sábado, 10 de marzo de 2018

Niños de ciudad II: Capitulo IX


Capitulo IX: —Yo soy tu familia, tu padre, la persona que te crió y eso nunca lo vas a poder cambiar. Nunca vas a poder eliminar el vínculo que nos une a ambos.


El General Choi frunció el entrecejo al escuchar la explicación rocambolesca de Yunho acerca de porque Jaejoong no había vuelto a los entrenamientos. Quiso burlarse, no obstante la forma en que la que Yunho se lo dijo, su mirada y su tono de voz, le hizo saber que no le estaba mintiendo.

Entonces decidió pensar que era la verdad. —¿Eso quiere decir que el joven Jaejoong ya no regresara?

—Eso me temo mi General. Él se devolverá a Gongju con su abuela.

El General Choi asintió, analizando el rostro de Yunho que se veía anormalmente melancólico. Como si le hubieran absorbido la energía y la vida misma. —¿Se encuentra bien cadete?

Yunho parpadeó por la pregunta. —Sí, sí, no pasa nada. —Se apresuro a responder. Pero él no era bueno con las mentiras.

—Si se siente indispuesto, puede pedir descanso.

—No, estoy bien, enserio. Puedo continuar.

Puedo continuar… eso era lo que se repetía, casi como un mantra. Él podía seguir sin Jaejoong, no por nada lo había hecho bien los últimos cinco años, ¿Por qué no dejar que el tiempo pasara y curara las heridas? Quizás hasta sus sentimientos podrían cambiar si dejaba que el tiempo hiciera su trabajo. Podrían transformarse en algo puro, fraternal, y vería a Jaejoong con el cariño que los hermanos debían sentir.

Eso si su corazón le permitía olvidar. Si su mente se convencía que lo que estaba decidiendo era lo mejor para los dos.  

No teniendo nada más que discutir, el General despachó a Yunho de su oficina y cuando este iba de salida, la señora Choi abrió la puerta acompañada de un muy agitado chico. —Cariño este chico necesita con urgencia a Yunho. —Fue lo que les dijo ella al entrar.

Yunho se quedo estático. —¿Qué haces tú aquí? —Preguntó al ver a Yoochun totalmente agotado, luchando para mantenerse en pie.

—Paso algo Yunho, algo grave. —Yoochun dijo en cuanto pudo controlar su respiración.

—¿Cómo diste con esta dirección?

—Busque en los registros del Jefe la ubicación de esta casa, pero eso no es lo importante, he venido porque el Jefe secuestro a Jaejoong.

—¡¿Qué?! —Yunho exclamó sobresaltado. —Explícate.

—Al parecer la policía lo busca por haber matado a Lee Sooman. Necesitaba ayuda para escapar a China, así que se llevó a Jaejoong.

El rostro de Yunho se empezó a tornar de mil colores. —¿Y la abuela? ¿Dónde está ella?

—Junsu la llevo al hospital; el Jefe la hirió cuando ella trató de evitar que se llevara a Jaejoong.  

Maldita sea, justo cuando las cosas iban medianamente bien, ese hombre volvía a hacer de las suyas. ¿Cuándo descansarían al fin de él? Sentándose en una silla para poder calmar sus emociones, Yunho intentó pensar. Si no se tranquilizaba, no iba a ser posible ayudar a Jaejoong. Tenía tanta rabia que hasta ganas le daba de matar al miserable ese. Así era de fuerte.

—Así que ese tal Jisung es el asesino de Lee Sooman. —Dijo el General Choi luego de haber permanecido al margen por unos minutos. —Escuché que lo habían encontrado muerto en su residencia y que tenían al menos un sospechoso. Supongo que ya encontré al culpable.

Al escucharlo a Yunho se le prendió el foco. Se levantó de la silla, aproximándose a él. —General por favor ayúdenos, usted es el único que lo puede detener. —Le rogó al juntar ambas manos. Era él o nada.

El General lo pensó por unos segundos. Los rostros acongojados tanto de Yunho como del chico que había llegado a darles la noticia fueron suficientes para dar su aceptación. —¿Tiene alguna idea de donde pudo haber ido? —Le preguntó a este ultimo.

—No, solo dijo que cruzaría a China.

—Solo hay dos formas de ir a China ilegalmente. En el puerto de barcos de Mokpdo o en un aeródromo que no está a más de 20 km. Si tiene pensado escapar rápido, lo más probable es que vaya allí. —Dijo esto y se trasladó a su escritorio para levantar la bocina de su teléfono. —Avisare al cuartel para que envíen patrullas a rodear la zona. Planearemos una emboscada, no permitiré que ese hombre escape.

Más tranquilo por esas palabras, Yunho exhaló un quejido, hastiado de todo el asunto. Y es que ya estaba harto, harto de que Jisung hiciera lo que se le viniera en gana. Esta vez sería diferente. Esta vez sí se atrevía a lastimar, así fuera un solo cabello de Jaejoong, las consecuencias no iba a ser tan condescendiente.  

Le cobraría todas las fechorías que se había atrevido a hacer.

Junto a su General y Yoochun, Yunho salió de la residencia, en busca de Jaejoong y el hombre que al fin recibiría su merecido.




..




—¿Y no me hablaras por el resto de tu vida o qué?

El Jefe le preguntó a Jaejoong mientras conducía a toda velocidad por aquella carretera a las afueras de Gwanju. Aunque Jaejoong hubiera aceptado (a la fuerza) ayudarlo, no le había dirigido la palabra en todo el camino y aquello no agradaba al Jefe. En realidad le jodia sentirse ignorado.

—Déjeme ir.

Fue lo que dijo Jaejoong después de un rato de haber fingido no oír la pregunta. Era obvio que su Jefe no le permitiría irse, aun así quería dejar en claro que él no estaba ahí por gusto. Ni por compasión, ni por nada que significara que aun le tenía aprecio.

—Ya te dije que te podrás ir cuando me ayudes a cruzar la frontera.

—No voy a ayudarlo, yo no ayudo a criminales ni mentirosos como usted.

—Lo has hecho toda una vida, ¿No? —Se echo a reír. —Vamos, no dejarías abandonado a tu propio padre, ¿o si?

—No sea cínico.

Jaejoong espetó fuerte, dolido. No podía creer como es que existía alguien tan sinvergüenza. Él estaba destrozado por dentro y su Jefe actuaba como si nada, como si para él no tuviera importancia lo que le había hecho. No entendía como no se sentía culpable, o arrepentido, ¡O al menos contrariado! ¡Algo! —Ya no pido explicaciones del porque hizo lo que hizo, solo quiero saber porque no me lo dijo en todo este tiempo. —Jaejoong dijo al comprender que si quería encontrar motivos, él tenía que presionar.

Su Jefe no estaría dispuesto a dárselos por su cuenta. —Nunca se dio la oportunidad la verdad, además, ¿Qué importancia tenia? Mi trato hacia ti no hubiera cambiado si te lo hubiera dicho.

—Me arruino la vida. Si usted no se hubiera entrometido, yo hubiera crecido con mi madre y no como un huérfano desamparado que creyó siempre que su madre no lo había amado lo suficiente para criarlo.

Jisung rodó los ojos. Esa retahíla lo estaba fastidiando. —Estas siendo dramático. En lugar de estarte quejando, deberías estar agradecido de que no te deje botado en cualquier basurero.

—¡Pues lo hubiera hecho! ¡Hubiera preferido que me abandonara y no haber crecido junto a usted!

—¡No hubieras sobrevivido ni un día en la calle!

—¡Entonces hubiera preferido morir!

Gritando, Jaejoong se encogió en el asiento, incapaz de controlar la amargura, el enojo y la frustración que lentamente lo consumían. Todas las palabras dolían, cada recuerdo, cada momento, todo dolía. ¿Qué ese hombre no entendía? ¿Qué no entendía lo mucho que lo había herido? —¿Alguna vez sintió arrepentimiento? ¿Culpa? O simplemente fue fácil para usted.

Por la pregunta, Jisung se mordió la boca, acelerando la velocidad del auto. “A veces”  Respondió en su mente, con algo de dificultad. Si hablaba con la verdad, si, a veces si se sentía culpable por lo que había hecho, a veces si se sentía como un desalmado. Sin embargo cuando recordaba su orgullo pisado y su dignidad ser manchada por la supuesta “traición” de Seojin, se le olvidaba su arrepentimiento y pensaba que había hecho lo correcto. Que ella se lo merecía y que Jaejoong solo fue parte de las circunstancias. Tan desafortunado.

Jaejoong, al ver que ni una sola palabra salió de los labios del Jefe, decidió desistir en querer sacarle una disculpa. No lo haría, por mucho que le recalcara, que le dijera y hasta le llorara, el Jefe no admitiría que había obrado mal. Tal vez debía resignarse a vivir sin escuchar su perdón.

—¿Por qué me besó entonces? —Decidió preguntar otra cosa para no tener que cargar con la frustración. Le estaba costando controlar su rabia en esos momentos.  

Lo inesperado de la pregunta, hizo al Jefe emanar una mueca. —¿Eh?

—Cuando estaba preparándome para su venganza contra Lee Sooman ¿Por qué lo hizo?

—No es porque me gustes si eso es lo que crees. Te me hiciste parecido a ella, es todo.

—¿No importándole que soy su hijo?

Ahora, eso sí era irónico. —Por favor Joongie, ¿Me vas a venir a recriminar eso cuando tú mismo te acostaste con tu propio hermano?

Y aquella fue la gota que derramó el vaso. El Jefe no se pudo seguir burlando porque Jaejoong en seguida se levantó de su asiento y se le arrojó encima, golpeándolo con todas sus fuerzas, desahogándose en su cuerpo. Ya tenía suficiente.

—¡Quítate de encima! ¡Quítate! —El Jefe exclamó mientras inútilmente trataba de esquivar los golpes con una mano y con la otra, controlar el manubrio del auto, que por el forcejeo había empezado a moverse en zig zag. Jaejoong estaba empedernido encima de él, no teniendo intenciones de alejarse.  El Jefe entonces se vio en la obligación de ser más rudo y empujarlo fuerte para devolverlo al asiento. Si no lo hacía, muy probablemente terminarían estrellándose. —¡¿Estás loco?! ¡Pudiste hacer que nos volcáramos! —Le reclamó cuando estuvo libre.

—¡No me importa! ¡Retráctese de lo que dijo!

—¿Por qué? Es la verdad.

Otro puño fue a dar en el brazo del Jefe. —¡¡Retráctese ahora!!

—¡¿Qué quieres que te diga, que no fue así?! ¡Yo mismo vi que lo hacían cuando tuvieron el descaro de meterse en mi habitación, ¿O es que ya se te olvido?!

—¡Cállese! ¡Usted no tiene derecho a meterse en eso!

—¿Porque tanto enojo, eh? ¿Es que acaso ya no lo amas? ¿Es que te revuelve el estomago cuando te digo lo que hiciste y aun haces con él?

Esa pregunta y Jaejoong se quedo paralizado, incapaz de reaccionar. —Usted no comprende.

—Sí, si lo hago. Estas enamorado de él y él de ti, pero que mal, la vida es injusta. Comparten la misma sangre y no solo la de tu madre, al parecer también la mía… —El Jefe casi se atora con su saliva al recordar que él también era el padre de Yunho. —Tal vez me digas a mí que soy un pervertido, un asqueroso, pero ustedes no son diferentes al estarse revolcando, sabiendo que si su madre estuviera vida, preferiría morir antes que verlos así.

—Se equivoca, yo ya no estaré con él.

Esas palabras hicieron a Jisung tartamudear. —¿Q-qué?

—Lo que escuchó. Me iré con mi abuela a vivir a Gongju, y él se quedara aquí en Gwanju. No podemos seguir juntos si sabemos que ambos somos hermanos. Debemos separarnos, ese es el orden de las cosas.  

El Jefe negó ante eso, pareciéndole imposible que después de todo lo que habían pasado esos niñatos para estar juntos, ahora renunciaran así sin más. Definitivamente no entendía cuando la gente actuaba con moralidad por sobre sus deseos. Jaejoong dejaría a Yunho para vivir una vida feliz junto a su abuela.

Lástima que eso no estaba dentro de sus planes.

—Y a todo esto… ¿Cómo planea escapar a China? ¿Para qué exactamente me necesita?

La pregunta de Jaejoong no pudo ser aclarada porque en ese mismo instante, el Jefe se desvió de la carretera y se estacionó en un establecimiento a la intemperie; un viejo rancho en donde habían varios autobuses, helicópteros y aviones de pequeño tamaño. No se veían en buenas condiciones, por lo que Jaejoong dedujo que ese sitio no podía ser legal. A continuación, el Jefe lo obligó a bajarse del auto y lo tomó de la camisa para arrastrarlo hacia una avioneta que estaba estacionada en una pequeña pista de aterrizaje.

Ahí los estaba esperando un hombre con gafas negras, quien les dirigió la palabra sin siquiera darles el saludo. —Me costó mucho conseguirla Ji, pero aquí la tengo.

El Jefe sonrió. —Está bien Park, solo espero que nos saque de aquí.

—Tenlo por seguro que lo hará.

—¿La sabes pilotear, cierto?

—Claro que sé.

Guiándolos hasta el interior de la avioneta, el hombre cerró las compuertas del artefacto y se posicionó en el asiento del piloto. A Jaejoong empezó a picarle el sentido común.

—¿Para qué me trajo aquí? —Se dirigió a Jisung cuando pensó que lo que sucedía era demasiado extraño para ser una conjunción. “Sera que…” Y ahí lo entendió. Entendió que el Jefe no quería solo su ayuda para salir. Él lo necesitaba para más. —¿Usted no me dejara ir cierto? ¡¿Usted no me necesita para salir cierto?!

El Jefe, quien se había acomodado en el asiento del copiloto, se levantó del asiento silla al escucharlo, brindándole aquella sonrisita de victoria mientras se le colocaba al frente. —¿Qué aun no lo comprendes Joongie? tu y yo estamos destinados a estar juntos. Somos el combo perfecto, compañeros de aventuras, de vida. Hemos estado unidos por casi veinte años y no será diferente en el futuro. Tu no iras a ninguna parte sin mí.

Horrorizado por las palabras, Jaejoong intentó correr hacia la compuerta de la avioneta, pero el Jefe inmediatamente lo retuvo, aprisionándolo contra uno de los asientos.

Jaejoong empezó a angustiarse. —¡Suélteme, déjeme ir! —Gritó desesperado.

—No puedes huir Joongie, ya no insistas más.

—¿Qué es lo que pretende? ¿Qué lo ayude a seguir robando y estafando? Si eso es lo que cree, entonces está muy equivocado. Así me obligue, ¡No voy a servirle más!

Un gemido salió de la boca de Jaejoong cuando el Jefe estrelló su cabeza contra el espaldar del asiento. —No entiendo porque lo quieres arruinar, nos ha ido perfecto estos años. Hemos recibido cada uno algo a cambio, tú recibiste un hogar y yo el dinero para poderme mantener.

—¡Eso es mentira!

—Es la verdad. No sigas nadando contra la corriente Joongie, tú naciste para estar conmigo…

Jaejoong negó con su cabeza, sus ojos cerrados.

—Yo soy tu familia, tu padre, la persona que te crió y eso nunca lo vas a poder cambiar. Nunca vas a poder eliminar el vínculo que nos une a ambos.

El avión empezó a rodar y Jaejoong, al no querer permitir que el Jefe se saliera con la suya esta vez, alzó su rodilla y le propinó un golpe en la entrepierna tan fuerte que de inmediato lo soltó y se tapó con las manos. Jaejoong intentó entonces ir hacia el piloto, y hubiera llegado de no ser porque sus piernas se enredaron e hicieron que cayera al suelo, dándole oportunidad al Jefe para aprisionarlo de nuevo en sus brazos. Otra vez estaba atrapado.

—¡Jisung controla a ese malcriado!

El otro hombre protestó al escuchar el forcejo entre los dos. Ya faltaba poco para que la avioneta alzara vuelo y ellos aun no habían dejado de pelear.

—¡¡¡No, no!!! ¡¡¡No iré con usted!!!!¡¡¡No lo hare!!!

Jaejoong luchaba con todo en los brazos de su Jefe y cuando creyó que todo estaba perdido, el avión súbitamente se detuvo de manera violenta, haciendo que ambos cuerpos rodaran por el suelo y se golpearan con la base de los asientos más cercanos. ¿Y ahora que sucedía? Aturdido, el Jefe fue quien se levantó primero. Se acercó a la ventana de la cabina, solo para ver un montón de patrullas rodeándolos, acompañados de un montón de policías también. De una de las patrullas salió el siempre inoportuno de Yunho, sosteniendo el mentón en alto con autosuficiencia.  

El Jefe se mordió los labios.

—¡Somos la policía nacional de Corea! ¡Salga inmediatamente con las manos en alto!

El General Choi habló por medio de una bocina; los demás policías apuntaron con sus armas. Ahora si estaba acorralado.

Jaejoong, quien había estado tumbado recuperándose del golpe, se levantó al reconocer la voz que les habló. Vio a Yunho entre la multitud de policías y no pudo evitar evocar una sonrisa de alivio.

“Yunho”

Luego una cachetada lo devolvió al suelo. 

Perdiendo por un segundo la conciencia, Jaejoong se volteó de nuevo a su Jefe, viendo algo que lo dejó desconcertado.

¿Qué?

—¡¡¡Si quieres vete, lárgate, pero tendrás que vivir con el peso de tus decisiones!!!

Y ahí estaba el Jefe, de rodillas, apuntándose en la sien con el arma, como si por un instante hubiera perdido el raciocinio. Jaejoong jamás lo había visto tan desesperado como lo estaba en esos momentos. No entendía, ¿Por qué el Jefe quería acabar con su vida si era lo que más apreciaba? ¿Acaso lo estaba…manipulando?

—¡Vete Jaejoong! ¡Lárgate y déjame! —El Jefe empezó a sollozar.

—Jefe tranquilícese.

—¡No! ¡No lo hare! ¡¿Me quieres ver muerto, no?! ¡¿Quieres que sufra, no es así?! ¡Pues aquí lo tienes! ¡Un paso afuera y me vuelo los sesos, ¿Entendiste?! Afianzó con fuerza su arma, como si estuviera seguro de lo que iba a hacer y no tuviera marcha atrás. —¡Tendrás que cargar con el dolor de verme morir, ver morir a la persona que por años fue el único cariño que tuviste!
Y a eso, Jaejoong arrugó el entrecejo. El Jefe siempre utilizaba esa táctica, la táctica de controlarlo y hacerlo sentir culpable. Ya la conocía de mil maneras, ahora no caería, por lo que, aproximándose, Jaejoong estiró el brazo para quitarle el arma, esta vez poniéndosela él en la sien.

El Jefe abrió grande los ojos ante esa acción. —¿Q-que… h-haces?

—Al parecer tiene razón, aunque yo huya, nunca podre escapar de usted. Estamos unidos con un lazo que no se puede romper…

—Joongie devuélveme el arma, por favor. —Jisung se levantó del suelo, ya abandonando sus lágrimas de cocodrilo. —¿Qué carajos haces?

—Estoy cansado, no quiero vivir más. Quiero ir con mama.

—¡Devuélveme el arma en este mismo instante!

Jaejoong lo miró fijo.

—Hasta pronto, Jisung.

Accionó el gatillo y cerró los ojos… pero nada sucedió. La bala no salió de la pistola. Sonriendo con ironía, Jaejoong bajo su brazo, observando la expresión aterrorizada del Jefe. —Lo sabía, no estaba cargada. —Dijo y arrojó el arma al suelo, caminando luego hacia la salida.

Jisung se quedo con las palabras dentro de la boca. La voz del General aun se podía escuchar desde afuera. ¿Qué mierdas había sido eso?

—¿Sabe algo Jefe? —Jaejoong se giró antes de abrir la puerta. —Si aun le queda algo de aprecio por mí, si me ve como algo mas aparte de su alcancía personal, entonces me dejara ir. Porque yo creo que muy dentro de usted, aun tiene algo llamado corazón. Solo déjeme en paz, esta vez de verdad.

Y contrario a lo esperado, Jisung se le acercó, abriendo él la puerta. —Entonces huye, aléjate de mí antes de que me arrepienta. —Se rindió, pese a todo, se rindió. Tal parece ser que lo que decía Jaejoong era verdad: Aun le quedaba algo de corazón.

Con una última mirada, Jaejoong salto de la avioneta y corrió hacia los policías, casi tropezándose de lo rápido que iba. Al verlo, Yunho no dudo también en correr hacia sus brazos, reuniéndose pronto en un abrazo firme, ansioso y necesitado. Busco con sus labios su rostro, intentó besarlo pero Jaejoong le aparto la cara. Yunho comprendió al instante lo que esa simple acción significaba.

—Joven Kim, ¿Se encuentra bien? —El General Choi fue el que llegó después, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de Jaejoong.

—¡Mantenga las manos sobre su cabeza!

Los tres voltearon al escuchar como los otros policías sacaban al Jefe y a su cómplice de la avioneta, y los esposaban por detrás de sus espaldas, guiándolos hacia una de las patrullas estacionadas. Antes de meterse, el Jefe levantó su rostro para compartir una mirada con ambos, Jaejoong y Yunho. Yunho instintivamente abrazó más fuerte a Jaejoong. Una combinación de sentimientos, de recuerdos y dolores invadieron ese íntimo momento entre los tres, el cual tuvo que ser cortado cuando un policía empujó la cabeza de Jisung dentro del vehículo.

Todo había acabado.

Por ahora.

—¡Jaejoong!

Yoochun llegó corriendo después, sosteniendo su teléfono celular en las manos. Jaejoong se apartó de Yunho. —Yoochun…

—Acabó de llamar Junsu, tienen que ir rápido al hospital.

Ambos, Jaejoong y Yunho se voltearon a mirar. —¿Qué le pasa a mi abuela? —Jaejoong preguntó con la preocupación en la boca.

—Al parecer no se encuentra bien y los necesita a ustedes.

Tomando su mano para llevarlo junto a él, Yoochun emprendió camino con Jaejoong, siendo seguidos por Yunho detrás. Esperaban que no fuera nada grave, aun así ese pálpito insistente que nunca fallaba, les decía que las cosas no terminarían de manera feliz.

Que quizá aun había más tristezas que soportar.



..




Llegaron al hospital a eso de las 6:30 de la tarde. Junsu los estaba esperando en la antesala, con la garganta seca y sus facciones arrugadas por la preocupación. No creyó que el problema de Jisung se fuera a resolver tan rápido, pero daba gracias de que fue así. Al verlo, Jaejoong de inmediato se ancló a él, abrazándolo.

—¿Hyung estas bien? —Junsu le preguntó antes que nada.  

—Sí. —Jaejoong asintió. —¿Qué le paso a mi abuela? ¿Está bien?

A Junsu le costó abrir la boca para pronunciar palabra y cuando por fin lo iba a hacer, el médico a cargo se apareció frente a ellos, presentándose: —Buenas tardes, mi nombre es Lee Minki, el médico encargado de la señora Sooyun. ¿Son ustedes los familiares de ella?

Yunho fue el que tomó la palabra. —Si somos…

—…Sus nietos. —Jaejoong completó la frase.

—Bien, —Afirmó el doctor. —Lo que les diré es delicado, así que escuchen con atención. —Se sacudió los hombros y se aclaró la garganta. —La señora Sooyun esta en un muy grave estado. El golpe que recibió en su tórax le rompió dos costillas y una de estas le perforó el pulmón izquierdo. Debido a su edad es una lesión mortal, por lo que es probable que no sobreviva la noche.

Jaejoong se quedo sin aliento al escuchar las explicaciones del médico. ¿Eso quería decir que perdería a su abuela? ¿Justo cuando se había reencontrado con ella? Definitivamente la vida era muy injusta, brindándole felicidad y arrebatándosela en seguida de la manera más cruel. ¿Qué había hecho para merecerlo? ¿Nacer en el tiempo o las condiciones inadecuadas?

¿En el seno de una familia destruida?

Yunho se llevó una mano a la cabeza al comprender también la seriedad del asunto. Aunque no se hubiera mostrado en primera estancia complacido por la aparición de su abuela, ella era la mama de su mama, parte de su familia y el que ahora estuviera a punto de perderla, era un sentimiento que Yunho no estaba dispuesto a volver a pasar. Ya lo había experimentado con la muerte de su madre, no quería ver morir a otra persona cercana. No así.

No por culpa de alguien más.

—Ella quiere conversar con ustedes. —El doctor siguió algunos minutos después en los que dejó que los chicos lo asimilaran. —Quiere decirles algo antes de irse, ¿Quién va a pasar?

Mirándose entre todos, Yunho y Jaejoong dieron un paso al frente. El médico  rodeó entonces con sus manos las espaldas de los chicos para llevarlos a la habitación, dejando atrás a Yoochun y Junsu quienes solo suspiraron y se sentaron a esperar por el desenlace. No estaban seguros que sucedería, al menos querían que sus hyungs lo pudieran superar. Ya habían pasado por muchas desgracias en tan pocas horas.

Abriendo con cuidado la puerta en donde estaba recluida la señora Jung, el médico los invitó a pasar y después los dejo a solas, permitiéndoles tener un momento de privacidad. Con cautela, Jaejoong se acercó lentamente, observando a la anciana postrada en una cama, con un tubo de oxigeno pasándole por el ancho del rostro. Su piel estaba pálida y sus labios resecos. Era verdad lo que decía el médico, ella estaba muy vieja y el golpe pudo haber sido más fatal de lo que imaginaron.

Tal vez aquellos serian sus últimos suspiros de vida.

Del otro lado de la camilla se ubicó Yunho, sentándose en el borde. Vio que Jaejoong tomó la mano de la anciana y ella de inmediato se despertó, observándolos con los ojos cansados.

—Jaejoong… Yunho…  —Dijo en un aliento apagado.

Jaejoong se aproximó más. —Sí, estamos aquí abuela. Venimos a acompañarte.

La señora tosió leve. —¿Qué paso con Jisung? ¿Están bien?

—La policía lo atrapo abuela. —Respondió Yunho. —Se le van a imputar cargos y lo más probable es que vaya preso. Ya no tendremos que preocuparnos por él, ya no nos hará mas daño.

Aliviada por la respuesta, la señora Sooyun suspiró y se quedo un rato observándolos, detallando sus facciones. Aunque Jaejoong fuera el más parecido, realmente cada uno tenía algo que lo hacía recordar a su hija, al amor de su vida. Los ojos de ambos denotaban madurez pero al mismo tiempo inocencia; como si hubieran pasado por muchas cosas y a la vez no supieran nada sobre este mundo. Tal como era la mirada de su hija. Era la representación de la pureza enfrentándose a la adversidad.

Algo que no tenía Jisung.

En verdad era increíble como ambos podían ser hijos de un ser tan ruin como ese hombre.  

—Jae… —La mujer estiró su mano para acariciar su mejilla y en ese mismo instante una lagrima rodó por la suya. —Recuerdo cuando naciste, recuerdo la primera vez que te tuve en mis brazos. En ese momento fuiste la adoración de esta familia, el regalo más bonito que nos había dado Dios…

Jaejoong cerró los ojos por aquellas palabras. Él, que siempre se considero una equivocación, ahora se enteraba que fue adorado cuando recién llegó a este mundo. Era reconfortante, le hacía calentar el corazón. Al parecer su existencia si había valido la pena.

—Tu madre estaba muy feliz por tenerte. Recuerdo como llegaba de las noches de su trabajo solo para consentirte y estar contigo. Quizás no lo recuerdes porque estabas muy pequeño, pero ella siempre veló por ti… es mas… —Trasladando su mano a uno de los bolsillos de su vestido, la señora sacó de él dos fotografías. —Esto lo he conservado durante mucho tiempo. Era la esperanza que me tenía aferrada a encontrarte.

Al recibir las fotos y verlas, Jaejoong se destrozó por dentro. En una de ellas él estaba jugando en la espalda de su abuela y en la otra estaba siendo cargado por su madre. Un montón de lágrimas se le acumularon en los ojos al pensar lo hermoso que hubiera sido si esos dos escenarios se hubieran repetido a lo largo de su vida. Él sería una persona feliz, exitosa, y no hubiera tenido que pasar por tantas desgracias, por tantas necesidades. Él hubiera tenido amor… el amor que se le arrebató inmerecidamente.

—¡Por favor! —Jaejoong se desplomó sobre su abuela cuando la realización de lo que iba a suceder lo golpeó cruelmente. No, él no quería aceptar esta realidad, no quería que ella se fuera. —No te vayas… no me dejes… eres lo único que tengo parecido a una madre… ¡No quiero estar solo de nuevo! imploró con las lagrimas empezando a resbalar por su cara. 

—No lo estarás. —Su abuela lo consoló, también comenzando a llorar. —Yunho está a tu lado. —Dijo y tomó la mano del otro, acariciándola con los dedos. —Tú también debiste ser el orgullo de tu madre, su razón de vivir. La vida te la arrebató muy pronto, que injusto, te puedo asegurar que lo que ella menos hubiera querido era dejarte solo.

Yunho cerró fuertemente los ojos ante el recuerdo de su madre. Las palabras de su abuela le hacían evocar todo de ella: Su voz, sus besos, sus caricias; su deseo ferviente de verlo triunfar en este mundo. Acurrucándose, Yunho comenzó a llorar leve, deseando que el dolor pasara y no recordara más a su madre con tristeza. Era imposible, ella se había llevado una parte de él cuando se fue sin razón.

Algo que su abuela volvía a hacer.

—Ustedes deben permanecer juntos… deben ser el apoyo uno del otro y… deben amarse como hermanos. No deben manchar el recuerdo de su madre…

Y aquello era lo correcto, su abuela no quería que estuvieran juntos como una pareja, quería que se amaran… como hermanos, como lo que debían ser, no como sus corazones pecaminosos querían que fueran. La memoria de su madre no podía ser deshonrada por su egoísmo.

—Prométanme que lo harán… por favor… prométanme que seguirán como familia.

La voz de la anciana empezó a flaquear; su cuerpo a debilitarse lentamente.

Acortando la distancia Jaejoong le dio un beso en la nariz. —Lo prometo. —Dijo entre lágrimas. Yunho también levantó su rostro, el cual estaba rojo y completamente humedecido. —Lo prometo también.

Feliz por sus promesas, la señora Jung esbozó una pequeña sonrisa, tan linda que hizo a ambos suspirar ante su imagen. Luego, su respiración se fue entrecortando y la maquina a la que estaba conectada empezó a ser ruidos. Al parecer el momento había llegado. —Me siento feliz, me siento feliz… de que en el último día de mi vida, los encontré. Estoy feliz de que Dios me dio la oportunidad de verlos…

Ambos lloraron más fuerte por sus palabras. 

Con la poca fuerza que le quedaba, la anciana les rodeó las mejillas con sus manos: —No lloren por mí… por favor. Ha llegado el momento de estar con mi hija… con su madre y desde el cielo los cuidaremos… así que no hay necesidad de sentirse triste, porque ella y yo… estaremos… juntos a ustedes…

…Siempre.

Esas últimas palabras y la mujer cerró los ojos para la eternidad.

Llorando como un desdichado, Jaejoong se aferró a su cuerpo y Yunho se quedo en su lugar, inmóvil. La imagen era parecida a cuando su madre lo dejo… solo, en una oscuridad profunda, y con el resentimiento de saber que las cosas hubieran pasado de modo distinto si tan solo hubieran nacido en un mejor hogar.

Ya que mas daba, ahora solo importaba la promesa que le habían hecho, la promesa que debía ser cumplida sin objeciones.

Por su memoria y la memoria de su madre.



..




Media hora para las doce de la noche. Ninguno de los dos había abandonando aquel pasillo desolado del hospital.

Jaejoong, recargado contra la pared, estaba secándose el rostro con un pedazo de papel, mientras que Yunho, en la pared contraria, lo estaba mirando con ansiedad. No habían cruzado palabra desde que la abuela había muerto hacia unas horas y la conversación que tenían pendiente debía tomar lugar lo más pronto posible.

No podían seguir postergando lo inevitable.

—Jae…

Fue Yunho el que tuvo valor de hablar, acercándosele pero inmediatamente siendo rechazado por Jaejoong, quien lo empujó con sus manos. —Por favor Yunho, no lo hagas. —Le rogó.

—No podemos seguir fingiendo que no hay nada de lo que tenemos que hablar. Yunho dijo serio.

No en este momento.

¿Entonces en cual? ¿Vamos a esperar a que se torne más difícil?

Jaejoong se lamió los labios, con la atención fija en el suelo. Había algo que estaba molestando su cabeza y tal vez, tal vez si lo decía entonces iba a poder descansar. Tal como decía Yunho, no podía seguir retrasándolo. Ahora lo entiendo, ahora entiendo que fue lo que viste en mí.

Por lo aleatorio de sus palabras, Yunho arrugó las cejas. —¿Qué dices?

—¿Recuerdas que una vez te pregunte porque llame tu atención sin conocerme? Bueno, ahora lo sé, yo te guste la primera vez por el parecido que tengo con nuestra madre. Sientes un trauma por haberla perdido, así que te fijaste en mí como consuelo para seguir amándola. Tú me ves como ella.

¿Qué? —Por Dios Jaejoong, ¿Acaso te estás escuchando? ¿Acaso había perdido la cabeza?

—Tú me quieres porque te recuerdo a ella, así de simple.

—¡Yo no deseo de esa forma a mi madre! ¡Es grotesco que siquiera lo hayas pensado!

—¿Entonces porque te atraje la primera vez sin siquiera haber cruzado palabra? ¡¿Que otra explicación puede haber?!

Consternado, Yunho se llevó ambas manos a la cadera, intentando buscar explicaciones a la retorcida conclusión de Jaejoong, ¿Enserio creía que le gustaba por su madre? Si era así, entonces se había vuelto loco. —¿De dónde sacas eso? ¿Por qué de repente pensaste en esa posibilidad?

—El Jefe me beso cuando me preparaba para la venganza contra Lee Sooman. Jaejoong confesó y Yunho se quedo perplejo. Le pregunte porque lo hizo y solo me dijo que me parecía a ella. No puedo evitar pensar que tú lo haces por la misma razón. Al fin y al cabo, Sooman también me confundió con ella, ¡Todos ustedes me ven como ella!

Ok, Yunho no sabía que era peor: el hecho de que Jisung se hubiera atrevido a besar a Jaejoong sabiendo que era su padre, que lo hubiera utilizado para su venganza únicamente porque se parecía a su madre o que Jaejoong pensara que estaba enamorado de él porque le recordaba a ella. Cualquiera de las tres opciones eran horribles. —¿Cómo así que ese idiota te beso? ¡Lo voy a matar!

—¡Yunho! —Jaejoong interceptó a Yunho antes de que pudiera irse. Eso no es lo importante aquí, a mi no me interesa, solo quiero saber si lo que pienso es verdad.

¡Claro que no lo es! El estruendoso grito retumbó en todos los pasillos del hospital, provocando que varias personas asomaran sus cabezas para fisgonear que era lo que estaba pasando. Ante eso, Yunho decidió calmarse. Escúchame, puede ser que en algún momento te haya dicho que compartían algunos rasgos, es verdad, pero yo no te veo como ella. Ni siquiera las expresiones son iguales, ni su forma de ser, ni nada. Eres totalmente diferente a ella, yo no les veo ningún parecido.

Jaejoong bajo su rostro, sus labios temblando. ¿Entonces eso quiere decir que me parezco al Jisung? ¿Eso es lo que quieres decir?

“¡Por Dios!” Pensó Yunho ¿Qué le estaba sucediendo? Quizá Jaejoong estaba tan conmocionado por la muerte de su abuela que no estaba pensando con claridad. Estaba llegando a conclusiones extrañas y aquello no podía ser bueno. Jaejoong no podía seguir creyendo que su única razón de amarlo era su madre. Era obsceno y ridículo, era una inmoralidad.

¡Una tremenda estupidez!

Así que, acercándose, Yunho jaló a Jaejoong y lo envolvió en sus brazos, susurrándole al oído que todo estaría bien, que lo que estuviera pasando por esa cabecita suya solo eran delirios provocados por el dolor que lo abrumaba. Y Jaejoong se dejo convencer, tranquilizándose, desligándose del abrazo de Yunho en cuanto volvió a sus cinco sentidos. Ok, tal vez estaba exagerando, aun así  debían enfrentar su situación. Viendo como Yunho se acercaba para darle un beso en la frente, él lo detuvo, diciéndole:

Tenemos que cumplir la promesa que le hicimos a la abuela.

Yunho suspiró pesado. Lo sé… y lo hare.

Jaejoong asintió y tuvo intenciones de irse pero Yunho no había acabado. —Pero no pretendas que sea tu hermano por favor. —Le informó, sosteniéndolo del brazo. —Tan solo finjamos que no nos conocemos, no nos volvamos a ver y así será más fácil para los dos. Si realmente sentimos algo uno por el otro, es mejor que nos mantengamos separados. Quién sabe, tal vez en el futuro nos reencontremos y no sintamos nada. Dejemos que el tiempo actué. Y aquellas palabras fueron más difícil de pronunciar de lo que pensó que serian.

Como si le estuvieran clavando cuchillos en la garganta al recitarlo.

Jaejoong se quedo un rato mirándolo a los ojos, a decir verdad no muy complacido con sus palabras. No muy convencido con las propias. Aun así decidió asimilarlo, ser valiente y poner su honra antes que sus deseos.

—Entonces así será.

Caminando por el pasillo, Jaejoong se alejó de Yunho, no pudiendo evitar que su corazón se desgarrara a cada paso que daba. Era triste, era desolador, pero era lo que habían acordado y por mucho que doliera, él no podía ignorar la mirada aliviada que les dio su abuela cuando le prometieron que serian hermanos. Era como un último deseo que pedía y él quería tener el honor de brindárselo.

Así fuera contra su propia felicidad.




..




Toma esto. Te hará sentir mejor.

Changmin le entregó una taza de té caliente a su hyung y se sentó a su lado contra el espaldar de la cama. Yunho había llegado hacia una media hora y estaba hecho un desastre. Por supuesto, Changmin ya estaba enterado de todo lo que había pasado: del homicidio de Lee Sooman, la encarcelación del Jefe, la muerte de la abuela de Yunho y el hecho de que Jaejoong y Yunho eran hermanos.

De verdad, era increíble como tanto había pasado en apenas 72 horas.

—¿Quieres algo más? —Changmin preguntó cauteloso al ver el rostro de Yunho magullado por el llanto.

Este pronuncio un débil no.

Changmin se mordió la boca. —¿Qué hará Jaejoong ahora que murió su abuela? ¿Lo sabes?

—No lo sé.

¿Y que harás tu?

Yunho se demoró en contestar. La verdad ya lo había pensado con anterioridad, pero no sabía si era lo mejor que podía hacer. No sabía como Changmin lo iba a tomar. —Hace algún tiempo el General me ofreció un cupo en el servicio militar. Creo que iré…

La expresión anonadada de Changmin fue realmente genuina. ¿Eso significa que te irás? Preguntó con temor.

No te preocupes, tú podrás vivir con la señora Choi y el General. Lo tenía planeado así y creo que es la mejor opción.   

¿Como excusa para escapar de Jaejoong o…?

Esa pregunta y Yunho lo miró tenso, como si le quisiera decir que no había sido muy considerado de su parte. Sin responder, dejó su tasa en la mesa de noche y se recostó de medio lado en el colchón. Sintió como Changmin se le acomodó al lado y suspiró al sentir como la mano de este se posicionó sobre su brazo en un intento de consolarlo. Y es que Yunho realmente necesitaba consuelo, necesitaba que alguien le dijera que sería capaz de olvidar a Jaejoong para siempre. Eso sería difícil; lo había intentado antes, no había dado resultado.

¿Por qué tuvo que enterarse que era su hermano? ¿Por qué el destino los junto en primer lugar? Si no se hubieran encontrado aquel día en un callejón en Gongju, esto no estuviera pasando. Si se hubieran encontrando sabiendo que eran hermanos, quizás se querrían de esa forma.

No así, no perdidamente enamorados uno del otro.

Quizá la opción del ejército era como decía Changmin: Una buena excusa para escapar de Jaejoong.

Hyung, si te sirve de consuelo, yo siempre voy a estar aquí ¿De acuerdo? No te debes atormentar por todas las desgracias que han pasado, trata de ver el lado bueno, al fin Jaejoong se libró del Jefe.

Bueno, en eso Changmin tenía razón. Al menos Jaejoong ahora no tendría que soportar vivir bajo el yugo de ese horroroso hombre. Era libre ahora y su vida sería mejor. Yunho sabía que lo seria. Quería que lo fuera también, era obvio que si lo amaba solo le deseara cosas buenas en su vida.

Así él no fuera una de esas cosas buenas.

Volteándose, Yunho envolvió en brazos a su Changmin, acercándolo a su pecho. Tú eres mi verdadero hermanito ¿Lo sabes cierto?

Changmin rió por el comentario. Hyung no seas cursi.

No, lo digo enserio. No sé que hubiera hecho sin ti todo este tiempo. Le diste propósito a mi vida y aun lo haces, estando para mí cuando más lo necesito.

Está bien Hyung. Changmin palmeó la mano de Yunho que lo sostenía. Tú también eres mi hermano. Mi familia.

Quedándose acurrucados por un buen rato, ambos mantuvieron silencio mientras la noche oscura transcurría sin novedad. Luego, el gimoteó desdichado de Yunho se volvió a escuchar y Changmin se levantó un poco para limpiar su cara, retirando con sus dedos las pocas lagrimas que se le habían escapado de los ojos.

Hyung, no entiendo porque tienen que sufrir si se aman. Changmin dijo luego de pensar en que sus decisiones realmente eran muy extrañas.

Y honestamente Yunho tampoco lo comprendía. No comprendía porque tenían que auto infligirse este dolor.

—Quizá porque el amor a nuestra madre es más grande que el que sentimos por el otro.

Concluyó en un aliento lastimero.

Changmin quiso decir algo ante esas palabras, pero no encontró nada que expresar. Sencillamente el dilema de su hyung era tan grande que unas pocas palabras no serian lo suficiente para reconfortarlo. Nada era suficiente; así que lo mejor sería quedarse callado. Agotado, Changmin se rindió ante el sueño en el pecho de Yunho y Yunho se quedó mirando al cielo, a las estrellas que esa noche brillaban con una intensidad abrumadora. Aquella vista le hizo pensar en su madre, en su existencia como ángel en el cielo.

“Mama ojalas estuvieras aquí, al menos me dirías que debo hacer”

Y rezó en su mente.

Y se quedo dormido.



..

Nota: Drama, drama y mas drama. Me encanta escribir drama, no puedo vivir sin el. El próximo capitulo sera el final.

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6 comentarios:

  1. ohhhh por dios mi corazón duele, simplemente no puedo ver como sufren los dos , se me parte el alma, es que no es justo que después de tanto dolor y sufrimiento tengan que estar separados , se que son hermanos pero sigue siendo cruel todo lo que les paso, ya quiero leer el próximo capitulo espero lo puedas actualizar pronto

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  2. esto no puede estar pasando por que tanta crueldad si ellos se aman no importa que sean hermanos no creo que jamas se vean como hermanos y no entiendo por que no pueden estar juntos si es lo que mas desean y no sufrir por ello quiero un final feliz y con ellos juntos y muy felices por favor siiiiiiiiii no seas cruel con ellos ni con nosotras
    Gracias

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  3. Que pena que Yunho y Jaejoong esten sufriendo por saber que son hermanos ojala que pase algo para que ellos se puedan dar una oportunidad y ojala que el padre del Yunjae se quede preso para siempre y no salga nunca gracias por este capitulo esperare el siguiente con ansias

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  4. Realmente ellos siguen pasando por tantas cosas, yo solo deseo su felicidad, pero para que ellos la encuentren tendrán que ser un poco egoístas.

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  5. Abuuuuu pareciera que Yunho y JaeJoong estuviesen destinados a no ser feliz Y.Y

    Los lapsos donde no sufren son tan mínimos; Ahora que JaeJoong había conocido a su abuela, ella muere por culpa de Jisung -.-

    Y bueno ya de por si estar juntos como una pareja es imposible por ser hermanos.

    Yunho tu decisión de irte a la carrera militar me da mala espina.¿Qué hará JaeJoong?

    Gracias por el capítulo!

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  6. Hay algo que no me pasa pero no se q es!?
    Lo siento por jis pero se lo merece
    Nooooo yh no te vayas

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