POV Yunho
Espera
S
|
iento
que voy a morir.
Siento
que voy a enloquecer.
Siento
muchas cosas en este momento. Mi mente me sigue culpando por lo que paso y sé
que tiene toda la razón. Es mi culpa, no debí hablarle así, y hacer que
escapara de mi lado. Fui un total estúpido.
Me
pregunto cómo estará. Si estará bien, si estará mal, si estará aguantando
hambre o necesidades. Creo que lo más probable es lo último. Sé que Jaejoong
jamás había salido de la casa hogar por sí solo, así que no creo que se esté
acoplando bien allá afuera. Quisiera estar con él para protegerlo o cuidarlo… pero
ni siquiera sé donde está.
Estos
últimos días han sido una pesadilla para mí. No como bien, no duermo bien, ando
de mal humor todo el día y creo que se está notando. Me vuelvo loco sin él.
Le
pedí al director dejarme quedar unos días más en el orfanato para así poder saber
de ti si acaso regresas. Él acepto y yo me quede, y lo bueno de esto es que
puedo salir sin ningún impedimento para así poder buscarlo. Me he recorrido
casi toda la ciudad. He pasado por Insadong, Myundong, Gangnam y muchas partes
más, por el sur y el norte de la ciudad, y no he visto ni siquiera un mínimo
rastro de Jae.
¿Ahora
me odias Jaejoong? ¿Por lo que te dije? No fue mi intención herirte, solo
quería lo mejor para ti. Eso es algo que odio de mí, nunca mido el poder de mis
palabras y después estoy pagando caro por eso.
—¿Nada
que aparece? —Me pregunta un preocupado Jeonguk al ver mi mueca de fastidio
mientras estoy almorzando en el orfanato. Sé que mas de que se preocupe por Jaejoong,
el se preocupa por mí. Por mi estado de ánimo. De alguna manera, le agradezco
por eso.
—No,
nada. —Le respondo fríamente. Ya hasta se me han quitado las ganas de hablar.
—Qué
pena. —Se sienta con su bandeja frente mío.
No
digo nada más y solo me limito a comer mi almuerzo.
—Así
que “ese” no aparece, ja ese ya debe estar muerto por allá, no creo que haya
podido soportar ni dos días ese mariquita. —Oigo decir a Kyhyun que pasa detrás
de mí con su manada de ineptos. Sé que lo hace con la intención de ofenderme
porque siempre alza la voz cuando estoy cerca, diciendo esos comentarios tontos
e hirientes. Ha estado así las últimos días y honestamente ya me está hartando.
Mejor dicho, ya me harto ese imbécil.
—¿Puedes
repetir lo que dijiste? —Le exijo desafiante levantándome de la silla. Ya no
puedo soportarlo más.
—¿Qué?
—Voltea hacia mí. Todo su grupito también lo hace.
—Repite
lo que dijiste.
—Estoy
hablando con ellos, no contigo. No te entrometas en lo que no te importa.
—Y
tú no vayas por ahí diciendo estupideces como la que dijiste hace un rato. A nadie
le importa tus tonterías. —Contraataco.
Él
deja su bandeja en la mesa y se acerca a mí, preparado para enfrentarme. Aun
así, no le tengo miedo.
—¿Qué?
¿Estás enojado porque tu “noviecita” se fue de aquí? Porque todos creemos que
lo que ustedes tenían era más que solo una simple amistad ¿O me lo vas a negar,
Jung Yunho?
—Ni
a ti ni a nadie le interesa saber eso, así que deja de ser tan metido.
—Eso
mismo te digo yo a ti, no te metas en mis conversaciones.
—
Me meto porque me lo estas restregando en la cara, hablando de él como si no
tuvieras ni un poco de decencia. Que lastima me das.
Todos
los demás chicos de la casa se acercan al ver que se avecina una pelea,
queriéndole echar más leña al fuego.
—Yunho
deja de jugar conmigo, si no quieres meterte en problemas como la otra vez. —Dice
serio. En realidad, sus amenazas hasta me dan risa.
—Entonces
detente de hacerlo, detente de hablar de Jaejoong. ¿Qué acaso no te puedes
controlar con él, cierto? ¿Qué acaso estas tan enamorado que necesitas estar
hablando de él a cada rato?
Sí,
me he dado cuenta Kyhyun, yo no soy tan estúpido como tú crees. Él tan solo se
queda callado mientras un gran “uhhhhhh” inunda el comedor.
—
¿Qui... en… porque crees eso? —Tartamudea, delatándose a sí mismo.
—Por
dios, Kyhyun, eres tan obvio. Solo lo molestas porque piensas que esa es la
única forma de acercarte sin temor a revelar a tu naturaleza homosexual.
—¡Cállate!
¡Tú eres el puto aquí! ¡Tú eres el que se revuelca con él cada vez que tienen
oportunidad!
—Tienes
razón, yo también soy así, pero yo no soy como tú. Yo no ando fastidiando a los
demás para sentirme superior, yo no ando intimidando a la persona que me gusta
por temor a que se dé cuenta de lo que siento. Solo eres una basura, Kyhyun,
además de gay reprimido. Y si, estas en lo cierto, yo me ando revolcando con Jaejoong
cada vez que puedo, y ¿Quieres que te cuente algo? Jaejoong en la cama es
delicioso, espectacular. —Le recalco esto último. Todos en la sala quedan
asombrados ante mi confesión.
Él
se queda sin habla y yo no puedo creer que este admitiendo ser gay ante todos y
que me importe una mierda. Esto se siente tan genial. —Ahora si me disculpas,
tengo que ir a buscar a MI novio, permiso. —Salgo firmemente del comedor,
mientras Kyhyun se queda petrificado en medio del comedor. Su expresión es tan
graciosa.
Los
cuchicheos y murmullos no se hacen esperar. Sé que hablan de mí, de Jaejoong y
de Kyhyun pero no me importa. Ahora lo único que me importa es encontrar a Jaejoong.
..
Bajo
el intenso sol que hoy hace en Seúl, llevo un mapa con el propósito de buscar a
Jaejoong. En el mapa, señalo los lugares por los que ya he buscado y señalo
también por los que me faltan por buscar. Esto es muy agotador y estresante,
pero lo único que me mantiene luchando es la esperanza de encontrar a mi Jae.
Sano y salvo.
Reparto
algunos volantes (los que la gente sin consideración tira apenas recibe), y
entro en algunas tiendas preguntando si lo han visto o no. La policía tiene
registro de que esta desaparecido, pero como es un huérfano y no tiene familia
que presione para que lo busquen, no tienen afán por buscarlo. La casa hogar
tampoco pone de su parte, haciendo que todo el trabajo recaiga en mis hombros.
Una sola persona buscando a otra sola persona en una ciudad que a pesar de que
no es tan grande, tiene a millones y millones de personas, es frustrante y
hasta yo diría, casi imposible.
Pero
mi espíritu no decae y creo que tengo que darme crédito por eso. Muchos en mi
lugar ya hubieran desertado (y eso que llevo buscando menos de una semana) pero
yo se que el amor lo puede todo y yo se que lo voy a terminar encontrando.
Bueno, eso sono algo cursi.
Voy
caminando y paso por la biblioteca en las que solía “pedir prestado” libros
para que mi hermoso Jaejoong leyera. Dudo si entrar o no. Conociendo a Jaejoong
tal vez estaría dentro devorándose uno de los miles de libros que se encuentran
allá, pero no estoy muy seguro si estoy equivocado o no.
Dejando
atrás mis dudas decido entrar en la biblioteca.
Entro
y una bella vista se muestra delante de mis ojos. En realidad, esta biblioteca
es muy bonita. Normalmente yo venía por la noche (ya que era el mejor lapso de
tiempo en donde podía escaparme y a la vez robar libros) así que no podía
apreciar la magnificencia de esta biblioteca. Pero viéndola ahora, es mucho más
impresionante de lo que veía antes. Hay mucha actividad, muchos estudiantes y
mucha más gente, bueno creo que eso es obvio, pero me parece que le da un
enfoque más familiar y no tan sobrio.
Embobado
me encuentro con el aspecto de la biblioteca que no me doy cuenta cuando un
chico llega por la puerta, llevando más libros de los que puede cargar. Hasta
le tapan la cara. Gracias a la cantidad de libros que acarrea se le caen
algunos en el suelo. Creo que lo mejor es ayudarlo. Me dispongo a ayudarlo
cuando veo su hermoso rostro sobresalir de todos esos libros. Ese…es…mi…Jae…
—¿Necesitas
ayuda? —Le pregunto. Él me ignora. —Jaejoong. —Él voltea esta vez y bota todos
los libros al suelo debido a la impresión de verme.
—Yun...ho…
—Tartamudea.
—Jae…
joong. —Lo imito molestándolo.
—¿Qué
haces aquí?
—Vine
por ti. —Me le acerco acunando su rostro entre mis manos, él parece un poco
nervioso ante mi tacto.
—Tenemos
que recoger esto. —Trata de escapar de la situación desviando toda la atención
a los libros que boto.
—Está
bien, te ayudare. —Le ayudo a recogerlos y a ponerlos en una estantería donde
dice “Libros donados”.
Justo
cuando el pone el último libro en la estantería, lo jalo del brazo llevándolo
al lugar más oscuro y solitario de aquella biblioteca. Él trata de resistirse
pero al final se deja.
—Ahora
sí, me vas a explicar. —Le exijo justo cuando llegamos al lugar. Él tan solo
baja la mirada incapaz de hacerme frente. —¿Por qué escapaste de la casa hogar,
ah?
—Porque
si. —Finalmente me dice. Esto va a tomar tiempo.
—Jaejoong
no juegues conmigo.
Se
queda callado.
—¿Qué
acaso estás enojado por lo que te dije que día?
Se
cruza de brazos y aparta la mirada. Es obvio que sí.
—Jaejoong
si es así, yo no quise…
—Cállate
Yunho. —Me dice con una frialdad que desconozco de él. No puedo soportar su
actitud, y lo cojo por los hombros estampándolo contra el mueble de libros que
se encuentra detrás de el.
—¿Sabes
lo preocupado que me has tenido estos días? No he podido ni comer bien, ni
dormir bien, ni estar tranquilo. Jaejoong, dime lo que te pasa, dime.
Levanta
la cara decidido a responderme. —Yunho, tú me dijiste que ya no querías estar
conmigo ¿Qué más podría hacer? —Su voz comienza a temblar, un signo evidente de
que está a punto de quebrarse.
—¡Yo
no te dije eso, Jaejoong! ¡Porque pones palabras en mi boca que nunca dije!
—¡Tenias
la intención de decirme eso! Yo solo hice… lo que creí conveniente.
—¿Y
acaso crees conveniente irte y abandonarme así, ah Jaejoong? —Agarro
fuertemente su cara obligándolo a que recapacite. —¿Acaso crees conveniente
irte, salir a la calle a pasar hambre y frio?
Cierra
los ojos, sus lagrimas comienzan a fluir. —Yo no quiero molestarte.
—¡Deja
de decir eso ya! Tú no me molestas, yo te amo, ¿Lo entiendes? Y si me voy es
porque ya no puedo seguir en la casa hogar, no porque quiera alejarme de ti.
¿Por qué es tan
difícil que lo entiendas?
Él
aparta la mirada con el ceño fruncido, una clara señal de que está enojado
conmigo, ¿O tal vez está enojado consigo mismo?… Aishh no se a veces Jaejoong
es tan difícil de comprender. Cuando creo que lo conozco bien sale con acciones
como están que me dejan otra vez en ceros.
—¿Te
molesto lo que te dije que día?
Asiente
con la cabeza pero no lo veo muy convencido.
—¿Así
que por eso escapaste, cierto?
Se
queda callado de nuevo. Dios, Jaejoong. —Yo…solo quería… que tú te preocuparas
por mí, que… me salieras a buscar, lo siento, hice una rabieta, perdóname. —Se
lanza a llorar a mis brazos. —Una parte de mi quería irse y dejarte atrás, pero
la otra parte tan solo quería que me encontraras. —Así que esas fueron sus
razones, ahora soy yo el que se siente mal.
—Ya,
shhh, silencio. —Trato de confortarlo entre mis brazos, acariciándole
suavemente la espalda. Sé que yo estaba un poco enfadado con él pero después de
todo, Jaejoong es un muchacho herido, quien no había conocido el amor hasta que
llegue yo a su vida. Tal vez su actitud no fue la mejor, quizás fue algo
exagerada, pero a él todavía le faltan por sanar muchas heridas de su corazón,
y yo en vez de juzgarlo debo guiarlo y amarlo a pesar de todo. Eso debo hacer.
—Yunho,
te he extrañado. —Dice entre sollozos. —Ha sido muy difícil sin ti.
Lo
alejo un poco para poder observar su cara, la cual esta húmeda y roja. —¿Dónde
te has quedado todo este tiempo?
Duda
en responderme, sabe que lo voy a regañar —En la calle. Bueno en realidad en un
lugar de construcción, en un cilindro de cemento. —Esto me lo dice bajito, como
si quisiera evitar que yo lo escuchara. Yo solo abro mis ojos ante la confesión
pero decido calmarme para no alterarlo.
—¿Has
comido bien?
Niega
con la cabeza.
—Oh
Dios Jae, eres un tonto.
—Yo
he comido con el dinero que me dan trayendo libros, mas sin embargo…
Lo
atraigo a mis brazos y lo abrazo de nuevo.
—Ya
no tendrás que hacer eso. —Le acaricio la cabeza. —Ven, vayamos juntos al
orfanato. —Lo jalo instigándole a que me siga pero él se retiene.
—¡Noo!
¡No quiero volver allá! ¡No quiero volver si tú no estarás allá!
Por
Dios, no otra vez esta discusión. —Jae no puedes seguir viviendo en la calle,
es mejor que estés en el orfanato, además yo te visitare cada vez que pueda. —Trato
de decirle en el tono más amable que puedo.
—¡No
iré Yunho! —Argg ¿Por qué este chico es
tan terco?
—Jae
no discutas…
—¡No!
—Trata de huir pero lo retengo entre mis brazos, plantándole un beso en los
labios. Es lo único que se me ocurre hacer.
—¿Cuántas
veces te tengo que besar para que recapacites? —Le susurro suavemente sobre sus
labios cuando me aparto de su boca.
—
Ninguna.
Vuelvo
a besarlo pero esta vez mas apasionadamente. Él trata de alejarme, pero no
puede hacerlo. Estamos luchando con nuestros cuerpos y nuestras bocas. —¿Ahora?
—Le pregunto con aliento demacrado. Ese beso fue demasiado intenso.
—No.
—Me responde también sin aliento.
Lo
vuelvo a besar más fuertemente. Nuestros cuerpos chocan contra los libros y los
muebles del lugar, gracias a la intensidad con la que estamos peleando. —¿Y
ahora? —No puedo respirar.
—No.
—Bien.
Otra
vez lo beso, abriendo más su boca, dejando que mi lengua entre y explore su
cavidad. Él intenta correr, pero lo detengo, levantando sus piernas haciendo
que se enrolle alrededor de mi cuerpo. Lo sostengo del trasero para evitar que
se caiga y él se sostiene de mí por los hombros. Sus besos comienzan a ceder,
indicándome que también los extrañaba tanto como yo lo hacía.
—¿Y
ahora? —Le pregunto por enésima vez.
—No.
Esta
vez él es quien se lanza a besarme apasionadamente mientras que sus manos
juguetean con mi cabello. De un momento a otro me muerde fuerte y yo en
venganza lo muerdo a él. Nos separamos cuando el aire comienza a faltar en
nuestros pulmones. —¿Ya te convencí?
—No
lo sé.
—No
te volveré a besar hasta que me digas que sí.
Hace
un lindo puchero. Dios Jaejoong, me dan ganas de hacerte el amor aquí mismo en
esta biblioteca. —Tú no lo entiendes Yunho. —Dice alejándose de mis brazos. —Volveré
a ser como era y a sentirme como me sentía antes de que tú llegaras a mi vida.
Eso me entristece tanto… que… yo… —Deja escapar un suspiro entrecortado,
bajando la cabeza, incapaz de terminar su frase.
—Jae,
no volverá a ser igual. Ahora sabes que hay alguien en el exterior que pensara
en ti, te cuidara y te amara, aunque sea desde lejos. Prometo que no volverás a
sentir la soledad que sentías antes de conocerme. —Aprieto con mis manos sus
manos, dejándole saber que no está solo, que siempre estaré de alguna manera
junto a él.
—Los
días sin ti serán tristes… y aburridos.
—Les
diré a los chicos que te integren. Si no lo hacen los golpeare, enserio. Y tú
también déjate integrar, si no lo haces…
—¿Me
golpearas?
—Algo
así. —Digo con una sonrisa melancólica, siento que mis lágrimas también
empiezan a brotar.
—Está
bien, tú ganas. —Dice estirando su boquita para que lo bese sin embargo no lo
hago. Él protesta tiernamente.
—No
lo has dicho. —Bromeo con él.
—¿Qué
cosa?
Levanto
una ceja ante su respuesta.
—Bien,
me convenciste, iré de vuelta al orfanato.
—Buen
chico. —Le sonrió y lo vuelvo a besar, guiándolo hasta la salida.
..
—Prométeme
que me visitaras seguido. —Me dice Jaejoong sentando encima de mi maleta.
—Lo
prometo. —Acuno su cara y le planto un tierno beso en la nariz. —Y tu prométeme
que te portaras bien y que hablaras con los demás chicos.
—Está
bien, lo prometo. —Imita mi acción anterior besándome también en la nariz.
Ha
pasado tan solo un día desde que encontré a Jaejoong pero sin embargo me tengo
que ir ya que es el trato que tenia con el director. Yo lo encontraba y después
me iba. Tan solo nos quedo tiempo de hacer el amor una vez más y eso. Y ahora,
sentados en la antesala, esperamos a la patrulla de policía que me llevara a
casa.
—Creo
que tendré que hacer eso después de que devolviera todos mis libros nuevos. —Me
dice después de un rato.
Luego
de salir de la biblioteca Jaejoong decidió devolver los libros que yo le había
regalado y por eso, llevamos todos los libros a su hogar original. Pude ver
como su carita se ponía triste al regalar todos esos libros pero yo le prometí
que como ahora volvería a trabajar en el taller, le compraría miles y miles de
libros más, incluso hasta le compraría la biblioteca nacional de corea. Él se burlo
ante lo iluso de mi comentario.
—También
te tengo que comprar un celular, para hablar todos los días contigo. —Le digo.
—Yunho
no gastes tu dinero en mí, estoy bien así.
—Jae.
—Vuelvo a coger su cara. —Una de las razones por las que me quiero ir es porque
quiero trabajar para ti, quiero que todo ese dinero sea destinado a ti.
En
su cara se dibuja una linda sonrisa mientras digo esas palabras.
—
Además que rico seria despertarme todas las mañanas oyendo tu voz e irme a la
cama de la misma manera.
—Yunho
eres tan cursi. —Jae se sonroja.
—Y
podemos practicar un poco de sexo telefónico también. —Cambio mi modo romántico
a uno descarado.
—¡Yunho!
—Él me golpea el pecho, fingiendo indignación. Mm algo me dice que le gustara
la idea.
Yo
me rio ante sus expresiones.
—Aun
así. —Me dice después de un rato. —Me siento mal que tú trabajes y yo no haga
nada para ayudarte.
—Yo
no trabajo solo para ti Jae, yo trabajo para nosotros. Quiero que cuando salgas
de acá tengas un futuro, quiero que estudies para que seas escritor, y quiero
que cuando salgas de acá ambos tengamos una vida mejor.
—Yunho
eso es tan lindo pero en realidad no creo que pueda estudiar apenas salga de
aquí, ni siquiera tengo el título de bachiller ¿Cómo pod…? —Lo callo besándolo.
No quiero oír que se rinda ante sus sueños.
—Hallaremos
la manera. —Le respondo y él se calla.
—Bueno
de todas maneras todavía queda mucho para que yo salga. —Murmura como si
estuviera hablando consigo mismo más que conmigo.
—Tres
años. —Le respondo.
—Exacto.
—Es
el tiempo suficiente para que yo te pueda armar una vida allá fuera. —Le digo
tratando de animarlo. Siento que otra vez esta triste.
—Supongo. —Se entretiene con los dedos de sus
manos. —Pero para mí es demasiado tiempo sin ti.
¿Ouchh, que este niño
no entiende?
—Jae
ya te lo dije, esto no es una despedida para siempre, es un hasta pronto.
—Lo
sé, lo sé… pero tengo mucho miedo a que te olvides de mi. Eres mi guapo Yunho y
yo se que te puedes conseguir a alguien mejor.
Ahora
sé por dónde va el asunto. Su inseguridad y su falta de confianza es lo que más
le perjudica. —Jae, a pesar de todas esas personas yo te elegí a ti. Elegí al
chico tímido, callado, que nadie quería y que ni el mismo se quería. Tu eres
tan diferente a todas las personas que he conocido y tú me has enseñado tantas
cosas. Tantas cosas del amor y de la vida, que dudo que con otra persona las
haya podido aprender.
—Yunho…
—Susurra, profundamente tocado por mis palabras.
—Sé
qué piensas que yo fui el que te salvo a ti, que tú eres el que necesita de mí.
Pero es al revés. Tú fuiste quien me salvaste a mí, yo soy el que más necesita
de ti. Y por eso es que no debes tener miedo a perderme, porque yo no me
alejare de ti. Tal vez mi cuerpo se aleje pero mi corazón siempre estará
contigo. Siempre.
Toco
su corazón con mi mano y el pone su mano sobre la mía.
—Llegaste
en el momento más importante de mi vida. —Se atreve a decirme – Y yo no dejo de
estar tan agradecido contigo por eso. Eres el chico divertido, molesto,
entrometido, escandaloso, hiperactivo, —No estoy seguro si me está alagando o
si en realidad me está criticando. —Pero a pesar de todo, muy noble, que me
enseño las cosas buenas que tiene la vida. Te amo.
—También
te amo. —Le digo y no puedo evitar que una lágrima se me escape de los ojos.
Esas palabras fueron tan hermosas. Me siento tan realizado al lograr que Jaejoong
se sintiera feliz con su vida, y aunque sé que todavía queda trabajo por hacer,
yo tengo la fe de que lo va a lograr. Él lo hará.
Luego
de nuestros discursos, nos besamos como si no hubiera un mañana. Yo lo sostengo
de la espalda mientras que él cierra sus brazos en mi cuello, como si estuviera
aferrándose a mí. Tal vez sea el último beso que nos demos en un gran tiempo,
así que quiero que sea memorable, tanto para él como para mí.
La
bocina de la patrulla de policía nos indica que la hora de irme ha llegado,
haciéndonos separar de nuestro beso. Con una incómoda sonrisa de felicidad y
tristeza, Jaejoong me acomoda la ropa y me ayuda a bajar la maleta para meterla
en la cajuela del auto. El director del orfanato llega a despedirme y algunos
de mis compañeros también lo hacen. Me despido de todos y abro la puerta del
carro para entrar.
—No
olvides la promesa que me hiciste. —Le digo a Jaejoong sosteniéndole una mano. —Yo
no olvidare la promesa que te hice. Hasta pronto. —Le digo mientras beso su
mano. Su rostro está lleno de lágrimas.
Me
meto en el auto y él se aleja hasta quedar justo debajo de la puerta principal
del orfanato. La patrulla comienza su marcha y yo me volteo para mirar por la
ventana de atrás. Puedo ver como Jaejoong (aun con todo y lágrimas) me brinda
una tierna sonrisa, mientras alza su mano batiéndola en modo de despedida.
Cuando
pierdo la vista de él, me volteo y saco de mi bolso el regalo que me dio ayer
por la noche justo cuando acabábamos de hacer el amor. Lo acaricio y sonrió,
mirando el titulo de la novela que escribió “Lonely heart”: la historia de un
triste huérfano que un buen día encontró al amor de su vida, Jung Yunho.
Vuelvo
a meterlo en el bolso, sonriendo esperanzado de que nuestro futuro será mejor.
Mucho mejor.
Fin
..
T0T que hermoso. .!!! Llore con este cap mas que con los anteriores buuu
ResponderBorrarMe encantó el fic y definitivamente este entra en mi lista de los mejores fic que me eh leido gracias por compartitlo cMila
Cielos fue hermoso *w* y me hizo soltar lagirmas...de felicidad y melancolia....awww que esos tres años pasen rapido y que Jae y yunho esten juntos como debe de ser.....dice Fin ...pero veo que hay otro llamado libertad....me alegro el final es romantico pero triste y quisiera leer cuando se reecuentran....Gracias por el Cap....^^
ResponderBorrarEs muy hermoso y tierno este amor de la pareja que amamos tanto.
ResponderBorrarGracias