sábado, 2 de diciembre de 2017

Niños de Ciudad II: Capitulo III

Capítulo III: —Yoochun, casi puedo jurar que escuche que esa mujer quería verlo porque era parte de su familia...


—...Y al parecer el Jefe sabe algo o mucho sobre eso.



Cuando Jaejoong escuchó la palabra “trabajo” dicha por la boca del General Choi, creyó que este lo pondría a realizar labores de limpieza o alguna actividad tonta, como pintar cercas o mover cosas. Jamás imaginó que a lo que realmente se quería referir con “trabajo”, era a hacer un entrenamiento militar.

Esa mañana, cuando Jaejoong llegó muy puntualmente a las 7:00 AM, el general lo obligó a no hacer nada más que sentadillas, lagartijas y correr alrededor del vecindario al menos unas diez veces. Jaejoong estaba agotado, exhausto, su cuerpo le dolía y lo peor es que solo era el primer día. Pensó si la correccional hubiera sido una mejor opción.

Además también estaba Yunho.

¡Soldado! El general le gritó cuando Jaejoong se dejo caer en el pasto por enésima vez. La última hora había estado haciendo flexiones de pecho, una y otra vez, y sus brazos ya no le respondían más.

¡Soldado!

El General repitió y Jaejoong torció la boca. Odiaba que lo llamara así. —¡¿Qué?! Respondió con fastidio, levantando su cara para mirarlo.

El hombre arrugó el entrecejo. ¡¿Cómo que qué?! ¡No ve que soy su superior! ¡¿Cómo se atreve a responderme así?! ¡Por tal falta de respeto, le ordeno que haga 100 lagartijas más!

Jaejoong no lo podía creer, ¿Por qué estaba metido en esta situación?

Restableciendo el ritmo, Jaejoong hizo lo que el general le ordenó, sin embargo sus movimientos eran muy lentos. Estaba muy cansado, no estaba acostumbrado a tanto ejercicio y menos si alguien se lo imponía de esa forma.

No, no, muy lento, Soldado. El general negó con su cabeza.

¡Estoy haciendo lo que puedo!

¡Silencio!... ¡Cadete Jung! Llamó a Yunho, quien estaba de pie a su lado. Muéstrele al soldado como se hace unas flexiones de verdad.

¡Si, señor!

Obediente, Yunho se colocó al lado de Jaejoong y comenzó a hacer las flexiones tan rápido, que a Jaejoong solo le quedo sentarse y quedarse mirándolo. Arriba abajo, arriba abajo, la rapidez con la que Yunho hacia los movimientos era de cierta forma fascinante…

…Y también muy irritante.

¿Comprendió? El general le volvió a preguntar a Jaejoong, y este solo le hizo una mueca, reanudando las flexiones. Aun era lento, pero el deseo de no dejarse humillar por Yunho, al menos lo hacía ser un poco más rápido. Estaba claro que él le iba a demostrar que también era capaz.

Luego de terminar todas las lagartijas, Jaejoong se dejó caer en el suelo y se quedó ahí, desplomado. Sus brazos estaban acalambrados, sus pulmones exhaustos de tanto pedir oxigeno. Ya hasta la cabeza le dolía de tanto esfuerzo invertido.

En cuanto el General se dio cuenta del fatigado estado del muchacho, decidió que lo mejor era darle un descanso. Bien Soldado, descanse por unos minutos. Después retomaremos con el trabajo. Le dijo y se marchó hacia la cocina, queriendo también tener él un momento de receso.  

Aliviado, Jaejoong se quedó apreciando la textura del pasto sobre su cara, hasta que abrió sus ojos y pudo percibir un par de botas negras al frente suyo. Levantando el rostro, Jaejoong vio que Yunho aun seguía ahí, mirándolo. De inmediato, se sentó sobre sus piernas, devolviéndole la mirada.

—¿Qué quieres? —Le preguntó desafiante.

Yunho ladeó el rostro. —Solo vigilo que no te vayas a escapar… y que no te robes nada.

Por esa respuesta, Jaejoong se cruzó de brazos, irritado. Pese que ya había pasado el shock inicial, Jaejoong aun no daba crédito a como el destino lo había vuelto a juntar con Yunho. Después de años, después de tanto tiempo, no creyó que lo volvería a ver en su vida. No creyó que pasaría. Sin embargo, ahí estaba, de pie frente a él, observándolo con ese dejo de superioridad en su mirada.

Jaejoong lo detalló mejor cuando el otro volteó su rostro.

El Yunho de ahora era… diferente. Muy diferente. Era sin duda más alto y su cuerpo mucho mejor formado de lo que estaba antes. Sus cachetes abultados se habían ido, y ahora su rostro era perfilado y mucho más delgado. Mucho más adulto. Sus ojos también eran más expresivos y sus dientes chuecos ya no eran tan evidentes como cuando era pequeño. Definitivamente ese muchachito un poco feo y graciosillo ya no existía; en cambio, Yunho había crecido para bien y a pesar de que aun era muy joven, casi que parecía de más edad.

Como un hombre de verdad.

Jaejoong se sacudió de repente, cuando sus mejillas enrojecieron y su entrepierna vibró. No debía permitirse pensar de Yunho de esa manera. No podía volver a ilusionarse de nuevo. Me imagino que estarás dichoso de ver como sufro, ¿No? Jaejoong comentó al aire, queriendo enterrar muy en el fondo los pensamientos sobre lo atractivo que era ahora Yunho.

Yunho se quedo pensando en la pregunta. Una parte de él si lo disfrutaba.  —Solo creo que debes pagar por lo que hiciste, nada más.

—¿Por lo que le hice al general o por lo que crees que te hice?

Yunho arrugó el entrecejo, no queriendo responder.

Al recibir su silencio, Jaejoong volvió a recostarse en el pasto, mirando al cielo. No sé porque sigo preguntándote lo mismo, ya sé que no me creerás.

¿En serio Jaejoong? ¿Hablaremos sobre eso ahora?

—¿Y de que mas podríamos hablar tu y yo Yunho? ¿De cómo está el clima? ¿De cómo está Gwanju? ¿De cómo me sentí cuando me dejaste sin siquiera escuchar una explicación?

—¡Basta! —Yunho lo silenció; no pudiendo creer los aires de victima que se cargaba Jaejoong. —Yo no tengo nada que conversar contigo. De hecho, en vez de estar aquí repitiendo tus mentiras, deberías estar retomando el entrenamiento.

Jaejoong chasqueó con su lengua. —El general no ha regresado.

Si el general no está, yo estoy a cargo.

¿En serio? Jaejoong se rió. ¿Me vas a obligar tu?

Alborotado por su actitud, Yunho tomó a Jaejoong de su camisón y lo obligó a ponerse de pie. Luego le ordenó hacer 50 sentadillas, pero Jaejoong no le obedeció, y en su lugar se cruzó de brazos, mirándolo con altanería. Yunho fue más firme y le volvió a exigir cumplir lo que le había dicho.

Sin embargo Jaejoong seguía siendo reacio.

Yunho entonces tuvo que utilizar la fuerza.

Empujándolo hacia la pared del cobertizo en medio del patio, Yunho lo arrinconó y tomó unos ladrillos que estaban en el suelo para ponerlos en cada una de sus manos. Luego le hizo levantar los brazos sobre su cabeza, sosteniendo aun los ladrillos. Jaejoong quiso bajarlos pero Yunho no se lo permitió y al contrario, clavó ambas manos sobre sus ante-brazos para que no pudiera bajarlos. Este es el castigo que dan en el ejército por la desobediencia. Le dijo. Veamos si logras superarlo.

Jaejoong agudizó su mirada, dispuesto a probarle a Yunho que era capaz. No obstante, las fuerzas se le agotaron demasiado pronto. Esto le estaba doliendo.

Yunho… suéltame.

Se quejó, pero Yunho no le hizo caso y afianzó más su agarre.

Jaejoong se removió inquieto. —Suéltame, suéltame ya. —Rogó de nuevo, viendo la fuerte mirada de Yunho sobre él. Esto, sin duda, no era algo que el antiguo Yunho haría, el que conoció no era cruel, ¿Por qué se comportaba así? —Yunho, por favor, me duele. —Jaejoong suplicó otra vez, ya que sus manos comenzaban a agrietarse y sus brazos a entumecerse debido a la falta de sangre. El peso de los ladrillos solo empeoraba las cosas.

¡Yunho, por favor!

Con lagrimas en sus ojos y a punto de desfallecer, Jaejoong se las arregló para tirar los ladrillos a un lado y luego, sin preverlo, se desplomó hacia al frente cuando Yunho quitó sus manos sobre él. Su cuerpo fue recibido entonces por Yunho mientras sus brazos cayeron lánguidamente a los lados.

Perdió por un momento todo control de sí.

Posteriormente, lo único que se escuchó fue su respiración tambaleante, sus gemidos apenas audibles y su cuerpo derrengado. “¿Sera que fui muy duro?” Yunho pensó en su mente al ver el estado en el que había dejado a Jaejoong. “No, no es así” Su mente le respondió. “Él se lo merece”

Él se lo merece.

Jaejoong se encontraba muy cansado para pensar, para tan siquiera darse cuenta que Yunho ahora lo estaba abrazando e inconscientemente acariciando sus brazos, como si lo quisiera sanar. Como si estuviera arrepentido de lo que le había hecho hacer. Levantando el rostro, Jaejoong fijó su mirada en aquellos ojos, los cuales lo devolvieron al pasado, cuando se encontró con Yunho por primera vez en un callejón, luego de haber peleado por un hoddeok con el pequeño Changmin.

Luego pensó en su primer beso, un beso robado y cuando ambos rostros estuvieron lo suficientemente cerca para repetirlo, el General se apareció de repente y los dos tuvieron que separarse de un empujón.

Eso había estado cerca.
¡¿Qué están haciendo?! ¡No es tiempo para jugar! ¡Quiero 10 vueltas alrededor de la casa, ahora mismo!

El General ordenó y Yunho no espero para colocar su mano en su frente en signo de obediencia, y hacer lo que le pedía su superior. Jaejoong, en cambio, suspiró profundo, siguiendo con desdén los pasos de Yunho.

Ese día aun no acababa.



.. 




Sostuvo el papel entre sus manos y miró el edificio. Definitivamente esta era la dirección. Con pasos inseguros, la mujer de avanzada edad caminó hacia la entrada y subió por las estrechas escaleras que daban acceso a los apartamentos. Avanzó unos cuantos pisos y cuando llegó al que era, tomó una profunda inhalación antes de ubicarse frente a la puerta que le indicaba el papel. Luego la golpeó con sus nudillos.

Parecía como si toda su vida hubiera estado esperando ese momento.

Al tercer toque, un muchacho abrió la puerta, algo precavido, viéndola de arriba abajo.

La señora casi creyó que le daría un paro cardiaco. ¿Jaejoong?

El chico de cabellos castaños y ojos redondos la miró confundido. No… ¿Quién es usted?

Yo… La señora vaciló por un segundo. ¿Esta Jaejoong?

No está, pero ¿Quién es usted?

Yo soy…
¡Junsu, ¿Quién es?!

De repente, desde el interior del departamento, se escuchó una voz. Una voz que la señora reconoció al instante. Se trataba de ese hombre, el hombre por el cual parte de su vida se había arruinado.

El hombre que arruinó la vida del ser que más amó en este mundo.

Sin dejar que lo asimilara, la mujer vio como Jisung apartaba al muchacho de la puerta y se ubicaba justo frente a ella, encarándola. En cuanto la reconoció, Jisung dejo escapar un gemido de asombro, pero luego se tranquilizó, pensando que no debía sentirse (o al menos mostrarse) demasiado perturbado.

Vaya suegrita, que milagro tenerla por aquí. La recibió con una sonrisa. De esas sonrisas hipócritas y mal intencionadas que solo pueden dañar.

La mujer sintió ganas de vomitar. —No puedo decir que me dé gusto verlo Jisung.

El hombre rió. —Yo no dije que me daba gusto verla… ¿Qué está haciendo aquí?

—Vine a verlo. —La señora contestó firme.

—¿A mí?

—No a usted, a él.

Jisung palideció. —No sé de lo que está hablando.

Por su expresión, la mujer supo que él si sabía a lo que se refería. No me mienta que yo se que él está con usted y por la manera en que me responde, sé que me lo quiere ocultar; así que déjese de juegos y déjeme verlo.

—Aunque estuviera conmigo, no se lo dejaría ver. No tiene ningún derecho a verlo.

—¡Soy su familia!

—Pues yo también. —Jisung espetó, cerrando con disimulo la puerta tras de sí, para que adentro no se pudiera escuchar. —Y sabe que yo tengo más derecho sobre él que usted.

Ante eso, la señora solo pudo mirar hacia un lado, tratando que las ganas de destrozar a ese hombre desaparecieran de su cuerpo. Lo odiaba, lo odiaba con todo su corazón y no podía creer que aun a estas alturas de la vida, estuviera lidiando con él. Al parecer Jisung era de esas personas que se aferraban como una garrapata y no se desprendían por más que uno quisiera zafárselas.  

—Él no sabe que usted existe. —Jisung continúo algunos segundos después. —Así que si la ve o no, no tiene mucha relevancia en su vida. Mejor váyase, no tiene nada que andar haciendo por aquí.

—Escúcheme bien Jisung.

Y contrario a lo esperado, la señora dio un paso al frente, decidiendo confrontar al hombre. Ya suficiente tiempo había esperado como para que ese desgraciado le hiciera desistir de su cometido. Ella no iba a permitir que Jisung la alejara, no después de esperar tanto. —Yo hare todo lo posible porque él conozca la verdad, porque él sepa de mi existencia y la de ella, por si no se lo ha dicho. Y usted ni nadie me va a impedir que yo lo vea, eso se lo aseguro.

Jisung tuvo la intención de reírse ante el discurso, pero en vez de eso, tomó el brazo de la mujer y lo sujetó tan fuerte que ella casi creyó que le partiría un hueso. La anciana gimió de dolor al sentir la presión y en seguida trató de soltarse. Pero él no se lo permitió. —Escúcheme más bien usted a mí. —Le amenazó con furia desprendiendo de sus ojos. Si yo me entero que usted se pone en contacto con él, créame que no tendré piedad de su insignificante vida. ¿Quién extrañaría a una pobre anciana que no tiene donde caer muerta? Nadie. Nadie abogaría por usted, así que le recomiendo que no se meta conmigo, porque puede salir muy mal librada.

Soltándola, el Jefe abrió de nuevo la puerta, decidido a terminar con la disputa. No la quiero volver a ver por aquí, si me enteró que anda de chismosa por estos lares, téngalo por seguro que la matare. No estoy bromeando. Recibirá lo mismo que recibía su hija en el pasado… pero esta vez lo suficientemente fuerte como para matarla.

Aventando la puerta, Jisung dejó a la anciana con las palabras dentro de la boca. Ya dentro del apartamento, se tomó la cabeza, no pudiendo entender el rumbo que su vida estaba tomando. Empezaba a creer que ir a Gwanju no había sido la mejor de las ideas, ya que primero se había reencontrado con Yunho y ahora con esta mujer.  

¿Cómo supo ella su ubicación? No tenía ni idea. Ni siquiera sabía que lo seguía buscando. ¿Qué pasaría si llegaba a contar la verdad? Su mundo como lo conocía, se derrumbaría, aunque, si lo pensaba con detenimiento, ella no era mayor peligro, solo era una vieja loca sin ningún poder. Así que calmándose, Jisung cerró los ojos, tratando de convencerse que su amenaza había sido lo suficientemente intimidante, para que la mujer no se atreviera a poner un pie de nuevo en esas instalaciones.

Ya relajado, él se aproximó a la mesa, queriendo beber un poco de vodka para calmar su mente, hasta que la presencia de Junsu sentado en uno de los sofás, hizo que se detuviera en seco. El menor lo estaba observando, con los ojos fijos, como si supiera exactamente lo que estuviera pasando…

…Aunque no tuviera ni idea.

Ni una palabra de esto, ¿Entendido?

El Jefe lo amenazó también y Junsu solo pudo mover su cabeza en afirmación, mas por costumbre que por obediencia. A decir verdad, Junsu no entendía muy bien de que se había tratado la conversación, pero algo dentro de sí le decía que era importante. Que era algo que no se podía dejar pasar por alto. Además, Junsu sabía que a quien realmente le debía lealtad era a Jaejoong, y que más temprano que tarde, terminaría contando aquella extraña visita de aquella misteriosa mujer.



..



En la noche, después de terminar su trabajo, Yunho aprovechó que aun era temprano para recoger a Changmin en la escuela e ir ambos a visitar a la señora Choi; quien desde el día anterior, había estado internada en el hospital. Aunque ya fuera de peligro, la droga que le había dado Jaejoong y el golpe en la cabeza que se había dado a causa de esto, la tenían bajo observación médica, por lo que aun no había podido regresar a su hogar.

Comprando unas flores en la puerta de la entrada, Yunho y Changmin se registraron en la recepción y fueron conducidos por una enfermera hacia la habitación de la mujer.

En cuanto ella vio entrar a los dos muchachos, una sonrisa de felicidad se le formo en el rostro. ¡Yunho, Changmin! Exclamó entusiasmada.

—¡Señora Choi! Ambos pronunciaron y se colocaron cada uno a ambos costados de la cama. Yunho dejó las flores en la mesita de al lado y tomó la mano de la señora, acariciándola. ¿Cómo esta? ¿Cómo se siente? —Preguntó con sincera preocupación.

—Estoy bien. —La señora afirmó. —Al parecer la dosis fue tan pequeña que no me causó mayor daño. Lo único que me duele ahora es el golpe que me di al desmayarme, nada más.

¿Está segura de eso? Fue el turno de Changmin para preguntar, obviamente ya enterado de lo que había sucedido y quien había sido el causante de todo el embrollo:

Nada más y nada menos que el problemático de Jaejoong.

Sí muchacho, no tienen de que preocuparse. Este vejestorio aun va a durar unos años más. La señora Choi bromeó risueña, provocando que ambos chicos se miraran aliviados. Al parecer todo el incidente de la tarde pasada se había reducido a no más que un simple susto. Lo que sí quiero saber es que paso con el muchacho que entró a robar. La mujer expresó algunos minutos después, en los que ninguno de los tres mencionara palabra. Mi esposo no ha querido contarme y yo aquí no tengo formas de saberlo, ¿Saben ustedes que paso con él?

Suspirando un poco, Yunho miró indecisamente a su amigo y luego volteó hacia la señora, no queriendo tener secretos con ella. El General lo perdonó no enviándolo a una correccional, sin embargo, él ha tenido que pagar su delito estando bajo las órdenes del General, enmendando su error con trabajo duro y disciplina.

Ante la explicación, la señora respiró calmada, acomodándose mejor en la cama. Me parece bien, si les soy sincera no tengo ningún tipo de rencor hacia ese muchacho. A veces la gente hace maldades por razones que exceden nuestra comprensión, y todo el mundo se merece tener una segunda oportunidad.

Changmin arrugó el rostro al escuchar tales palabras. La verdad, él aun no entendía como Jaejoong había corrido con tanta suerte para lograr evitar ir a la correccional, y además, haber obtenido la misericordia del General. De verdad era un sinvergüenza. Si el destino de Jaejoong hubiera estado en sus manos, él no hubiera dudado en enviarlo a una cárcel. Jaejoong debía estar agradecido con la vida por haberse metido con personas de tan buen corazón como los Choi.

Porque definitivamente personajes como él no merecían recibir tanta generosidad.

—Además algo en los ojos de ese muchacho me hizo ver que él no tenía intenciones de lastimarme. Que quizás él tampoco estaba convencido de robar a una inocente ama de casa como yo. —La señora Choi continuó, hablando con la sabiduría que solo los años pueden dar.

Yunho no pareció comprender lo que estaba diciendo. —¿Quiere decir que usted vio que él no tenía verdaderas intenciones de robarla?

—Absolutamente, es más, parecía que lo hacía porque estaba bajo órdenes, mas no por convicción propia. Incluso dijo algo… me preguntó algo que me dejo muy desconcertada…

—¿Qué fue?

La señora tomó aliento, mirando los ojos de Yunho que ahora parecían muy interesados en conocer los detalles. —Él me pregunto algo acerca de un hombre llamado Lee Sooman. Me pregunto si había escuchado de él y si sabía donde estaba. Honestamente, no tenía ni idea de lo que estaba hablando.  

“¿Lee Sooman?” Yunho preguntó en su mente. ¿Y ese quién es?

—Fue muy insistente, incluso aunque yo estuviera a un segundo de desmayarme, él no dejaba de preguntarme sobre el mismo hombre. Al parecer tenía mucho apuro con encontrarlo.

Ahora, esto era extraño. ¿Quién era ese lee Sooman que Jaejoong buscaba con tanta insistencia? ¿Porque nunca había escuchado de él? Una parte de Yunho decía que aquello no era de su incumbencia, otra parte lo obligaba a querer saber más. —¿Qué paso después de eso? —Preguntó, tal vez demasiado ansioso por saber cómo continuaba la historia.

No supe mas, en ese momento creo que me desmaye, porque no recuerdo lo que paso.

Ella respondió e impetuosamente una de las doctoras a cargo se apareció en la puerta, diciéndoles a los chicos que el tiempo de visita había terminado y que era hora que abandonaran el hospital. Algo resistente a querer irse, Yunho se despidió de la señora Choi y junto a Changmin, salieron ambos del hospital, con rumbo a su habitación en la posada.

¿Qué crees que fue eso que la señora Choi contó? ¿Eso qué le preguntó Jaejoong? Yunho le preguntó a Changmin una vez estuvieron en la calle caminando. No quiso sonar interesado, más bien quiso sonar casual.

Pero Changmin sabía que Yunho no estaba siendo solamente curioso. ¿Acaso te importa lo que le haya dicho Jaejoong?

No, solo me parece extraño.

—¿Y? No es algo que nos deba importar.

Lo sé, pero… Yunho se quedo callado, incapaz de justificarse.

Por eso, Changmin rodó los ojos. Cuando Yunho le contó sobre su reencuentro con Jaejoong, no le había creído, simplemente toda la historia le había parecido demasiado fantasiosa para ser real. Sin embargo, al ver todo lo que había sucedido después, como la hospitalización de la señora Choi y el castigo de Jaejoong bajo el General, él estuvo convencido de lo inimaginable:

Jaejoong había vuelto a sus vidas.

Y eso no podía ser bueno.

—Creo que es mejor que no lo sepamos. Como te dije no es algo que nos deba importar, que te deba importar. Jaejoong ha vuelto y lo mejor que puedes hacer es mantenerte al margen. No entrometiéndote en sus asuntos. —Changmin concluyó minutos después, con la ilusa esperanza de que su Hyung le hiciera caso.

Pero por el contrario, Yunho no dijo palabra y siguió caminando por la acera. En verdad deseaba seguir el consejo de Changmin, deseaba poder ignorar todo lo referente a Jaejoong. Sin embargo, la intriga ya estaba ahí. Ya estaba sembrada.

Por lo tanto, él iba a averiguar quién era aquel hombre llamado Lee Sooman y porque le interesaba tanto a Jaejoong.



..




¿Y bien, que me tienes que contar?

Yoochun vio sus manos y resopló al ver que estaban vacías. Al parecer, la noticia de las encuestas falsas con el objetivo de robar casas ya se había esparcido por toda la ciudad, y ahora ninguna persona caía tan cándidamente a sus engaños. Yoochun no pudo evitar sentirse algo aliviado por eso. Robar y engañar ya no era algo que lo satisfacía. Más bien detestaba hacerlo.

Si su Jefe quería recoger dinero, entonces tendría que idearse alguna otra forma para conseguirlo.

Sentado en el andén de una calle, Yoochun estiró sus piernas, preparándose para escuchar lo que Junsu le había dicho en la mañana que tenía que contarle. Al parecer era importante.

Junsu, sentando también a su lado, miró a ambos lados, como si tuviera miedo de que alguien lo escuchara, a pesar de que no había nadie conocido cerca. Ayer, cuando solo estábamos el Jefe y yo en casa, llegó una señora preguntando por Jaejoong. Dijo sin reparos, sin rodeos. 

A Yoochun le pareció extraño. ¿Por Jaejoong? ¿Para qué?

Parece que quería verlo, conocerlo, porque incluso me confundió con él.

¿Y porque quería conocerlo?

No lo sé pero… Junsu le hizo una seña con el dedo para que se acercara, hablando en un tono de voz muy bajo. El Jefe se puso histérico con su visita, hasta la amenazó, diciendo que no quería que se pusiera en contacto con nuestro Hyung.

Era sospechoso. ¿Por qué el Jefe no quería que esa mujer conociera a Jaejoong? ¿Qué lo contactara? Al parecer el hombre ocultaba más cosas de lo que ellos imaginaban. Tal vez tenía un secreto, muy guardado dentro de sí, que se pondría en riesgo si aquella mujer se encontraba con Jaejoong. 

Y tal secreto ellos dos lo tenían que descubrir.

¿Jaejoong sabe sobre esto? Yoochun volvió a preguntar al comprender la magnitud de la situación. Aunque no la supiera, algo le decía que esto no era una simple pequeñez. Presentía que esto sería capaz hasta de cambiarle la vida a su hyung.

Aun no lo sabe, como ahora vive en la casa de ese general, no he podido hablar con él. Pero creo que lo mejor es que no lo sepa hasta que nosotros averigüemos quien es esa mujer y porque quiere verlo.

—¡¿Quieres contactarla?! —Yoochun abrió los ojos.

Junsu asintió.

—¿Pero cómo?

—No estoy seguro si ella vuelva a acercarse al apartamento después de las amenazas que recibió de nuestro jefe, sin embargo podemos hallar una forma de ubicarla sin que el jefe se dé cuenta. Quizá si ella regresa, nosotros podemos cubrirle la guardia y averiguar qué es lo que quiere con nuestro Hyung.

A decir verdad, Yoochun no estuvo muy convencido con ese plan, pero si Junsu sentía que era algo que debían hacer, entonces lo iba a apoyar en esta locura. No por nada, él también presentía la importancia del asunto. —Bien, lo haremos, pero hasta que no consigamos algo, no le diremos a Jaejoong.

Así es porque… Junsu miró hacia al frente, a las personas que caminaban por la acera. …No quisiera ilusionarlo.

¿Ilusionarlo con qué?

Se demoró en contestar. Ni siquiera sabía si había oído correctamente y su intención no era crear malentendidos. —Yoochun, casi puedo jurar que escuche que esa mujer quería verlo porque era parte de su familia.

Yoochun abrió la boca.

—Y al parecer el Jefe sabe algo o mucho sobre eso.

Diciendo esto último, Junsu se quedó callado, clavando sus ojos al frente, deseando que sus oídos no le hubieran jugado una mala pasada y que efectivamente la aparición de esa mujer, tuviera que ver con el pasado de su estimado Hyung.


..




A Yunho le gustaba la puntualidad, por lo que, muy temprano en la mañana, se presentó en el despacho de su General, con sus botas lustradas y su uniforme bien puesto. Cuando entró en el recinto, encontró al General limpiando su colección de sables con mucha dedicación, con mucho orgullo. Yunho cerró la puerta tras de sí, informándole de su llegada.

El hombre solo le dio una rápida mirada, concentrado de nuevo en su quehacer. —Buenos días cadete. —Le saludó con voz firme.

—¿Qué tiene pensado hacer para hoy?

El hombre dejó sus espadas a un lado, prestándole ahora toda su atención. —Curioso muchacho, ¿No? —Mas sin embargo lo que le dijo, no tuvo nada que ver con su pregunta.

Yunho frunció las cejas. ¿Cómo?

El chico, Jaejoong, es un muchacho curioso, ¿Lo conocías?

Sí… Yunho suspiró la verdad. Lo conocí hace unos años, cuando viví un corto periodo en Gongju.

El General asintió por eso. Lo note, note que ambos se conocían por cómo se trataban. No creo que estén en buenos términos, ¿O me equivoco?

Yunho esquivó el rostro al no querer responder aquella pregunta tan personal. El General podía ser su superior, incluso su amigo, pero eso no le daba derecho de conocer cada detalle de su vida. Decidió entonces desviar la conversación, hacia aquella duda que desde la noche anterior le había estado carcomiendo las ansias. General. Yunho le habló de repente muy serio, con la incertidumbre palpitando en su boca. Hubo algo que ese chico mencionó el día en el que intentó robar a la señora Choi. Él menciono a un hombre llamado Lee Sooman, al parecer lo estaba buscando ¿Sabe usted de quien se trata?

El general levantó el rostro, consternado. ¿Lee Sooman? ¿Ese chico está buscando a Lee Sooman?

¿Sabe quién es?

Claro que sé quién es, hasta yo mismo tuve el honor de capturarlo unos años atrás.

Yunho no entendía. ¿Capturarlo? ¿Es un criminal?

Un antiguo Jefe de la mafia para ser más precisos. Operaba en la provincia de Chungcheong hace unos veinte años, su captura fue uno de los logros más importantes de mi carrera.

Eso quiere decir que está en la cárcel.

El hombre negó con su cabeza y Yunho entrecerró los ojos. Desafortunadamente no. Supe que fue liberado el mes pasado, debido a su buena conducta en prisión y a varios vacios judiciales. Él es un hombre libre ahora.

¿Y usted sabe donde esta?

Tengo una única ubicación, la cual es precisamente en esta ciudad. Tiene una propiedad en el barrio Daechon. Lo más probable es que esté ahí. Es un hombre viejo, cansado, hasta donde sé solitario… no tienen ningún otro lugar a donde ir.

Por sus palabras, Yunho solo pudo respirar profundo. La explicación, en vez de aclararle dudas, solo lo dejó mucho más confundido. Los posibles motivos por los cuales Jaejoong estaría interesado en contactar a un jefe de la mafia eran difusos. Yunho no pudo evitar que su lado protector saliera a relucir en ese momento. Para ser honesto, le preocupaba, le preocupaba pensar que Jaejoong estuviera buscando a aquel sujeto. Le provocaba temor, y aunque él sabía y se repetía segundo a segundo, que lo que le pasara a Jaejoong no era asunto suyo, él no podía evitar sentirse consternado.

Así que debía continuar con su averiguación, para estar seguro porque Jaejoong buscaba con tanta fijación a Lee Sooman.

General, deme por favor la dirección de esa casa, creo que es importante que la tengamos presente.



..



Nota: Mas misterios se irán develando conforme vayan pasando los capítulos. Esperenlo...


6 comentarios:

  1. Increíble!!
    Y lsm sera bueno o malo?
    Yh sigue protegiendo a jj
    Gracias

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  2. Se pone mas interesante a cada momento!! ...gracias por actualizar��

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  3. Interesante y cada vez más emocionante ya se enteró Junsu y espero que le ayuden a encontrar a su familia y lo libren de ese hombre y que Yunhon lo siga cuidando así se dará cuenta que Jae es bueno y lo quiere mucho
    Gracias

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  4. kyaaaa!!1 esto cada vez se pone mejor, plisss sube otro capitulo

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  5. Que interesante! !!!!!
    Muchas gracias por el capítulo!!
    Actualiza !!!
    ❤❤❤❤❤❤

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  6. oh por kami-sama! esa señora es la abuela de JaeJoong :O

    ay no, no, YunHo todo esto suena peligroso, debes ir con calma.

    La señora Choi es una señora buena

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