Capítulo III: —Yoochun,
casi puedo jurar que escuche que esa mujer quería verlo porque era parte de su
familia...
—...Y
al parecer el Jefe sabe algo o mucho sobre eso.
Cuando
Jaejoong escuchó la palabra “trabajo” dicha por la boca del General Choi, creyó
que este lo pondría a realizar labores de limpieza o alguna actividad tonta, como
pintar cercas o mover cosas. Jamás imaginó que a lo que realmente se quería
referir con “trabajo”, era a hacer un entrenamiento militar.
Esa
mañana, cuando Jaejoong llegó muy puntualmente a las 7:00 AM, el general lo
obligó a no hacer nada más que sentadillas, lagartijas y correr alrededor del
vecindario al menos unas diez veces. Jaejoong estaba agotado, exhausto, su
cuerpo le dolía y lo peor es que solo era el primer día. Pensó si la
correccional hubiera sido una mejor opción.
Además
también estaba Yunho.
—¡Soldado!
—El general le gritó cuando Jaejoong se
dejo caer en el pasto por enésima vez. La última hora había estado haciendo
flexiones de pecho, una y otra vez, y sus brazos ya no le respondían más.
—¡Soldado!
El
General repitió y Jaejoong torció la boca. Odiaba que lo llamara así. —¡¿Qué?! —Respondió con fastidio, levantando
su cara para mirarlo.
El
hombre arrugó el entrecejo. —¡¿Cómo
que qué?! ¡No ve que soy su superior! ¡¿Cómo se atreve a responderme así?! ¡Por
tal falta de respeto, le ordeno que haga 100 lagartijas más!
Jaejoong
no lo podía creer, ¿Por qué estaba metido en esta situación?
Restableciendo
el ritmo, Jaejoong hizo lo que el general le ordenó, sin embargo sus
movimientos eran muy lentos. Estaba muy cansado, no estaba acostumbrado a tanto
ejercicio y menos si alguien se lo imponía de esa forma.
—No,
no, muy lento, Soldado. —El
general negó con su cabeza.
—¡Estoy
haciendo lo que puedo!
—¡Silencio!...
¡Cadete Jung! —Llamó a
Yunho, quien estaba de pie a su lado. —Muéstrele
al soldado como se hace unas flexiones de verdad.
—¡Si,
señor!
Obediente,
Yunho se colocó al lado de Jaejoong y comenzó a hacer las flexiones tan rápido,
que a Jaejoong solo le quedo sentarse y quedarse mirándolo. Arriba abajo,
arriba abajo, la rapidez con la que Yunho hacia los movimientos era de cierta forma
fascinante…
…Y también muy irritante.
—¿Comprendió?
—El general le volvió a preguntar a
Jaejoong, y este solo le hizo una mueca, reanudando las flexiones. Aun era
lento, pero el deseo de no dejarse humillar por Yunho, al menos lo hacía ser un
poco más rápido. Estaba claro que él le iba a demostrar que también era capaz.
Luego
de terminar todas las lagartijas, Jaejoong se dejó caer en el suelo y se quedó
ahí, desplomado. Sus brazos estaban acalambrados, sus pulmones exhaustos de
tanto pedir oxigeno. Ya hasta la cabeza le dolía de tanto esfuerzo invertido.
En
cuanto el General se dio cuenta del fatigado estado del muchacho, decidió que
lo mejor era darle un descanso. —Bien
Soldado, descanse por unos minutos. Después retomaremos con el trabajo. —Le dijo y se marchó hacia la cocina,
queriendo también tener él un momento de receso.
Aliviado,
Jaejoong se quedó apreciando la textura del pasto sobre su cara, hasta que
abrió sus ojos y pudo percibir un par de botas negras al frente suyo.
Levantando el rostro, Jaejoong vio que Yunho aun seguía ahí, mirándolo. De
inmediato, se sentó sobre sus piernas, devolviéndole la mirada.
—¿Qué
quieres? —Le preguntó desafiante.
Yunho
ladeó el rostro. —Solo vigilo que no te vayas a escapar… y que no te robes
nada.
Por
esa respuesta, Jaejoong se cruzó de brazos, irritado. Pese que ya había pasado
el shock inicial, Jaejoong aun no daba crédito a como el destino lo había
vuelto a juntar con Yunho. Después de años, después de tanto tiempo, no creyó
que lo volvería a ver en su vida. No creyó que pasaría. Sin embargo, ahí
estaba, de pie frente a él, observándolo con ese dejo de superioridad en su
mirada.
Jaejoong
lo detalló mejor cuando el otro volteó su rostro.
El
Yunho de ahora era… diferente. Muy diferente. Era sin duda más alto y su cuerpo
mucho mejor formado de lo que estaba antes. Sus cachetes abultados se habían
ido, y ahora su rostro era perfilado y mucho más delgado. Mucho más adulto. Sus
ojos también eran más expresivos y sus dientes chuecos ya no eran tan evidentes
como cuando era pequeño. Definitivamente ese muchachito un poco feo y
graciosillo ya no existía; en cambio, Yunho había crecido para bien y a pesar
de que aun era muy joven, casi que parecía de más edad.
Como
un hombre de verdad.
Jaejoong
se sacudió de repente, cuando sus mejillas enrojecieron y su entrepierna vibró.
No debía permitirse pensar de Yunho de esa manera. No podía volver a
ilusionarse de nuevo. —Me
imagino que estarás dichoso de ver como sufro, ¿No? —Jaejoong comentó al aire, queriendo
enterrar muy en el fondo los pensamientos sobre lo atractivo que era ahora Yunho.
Yunho
se quedo pensando en la pregunta. Una parte de él si lo disfrutaba. —Solo creo que debes pagar por lo que
hiciste, nada más.
—¿Por
lo que le hice al general o por lo que crees que te hice?
Yunho
arrugó el entrecejo, no queriendo responder.
Al
recibir su silencio, Jaejoong volvió a recostarse en el pasto, mirando al
cielo. —No sé porque
sigo preguntándote lo mismo, ya sé que no me creerás.
—¿En
serio Jaejoong? ¿Hablaremos sobre eso ahora?
—¿Y
de que mas podríamos hablar tu y yo Yunho? ¿De cómo está el clima? ¿De cómo
está Gwanju? ¿De cómo me sentí cuando me dejaste sin siquiera escuchar una
explicación?
—¡Basta!
—Yunho lo silenció; no pudiendo creer los aires de victima que se cargaba
Jaejoong. —Yo no tengo nada que conversar contigo. De hecho, en vez de estar aquí
repitiendo tus mentiras, deberías estar retomando el entrenamiento.
Jaejoong
chasqueó con su lengua. —El general no ha regresado.
—Si
el general no está, yo estoy a cargo.
—¿En
serio? —Jaejoong se
rió. —¿Me vas a
obligar tu?
Alborotado
por su actitud, Yunho tomó a Jaejoong de su camisón y lo obligó a ponerse de
pie. Luego le ordenó hacer 50 sentadillas, pero Jaejoong no le obedeció, y en
su lugar se cruzó de brazos, mirándolo con altanería. Yunho fue más firme y le
volvió a exigir cumplir lo que le había dicho.
Sin
embargo Jaejoong seguía siendo reacio.
Yunho
entonces tuvo que utilizar la fuerza.
Empujándolo
hacia la pared del cobertizo en medio del patio, Yunho lo arrinconó y tomó unos
ladrillos que estaban en el suelo para ponerlos en cada una de sus manos. Luego
le hizo levantar los brazos sobre su cabeza, sosteniendo aun los ladrillos.
Jaejoong quiso bajarlos pero Yunho no se lo permitió y al contrario, clavó ambas
manos sobre sus ante-brazos
para que no pudiera bajarlos. —Este
es el castigo que dan en el ejército por la desobediencia. —Le dijo. —Veamos si logras superarlo.
Jaejoong
agudizó su mirada, dispuesto a probarle a Yunho que era capaz. No obstante, las
fuerzas se le agotaron demasiado pronto. Esto le estaba doliendo.
—Yunho…
suéltame.
Se
quejó, pero Yunho no le hizo caso y afianzó más su agarre.
Jaejoong
se removió inquieto. —Suéltame, suéltame ya. —Rogó de nuevo, viendo la fuerte
mirada de Yunho sobre él. Esto, sin duda, no era algo que el antiguo Yunho
haría, el que conoció no era cruel, ¿Por qué se comportaba así? —Yunho, por
favor, me duele. —Jaejoong suplicó otra vez, ya que sus manos comenzaban a agrietarse
y sus brazos a entumecerse debido a la falta de sangre. El peso de los
ladrillos solo empeoraba las cosas.
—¡Yunho,
por favor!
Con
lagrimas en sus ojos y a punto de desfallecer, Jaejoong se las arregló para
tirar los ladrillos a un lado y luego, sin preverlo, se desplomó hacia al
frente cuando Yunho quitó sus manos sobre él. Su cuerpo fue recibido entonces
por Yunho mientras sus brazos cayeron lánguidamente a los lados.
Perdió
por un momento todo control de sí.
Posteriormente,
lo único que se escuchó fue su respiración tambaleante, sus gemidos apenas
audibles y su cuerpo derrengado. “¿Sera
que fui muy duro?” Yunho pensó en su mente al ver el estado en el que había
dejado a Jaejoong. “No, no es así” Su
mente le respondió. “Él se lo merece”
Él
se lo merece.
Jaejoong
se encontraba muy cansado para pensar, para tan siquiera darse cuenta que Yunho
ahora lo estaba abrazando e inconscientemente acariciando sus brazos, como si
lo quisiera sanar. Como si estuviera arrepentido de lo que le había hecho hacer.
Levantando el rostro, Jaejoong fijó su mirada en aquellos ojos, los cuales lo
devolvieron al pasado, cuando se encontró con Yunho por primera vez en un
callejón, luego de haber peleado por un hoddeok con el pequeño Changmin.
Luego
pensó en su primer beso, un beso robado y cuando ambos rostros estuvieron lo
suficientemente cerca para repetirlo, el General se apareció de repente y los
dos tuvieron que separarse de un empujón.
Eso
había estado cerca.
—¡¿Qué
están haciendo?! ¡No es tiempo para jugar! ¡Quiero 10 vueltas alrededor de la
casa, ahora mismo!
El
General ordenó y Yunho no espero para colocar su mano en su frente en signo de
obediencia, y hacer lo que le pedía su superior. Jaejoong, en cambio, suspiró
profundo, siguiendo con desdén los pasos de Yunho.
Ese
día aun no acababa.
..
Sostuvo
el papel entre sus manos y miró el edificio. Definitivamente esta era la
dirección. Con pasos inseguros, la mujer de avanzada edad caminó hacia la
entrada y subió por las estrechas escaleras que daban acceso a los
apartamentos. Avanzó unos cuantos pisos y cuando llegó al que era, tomó una profunda
inhalación antes de ubicarse frente a la puerta que le indicaba el papel. Luego
la golpeó con sus nudillos.
Parecía
como si toda su vida hubiera estado esperando ese momento.
Al
tercer toque, un muchacho abrió la puerta, algo precavido, viéndola de arriba
abajo.
La
señora casi creyó que le daría un paro cardiaco. —¿Jaejoong?
El
chico de cabellos castaños y ojos redondos la miró confundido. —No… ¿Quién es usted?
—Yo…
—La señora vaciló por un segundo. —¿Esta Jaejoong?
—No
está, pero ¿Quién es usted?
—Yo
soy…
—¡Junsu, ¿Quién es?!
De
repente, desde el interior del departamento, se escuchó una voz. Una voz que la
señora reconoció al instante. Se trataba de ese hombre, el hombre por el cual
parte de su vida se había arruinado.
El
hombre que arruinó la vida del ser que más amó en este mundo.
Sin
dejar que lo asimilara, la mujer vio como Jisung apartaba al muchacho de la
puerta y se ubicaba justo frente a ella, encarándola. En cuanto la reconoció,
Jisung dejo escapar un gemido de asombro, pero luego se tranquilizó, pensando
que no debía sentirse (o al menos mostrarse) demasiado perturbado.
—Vaya
suegrita, que milagro tenerla por aquí. —La
recibió con una sonrisa. De esas sonrisas hipócritas y mal intencionadas que
solo pueden dañar.
La
mujer sintió ganas de vomitar. —No puedo decir que me dé gusto verlo Jisung.
El
hombre rió. —Yo no dije que me daba gusto verla… ¿Qué está haciendo aquí?
—Vine
a verlo. —La señora contestó firme.
—¿A
mí?
—No
a usted, a él.
Jisung
palideció. —No sé de lo que está hablando.
Por
su expresión, la mujer supo que él si sabía a lo que se refería. —No me mienta que yo se que él está
con usted y por la manera en que me responde, sé que me lo quiere ocultar; así
que déjese de juegos y déjeme verlo.
—Aunque
estuviera conmigo, no se lo dejaría ver. No tiene ningún derecho a verlo.
—¡Soy
su familia!
—Pues
yo también. —Jisung espetó, cerrando con disimulo la puerta tras de sí, para
que adentro no se pudiera escuchar. —Y sabe que yo tengo más derecho sobre él
que usted.
Ante
eso, la señora solo pudo mirar hacia un lado, tratando que las ganas de destrozar
a ese hombre desaparecieran de su cuerpo. Lo odiaba, lo odiaba con todo su
corazón y no podía creer que aun a estas alturas de la vida, estuviera lidiando
con él. Al parecer Jisung era de esas personas que se aferraban como una
garrapata y no se desprendían por más que uno quisiera zafárselas.
—Él
no sabe que usted existe. —Jisung continúo algunos segundos después. —Así que
si la ve o no, no tiene mucha relevancia en su vida. Mejor váyase, no tiene
nada que andar haciendo por aquí.
—Escúcheme
bien Jisung.
Y
contrario a lo esperado, la señora dio un paso al frente, decidiendo confrontar
al hombre. Ya suficiente tiempo había esperado como para que ese desgraciado le
hiciera desistir de su cometido. Ella no iba a permitir que Jisung la alejara,
no después de esperar tanto. —Yo hare todo lo posible porque él conozca la
verdad, porque él sepa de mi existencia y la de ella, por si no se lo ha dicho.
Y usted ni nadie me va a impedir que yo lo vea, eso se lo aseguro.
Jisung tuvo la intención de reírse ante el discurso, pero en
vez de eso, tomó el brazo de la mujer y lo sujetó tan fuerte que ella casi
creyó que le partiría un hueso. La anciana gimió de dolor al sentir la presión y
en seguida trató de soltarse. Pero él no se lo permitió. —Escúcheme más bien
usted a mí. —Le amenazó con furia desprendiendo de sus ojos. —Si yo me entero que usted se pone en
contacto con él, créame que no tendré piedad de su insignificante vida. ¿Quién
extrañaría a una pobre anciana que no tiene donde caer muerta? Nadie. Nadie
abogaría por usted, así que le recomiendo que no se meta conmigo, porque puede
salir muy mal librada.
Soltándola,
el Jefe abrió de nuevo la puerta, decidido a terminar con la disputa. —No la quiero volver a ver por aquí,
si me enteró que anda de chismosa por estos lares, téngalo por seguro que la
matare. No estoy bromeando. Recibirá lo mismo que recibía su hija en el pasado…
pero esta vez lo suficientemente fuerte como para matarla.
Aventando
la puerta, Jisung dejó a la anciana con las palabras dentro de la boca. Ya
dentro del apartamento, se tomó la cabeza, no pudiendo entender el rumbo que su
vida estaba tomando. Empezaba a creer que ir a Gwanju no había sido la mejor de
las ideas, ya que primero se había reencontrado con Yunho y ahora con esta
mujer.
¿Cómo
supo ella su ubicación? No tenía ni idea. Ni siquiera sabía que lo seguía
buscando. ¿Qué pasaría si llegaba a contar la verdad? Su mundo como lo conocía,
se derrumbaría, aunque, si lo pensaba con detenimiento, ella no era mayor
peligro, solo era una vieja loca sin ningún poder. Así que calmándose, Jisung cerró
los ojos, tratando de convencerse que su amenaza había sido lo suficientemente intimidante,
para que la mujer no se atreviera a poner un pie de nuevo en esas
instalaciones.
Ya
relajado, él se aproximó a la mesa, queriendo beber un poco de vodka para
calmar su mente, hasta que la presencia de Junsu sentado en uno de los sofás, hizo
que se detuviera en seco. El menor lo estaba observando, con los ojos fijos, como
si supiera exactamente lo que estuviera pasando…
…Aunque no tuviera ni idea.
—Ni
una palabra de esto, ¿Entendido?
El
Jefe lo amenazó también y Junsu solo pudo mover su cabeza en afirmación, mas
por costumbre que por obediencia. A decir verdad, Junsu no entendía muy bien de
que se había tratado la conversación, pero algo dentro de sí le decía que era
importante. Que era algo que no se podía dejar pasar por alto. Además, Junsu sabía
que a quien realmente le debía lealtad era a Jaejoong, y que más temprano que
tarde, terminaría contando aquella extraña visita de aquella misteriosa mujer.
..
En
la noche, después de terminar su trabajo, Yunho aprovechó que aun era temprano
para recoger a Changmin en la escuela e ir ambos a visitar a la señora Choi;
quien desde el día anterior, había estado internada en el hospital. Aunque ya
fuera de peligro, la droga que le había dado Jaejoong y el golpe en la cabeza
que se había dado a causa de esto, la tenían bajo observación médica, por lo
que aun no había podido regresar a su hogar.
Comprando
unas flores en la puerta de la entrada, Yunho y Changmin se registraron en la
recepción y fueron conducidos por una enfermera hacia la habitación de la
mujer.
En
cuanto ella vio entrar a los dos muchachos, una sonrisa de felicidad se le
formo en el rostro. —¡Yunho,
Changmin! —Exclamó entusiasmada.
—¡Señora
Choi! —Ambos pronunciaron
y se colocaron cada uno a ambos costados de la cama. Yunho dejó las flores en
la mesita de al lado y tomó la mano de la señora, acariciándola. —¿Cómo esta? ¿Cómo se siente? —Preguntó
con sincera preocupación.
—Estoy
bien. —La señora afirmó. —Al parecer la dosis fue tan pequeña que no me causó
mayor daño. Lo único que me duele ahora es el golpe que me di al desmayarme,
nada más.
—¿Está
segura de eso? —Fue el turno
de Changmin para preguntar, obviamente ya enterado de lo que había sucedido y
quien había sido el causante de todo el embrollo:
Nada
más y nada menos que el problemático de Jaejoong.
—Sí
muchacho, no tienen de que preocuparse. Este vejestorio aun va a durar unos
años más. —La señora
Choi bromeó risueña, provocando que ambos chicos se miraran aliviados. Al
parecer todo el incidente de la tarde pasada se había reducido a no más que un
simple susto. —Lo que sí
quiero saber es que paso con el muchacho que entró a robar. —La mujer expresó algunos minutos
después, en los que ninguno de los tres mencionara palabra. —Mi esposo no ha querido contarme y
yo aquí no tengo formas de saberlo, ¿Saben ustedes que paso con él?
Suspirando
un poco, Yunho miró indecisamente a su amigo y luego volteó hacia la señora, no
queriendo tener secretos con ella. —El
General lo perdonó no enviándolo a una correccional, sin embargo, él ha tenido
que pagar su delito estando bajo las órdenes del General, enmendando su error
con trabajo duro y disciplina.
Ante
la explicación, la señora respiró calmada, acomodándose mejor en la cama. —Me parece bien, si les soy sincera
no tengo ningún tipo de rencor hacia ese muchacho. A veces la gente hace
maldades por razones que exceden nuestra comprensión, y todo el mundo se merece
tener una segunda oportunidad.
Changmin
arrugó el rostro al escuchar tales palabras. La verdad, él aun no entendía como
Jaejoong había corrido con tanta suerte para lograr evitar ir a la correccional,
y además, haber obtenido la misericordia del General. De verdad era un
sinvergüenza. Si el destino de Jaejoong hubiera estado en sus manos, él no
hubiera dudado en enviarlo a una cárcel. Jaejoong debía estar agradecido con la
vida por haberse metido con personas de tan buen corazón como los Choi.
Porque
definitivamente personajes como él no merecían recibir tanta generosidad.
—Además
algo en los ojos de ese muchacho me hizo ver que él no tenía intenciones de
lastimarme. Que quizás él tampoco estaba convencido de robar a una inocente ama
de casa como yo. —La señora Choi continuó, hablando con la sabiduría que solo
los años pueden dar.
Yunho
no pareció comprender lo que estaba diciendo. —¿Quiere decir que usted vio que
él no tenía verdaderas intenciones de robarla?
—Absolutamente,
es más, parecía que lo hacía porque estaba bajo órdenes, mas no por convicción
propia. Incluso dijo algo… me preguntó algo que me dejo muy desconcertada…
—¿Qué
fue?
La
señora tomó aliento, mirando los ojos de Yunho que ahora parecían muy
interesados en conocer los detalles. —Él me pregunto algo acerca de un hombre
llamado Lee Sooman. Me pregunto si había escuchado de él y si sabía donde
estaba. Honestamente, no tenía ni idea de lo que estaba hablando.
“¿Lee Sooman?” Yunho preguntó en su mente. ¿Y ese quién es?
—Fue
muy insistente, incluso aunque yo estuviera a un segundo de desmayarme, él no
dejaba de preguntarme sobre el mismo hombre. Al parecer tenía mucho apuro con encontrarlo.
Ahora,
esto era extraño. ¿Quién era ese lee Sooman que Jaejoong buscaba con tanta
insistencia? ¿Porque nunca había escuchado de él? Una parte de Yunho decía que
aquello no era de su incumbencia, otra parte lo obligaba a querer saber más. —¿Qué
paso después de eso? —Preguntó, tal vez demasiado ansioso por saber cómo
continuaba la historia.
—No
supe mas, en ese momento creo que me desmaye, porque no recuerdo lo que paso.
Ella
respondió e impetuosamente una de las doctoras a cargo se apareció en la
puerta, diciéndoles a los chicos que el tiempo de visita había terminado y que
era hora que abandonaran el hospital. Algo resistente a querer irse, Yunho se
despidió de la señora Choi y junto a Changmin, salieron ambos del hospital, con
rumbo a su habitación en la posada.
—¿Qué
crees que fue eso que la señora Choi contó? ¿Eso qué le preguntó Jaejoong? —Yunho le preguntó a Changmin una vez
estuvieron en la calle caminando. No quiso sonar interesado, más bien quiso
sonar casual.
Pero
Changmin sabía que Yunho no estaba siendo solamente curioso. —¿Acaso te importa lo que le haya
dicho Jaejoong?
—No,
solo me parece extraño.
—¿Y?
No es algo que nos deba importar.
—Lo
sé, pero… —Yunho se
quedo callado, incapaz de justificarse.
Por
eso, Changmin rodó los ojos. Cuando Yunho le contó sobre su reencuentro con
Jaejoong, no le había creído, simplemente toda la historia le había parecido demasiado
fantasiosa para ser real. Sin embargo, al ver todo lo que había sucedido después,
como la hospitalización de la señora Choi y el castigo de Jaejoong bajo el General,
él estuvo convencido de lo inimaginable:
Jaejoong había vuelto a sus vidas.
Y eso no
podía ser bueno.
—Creo
que es mejor que no lo sepamos. Como te dije no es algo que nos deba importar,
que te deba importar. Jaejoong ha vuelto y lo mejor que puedes hacer es
mantenerte al margen. No entrometiéndote en sus asuntos. —Changmin concluyó
minutos después, con la ilusa esperanza de que su Hyung le hiciera caso.
Pero
por el contrario, Yunho no dijo palabra y siguió caminando por la acera. En
verdad deseaba seguir el consejo de Changmin, deseaba poder ignorar todo lo
referente a Jaejoong. Sin embargo, la intriga ya estaba ahí. Ya estaba sembrada.
Por
lo tanto, él iba a averiguar quién era aquel hombre llamado Lee Sooman y porque
le interesaba tanto a Jaejoong.
..
—¿Y
bien, que me tienes que contar?
Yoochun
vio sus manos y resopló al ver que estaban vacías. Al parecer, la noticia de
las encuestas falsas con el objetivo de robar casas ya se había esparcido por
toda la ciudad, y ahora ninguna persona caía tan cándidamente a sus engaños.
Yoochun no pudo evitar sentirse algo aliviado por eso. Robar y engañar ya no
era algo que lo satisfacía. Más bien detestaba hacerlo.
Si
su Jefe quería recoger dinero, entonces tendría que idearse alguna otra forma
para conseguirlo.
Sentado
en el andén de una calle, Yoochun estiró sus piernas, preparándose para
escuchar lo que Junsu le había dicho en la mañana que tenía que contarle. Al parecer
era importante.
Junsu,
sentando también a su lado, miró a ambos lados, como si tuviera miedo de que
alguien lo escuchara, a pesar de que no había nadie conocido cerca. —Ayer, cuando solo estábamos el Jefe
y yo en casa, llegó una señora preguntando por Jaejoong. —Dijo sin reparos, sin rodeos.
A
Yoochun le pareció extraño. —¿Por
Jaejoong? ¿Para qué?
—Parece
que quería verlo, conocerlo, porque incluso me confundió con él.
—¿Y
porque quería conocerlo?
—No
lo sé pero… —Junsu le hizo
una seña con el dedo para que se acercara, hablando en un tono de voz muy bajo.
—El Jefe se puso histérico con su
visita, hasta la amenazó, diciendo que no quería que se pusiera en contacto con
nuestro Hyung.
Era
sospechoso. ¿Por qué el Jefe no quería que esa mujer conociera a Jaejoong? ¿Qué
lo contactara? Al parecer el hombre ocultaba más cosas de lo que ellos
imaginaban. Tal vez tenía un secreto, muy guardado dentro de sí, que se pondría
en riesgo si aquella mujer se encontraba con Jaejoong.
Y
tal secreto ellos dos lo tenían que descubrir.
—¿Jaejoong
sabe sobre esto? —Yoochun
volvió a preguntar al comprender la magnitud de la situación. Aunque no la
supiera, algo le decía que esto no era una simple pequeñez. Presentía que esto
sería capaz hasta de cambiarle la vida a su hyung.
—Aun
no lo sabe, como ahora vive en la casa de ese general, no he podido hablar con
él. Pero creo que lo mejor es que no lo sepa hasta que nosotros averigüemos
quien es esa mujer y porque quiere verlo.
—¡¿Quieres
contactarla?! —Yoochun abrió los ojos.
Junsu
asintió.
—¿Pero
cómo?
—No
estoy seguro si ella vuelva a acercarse al apartamento después de las amenazas
que recibió de nuestro jefe, sin embargo podemos hallar una forma de ubicarla
sin que el jefe se dé cuenta. Quizá si ella regresa, nosotros podemos cubrirle
la guardia y averiguar qué es lo que quiere con nuestro Hyung.
A
decir verdad, Yoochun no estuvo muy convencido con ese plan, pero si Junsu
sentía que era algo que debían hacer, entonces lo iba a apoyar en esta locura.
No por nada, él también presentía la importancia del asunto. —Bien, lo haremos,
pero hasta que no consigamos algo, no le diremos a Jaejoong.
—Así
es porque… —Junsu miró
hacia al frente, a las personas que caminaban por la acera. —…No quisiera ilusionarlo.
—¿Ilusionarlo
con qué?
Se
demoró en contestar. Ni siquiera sabía si había oído correctamente y su
intención no era crear malentendidos. —Yoochun, casi puedo jurar que escuche
que esa mujer quería verlo porque era parte de su familia.
Yoochun
abrió la boca.
—Y
al parecer el Jefe sabe algo o mucho sobre eso.
Diciendo
esto último, Junsu se quedó callado, clavando sus ojos al frente, deseando que
sus oídos no le hubieran jugado una mala pasada y que efectivamente la
aparición de esa mujer, tuviera que ver con el pasado de su estimado Hyung.
..
A
Yunho le gustaba la puntualidad, por lo que, muy temprano en la mañana, se presentó
en el despacho de su General, con sus botas lustradas y su uniforme bien
puesto. Cuando entró en el recinto, encontró al General limpiando su colección
de sables con mucha dedicación, con mucho orgullo. Yunho cerró la puerta tras de
sí, informándole de su llegada.
El
hombre solo le dio una rápida mirada, concentrado de nuevo en su quehacer.
—Buenos días cadete. —Le saludó con voz firme.
—¿Qué
tiene pensado hacer para hoy?
El
hombre dejó sus espadas a un lado, prestándole ahora toda su atención. —Curioso
muchacho, ¿No? —Mas sin embargo lo que le dijo, no tuvo nada que ver con su
pregunta.
Yunho
frunció las cejas. —¿Cómo?
—El
chico, Jaejoong, es un muchacho curioso, ¿Lo conocías?
—Sí…
—Yunho suspiró la verdad. —Lo conocí hace unos años, cuando
viví un corto periodo en Gongju.
El
General asintió por eso. —Lo
note, note que ambos se conocían por cómo se trataban. No creo que estén en
buenos términos, ¿O me equivoco?
Yunho
esquivó el rostro al no querer responder aquella pregunta tan personal. El
General podía ser su superior, incluso su amigo, pero eso no le daba derecho de
conocer cada detalle de su vida. Decidió entonces desviar la conversación,
hacia aquella duda que desde la noche anterior le había estado carcomiendo las
ansias. —General. —Yunho le habló de repente muy serio,
con la incertidumbre palpitando en su boca. —Hubo
algo que ese chico mencionó el día en el que intentó robar a la señora Choi. Él
menciono a un hombre llamado Lee Sooman, al parecer lo estaba buscando ¿Sabe
usted de quien se trata?
El
general levantó el rostro, consternado. —¿Lee
Sooman? ¿Ese chico está buscando a Lee Sooman?
—¿Sabe
quién es?
—Claro
que sé quién es, hasta yo mismo tuve el honor de capturarlo unos años atrás.
Yunho
no entendía. —¿Capturarlo?
¿Es un criminal?
—Un
antiguo Jefe de la mafia para ser más precisos. Operaba en la provincia de
Chungcheong hace unos veinte años, su captura fue uno de los logros más
importantes de mi carrera.
—Eso
quiere decir que está en la cárcel.
El
hombre negó con su cabeza y Yunho entrecerró los ojos. —Desafortunadamente no. Supe que fue
liberado el mes pasado, debido a su buena conducta en prisión y a varios vacios
judiciales. Él es un hombre libre ahora.
—¿Y
usted sabe donde esta?
—Tengo
una única ubicación, la cual es precisamente en esta ciudad. Tiene una
propiedad en el barrio Daechon. Lo más probable es que esté ahí. Es un hombre
viejo, cansado, hasta donde sé solitario… no tienen ningún otro lugar a donde
ir.
Por
sus palabras, Yunho solo pudo respirar profundo. La explicación, en vez de
aclararle dudas, solo lo dejó mucho más confundido. Los posibles motivos por
los cuales Jaejoong estaría interesado en contactar a un jefe de la mafia eran
difusos. Yunho no pudo evitar que su lado protector saliera a relucir en ese
momento. Para ser honesto, le preocupaba, le preocupaba pensar que Jaejoong
estuviera buscando a aquel sujeto. Le provocaba temor, y aunque él sabía y se repetía
segundo a segundo, que lo que le pasara a Jaejoong no era asunto suyo, él no
podía evitar sentirse consternado.
Así
que debía continuar con su averiguación, para estar seguro porque Jaejoong buscaba
con tanta fijación a Lee Sooman.
—General,
deme por favor la dirección de esa casa, creo que es importante que la tengamos
presente.
..
Nota: Mas misterios se irán develando conforme vayan pasando los capítulos. Esperenlo...
Increíble!!
ResponderBorrarY lsm sera bueno o malo?
Yh sigue protegiendo a jj
Gracias
Se pone mas interesante a cada momento!! ...gracias por actualizar��
ResponderBorrarInteresante y cada vez más emocionante ya se enteró Junsu y espero que le ayuden a encontrar a su familia y lo libren de ese hombre y que Yunhon lo siga cuidando así se dará cuenta que Jae es bueno y lo quiere mucho
ResponderBorrarGracias
kyaaaa!!1 esto cada vez se pone mejor, plisss sube otro capitulo
ResponderBorrarQue interesante! !!!!!
ResponderBorrarMuchas gracias por el capítulo!!
Actualiza !!!
❤❤❤❤❤❤
oh por kami-sama! esa señora es la abuela de JaeJoong :O
ResponderBorraray no, no, YunHo todo esto suena peligroso, debes ir con calma.
La señora Choi es una señora buena