Capitulo IX: —Yo
soy tu familia, tu padre, la persona que te crió y eso nunca lo vas a poder
cambiar. Nunca vas a poder eliminar el vínculo que nos une a ambos.
El General Choi frunció el entrecejo al
escuchar la explicación rocambolesca de Yunho acerca de porque Jaejoong no había
vuelto a los entrenamientos. Quiso burlarse, no obstante la forma en que la que
Yunho se lo dijo, su mirada y su tono de voz, le hizo saber que no le estaba
mintiendo.
Entonces decidió pensar que era la
verdad. —¿Eso quiere decir que el joven Jaejoong ya no regresara?
—Eso me temo mi General. Él se
devolverá a Gongju con su abuela.
El General Choi asintió, analizando el
rostro de Yunho que se veía anormalmente melancólico. Como si le hubieran
absorbido la energía y la vida misma. —¿Se encuentra bien cadete?
Yunho parpadeó por la pregunta. —Sí, sí,
no pasa nada. —Se apresuro a responder. Pero él no era bueno con las mentiras.
—Si se siente indispuesto, puede pedir
descanso.
—No, estoy bien, enserio. Puedo
continuar.
Puedo continuar… eso era lo que se repetía, casi como
un mantra. Él podía seguir sin Jaejoong, no por nada lo había hecho bien los
últimos cinco años, ¿Por qué no dejar que el tiempo pasara y curara las heridas?
Quizás hasta sus sentimientos podrían cambiar si dejaba que el tiempo hiciera
su trabajo. Podrían transformarse en algo puro, fraternal, y vería a Jaejoong
con el cariño que los hermanos debían sentir.
Eso si su corazón le permitía olvidar. Si
su mente se convencía que lo que estaba decidiendo era lo mejor para los dos.
No teniendo nada más que discutir, el
General despachó a Yunho de su oficina y cuando este iba de salida, la señora
Choi abrió la puerta acompañada de un muy agitado chico. —Cariño este chico
necesita con urgencia a Yunho. —Fue lo que les dijo ella al entrar.
Yunho se quedo estático. —¿Qué haces tú
aquí? —Preguntó al ver a Yoochun totalmente agotado, luchando para mantenerse
en pie.
—Paso algo Yunho, algo grave. —Yoochun dijo
en cuanto pudo controlar su respiración.
—¿Cómo diste con esta dirección?
—Busque en los registros del Jefe la
ubicación de esta casa, pero eso no es lo importante, he venido porque el Jefe
secuestro a Jaejoong.
—¡¿Qué?! —Yunho exclamó sobresaltado. —Explícate.
—Al parecer la policía lo busca por
haber matado a Lee Sooman. Necesitaba ayuda para escapar a China, así que se
llevó a Jaejoong.
El rostro de Yunho se empezó a tornar
de mil colores. —¿Y la abuela? ¿Dónde está ella?
—Junsu la llevo al hospital; el Jefe la
hirió cuando ella trató de evitar que se llevara a Jaejoong.
Maldita sea, justo cuando las cosas iban
medianamente bien, ese hombre volvía a hacer de las suyas. ¿Cuándo descansarían
al fin de él? Sentándose en una silla para poder calmar sus emociones, Yunho
intentó pensar. Si no se tranquilizaba, no iba a ser posible ayudar a Jaejoong.
Tenía tanta rabia que hasta ganas le daba de matar al miserable ese. Así era de
fuerte.
—Así que ese tal Jisung es el asesino
de Lee Sooman. —Dijo el General Choi luego de haber permanecido al margen por
unos minutos. —Escuché que lo habían encontrado muerto en su residencia y que
tenían al menos un sospechoso. Supongo que ya encontré al culpable.
Al escucharlo a Yunho se le prendió el
foco. Se levantó de la silla, aproximándose a él. —General por favor ayúdenos,
usted es el único que lo puede detener. —Le rogó al juntar ambas manos. Era él
o nada.
El General lo pensó por unos segundos. Los
rostros acongojados tanto de Yunho como del chico que había llegado a darles la
noticia fueron suficientes para dar su aceptación. —¿Tiene alguna idea de donde
pudo haber ido? —Le preguntó a este ultimo.
—No, solo dijo que cruzaría a China.
—Solo hay dos formas de ir a China
ilegalmente. En el puerto de barcos de Mokpdo o en un aeródromo que no está a más
de 20 km. Si tiene pensado escapar rápido, lo más probable es que vaya allí. —Dijo
esto y se trasladó a su escritorio para levantar la bocina de su teléfono. —Avisare
al cuartel para que envíen patrullas a rodear la zona. Planearemos una
emboscada, no permitiré que ese hombre escape.
Más tranquilo por esas palabras, Yunho exhaló
un quejido, hastiado de todo el asunto. Y es que ya estaba harto, harto de que
Jisung hiciera lo que se le viniera en gana. Esta vez sería diferente. Esta vez
sí se atrevía a lastimar, así fuera un solo cabello de Jaejoong, las
consecuencias no iba a ser tan condescendiente.
Le cobraría todas las fechorías que se
había atrevido a hacer.
Junto a su General y Yoochun, Yunho
salió de la residencia, en busca de Jaejoong y el hombre que al fin recibiría
su merecido.
..
—¿Y no me hablaras por el resto de tu
vida o qué?
El Jefe le preguntó a Jaejoong mientras
conducía a toda velocidad por aquella carretera a las afueras de Gwanju. Aunque
Jaejoong hubiera aceptado (a la fuerza) ayudarlo, no le había dirigido la
palabra en todo el camino y aquello no agradaba al Jefe. En realidad le jodia
sentirse ignorado.
—Déjeme ir.
Fue lo que dijo Jaejoong después de un
rato de haber fingido no oír la pregunta. Era obvio que su Jefe no le
permitiría irse, aun así quería dejar en claro que él no estaba ahí por gusto.
Ni por compasión, ni por nada que significara que aun le tenía aprecio.
—Ya te dije que te podrás ir cuando me
ayudes a cruzar la frontera.
—No voy a ayudarlo, yo no ayudo a
criminales ni mentirosos como usted.
—Lo has hecho toda una vida, ¿No? —Se
echo a reír. —Vamos, no dejarías abandonado a tu propio padre, ¿o si?
—No sea cínico.
Jaejoong espetó fuerte, dolido. No
podía creer como es que existía alguien tan sinvergüenza. Él estaba destrozado
por dentro y su Jefe actuaba como si nada, como si para él no tuviera importancia
lo que le había hecho. No entendía como no se sentía culpable, o arrepentido,
¡O al menos contrariado! ¡Algo! —Ya no pido explicaciones del porque hizo lo
que hizo, solo quiero saber porque no me lo dijo en todo este tiempo. —Jaejoong
dijo al comprender que si quería encontrar motivos, él tenía que presionar.
Su Jefe no estaría dispuesto a dárselos
por su cuenta. —Nunca se dio la oportunidad la verdad, además, ¿Qué importancia
tenia? Mi trato hacia ti no hubiera cambiado si te lo hubiera dicho.
—Me arruino la vida. Si usted no se
hubiera entrometido, yo hubiera crecido con mi madre y no como un huérfano
desamparado que creyó siempre que su madre no lo había amado lo suficiente para
criarlo.
Jisung rodó los ojos. Esa retahíla lo
estaba fastidiando. —Estas siendo dramático. En lugar de estarte quejando, deberías
estar agradecido de que no te deje botado en cualquier basurero.
—¡Pues lo hubiera hecho! ¡Hubiera
preferido que me abandonara y no haber crecido junto a usted!
—¡No hubieras sobrevivido ni un día en
la calle!
—¡Entonces hubiera preferido morir!
Gritando, Jaejoong se encogió en el asiento,
incapaz de controlar la amargura, el enojo y la frustración que lentamente lo
consumían. Todas las palabras dolían, cada recuerdo, cada momento, todo dolía.
¿Qué ese hombre no entendía? ¿Qué no entendía lo mucho que lo había herido? —¿Alguna
vez sintió arrepentimiento? ¿Culpa? O simplemente fue fácil para usted.
Por la pregunta, Jisung se mordió la boca,
acelerando la velocidad del auto. “A
veces” Respondió en su mente, con algo
de dificultad. Si hablaba con la verdad, si, a veces si se sentía culpable por
lo que había hecho, a veces si se sentía como un desalmado. Sin embargo cuando
recordaba su orgullo pisado y su dignidad ser manchada por la supuesta
“traición” de Seojin, se le olvidaba su arrepentimiento y pensaba que había
hecho lo correcto. Que ella se lo merecía y que Jaejoong solo fue parte de las
circunstancias. Tan desafortunado.
Jaejoong, al ver que ni una sola
palabra salió de los labios del Jefe, decidió desistir en querer sacarle una
disculpa. No lo haría, por mucho que le recalcara, que le dijera y hasta le
llorara, el Jefe no admitiría que había obrado mal. Tal vez debía resignarse a
vivir sin escuchar su perdón.
—¿Por qué me besó entonces? —Decidió
preguntar otra cosa para no tener que cargar con la frustración. Le estaba
costando controlar su rabia en esos momentos.
Lo inesperado de la pregunta, hizo al
Jefe emanar una mueca. —¿Eh?
—Cuando estaba preparándome para su
venganza contra Lee Sooman ¿Por qué lo hizo?
—No es porque me gustes si eso es lo
que crees. Te me hiciste parecido a ella, es todo.
—¿No importándole que soy su hijo?
Ahora, eso sí era irónico. —Por favor
Joongie, ¿Me vas a venir a recriminar eso cuando tú mismo te acostaste con tu propio
hermano?
Y aquella fue la gota que derramó el
vaso. El Jefe no se pudo seguir burlando porque Jaejoong en seguida se levantó
de su asiento y se le arrojó encima, golpeándolo con todas sus fuerzas,
desahogándose en su cuerpo. Ya tenía suficiente.
—¡Quítate de encima! ¡Quítate! —El Jefe
exclamó mientras inútilmente trataba de esquivar los golpes con una mano y con
la otra, controlar el manubrio del auto, que por el forcejeo había empezado a moverse
en zig zag. Jaejoong estaba empedernido encima de él, no teniendo intenciones
de alejarse. El Jefe entonces se vio en
la obligación de ser más rudo y empujarlo fuerte para devolverlo al asiento. Si
no lo hacía, muy probablemente terminarían estrellándose. —¡¿Estás loco?!
¡Pudiste hacer que nos volcáramos! —Le reclamó cuando estuvo libre.
—¡No me importa! ¡Retráctese de lo que
dijo!
—¿Por qué? Es la verdad.
Otro puño fue a dar en el brazo del
Jefe. —¡¡Retráctese ahora!!
—¡¿Qué quieres que te diga, que no fue
así?! ¡Yo mismo vi que lo hacían cuando tuvieron el descaro de meterse en mi
habitación, ¿O es que ya se te olvido?!
—¡Cállese! ¡Usted no tiene derecho a
meterse en eso!
—¿Porque tanto enojo, eh? ¿Es que acaso
ya no lo amas? ¿Es que te revuelve el estomago cuando te digo lo que hiciste y
aun haces con él?
Esa pregunta y Jaejoong se quedo paralizado,
incapaz de reaccionar. —Usted no comprende.
—Sí, si lo hago. Estas enamorado de él
y él de ti, pero que mal, la vida es injusta. Comparten la misma sangre y no
solo la de tu madre, al parecer también la mía… —El Jefe casi se atora con su
saliva al recordar que él también era el padre de Yunho. —Tal vez me digas a mí
que soy un pervertido, un asqueroso, pero ustedes no son diferentes al estarse
revolcando, sabiendo que si su madre estuviera vida, preferiría morir antes que
verlos así.
—Se equivoca, yo ya no estaré con él.
Esas palabras hicieron a Jisung
tartamudear. —¿Q-qué?
—Lo que escuchó. Me iré con mi abuela a
vivir a Gongju, y él se quedara aquí en Gwanju. No podemos seguir juntos si
sabemos que ambos somos hermanos. Debemos separarnos, ese es el orden de las
cosas.
El Jefe negó ante eso, pareciéndole
imposible que después de todo lo que habían pasado esos niñatos para estar
juntos, ahora renunciaran así sin más. Definitivamente no entendía cuando la
gente actuaba con moralidad por sobre sus deseos. Jaejoong dejaría a Yunho para
vivir una vida feliz junto a su abuela.
Lástima que eso no estaba dentro de sus
planes.
—Y a todo esto… ¿Cómo planea escapar a
China? ¿Para qué exactamente me necesita?
La pregunta de Jaejoong no pudo ser aclarada
porque en ese mismo instante, el Jefe se desvió de la carretera y se estacionó
en un establecimiento a la intemperie; un viejo rancho en donde habían varios
autobuses, helicópteros y aviones de pequeño tamaño. No se veían en buenas
condiciones, por lo que Jaejoong dedujo que ese sitio no podía ser legal. A
continuación, el Jefe lo obligó a bajarse del auto y lo tomó de la camisa para arrastrarlo
hacia una avioneta que estaba estacionada en una pequeña pista de aterrizaje.
Ahí los estaba esperando un hombre con
gafas negras, quien les dirigió la palabra sin siquiera darles el saludo. —Me
costó mucho conseguirla Ji, pero aquí la tengo.
El Jefe sonrió. —Está bien Park, solo
espero que nos saque de aquí.
—Tenlo por seguro que lo hará.
—¿La sabes pilotear, cierto?
—Claro que sé.
Guiándolos hasta el interior de la
avioneta, el hombre cerró las compuertas del artefacto y se posicionó en el
asiento del piloto. A Jaejoong empezó a picarle el sentido común.
—¿Para qué me trajo aquí? —Se dirigió a
Jisung cuando pensó que lo que sucedía era demasiado extraño para ser una
conjunción. “Sera que…” Y ahí lo
entendió. Entendió que el Jefe no quería solo su ayuda para salir. Él lo
necesitaba para más. —¿Usted no me dejara ir cierto? ¡¿Usted no me necesita
para salir cierto?!
El Jefe, quien se había acomodado en el
asiento del copiloto, se levantó del asiento silla al escucharlo, brindándole
aquella sonrisita de victoria mientras se le colocaba al frente. —¿Qué aun no
lo comprendes Joongie? tu y yo estamos destinados a estar juntos. Somos el
combo perfecto, compañeros de aventuras, de vida. Hemos estado unidos por casi veinte
años y no será diferente en el futuro. Tu no iras a ninguna parte sin mí.
Horrorizado por las palabras, Jaejoong
intentó correr hacia la compuerta de la avioneta, pero el Jefe inmediatamente
lo retuvo, aprisionándolo contra uno de los asientos.
Jaejoong empezó a angustiarse. —¡Suélteme,
déjeme ir! —Gritó desesperado.
—No puedes huir Joongie, ya no insistas
más.
—¿Qué es lo que pretende? ¿Qué lo ayude
a seguir robando y estafando? Si eso es lo que cree, entonces está muy
equivocado. Así me obligue, ¡No voy a servirle más!
Un gemido salió de la boca de Jaejoong
cuando el Jefe estrelló su cabeza contra el espaldar del asiento. —No entiendo
porque lo quieres arruinar, nos ha ido perfecto estos años. Hemos recibido cada
uno algo a cambio, tú recibiste un hogar y yo el dinero para poderme mantener.
—¡Eso es mentira!
—Es la verdad. No sigas nadando contra
la corriente Joongie, tú naciste para estar conmigo…
Jaejoong negó con su cabeza, sus ojos
cerrados.
—Yo soy tu familia, tu padre, la
persona que te crió y eso nunca lo vas a poder cambiar. Nunca vas a poder eliminar
el vínculo que nos une a ambos.
El avión empezó a rodar y Jaejoong, al
no querer permitir que el Jefe se saliera con la suya esta vez, alzó su rodilla
y le propinó un golpe en la entrepierna tan fuerte que de inmediato lo soltó y
se tapó con las manos. Jaejoong intentó entonces ir hacia el piloto, y hubiera
llegado de no ser porque sus piernas se enredaron e hicieron que cayera al
suelo, dándole oportunidad al Jefe para aprisionarlo de nuevo en sus brazos.
Otra vez estaba atrapado.
—¡Jisung controla a ese malcriado!
El otro hombre protestó al escuchar el
forcejo entre los dos. Ya faltaba poco para que la avioneta alzara vuelo y
ellos aun no habían dejado de pelear.
—¡¡¡No,
no!!! ¡¡¡No iré con usted!!!!¡¡¡No lo hare!!!
Jaejoong luchaba con todo en los brazos
de su Jefe y cuando creyó que todo estaba perdido, el avión súbitamente se
detuvo de manera violenta, haciendo que ambos cuerpos rodaran por el suelo y se
golpearan con la base de los asientos más cercanos. ¿Y ahora que sucedía?
Aturdido, el Jefe fue quien se levantó primero. Se acercó a la ventana de la
cabina, solo para ver un montón de patrullas rodeándolos, acompañados de un
montón de policías también. De una de las patrullas salió el siempre inoportuno
de Yunho, sosteniendo el mentón en alto con autosuficiencia.
El Jefe se mordió los labios.
—¡Somos la policía nacional de Corea!
¡Salga inmediatamente con las manos en alto!
El General Choi habló por medio de una
bocina; los demás policías apuntaron con sus armas. Ahora si estaba acorralado.
Jaejoong, quien había estado tumbado
recuperándose del golpe, se levantó al reconocer la voz que les habló. Vio a
Yunho entre la multitud de policías y no pudo evitar evocar una sonrisa de
alivio.
“Yunho”
Luego una cachetada lo devolvió al
suelo.
Perdiendo por un segundo la conciencia,
Jaejoong se volteó de nuevo a su Jefe, viendo algo que lo dejó desconcertado.
¿Qué?
—¡¡¡Si quieres vete, lárgate, pero
tendrás que vivir con el peso de tus decisiones!!!
Y ahí estaba el Jefe, de rodillas,
apuntándose en la sien con el arma, como si por un instante hubiera perdido el
raciocinio. Jaejoong jamás lo había visto tan desesperado como lo estaba en
esos momentos. No entendía, ¿Por qué el Jefe quería acabar con su vida si era
lo que más apreciaba? ¿Acaso lo estaba…manipulando?
—¡Vete Jaejoong! ¡Lárgate y déjame! —El
Jefe empezó a sollozar.
—Jefe tranquilícese.
—¡No! ¡No lo hare! ¡¿Me quieres ver
muerto, no?! ¡¿Quieres que sufra, no es así?! ¡Pues aquí lo tienes! ¡Un paso
afuera y me vuelo los sesos, ¿Entendiste?! —Afianzó
con fuerza su arma, como si estuviera seguro de lo que iba a hacer y no tuviera
marcha atrás. —¡Tendrás que cargar con el dolor de verme morir, ver morir a la
persona que por años fue el único cariño que tuviste!
Y a eso, Jaejoong arrugó el entrecejo.
El Jefe siempre utilizaba esa táctica, la táctica de controlarlo y hacerlo
sentir culpable. Ya la conocía de mil maneras, ahora no caería, por lo que,
aproximándose, Jaejoong estiró el brazo para quitarle el arma, esta vez
poniéndosela él en la sien.
El Jefe abrió grande los ojos ante esa
acción. —¿Q-que… h-haces?
—Al parecer tiene razón, aunque yo
huya, nunca podre escapar de usted. Estamos unidos con un lazo que no se puede
romper…
—Joongie devuélveme el arma, por favor.
—Jisung se levantó del suelo, ya abandonando sus lágrimas de cocodrilo. —¿Qué
carajos haces?
—Estoy cansado, no quiero vivir más.
Quiero ir con mama.
—¡Devuélveme el arma en este mismo
instante!
Jaejoong lo miró fijo.
—Hasta pronto, Jisung.
Accionó el gatillo y cerró los ojos…
pero nada sucedió. La bala no salió de la pistola. Sonriendo con ironía,
Jaejoong bajo su brazo, observando la expresión aterrorizada del Jefe. —Lo sabía,
no estaba cargada. —Dijo y arrojó el arma al suelo, caminando luego hacia la salida.
Jisung se quedo con las palabras dentro
de la boca. La voz del General aun se podía escuchar desde afuera. ¿Qué mierdas había sido eso?
—¿Sabe algo Jefe? —Jaejoong se giró
antes de abrir la puerta. —Si aun le queda algo de aprecio por mí, si me ve
como algo mas aparte de su alcancía personal, entonces me dejara ir. Porque yo
creo que muy dentro de usted, aun tiene algo llamado corazón. Solo déjeme en
paz, esta vez de verdad.
Y contrario a lo esperado, Jisung se le
acercó, abriendo él la puerta. —Entonces huye, aléjate de mí antes de que me
arrepienta. —Se rindió, pese a todo, se rindió. Tal parece ser que lo que decía
Jaejoong era verdad: Aun le quedaba algo de corazón.
Con una última mirada, Jaejoong salto
de la avioneta y corrió hacia los policías, casi tropezándose de lo rápido que iba.
Al verlo, Yunho no dudo también en correr hacia sus brazos, reuniéndose pronto en
un abrazo firme, ansioso y necesitado. Busco con sus labios su rostro, intentó
besarlo pero Jaejoong le aparto la cara. Yunho comprendió al instante lo que
esa simple acción significaba.
—Joven Kim, ¿Se encuentra bien? —El
General Choi fue el que llegó después, recibiendo un asentimiento de cabeza por
parte de Jaejoong.
—¡Mantenga
las manos sobre su cabeza!
Los tres voltearon al escuchar como los
otros policías sacaban al Jefe y a su cómplice de la avioneta, y los esposaban
por detrás de sus espaldas, guiándolos hacia una de las patrullas estacionadas.
Antes de meterse, el Jefe levantó su rostro para compartir una mirada con ambos,
Jaejoong y Yunho. Yunho instintivamente abrazó más fuerte a Jaejoong. Una
combinación de sentimientos, de recuerdos y dolores invadieron ese íntimo
momento entre los tres, el cual tuvo que ser cortado cuando un policía empujó
la cabeza de Jisung dentro del vehículo.
Todo había acabado.
Por ahora.
—¡Jaejoong!
Yoochun llegó corriendo después,
sosteniendo su teléfono celular en las manos. Jaejoong se apartó de Yunho.
—Yoochun…
—Acabó de llamar Junsu, tienen que ir
rápido al hospital.
Ambos, Jaejoong y Yunho se voltearon a
mirar. —¿Qué le pasa a mi abuela? —Jaejoong preguntó con la preocupación en la
boca.
—Al parecer no se encuentra bien y los
necesita a ustedes.
Tomando su mano para llevarlo junto a
él, Yoochun emprendió camino con Jaejoong, siendo seguidos por Yunho detrás.
Esperaban que no fuera nada grave, aun así ese pálpito insistente que nunca
fallaba, les decía que las cosas no terminarían de manera feliz.
Que quizá aun había más tristezas que
soportar.
..
Llegaron al hospital a eso de las 6:30
de la tarde. Junsu los estaba esperando en la antesala, con la garganta seca y
sus facciones arrugadas por la preocupación. No creyó que el problema de Jisung
se fuera a resolver tan rápido, pero daba gracias de que fue así. Al verlo, Jaejoong
de inmediato se ancló a él, abrazándolo.
—¿Hyung estas bien? —Junsu le preguntó antes
que nada.
—Sí. —Jaejoong asintió. —¿Qué le paso a
mi abuela? ¿Está bien?
A Junsu le costó abrir la boca para
pronunciar palabra y cuando por fin lo iba a hacer, el médico a cargo se
apareció frente a ellos, presentándose: —Buenas tardes, mi nombre es Lee Minki,
el médico encargado de la señora Sooyun. ¿Son ustedes los familiares de ella?
Yunho fue el que tomó la palabra. —Si
somos…
—…Sus nietos. —Jaejoong completó la
frase.
—Bien, —Afirmó el doctor. —Lo que les diré
es delicado, así que escuchen con atención. —Se sacudió los hombros y se aclaró
la garganta. —La señora Sooyun esta en un muy grave estado. El golpe que
recibió en su tórax le rompió dos costillas y una de estas le perforó el pulmón
izquierdo. Debido a su edad es una lesión mortal, por lo que es probable que no
sobreviva la noche.
Jaejoong se quedo sin aliento al
escuchar las explicaciones del médico. ¿Eso quería decir que perdería a su
abuela? ¿Justo cuando se había reencontrado con ella? Definitivamente la vida
era muy injusta, brindándole felicidad y arrebatándosela en seguida de la
manera más cruel. ¿Qué había hecho para merecerlo? ¿Nacer en el tiempo o las
condiciones inadecuadas?
¿En el seno de una familia destruida?
Yunho se llevó una mano a la cabeza al
comprender también la seriedad del asunto. Aunque no se hubiera mostrado en
primera estancia complacido por la aparición de su abuela, ella era la mama de
su mama, parte de su familia y el que ahora estuviera a punto de perderla, era
un sentimiento que Yunho no estaba dispuesto a volver a pasar. Ya lo había
experimentado con la muerte de su madre, no quería ver morir a otra persona
cercana. No así.
No por culpa de alguien más.
—Ella quiere conversar con ustedes. —El
doctor siguió algunos minutos después en los que dejó que los chicos lo
asimilaran. —Quiere decirles algo antes de irse, ¿Quién va a pasar?
Mirándose entre todos, Yunho y Jaejoong
dieron un paso al frente. El médico rodeó
entonces con sus manos las espaldas de los chicos para llevarlos a la
habitación, dejando atrás a Yoochun y Junsu quienes solo suspiraron y se
sentaron a esperar por el desenlace. No estaban seguros que sucedería, al menos
querían que sus hyungs lo pudieran superar. Ya habían pasado por muchas
desgracias en tan pocas horas.
Abriendo con cuidado la puerta en donde
estaba recluida la señora Jung, el médico los invitó a pasar y después los dejo
a solas, permitiéndoles tener un momento de privacidad. Con cautela, Jaejoong se
acercó lentamente, observando a la anciana postrada en una cama, con un tubo de
oxigeno pasándole por el ancho del rostro. Su piel estaba pálida y sus labios
resecos. Era verdad lo que decía el médico, ella estaba muy vieja y el golpe
pudo haber sido más fatal de lo que imaginaron.
Tal vez aquellos serian sus últimos suspiros
de vida.
Del otro lado de la camilla se ubicó
Yunho, sentándose en el borde. Vio que Jaejoong tomó la mano de la anciana y
ella de inmediato se despertó, observándolos con los ojos cansados.
—Jaejoong… Yunho… —Dijo en un aliento apagado.
Jaejoong se aproximó más. —Sí, estamos
aquí abuela. Venimos a acompañarte.
La señora tosió leve. —¿Qué paso con
Jisung? ¿Están bien?
—La policía lo atrapo abuela. —Respondió
Yunho. —Se le van a imputar cargos y lo más probable es que vaya preso. Ya no
tendremos que preocuparnos por él, ya no nos hará mas daño.
Aliviada por la respuesta, la señora
Sooyun suspiró y se quedo un rato observándolos, detallando sus facciones.
Aunque Jaejoong fuera el más parecido, realmente cada uno tenía algo que lo hacía
recordar a su hija, al amor de su vida. Los ojos de ambos denotaban madurez
pero al mismo tiempo inocencia; como si hubieran pasado por muchas cosas y a la
vez no supieran nada sobre este mundo. Tal como era la mirada de su hija. Era
la representación de la pureza enfrentándose a la adversidad.
Algo que no tenía Jisung.
En verdad era increíble como ambos
podían ser hijos de un ser tan ruin como ese hombre.
—Jae… —La mujer estiró su mano para
acariciar su mejilla y en ese mismo instante una lagrima rodó por la suya.
—Recuerdo cuando naciste, recuerdo la primera vez que te tuve en mis brazos. En
ese momento fuiste la adoración de esta familia, el regalo más bonito que nos había
dado Dios…
Jaejoong cerró los ojos por aquellas
palabras. Él, que siempre se considero una equivocación, ahora se enteraba que fue
adorado cuando recién llegó a este mundo. Era reconfortante, le hacía calentar
el corazón. Al parecer su existencia si había valido la pena.
—Tu madre estaba muy feliz por tenerte.
Recuerdo como llegaba de las noches de su trabajo solo para consentirte y estar
contigo. Quizás no lo recuerdes porque estabas muy pequeño, pero ella siempre
veló por ti… es mas… —Trasladando su mano a uno de los bolsillos de su vestido,
la señora sacó de él dos fotografías. —Esto lo he conservado durante mucho
tiempo. Era la esperanza que me tenía aferrada a encontrarte.
Al recibir las fotos y verlas, Jaejoong
se destrozó por dentro. En una de ellas él estaba jugando en la espalda de su
abuela y en la otra estaba siendo cargado por su madre. Un montón de lágrimas
se le acumularon en los ojos al pensar lo hermoso que hubiera sido si esos dos
escenarios se hubieran repetido a lo largo de su vida. Él sería una persona
feliz, exitosa, y no hubiera tenido que pasar por tantas desgracias, por tantas
necesidades. Él hubiera tenido amor… el amor que se le arrebató
inmerecidamente.
—¡Por favor! —Jaejoong se desplomó
sobre su abuela cuando la realización de lo que iba a suceder lo golpeó
cruelmente. No, él no quería aceptar esta realidad, no quería que ella se
fuera. —No te vayas… no me dejes… eres lo único que tengo parecido a una madre…
¡No quiero estar solo de nuevo! —imploró
con las lagrimas empezando a resbalar por su cara.
—No lo estarás. —Su abuela lo consoló,
también comenzando a llorar. —Yunho está a tu lado. —Dijo y tomó la mano del
otro, acariciándola con los dedos. —Tú también debiste ser el orgullo de tu
madre, su razón de vivir. La vida te la arrebató muy pronto, que injusto, te
puedo asegurar que lo que ella menos hubiera querido era dejarte solo.
Yunho cerró fuertemente los ojos ante
el recuerdo de su madre. Las palabras de su abuela le hacían evocar todo de
ella: Su voz, sus besos, sus caricias; su deseo ferviente de verlo triunfar en
este mundo. Acurrucándose, Yunho comenzó a llorar leve, deseando que el dolor
pasara y no recordara más a su madre con tristeza. Era imposible, ella se había
llevado una parte de él cuando se fue sin razón.
Algo que su abuela volvía a hacer.
—Ustedes deben permanecer juntos… deben
ser el apoyo uno del otro y… deben amarse como hermanos. No deben manchar el
recuerdo de su madre…
Y aquello era lo correcto, su abuela no
quería que estuvieran juntos como una pareja, quería que se amaran… como
hermanos, como lo que debían ser, no como sus corazones pecaminosos querían que
fueran. La memoria de su madre no podía ser deshonrada por su egoísmo.
—Prométanme que lo harán… por favor…
prométanme que seguirán como familia.
La voz de la anciana empezó a flaquear;
su cuerpo a debilitarse lentamente.
Acortando la distancia Jaejoong le dio
un beso en la nariz. —Lo prometo. —Dijo entre lágrimas. Yunho también levantó su
rostro, el cual estaba rojo y completamente humedecido. —Lo prometo también.
Feliz por sus promesas, la señora Jung
esbozó una pequeña sonrisa, tan linda que hizo a ambos suspirar ante su imagen.
Luego, su respiración se fue entrecortando y la maquina a la que estaba
conectada empezó a ser ruidos. Al parecer el momento había llegado. —Me siento
feliz, me siento feliz… de que en el último día de mi vida, los encontré. Estoy
feliz de que Dios me dio la oportunidad de verlos…
Ambos lloraron más fuerte por sus
palabras.
Con la poca fuerza que le quedaba, la anciana
les rodeó las mejillas con sus manos: —No lloren por mí… por favor. Ha llegado
el momento de estar con mi hija… con su madre y desde el cielo los cuidaremos… así
que no hay necesidad de sentirse triste, porque ella y yo… estaremos… juntos a
ustedes…
…Siempre.
Esas últimas palabras y la mujer cerró
los ojos para la eternidad.
Llorando como un desdichado, Jaejoong
se aferró a su cuerpo y Yunho se quedo en su lugar, inmóvil. La imagen era
parecida a cuando su madre lo dejo… solo, en una oscuridad profunda, y con el
resentimiento de saber que las cosas hubieran pasado de modo distinto si tan
solo hubieran nacido en un mejor hogar.
Ya que mas daba, ahora solo importaba
la promesa que le habían hecho, la promesa que debía ser cumplida sin
objeciones.
Por su memoria y la memoria de su
madre.
..
Media hora para las doce de la noche.
Ninguno de los dos había abandonando aquel pasillo desolado del hospital.
Jaejoong, recargado contra la pared, estaba
secándose el rostro con un pedazo de papel, mientras que Yunho, en la pared
contraria, lo estaba mirando con ansiedad. No habían cruzado palabra desde que
la abuela había muerto hacia unas horas y la conversación que tenían pendiente debía
tomar lugar lo más pronto posible.
No podían seguir postergando lo
inevitable.
—Jae…
Fue Yunho el que tuvo valor de hablar, acercándosele
pero inmediatamente siendo rechazado por Jaejoong, quien lo empujó con sus
manos. —Por favor Yunho, no lo hagas. —Le rogó.
—No podemos seguir fingiendo que no hay
nada de lo que tenemos que hablar. —Yunho
dijo serio.
—No
en este momento.
—¿Entonces
en cual? ¿Vamos a esperar a que se torne más difícil?
Jaejoong se lamió los labios, con la
atención fija en el suelo. Había algo que estaba molestando su cabeza y tal
vez, tal vez si lo decía entonces iba a poder descansar. Tal como decía Yunho,
no podía seguir retrasándolo. —Ahora
lo entiendo, ahora entiendo que fue lo que viste en mí.
Por lo aleatorio de sus palabras, Yunho
arrugó las cejas. —¿Qué dices?
—¿Recuerdas que una vez te pregunte
porque llame tu atención sin conocerme? Bueno,
ahora lo sé, yo te guste la primera vez por el parecido que tengo con nuestra
madre. Sientes un trauma por haberla perdido, así que te fijaste en mí como
consuelo para seguir amándola. Tú me ves como ella.
¿Qué? —Por Dios Jaejoong, ¿Acaso te estás
escuchando? —¿Acaso había perdido la cabeza?
—Tú me quieres porque te recuerdo a
ella, así de simple.
—¡Yo no deseo de esa forma a mi madre!
¡Es grotesco que siquiera lo hayas pensado!
—¿Entonces porque te atraje la primera
vez sin siquiera haber cruzado palabra? ¡¿Que otra explicación puede haber?!
Consternado, Yunho se llevó ambas manos
a la cadera, intentando buscar explicaciones a la retorcida conclusión de
Jaejoong, ¿Enserio creía que le gustaba por su madre? Si era así, entonces se había
vuelto loco. —¿De dónde sacas eso? ¿Por qué de repente pensaste en esa
posibilidad?
—El Jefe me beso cuando me preparaba
para la venganza contra Lee Sooman. —Jaejoong
confesó y Yunho se quedo perplejo. —Le
pregunte porque lo hizo y solo me dijo que me parecía a ella. No puedo evitar
pensar que tú lo haces por la misma razón. Al fin y al cabo, Sooman también me
confundió con ella, ¡Todos ustedes me ven como ella!
Ok, Yunho no sabía que era peor: el
hecho de que Jisung se hubiera atrevido a besar a Jaejoong sabiendo que era su
padre, que lo hubiera utilizado para su venganza únicamente porque se parecía a
su madre o que Jaejoong pensara que estaba enamorado de él porque le recordaba
a ella. Cualquiera de las tres opciones eran horribles. —¿Cómo así que ese
idiota te beso? ¡Lo voy a matar!
—¡Yunho! —Jaejoong interceptó a Yunho
antes de que pudiera irse. —Eso
no es lo importante aquí, a mi no me interesa, solo quiero saber si lo que
pienso es verdad.
—¡Claro
que no lo es! —El estruendoso
grito retumbó en todos los pasillos del hospital, provocando que varias personas
asomaran sus cabezas para fisgonear que era lo que estaba pasando. Ante eso, Yunho
decidió calmarse. —Escúchame, puede
ser que en algún momento te haya dicho que compartían algunos rasgos, es
verdad, pero yo no te veo como ella. Ni siquiera las expresiones son iguales,
ni su forma de ser, ni nada. Eres totalmente diferente a ella, yo no les veo
ningún parecido.
Jaejoong bajo su rostro, sus labios
temblando. —¿Entonces eso
quiere decir que me parezco al Jisung? ¿Eso es lo que quieres decir?
“¡Por Dios!” Pensó Yunho ¿Qué le estaba sucediendo?
Quizá Jaejoong estaba tan conmocionado por la muerte de su abuela que no estaba
pensando con claridad. Estaba llegando a conclusiones extrañas y aquello no
podía ser bueno. Jaejoong no podía seguir creyendo que su única razón de amarlo
era su madre. Era obsceno y ridículo, era una inmoralidad.
¡Una tremenda estupidez!
Así que, acercándose, Yunho jaló a
Jaejoong y lo envolvió en sus brazos, susurrándole al oído que todo estaría
bien, que lo que estuviera pasando por esa cabecita suya solo eran delirios
provocados por el dolor que lo abrumaba. Y Jaejoong se dejo convencer,
tranquilizándose, desligándose del abrazo de Yunho en cuanto volvió a sus cinco
sentidos. Ok, tal vez estaba exagerando, aun así debían enfrentar su
situación. Viendo como Yunho se acercaba para darle un beso en la frente, él lo
detuvo, diciéndole:
—Tenemos
que cumplir la promesa que le hicimos a la abuela.
Yunho suspiró pesado. —Lo sé… y lo hare.
Jaejoong asintió y tuvo intenciones de irse pero Yunho no había acabado. —Pero no pretendas que sea tu hermano
por favor. —Le informó, sosteniéndolo del brazo. —Tan solo finjamos que no nos
conocemos, no nos volvamos a ver y así será más fácil para los dos. Si
realmente sentimos algo uno por el otro, es mejor que nos mantengamos
separados. Quién sabe, tal vez en el futuro nos reencontremos y no sintamos
nada. Dejemos que el tiempo actué. —Y
aquellas palabras fueron más difícil de pronunciar de lo que pensó que serian.
Como si le estuvieran clavando
cuchillos en la garganta al recitarlo.
Jaejoong se quedo un rato mirándolo a
los ojos, a decir verdad no muy complacido con sus palabras. No muy convencido
con las propias. Aun así decidió asimilarlo, ser valiente y poner su honra
antes que sus deseos.
—Entonces así será.
Caminando por el pasillo, Jaejoong se
alejó de Yunho, no pudiendo evitar que su corazón se desgarrara a cada paso que
daba. Era triste, era desolador, pero era lo que habían acordado y por mucho
que doliera, él no podía ignorar la mirada aliviada que les dio su abuela
cuando le prometieron que serian hermanos. Era como un último deseo que pedía y
él quería tener el honor de brindárselo.
Así fuera contra su propia felicidad.
..
—Toma
esto. Te hará sentir mejor.
Changmin le entregó una taza de té
caliente a su hyung y se sentó a su lado contra el espaldar de la cama. Yunho
había llegado hacia una media hora y estaba hecho un desastre. Por supuesto, Changmin
ya estaba enterado de todo lo que había pasado: del homicidio de Lee Sooman, la
encarcelación del Jefe, la muerte de la abuela de Yunho y el hecho de que
Jaejoong y Yunho eran hermanos.
De verdad, era increíble como tanto
había pasado en apenas 72 horas.
—¿Quieres algo más? —Changmin preguntó cauteloso
al ver el rostro de Yunho magullado por el llanto.
Este pronuncio un débil no.
Changmin se mordió la boca. —¿Qué hará
Jaejoong ahora que murió su abuela? ¿Lo sabes?
—No lo sé.
—¿Y
que harás tu?
Yunho se demoró en contestar. La verdad
ya lo había pensado con anterioridad, pero no sabía si era lo mejor que podía hacer.
No sabía como Changmin lo iba a tomar. —Hace algún tiempo el General me ofreció
un cupo en el servicio militar. Creo que iré…
La expresión anonadada de Changmin fue realmente
genuina. —¿Eso significa
que te irás? —Preguntó con
temor.
—No
te preocupes, tú podrás vivir con la señora Choi y el General. Lo tenía
planeado así y creo que es la mejor opción.
—¿Como
excusa para escapar de Jaejoong o…?
Esa pregunta y Yunho lo miró tenso, como
si le quisiera decir que no había sido muy considerado de su parte. Sin
responder, dejó su tasa en la mesa de noche y se recostó de medio lado en el
colchón. Sintió como Changmin se le acomodó al lado y suspiró al sentir como la
mano de este se posicionó sobre su brazo en un intento de consolarlo. Y es que
Yunho realmente necesitaba consuelo, necesitaba que alguien le dijera que sería
capaz de olvidar a Jaejoong para siempre. Eso sería difícil; lo había intentado
antes, no había dado resultado.
¿Por qué tuvo que enterarse que era su
hermano? ¿Por qué el destino los junto en primer lugar? Si no se hubieran
encontrado aquel día en un callejón en Gongju, esto no estuviera pasando. Si se
hubieran encontrando sabiendo que eran hermanos, quizás se querrían de esa
forma.
No así, no perdidamente enamorados uno
del otro.
Quizá la opción del ejército era como decía
Changmin: Una buena excusa para escapar de Jaejoong.
—Hyung,
si te sirve de consuelo, yo siempre voy a estar aquí ¿De acuerdo? No te debes
atormentar por todas las desgracias que han pasado, trata de ver el lado bueno,
al fin Jaejoong se libró del Jefe.
Bueno, en eso Changmin tenía razón. Al
menos Jaejoong ahora no tendría que soportar vivir bajo el yugo de ese
horroroso hombre. Era libre ahora y su vida sería mejor. Yunho sabía que lo
seria. Quería que lo fuera también, era obvio que si lo amaba solo le deseara
cosas buenas en su vida.
Así él no fuera una de esas cosas
buenas.
Volteándose, Yunho envolvió en brazos a
su Changmin, acercándolo a su pecho. —Tú
eres mi verdadero hermanito ¿Lo sabes cierto?
Changmin rió por el comentario. —Hyung no seas cursi.
—No,
lo digo enserio. No sé que hubiera hecho sin ti todo este tiempo. Le diste
propósito a mi vida y aun lo haces, estando para mí cuando más lo necesito.
—Está
bien Hyung. —Changmin palmeó
la mano de Yunho que lo sostenía. —Tú
también eres mi hermano. Mi familia.
Quedándose acurrucados por un buen
rato, ambos mantuvieron silencio mientras la noche oscura transcurría sin
novedad. Luego, el gimoteó desdichado de Yunho se volvió a escuchar y Changmin se
levantó un poco para limpiar su cara, retirando con sus dedos las pocas
lagrimas que se le habían escapado de los ojos.
—Hyung,
no entiendo porque tienen que sufrir si se aman. —Changmin
dijo luego de pensar en que sus decisiones realmente eran muy extrañas.
Y honestamente Yunho tampoco lo
comprendía. No comprendía porque tenían que auto infligirse este dolor.
—Quizá porque el amor a nuestra madre
es más grande que el que sentimos por el otro.
Concluyó en un aliento lastimero.
Changmin quiso decir algo ante esas
palabras, pero no encontró nada que expresar. Sencillamente el dilema de su
hyung era tan grande que unas pocas palabras no serian lo suficiente para
reconfortarlo. Nada era suficiente; así que lo mejor sería quedarse callado. Agotado,
Changmin se rindió ante el sueño en el pecho de Yunho y Yunho se quedó mirando
al cielo, a las estrellas que esa noche brillaban con una intensidad abrumadora.
Aquella vista le hizo pensar en su madre, en su existencia como ángel en el
cielo.
“Mama ojalas estuvieras aquí, al menos
me dirías que debo hacer”
Y rezó
en su mente.
Y se
quedo dormido.
..


ohhhh por dios mi corazón duele, simplemente no puedo ver como sufren los dos , se me parte el alma, es que no es justo que después de tanto dolor y sufrimiento tengan que estar separados , se que son hermanos pero sigue siendo cruel todo lo que les paso, ya quiero leer el próximo capitulo espero lo puedas actualizar pronto
ResponderBorraresto no puede estar pasando por que tanta crueldad si ellos se aman no importa que sean hermanos no creo que jamas se vean como hermanos y no entiendo por que no pueden estar juntos si es lo que mas desean y no sufrir por ello quiero un final feliz y con ellos juntos y muy felices por favor siiiiiiiiii no seas cruel con ellos ni con nosotras
ResponderBorrarGracias
Que pena que Yunho y Jaejoong esten sufriendo por saber que son hermanos ojala que pase algo para que ellos se puedan dar una oportunidad y ojala que el padre del Yunjae se quede preso para siempre y no salga nunca gracias por este capitulo esperare el siguiente con ansias
ResponderBorrarRealmente ellos siguen pasando por tantas cosas, yo solo deseo su felicidad, pero para que ellos la encuentren tendrán que ser un poco egoístas.
ResponderBorrarAbuuuuu pareciera que Yunho y JaeJoong estuviesen destinados a no ser feliz Y.Y
ResponderBorrarLos lapsos donde no sufren son tan mínimos; Ahora que JaeJoong había conocido a su abuela, ella muere por culpa de Jisung -.-
Y bueno ya de por si estar juntos como una pareja es imposible por ser hermanos.
Yunho tu decisión de irte a la carrera militar me da mala espina.¿Qué hará JaeJoong?
Gracias por el capítulo!
Hay algo que no me pasa pero no se q es!?
ResponderBorrarLo siento por jis pero se lo merece
Nooooo yh no te vayas