POV Jaejoong
Melancolía
Y
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sigo, y sigo, y sigo dando vueltas. Es lo
único que he hecho durante tres días. Tres tristes días desde que me escape de
ese orfanato. Sé que no es la mejor decisión que pude haber tomado pero fue la
única que se ocurrió en esos momentos. No podía estar más en ese lugar, en ese
lugar que me trae tantos recuerdos malos y tristes. Y es un tanto irónico
pensar que en ese mismo lugar, es donde encontré la mayor felicidad de mi vida,
es donde encontré a yunho, y temo que ese recuerdo tan feliz se convierta en
otro recuerdo triste y vacio, así que lo mejor es escapar y olvidarme
completamente de ello.
Yunho
me dijo que no me quería más en su vida y eso es lo que voy a hacer,
desaparecer de su vida y la vida de todos. Hacer como si la tierra me hubiese
tragado y comenzar un nuevo ciclo, aunque no sé si sea capaz de lograrlo. Lo
intentare.
Y
aquí me encuentro, vagando y vagando por las calles de esta ciudad que a duras
penas conozco. No es como si nunca hubiera salido del orfanato, solo es que
nunca salí de orfanato totalmente a solas y por mis medios. Estoy un poco
asustado gracias al ruido, el movimiento y la grandeza de esta ciudad, pero
supongo que me puedo acostumbrar. Es lo único que puedo hacer.
No
he comido casi nada en estos últimos días, me duele la cabeza y mi estado de
ánimo va empeorando hora tras hora. Te extraño tanto… pero creo que es lo mejor
para ambos. Tu mismo lo dijiste. Me pregunto si me extrañas tanto como yo a ti.
Cae
la noche y busco algún refugio seguro ya que creo que va a llover. Y como si el
cielo me hubiera escuchado, un fuerte aguacero inunda la ciudad de seoul. Me
refugio en una pequeña estructura cilíndrica abandonada en algún tipo de lugar
de construcción. Hace mucho frio, siento como el agua entra al cilindro y moja
las extremidades inferiores de mi cuerpo. Deseo tanto que estés aquí, que me
protejas y que me des calor con tus fuertes brazos, pero eso es algo a lo que
renuncie y debo acostumbrarme a estar sin ti. Debo ser fuerte, aunque ya este
cansado de ser fuerte toda mi maldita vida.
Acurrucado
sentado en el cilindro, abrazo mis piernas y siento como además del agua que
entra, mis lágrimas comienzan a humedecer mis rodillas. ¿Qué acaso nunca seré feliz?
Me
dispongo a dormir sentado, pero creo que esta noche tampoco dormiré.
..
Por
la mañana el ruido de las maquinas y de los obreros me despiertan. A pesar de
toda la incomodidad, el frio y la tristeza, alcance a conciliar el sueño pero
aun así, me siento muy cansado.
—Oye
tú. —Exclama uno de los obreros, quien esta asomado por el extremo del
cilindro. —¿Qué haces ahí solo? Ven sal. —Me dice gentilmente, estirándome una
mano. Dudo si agarrarla o no, pero al final lo termino haciendo. Me ayuda a
salir y trastabillando un poco pongo los pies sobre el piso. Veo como él me
mira de arriba abajo, con una mirada que tiene de todo menos inocente. Me
siento un poco incomodo.
—Y
dime dulzura ¿Por qué estas aca? —Me pregunta rozando una de sus manos sobre mi
mejilla, yo la aparto de inmediato.
—¿Oye,
porque tan tímido? —Se me acerca y yo
retrocedo lentamente. Él se ríe y yo solo quedo mirándole con mi cara seria. No
tengo un buen presentimiento acerca de esto. —¿El gato te comió la lengua? —Con
sus manos agarra bruscamente mi cara, yo trato de zafarme pero él es más
fuerte. Ahora sé que mi mirada es de temor. —No hay necesidad de sentir miedo, no
te hare nada. —Me dice mientras se acerca más. Me pega a él, enrollando sus
brazos en mi espalda, los míos están atrapados sin posibilidad de moverse. —Se
que eres un muchacho, pero con esa carita tan linda, no me importa que seas, yo
igual te cojo. —Susurra. Recuerdo que Yunho alguna vez bromeo sobre mi
apariencia, diciendo que tenía una cara y un cuerpo bastantes femeninos, que
tal vez por eso me molestaban los otros. Ese recuerdo llega de golpe a mi
cabeza apenas ese obrero me dice eso.
—¡Oye!
—Grita otro obrero. — Deja de molestar
chiquillos y más bien ven a cumplir con tu trabajo.
El
obrero que me sostiene se ríe escandalosamente, suavizando el ajuste de sus
brazos y yo aprovecho esto para empujarlo, y salir corriendo. Salto una cerca y
me adentro de nuevo en la ciudad.
Cuando
siento que ya estoy lo suficiente lejos, me detengo, apoyando una mano sobre un
poste para recobrar el aliento perdido. Nunca en la vida me habían acosado,
nunca me habían dicho nada como eso (bueno, aparte de las indecentes palabras
que me decía Yunho). Creo que la ciudad es más peligrosa de lo que
pensaba.
Recomponiéndome
un poco, me dispongo a comenzar con este día… de nuevo. El problema es que no
se qué hacer ni a donde ir. Tal vez debería buscar algún tipo de trabajo, como
limpiar coches en las calles o vender baratijas, aunque sé que muchos no
querrían contratarme ya que soy poco hábil, flacucho y sin ninguna experiencia
laboral, además de muy tímido. Dios.
Paso
enfrente de una cafetería, de esas caras, y por una de las ventanas veo a la
gente comer su desayuno. Owww estoy tan hambriento que creo que me comería una
vaca entera. Sale una pareja del establecimiento y los sigo, de todos modos no
tengo nada más que hacer. Ellos se sientan en un tipo de acera en la calle, y
empiezan a comer su comida mientras charlan y ríen. Aprovecho un descuido de la
chica, para dirigirme hacia ella, coger su pastel y salir corriendo a todo lo
que me dan los pies. Noto que su ¿novio? me persigue, así que, escabulléndome
entre la gente, corro hasta un parque cercano y me escondo detrás de un árbol.
Cuando
veo que el sujeto llega, me busca y finalmente se rinde, es cuando decido salir.
A toda prisa me engullo el pastel en la boca haciéndome arrepentir después, por
el hecho de que me lo comí de un solo bocado en vez de saborearlo o partirlo
para que me durara más tiempo.
Caminando
perezosamente por el parque ubicado en la orilla del rio han, me dedico a
observar a las familias, amigos y parejas, que hoy día domingo, han venido a pasar
su día libre. Me da tanta envidia su felicidad, no quiero sentir eso.
Ver
a un grupo de amigos conversando, charlando, molestando y riendo, me hace
sentir tan solo y patético, que dirijo mi mirada hacia otro lugar. Luego, hay
una pareja de novios, obviamente heterosexuales (ya que las parejas de gays no
pueden venir a mostrarse sus afectos tan libremente). Ellos están sentados en
una banca, el chico tiene su brazo por detrás de la cabeza de la chica y la
chica reposa tímidamente una de sus manos en las rodillas del chico. Se ven tan
lindos y tiernos juntos, que me hacen anhelar tener a Yunho aquí conmigo ahora.
Se besan, se acarician y se dan mimos, todo lo que desearía que Yunho me
hiciera. Pero Yunho no está aquí y eso es algo con lo que debo vivir. La escena
me empieza a fastidiar y decido mirar hacia otro lado, otra vez. En esta
ocasión se muestra la escena más desgarradora ante mis ojos.
No
es que la vista sea triste o desagradable, es lo que le hace sentir a mi
corazón. Es un sentimiento que me ha acompañado toda la vida, ese sentimiento
que creo que nunca podre superar. Una familia se encuentra sentada sobre una
manta de cuadros extendida en el verde pasto, como haciendo un picnic. Hay un
padre, una madre y dos niños los cuales juegan alrededor de ellos. Una de ellos
es una niña, probablemente de unos 7 años, quien se mantiene sentada cerca de
su padre jugando con una barbie. El otro niño es un varón, que hiperactivamente
corretea sobre todo la manta manchándola con sus zapatos. Su mama lo regaña
diciéndole que se quede quieto pero él no le hace caso. A continuación el niño
cae de bruces al suelo y su mama se inquieta levantándose de su lugar, en busca
de su hijo que se ha lastimado. Efectivamente el niño se ha hecho un raspón en
la frente y ahora llora debido al golpe recibido. Bueno, eso le pasa por no
hacer caso. La mama lo lleva hacia la manta, busca en su canasta, y mojando un
trapito que tiene entre sus manos, lo lleva hacia la herida de su hijo,
limpiando el raspón afectuosamente. El niño sigue gimoteando pero su madre lo
calla con tiernos besos esparcidos sobre su cara.
Eso
es lo que más hubiera querido en la vida. Más que unos amigos o un amor, una
familia en la cual apoyarme, sobre todo una madre. Una madre que me consolara
cuando estuviera triste, una madre que me abrazara al medio día y que me diera
un beso de buenas noches al caer el sol. Una madre a la cual yo le pudiera
contar todo y ella me pudiera aconsejar sobre todo. Eso es lo más duro que me
ha tocado soportar en la vida, el no haber tenido unos padres, quien me
consintiesen y me amasen. Envidio tanto a aquellos que pueden disfrutar del
cariño de una madre, incluso a veces envidio a Yunho ya que el siempre tuvo a
su madre y a pesar de eso él no la toma en cuenta casi nunca. No estoy diciendo
que no la ame es que en el tiempo en que estuvimos juntos, nunca pareció muy
pendiente de ella. Ay Yunho, Yunho, Yunho….rayos otra vez estoy pensando en Yunho
¿Qué acaso no puedes salir de mi cabeza?
Estoy
tan metido en mis pensamientos, que no me doy cuenta cuando el niño se me queda
mirando al ver que yo tengo mis ojos puestos en el. Su madre se percata de eso
y también me voltea a ver, con una mirada muy poco amable.
—Oye,
muchacho, ¿Qué miras? —Me pregunta desafiante el padre. No caí en cuenta de que
estaba demasiado cerca a la familia, parado rígido con mi mirada penetrando
sobre ellos.
—Na…N…
nada. —Trato de excusarme, moviendo efusivamente las manos y la cabeza a modo
de negación. Luego de eso, me volteo y camino hacia otro lado, muerto de
vergüenza. Debí haberme visto como un psicópata, y mi ropa maltrecha y mi cara
de hambre, no debió haberme ayudado mucho.
Suspiro
levemente cuando ya estoy lejos de allí. Los volteo a ver por última vez y sigo
con mi camino. Ohhh, realmente hubiera querido tener una familia. A veces
pienso que si me dieran la oportunidad de elegir un novio o una familia,
escogería la última opción, aunque luego lo vuelvo a meditar y me arrepiento de
mi decisión, pensando lo mucho que me haría falta Yunho, si él no existiera.
Luego pienso que Yunho tal vez podría ser mi padre o mi hermano, sin embargo
descarto totalmente la idea, ya que nos la pasaríamos cometiendo incesto.
Aishhh ¿Yunho otra vez? ¿Incesto? ¿Mi padre? Que locas ideas estoy pensando,
debe ser la falta de sueño y de alimento. Sí, eso debe ser.
Me
recuesto sobre el césped, disfrutando lo mullido que se siente estar ahí. No es
como una cama, pero es lo mejor que puedo encontrar estando aquí afuera, en el
mundo exterior. Tal vez debería dormir aquí esta noche en vez de regresar a
donde ese obrero pervertido.
Sin
darme cuenta, me quedo dormido si ni siquiera poder evitarlo.
..
Me
despierto en las horas de la tarde, con una insolación terrible. Apenas me
desperté creí que había pasado toda la noche en el parque, pero después me di
cuenta que solo había sido por unas horas. Me asomo en la vitrina de una
tienda, y me doy cuenta de que tengo la cara toda roja (sobre todo en el área
de las mejillas y la nariz) gracias a que me quede dormido exponiendo mi rostro
al sol del mediodía. Pareciera que estuviera sonrojado por algo. Rayos, que
tonto soy.
Comienzo
a caminar de nuevo buscando otra vez comida. Mi estomago empieza a rugir.
De
repente, paró en seco cuando veo a Yunho caminando apresuradamente por la otra
acera. ¿Qué hace él por aquí? ¿Por qué de todos los lugares él tenía que estar
precisamente aquí? Todas esas preguntas invaden mi cabeza mientras permanezco
de pie petrificado sin saber exactamente qué hacer.
Luego
Yunho camina hacia mi acera y me doy cuenta que es momento de actuar. Sin
pensarlo dos veces, entro a una tienda de ropa femenina que se encuentra a mi
lado. Me pongo a observar y a esculcar la ropa como si fuera otro de los
clientes de ese lugar. Un par de chicas me observan y se ríen nerviosamente
cuando las volteo a mirar.
—¿Buscas
algo para tu novia? —Me pregunta una de las empleadas de la tienda al observar
que estoy ojeando toda esa ropa. Es linda pero esta excesivamente maquillada.
Le niego con la cabeza sin siquiera voltearla a mirar.
—¿Y
tú buscas algo para tu novia? —Pregunta de nuevo pero esta vez no a mí sino a
un chico que se encuentra detrás mío, supongo.
—No
gracias, no busco algo pero si estoy buscando a alguien. —Él dice y me doy
cuenta de que es Yunho. Maldición, entro a la tienda. Estoy perdido.
—Voy
a probarme esto. —Le digo rápidamente a la señorita, agarrando lo primero que
encuentro y caminando encogidamente hacia uno de los vestidores.
Cierro
la puerta y me recuesto sobre ella suspirando aliviadamente ya que al parecer Yunho
no me reconoció. Miro la pieza de ropa que he escogido y me sobresalto cuando
veo que es una camisetica corta rosa, ideal para una chica.
—Debe
pensar que soy raro. —Musito bajito.
Suspiro
de nuevo y me agacho para ver por debajo de la puerta a ver si Yunho ya se ha
ido. Lo veo hablando con la chica que me atendió. No sé porque pero no puedo
evitar sentir celos ya que la chica parece estarle coqueteando a pesar de que
el rostro de Yunho solo muestra seriedad.
Me
enderezo de nuevo pensando que lo mejor es esperar.
—¿Todo
bien? —Oigo a la chica muy cerca de la puerta. Me asomo por la rendija de la
puerta y la veo a ella con Yunho todavía a su lado. Rayos. —¿Le puedo ayudar en algo?
—No,
gracias. —Digo tratando de sonar poco reconocible para Yunho.
—¿Le
queda bien? —Pregunta de nuevo. ¡Dios que
chica tan insistente!
No
respondo nada y ella deja de preguntarme. Oigo como sigue hablando con Yunho
sobre algo pero no puedo escuchar bien que dicen. Eso me estresa ¿Por qué tiene
que estar hablando con mi Yunho?... Okey, Jaejoong, él ya no es tuyo. Tú
decidiste renunciar a él y por eso te estás escondiendo ridículamente en este
probador.
Siento
como la chica golpea a mi puerta. —Disculpe molestarlo pero otras chicas desean
utilizar el probador ¿Puede apurarse?
¿Cómo
se supone que me apure si Yunho no se va? Aishh, me las ingeniare para salir.
Agarrando
la prenda que he escogido, salgo con ella tapando mi cara, apresurándome rápido
hacia la salida. La empleada parece confundida ya que me dice algo que no puedo
entender.
—¡Oye!
—Oigo que me grita Yunho. Dios, me ha reconocido. —¡Oye!
Apretando
el paso, tiro la camiseta en algún lado y salgo de aquella tienda. Voy
caminando muy rápido por la calle pero siento que Yunho me sigue gritando
“oye”. Diablos, me está siguiendo. Yunho me está siguiendo.
Empiezo
a correr a todo lo que dan mis pies y siento que él también corre. Yunho me
alcanzara, lo presiento, el tiene un excelente estado físico.
—¡Oye,
espera! ¡No corras!
Sin
saber cómo, termino llegando al mismo sitio de la construcción de esta mañana.
Me adentro en este y me vuelvo a esconder en el cilindro de cemento, rogando
para que Yunho no me encuentre. Me asomo por un lado del cilindro y veo como Yunho
llega al lugar pero se detiene ahí mismo, mirando lado a lado y yéndose cuando
no encuentra nada. Ufff, por esta vez me he salvado, aunque una parte de mi
corazón no puede evitar desear que me hubiera alcanzado.
Cierro
los ojos apoyándome en los lados del cilindro. Son como las 5 de la tarde, ya
casi anochecerá. Dudo si quedarme aquí o no debido al incidente de esta mañana,
pero viendo el cielo nublado y sintiendo mi cuerpo cansado, decido que es mejor
quedarme aquí por lo menos una noche más. Estoy demasiado agotado para salir a
buscar un nuevo refugio, además no me apetece mojarme si es que llega a llover.
Para
mi suerte, hoy el cilindro no se encuentra inundado así que me puedo recostar
sin temor a obtener un resfriado y sin la incomodidad de estar empapado. A
pesar de eso si tengo la incomodidad de dormir en un frio suelo de cemento.
Supongo que me tengo que acostumbrar a aquello.
..
Aproximadamente
a las 7 de la mañana, salgo del cilindro para evitar encontrarme de nuevo con
ese sucio obrero, pero al parecer mi plan no funciona ya que me lo encuentro
justo cuando voy saliendo del lugar. Yo lo miro y él me pica un ojo
descaradamente, yo solo trato de salir lo más rápido posible de ese lugar.
La
rutina comienza igual que los últimos días en que he estado afuera. Me levanto,
busco comida (así sea en la basura) y vagabundeo por las calles de la ciudad
sin saber qué hacer. Para mi fortuna, hoy tengo más suerte con la comida, ya
que una señora (probablemente de unos 40 años de edad) se apiada de mí y me
invita a comer a un restaurante.
—¿Cómo
te llamas? —Me pregunta una vez estando en el restaurante, ofreciéndome algo de
carne.
—Jaejoong.
Ella
baja la mirada.
—¿De
dónde vienes?
Dudo
si contarle acerca de mi huida del orfanato, pero al final le termino
explicando brevemente. Igual no creo que vaya a hacer algo para devolverme.
Ella se tensa al escuchar mi historia pero no entiendo porque lo hace, luego
deja de preguntarme cosas y tan solo nos limitamos a comer la comida enfrente
de nosotros, lo que es un alivio para mí ya que no quería tener que responder más
preguntas, además estoy muerto del hambre.
La
comida se desarrolla normalmente, ella come y yo como, nada fuera de lo normal.
No sé por qué, pero siento que mientras más la miro más se me hace conocida,
incluso en el primer momento en que escuche su voz, algún recuerdo lejano
golpeo mi mente. Mmmm, creo que tal vez son solo cosas mías.
—¿Qué
edad tienes Jaejoong? —Pregunta después de un rato. Noto algo de temor en su
voz.
—16.
—Ya
veo.
Vuelve
a callarse, revolviendo la salsa con sus palillos.
La
cena llega a su fin y la señora se despide de mí en la puerta del
establecimiento, no sin antes darme un poco de dinero para poder sobrevivir
estos días. La veo alejarse y un extraño pensamiento llega a mi cabeza
diciéndome que tal vez nunca la vuelva a ver. No es como si creyera que me
volvería a encontrar con ella, sé que es una persona que conocí aleatoriamente
en la calle y nada más. Sé que es probable que jamás vuelva a coincidir con
ella, sabiendo que hay millones de personas en esta ciudad.
“…Jamás olvidan la voz
de su…” una frase
inconclusa golpea repentinamente mi mente. Recuerdo que la escuche en alguna
película americana cuyo nombre no puedo recordar. No entiendo porque aparece
esa frase en mi cabeza justo en este momento.
Dejando
todos esos raros pensamientos de lado, levanto la mirada y me sorprendo al
notar que aun la puedo ver caminando lejos de mí.
—Gracias.
—Digo, agradeciendo el hecho por haber tenido un poco de compasión por mí.
..
Con
el ánimo mejorado gracias a la rica comida, me dispongo a caminar de nuevo por
las calles de seoul. Tengo que conseguir algo que hacer o si no moriré de
hambre. Menos mal poseo algo de dinero para sobrevivir estos días (gracias a la
señora) pero para más adelante no tengo nada y tengo que pensar en el futuro.
Pensando mucho en aquello me doy cuenta de que es justamente así como no quería
terminar, como un vagabundo o un trabajador callejero. Incluso me toco vivirlo
antes de lo que esperaba. Que dura es la vida.
Creo
que mis sueños de ser escritor pueden irse a la basura. Hablando de eso,
extraño mucho a mis libros. Creo que aparte de Yunho, mis libros fue lo que más
me costó dejar. A duras penas llevo conmigo 1 o dos libros ya que por la falta
de tiempo y la falta de espacio también, no pude traer más conmigo, y tuve que
dejarlos en el orfanato. Es una pena.
Y
como si telepáticamente los hubiera llamado, veo una gran estructura a lo
lejos. Me acerco curioso y me alegro cuando me doy cuenta de que en la fachada
dice “Biblioteca nacional de corea”. Por fin algún lugar en que por lo menos
pueda estar cómodo.
Entro
y me quedo boquiabierto ante la inmensidad del sitio y la gran cantidad de
libros que se encuentran apilados uno tras otro en cada una de las estanterías
del lugar. Esto es como estar en el cielo. Corro emocionado hacia una de las
secciones de la biblioteca, agarrando un libro, ojeándolo, cogiendo otro,
haciendo lo mismo y terminando con otros, no me puedo contener. Todos estos
libros son nuevos, jamás me los he leído.
Corro
hacia otra sección haciendo el mismo procedimiento. Algunos estudiantes,
probablemente universitarios, me miran de un lado al otro al ver que no me
detengo ni siquiera a descansar. Aunque odio cuando las personas me prestan
demasiada atención esta vez no me importa gracias a lo emocionado que estoy.
Por primera vez desde que escape de la casa hogar, me siento feliz… bueno
aunque sea un solo un poco. Aun me falta algo… no quiero ni siquiera aceptar
que es. No quiero entristecerme de nuevo.
Estoy
en el trabajo de observar los libros cuando veo un anuncio pegado en la pared.
Dice que han estado robándose libros de la biblioteca y que necesitan gente que
recaude nuevos libros para llenar la perdida. Pienso inmediatamente en Yunho.
—Ahh,
así que es aquí de donde los sacaba. —Murmuro para mis adentros al darme cuenta
que tal vez el responsable de todas esas pérdidas fue Yunho cuando quería
complacerme regalándome un nuevo libro. Pensándolo bien, la etiqueta que tienen
por detrás los libros de esta biblioteca es igual a la que tenían lo libros que
me regalaba Yunho, así que no cabe duda que él los “pedía sin permiso” de acá.
Ay
Yunho, que hare contigo. ¿Qué? No. No puedo permitirme pensar más en Yunho.
Tengo que alejarlo de mi mente de una vez por todas.
Caminando
hacia la bibliotecaria del lugar, me dispongo a ayudar para conseguir libros
para llenar la perdida por los que han sido robados. Después de todo, yo fui
quien provoque todos esos robos, así sea de una manera indirecta. Es lo menos
que puedo hacer.
La
chica me atiende, es mucho más joven y bonita que la bibliotecaria del
orfanato. Le digo lo del anuncio y ella me dice que ella no es la encargada de
tratar esos asuntos, que tengo que hablar con el director de la biblioteca.
Ella me dirige hacia una oficina y me anuncia con el director. Me siento un
poco nervioso.
—¿Así
qué quieres ayudar a conseguir más libros? —Me pregunta el director cuando le
explico la razón de la que porque estoy ahí.
—S-sí
señor.
—Okey,
si es eso lo que quieres, creo que te puedo “contratar” y para recompensarte
por tu esfuerzo te pagare 10.000 won por cada libro que traigas.
Wow,
solo quería hacer esto para enmendar lo que provoque pero no tenía la intención
de que me dieran dinero. Ahora tengo un “trabajo” y lo mejor de todo es que es
en algo de lo que me gusta. Las cosas van mejorando para mí.
—Puedes
comenzar hoy si quieres. —Me dice esto último y regresa a los papeles que
estaba revisando antes de que yo interrumpiera.
—E-está
bien señor, no le fallare, daré todo de mi. —Le digo suavemente y salgo de la
oficina.
No
me quedo más tiempo en la biblioteca ya que quiero comenzar a mi búsqueda,
aunque no tengo idea de que es lo que voy a hacer. No puedo ir al orfanato y
devolver esos libros, sería demasiado riesgoso. Lo mejor es ir de lugar en
lugar, de casa en casa, pidiendo ayuda para recolectar los libros. Sé que no
será fácil, mi timidez lo hará todo más difícil, pero tengo que hacer todo lo
posible para no dejarme morir de hambre.
Acepte
esto y lo cumpliré, y lo mejor de todo, es que esto me mantendrá entretenido y
no tendré tiempo para pensar en ti. Asi es mejor… eso creo. En verdad quiero
creer que así es mejor.
..
Ohh~~ T0Tmagine un jae vagando sin rumbo y no fue bonito u.u
ResponderBorrarYunho tienes que encontrarlo ...
>. <
Vaya que descenlace tan inesperado pero bueno....me hizo reir cuando Jae entro a la tienda de ropa femenina...la camisa rosa y la empleada insistente...encima yunho persiguiendolo...hahahaha...eso estuvo comico.....
ResponderBorrarYunho estoy segura que lo extraña tanto como Jae a el...y a de estar muy preocupado.....sabe que no tiene a donde ir...y el tan hermoso e inocente...es un riesgo....
Gracias por el cap
Bueno al menos Jae encontró algo que le gusta, la biblioteca y un trabajo que le ayudará a sobrevivir y entretenerse.
ResponderBorrarMe parece que la mujer que lo llevo a comer y le dio dinero es su madre? A seguir leyendo
Gracias