improvisada silla de madera.

—Claro que quiero ir, tenemos que celebrar que salimos de las filas de desempleo.

—Yunho, a decir verdad solo duramos desempleados como tres días, eso sin contar la noche del espectáculo que ofreciste en el molino rojo.

—¡Con más razón tenemos que ir!

Jalándolo de la ropa, Yunho intentó convencer a su amigo de ir a festejar pero Junsu estaba tan cansado que apenas si se podía mover de su sitio. —Ve tu Yunho, yo me voy a la casa.

Yunho hizo un puchero. —Está bien vete pero no te olvides que me las debes.

Haciéndole una seña con la mano, Junsu se marchó con todo su arsenal de instrumentos mientras Yunho lo vio desaparecer entre la gente que a esa hora de la tarde-noche se disponía a volver a sus casas. Suspirando un poco, Yunho tomó camino hacia la taberna, antojado de ese trago.

Entró al lugar y tomó un puesto en la barra, pidiéndole al barman que le trajera una botella de cerveza. No planeaba quedarse mucho ahí, tan solo lo suficiente como para satisfacer su apetito de beber y luego retornaría a su hogar. Pero de pronto algo lo hizo pensar en quedarse más tiempo.

En el extremo de la barra, Yunho reconoció a un hombre de cabello negro el cual tenía una especie de abrigo hecho de lana, un poco inusual para la temporada. Acercándose, Yunho despejo sus dudas al ver que el hombre se trataba de uno de los guardaespaldas de Jaejoong, el cual se estaba atascando literalmente de alcohol. A Yunho le pareció extraño, normalmente esos guardaespaldas eran como la sombra de Jaejoong ¿Por qué no estaba con él?

—¿Me puedo sentar aquí? —Yunho se aventuró a preguntarle, tomando asiento en la butaca de al lado. Yoochun le hizo un gesto confuso con la mano, el cual Yunho decidió interpretar como un sí. El hombre ni siquiera pareció reconocerlo, se veía tan borracho y tan miserable que Yunho se preguntó si estaba bien.

—¿Trabajas con Jaejoong, no? —rompió el hielo después de unos minutos.

—Trabajaba. —le contesto en modo irónico. —Ese hijo de puta me desecho como un perro esta mañana. —escupió.

Yunho arrugo el entrecejo. —¿Qué paso?

—Nada importante. Solo que no le gustan que le digan las verdades en la cara, eso es todo.

—Dímelo a mí.

Ambos rieron y luego lo siguió un silencio. El barman le alcanzo la botella a Yunho y este se apresuró a abrirla, bebiendo todo su contenido. Se volteo de nuevo para mirar a Yoochun y se asustó un poco cuando vio como este tenía la mirada fija en él, examinándolo cuidadosamente con sus ya alcoholizados ojos.

—¿Eres Jung Yunho, cierto? —Le pregunto después.

—Vaya creí que nunca te ibas a dar cuenta.

—No lo sé, ya hasta perdí la noción del tiempo. —Se rió.

Yunho se relamió los labios. —¿Y tú eres?

—Park Yoochun, mucho gusto. —Le ofreció la mano y Yunho la estrecho en seguida. —Lamento que nuestros primeros encuentros no hayan sido tan agradables por la culpa de ese…hombre.

—No te preocupes por eso, no soy rencoroso.

Otro silencio vino después. Ninguno hizo más que tomar de su bebida y ver al frente, sin saber bien que decir para no volver la situación más incómoda.

—¿Sabes Yunho? ¿Sabes que es lo que más me duele? —Yoochun fue el primero que se atrevió a romper el silencio, quizá por su estado de ebriedad. —El que haya trabajado quince años para esa familia, siéndoles leales incluso en los momentos más difíciles, para que ese hijo de perra me botara así de esa manera tan indignante. En serio, eso no tiene nombre ni perdón. Incluso estoy empezando a pensar que su padre es más bondadoso que él. —Yoochun se desahogó viendo como Yunho lo escuchaba algo confundido por sus palabras. —Es más, es una injusticia lo que cometió conmigo. Yo solo lo estaba aconsejando, ¡Estaba intentando salvar su vida! Pero no me escucho, todo por esa puta fijación enfermiza que tiene con la idea de complacer a su padre.

Ahora si Yunho no entendía nada. —Explícate. —pidió.

De su abrigo, Yoochun saco un cigarro, prendiéndolo y acercándose un poco más al rostro de Yunho. Como si le fuera a contar un secreto. —¿Sabes porque realmente Jaejoong quiere obtener a la pelirroja del Molino rojo?

El moreno negó con la cabeza.

—Bueno por razones ajenas a él, por supuesto. Él no está interesado en ella, no de la manera en la que crees.

—¿Por qué lo dices?

Yoochun se acercó un poco más. —Porque a Jaejoong no le gustan las mujeres. No de esa forma, sabes de lo que hablo.

Yunho entrecerró los ojos.

Jaejoong es gay —dijo esto y luego se echó a reír a modo de burla.

Yunho se quedó en blanco. “¿Qué?” ¿Entonces todo este tiempo…? —¿Cómo sabes eso?

—He vivido lo suficientemente con él para saber lo que te digo, Yunho. Y por más que él lo quiera negar y quiera conquistar a cuanta mujer quiera, a Jaejoong lo que le gustan son los hombres.

Yunho guardó silencio intentado hallar sentido en todo lo que Yoochun le decía. Porque honestamente no lo encontraba. ¿Por qué Jaejoong siendo gay querría obtener a una mujer en la que no estaba interesado de esa manera? ¿Por qué peleaba contra él por ella? ¿Por qué se tomaba tantas molestias? No encontraba ninguna respuesta lógica al comportamiento tan contradictorio del otro. A no ser que Yoochun le estuviera mintiendo por supuesto, sin embargo bien dice un dicho que Yunho había comprobado muchas veces que era cierto:

Los borrachos y los niños siempre dicen la verdad.

—Bien Yunho, ha sido una conversación muy amena pero temo decirte que me tengo que ir. —Yoochun se levantó tambaleándose un poco y tomó una maleta que tenía a sus pies, saliendo del lugar sin rumbo fijo.

Al ver esto, Yunho lo siguió, comprobando que el hombre se veía mas desorientado que un pez en tierra firme. —¿No tienes a donde ir verdad? —le pregunto.

—Vivía con Jaejoong. Ahora que me ha dejado en la calle, no tengo a donde ir. Y no conozco a nadie en Paris.

—Puedes venir con nosotros. —Yunho se apresuró a decirle. —Vivo en un cuarto con mi compañero Junsu. No es muy grande pero nos sirve para subsistir.

Ante tal oferta, Yoochun arrugó la cara. —¿Y porque tu querrías ayudarme?

—Porque también sé lo que es no tener a donde ir. Afortunadamente siempre he tenido personas que me han tendido la mano. Déjame tenderte mi mano esta vez, Yoochun.

Sin nada más que perder, Yoochun acepto la mano de Yunho y empezó a caminar junto a él, sintiendo que un Ángel de la guarda se le había aparecido esta vez.


..



El edificio en donde vivía Yunho quedaba en Montmartre, algo cerca del Molino rojo. No era un edificio muy grande, de unos 5 pisos máximo. Tenía unas escaleras antes de entrar y en su fachada se podía leer el nombre “Bateau-Lavoir” justo encima de la puerta. Se veía algo viejo y descuidado por fuera, pero en cuanto entrabas; las luces, el color y la alegría de los muchos residentes artistas que ahí habitaban te hacían olvidar la fachada por un momento.

Yoochun atravesó la puerta, analizando lo que sería su casa por al menos unos pocos días. Se trataba de una especie de hostal—residencia en donde llegaban las personas, por decirse, mas excéntricas de Paris. Actores, pintores, escultores, dibujantes, bailarines, músicos, magos, todos bohemios residían en el lugar, muchos no quedándose más de una semana. Era un espacio para nómadas, para soñadores, para gente que quisiera vivir la vida sin preocuparse en el dinero, familia u otras cuestiones sociales. Yoochun sintió un choque al instante. Al siempre vivir con la muy acomodada familia Kim, experimentar este tipo de cambio era abrumador.

—Ven. —Yunho lo guio por unas escaleras color vino, las cuales estaban llenas de cuadros presuntamente pintados por los pintores que habían pasado por ese hostal. Luego, giraron por un pasillo con murales hasta que llegaron a una puerta de madera más o menos grande.

Yunho la abrió, revelando la habitación que compartía con su compañero. Yoochun la detalló: Era un desastre. Había dos pequeñas camas, cada una a un lado diferente y entre ellas estaba un montón de papeles con dibujos, instrumentos para trucos de magia, libros, pintura, ropa, alguno que otro instrumento musical, esculturas extrañas…, todo con lo que se podría definir  a un artista, estaba ahí metido. Yoochun tragó fuerte, pensando que aunque ese cuarto no se veía como lo más cómodo del mundo, al menos se podía intuir un olor hogareño, algo que por supuesto, la muy elegante y sofisticada suite de Jaejoong no tenía.

—Oh hola. —Junsu salió de su cama, saludando al recién llegado. Miró a Yunho, pidiendo una explicación.

—Este es Yoochun, se va a quedar un tiempo aquí. —Yunho los presentó y ambos estrecharon sus manos. —Era el guardaespaldas de Jaejoong.

A Junsu se le atoro la lengua. —¿Qué?

—Sí, lo despidió esta mañana y el pobre no tiene donde quedarse. — Comentó mientras recogía algunas cosas del suelo, intentando inútilmente ordenar el lugar para que se viera más o menos apropiado. Junsu frunció las cejas, no entendiendo muy bien el asunto.

—No soy ningún espía de Jaejoong o algo así. No te tienes porque preocupar. —Yoochun trató de calmarlo al ver la expresión confundida en el rostro del otro.

—¿Has comido algo? —Yunho le preguntó de repente.

—Con suerte el desayuno.

—Bien. —Yunho fue hacia la puerta. —Te traeré algo de comida de la cocina. Por lo pronto, Junsu —Se dirigió al otro —Enséñale donde puede acomodar sus cosas y donde puede dormir. —Salió del cuarto, dejando a los dos hombres a solas.

Sin esperar, Junsu se dirigió hacia una especie de estantería y casi que arrojo al piso todo el desorden que estaba ahí. Luego, se acercó a Yoochun. —Puedes acomodar tus cosas en ese espacio y por la cama…supongo que tendrás que dormir en mi cama. Yo puedo acomodarme con Yunho en la de él.

—Gracias. —Yoochun agradeció con timidez y se fue a sentar en la cama. El alcohol le había bajado un poco. —¿Estás seguro de que no te molesta que me quede aquí?

—No, tranquilo. —Junsu sonrió —Yunho siempre hace eso. Traer a desconocidos desamparados a dormir  ¿No ves todo lo que tiene? —Abrió los brazos como si estuviera señalando todo el cuarto —Le gusta recoger cualquier clase de baratija de la calle y coleccionarla aquí. Así también es con las personas. —Junsu se detuvo —¡Perdón, No estoy diciendo que seas una baratija! —Se excusó luciendo asustado.

—No, no te preocupes. —Yoochun se rió. Ese Junsu era divertido.

A continuación, Yoochun se dispuso a sacar sus pertenencias de su maleta y acomodarlas en la estantería, mientras Junsu arreglaba así fuera un poco la habitación.

—Ese Yunho parece ser una gran persona. —Yoochun comentó al aire minutos después.

—¿Eh?

—Me refiero a que no cualquiera ofrecería su habitación a alguien que acaba de conocer. Y menos a alguien que antes estaba involucrado con su “enemigo”.

—Bueno, Yunho es así. Peca de ser muy buena persona a veces.

—Es una pena que este enconflictado con alguien como Jaejoong.

—Sí, yo también digo lo mismo. Y es raro porque Yunho no es del tipo de personas que le gusta pelearse con la gente. Más bien se inclina al pacifismo, a no tener problemas con nadie. De hecho, esta es la primera vez en muchos años que lo veo metido en una disputa con alguien.

Yoochun dejo salir un suspiro. —Bueno debe estar muy enamorado de Lady Marmalade para enfrentársele a Jaejoong así.

—No lo creo. —Junsu negó con la cabeza, no dándole peso al asunto. —Yunho es de los que se enamora y se desenamora al instante. Es de los que les gusta tener amantes por doquier…ya sea mujeres u hombres.

Por el comentario, Yoochun dio un brinco imperceptible viendo como Junsu lo decía como si fuera la cosa más normal del mundo. —¡¿Yunho es gay?! —Preguntó con asombro, hablando casi como en un susurro.

—Yo no le pondría etiqueta. Más bien, es alguien enamorado del amor. A Yunho no le importa de quien se enamora, solo le importa enamorarse. —Junsu dejo de recoger cosas y se recostó en la cama, agotado. —Créeme si Yunho pudiera enamorarse de una escoba, lo haría.

A continuación, Junsu se puso a ojear el libro que había estado leyendo antes de que llegaran ellos dos, sin notar el algo perturbado semblante que Yoochun traía en la cara.

“Bueno, eso es una sorpresa” pensó.

—Entonces si Yunho no está enamorado de esa mujer… ¿Por qué se empeña en hacerle la guerra a Jaejoong?

—Eso es lo que yo mismo me pregunto. —Junsu dejo el libro a un lado. —Supongo que es por querer estropear los planes de Jaejoong. A Yunho no le gusta que la gente con dinero crea que por tener dinero pueden conseguir todo lo que quieren. Quizá lo hace para darle una lección a Jaejoong. No lo sé.

Yoochun se rio levemente, pensando en lo irónico que era todo el asunto. Ninguno estaba detrás de Lady Marmalade en realidad, mas bien lo hacían por la satisfacción de confrontarse y ver quien resultaba ser el vencedor. —¿No es gracioso? —Comentó de repente —¿Qué los dos estén en todo este embrollo solo por el placer de estar peleándose?

Junsu hizo una mueca, no comprendiendo a que era lo que se refería y cuando estuvo a punto de preguntarle, Yunho entró por la puerta llevando consigo una bandeja de comida.

—Espero que te guste la sopa de cebolla. No será tan elegante como lo que comías con Jaejoong pero al menos puedes tener la certeza de que esta delicioso. —Yunho le dijo mientras le entregaba el plato caliente junto a una bebida que Yunho describió como “La receta secreta de uno de los adivinadores residentes en este lugar”.

Gustoso, Yoochun la recibió entre sus manos y se dispuso a prácticamente devorarla, comprobando que Yunho no se había equivocado en eso de “delicioso”.

—Así que…—Yunho se recostó a su lado, yendo despacio con lo que quería decir. —¿Desde cuando trabajas para Jaejoong? —Preguntó. Desde su conversación en la taberna se había quedado con la espinita de saber más sobre la vida de Jaejoong, y ya que tenía a un muy colaborador Yoochun ahí consigo ¿Por qué no preguntarle?

—Desde muy pequeño en realidad. Mi madre trabajaba como sirvienta en su casa, mi padre como guardaespaldas de su padre. Yo le ayudaba a mi madre hasta que crecí y me convertí en guardaespaldas de Jaejoong, a pesar de tener su misma edad. He vivido casi toda mi vida al lado de su familia. —Le dijo, más concentrado en su sopa que en la conversación misma.

—Ya veo. —Yunho murmuró —Es por eso que sabes de las preferencias de Jaejoong…

—Bueno yo siempre lo sospeche. Pero no fue hasta que Jaejoong tuvo 18 años que lo confirme.

—¿Por qué? —Yunho preguntó más curioso sintiendo como Junsu se acomodaba a su lado, también con ganas de enterarse de todo el chisme.  

Yoochun suspiro, debatiéndose en si debía decirles o no. “¡Ah qué más da!” su mente le respondió. Entonces comenzó —Jaejoong conoció al hijo de una familia muy cercana a su familia, Kim Hyun joong se llamaba. Ellos comenzaron a salir, nada inusual como amigos, hasta que su relación se fue tornando en algo más. Ellos comenzaron a salir, como novios, como amantes; pero por supuesto ninguna de las dos familias podían enterarse puesto que si lo hacían el castigó sería fatal. Imagínense, que tu hijo te salga gay, asustaría a cualquier padre ¿No? —Yoochun pasó saliva —Sin embargo, ellos eran cuidadosos. Incluso yo mismo ayude muchas veces a Jaejoong a escaparse e irse a ver con Hyun joong, y también lo cubría con su padre. Pero como todo engaño alguna vez tendrá que descubrirse, este también lo hizo. El padre de Jaejoong los sorprendió a los dos teniendo relaciones y las cosas se fueron a pique desde ahí.

—¿Qué paso? —Preguntó Yunho.

—Bueno, echo a Hyun joong en la casa y se encerró en un cuarto con Jaejoong. Luego lo único que escuchamos fue golpes, —Yoochun dijo con melancolía —Fue bastante tiempo, incluso intente entrar a ayudar a Jaejoong pero la puerta estaba bloqueada.

Yunho y Junsu escuchaban atentos. Ni un solo sonido se escuchaba aparte de la voz de Yoochun.

—Pensé que lo mataría… —Yoochun hizo una mueca extraña, como si le doliera pensar en ese suceso. —Por fortuna no fue así. Solo le reventó la nariz, le dejo morado un ojo, le rompió dos costillas y le fracturo el brazo derecho, sin contar los múltiples moretones y hematomas.

—Casi nada. —dijo Junsu con sarcasmo.

—Luego de eso, su relación fue empeorando. Me daba la impresión que Jaejoong se sentía muy dolido por haber decepcionado a su padre de esa manera.

—¿Y luego?

—Nunca lo llegue a saber con certeza, pero creo que su padre le prohibió ser Gay. Lo aparto de Hyun joong también. Era la primera vez que le prohibía algo a decir verdad, tan consentido que era… Hyun joong fue la única cosa que Jaejoong deseo y no tuvo.

—¿Y cómo es que Jaejoong fue a dar aquí a Paris? Puesto que deduciendo de que lo que dices, su padre no le quitaría un ojo de encima…

—Bueno, luego de que la madre de Jaejoong fuera… —Yoochun guardo silencio, desviando la conversación. —Jaejoong se fue de corea y se dispuso a recorrer Europa, visitando burdeles, cabaret o lo que fuera, conquistando a mujeres solo por quitarse ese estigma de ser gay, creo yo. Él mismo ha querido borrar su pasado y creo que él cree que haciendo eso lo hará. Sé que no quiere volver a decepcionar a su padre como lo hizo.

Yoochun levanto su cabeza, viendo como Junsu y Yunho lo mantenían mirando con toda la concentración del mundo. Se sintió un tanto inhibido, tal vez pensando que había sido imprudente en revelar algo tan personal como eso.

—Quizá Jaejoong por eso sea así como es ahora. —Junsu agregó y estiró su cuerpo puesto que se le había encalambrado por el tiempo que había estado estático escuchando la historia.

—Bueno, Jaejoong nunca ha sido una perita en dulce, pero al menos antes era más tolerable. Aunque nunca llegamos a ser algo así como amigos, yo podía tener conversaciones normales con él sin que terminaran en insultos o pelea. Le alcance a tomar un poco de aprecio supongo… pero luego él se volvió más frio y todo cambio. Ya ni lo he visto volver a sonreír de verdad, desde el corazón. Es una pena. —Yoochun levanto unas cuantas sabanas, decidido a que la hora de oratoria dedicada a Jaejoong debía acabar ya.  —Bueno, creo que ya es suficiente por hoy. Tengo que dormir y ustedes también.

—Sí, debes estar muy cansado. —Yunho concordó y se fue a su cama, seguido de Junsu.

Apagando las luces, los tres se dispusieron a dormir, decidiendo dejar atrás la historia de Jaejoong por lo menos por el día de hoy.

—Me pregunto que hará Jaejoong ahora, sin que yo este y él corriendo grave peligro. —Yoochun se susurró a si mismo sin darse cuenta que lo dijo lo suficientemente fuerte para que al otro lado de la habitación escucharan.

—¿Uhm? —Murmuró Yunho.

—Nada.

Respondió. Quizá les había revelado todo lo relacionado con la vida privada de Jaejoong, pero si había algo que debía mantener en silencio era el problema de los Kim y su secreto con la familia imperial. Él había firmado un juramento y por más que estuviera enojado con Jaejoong, aún le mantenía fidelidad a la familia que por mucho tiempo, había sido su hogar.

Aunque no sabía hasta qué punto llegaría esa fidelidad.




..


Nota: Personalmente este ha sido uno de mis capitulos favoritos desde que escribi el fic, puesto que se revela algo del pasado de Jaejoong y Yoochun tiene mas protagonismo.

Creo que actualizare este fic todos los miercoles, entonces para que esten pendientes. 

Vamos a ver que pasa con el Yunjae en el otro cap *.*

Comenten y Bye.


10 comentarios:

  1. que bueno que Yoochun les a confiado parte de la vida de Jae así Yunho deja de lado a esa mujer y mejor lucha por enamorar a Jae pues al parecer tienen los mismos gustos
    Gracias por compartirlo y aquí estaré el próximo miércoles por mas

    ResponderBorrar
  2. Jaejoong por mas molesto que este no debio tratar asi a yoochun quien solo queria ayudarlo.que pensara ahora yunho? Me dio pena q el padre de jae lo tratara asi cuando se entero de sus preferencias.
    Gracias por el cap. Todos los miércoles estare al pendiente <3

    ResponderBorrar
  3. Buuuuuu Jae despedir a Yoochun creo que te va a salir caro, por el hecho de que ahora en ahora delante necesitas de muchas más personas que te ayuden.
    Ummmm significativos detalles de Jae revelo Yoochun, A Yunho y Junsu como que no les gusta el chisme XD ja ja ja. ..pero creo que de alguna forma esta nueva información le dará una nueva perspectiva a Yunho.
    Gracias por el capítulo.

    ResponderBorrar
  4. Ahora se puede entender un poco el caracter de Jae ... su pelea con Yunho me recuerda a esos niños malcriados que molestan y le pegan a la niña que les gusta.
    Gracias por el capitulo

    ResponderBorrar
  5. Yoochun Yoochun te fuiste de boca y aunq Yunho y Su no son malos.... Pues a nadie le va aa gustar q anden revelando cosas de tu vida... Verdad? ..... Aunq bueno tambien.por una parte esto va a ayudar a q Yunho conozca un poquito mas de Jae. No sabia q Yunho era BI! .... Y jajajajaja ninguno esta detras de la mermelada..... Muero por el siguiente cap..... Gracias! <3

    ResponderBorrar
  6. Yoochun era el único que lo conoce pero ahora que no esta con el y que Jaejoong corre peligro que pasará y también que les contó a Yunho y Junsu algo personal de Jae pero aveces las cosas pasan por algo no! me tanta curiosidad que pasara más adelante ><
    Gracias

    ResponderBorrar
  7. Wow, no me esperaba que Hyun Joong fuera el amante de jae, no lo que su padre le hizo...
    Que hara Yunho ahoea que sabe que Jae es gay? reconocera que siente algo por el que no es odio? kyaaa!! espero con ansias los demas capitulos, por favor Camila no demores, muero por saber como termina esta historia de odio-amor!!!

    ResponderBorrar
  8. Omg muchas gracias por todos los capis cada vez mas interesante n.n

    ResponderBorrar
  9. Regrese!!! Pfff por fin me di un tiempo para leer y comentar!!!: oseaaa yo siento que si es amor, si lo que jaejoong esta haciendo no es amor, no se lo que lo sea.... por que quien aguantaria tanto sólo por seguir jugando con yunho???

    Yunjae ❤

    ResponderBorrar
  10. Quiero yoooosuuuuu tAmbién jejejeje. Muy buen fic!!!

    ResponderBorrar