Lady Marmalade - Prologo

Prologo

L

uces, cámara, acción.

Paris, Año 1921.

El famoso “molino rojo” había abierto sus puertas y en el lugar no cabía ni un alma más. Las paredes adornadas con terciopelo rojizo; cortinas, decoraciones y joyas resplandeciendo por doquier, y esa característica atmósfera sensual, climatizaban el lugar en donde los asistentes varones pedían sus bebidas y se preparaban para el show. Él se acomodó en su sillón, ubicado en uno de los balcones más exclusivos del lugar, en donde generalmente los comensales más ricos y poderosos se instalaban. Ya había venido varias veces antes para saber que ese puesto era el mejor lugar para poder disfrutar el show sin ninguna incomodidad.

—Ya veo porque te gusta este lugar.

Su padre a su lado hablo, recordándole su presencia.

—Pero está bien, supongo que está bien que te guste este lugar.

Él bajo la mirada, conociendo muy bien lo que su padre quería decir con esas palabras.

Luego el espectáculo comenzó.

Las chicas comenzaron a salir una por una, mostrando sus exuberantes atuendos y cuerpos, engatusando al público con sus encantos, cada una más despampanante que la anterior. Luego la chica del cabello rojo hizo su aparición, sacando primero una de sus piernas a través del telón rojo a modo de provocación. La gente se volvió loca pero él mantuvo la calma, acomodándose una vez más en su asiento. Empezó con su baile sensual, jugando con una especie de velo hecho de plumas que hacia juego con su corset rojo. Se acercó uno a uno a los asistentes más próximos al escenario, tentándolos y luego marchándose, dejándolos con la boca abierta.

Pobres hombres ilusos al imaginar que podrían tener algo con ella.

—Ahí lo tienen señores ¡Nuestra Lady marmalade! —el presentador del show animo al público recibiendo una gran vociferación por parte de los espectadores. Ella era una de las pocas chicas no europeas en el lugar, motivo suficiente para resaltar entre las demás. Su apodo había venido del mismo público y se lo había ganado gracias a su brillante cabellera rojiza, la cual contrastaba con su pálido rostro.  Sin duda era popular, deseada por muchos; misteriosa y atrayente, de verdad un reto para cualquier hombre.

—Me gusta ella —su padre volvió a hablar, recargándose sobre el respaldar del asiento y mostrando una gran sonrisa —Parece bastante valiosa, y ya sabes que nosotros solo tenemos lo mejor ¿No es así?

—Cierto.

—No me sentiría para nada insatisfecho si te relacionaras con ella…

El joven sonrío amargamente ante la ironía: Su padre prefería que se relacionara con una bailarina de dudosa reputación antes de permitir que se quedara solo, continuando con su vida de rebeldía y derroche. —Lady Marmalade es una mujer muy asediada, perseguida por muchos otros.

—¿Y? ¿Me estás diciendo que crees que no puedes? ¿No te sientes capaz, eh hijo?

Le devolvió la mirada a su padre, ofendido. —Por favor, tengo el encanto y el dinero para barrer a toda la competencia. Además, como sabrás, yo siempre obtengo lo que quiero.

—Casi siempre.

De repente, La conversación fue interrumpida  cuando ambos se dieron cuenta como ella se distrajo momentáneamente de su sensual coreografía, manteniendo sus ojos fijos en la entrada del lugar. Ambos hombres se inclinaron un poco hacia adelante, queriendo averiguar el motivo de su desconcentración.

Y ahí estaba…un hombre alto, delgado, de tez morena, cabello negro y rasgos asiáticos entró por la puerta y se instaló a muy poca distancia del escenario, colocando ambas manos en sus bolsillos. El más joven lo detallo de pies a cabeza: parecía ser joven, como de su edad, su vestimenta aunque aceptable no se veía ni de lejos costosa por lo que él dedujo que se trataba de un citadino común y corriente. Aun así algo dentro de su ser le dijo que ese hombre de pie en la planta baja no era solamente un sujeto común, y por la mirada que le daba ella, parecía significar algo más.

El recién llegado estuvo unos segundos más de pie, sin hacer nada más que mostrar una sonrisa pícara a la dama en el escenario y luego él se aproximó hacia ella, montándose en la plataforma, sorprendiendo a todos en el lugar. Sin duda era un hombre arriesgado. Ella trastabillo un poco hacia atrás por la acción del hombre pero luego se relajó, sintiéndose de alguna forma atraída por la osadía. Los hombres encargados de la seguridad hicieron el amago de ir y bajarlo pero ella los detuvo con la mirada, indicándoles que todo estaba bien.

Haciendo un acto de ilusión, el hombre saco de la nada una rosa de color rojo e hizo una reverencia hacia ella, entregándole la rosa en la mano —Para ti —le dijo seductoramente para luego besar el dorso delicadamente, manteniendo sus ojos puestos en los de ella.

La gente comenzó a chiflar y el hombre fue sacado por los hombres de seguridad, no sin antes dirigirle a ella un beso volador con la mano, soltando una sonrisa triunfadora.

El alboroto se calmó cuando el hombre fue sacado, y el presente en el balcón tan solo pudo retorcer sus puños sobre los antebrazos del asiento, sintiéndose intranquilo por lo que había acabado de presenciar.

“¿Y quién se cree ese que es?”

—¿Y ese aparecido quién es? —Como si le hubiera leído la mente, su padre comentó, mostrándose también molesto por el intromisión. —¿Esta es la competencia a la que le temes?

Ante la pregunta, el hijo solo le devolvió la mirada, mordiéndose el labio.

—¿Qué harás al respecto?

El padre volvió a preguntar y más rápido de lo que hubiera imaginado, el menor llamo a uno de sus guardaespaldas quien enseguida atendió el pedido de su jefe.

—¿En qué le puedo ayudar joven? —Tocándole el hombro, preguntó uno de sus guardaespaldas más jóvenes llamado Yoochun.

—Quiero una cosa —demandó y alejo su hombro con brusquedad puesto que odiaba ser tocado.

—Dígame señor.

—Quiero que averigüe todo del hombre que acabo de entrar. Nombre, edad, nacionalidad…todo. Algo me dice que esta no es la primera vez que viene aquí.

El guardaespaldas asintió obedientemente, sin atreverse a cuestionar, retomando su posición original de pie junto al sillón de cuero.

—Así me gusta hijo mío. —Su padre le mostro una sonrisa de satisfacción y le acaricio la cabeza.

Ese tacto no lo rechazo.

Un poco más relajado, el más joven volvió a recostarse en el espaldar de su asiento mientras prendía un tabaco y se lo ponía en la boca. Lo averiguaría, tarde o temprano sabría quién era ese hombre que tuvo el atrevimiento de acercarse a la chica que su padre ya había reclamado como suya, y estaba seguro que no faltaría mucho para hacerle saber a ese sujeto que con lo ajeno no se juega.

..

Nota: Vengo a saludarles luego de mucho tiempo de no publicar nada. La verdad, el año pasado fue un año muy ocupado para mi, también sufrí de falta de inspiración para escribir por lo que no pude publicar nada en todo el año. 

Ahora hablando del Fic, esta idea nació incluso antes que acabara mi ultimo Fic. Esta inspirada en la canción Lady Marmalade y en el Moulin Rouge de Paris (Si algún despistado no sabe que es el Moulin rouge les dejo el link de nuestro siempre amigo Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Moulin_Rouge). Cabe aclarar que este Fic no es una adaptación de la historia de la película de Moulin Rouge. Es mas, cuando pensé la historia ni siquiera sabia de que se trataba la película, y solo fue hasta que leí la sinopsis que pensé que quizá se parecía un poquito a la idea concebida en mi cabeza. Aun así, es distinta en muchos puntos y por lo tanto no se puede tomar como una adaptación. 

Este fic es un poco diferente a lo que he escrito antes y por eso me entusiasma. Espero que le den una oportunidad  y espero también no demorar mucho con las actualizaciones (Y no se preocupen, nunca dejo una historia sin terminar). Tengo planeado hacerlo mínimo de 10 capítulos, aunque puede extenderse si se me ocurren mas cosas. 

Espero comentarios y Hasta pronto. :D